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Black Vow por Chris Yagami

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Notas del capitulo:

¿Y qué dijeron? ¿Otro fic abandonado? Pss... ¡noooo! Al menos no quiero que quede abandonado e intentaré apegarme al plan original donde son 19 caps xDD así que tenganme paciencia, este cap me costó un poquis...

 

Espero que la espera(?) haya valido la pena ;3;

 Era fin de semana, había pasado casi un mes desde el día en el que un ángel había entrara a la vida de Shun. La rutina comenzaba a ser muy agotadora entre deberes, estudiar y asistir al ángel, las energías del muchacho estaban casi hasta el límite pero eso no evitaba que estuviera puntual y dedicado en todas sus actividades, cosa que llamaba la atención de los sacerdotes ya que de todos los seminaristas novatos, era él quien irradiaba más luz y felicidad en el recinto.

 A la edad del muchacho, muchos de sus compañeros no estaban muy contentos con la decisión de permanecer después de saber todo lo que implicaba, y la mayoría se quedaba solo por la presión de la familia. Pero Shun era diferente, parecía completamente decidido y satisfecho con una decisión tomada tan prematuramente.

 Pero para Shun todo era más sencillo ¿Y cómo no estar satisfecho con las decisiones tomadas? Si por ello Dios supo que su arrepentimiento era verdadero y lo había perdonado ya, la prueba estaba en que había confiado en sus manos a uno de sus soldados. No había motivo más grande para tener una sonrisa siempre en su rostro, trabajar y estudiar con ese esfuerzo a pesar de su cansancio era parte de su expiación de pecados.

 Después de terminar sus tareas y deberes, Shun se metió en la ducha antes que todos sus compañeros, se suponía que la hora de la cena se acercaba, los preparativos estaban listos pero ese día no había podido escaparse antes. Aun así, decidió tomar al menos diez minutos e ir corriendo hasta Shaka, estaba ansioso por verlo de nuevo.

 Durante la ducha se dio la vuelta al sentir que alguien lo miraba, siempre sentía eso pues en los baños compartidos no había puerta que los separara de los vestidores, pero nunca había nadie. Tal vez todo se debía a sus nervios, jamás se había sentido tan expuesto durante una ducha. Al salir aun llevaba el cabello húmedo cuando decidió correr a toda prisa.

 Como cada tarde después de terminar sus tareas diarias, Shun corrió hacia el refugio del ángel solo con la idea de encontrarlo sentado  siempre a la espera, con una sonrisa tenue en ese rostro de finas facciones pero que llenaba a Shun de una tranquilidad indescriptible.

 —Ángel Shaka —Saludó apenas lo vio sentado contra un árbol, sonriendo a un par de ardillas a las que parecía no molestarles la presencia del ángel, pero apenas vieron al joven de cabello esmeralda acercarse los pequeños roedores se alejaron

 

—Bienvenido —dijo Shaka aceptando la partida de los animales a su refugio en el árbol.

 

—Buenas tardes —Shun se acercó más a Shaka hasta arrodillarse a una distancia prudente. Era un ángel y nadie merecía siquiera tocarlo, no quería ofenderlo con su cuerpo impuro.

 

Shaka lo observó con detalle, le parecían curiosas cada una de sus acciones y movimientos. Claro, jamás había pasado tanto tiempo con los humanos, de vez en cuando estaba encargado de salvaguardar a alguno, pero nunca en sus eras de edad había conversado con ninguno.


—Es una lástima —dijo Shun mirando hacia las copas de los árboles.

 

—¿Qué sucede, Shun? —Shaka sonrió como siempre hacía.

 

Los ojos azules del mayor destellaban y su expresión no podía ser más dulce, a Shun lo miraba de una manera diferente a como lo hacía con las ardillas, y el menor se daba cuenta, tal vez agradecido por estar ayudándolo con su herida.

 

—No se apure por ello —Negó con una sonrisa y dirigió su mirada hacia las flores—. Este sitio está lleno de ardillas, siempre he intentado tocarlas y con usted… simplemente se acercaron.

 

Shaka sonrió por eso. Había visto a muchos humanos, los había ayudado y muchas veces se había decepcionado de su actuar, incluso de aquellos que se decían devotos de Dios quienes muchas veces justificaban sus acciones en su religión, pero Shun era distinto, en su mirada podía ver que no tenía rastro de maldad en sus pensamientos, todo él era bondad. Era la primera vez que el ángel se sentía admirador de un humano.

 

—¿Quieres tocarlas? —Sonrió el mayor al ponerse en pie.

 

—No dejan que me acerque, supongo que lo dejaron a usted porque es un ángel. En cambio… su instinto les dice que deben huir de los humanos. Estamos corrompidos, asesinamos a la creación del Dios y todos los animales lo saben —De nuevo miró a la copa de los árboles con una sonrisa de pena—, somos el enemigo.

 

Sus palabras lo enternecieron y le sorprendieron al mismo tiempo. No entendía cómo podía tener ese concepto de sí mismo. Es lo hacía más interesante para él.

 

—En eso te equivocas —Shun le miró confundido, la sonrisa de Shaka de nuevo era extraña —. Los ángeles no son todos bondadosos, hubo ángeles llenos de maldad y tú lo sabes, aquellos que decidieron seguir la palabra de Lucifer. También hay humanos con las almas más limpias que alguien como yo se pueda encontrar. Y tú eres uno de ellos.

 

Shun le miró por largo rato con una mirada sorprendida. Por mucho tiempo no supo que decir, su lengua se trabó y su pensamiento se congeló. .¿Cómo debía tomar esas palabras si venían de un auténtico ángel?

 

Al final solo apartó la mirada. Deseaba poder creer en esas palabras tal como las decía, pero sabía que en su interior había un pecado mortal y no quería decirle al ángel de ello, no quería ser privado del paraíso por no poder controlar sus emociones.

 

—Gracias —murmuró sin querer ser grosero pero sin creer del todo en sus palabras.

 

Shaka se dio cuenta de que había algo en su mente, pero aún le era difícil leerla. Para seres de su naturaleza era común poder ver el alma de las personas y conocer sus pecados, era una de sus tareas pero con Shun era diferente. Con su actuar le daba a entender que escondía algo pero en su alma no veía rastro de pecado alguno. Tal vez en realidad no deseaba hacerlo, hurgar en su alma si él no quería contarle todo de su persona. Pero se daba cuenta de que esa culpa rondaba en los pensamientos de Shun las veinticuatro horas del día y no le dejaba creerse tan digno como lo era. Volvió a sonreír y dio un par de pasos para acercarse a Shun.

 

—Los animales son básicos, solo debes mostrarles algo que les guste. Las ardillas sabrán que no quieres hacerles daño.

 

Los pasos del rubio eran lentos y Shun le observó atento,  sólo un ángel podría moverse con esa gracia y elegancia, despedía esa aura que haría confiar a cualquiera. Cuando llegó a su lado, Shaka le mostró que en sus manos tenía un par de bellotas. Shun lo miró confundido.

 

—Bajaron por bellotas —explicó —. Solo debes mostrarlas y ellas vendrán.

 

Con mucho cuidado las entregó en las manos a Shun, enseguida le invitó a ponerse en pie y el joven aceptó aun dudando de la idea del mayor.

 

—Acércate e invítalos, anda—Fueron las palabras de Shaka.

 

El joven seminarista aceptó sin más, dio un par de pasos acercándose a los árboles, las ardillas les miraban de cualquier manera y tal como lo dijo el ángel, las ardillas no tardaron en bajar. Shun contuvo la respiración mientras se acercaban a sus manos a pasos nerviosos y pequeños pero cuando tomaron las bellotas y regresaron corriendo al árbol no pudo sino reír encantado por haber sentido el rose de sus pequeñas garras contra sus dedos. Aunque no pudo tocarlas del todo, Shun rio sinceramente al tenerlas tan cerca.

 

Shaka se perdió en ese timbre precioso de voz mientras pues sentía que su corazón latía con más velocidad.

 

Después de que las bellotas en sus manos desaparecieran en su totalidad, Shun regresó a sentarse en el mismo sitio, apoyado contra un pequeño tronco y Shaka hizo lo mismo aunque a un par de árboles de distancia.

 

—Ángel Shaka —dijo Shun rompiendo el silencio que se había impuesto entre ellos. Shaka solo lo miró curioso—, ¿Podría hacerle algunas preguntas más?

 

—Por supuesto, pero recuerda que no puedo contestar todo.

 

—Lo sé, y lo entiendo —Shaka asintió y con un suspiro Shun se armó de valor— Usted me dijo que están hechos de luz, una parecida a la de nuestro Dios, ¿No es así?

 

—Por supuesto, él nos hizo a su imagen y semejanza.

 

—Ya veo… entonces, ¿Cómo es que puede sangrar? No está hecho de carne y piel.

 

Shaka se quedó callado unos instantes mirando atento a Shun que, incomodo por esa mirada, se dedicó a jugar con sus pantalones negros, tal vez era otra de esas preguntas que no podía contestar, pero ya una vez le dijo varias cosas acerca de su origen, no pensaba que esa pregunta fuera prohibida. Al final, el mayor se puso en pie lo que desconcertó un poco a Shun pero no se movió de su sitio mientras observaba como Shaka se acercaba hasta arrodillarse frente a él.

 

—¿Sucede algo? —preguntó confundido cuando él lo observaba,

 

—Contesto a tu pregunta —Shaka llevó su mano derecha hasta la mejilla de Shun lo que provocó en el menor un escalofrío que erizó cada vello de su piel.

 

Hasta ese momento, jamás se habían tocado lejos de cambiar las vendas en el ala del ángel y ahora, de la nada, Shun sentía por primera vez la suavidad de esas manos en sus mejillas. Su corazón latía desenfrenado por tal acercamiento, además sus ojos…

 

—Si no estuviera hecho de carne no podría tocarte, si no tuviera sangre no podría sangrar. ¿No habías pensado en eso? —Shun se quedó callado, si lo había pensado pero la duda no desapareció. Mientras más pensaba en una respuesta, más preguntas encontraba.

 

—Pero… Dios…

 

—No te confundas —retiró su mano de la mejilla de Shun y se sentó a su lado—, para estar en este plano nosotros debemos tomar un cuerpo físico.

 

—¿Cómo…?

 

—Lo que ustedes llaman alma es la luz de lo que están compuestos, en este plano tienen cuerpos imperfectos, como lo he tomado yo… o algo parecido.

 

—¿Somos luz? —eso si le sorprendió. ¿La misma luz de Dios?

 

—Por supuesto, pero su luz puede ser consumida por los demonios, es nuestro trabajo protegerlos. Entre más blancas son nuestras alas, más poder poseemos para alejar a los demonios de la creación de Dios.

 

—Entiendo… y cuando morimos nosotros…

 

—No sé si pueda contestar a eso —interrumpió Shaka—, va más allá de lo que está permitido saber a un hombre.

 

Shun no replicó nada, estaba satisfecho con lo que averiguó ese día y tampoco era su intención pretender saber más de lo debido, si Dios lo tenía prohibido quizás era porque la humanidad no estaba lista para saber tales secretos.

 

—Gracias —Sonrió cerrando los ojos.

 

Aun sentía las mejillas arder por la caricia que el ángel le regalara y porque aun él permanecía cerca. Se sentía turbado y feliz al mismo tiempo, Shaka confiaba en él y acababa de escuchar que su alma era más pura que la de muchos, ¿Eso le aseguraba un lugar en el paraíso?

 

Lentamente cerró los ojos y sin darse cuenta se inclinó hasta apoyarse en el hombro de Shaka. Estaba tan cansado y mareado, tal vez tenía fiebre.

 

—Shun —susurró Shaka muy cerca de su rostro.

 

—Estoy bien —contestó Shun justo antes de abrir los ojos y ponerse en pie muy lentamente—, estoy algo cansado, es todo, solo debo dormir un poco y mañana estaré bien.

 

Shaka no quedó muy convencido de este hecho, pero lo dejó marchar. Aun así lo vigiló hasta que le vio entrar en el seminario, directo a los dormitorios. Solo hasta entonces se permitió regresar hasta el prado donde le esperaría hasta el día siguiente. No le importaba esperar por horas hasta verle de nuevo, después de todo, ese tiempo no significaba nada para alguien eterno como él.

 

Shun caminó por los pasillos, se sentía enfermo pero si no mejoraba para el día siguiente tomaría alguna infusión y todo regresaría a la normalidad. Solía enfermar mucho así que no le sorprendía. Caminando por los pasillos escuchó pasos, se detuvo un segundo y fue cuando vio a Seiya girar en el pasillo del otro lado, eso le sorprendió, según la hora él debería estar ya en los dormitorios.

 

—Shun —La voz del sacerdote le dio un escalofrío—, ¿También estás vagando de noche? ¿De dónde vienes?

 

—Estaba… estaba caminando por el bosque —El sacerdote caminaba detrás de Seiya, parecía que venían de su despacho.

 

El mayor frunció el ceño por la respuesta del joven de cabello verde, por un segundo Shun contuvo la respiración hasta que el sacerdote suspiró.

 

—Vayan a sus camas, mañana arreglaremos esto, jovencitos.

 

Shun se apresuró a regresar a su dormitorio seguido por Seiya, tenía una expresión rara en el rostro, pero suponía que se debía a la reprimenda que seguramente había recibido.

 

Notas finales:

Listo, intentaré actualizar en estas dos semanas, al menos traer una actu cada dos semanas,eso les parece bien en lugar de dos meses?? xDD

 

Muchas gracias por los revs que dejan, me animan mucho a seguir.

 

Saludos.


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