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Smile - BangHim por BangRin

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Notas del capitulo:

He vuelto! *Baila come back home* 

Holaaaa!!! Se acuerdan de mi? Me extrañaron? Bueno pues parece que hace unos días mi bloqueo de escritora me ha dado una pausa y me ha permitido volver después de King of Blood~

Como saben mi genero es la Angustia y Tragedia por eso hoy vengo a dejarles este Oneshot que hice sobre, pues ya saben mi OTP, el BangHim que es amor.

Espero les guste~

Nos vemos en las notas finales.

A veces creo que me he vuelto loco. Cotidianamente despierto y veo mi celular; hay noticias por aquí y por allá. El día pasa normal pero resulta que en la noche,  me pasa algo extraño. No sé si se deba a la calma que la oscuridad  trae, o a la pesadez del día, sea lo que es cuando oscurece  y me siento frente a la computadora muchos pensamientos se acurrucan en mi mente, es como analizar todo lo que pasa, y allí mientras recreó y pienso los sucesos a mi alrededor  la tristeza viene a encontrarme, se aloja en mi corazón como un opresor que me mantiene lejos de una estabilidad, de una respiración limpia. De forma continua mi mente me juega mal porque aunque sé que solo hago más difícil mi estado, me imagino un cuadro aún más triste, acompañado de la soledad de mi casa, de lluvia golpeando a mi ventana, de un frío de Diciembre, de la ausencia de su sonrisa. La que resuelve y causa mis problemas. Su sonrisa. De él.

Había imaginado muchas razones que causarán aquella pesadez en mí. Era el trabajo, era mi familia, era algún disgusto, eran mis sentimientos de inconformidad, eran tantas las razones por las que en noches como hoy perdía el sueño. No todas de un jalón. Había días en que solo era una la que me molestaba, otros días eran dos y así, por meses…sin embargo lo que me salvaba y me mantenía corriendo en la interminable escalera había sucumbido. Como el aire. En una bofetada de cálido verano, se había vuelto frío.  Había huido.

¿Dónde estaba? Y, pero aun ¿Cuándo se había ido? Me preguntaba una y otra vez desde hace unos meses y más reciente en lo últimos días porque al entrar al trabajo -uno diferente al de él- habíamos perdido un poco de contacto. Los días se habían vuelto más complejos desde aquello, trabajo, trabajo y cuando descansaba por las noches esa inexplicable sensación me atrapaba cansándome más de lo que ya estaba. Sin embargo como antes hacía en la Universidad buscaba en internet sus fotos, algún video y la luz en la oscuridad iluminaba el camino. La pesadez se dispersaba como humo. Porque sus ojos pequeños, su cuello ancho, si piel morena, su sonrisa tan ajena, él mismo, su todo me hacía completo y los conflictos se iban. En noches así, cerraba el computador, iba a mi cama y dormía quedándome con esa visión de él.

Estos días sin embargo me había dado cuenta que estaba perdiendo mi agudeza, a mí mismo. Me había vuelto tan huraño, tan irritable, tan ocupado que por un mes o más me había saltado esa rutina. Mi aspecto lo decía. Parpados caídos, mejillas ahuecadas, ojos dormidos, labios sin besos, un yo muy sin él. Entonces dándome cuenta de mi realidad, buscando ayuda después de tres tazas de café fui a buscarle ya no solo en fotos, ya no quería verlo solo en videos, necesitaba al real y no me importaba tener montañas de trabajo.

Corrí entonces con un suspiro de sonrisa a buscarle donde sé que podía encontrarle y al llegar, al abrir la puerta sin esperar a llamar, con el corazón temblándome emocionado y la barriga haciéndome ruidos extraños, así con todo que se volvió en un instante en nada porque cuando lo tuve enfrente de mí, la saliva dejó de acumularse en mi paladar, la sangre se enfrío, yo morí. Él mi soporte, él mi amigo, él mi cielo, él mi felicidad estaba sentado en el suelo junto a varios papeles llenos de garabatos. Usualmente voltearía a sonreírme –como lo necesitaba-, usualmente me atrapaba en un abrazo, usualmente me daba un beso…pero ese día él no lo hizo, ese día me dijo que estaba cansado y sin verme, sin tocarme se fue a su habitación que había improvisado en ese estudio de música.

Allí me di cuenta que mis malditos problemas, que mi maldito trabajo, que mi maldita familia no se comparaba en dolor al que me causaba quien sin sonrisa me dejo.

Me tendí entonces a volver a casa con la respiración lenta, aún sin poder creerlo. Y llegué y busque sus fotos como consuelo, él era un músico reconocido y con solo poner su apellido en el buscador miles de artículos e imágenes se desprendían, pero ¿qué estaba mal entonces? Por qué al teclear como lo había hecho meses atrás no había nada reciente, no había paginas alagando esa forma suya de componer, de escribir y cantar. Me asusté, vacilé. Mi corazón latía muy rápido y entre clic y clic buscando fotos me sofoqué al no encontrar su ya reconocida sonrisa, esa que mostraba sus dientes entre sus labios, su sonrisa tan suya que amaba hacer mía. No estaba, ya no existía.

Las lágrimas descendieron de mis ojos. Había visto una de sus últimas presentaciones en un club. La fecha del video marcaba una semana desde su publicación, había mucha gente, había luces de colores, el público se veía muy animado pero quien cantaba en el escenario, ese que tenía el micrófono en sus manos no, no podía ser a quien denominaba como mi ángel. Su cabello fijado con cera a su cabeza, su ropa de invierno y negra, sus ojos mirando como al infinito y sus labios moviéndose, moviéndose sin formar ni una “u”, ni una mueca. Solo el ritmo de la melodía. Solo 1004 sonando a su voz y yo, vuelto un mar de llanto porque ese no era mi Yongguk.

Cerré la laptop, me cerré en llanto hasta que mis ojos se hincharan y fue lo peor que he experimentado, ni tantas noches en insomnio, ni tantos días en estrés. Nada, nada se comparaba a ese dolor que me afligía. Era como tener el sentimiento de gritar y no poder, no saber, no hacerlo porque en tu tráquea hay como hueso de durazno que no te deja respirar, no te deja gritar, no te deja hablar, te va matando, asfixiando. Y luego la fluidez de los mocos en tu nariz junto con un dolor en el pecho que te oprime tanto hasta dolor por debajo de las costillas, como un golpe, que se va metiendo en tus entrañas y no te deja, no te deja seguir, por eso te tienes que morder el labio hasta sangrar buscando engañar a tu mente con dolor físico, engañarte a ti mismo que es por fuera el sufrimiento más que por dentro. Que es mi labio y no su ausencia la que me lastima.

Desde entonces he tenido miedo.

Intenté buscarlo. Fui a la mañana siguiente a encontrarlo en su estudio y de regreso a casa, con Noviembre entrando, lloré de nuevo pues él no estaba, no quería verme. Vi las noticias y leí que estaba teniendo un momento difícil, había tenido cansancio y una crisis, estaba en descanso…indefinido decían.

Oí romperse un cristal pero no lo era. Mi corazón, sin embargo sí. Había tronado en cachitos, había hecho trizas lo construido.

***

Bang Yong Guk había huido. Las noticias tanto en internet como en televisión pasaban reportajes, pasaban videos de sus más recientes presentaciones, sus fotos, sus letras, sus logros y al final…

 

Detuvo las noticias apagando sus TV de pantalla plana. Himchan de 26 años llevaba un café en la mano y en su cuerpo una bata de dormir, blanca igual al invierno, igual a su cuerpo. Paso por la mesa llena de papeles, fue hasta el baño y una vez dentro colocó su celular aun lado de la tina, previamente había seleccionado un playlist de canciones y cuando la primera sonó su ´bata calló al suelo deslizándose en su delgado cuerpo.

Con ayuda de sus manos y soporte de sus pies se adentró en el la tina blanca, el agua lo cubría hasta el cuello, no había burbujas ni esencias en esa ducha, solo melodías de Bang y la voz débil de Himchan que repetía los versos y coreaba con sentimiento. Su voz se oía extraña, más seca, más ronca y disfuncional a su tono. Sonaba bajita casi en silencio, quebrada y casi al final terminaba con un gruñido, un alarido bastante doloroso de oír.

Himchan de 26 años colocó una mano a cada lado de la tina, la primera canción del listado había concluido y, al transcurrir tres más el agua lentamente se teñía roja. Para la séptima canción ya no había ni un susurro que acompañará al cantante.

Kim Himchan de 26 años, gerente en un trabajo de oficina había huido con su cantante y único amor.

Cuando la ambulancia y la policía llegaron al baño, aún el playlist no terminaba. Como la prioridad era salvar a la persona, la gente reunida en ese baño blanco no apagaron el celular y entre dos cuerpos policiacos sacaron la cabeza del inerte muchacho. El agua se desbordó dando color rojo a la tina y los azulejos. Himchan estaba muerto.

Su cara marcaba sus pómulos, sus ojos cerrados estaba hundidos en ojeras, extrañamente parecía que unas lágrimas caían por su piel y esas mismas se perdían en la herida que iba de su mejilla derecha hasta la izquierda, en una “u” que hacía desaparecer la tragedia, pues Himchan al igual que Yongguk, sonreían allá arriba.

 

La policía colocó el cuerpo de Himchan fuera de la tina, acostándolo en el frío suelo al compás de la última melodía. La última canción que Yongguk había compuesto, la última que se llamaba sonrisa, esa con la que él mismo se había encerrado y cortado buscando una risa.   

 

Notas finales:

TTnTT Qué tal? Un poco raro no?

Mezcle muchos sentimientos en este OS y bueno eso salió. Si ha sido de su agrado espero puedan dejarme un bonito review~ Nos estamos viendo!! y....

I N F I N I T A S    G R A C I A S

por leer

 

*Disculpen si hay una falta de ortografía, lo subi de rapido

FB/29zky31

Twitter: @ZakaryRin


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