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Black Vow por Chris Yagami

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Notas del capitulo:

Nuevo capítulo, me quedó mas largo que los otros T__T pero me emocioné aunque no me gustó del todo la conversación xD

Los demás volverán a lo normal, entre 2,000 y 2,300 uwu


Espero lo disfruten aunque aquí no aparece Seiya.

Era muy temprano esa mañana, el sol apenas quería asomar detrás de las montañas y Shun estaba en el campo de flores con una expresión melancólica en el rostro, su mirada estaba perdida en el sitio donde siempre encontraba al ángel que había ayudado sanando su herida, pero esta vez el lugar estaba vacío. Pensó que al menos podía despedirse de él pero Shaka se había marchado apenas tuvo la oportunidad y ahora, las magdalenas que llevaba en la cesta quedarían para la merienda con sus padres.

Se sentía decepcionado aunque desde tiempo atrás sabía que apenas Shaka estuviera recuperado regresaría a las filas en la guerra contra los demonios. Era su deber como mensajero y un guerrero de Dios pero aun así iba a extrañarlo mucho, se había acostumbrado a su presencia y a dedicarle su tiempo.

De nuevo suspiró y se dio la vuelta pues tenía que emprender el camino de regreso al seminario, pronto llegarían sus padres en ese día tan especial. Aferró la caja con magdalenas contra su pecho y a paso lento se alejó de las flores, con una sonrisa a pesar de todo. Estaba feliz de la recuperación completa del ángel, tal vez sus pecados ya estaban perdonados.

—Shun —Llamó una dulce voz detrás de él.

El joven parpadeó en cuanto escuchó la familiar voz que lo llamaba, tal vez era producto de su imaginación, pero aun así giró el rostro con la esperanza de poder verlo de nuevo y ahí estaba, con las alas extendidas pero relajadas, caminaba a paso calmo para acercarse a él y le sonreía.

—Ángel Shaka —Sonrió emocionado mientras regresaba sobre sus pasos a toda prisa hasta estar frente al ángel —, que bueno que esté aquí.

Sin pensarlo dos veces se lanzó a sus brazos para regalarle un fuerte abrazo, lo que descolocó al ángel, nunca se había comportado de esa manera tan efusiva con él, siempre guardaba distancias. La alegría de volver a ver al ángel era desbordante a pesar de haberlo visto durante la tarde cuando retiró los vendajes de su ala. Pero deseaba tanto estar frente a él por lo menos una última vez para poder despedirse apropiadamente. Shun entendía que tenía que irse tarde o temprano, pero eso no quería decir que estaba dispuesto a quedarse con el adiós pendiendo de sus labios.

—Lo siento, estaba recorriendo el lugar —Shaka se justificó su ausencia al corresponder el abrazo.

En su estómago nació un intenso hormigueo por tenerlo de nuevo contra su pecho, podía asegurar que poseer ese cuerpo delgado y pequeño sería una de las mejores experiencias en su vida eterna. El fruto prohibido que le hacía perder la razón.

—Perdone —Shun se apartó avergonzado al darse cuenta de lo que había hecho e inmediatamente intentó explicarse —. Es que pensé que se había ido sin despedirse y quería darle esto.

Sin más extendió la caja de magdalenas que tenía en las manos, había dicho que le gustaban y no se le había ocurrido otra manera de despedirse de él que prepararle algo con sus manos. Pero al percatarse de que el ángel no tomaba la caja se preocupó ¿Había obrado mal?

—¿Por qué tendría que decir adiós? —preguntó Shaka con una sonrisa en sus labios a tiempo que tomaba la caja de sus manos —. No iré a ningún lado, Shun, podemos seguirnos encontrando en este prado si quieres.

—Pero… ¿No tienes que volver aún?

—No, aún no, puedo quedarme un par de semanas más. ¿Eso te gustaría?

—¡Sí! —aceptó emocionado, era justo lo que quería: seguir viéndolo aunque fuera por un corto tiempo.

—Bien, te seguiré esperando todos los días al atardecer.

Los largos dedos del mayor acariciaron el rostro sonriente del menor que cerró los ojos por el contacto. Solo un segundo, tan solo tenía que inclinarse un poco y podría saborear esos labios.

—¿Alguna razón para que vengas tan temprano hoy? —preguntó curiosos, si no se encontraba esperando por él era porque nunca había asistido al prado al amanecer.

—Es que esta tarde nuestras familias vendrán a visitarnos al seminario así que no podré venir más tarde.

—Entiendo, los debes extrañar mucho —Shun ya le había contado de todos ellos, de su hermano mayor en especial.

—Si, después de casi cinco meses podré verlos de nuevo… Tengo que irme, debo estar preparado para misa.

—Ve anda, te esperaré mañana.

—Hasta mañana.

Shun regresó con prisas antes de que alguien se diera cuenta de que no estaba en los dormitorios.

Shaka se sentó sobre la hierba fresca y miró las magdalenas entre sonrisas. Claro que no se iría, no iba a alejarse de él, había desertado del ejército de Dios para estar con el humano que había robado su corazón, aunque eso podía convertirlo en un ángel caído.

Shun estuvo en pocos minutos en el dormitorio listo para la ducha. Una vez cada semestre, las familias estaban invitadas al seminario a una ceremonia religiosa y durante todo el día en el que aprovechaban los seminaristas para mostrarles el lugar y enseñarles lo que hacían en el lugar como parte de su instrucción y este era el primer día en el que Shun estaba cerca de su familia desde que decidió seguir ese camino.

Al finalizar la ceremonia se acercó con prisas a sus padres que conversaban con otro grupo de adultos, padres de sus compañeros. Quizás compartían su dicha por tener a un integrante de su familia al servicio de Dios, Shun estaba feliz de que se mostraran tan orgullosos, incluso su hermano había asistido a la ceremonia lo cual le sorprendió, se suponía que estaba en servicio.

—¡Mamá, papá! —llamó a las carreras hasta llegar a ellos y darles un fuerte abrazo de bienvenida—. Me alegro mucho de verlos.

—Nosotros estamos felices de que te vaya tan bien aquí, Shun —Su padre, un hombre robusto de cabello azul y ojos en la misma tonalidad. Se parecía tanto a su hermano.

—Más tarde hablaremos con tus maestros pero por tus cartas imagino que deben tener muchas cosas buenas por decir, ¿verdad?

Su madre besó su frente como siempre hacía. Era una mujer hermosa de cabello largo y ondulado, sus ojos y cabello eran en un tono verde turquesa. Shun tenía más parecido con su madre que con su padre y por ello era molestado en ocasiones en su ciudad, pero en el seminario nadie le molestaba por ello.

—Sí, me va muy bien, a veces es un poco difícil y cansado pero es satisfactorio.

—Te he echado en falta en casa cuando pasé de visita —dijo su hermano mayor pero el tono de su voz fue muy extraño. Shun se dio cuenta de que lo miraba de una manera extraña, como si inspeccionara a fondo todo lo que decía y hacía.

—Si… lo siento, Ikki, entré al seminario mientras estabas en el colegio y no nos pudimos despedir.

—¿Por qué despedirnos? —preguntó Ikki sin borrar su sonrisa.

—Ustedes deben ser la familia de Shun.

El padre Saga llegó de la nada con una enorme sonrisa que todos correspondieron, incluido Shun. Desde que conversara con él y tuviera su permiso para salir del seminario por las tardes confiaba más en él y le estaba muy agradecido, era un hombre comprensivo y bondadoso.

—Soy el padre Saga, un placer.

—El placer es nuestro, padre —contestó la madre de Shun abrazada al brazo de su marido.

—Nosotros iremos a dar un paseo por los jardines —excusó Ikki mientras avanzaba acompañado de Shun.

—Tengan cuidado.

—Sí, padre.

Ikki y Shun se alejaron de los mayores para que conversaran. Shun no estaba nervioso por eso, le iba bien, nunca recibía reprimendas además de aquella por llegar tan tarde, en clase era atento y siempre hacía sus deberes puntualmente, no temía que el padre Saga dijera algo que pudiera molestar o preocupar a sus padres.

El menor le explicó a Ikki lo que hacían en el seminario, le explicó lo que había aprendido y le hizo saber lo emocionado que estaba por poder acceder a ese futuro para ayudar a los demás. La sonrisa de Shun mientras hablaba hacía sonreír a su hermano. Se querían mucho aunque el mayor no fuera muy afectuoso pero para todos era sabido que Shun era muy importante para él.

—Me sorprendiste cuando me enviaste aquella carta diciéndome que ibas a entrar al seminario, Shun, siempre decías que querías ser médico.

—Bueno… el sacerdocio es parecido, pero en lugar de sanar enfermedades del cuerpo, lo haré con las almas de nuestros hermanos.

—¿Seguro que esa es la razón?

Shun se detuvo de pronto, extrañado por esa pregunta. Su estómago centrifugó con esa típica sensación cuando eres atrapado en una mentira. Su cara ardió por la vergüenza y su corazón se desbocó. ¿Acaso sabía algo?

—Claro que es la única razón, quiero ayudar a la gente y…

—Hyoga ha ido a preguntar por ti mientras yo estaba en casa durante el receso vacacional pasado.

Shun palideció en ese mismo instante y fue suficiente para Ikki. Frunció el ceño y de su garganta salió un gruñido que preocupó a su hermano. A pesar de que Ikki siguió avanzando Shun no se movió de su sitio, no por el gruñido sino por la mirada que su hermano mayor le dedicó.

—Hermano…

—No hables —interrumpió Ikki llevando una de sus manos a su sien—. ¿Qué tan de acuerdo estuviste con eso?

Shun no comprendió la pregunta al principio, pero en un par de segundos entendió el porqué de la mirada de repudio de Ikki, por lo que bajo la mirada avergonzado. Lo único que quería era que nadie se enterara jamás de eso.

—Yo no…—murmuró sintiendo un nudo en su garganta—, no sé de qué hablas.

—¿Mis padres lo saben?

Shun se mordió los labios. No quería dar su brazo a torcer, tal vez su hermano estaba hablando de algo más, no sabía que le había dicho Hyoga al respecto, pero no espero que su hermano le mirara así cuando siempre el dedicaba miradas tan cálidas y sonrisas reconfortantes.

—No —murmuró sin poder enfrentar sus ojos por más tiempo—, nadie lo sabía... yo le dije a Hyoga que no podía pasar… los dos somos hombres y…

—Exacto, los dos son hombres, Shun, ¿cómo puedes hacer algo así con otro hombre? Va en contra de todo lo que creemos, la iglesia lo prohíbe y lo condena.

—Lo lamento —Sollozó el menor sin poder evitarlo más—. Lo he lamentado desde que estoy aquí, le he pedido perdón a Dios incontables veces, yo no quiero pecar y por eso vine aquí, no quiero deshonrarlos por eso me alejé de toda tentación.

—¿Has pensado en lo que dirán nuestros padres? La vergüenza de papá, el dolor de mamá… ¿Alguno de nosotros hizo algo mal?

—No lo sé… lo juro, yo no sé porque…

—Debí saber que algo no iba bien cuando preferías jugar con las niñas del colegio…

Ikki negaba incrédulo al recordar tantas posibles señales de las inclinaciones de su hermano que siempre se negó a aceptar, sus compañeros del colegio le hicieron menciones por eso siempre terminaba a golpes con ellos, siempre defendiendo la hombría de Shun.

—¿Desde cuando haces esto?

—¡Jamás! ¡Yo jamás quería algo así!

—¿Te pasó conmigo?... Dios, tantas veces que nos duchamos juntos… es repugnante.

—No, Ikki —No lo podía creer, Ikki lo miraba con repudio, con total decepción, no creyó jamás que pasaría y ahora estaba frente a él, sin poder enfrentar su mirada—, yo te quiero como mi hermano, solo eso, jamás pensaría algo así de ti.

—¡Cállate! —Gruñó Ikki en voz baja, alejándose un par de pasos—. ¿Cómo puedes decirlo así como así? ¿Es que tienes esos sentimientos por alguien más?

—¡No! —Shun intentó tomar su mano pero Ikki la alejó de un rápido movimiento.

Shun sintió que su mundo se venía abajo, tanto tiempo ocultándolo de todos y precisamente una de las personas más importantes para él se enteraba de ese pecado y no solo eso, sino que lo rechazaba completamente. Lo miraba con asco, se daba cuenta de ello.

—¡Perdóname! —Lloró Shun arrodillándose a los pies de su hermano—, yo no quería decepcionarte, Ikki.

—Lo hubieras pensado antes de… —Ikki se dio la vuelta y apretó los puños. Quería a su hermano pero lo que había hecho estaba muy fuera de los límites— ¡Dios, es tan asqueroso pensarlo!

—Hermano…

—Solo vine para saber qué tan verdadero era todo lo que ese maldito dijo… que decepción saber que era verdad… pensé que… ¡Ni siquiera sé que pensar! ¡Eres mi hermano!

—Por favor —Suplicó Shun, se puso de pie y fue hasta su hermano aunque no se atrevió a abrazarlo—, créeme, ya no tengo esos sentimientos —Mintió intentando recuperar algo del cariño de su hermano mayor—, mi vida será para Dios, expiaré mi pecado ayudando a que los demás no caigan en la tentación, me estoy esforzando… Hermano.

—No sé… yo… Shun —Aun no lo miraba, Ikki le daba la espalda pues el mayor estaba dolido, nunca pensó que su querido hermano menor fuera homosexual—. Te quiero pero esto no puedo tolerarlo.

—Lo sé —murmuró el menor, temeroso— yo tampoco. Me repugna y me siento avergonzado por no haber podido resistirme… pero sé que Dios en toda su misericordia me perdonará si hago mi mejor esfuerzo pero también es importante para mí que me creas, que creas que mi tarea aquí no es en vano.

—Yo no soy nadie para juzgarte, Shun —Ikki se dio la vuelta y le miró pero no dejaba de mirarlo de esa manera, simplemente no podía perdonarlo— Dios será quien te juzgue en el juicio final pero la palabra del señor es muy clara al respecto.

Shun no dijo nada, si bien lo sabía pues había leído esos pasajes muchas veces. Dios condenaba la homosexualidad, había creado al varón y a la mujer para que poblaran la tierra pero Satanás les contaminó la capacidad, la facultad y los metió en el error algo que muchos aun no podían superar. Él no quería ser uno de esos hijos de Adán que defendían algo que claramente estaba en contra de la iglesia, no quería perder esa ala que Shaka decía que aún poseía.

—¿Sucede algo? —Ambos hermanos se sobresaltaron al escuchar la voz de sus padres al acercarse.

—No es nada —contestó Ikki esperando a que Shun limpiara su rostro.

A pesar de todo se plantó frente a Shun para darle algo de tiempo, lo que el menor agradeció aunque también temía lo peor. ¿Y si decía algo a sus padres? Su hermano estaba claramente molesto, si lo delataba no sabía cómo explicar a sus padres sobre sus sentimientos.

—Recordábamos días pasados, ya saben que Shun es… —le miró, de nuevo de esa manera extraña— muy sentimental.

Sus padres sonrieron, si bien lo sabían.

Shun confirmó lo dicho por Ikki y se acercó a sus padres para darles un fuerte abrazo. Detestaba tanto decepcionarlos y las palabras de su hermano mayor confirmaban sus temores, nadie podía saber jamás lo que había pasado con su mejor amigo en días pasados. No lo perdonarían jamás.

Shun llevó a sus padres en un recorrido a través del seminario, sonreía todo el tiempo aunque también estaba nervioso cada vez que miraba a su hermano… suponía que nunca volvería a ser lo mismo con él.

Cerca de ahí, en el claro, Shaka se alimentaba con las magdalenas que Shun le había dado pero una presencia oscura lo puso en alerta. Sus alas se extendieron, buscó el aura negra en los alrededores pero el demonio se había ido tan pronto como apareció. Había un demonio ahí, tenía que proteger a Shun.

Notas finales:

¿Y? ¿Qué opinan de la reacción de Ikki? Recuerden que el fic está situado en una época diferente, no aclaro cual y nunca lo haré xD! pero no es actual uwu

Agradecería que me dejaran un rev n.n

Y agradezco tanto a todos los que me siguen, a los favs! me emociona saber que después de dos años y medio sin subir nada especialmente largo -solo algunos ones en este tiempo- aun así algunos me sigan leyendo.

Gracias de nuevo.

Nos leemos en el próximo capítulo donde cierto sacerdote intenta alguito con nuestro bebé verde uwu

Saludos.


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