Siempre considere que toda la atención que me daba la gente sin ningún motivo en particular era una molestia, nunca busque ser perfecto, nunca quise que me prestaran atención, simplemente quería paz y distancia de las personas para poder cumplir mis propios objetivos sin nadie perturbando mi entorno.
Siempre…
Hasta que un huracán irritante, hiperactivo, gritón, maldito perseverante de buenas intenciones, fracasado e increíblemente inocente me golpeo el rostro con su llegada.
Por supuesto que no lo note en un principio, de hecho empezaba a dolerme la cabeza en cuanto oía que estaba llegando, su sola presencia servía para ponerme de un humor incluso peor que el usual.
Aunque ahora que lo pienso eso fue tal vez la primera señal, alguien había entrado.
De alguna manera se le metió en la cabeza que tenía que competir conmigo, todo el tiempo, en todo lugar, por cualquier cosa, y aun si en un principio intente ignorarlo, mi cuerpo me traicionaba, actuaba antes que mi mente, corría cuando el corría, comía hasta tener nauseas cuando a él se le ocurría que eso podía ser una buena competencia, de un momento a otro, sin darme cuenta estaba corriendo por no quedarme atrás, buscando no hacer las torpezas que hacía desde que el llego, queriendo que me note, aunque siempre lo hizo, desde el primer momento.
Y todo se volvió un conjunto de pasos, él me sonreía, yo gruñía, el gritaba, yo gruñía, él se esforzaba por invadir mi espacio personal, yo me esforzaba por gruñir, él se deprimía y yo gruñía más fuerte para que lo olvide, no importa que fuera, y el volvía a reír. Y yo era feliz.
Incluso cuando me tomo una cantidad significativa de tiempo aceptar, por supuesto no en voz alta, que se había convertido a pulso en mi amigo, en alguien importante, no estaba listo para lo que venía, y estaba golpeando en la puerta de mi estómago cada vez que se acercaba más de lo normal y me rodeaba con sus brazos sin mi permiso.
Era tan irritante que ni siquiera lo notase, que hiciera todo de un modo tan despreocupado mientras yo era consiente de cada uno de sus pasos, y mi pecho amenazaba con desgarrarse de un latido cada vez que se abalanzaba sobre mí, y cada vez que su mirada seguía a otra persona.
Maldición…
No comprendía como podía no notar en mis movimientos el nerviosismo y la tensión con su llegada, el color que tomaba mi rostro y como perdía su palidez característica haciendo hormiguear mis mejillas cada vez que me sonreía, o todas las expresiones que pensé que no tenía y el me arrancaba sin siquiera intentarlo, cuando todo el mundo lo veía tan claro, al punto de que mi propio hermano se reía en mi cara.
Pero más que nada quien intentaba jugar el papel del ciego sin el menor éxito era yo, por que no era posible, era completamente injusto, no tenía derecho a desequilibrar todo así, a afectarme de este modo.
- Saaaaasuke – grito un rubio que venía a toda prisa con la sonrisa ocupándole todo el rostro y una bolsa balanceándose de un lado a otro en su mano. Disminuyo su paso cuando ya estaba cerca deslizándose sobre sus rodillas para quedar de frente al pelinegro que descansaba sentado con la espalda apoyada en el tronco de árbol – ¡Que honor encontrarte sin tu sequito de seguidoras! , ¿tengo permitido almorzar con usted? – rio desembolsando ya la comida
- No sé para que lo preguntas – gruñó el pelinegro apartando la mirada – siempre haces lo que quieres
- Buen…- iba a dar una respuesta a su estilo cuando levanto la mirada frunciendo el ceño sin dejar de sonreír.
- ¿Qué? – reaccionó al instante el pelinegro a la defensiva
- Olvidaste tu comida ¿verdad? – dijo en tono burlón el rubio más como una afirmación que como una pregunta.
Sasuke frunció el ceño aún más sonrojándose, ¿por qué demonios tenía que ser siempre el que nota todas sus torpezas?, no era como si tuviera hambre, bueno no tanta, y siempre se despertaba muy dormido por las mañanas, no era como si fuese un despistado.
- No sé de qué hablas – siseo el pelinegro
- Para tu fortuna – lo ignoro Naruto aun riendo – yo siempre vengo preparado para “Sasukes”
El pelinegro observo la bolsa con curiosidad, había dos de cada cosa, realmente había dos de cada cosa y el rubio lo observaba satisfecho.
- Te dije que…- intento objetar el pelinegro cuando su estómago lo traiciono sonoramente
- No puedo comer todo solo de todas formas, bueno, sí, pero sería un desperdicio – lo miro el rubio esperando su reacción.
- Te lo pagare luego – murmuro el azabache esquivando el rostro de su compañero mientras agarraba un sándwich.
- Un placer – dijo entre bocados el rubio – alimentarte – para luego recostarse al lado del pelinegro sin dejar de comer
- Vas a ahogarte así idiota - lo miraba el pelinegro mientras tomaba jugo y notaba el movimiento del cabello del rubio que parecía bailar con el viento sobre su frente.
- Claro que no – rio el rubio introduciendo otro bocado en su boca, aunque la risa no le duro mucho, sus ojos se abrieron cómicamente mientras hacia un intento de tragar tosiendo y sentarse al mismo tiempo.
- ¡Naruto! – gritó Sasuke entre enojado y alarmado golpeándole la espalda con una mano y sosteniéndolo por el hombro con la otra para enderezarlo - ¡eres un idiota! – le gritaba dándole jugo para que baje el bocado – y vas a acabar muriendo de una manera aún más idiota – le recrimino cuando el otro ya se había tomado el jugo y ya solo jadeaba un poco.
- ¡Fue el sándwich! – le grito mirándolo a los ojos – ¡el me traiciono! – dijo con seriedad
Y el silencio entre los dos duro unos segundos antes de estallar en carcajadas ambos.
- No culpes a la comida de tu idiotez dobe – le dijo Sasuke ya más calmado aun con el vestigio de las carcajadas en la expresión de su rostro sin notar la distancia entre ambos por un momento.
- No es la comida, eres tú amargado – le sonrió el rubio a pocos centímetros de su rostro sorprendiendolo – y es difícil hacer que me comporte más torpe de lo usual –
- ¿Q-que? – atino a preguntar el otro descolocado y siendo ahora consiente de la poca distancia que los separaba.
Naruto frunció un poco el ceño y abrió la poca sin decir nada, como intentando ordenar las palabras en su mente.
- Bueno…- hizo una mueca parecida a una sonrisa – ciertamente soy un idiota cuando estoy contigo – rio despreocupado.
Sasuke lo miró sin dar crédito a sus palabras y con un volcán en la boca del estómago que amenazaba con estallar, ¿Qué demonios quiere decir?, le gritaba su cerebro. Le era imposible apartar la mirada de su rubio compañero, que no mostraba el menor indicio de afectación por lo que acababa de decir.
- Naruto…- murmuró sin saber que iba a decir a continuación cuando la campana del regreso a clases sonó.
Perfecto, pensó Sasuke intentando salir del trance para ponerse de pie, pero una mano lo retuvo para que volviera a sentarse.
- Ibas a decir algo – lo observo Naruto clavando la mirada en la ajena
- Que siempre eres idiota, por supuesto – espetó Sasuke con lo primero que se le vino a la mente, yo soy el idiota maldita sea - y vamos a llegar t-tarde por tu culpa – se aclaró la garganta, grandísimo cobarde.
- Sabes…- prosiguió Naruto sin prestar atención a lo último que dijo el Sasuke – hay muchas cosas que quiero decir, siempre, quiero decirte en realidad, pero jamás las digo, es decir nunca me preocupe por parecer un idiota, y de repente no puedo parar de pensar en cada cosa que hago y reprenderme al instante – rio, aunque esta risa era una mescla de nervios y algo de miedo, tal vez.
- N-naruto, ¿Qué quie…a qué te refieres? – le tembló la voz al pronunciar esas palabras.
- Quiero decir, tu siempre, de algún modo, incluso cuando haces cosas estúpidas, incluso en esos momentos, de alguna manera te ves, perfecto, y de repente estoy corriendo detrás de ti, diciendo toda clase de cosas estúpidas en vez de lo que quiero decir – se atropellaba con las palabras sin notar que el otro comenzaba a sofocarse – Sasuke, comencé a perseguirte sin tu permiso, esperando conseguir algo de tu atención y ahora que la tengo no se manejarla, no sé cómo decir todo lo que quiero decir, incluso ahora estoy parafraseando – se rasco la cabeza - ¿Sasuke? – levanto la mirada hacia Sasuke que estaba al borde del colapso, y por primera vez sus ojos captaron el momento justo en el que las mejillas del otro se veían arreboladas completamente y sus labios se apretaban de vértigo.
- No es justo – frunció el ceño con la voz en un hilo – tu maldito ciego – le temblaba la voz.
Se terminó de desplomar, descartando su intento de levantarse, enfrente del rubio que lo miraba embobado sin soltarlo.
- Te odio… - murmuraba cubriéndose el rostro con la mano libre, no podía creerlo, después de todo lo que se había esforzado por mantenerse estable y parecer tranquilo, el venia de nuevo soltándole todo esto en la cara como si nada, rompiendo la poca compostura que le quedaba – estúpido bocazas, odiot…- se le fue el aire de los pulmones cuando sintió una mano apartar la suya que le cubría el rostro para enfrentarlo con el de Naruto.
- Voy a besarte …- murmuro casi sobre sus labios – y es enteramente tu culpa
Fundió sus labios con los ajenos sin darle la oportunidad de decir algo al respecto, acariciándolos suavemente, dándole tiempo para correr si lo quería, pero solo sintió el temblor en sus labios que no se apartaban de los suyos, no solo sus labios, también en sus manos que soltó lentamente para posar una mano en su cintura y la otra en su cuello hasta su nuca hundiendole los dedos en el cabello, acercándolo aún más.
Profundizó el beso lentamente temiendo que acabe y el otro corriera lejos, porque todo fue una confusión, pero las manos de Sasuke se aferraron a su espalda apretando con fuerza su remera, a lo que Naruto respondió mordiendo suavemente su labio inferior para fundir ambas bocas una en la otra.
Para el momento en que se separaron, con reticencia pero necesitando oxígeno, Sasuke mantenía los ojos fuertemente cerrados y sus labios ya rojos comenzaban a hincharse levemente.
- Sasuke…- susurró Naruto sin soltarlo con una pequeña sonrisa en el rostro, causando que el otro abriera despacio los ojos - ¿Puedo besarte de nuevo?
- Idiota - apoyo su cabeza en el hombro del rubio que podía ver sus orejas prendidas fuego – cierra la boca, ya deja de decir todo lo que quiero decir.
Naruto rio acercándose más, sin poder evitar que su pecho diese un vuelco con esas palabras.