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Black Vow por Chris Yagami

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Notas del capitulo:

Lamento muchísimo tardar tanto xD pero estaba haciendo investigación a fondo. No sé mucho del tema :P aún así muchas de las cosas que pongo son inventos u3u no se molesten esos religiosos xD

La mañana era cálida ese día, la alegría de Shun se podía casi tocar al pasar a su lado. Habían pasado varios días desde que encontrara al ángel herido una tarde en la zona boscosa aledaña al seminario y cada vez que conversaba con el ángel se sentía más tranquilo y en paz.

Esa mañana leían algunos pasajes de la biblia donde hablaban de la creación de los ángeles, un tema que mantenía a Shun atento a cada palabra dicha por el seminarista frente a la clase. No sabía de todo lo que hablaban, simplemente sabía que ellos eran hijos de Dios.

— La palabra "ángel" se deriva de la palabra griega aggelos, la cual significa "mensajero." ¿Saben lo que esto significa? Los ángeles son los que portan el mensaje de nuestro Dios padre —decía el seminarista frente a la clase, parecía amar cada palabra que salía de su boca— ellos nos harán saber de la segunda venida de nuestro señor Jesucristo y nosotros debemos estar atentos a ellos.

—Padre —interrumpió uno de sus compañeros y enseguida le fue dada la palabra—, ¿Cuándo es que Dios creó a los ángeles? ¿Han existido desde siempre?

—No —el seminarista se sentó en su escritorio con una pacífica sonrisa y abrió la biblia, como si buscara algún pasaje en particular, aunque después cerró el libro con un suspiro—,  las sagradas escrituras relatan que los ángeles fueron creados después de crear los cielos y que ellos, “los hijos de Dios” celebraron la creación de la tierra, entonces queda claro que no han existido desde siempre pero fueron creados antes que la tierra y los hombres.

Shun escuchó atentamente la explicación y de inmediato pensó en el ángel del claro. Pensó en su edad, si era como decía el padre, ¿Entonces él tenía eras de edad? No lo parecía.

—Padre —pidió Shun levantando la mano—, ¿Los ángeles no envejecen?

—Estamos curiosos con los ángeles, ¿No? Me gusta que quieran satisfacer su curiosidad. Pero no, Shun, los ángeles no son hombres, no tienen apariencia de hombre como nosotros, son espíritus de luz, destellos de nuestra misma consciencia, entonces no pueden envejecer ni reproducirse y tampoco pueden morir.

Se sintió satisfecho con su respuesta pero nuevas preguntas nacieron en su cabeza, las que seguramente el padre no podría responder, afortunadamente no tendría que quedarse con la duda por mucho tiempo, había un ángel que podía contestarle si era prudente.

Y así como cada tarde después de terminar sus tareas, Shun corrió hacia el claro de flores en el bosque donde días atrás había encontrado al ángel. La llegada de Shaka no rompió mucho su rutina, pues antes del encuentro solía escapar casi todos los días hasta ese prado para leer un poco o muchas veces solo para descansar cuando tenía tiempo libre, pero ahora lo hacía por otra razón.

—Ángel Shaka —Saludó apenas lo vio sentado contra un árbol, sonriendo a un par de ardillas a las que parecía no molestarles la presencia del ángel.

Claro, él no debía despedir la maldad que muchos humanos tenían, los animales salvajes no debían temerle. Pero apenas lo vieron a él se alejaron. Era una lástima, quería acercarse un poco más a los pequeños animales, le gustaba verlos, cada animal del bosque aunque a algunos había que huirles.

El ángel sonrió al ver a las ardillas retirarse con prisa hasta uno de los árboles y justo después toda su atención se centró en Shun, el seminarista que lo encontró herido y  ponía toda su atención en él. Cada vez que se veían Shun no sabía cómo comportarse o qué sentir y Shaka se daba cuenta de ello, pero entendía su comportamiento: no sabía que podía decir o incluso hacer frente a alguien de naturaleza espiritual, podía leer el corazón de ese joven y sabía que le temía.

—Buenas tardes, Shun.

—Hola —susurró despacio mientras se acercaba—, es momento de cambiar las vendas.

—Adelante —Shaka extendió sus alas, dejando ver de nuevo la gloria de su pureza. Era un blanco mucho mayor a cualquiera antes visto por Shun—. Ya me siento mucho mejor.

—Es porque la herida está casi curada —Y eso desalentaba un poco a Shun, cuando él sanara se iría.

Después de cambiar las vendas y asegurarse de que la herida no estaba infectada; aunque no estaba seguro si eso era posible; se sentó un poco alejado de él, atento a la manera de mover esas potentes alas de plumaje blanco, también estaba hipnotizado. Pensaba en la vida que llevaría un ser eterno como él, al servicio de Dios; pero principalmente; pensaba en lo que había causado tan terrible herida en una de sus alas.

—Gracias — El menor dio un brinco de sorpresa al escuchar de repente su voz, aunque ésta era clara y serena.

—No se merecen— murmuró mientras bajaba la mirada, avergonzado por lo que iba a preguntar pero no podía más con la duda —. ¿Cómo se hizo esa herida?

Shaka parpadeó pues no esperaba esa pregunta en ese instante. Pero conocía la curiosidad humana, era inevitable que preguntara tarde o temprano. Además, no era algo que debía mantener oculto después de todo.

—Lo hizo un demonio— Esas palabras dejaron pálido a Shun quien instintivamente miró a todos lados sintiéndose observado —. No te preocupes, no hay ninguno aquí.

Eso lo alivió un poco. Confiaba en las palabras de Shaka pero eso no evitó que tuviera que mirar de vez en cuando hacia el bosque temiendo encontrar de pronto a uno de esos demonios negros, escudriñando entre las sombras, con ojos y dientes espeluznantes, capaces de herir a un ángel y corromper a los humanos. Los seres más despreciables en la existencia a su parecer.

—Te dije que no está aquí, la guerra se lleva en terreno divino…

—¿Guerra? —Interrumpió en un balbuceo abriendo sus ojos hasta casi salirse de sus cuencas —. ¿Qué guerra?

Shaka se quedó callado un momento al ver el miedo en los ojos del joven.

—La guerra contra el lado oscuro de Dios: Lucifer. Ha estado presente desde la rebelión.

—¿Un lado oscuro? ¿Dios tiene un lado oscuro? —Eso no lo sabía, siempre les habían enseñado que Dios era solo luz, al contrario de los demonios que iban en contra del señor por eso se les había asignado la oscuridad como elemento representativo. Necesitaba saber a qué se refería con eso. Un lado oscuro de Dios.

De nuevo Shaka se quedó callado por un largo periodo de tiempo. Los hijos de Adán eran ignorantes en muchas cosas, cuando quisieron averiguar todos esos secretos fueron desterrados del jardín del Edén y ahora otro humano curioso hacía lo mismo. Sin duda, aunque poseyeran ese corazón puro, el pecado original estaba en todos.

Y pecador él por revelar ese secreto.

—Al principio Dios era dos partes —comenzó Shaka mirando atentamente a Shun que tampoco lo perdía de vista—: la oscura y la que está llena de luz. Conforme la humanidad crecía al igual que sus pecados, la oscuridad ganó terreno hasta que Dios decidió separarse de él.

Shun jamás había escuchado algo así, lo que les enseñaban desde niños era que Lucifer fue un ángel perfecto que decidió que era tan bueno como Dios y por ello fue desterrado, pero si lo que decía Shaka era verdad, entonces…

—¿Lucifer puede ganarle a Dios? — preguntó muy preocupado, por primera vez dudaba del poder de Dios.

La risa transparente de Shaka lo avergonzó, pero no desistió, esperaba una respuesta.

—Claro que no, la luz de Dios es tan poderosa y blanca que incluso si alguien como yo: un ángel de la tercera jerarquía, la mira, será fulminado en ese mismo instante. No te asustes, Dios jamás será derrotado por alguien tan impuro como ese demonio.

Fue cuando recordó la clase del seminarista y sus palabras respecto a la vida del ángel que tenía frente a sus ojos. Le parecía imposible, parecía un joven de no más de veinte años, solo un poco mayor a su hermano.

—Tu… también eres luz ¿Cierto?

A pesar de su confusión ante esa pregunta, Shaka respondió con un asentimiento. Sus manos se cruzaron frente a su pecho, tal parecía que ese día sería de responder preguntas.

—En el seminario nos han enseñado que ustedes no tienen un cuerpo sólido al cuál herir, no sangran… y no mueren…

—¿Eso te han dicho? —Shaka sonrió ante el asentimiento de Shun—. Dime, ¿Qué has visto?

—Yo… —Shun lo observó con detalle, desde el principio lo había visto, sintió su herida y limpió la sangre que machaba sus alas—. Yo te vi sangrar… ¿Puedes morir?

—Mientras nuestras alas estén aquí seguiremos siendo ángeles —contestó en un murmullo suave.

Shaka sonrió, no necesitaba más respuesta que esa. Pero Shun no se quedó conforme, eso significaba que los ángeles podían “morir” en manos de los demonios y la idea de que las filas de Dios se vieran reducidas no le agradaba.

—¿Y los demonios? ¿Ellos mueren?

—No pueden —Shaka suspiró, estaba respondiendo a preguntas que no debería responder, lo que conocían los humanos eran por mensajes de los arcángeles. Ellos, pertenecientes a la primera jerarquía, era quienes estaban designados para hacer saber la palabra de Dios—, solo Dios, el Todopoderoso, puede lograr tal cosa, pero eso sucederá cuando ellos ya no sean útiles para el divino plan de Dios.

—¿Plan divino?

—No, Shun, hay cosas que no debes preguntar porque no podré responder.

Shun bajó la mirada avergonzado, eso había sonado a un regaño, sin duda le había incomodado con tanta pregunta, debió pensarlo desde el principio y medirse un poco.

—Lo… lo lamento —se mordió los labios un tanto preocupado. ¿Debería dejarlo solo y regresar al seminario?

Shaka sonrió, no quería sonar tan duro con eso y a pesar de estarle contando algunas cosas, sin duda, revelar ese gran secreto de Dios significaría ganar una condena, la peor de todas tal como lo recibió el demonio que corrompió a los primeros hijos de Dios.

—Está bien, puedes preguntar pero debes entender que hay cosas que no puedo contestar. Eso solo se les permite a los arcángeles.

—Solo una… una más —pidió sin levantar la mirada y tras unos segundos para armarse de valor respiró profundo— ¿Qué edad tienes?

—¿Edad?... para nosotros no existe tal cosa —Al ver la confusión en Shun, soltó una risa transparente— supongo que… demasiados, podría decirse que todos.

—¿Entonces existes desde siempre?

—Dios nos creó antes que a ustedes y desde entonces no ha creado a más ángeles. Todos hemos existido desde la creación.

Shun asintió, era tal y como el sacerdote se los había dicho. Suponía que la sagrada biblia decía muchas verdades pero no tenía todas las respuestas. Por eso estaba feliz de haber sido elegido por Dios para sanar a su ángel, tendría oportunidad para hacer preguntas y darse cuenta de muchas cosas.

—¿Alguna otra cosa?

—No lo sé… creo que no.

Shaka sonrió, sabía que pronto llegaría con más preguntas y no le importaba, mientras pudiera estar frente al joven mortal respondería tanto como pudiera. Shun se puso de pie de pronto, sacudiendo su ropa blanca, en su rostro se veía preocupado lo que alarmó un poco a Shaka.

—¿Sucede algo?

—No… es que es algo tarde, debo irme antes de que se den cuenta, la cena van a servirla pronto.

—Entiendo, entonces nos vemos mañana.

—Sí, hasta mañana.

Una dulce sonrisa en el joven rostro blanco y se retiró con prisas dejando al ángel de nuevo en soledad. Shaka extendió sus alas para comprobar que en efecto estaban casi sanadas. Apreciaba mucho que Shun le ayudara con eso pero hubiera sanado sin su intervención. De hecho su energía estaba ya reestablecida, podría sanarse a sí mismo pero… no lo hacía y solo él sabía por qué.

En la distancia una presencia observaba al ángel mientras una sonrisa siniestra se asomaba en esos delgados labios. ¿Quién lo hubiera dicho? Ese niño… él sabía que tenía algo especial pero no pensó que un ángel fuera hechizado por ello también.

Notas finales:

Espero haya valido la pena la espera.

Para aquellos que me han leido antes saben que me gusta tomar en cuenta sus opiniones así que les pregunto.

¿Quién se les antoja para ser el villano? (¿Saga? ¿Milo? ¿Afrodita? [Hades, no pls xD])

¿Será un demonio? ¿O será ese sacerdote que manosea a Shun? xD


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