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Más allá del final por suki

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Notas del fanfic:

Sobre los sentimientos de Sasuke y Naruto con el paso de los años en la línea del tiempo en que terminó el manga.

 

Notas del capitulo:

Como en los últimos días cada que recuerdo el final de Naruto  me sigo deprimiendo, no iba a estar tranquila a menos que escribiera algo que tuviera que ver con eso. Así que, después de no haber escrito nada en años, traigo este one shot dentro de la línea del tiempo en que terminó el manga. Ésa en que Naruto se casó con Hinata y Sasuke tuvo una hija con Sakura.

Porque para mí, la relación que Kishimoto describió por años entre Sasuke y Naruto, romántica o no romántica (que yo sigo creyendo que sí), es mucho más intensa, mucho más profunda y mucho más poderosa de lo que pudiera tener Naruto con Hinata o Sasuke con Sakura y eso es algo que nadie puede negarme o quitarme, tengo 699 capítulos que lo prueban.

Así que, ¡sigamos escribiendo sobre ello! :)

Espero les guste.

Advertencia: Personajes de Masashi Kishimoto y un gran spoiler sobre el final del manga

Las gotas de lluvia comenzaron a caer sobre dos cuerpos bañados en sudor que intentaban recuperar a bocanadas un poco el aire que el intenso entrenamiento les había arrebatado. Estaban llenos de heridas abiertas y sangrantes, manchas de lodo y tierra, no sentían las piernas y sus manos prostéticas habían comenzado a molestarles, habían destruido el campo de entrenamiento en el que estaban y habían terminado con las ropas hechas jirones, tumbados dentro de un cráter, pero ambos sonreían con verdadera satisfacción y alegría que ya nadie solía ver en sus rostros a menos que estuvieran juntos o con sus hijos.

Una vez más habían entrenado hasta quedar exhaustos como cada vez que Sasuke Uchiha se dignaba a poner pie en la aldea que lo vio crecer. Naruto disfrutaba como un niño pequeño esos pocos días que Sasuke solía pasar en Konoha al año. Nadie además del moreno podía aguantarle el ritmo en una pelea y era refrescante, y enormemente gratificante utilizar sus poderes a su máximo nivel sin el temor de matar a su oponente en el transcurso.  A pesar que se veían pocas veces, cuando estaba con su mejor amigo podía sentir que los años no habían pasado en absoluto, que aún eran un par de adolescentes intentando cambiar el mundo, aunque de maneras distintas.

Después de todo lo que habían pasado él y sus compañeros de generación: la guerra, el nuevo mundo, las bodas, los hijos, su nombramiento como Hokage y los años, su relación con el moreno era la única cosa  que le recordaba lo que alguna vez había sido. No era que odiara su vida, pero una familia era difícil, su puesto como Hokage no le daba la libertad a la que había estado acostumbrado en su juventud y poner a su pueblo antes que su vida personal le resultaba extenuante. Sasuke era el único que podía sacarlo de esa horrible rutina en la que se había convertido su vida, era el único con quien podía volver a tener 17 años si quería y sin embargo, la gran parte del tiempo lo tenía lejos.

Cuando se casó con Hinata, de verdad, de verdad creyó que la amaba y le tomó un par de años más entender que, si bien Hinata lo sosegaba, lo alegraba y le daba paz a sus días, la pasión desenfrenada por alguien, el sentimiento de complicidad y la comunicación sin palabras que también debían estar presentes en una bien establecida pareja, eso nunca lo tuvo con ella, eso siempre lo tuvo Sasuke.

Sasuke era lo primero en que pensaba cada mañana, imaginando dónde y qué estaría haciendo su amigo; y cuando se iba a dormir, lo último que pasaba por su mente, y que lo hacía sonreír como el bobo que una vez fue, era la bien escondida sonrisa del Uchiha.

Todas las mañanas revisaba una y otra vez el correo para ver si Sasuke había enviado alguna carta, sintiendo la euforia recorrer sus venas cuando lo hacía y la decepción deprimirlo durante todo el día cuando no. Fue entonces que un día entendió, de golpe y de la nada, que todo aquello era amor. Estaba enamorado, de la manera más profunda e intensa que se podía, de su mejor amigo, entendió que quizá siempre lo estuvo y que tantos años persiguiéndolo había sido más debido a aquel irrefrenable y desbocado sentimiento que a la promesa que una vez le hizo a Sakura.

Naruto entendió que había sido Sasuke quien había cambiado su vida, quien lo había hecho más fuerte, quien lo había hecho pedazos y quien lo había reconstruido de nuevo. Su vida siempre giró alrededor de Sasuke y se asustó al darse cuenta que el moreno era la única persona a la que podría poner antes que a su aldea.

Y el mundo perfecto de Naruto se desmoronó.

De pronto, la sonrisa de Hinata dejó de alegrarle las mañanas, la calidez de su cuerpo dejó de satisfacer completamente sus más primitivos instintos. Darse cuenta, a la mitad de sus veintes, con un hijo y otro en camino, que quizá se equivocó al escoger la persona con la que debía pasar el resto de sus días, convirtió a Naruto en no más que un cascarón de lo que un día fue, solo Sasuke podía llenar de nuevo de luz cada rincón de su cuerpo.

Con el paso de los años, quizá para menguar un poco el horrible sentimiento de no poder tenerlo y los reproches y arrepentimientos que no lo dejaban dormir por la noche, Naruto desarrolló una teoría en la que se repetía, en aquellos días en que no podía más y quería actuar impulsivamente para satisfacer sus deseos, que aunque se hubiera dado cuenta a tiempo del verdadero peso que la existencia de Sasuke representaba en su vida, probablemente no hubieran estado nunca juntos de todos modos. Sobre Sasuke pesaba la obligación, impuesta por el mismo ojinegro, de restablecer el clan que lo representaba, y Naruto, nadie en la aldea hubiera aceptado a un Hokage que compartiera una relación sentimental con alguien que, a pesar de jugar un papel principal en la victoria sobre la guerra, fue un día traidor y ninja renegado, sin contar que además era otro hombre.

No, incluso aunque hubieran podido amarse, aquel amor no habría sido suficiente.

Y se aferró a ese único pensamiento como su único salvavidas. Nunca se permitió imaginar una realidad en que hubiera escogido a Sasuke, en que fuera feliz con él. Imaginárselo lo habría dejado muerto en vida.

Naruto se conformó entonces con ver a su amigo unas cuantas veces al año, con entrenar a su lado hasta caer exhaustos, con compartir el ramen o historias de sus viajes en el bar de Konoha. Se conformó con unas cuantas sonrisas cómplices que hacían a su corazón dar un brinco de alegría y con roces inconscientes y accidentales. Se conformó con ser solo el mejor amigo del moreno e ignoró, a base de puro esfuerzo, la magnitud de la conexión que los atraía al otro, pero no era fácil esconder las miradas anhelantes que luchaban por iluminar sus ojos cuando tenía en frente a Sasuke, no era fácil ignorar el nudo en su garganta cada que el moreno se iba de la aldea, y era una tarea titánica frenar las ganas de salir corriendo tras él para recuperar el pedazo de vida que le faltaba.

No era fácil vivir sintiendo que había dejado ir lo más importante.

Pero lo más difícil de todo era sin duda enfrentarte día a día a esa vorágine de sentimientos sabiendo que a Sasuke le pasaba lo mismo.

Las pausas largas, los silencios perdidos en la mirada del otro, los abrazos cortos, el roce de manos y el desvió de mirada cuando en los ojos del moreno se agolpaban de pronto todos sus sentimientos, eso era el infierno.

Quererlo tanto era peligroso. Había días en que no podía más, cuando la intensidad de ese amor correspondido pero imposible lo llevaba al borde de cometer la locura de mandar todo al carajo e ir tras Sasuke sin importar nada más, días en que para apaciguar ese instinto terminaba en medio de algún lejano campo de entrenamiento, y entonces gritaba, desde lo más profundo de su desgarrada alma y con la desesperación carcomiéndolo por dentro. Sus sentimientos bullían en la superficie a tal grado que terminaba destruyendo su alrededor, liberando el poder del Kyuubi casi sin poder controlarlo, con lágrimas bañando sus mejillas y maldiciendo a viva voz a todas y cada una de las personas que lo habían alejado de Sasuke, incluyendo al moreno y a sí mismo.

Hace mucho que Naruto no hacía más que llorar.

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Sasuke le debía toda su vida a Naruto Uzumaki. Era su complemento, la otra mitad de su alma, el salvavidas que siempre lo mantuvo a flote, la luz que lo sacó de la oscuridad. Siempre lo supo, desde que no era más que un chiquillo imbécil con instintos vengativos y delirios de grandeza, mucho antes de saber si quiera de la existencia de Indra y Ashura, Sasuke sabía que Naruto era la otra mitad de su vida. Estaba demasiado consciente de ello cuando intentó romper algo inquebrantable, cuando olvidó que, además de ser su debilidad, Naruto era su más grande fortaleza. Fue a base de golpes y de perder un brazo cada uno que Naruto se lo recordó.

Y Sasuke nunca más lo volvió a olvidar.

Sabía, sin importarle si sonaba como un maldito creído, que Naruto y él eran perfectos el uno para el otro, que complementaban sus debilidades para alzarse con más fuerza y que no había nadie sobre la tierra que pudiera hacerles frente cuando estaban juntos. En un comienzo su lazo fue el dolor y la soledad, pero ahora lo que sentían ya iba mucho más allá. Podía estar casado y haber formado una familia, pero Naruto era de Sasuke y Sasuke era de Naruto.

Estaban destinados a estar juntos y sin embargo no podían estarlo.

Cuando terminó la guerra y fue indultado por sus acciones, había pensado, solo por un segundo, en abrir la boca y expresarle al rubio sus verdaderos sentimientos, no tenía nada que perder y mucho que ganar, pero Naruto habría perdido todo por lo que había luchado por años, y Sasuke, que ya suficiente mal le había hecho, no se atrevió a atravesarse entre Naruto y sus sueños. Decidió irse, recorrer el mundo un par de años y una vez que sus sentimientos estuvieran sosegados y muy escondidos dentro de sí, volver a la villa con Kakashi, con Sakura y sobre todo con Naruto. Pronto entendió que de nada sirvió irse, que lo que sentía estaba intacto, que  eso era para siempre, y regresó a su primer hogar, esperando pasar su vida junto al rubio aunque nunca llegara a ser más que su mejor amigo.

Fue entonces que se topó con que Uzumaki Naruto se había enamorado de Hinata. Su corazón, todavía tan frágil como cuando era un niño a pesar de todo lo que había pasado, no pudo aguantar ese golpe y poco después volvió a abandonar la villa, esta vez sin intención de regresar.

Intentó mantener contacto solo por carta, y pasó los siguientes meses sintiendo que se ahogaba. Sin embargo, al final sus ganas de volver a ver la sonrisa alegre y los ojos resplandecientes de cielo del rubio héroe de guerra vencieron sobre su corazón roto y regresó unos meses después de la boda del rubio. Ver y compartir con su mejor amigo de nuevo demostró ser una bocanada de aire fresco que le devolvió vida a su cuerpo muerto y supo que pasara lo que pasara volvería a regresar una y otra vez.

Su siguiente visita le trajo la noticia de que el rubio iba a ser padre por primera vez y sintiendo la felicidad del rubio como una nueva puñalada, Sasuke cometió la imprudencia de pasar sus noches en la aldea con Sakura, quien al poco tiempo, cuando ya había reanudado su viaje una vez más, le anunció  por carta que esperaban un hijo.

Sarada, aquella niña que nació de sus encuentros con Sakura, había terminado por convertirse en la nueva luz de su vida. A penas siendo una pequeña recién nacida, y conociéndola por primera vez, fue la segunda persona que lo salvó de perderse en una soledad que lo envolvía.

Los siguientes cinco años los vivió en la aldea viendo crecer a su pequeña, pero como era de esperar  volvió abandonar Konoha o la felicidad del rubio habría terminado por hacerlo cometer una locura. Lo único que cambió es que a partir de entonces, lo que lo impulsaba a volver una y otra vez ya no era solamente Naruto.

Así se fueron unos cuantos años más, hasta el día en que se halló de vuelta en la aldea con motivo de la graduación de su adorada hija, quien pronto se convertiría en ninja.

Como siempre, lo primero que había hecho al llegar había sido entrenar con Naruto hasta que ninguno de los dos pudiera mover un solo músculo.

Hacía tiempo que no se sentía tan vivo.

Horas más tarde, caminando por el bosque que los llevaría de vuelta al centro de la aldea, Sasuke tuvo que hacer frente una vez más a la misma dolorosa petición que había estado escuchando por años salir de la boca de su infierno rubio.

- Quédate, no vuelvas a irte

- No puedo, Naruto

Y, a pesar de que cada vez le resultaba más difícil hacerlo, Sasuke se volvió a negar.

Naruto siempre fue el único que pudo entender completamente el funcionamiento de Sasuke Uchiha, pero por años, y hasta ese día, no se había molestado en hacerlo cuando intentaba convencerlo de quedarse en la villa, porque para Naruto lo único que importaba era apaciguar ese avasallante deseo de tenerlo siempre consigo. Llevaba años pidiéndole quedarse, pero jamás lo había mirado a los ojos cuando lo hacía. Esta vez fue diferente, cuando el rubio miró al moreno buscando transmitirle su convicción, fue él quien recibió todo un torbellino de emociones.

Y lo entendió, el porqué de que Sasuke nunca se quedara más de una semana.

Apretó los puños con fuerza a sus costados. Había sido un maldito egoísta por años al intentar mantenerlo a su lado, él, quien se jactaba de conocer cada recoveco de la mente de Sasuke, nunca se dio cuenta de lo mucho que sus acciones herían al moreno.

Sasuke se veía tan frágil y miserable en aquel momento  que Naruto no tardó en sentir el bien conocido escozor en los ojos, sintió su boca temblar y el interior de su cuerpo revolverse en toda la ira, todo el dolor y todo el arrepentimiento que había estado conteniendo por años.

 Y Naruto explotó.

En un segundo, el rubio Hokage mandó todas sus dudas, miedos y sus propias restricciones  a la mierda y, tal como lo hubiera hecho en su juventud, empujó a Sasuke con brusquedad contra uno de los árboles que los escondían de miradas indiscretas para plantarle un beso totalmente opuesto a la agresividad con que lo había estrellado contra el árbol.

Por un instante, ambos evocaron aquel casi olvidado recuerdo del primer y accidental beso que compartieron en la academia. Y con la nostalgia invadiendo sus pensamientos, Sasuke dejó también de pensar y se dejó perder en aquellos labios que no tardaron en consumirlo.

El beso iba tan cargado de emociones, de palabras no dichas, de acciones frenadas, de besos no dados que no tardaron mucho en convertir aquel contacto en algo mucho más significativo, mucho más intenso, intentando enseñarle al otro todo lo que se habían guardado por años.

Todo se volvió más húmedo, más rápido, más excitante. Naruto necesitaba más, más de esa respiración agitada, más del calor que emanaba el cuerpo de Sasuke, más de esos roces provocadores, más de ese olor, más de Sasuke.

Se separó de la boca del moreno para que ambos pudieran respirar, pero no lo soltó un segundo y en vez de volver a besarlo, paseó su boca a lo largo de su cuello en mordidas desesperadas y poco delicadas que lograron que el moreno soltara sonidos obscenos que solo provocaban más la propia libido del rubio. Lamió y mordió con fuerza  intentando de esa manera apaciguar un poco esa maldita desesperación que tenía por mandar todo a la mierda y quedarse con Sasuke.

Y Sasuke, en medio de aquellas avasalladoras y nuevas emociones, entre aquellas sensaciones que le sacaron el aliento y lo dejaron temblando, entre cada beso, cada lamida y cada nueva mordida, notó que su corazón se desbocaba agitado en un sentimiento tan intenso que más de una vez tuvo que encajar los dientes en el cuello del rubio. La necesidad latiente por años tuvo que expresarla con los roces más obscenos, con las más excitantes mordidas. Tuvo que arrancarle la playera al rubio porque ya no era suficiente, tuvo que deshacerse de sus propias ropas porque no tener contacto directo con el rubio ya lo estaba quemando.

Esa fue la primera y la única vez que estuvieron juntos. A pesar de la agresiva pasión y el placer que compartieron, lograron una compenetración y una conexión tan intensa que ambos terminaron bañados en lágrimas, entendiendo, con aplastante claridad, los sentimientos del otro como hasta entonces solo lo habían hecho durante las peleas.

El gran amor que sentían solo pudo expresarse esa noche…

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Habían pasado muchos años ya desde aquel único encuentro escondidos entre los árboles del bosque, pero Naruto, con 83 años y tendido en una cama a punto de morir, era lo único que podía recordar de su vida. Nunca hablaron al respecto y un par de días después de ese encuentro, Sasuke volvió a marcharse de la aldea, pero sus sentimientos nunca desaparecieron.

Sasuke siguió regresando varias veces por año, pero Naruto nunca volvió a pedirle que se quedara.

Cuando Sarada cumplió los quince, Sasuke la llevó con él para que conociera el mundo y Naruto no vio al amor de su vida por siete eternos años hasta que la chica decidió que era tiempo de volver a su aldea. Su hijo mayor se enamoró entonces de la hija de Sasuke y no pasó mucho tiempo antes de que compartiera con el Uchiha nietos y bisnietos.

Finalmente, cuando Kakashi falleció, 20 años atrás, Sasuke regresó y nunca más volvió a irse. Pasaron las tardes de sus primeros años de la vejez enseñando a sus nietos, entrenando al límite de sus fuerzas, riendo y contando historias del pasado, pero nunca más hablaron de amor.

Naruto nunca le dijo con palabras cuánto lo había amado en realidad.

Hinata, su compañera de vida y a quien guardaba un lugar especial en su corazón, murió cinco años atrás, pero Naruto siguió en pie hasta la muerte de Sasuke un mes atrás, y entonces se dejó morir también.

Sin Sasuke, ya no había nada más para él.

Ya había cumplido su misión en esa vida, había cambiado el mundo, había sido Hokage, había cuidado bien de su aldea. Konoha ya no era su problema, ahora era de su nieto, el nieto de él y Sasuke, el que era más fuerte que cualquiera de ellos.

Sakura, también anciana y llena de arrugas, derramaba lágrimas a su lado por el último de los amigos que le quedaba con vida. Fue ella quien escuchó las últimas palabras del gran héroe de la aldea, que le hicieron darse cuenta que realmente nunca conoció a los dos hombres que más quiso.

Escuchó la última promesa del hombre que jamás faltó a su palabra.

- Sasuke… si en esta vida no pude estar contigo, lo estaré en la siguiente. Te lo prometo.

Notas finales:

De verdad espero que les haya gustado y que sigan amando esta serie y esta pareja a pesar de ese final, digo, no es que esperara un final yaoi porque sigue siendo un manga shonen, pero siempre me imaginé a Sasuke y Naruto solos, como la gran mayoría de sus maestros.

Y hablando del final, aprovechó un poco para quejarme. No me gustó, las parejas me parecieron superfluas, apresuradas y  forzadas, los diseños de personajes, salvo algunas excepciones, dejan mucho que desear en comparación con lo que nos tenía acostumbrados y personajes como Sakura y Hinata, aunque en este momento las odien un poquito,  se merecían un final a la altura de las ninjas en que se fueron convirtiendo, una impresionante ninja médico que superó a Tsunade y la otra como la líder del clan Hyuuga (¡ni siquiera sus hijos heredaron los increíbles ojos del byakugan!) , que una limpiando la casa y esperando por su hija y la otra dejando flores en una tumba. No me importa que tanta paz haya en el mundo, debieron tener el merecido final de su historia siendo ninjas.

Y lo que más me enfadó es que Naruto y Sasuke no hayan compartido un solo momento en ese final. Las parejas pudieron haber quedado como quedaron, pero todo el manga giró alrededor de la relación  de ellos dos, así que para mí era completamente necesario que compartieran un par de escenas, ya sea ellos solos o con todo el equipo 7. Simplemente porque no pueden venir a decirme que con el paso de los años dejaron de ser importantes el uno para el otro, eso no tendría sentido.

Creo que dejó mucho que desear en comparación con el resto de la historia y me hace pensar que Kishimoto quizá sacó ese final mediocre porque no le permitieron escribir lo que él quería.

Pero en fin, yo no puedo hacer nada, ni soy la que decide y el capítulo ya salió y es el final oficial, así que  lo único que puedo hacer es quejarme.

Y como ya lo hice demasiado y no quiero quitarles más su tiempo,

Muchísimas gracias por leer.


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