Pese a haber usado los antibióticos y estar estable, su respiración aún parecía muy pesada, por lo que no tardó en volverse a preocupar…
Shion (de nuevo preocupado, pensando): Su fiebre no baja, y, es más, su respiración es cada vez más pesada… ¿Qué demonios debería hacer?
De repente recordó el libro de medicina, donde se explicaba las posibles causas de asfixia, y una de ellas era que aún quedase sangre en su aparato respiratorio tras haber tragado su propia sangre y no poderla expulsar, inconscientemente.
Shion (pensando): ¡Ahora lo recuerdo! ¡No es necesario hacerle la RPC, basta con que yo absorba la poca sangre que haya tragado antes de quedar inconsciente!
Elevó un par de centímetros el cuello de Nezumi para darle algo más de libertad a sus pulmones y empezó a absorber. No había esperado que tuviese tanta cantidad de sangre, pero una vez extraída, lo controló y, lentamente, se fue calmando la respiración y bajando la fiebre de Nezumi, así que eso significaba que había funcionado.
Pasaron dos noches y dos días, y pese a que Nezumi no despertaba, su mejora en poco tiempo se iba haciendo visible. Pese a eso, Shion no pensaba dormir, y pasó todo el tiempo al lado de Nezumi, controlando su respiración y evitando quedarse dormido. La segunda noche (ya casi podríamos decir la madrugada de un tercer día) la respiración de Nezumi se acceleró bruscamente…
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Nezumi recordaba aquél fatídico día, cuando su madre y su hermano fueron atacados, de repente, por aquellos soldados que parecía que hubiesen aparecido de la nada. Su tío, que acababa de perder a su querido hermano, agarró fuerte a Nezumi mientras se prometía a sí mismo que nada le pasaría al único recuerdo que le quedaba de él (sí, me refiero a Nezumi). Poco después él también fue alcanzado, antes que también lo fuera Nezumi. Se sentía solo, acorralado, se tapó los oídos mientras lloraba, pero una voz familiar llegó a alcanzarle. “Shion…”, susurró.
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Shion había empezado a chillar alterado de nuevo, no quería que nada malo le pasase, no quería que aquél beso de reencuentro que le había prometido Nezumi, fuera un beso de despedida, no quería perderlo…
Shion (chillando): ¡Nezumi, no me abandones!, ¡Me prometiste que volveríamos a estar juntos con aquél beso!, ¡Abre los ojos de una maldita vez!, ¡Nezumi!
Nezumi fue abriendo lentamente los ojos… Lo primero que vio fue Shion llorando chillando su nombre. Nezumi empezó a reir...
Nezumi (recordando viejos tiempos, y por lo tanto, sonriendo un poco): ¡Shion, pareces un niño pequeño! Me recuerdas un poco a la otra vez, durante la destrucción de nº6, en la enfermería, me dijiste exactamente lo mismo…No cambia…
No acabó de decir la frase, cuando Shion se abalanzó sobre él.
Shion (realmente cabreado, pese a que también impresionado que recordase eso): ¡Nezumi!, ¡Baka!, ¡Hiciste que me preocupara!, ¡No solo te fuiste sin mi tras convencerme, sino que ibas a traicionar la promesa que nos hicimos cuando fuimos a rescatar a Safu, de no haber más besos de despedida!, ¡Baka!, ¿Cómo pudiste actuar así, eh?
Nezumi no era capaz de contestar más que…
Nezumi (con la respiración entrecortada): Shion,… me estás estrujando…
Shion dejó de inmediato de abrazar a Nezumi e infló las mejillas, para decirle con la expresión que aún seguía cabreado…
Nezumi (algo más calmado): ¡Lo siento, Shion!, ¡De veras quería verte!, ¡Aunque fuera la última vez!
Shion (abalanzándose de nuevo contra él, y esta vez dejando un par de bofetones en la cara de Nezumi): ¿¡Cómo que última vez!? ¿¡Acaso pensabas morir de veras!?
Inukashi y Rikiga miraban la escena divertidos…
Inukashi (con una lágrima en el ojo, llorando tanto por la preocupación que le había dejado su viejo amigo, como por lo divertido de la situación en la que el chico ahora se encontraba): No hace falta que nos preocupemos más por ellos se las arreglarán mejr solos…
Rikiga (también divertido): Se ven como una pareja hecha y derecha…
Ambos se marcharon de la habitación, cada uno con diferentes propósitos…
Inukashi (pensando): Debo de ir preparando el desayuno, que hoy es día laboral y tanto Ed como Marco tienen que ir al colegio… (sí, Marco era profesor en el mismo colegio donde iba su pequeño, ya que allí se cursaba desde guardería hasta escuela primaria).
Rikiga (emocionado): ¡Por fin volveré a ver a Karan! Shion me ha dado ya la dirección, así que... ¡No voy a perder más tiempo!, Aunque eso sí, no puedo asustarla tampoco…
Y así, pensando en sus cosas, ambos salieron de la habitación…
Nezumi (viendo a Shion como se iba quedando dormido sobre él, pero sonriendo de manera cálida): ¿Por qué demonios eres tan obstinado? ¡Dudo que ayas dormido apropiadamente mientras yo estaba enfermo! ¡Siempre actúas sin pensar en ti!
No tardó en cargar al chico con calidez, realmente sanaba rápido y después de aquellos días de descanso su fuerza estaba totalmente recuperada. Se despidió de Inukashi y su familia y empezó a dirigirse hacia un lugar que Shion conocía muy bien… Así es, hacia su propia casa… O como Shion dijo alguna vez:
Shion (en el pasado): ¡Esa habitación es el único lugar al cuál regresar y en el cuál sobrevivir!
Con aquellos cálidos recuerdos en mente se fue alejando lentamente de la casa-hotel de Inukashi, mientras llevaba en brazos a su joven “principesa”, mientras los recuerdos de todo lo que habían pasado ambos dos años atrás volvían a producirle la calidez de haberlos vivido.
Nezumi: (al borde del llanto): ¡Shion, ya he vuelto!, ¡Por fin he vuelto, y ya nada podrá separarme de ti! Dijo para sus adentros…