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Luna de Plata por Kuroi-tsuki

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Notas del capitulo:

Disfruten el cap, nos leemos abajo

Capítulo 2


"Piel de porcelana"


"Tu corazón es blanco de ternura, mi corazón es negro de dureza". 


 




Una vez puso un pie en el piso, sintió un gran retumbar en su cabeza, recordó la noche anterior y las temerosas pesadillas volvieron a su mente, un chico alto y rubio, había soñado con grandes colmillos que le rugían; pero pensó bien, y no había sido un simple sueño, eso quería creer, pero lo que había presenciado era totalmente cierto, sus manos temblaron al instante y un gran escalofrío lo recorrió al instante. Recordó que tenía que ir al colegio, miro a la ventana y un gran sol bañaba de luz cegadora la habitación, siempre odiaba el sol que lastimaba su piel, estos días eran en  los que solía quedarse en casa todo el día, todo por evitar la sofocante luminusidad del sol. Pero necesitaba distraer su mente del pavor que habitaba su mente,  la imagen de aquella criatura que había visto la noche anterior atormentaba sus pensamientos, entonces agarró ligeramente los libros y se puso un gran saco para proteger su piel del sol y salió del cuarto con unos arrugados pantalones blancos, que su madre había olvidado lavar. 




Bajó las escaleras y no vió a nadie, avanzó hacia la cocina y vio en el refrigerador una nota de su madre diciéndole que llegaría tarde a casa, ignoró por completo la nota y se dirigió a la sala, agarró una  gorra, se la puso y salió de la casa. 




Llego a la parada de autobús y vió a Matt, parado recostado sobre el letrero, alardeando ante las chicas su nuevo look. 




-Hola, ven aquí , Nate 




-Hola, albino que hay de tu vida?, hace mucho que no vienes a clase 




-Y tu quien eres 




Se oyeron risas de las otras chicas 




-Jaja, muy gracioso, Nate soy yo, Linda--dijo con un tono algo enojado 




-Oye Nate, dime que tal mi nuevo look? 




-Es horrible--dijo con un tono serio 




-Que? es el mejor rojo rubí que había, debes admitir que me veo mejor que con el castaño, de verdad el rojo me sienta bien, ¿Verdad chicas? 




-Y esas gafas que? 




-Solo míralas son geniales, lucen bien, y que tal estos guantes de cuero negro y este chaleco de terciopelo blanco, se que envidias mi nueva apariencia. 




-Odio el cuero negro y el reflejo de tus gafas me molesta los ojos y ese chaleco es lo único que me gusta. 




El sol seguía muy fuerte y la piel del albino se estaba quemando, ocultaba muy bien su sensación de dolor, los brazos dentro del saco le ardían, el dolor era algo insoportable, su madre le había ordenado nunca salir los días de sol, por su grado de albinismo, pero no quería quedarse en la casa, entonces aguantó hasta que llegó el autobús 




Toda la tarde estuvo aburrido, observando como las chicas trataban de llamar la atención de Matt, todos acariciaban su nuevo cabello rojo. 




-Oye Nate, que haces?--pregunto linda poniendole los brazos sobre los hombros. 




Las manos de la chica hicieron que la piel de sus hombros le ardiera demasiado, y no pudo evitar que de sus labios saliera un pequeño gemido, entones retiro las manos de la muchacha y puso su rostro sobre sus brazos, ocultando una gran expresión de dolor y unas cuantas lágrimas. 




Todos quedaron observando al albino sollozando, y entonces Matt se acercó a el y lo cargó en sus brazos hasta el baño más cercano. Una vez allí limpió las lágrimas del albino. 




-Nate, sabes bien que no debes salir de casa días como estos, que no ves el sol?  




El albino no tuvo respuesta. Entonces el pelirrojo, retiró lentamente el saco y un leve grito salio de los labios del pelirrojo, notó como toda la parte izquierda, desde el cuello hasta el pecho, estaba quemada y los brazos enrojecidos y las lágrimas del albino, inundaron tambien el rostro del pelirrojo. 




-Matt, no le digas a nadie porfavor--Nate, debes irte a casa ya mismo. 




--Claro que no, me quemaría más debes llevarme a la enfermería y allí vendaran esta parte, y cuando el sol se valla me ire a casa. 




-Nate, no vuelvas a correr tanto peligro-- No es nada, ahora llévame ya 




El pelirrojo lo cargo en su pecho y lo llevó a enfermería, a mitad del camino el albino dijo: 




-Espera, donde esta mi collar? -Cual collar 




-El crucifijo, estoy seguro de que esta mañana me lo coloque, devuélvete. Ligero, es muy importante. -No, estoy seguro de que no lo traías esta mañana-Seguro?, si no lo encuentro en casa te mato 




-Tranquilo se que si. 




Llegó a casa, sabía que estaba sola, fue corriendo a su cuarto a buscar el el collar de plata, entonces lo encontró sobre la almohada, suspiró y la apretó con fuerza entre sus dedos, luego entro al baño y se miró los brazos y el pecho, todavía sentía un poco de ardor y sus brazos estaban rojizos.  




Estuvo el resto de día en cama, no pudo evitar pensar en el chico rubio, el sabía bien que criatura era esa un habitante de la oscuridad y la noche, un vampiro, la sola idea le ponía los pelos de punta, pero despertaba en el cierta curiosidad inexplicable, sentía que se estaba ahogando en la soledad, su vida no había sido más que complicaciones y soledad, su padre estaba en el hospital y su madre no soportaba su presencia, no sabía que iba a ser de su vida, dentro de si había una especie de vacío existencial, que llenaría ese vacío? asi que fue a visitar a su mejor compañero, la luna, de pronto recordo que había dejado su libro en el parque, iría a ver si lo encontraba. 




 




*** 




Se limpió de la boca la sangre de la rata, obviamente no sastifacía como la sangre humana, pero no había encontrado nada en el parque, excepto un rostro blanco y un cabello como nieve, y había precibido el delicioso  y embriagante aroma de la sangre del chico. Le tomo por sorpresa, a el no le gustaban las sorpresas , pero ahora se acordaba de la forma como le sostuvo la mirada, con la boca llena de sangre, y el sutil ambiente nocturno. 




Se levantó y estiró los brazos al cielo, solo llevaba un camisa puesta, debajo de una chaqueta de cuero negro. Era negra como sus pantalones, a el le gustaba lo negro, pensó luego en  el maravilloso contraste de el con el chico, el expresaba ternura en su mirar, y su ropa era blanca, que en cierto modo le atraía. 




¿A dónde iría ahora? ¿Al parque? Estaba del todo seguro de que el chico volvería al parque por su libro, pensó y sonrió de nuevo. 




El era extraño, y lo extraño le producía un cierto éxtasis, pues el era también extraño, era tan blanco como la luna, y no le molestaba la luna, desde que se convirtió en una criatura de la noche, la luna iluminaba sus oscuros secretos, se había convertido en su sol. 




Sin embargo había una escencia diferente en el, su olor, que le recordaba la muerte, pero podía ver la primavera de su inocencia florecer dentro de el, y el invierno puro de su espíritu. 




La noche era joven, así que fue a vigilar los movimientos del pelinegro, visitaría esa casa. No estaba lejos para ir caminando.  




No habían luces en la parte trasera de la casa, pero la luna iluminaba el patio. El rubio se deslizaba de una sombra a otra, entre árboles y arbustos, como si el mismo fuera una sombra.  




Se posó en una rama de árbol y observó sigilosamente. Podía verlo sentado y con un enorme frasco de mermelada en las manos, veía como se relamía los dedos largos, con un gesto repugnante a su parecer. No era el momento, entonces se retiró y regresó a la solitaria casita, a esperar al chico. 




Estuvo un rato ahí, con los ojos abiertos mirando más alla del parque. Pensó de nuevo en el albino, susurró, era pálido como la leche maldita, delgado y agudo como el dolor y unos segundos después sintió el olor del chico, el dulce y familiar olor de la sangre. Se dibujó una sonrisa en su rostro y agarró el libro y salió a esperarlo

Notas finales:

Espero que les haya gustado

Actualizare pronto, Nos vemos


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