Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Black Vow por Chris Yagami

[Reviews - 183]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Ultimas horas de Miercoles.

Primero... yo avisé que no sería un fic bonito D':

Y lo peor aun no ocurre TvT pero también hay cosas cutes... espero les guste la actu.

 

Muy al contrario de lo que Shaka pensó, el almuerzo en el claro fue muy callado, al menos por parte de Shun que contestaba a las preguntas de Shaka con monosílabos o murmullos ininteligibles. El rubio sabía que eso era posible pues estuvo todo el día muy callado y con trabajo participaba en las conversaciones que Seiya o él intentaban mantener. Aunque Seiya no estaba ahí ahora, había aceptado la invitación de la hermana Marin para ir al pueblo a comprar algunos víveres.

Aun así no se desanimó y preparó un pequeño almuerzo con algunas frutas y algo de leche con miel para que Shun se distrajera observando a las ardillas que correteaban entre los árboles. Recordaba que eso siempre lo animaba mucho. Pero ese día no parecían tener el efecto deseado.

Shun terminó el último trozo de manzana y dejó el recipiente sobre el mantel que había puesto sobre el pasto para sentarse, bajó la mirada y jugó un rato con la tela de su pantalón.

—Shun —llamó Shaka de nuevo recibiendo un sonido como respuesta—, vamos, Shun, me preocupas. ¿Qué pasó anoche?

El menor sintió reavivadas todas las escenas y sintió un nudo en la garganta. No podía decirle nada, no le creería que el obispo fuera capaz de hacer tales cosas, era un hombre dedicado a Dios, por encima de los sacerdotes frente al seminario. Un hombre santo.

—Por favor —pidió Shaka angustiado, arrepentido en lo más profundo por haber vendido su ala a ese demonio, ahora hubiera adivinado sus pensamientos pero se sentía impotente, Shun no confiaba en él como para contarle.

—No puedo decirte —murmuró sin apartar su mano, muy al contrario, se acercó más al mayor apoyó la frente en su pecho, extrañamente se sentía seguro cerca de él.

Afligido, Shaka lo rodeó con sus brazos. No lo entendía, estaba siempre a su lado, lo consolaba y parecía corresponder sus sentimientos, ¿Entonces por qué no confiaba en él? Había dado la mitad de su alma inmortal por él, ¿Por qué?

—Te quiero, Shun, confía en mí, no te haría daño.

—Yo lo sé —murmuró con una leve sonrisa, hasta ahora Shaka era el único que le hacía sentir así, ya no lo sentía ni con su hermano.

—Pero no confías en mi —espetó decaído mientras acariciaba su cabello con suavidad.

—No es eso —confiaba en él, tanto como para estar a solas aunque sabía de sus sentimientos.

Simplemente era vergonzoso hacerle saber lo que Saga le hizo, lo que Shion le animó a hacer a base de engaños. Era vergonzoso que Shaka supiera lo estúpido que era.

—No quiero… recordar eso —susurró rodeando la cintura del mayor tras unos segundos en silencio.

Shaka no preguntó más, se dedicó a acariciar su cabello y espalda con delicadeza sobre su ropa negra. Era tan pequeño y delgado, lo único que nacía en él al verlo era la protección, ¿Cómo alguien podía siquiera pensar en manchar su blanca luz? Solo un demonio o alguien bajo la influencia de uno podrían. ¿Es que no se había marchado aun? Era parte del trato, debió pensar en que los demonios nunca jugaban limpio antes de aceptar el trato.

Shun cerró los ojos y se dejó hacer. Se sentía bien viniendo de él. Apartó el rostro de su pecho y miró el rostro del mayor que parecía afligido pero no podía decírselo, solo le sonrió a manera de disculpa y se acercó a sus labios para depositar un casto beso en ellos.

El beso se volvió más demandante, su lengua exploraba la boca de Shun cortando el paso de aire del menor que a pesar de ello no se negaba a sus besos. Por instinto Shaka fue recostándolo sobre la manta con mucho cuidado, ansioso y preocupado porque Shun rompiera el contacto pero no lo hizo, se recostó con suma obediencia mientras sus manos seguían aferradas a sus hombros. No se recostó sobre él sino que se posicionó a su lado para que no se sintiera acorralado.

Las caricias del mayor eran tan distintas a las que recibió de Saga o incluso Shion, no había morbo en ellas, tal vez deseo pero también delicadeza, pero sobre todo no le causaban miedo ni recelo, solo una especie de corriente eléctrica que nacía desde las yemas de sus dedos y recorrían todo de él.

El aire les faltó a ambos por lo que se apartaron apenas unos milímetros para respirar. Shun abrió los ojos y se encontró con los zafiros del mayor, algo recorrió su torrente sanguíneo en cuanto lo hizo y decidió perderse en ese profundo mar. Suspiró volviendo a cerrar los ojos deseando un nuevo beso, deseo que Shaka cumplió en ese mismo instante.

Sin poder contenerse Shaka comenzó de nuevo a acariciar no solo las mejillas de Shun sino que recorrió su pecho siempre intentado no asustarlo, yendo tan lento como le era posible para que no corriera como lo hizo la última vez. Lo deseaba mucho pero no era su intención forzarlo a nada, por eso iba más lento para adivinar cuando las cosas ya no iban bien y apartarse antes de que fuera Shun el que huyera.

De nuevo se apartó para tomar una nueva bocanada de aire pero esta vez no besó sus labios sino que depositó suaves besos en todo su rostro, mejillas, frente, nariz, de nuevo sus labios y su mentón. Todo de él era tan suave, cada fibra de su ser lo atraía pero debía ser fuerte con ese impulso.

Shun no apartó nunca sus manos de los hombros del mayor, se aferraba con fuerza a sus ropas como si con esa acción buscara mantenerse cuerdo pero la verdad era que quería dejarse llevar por sus caricias, olvidarse de todo lo que los demás le hicieron sentir y concentrarse solo en lo mucho que Shaka lo quería y en lo bien que lo trataba.

Suspiró al sentir que Shaka comenzaba a desabotonar su camisa pero no lo detuvo, esta vez quería llegar hasta el final. Si la decisión estaba ya tomada, si iba a desertar del seminario ya no importaba el voto de celibato que había hecho, quería estar con la persona que quería, el alma que Dios había mandado para que lo amara y a quien él amaba.

—Shun —murmuró Shaka con la voz más grave de lo normal producto de la excitación que sentía. Shun no le contestó solo suspiró con un murmullo ininteligible—, quiero hacer el amor contigo.

Esas palabras alarmaron a Shun que se tensó y abrió sus ojos para observar a Shaka. Se mantenía firme, no había rastro de vergüenza en su voz pero en su rostro podía ver un tenue tono carmesí adornando sus mejillas. Comenzó a respirar agitado por la revelación del mayor pero respiró profundo para recuperar la compostura.

—Yo también —dijo finalmente desviando la mirada sin poder sostener la del mayor por lo dicho.

Shaka no pudo creer en un principio lo que escuchaba, pensó que correría, a pesar de corresponder sus besos y caricias no esperó que aceptara hacer el amor con él en ese momento, fue algo que lo dejó mudo varios segundos hasta que una sonrisa apareció en sus labios.

—¿De verdad? —preguntó incrédulo pero deseoso.

—También te quiero, Shaka —confesó mirando sus ojos.

Fue todo lo que el mayor necesitó para continuar. Se sentía complacido y extrañamente aliviado por no aprovecharse de la confusión del joven, le estaba correspondiendo con todo uso de razón y quería continuar también.

Sus manos terminaron por desabotonar su camisa y pudo apreciar su blanca piel debajo de esa camisa negra pero sus manos regresaron a las mejillas del otro para relajarlo y con una sonrisa volvió a acercarse a sus labios pero fue un beso corto pues enseguida sus labios fueron al cuello blanco de Shun. Depositó cortos besos en él hasta llegar a sus clavículas, quería besar cada centímetro de su cuerpo, pero se detuvo un momento al sentir que Shun se aferraba a su cabello, temeroso.

—Estás asustado —Señaló Shaka obviando su ligero temblor y sus ojos humedecidos.

 

—Si —Confesó Shun con un nudo en la garganta. No podía evitarlo, aunque se sintió atraído por Hyoga, por el ángel y ahora por Shaka nunca pensó que se entregaría a otro hombre y a pesar de saber que no estaba pecando sus prejuicios aun eran muchos.

—¿Me detengo? —Se apartó un poco para retirar unos mechones de su frente y besarla con cariño.

—¿Por qué quieres hacer el amor conmigo? —Ya sabía la respuesta pero necesitaba escucharla y confirmar sus sentimientos antes de continuar, saber que no solo era deseo.

—Porque te amo, Shun —dijo con tal firmeza y dulzura que Shun sonrió, creía en sus palabras aunque fuera la primera vez que se lo decía de esa manera.

—Me conoces de hace muy poco.

Shaka no podía decirle la verdad, relativamente hablando si lo conocía desde muy poco considerando que un ángel era eterno, pero esa misma eternidad le hizo saber que no había muchos humanos como Shun y de él se sintió atraído como nunca desde su existencia se sintió.

—Eres especial, lo he sabido desde que te vi.

—También yo… sentí que eras especial cuando te vi aquí, herido. Te quiero, Shaka.

La sonrisa de Shaka fue de culpa. Si, estaba consciente de que sintió algo cuando lo vio pero también estaba seguro que era por el pacto con el demonio, no era un sentimiento limpio y era tan ruin para aprovecharse de eso.

Volvió a buscar sus labios, un beso lento como si se tratara de una disculpa pero no se detendría. Sus manos acariciaron su pecho con dulzura despertando en Shun una sensación nueva, suspiró contra sus labios y ladeo el rostro para evitar gemir cuando los largos dedos del mayor pasaron muy cerca de sus pezones endurecidos.

Shaka se dio cuenta de eso y con una sonrisa tomó uno de ellos entre sus dedos para juguetear con él. El gemido apagado de Shun volvió a darle un brinco en el vientre para después posarse en su entrepierna que se encontraba ya erguida, deseosa de poseer ese delgado cuerpo, pero no era tiempo.

Sus labios besaron su pecho mientras su mano libre liberaba el pantalón del joven. De nuevo se tensó pero no lo apartó, solo aferró sus manos a la manta debajo de ellos esperando por lo que viniera. Shaka se incorporó para terminar de liberarlo de sus pantalones y ropa interior, no pudo evitar observar todo su cuerpo, sus rosadas mejillas, su pecho blanco que subía y bajaba a un rápido ritmo, su vientre plano, sus piernas blancas y torneadas al igual que sus brazos y sobre todo la excitación entre sus piernas. Era una buena señal, estaba aceptando sus caricias, no estaba haciéndolo mal, se sentía tan deseoso como él.

Él mismo se quitó su camisa y se deshizo de sus pantalones para colocarse esta vez entre las piernas de Shun que no se negó a ello aunque se sentía muy avergonzado por verse desnudo ante él pero aun así abrió los ojos para observar el cuerpo de Shaka, nunca lo había visto hasta ahora, sus músculos estaba bien torneados aunque no eran exagerados, su piel parecía resplandecer. Era perfecto.

El mayor besó de nuevo su pecho provocando más suspiros de parte de Shun y gemidos disimulados con ambas de sus manos. Quería probar cada parte de su cuerpo así que siguió descendiendo hasta llegar a su estómago y después vientre dejando un rastro de saliva con sus lamidas y besos. Sus manos tomaron las blancas piernas para llevarlas a sus hombros mientras besaba la parte interna de sus muslos.

Un gemido más sonoro lo distrajo por breves segundos. Sonrió cuando vio a Shun aferrado a la manta con su mano derecha mientras la izquierda cubría su boca para acallarse tanto como podía. Veía que estaba asustado pero no lo detenía, estaba verdaderamente dispuesto a llegar hasta el final.

Sus manos rozaron la entrepierna de Shun que gimió aún más lo que le hizo saber a Shaka lo que debía hacer. Se remojó sus labios y besó lentamente esa zona sensible de su cuerpo deleitándose con sus jadeos y el movimiento de su cuerpo, desesperado por más contacto.

Shun se sentía en medio de una bruma, no podía pensar con claridad, ya no estaba asustado como al principio, solo sabía que las caricias de Shaka encendían su piel, podía sentir como si sus dedos la dejaran al rojo vivo. Suspiraba y temblaba por el placer, pero cuando tomó su entrepierna entre sus labios arqueó su espalda por la increíble sensación, consiguiendo abrir un poco más las piernas para darle libertad.

Ni Saga ni Shion tenían lugar en su mente en ese preciso momento, ni el seminario, ni Seiya, tampoco su familia o lo que pudiera decir la gente si se enteraba que se dejaba amar por un hombre, todo se reducía a ese claro y a esas caricias que le hacían sentir como nunca.

Shaka se incorporó para mirar una vez más a su amante,  era embriagante verlo dispuesto a sus caricias, finalmente podía probar todo de él. Volvió a atrapar sus labios mientras sus manos aferraban su cintura para mantenerlo firme pues no podía más, tenía que hacerlo suyo. A pesar de repetirse que debía ir lento su sentido común se perdía. Se posicionó entre sus piernas descubriendo con agrado que Shun se lo permitía y con su derecha tomó su miembro para comenzar a empujar en el cuerpo de Shun que se quejó de inmediato.

—Me duele —gimió muy bajito mientras arqueaba la espalda y se aferraba a los hombros de Shaka.

—Iré despacio —murmuró Shaka suspirando contra el pecho del menor.

Empujaba con rapidez pero no con fuerza, primero la punta mientras con cada embestida entraba un poco más. No pensó que poseerlo se sintiera de esa manera, era suave y cálido, apretaba su entrepierna provocando un ligero dolor que no se comparaba con el placer que sentía, apretaba mucho pero le gustaba. Entendía ahora lo obsesionado que estaban los humanos con la práctica sexual pero hacerlo con la persona que amaba era increíble, nunca se había interesado por esa práctica pero ahora quería llevarla hasta el final.

A pesar de ese placer iba pendiente de la incomodidad del menor y esa mueca de dolor que no desaparecía de su rostro. Pero consiguió entrar en él sin causarle daño aunque se quedó quieto al principio pues el temblor en Shun no se detenía.

—Duele… mucho —se quejaba tratando de relajarse.

—Está bien —murmuraba con esa voz que volvía loco a Shun—, estoy dentro… Shun, te amo.

Shun abrió los ojos y lo miró cuando comenzaba a sollozar.  Entregaba su corazón a un hombre, aunque la sociedad lo reprobaba, su hermano lo odiaría y sus padres lo desconocerían como hijo no le importaba.

—Y yo… yo a ti.

Shaka salió despacio y embistió con suavidad y aunque fue lento Shun no podía dejar de sentir ese dolor que preocupaba a Shaka, ¿Por qué no sentía el mismo placer que él? Estaba siendo la mejor experiencia de su vida eterna y no conseguía que su amante sintiera lo mismo.

—¿Duele mucho? —preguntó deteniéndose un momento.

Shun negó pero ladeó el rostro mientras contenía la respiración, dolía como no pensó sentir jamás. El mayor, como última medida y al recordar cómo se sintió el menor, comenzó a estimular su entrepierna con su mano. Shun gimió sorprendido pero complacido. El rubio sonrió y comenzó un ritmo en su miembro al mismo tiempo que entraba y salía de él.

El joven se debatía entre el dolor y el placer, intentaba contener sus gemidos acompañados con sus leves quejas usando sus manos, Shaka lo observaba a detalle, cada gesto, cada una de sus exclamaciones y movimiento, quería grabar en su mente cada segundo de ese amor mezclado con lo prohibido porque sabía que eso desataría la furia del cielo, pero no podía borrar nada de lo que hizo y no le importaba, caería pero lo haría solo, sin involucrar a Shun.

Pronto Shaka comenzó a sentir que un calor nacía en sus testículos y recorría todo su cuerpo, sus gemidos se volvieron más apagados cuando sus muslos y vientre comenzaron a temblar. Comenzó a embestir con más fuerza embriagado por esa sensación acompañada del calor que emanaba del menor, de sus gemidos y sus inocentes manos que se aferraban a su espalda con sus uñas. Ese calor pronto se convirtió en una corriente eléctrica que le hizo detenerse mientras se aferraba al cuerpo de Shun y buscaba sus labios con desespero.

Shun gimió cuando sintió las fuertes embestidas pero no se quejó, solo atinó a aferrarse a él con más fuerza, como si quisiera fusionarse con él con ese abrazo hasta que en una última embestida sintió su esperma llenarlo provocando un ligero ardor.

Cuando la sensación del orgasmo lo dejó pensar, Shaka se apartó un poco para observarlo, su cuerpo estaba perlado de finas gotas de sudor, sus mejillas estaban sonrojadas, sus labios húmedos al igual que sus ojos, respiraba con dificultad. El rubio recorrió su cuerpo hasta que se dio cuenta que Shun aún tenía su erección.

Con una sonrisa buscó sus labios robando el poco aliento que le quedaba y con su derecha continuó estimulándolo. Shun encogió las piernas ahogando un quejido en los labios del mayor, ese movimiento le causó molestia pero no comparada con la agradable sensación de la mano de Shaka en su entrepierna. A diferencia de lo que sintió con Saga ahora se sentía extrañamente extasiado, emocionado y aun excitado, a pesar del dolor y de la culpa que comenzaba a sentir.

Las manos de Shaka pronto consiguieron su propósito. Shun arqueo su espalda y escapó de los labios del mayor para gemir cuando su cuerpo experimento el escalofrío y temblor del orgasmo mientras se descargaba en su vientre y en la mano del rubio.

Con la respiración agitada se dejó caer sobre la manta para recuperar la compostura. Las manos de Shaka regalándole tiernas caricias comenzaron a adormecerlo pero no se permitía perder la conciencia. Shaka sonreía por lo recién ocurrido, al fin era suyo y lo mejor es que sintió como Shun se le entregaba por completo.

Shaka apartó el cabello de la frente de su amante y depositó un cálido beso en ella. Acarició el vientre adolorido de Shun dejándolo descansar y sin desear romper ese momento aunque seguramente comenzaría a sentir frio.

—¿Te lastimé? —preguntó cuando Shun se quejó al moverse para tomar una camisa y cubrirlo con ella. Pero Shun negó.

—Estoy bien… cansado —mintió pues realmente estaba adolorido.

—Duerme un poco, te despertaré antes de que Seiya regrese del pueblo.

—No… estoy bien —murmuró con un suspiró, se movió un poco y se acurrucó mejor en su pecho, aun perdido en el orgasmo y el deseo—. Shaka…

—¿Si? —sonrió al darse cuenta que comenzaba a quedarse dormido a pesar de decir que no lo haría.

—¿Me amas? —susurró con la cara muy roja.

—Desde hace tiempo. Te amo.

—Si desertara del seminario… ¿Ya no te vería?

—Yo te seguiría hasta el fin del mundo —dijo con total convicción.

Shun sonrió y buscó sus labios. Lo besó con suavidad, lento, saboreando cada segundo del contacto. Estaba feliz por lo ocurrido pero en su pecho comenzaba a nacer un nuevo sentimiento: miedo.

Miedo a la sociedad, a su familia, las palabras de Ikki. La culpa lo invadió muy pronto.

Notas finales:

¿Ustedes que creen? ¿Se tenían ganas o qué? Para que ambos fueran virgenes... ¿Cómo lo hicieron? :v ¿Ahora qué pasará?

Espero que esta pequeña luz en la oscuridad los anime un poquito ;3;! 26 caps sin ningun lemon decente xD...

Sé que no he contestado revs! pero lo haré! cuando tenga un poco mas de tiempo!!

Saludos!!

 

P.D.

Los invito a leer el fic de CrystalWall Vidas Cruzadas que va comenzando y promete mucho, creanme, yo sé lo que les digo muajajaja


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).