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Pianist por NamuHee

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Notas del fanfic:

No puedo definirlo como algo que tenga mucha coherencia, pero simplemente me dieron ganas de escribirlo por más random que quedase. Bueno, disfruten 

En un lío, estaba metido en un lío, y todo por aceptar aquella “invitación” al festival de otoño que se presentaba todos los años en el instituto. Ahora estaba atareado a morir y había estado recibiendo lecciones por parte de un chico de una clase superior, todo eso para perfeccionar su dominación con el piano. La pieza en sí no era difícil pero cometía errores de lo más tontos por la falta de concentración; todo se había juntado, los exámenes, proyectos de diferentes clases y para terminar, accedió a mostrar sus habilidades como pianista en el festival.


 Kim Sunggyu se sentía ahogado en un embrollo sin retorno en donde él mismo había cavado su propia tumba.


La persona que le había ayudado con aquellas notas era un joven bastante diestro y habilidoso con las notas musicales, Sunggyu al lado de él no era más que un aficionado; aquél muchacho era Yong Junhyung, alguien lleno de misterio, según el punto de vista de Sunggyu, gracioso, y muy amable aunque no lo pareciese.


En esos momentos, Sunggyu, se encontraba en el borde de la desesperación, aquel Junhyung era bastante exigente con él, podría nombrarle como una de las personas más duras que ha conocido, y se llamaba a sí mismo duro, en esos días de lecciones se había dado cuenta de que no era así, en lo absoluto.


Le pesaban las manos y sus dedos estaban entumecidos por el largo tiempo que estuvo con las teclas. Soltó un gemido lastimero abriendo y cerrando las manos para lograr sentir sus dedos. Miró al otro, que yacía de pie junto al instrumento, con molestia, recibiendo así una fingida sonrisa. Sabía que él también estaba cansado por haber estado tanto tiempo corrigiéndole lo mismo una y otra vez, pero no podía procesar de manera satisfactoria todo, el festival sería al día siguiente y todavía no lograba la perfección que quería.


Desde hacía por lo menos dos meses había estado encontrándose con el otro en el salón de música, para mejorar, sin mucho éxito; aunque Junhyung ya le hubiese mencionado una y otra vez que se encontraba bien, que únicamente era la pequeña nota del final, Sunggyu ponía su negación perpetua en todo lo que dijera el muchacho, frustrándolo, y frustrándose a sí mismo con su terco carácter. Le miró pasarse las manos por el cabello, desordenándolo, en sinónimo de su fastidiado estado, inlcuso él ya había comenzado a hartarse del piano, y pensaba que con esos extenuantes meses nunca más tocaría ese instrumento de nuevo, ni siquiera soportaría que se lo mencionaran.


Suspiró sobándose las articulaciones de las manos llevando su mirada a las partituras sobre el instrumento.


—En estos momentos ya no creo que pueda hacerlo —susurró más para sí mientras un aura oscura de depresión le rodeaba.


— ¿Dirás eso después de todo el tiempo que estuvimos aquí metidos esperando un resultado que lentamente se fue mostrando? —escuchó la voz de Junhyung completamente impregnada con fastidio, cansancio y molestia, desde luego. Alzó la mirada hasta el muchacho y torció los labios. — ¿Te vas a dar por vencido ahora, justo ahora? ¿Ahora que falta nada para el festival? —le echó en cara mientras la seriedad rodeaba cada una de sus facciones. Sunggyu se encogió en su lugar, cohibido, se sintió mal por las palabras del muchacho. No, no era que ya estuviera desertando, era sólo que no se creía lo suficientemente capaz para interpretar correctamente aquella pieza.


—No voy a tirar el esfuerzo a la basura, es simplemente que no tengo la confianza para ello.


—Debimos hacer algo con tu autoestima desde un principio —le dijo mientras se cruzaba de brazos y le miraba severamente. —Sinceramente, ya no estás en posición de echarte para atrás. Irás a presentar esa pieza aunque tenga que llevarte a rastras —Sunggyu pasó saliva con dificultad por las palabras de “aliento” que había hecho el favor, Junhyung, de mencionarle. Sí le creía capaz de llevarle a la fuerza si se negaba. Sunggyu palideció al pensar en Junhyung de mal humor, lo más sensato en esos momentos era, por razones obvias, presentarse en el festival y mostrar lo más que pudiese.


—Sí me presentaré, lo haré, pero-


—Nada de peros —le interrumpió el chico al notar su negativa. —Harás lo mejor que puedas y darás todo de ti, basta de pesimismo —Seguía cruzado de brazos observándole sin moverse un centímetro de su posición. Sunggyu asintió mecánicamente intimidado por las palabras crudas y rudas del otro. Estuvieron largos minutos cruzando miradas con la tensión sintiéndose cada vez más en el ambiente hasta que Junhyung rompió contacto y suspiró con pesadez, aquello ya era una estupidez, miró a Sunggyu volver a sobarse las manos mientras perdía su mirada en las teclas, quizá pensando en su presentación de mañana. Bien sabía que no era el mejor para dar palabras de aliento pero fue lo mejor que pudo hacer por el muchacho, ese interesante muchacho, no iba a mentir, había sentido una extraña atracción por el castaño, desprendía un aura bastante brillante a pesar de ser un testarudo y gruñón sin remedio, además de sus episodios de pesimismo. Fue por ello que accedió a ayudarle; por los rumores en el instituto supo que él era el mejor pianista de su clase, así que le parecía que sería un buen medio para conocerlo un poco más, y vaya que lo había conocido más, cambiando por completo la imagen que tenía de él.


Esos dos meses habían ayudado de incontables formas, en una parte, para que Sunggyu se desarrollara un poco más con el instrumento, y por la otra, para que Junhyung conociera al chico que sorprendentemente le cautivó con sólo una mirada resplandeciente de esos diminutos ojos.


Chasqueó la lengua extasiado con la situación y el ambiente pesado, así que descruzó los brazos, y se acercó al cabizbajo castaño para darle una palmada en la mejilla simulando una cachetada, que obviamente no sería capaz de propinarle por más jodido que estuviese en esos momentos. El contacto logró hacer despabilar al castaño que reprimió un gritillo de sorpresa, por un momento olvidó que se había desarrollado una confianza suficiente para poder tener contacto con el otro. Por un momento, Junhyung, logró divisar un casi imperceptible color rojizo en las mejillas del castaño, y sonrió entretenido.


—Todo saldrá bien, recuerda, estaré contigo —palabras de aliento nuevamente salieron de la boca del muchacho, sorprendiendo a ambos. Junhyung se aclaró la garganta y palmeó incómodo el hombro del castaño, quien se tensó sin saber el porqué. —Bien, creo que con esto ya terminamos las lecciones, mañana hay que llegar temprano para repasar algunas notas —dijo algo inentendible mientras se giraba dándole la espalda al castaño, haciendo ademán de encaminarse a la puerta del salón.


En un impulso, Sunggyu, estiró su mano apresando la muñeca del muchacho, sobresaltándole. El castaño se quedó como piedra sosteniendo con fuerza el brazo del contrario, por qué había hecho eso, fue una tremenda necesidad que le embargó. Balbuceó ante la perpleja mirada de Junhyung, boqueó cual pez sin oxígeno y sintió sus manos comenzar a ponerse sudorosas por los nervios repentinos.


—Y-Yo, g-gracias por, ah, esto, a-ayudarme— terminó la oración con un éxito desgarrador. Sentía que el aire comenzaba a faltarle en los pulmones, algo que no había experimentado anteriormente con nada ni nadie. Junhyung le miraba con los labios entreabiertos por las acciones que estaba tomando, tan extraño. De verdad que Sunggyu era alguien lleno de sorpresas.


—No… es nada —murmuró no muy seguro de la respuesta y sintió que el agarre en su muñeca se aflojaba lentamente hasta terminar por liberarle. Observó a Sunggyu levantarse alterado, y tartamudeando, mientras recogía las hojas con sus temblorosas manos. Reprimió una risilla traviesa, llena de satisfacción por la extraña reacción del castaño. Se aclaró nuevamente la garganta.


—Bien, me retiraré primero —le dijo mientras señalaba la puerta esperando a que el otro le prestara atención.


—Ah, sí, sí, m-mañana nos vemos a—se vio interrumpido a mitad de la oración por el acercamiento que tuvo el chico para sí. Abrió desmesuradamente los ojos, (no mucho claro, pero fue exorbitante) al sentir sus labios aprisionados por algo cálido y suave, Junhyung le estaba besando.


¿Qué?


Apretó las manos dejándose guiar un poco por el muchacho que le tenía cogido por los brazos, entrecerró los ojos, su cuerpo no respondía como quería, se sentía poseído, sus acciones no iban nada con sus pensamientos. Junhyung comenzó un pequeño compás ladeando un poco el rostro con la misión de profundizar el beso lo menos que pudiese, por el momento, pero que estuviera lleno de pasión.


Al sentir como el castaño lentamente se dejaba llevar provocó reacciones en el interior de su organismo, sentía revolotear las mariposas en su estómago, seguido de los fuegos artificiales y todas esas boberías de las chicas, con eso, podría decir que las chicas no mentían cuando decían aquellas cosas absurdas. Sunggyu, por su lado, también experimentó aquello que denominaría como “demasiado marica” pero se desencadenó de manera un poco más fuerte que con Junhyung, sintió como el mencionado mordió suavemente su labio inferior con el fin de profundizar el beso, y no se negó. Con timidez y cuidado continuaron con el delicado, pero apasionado, contacto hasta que Junhyung decidió que era suficiente. Se separó con pesadez del cuerpo de Sunggyu y lo observó estar ruborizado a más no poder. Se relamió los labios y procedió a dejarle un rápido beso tan suave como una pluma.


—Nos vemos mañana —murmuró cerca de su rostro, soltándole de su agarre y prácticamente huyendo del lugar cerrando la puerta tras suyo estrepitosamente. Sunggyu se quedó en blanco observando la puerta cerrada y sintió el calor concentrarse con más fuerza en sus mejillas, o mejor dicho, en todo su rostro sintiendo como si tuviese fiebre. Se sentó como pudo frente al piano con la imagen de Junhyung llenando su mente. Se cubrió con una mano los labios conteniendo el aliento, fueron muchas emociones acumuladas. Junhyung, quien no había abandonado el lugar se cubría la boca con el dorso de la mano, y su rostro presentaba moteadas partes rojizas, incluso para él, eso había sido una mezcla de emociones desconcertante.


{…}


Había llegado con la intención de evitar cualquier contacto con Junhyung, a pesar de que habían acordado encontrarse temprano para refinar algunas cosillas, no estaba preparado para mirarle a la cara, seguía sintiéndose avergonzando, pero no era para menos, ese encuentro imprevisto había desatado un sinfín de emociones que, sinceramente, no sabía que tenía o que podría desarrollar.


Escuchó su nombre por parte de unos de los profesores que le indicaba que era su turno para pasar al escenario. Arregló como pudo su traje de color oscuro y se encaminó a las escaleras para subir al lugar. Al subir, notó que ya estaba todo preparado, el piano con las partituras ahí estaba, parecía resplandecer, aunque todo fuera por las luces de la estructura montada. Se acercó sintiendo sus piernas temblarle hasta llegar al piano, donde estaban las hojitas perfectamente acomodadas para dar inicio a su participación “estelar”. Tomó asiento mientras observaba las escrituras hasta encontrar algo extraño en las hojas, cogió una leyéndola de cerca.


“A Kim Sunggyu, gracias por aceptar ser mío” –Yong Junhyung


—Ese idiota —masculló por lo bajo mientras hacía lo posible por no arrugar la hoja.


—Listo joven Kim, comenzaremos en… ¿Se encuentra bien? —una profesora se acercó para darle las indicaciones y notó el rostro colorado del muchacho.


—Eh, estoy bien, estoy bien, no es nada —dijo para evitarse las preocupaciones de la profesora. Estaba tan avergonzado, ese tonto había tenido la osadía de escribir sobre sus partituras que pasaron por las manos de todos hasta llegar ahí, probablemente siendo leída, esa nota, por los ojos curiosos de los estudiantes. Ahora definitivamente no podría concentrarse concretamente en su presentación y todo por culpa de Yong Junhyung. 


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