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Black Vow por Chris Yagami

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Notas del capitulo:

Jueves! aquí ya es jueves xD

Les dejó el cap a primeras horas porque debo madrugar pero no los quería dejar sin cap nuevo uwu

 

No lo revisé así que perdonen mis dedazos ;0;

 

Durante ese fin de semana, después de la misa en el templo mayor, los seminaristas se dedicaron a disfrutar del tiempo libre como cada domingo. Algunos conversaban y bromeaban entre ellos sobre el campo o correteando en los pasillos y áreas verdes del seminario, otros solo se recostaban para leer en silencio junto a sus compañeros, unos pocos eran los que decidían hacer alguna actividad física.

Esa tarde fueron alrededor de diez seminaristas los que decidieron jugar un partido de football. Había solo un balón en el edificio, viejo y sucio pero era suficiente para distraerlos a todos, algunos viendo otros participando en el juego, pero ese balón les daba verdadera alegría.

Shun solo observaba en esa ocasión, reía con los tropiezos de sus compañeros, con sus festejos por alguna anotación o las quejas por pequeñas faltas o fallos cometidos. Le servía de distracción a todos, incluido él que por varias semanas se mantuvo nervioso y preocupado, aunque fuera por cortos minutos, pero estaba riendo.

Shaka lo veía desde la ventana de enfermería, tenía la suerte de que una de las ventanas diera justo al patio trasero, justo donde ellos jugaban. Por más que convivía con ellos les seguía pareciendo interesantes. Muchos humanos se dejaban llevar por los lujos materiales, sobre todo en esas épocas cuando la tecnología iba creciendo a pasos agigantados, compraban cada nuevo modelo de autos, radios, televisores, teléfonos y las cosas que venían solo con el fin de tener un alto estatus en esa sociedad superficial, pero ahora que veía a esos niños se daba cuenta de que la esencia primordial de los hijos de Adán aún estaba ahí.

No conocía con exactitud los deportes de los humanos pero sabía que habían improvisado. Esa esfera parecía vieja y algo desinflada y las metas las habían colocado con algunos recipientes de plástico rellenos de piedras para evitar que se movieran. Se divertían sin necesidad de lujos materiales, suponía que esa era una de las cosas que les enseñaban en el seminario.

—¡Te digo que fue anotación! —gritó uno de los chicos, de cabello rubio, desde uno de los extremos de la cancha—, deja de llorar, Nachi, un gol no hará mucha diferencia, les estamos ganando por varios goles.

—No fue gol, Jabú, entiende, golpeó contra el postee —Alegó el chico de cabello negro, llevaba el balón bajo su brazo y ambos chicos eran rodeados por sus compañeros.

—¡Por supuesto que no! Fue la velocidad de mi gran gol lo que hizo que se moviera.

—¿De verdad no te crees eso, verdad? —preguntó entre risas uno más de los chicos, mucho más alto que los demás y quien hasta entonces hizo de guardameta.

—Cierra la boca, Ban —Se quejó el de cabello negro pues el mayor revolvió su cabello como si fuera un niño pequeño.

—¡Vamos, vamos! —El padre Mu se acercó a los chicos que discutían, siempre con una sonrisa en el rostro, tan dulce y serena— ¿Qué está pasando, muchachos?

—Padre Mu, quieren anular un gol perfectamente legal —Se quejó el mismo chico rubio.

—Vamos, Jabú, sabemos que no es verdad, tanto el padre Saga como yo hemos visto todo, ¿No les hemos dicho que no se debe mentir? Es solo un juego —dijo con palabras dulces mientras tomaba el balón y jugueteaban un poco con él.

—Si, padre… —cedió al fin el muchacho bajando la mirada.

Sin duda todos ellos respetaban a los sacerdotes a cargo, a las monjas por igual. Shaka ya había visto a muchos de ellos en el seminario, algunos eran bastante insolentes entre ellos pero nunca eran irreverentes con los mayores.

Saga observó todo a la distancia, dejó al padre Mu acercarse para que resolviera el conflicto mientras el permanecía bajo la sombra de un gran árbol junto a otros jóvenes que esperaban ansiosos por la continuación del juego. Mu sonrió al final y se encogió de hombros haciéndole saber a todos que el juego podía continuar.

Shun observó a una distancia prudente, se encontraba en otro árbol junto a otros seminaristas, esperaba también por la continuación del juego, era un día caluroso pero valía la pena estar afuera si así podía relajarse un poco viendo a sus compañeros divertirse sanamente.

Seiya estaba sentado a su lado, no parecía divertirse pero Shun lo había llevado a ese sitio casi a rastras con la intención de no dejarlo solo, pero tampoco quería quedarse a solas con él, seguía temiendo por él pero después de ver su llanto en el dormitorio la noche anterior decidió actuar de manera diferente, lo que ocurría estaba afectando mucho a Seiya.

—Shun, quiero volver al dormitorio —murmuró el castaño mirando el suelo—. Esto es aburrido.

—Es que no estás participando —dijo Shun algo animado, no iba a darse por vencido tan pronto—. ¡Chicos! —gritó levantándose del suelo—, ¡Seiya y yo queremos jugar!

—¡No, Shun! —exclamó el otro con sorpresa—, ¡No puedo!

—Vamos, sé que si puedes —sonrió el joven de cabello verde tomando la mano de su amigo para que se pusiera en pie también—, inténtalo.

—Shun, por favor —decía evitando a toda costa dejarse arrastrar.

—¡Vamos! ¡Apuren! —gritó Jabú desde la mitad del patio.

—Por favor, Shun —gimió Seiya con una expresión de auténtico pesar—, es que… me duele…

—¿Qué te duele? —preguntó Shun preocupado.

—El estómago —respondió Seiya después de unos segundos de pausa—, no puedo ir a jugar así, por favor, no insistas.

—¿Qué sucede? —La voz del padre Saga hizo que ambos dieran un pequeño salto de sorpresa—, los demás los están esperando para jugar, Seiya, ¿No irás?

Seiya se quedó callado al sentir la mano de Saga en su hombro, Shun pudo ver claramente que estaba asustado por su cercanía y la verdad era que lo entendía, también le asustaba, desde que lo tocó de aquella manera lo asustaba.

—¿Vamos, Seiya? —insistió Shun con un murmullo suave, como si hablara frente a una bestia peligrosa que atacaría con cualquier ruido o movimiento repentino, así se sentía.

—S-si —Cedió Seiya finalmente.

Se dejó arrastrar por el de cabello verde hasta donde estaban Jabú y Ban, quienes se autonombraron los capitanes de sus equipos, aunque fue lento, sentía que las piernas no le respondían como deberían. Al llegar cada uno eligió a uno de los nuevos para dejar los equipos equitativos. Shun sonrió algo resignado, no era su idea que estuvieran en equipos contrarios pero era algo, al menos Seiya estaría algo distraído y no estaría solo.

El juego comenzó con un tiro de esquina por el equipo de Ban. Shun corrió tras el balón tanto como pudo, estaba en su equipo como defensa así que tenía que defender la meta, no era muy bueno en el deporte pero estaba dejando su corazón en hacer un juego interesante para su amigo. Seiya estaba como defensa del otro equipo y no parecía moverse con mucha velocidad por ese dolor que decía tener. Él si era bueno jugando al igual que Shiryu pero éste solo se quedaba bajo aquel árbol observándolos con fingida atención, parecía más bien en las nubes. Shun sintió pena al verlo así.

—¡Shun! ¡Despierta! —gritaron de pronto logrando su cometido.

El joven buscó el balón en la cancha y se dio cuenta de que caía directamente a su rostro. Solo se movió un paso y lo detuvo con el pecho, apenas el esférico estuvo en el suelo lo llevó como pudo hasta el centro de la cancha improvisada, esquivando a alguno de sus compañeros que no sabían jugar, estaba casi en el campo contrario cuando el partido desapareció frente a sus narices.

—¡Bien hecho, Seiya! —grito el padre Saga desde el árbol cercano a la meta que custodiaba Baian.

Seiya ahora corría a paso lento entre sus compañeros, se veía que era bastante bueno a pesar de su dolor de estómago, no podían quitarle el balón, pero apenas escuchó la voz de Saga se detuvo y lo miró. Shun reconoció esa mirada, era una mirada vacía, la que mantenía casi todo el tiempo.

Shun pudo ver como apretaba los puños a sus costados sin perder de vista al mayor que lo saludaba con las manos en alto, seguía animándolo a viva voz mientras el padre Mu aplaudía a su lado con esa sonrisa tierna, pero que ahora parecía vacía. Seiya frunció el ceño y aumentó la velocidad de su carrera, parecía que estaba dispuesto a hacer una anotación animado por las palabras del sacerdote pero sus planes eran otros. Cuando estuvo cerca de la meta se dispuso a hacer un gran disparo, todos pensaron que tiraría para anotar pero tarde se dieron cuenta que el balón no se dirigía en esa dirección sino hasta el árbol donde estaban todos.

—¡Cuidado! —gritaron varios de sus compañeros, jugadores y no jugadores.

El balón viajó a gran velocidad, algunos alcanzaron a cubrirse, pero Saga apenas pudo mover un poco sus manos cuando el esférico había golpeado su cara con un fuerte golpe que le dejó la mejilla derecha roja.

—¡Padre Saga! —gritaron algunos de sus compañeros acercándose al mayor.

—Tranquilos, estoy bien —sonrió recogiendo el balón del suelo y de inmediato lo regresó a la cancha con una sonrisa en el rostro, por alguna razón esa sonrisa hizo enfurecer a Shun—. Más cuidado, Seiya.

Jabú fue quien tomó el balón en el suelo, había corrido desde su posición hasta Seiya, por su culpa habían perdido una buena oportunidad para anotar y no iba a pasárselo sin una reprimenda.

—¿Qué te pasa, Seiya? —dijo el rubio enfrentando al menor que no se había movido de su sitio después de hacer ese tiro—, era una oportunidad perfecta, debiste tirar a la meta.

—Fue un error —contestó Seiya dándole la espalda.

—Espera un segundo…

Jabú tomó el brazo del castaño para evitar que se fuera, pero no esperó que reaccionara de esa manera tan violenta. El rubio recibió un golpe en la mejilla que lo lanzó al suelo pues no estaba preparado para esa agresión. En una fracción de segundo Seiya estaba sentado sobre su abdomen y lo sujetaba del cuello mientras lo sacudía con violencia.

—¡Déjame en paz! —gritaba furioso con los ojos humedecidos mientras estrellaba la cabeza de su compañero contra el pasto del patio— ¡Ya déjame en paz!

—¡Seiya!

Varios llegaron para separarlos pero Seiya estaba empeñado en soltarse para seguir con la pelea aunque Jabú estaba claramente mareado por los repetidos golpes, no pudo ponerse en pie hasta que Ban lo ayudó.

Los sacerdotes se acercaron, Saga atendió a Jabú que solo se quejaba por el golpe en su mejilla pero tenían que descartar alguna lesión más grave, menos mal que el pasto amortiguó un poco la gravedad de los impactos. Al contrario Mu fue directo a Seiya que se tranquilizó apenas tenerlo al frente, solo sollozaba mirando a Jabú y Saga caminar lentamente hasta enfermería.

—Seiya, vamos a la oficina, tenemos que hablar de esto —pidió el sacerdote con tranquilidad, Seiya solo asintió y se dejó llevar sin ninguna queja, sabía que había hecho mucho mal.

Shaka observó todo desde la lejanía y aún estaba asombrado por la reacción del castaño. Por lo que pudo observar fue el sacerdote lo que disparó esa energía negativa en él, el mismo sacerdote que estaba rodeado por una peste a manzana podrida.

El partido terminó por ese incidente por lo que Shun caminó detrás de Mu y Seiya, aunque no entró a la oficina, se quedó esperando por Seiya sentado contra la pared. Fue mucho tiempo el que estuvo esperando, impaciente y preocupado, no esperó que Seiya reaccionara así por un simple juego, pero al fin le había quedado claro que el padre Saga era el que tenía a su amigo tan nervioso. ¿Lo tocaba de esa manera también?

Cuando finalmente salió parecía que Seiya había llorado y aún estaba enojado al parecer.

—Seiya —llamó Shun tras ponerse en pie e ir junto a su amigo.

—Déjame en paz, Shun, por favor.

—No, Seiya —murmuró abrazando al castaño que intentó librarse del abrazo pero fue por poco tiempo porque pronto Seiya lo abrazó con fuerza también mientras temblaba al intentar contener el llanto que de nuevo comenzaba a nacer—, siento haberme apartado, lo siento de verdad.

Seiya no contestó solo lo aferró con más fuerza y escondió el rostro en el ángulo que formaba el cuello y hombro izquierdo de Shun. Éste sonrió por el acto, Seiya estaba aceptando su disculpa o así lo quería creer.

—Ya no me apartaré, ¿De acuerdo? Quiero que seamos amigos de nuevo, Seiya, quiero estar contigo y ayudarte, no sé qué te esté pasando pero no quiero verte triste —Deshizo el abrazo y tomó el rostro de Seiya entre sus manos—, quiero que el Seiya alegre regrese, mi mejor amigo.

—No sabes lo que dices.

—Tal vez, pero quiero intentarlo, le pediré al padre Mu que me ponga contigo en cada tarea, ¿Está bien?

—Me ha puesto a limpiar el templo y el patio por dos semanas como reprimenda.

—Vaya… —La sonrisa de Shun se borró por un instante, esa era una de las tareas más pesadas—, bueno, si eso regresa a mi Seiya alegre está bien.

—Estás mal, Shun —comentó Seiya con una ligera sonrisa en su rostro.

—Tal vez.

Seiya amplió su sonrisa y Shun lo tomó de la mano para llevarlo al patio trasero para seguir descansando, más tarde tendrían que realizar esa tarea pero por ahora podían seguir disfrutando del domingo, uno que se volvió incómodo pero que podía terminar bien.

Notas finales:

¿Y? ¿Shun ha remediado lo que hizo?

Veamos que pasará ahora con Saga y Seiya que Shun no los deje solos u3u

Espero lo hayan disfrutado! prometo que el sábado contesto sus revs! sigo de vacas ;D!!

Nos vemos el domingo con un nuevo cap!

¿Les parece que publique en domingo y en miércoles?

Saludos!

 


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