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There is a place por Callejon_Diagon91

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Notas del capitulo:

¡Al fin! *lloriquea mientras rueda por la pantalla*


Antes que nada quiero pedir disculpas por la eterna tardanza del capítulo. Pero todo lo que me estaba pasando últimamente parecía estar diciéndome que me alejara todo lo que pudiera de los fanfics y que no mirara atrás (??) xDD


Primero perdí el pen donde lo estaba guardando todo (porque inteligente de mí no se me ocurrió dejar una copia en el ordenador, no, para qué, eso sería demasiado fácil) así que después de buscarlo por todas partes, no, no apareció. Y hoy aún no sé dónde leches está. Por otro lado a mi mejor amigo lo ingresaron en el hospital por culpa de la enfermedad que tiene y me fui corriendo a Valencia (yo vivo cerca de Alicante) a verle, así que tampoco pude escribir. Luego de eso ha venido Nochebuena, Navidad, etc, así que hasta hoy no he podido sentarme de forma decente delante del ordenador y por fin (POR FIN) escribir el capítulo.


No estoy extremadamente contenta con él, y lo siento, intentaré hacerlo mejor en los siguientes, y por supuesto no tardar tantísimo en publicar.


Sin más, agradecer los reviews que dejáis, significan mucho para mí, me animáis a seguir escribiendo y creciendo como escritora de fics (?) Aunque también me hace sentir terriblemente mal por haber tardado tanto TT3TT


 


¡Gracias a todas! ¡Y lo siento de nuevo!


 


R.

Episodio cinco. Su pequeño universo


 


Sueles respirar lentamente, absorbiendo cada gota de vida que te rodea. Pausado, ausente, anhelante. Sueles observar como si lo vieras todo por primera vez. Alegre, inocente, soñador. Sueles reír como si fueras la música del mundo. Vibrante, alto, feroz.


Sueles…Joder, sueles robarme el corazón cada segundo.


 


Pronto se convirtió en costumbre ver a Byun Baekhyun andar siempre alrededor de Park Chanyeol (o como lo conocía todo el mundo, Alec Dawson) como su perro guardián. También se convirtieron en costumbre los resoplidos de Chanyeol antes de conceder cualquier capricho que Baekhyun quería. Eran como el agua y el aceite. Como el día y la noche. Pero en perfecta sintonía. La seriedad y frialdad de Chanyeol compensaba la alegría y despreocupación de Baekhyun. Diferentes pero iguales.


Había pasado un mes y Chanyeol se estaba aclimatando a aquel nuevo ritmo de vida. Clases. Deberes. Baekhyun. Clases. Deberes. Baekhyun. Una rutina. Algo a lo que aferrarse, dónde sentirse cómodo. Aunque supiera que todo era una farsa, un montaje para acercarse al padre de Baekhyun. La Agencia no cesaba de presionarle porque no estaban obteniendo los resultados que esperaban, y su jefe había pasado de llamarle una vez a la semana a hacerlo tres como mínimo. Se le estaban acabando las excusas. “Tengo deberes” “Me voy a clase” “Estoy muy cansado”


-¡Alec! ¡Alec! ¿Piensas hacerme caso de una vez?-el castaño había inflado los mofletes, y miraba a Chanyeol con el ceño fruncido. Éste le dio un par de golpecitos en la cabeza, indicándole que le prestaba atención.


-Perdona, me he quedado maravillado admirando el brillo del sol en tu pelo-se mofó, ganándose un buen puñetazo.


-Corta el rollo y escúchame-siguió, bufando ligeramente-Hace una semana prometiste que me acompañarías al albergue de animales.


-Yo no recuerdo haber hecho tal promesa-contestó Chanyeol, divertido.


-¿Ahora aparte de idiota eres un mentiroso?-preguntó el castaño, cruzándose de brazos y esbozando una media sonrisa.


-Soy un mentiroso. Y de los buenos-contestó, acercando ligeramente el rostro a Baekhyun, serio. “No tienes ni idea de cuánto”, pensó, notando un leve pinchazo en el corazón, que decidió ignorar. Como llevaba haciendo desde que el idiota, infantil y despreocupado Baekhyun interrumpiera en su vida y la revolviera de pies a cabeza como un imparable huracán. Lo peor es que Chanyeol sentía que cada día que pasaba se iba dejando arrastrar más y más por aquel huracán.


-¿Vas a acompañarme o no?-volvió a preguntar, haciendo caso omiso a la cercanía del moreno. Podía notar su dulce aliento dentro de él. Era cálido. Dulce y picante a la vez. Y pedía a gritos ser bebido. Saboreado. Baekhyun ardía en deseos de hacerlo, hasta haber recorrido cada rincón de su boca con su lengua. La ducha ya estaba cansada de tener que aguantar sus desahogos nocturnos.


-Que sí, pesado. No dejaré que tu estampa de superhéroe se vea truncada por mi culpa-sonrió, alejándose para decepción de Baekhyun, que movió la cabeza, intentando que las ideas le volvieran a fluir con normalidad. Y que el bulto que empezaba a crecerle bajo los pantalones se estuviera quieto.


Chanyeol se volvió y empezó a caminar en búsqueda de su bicicleta, mientras escuchaba la perorata de Baekhyun a su lado, quien le estaba contando no sé qué caída graciosa de no sé qué profesor por las escaleras. Le miró de reojo, reprimiendo una sonrisa. Le tranquilizaba. Más de lo que jamás estuviera dispuesto a admitir. Que recordara jamás había tenido una relación tan cercana con ningún ser humano. Bueno, eso era fácil teniendo en cuenta que solo se acordaba de una ínfima parte de su vida y lo que recordaba básicamente estaba rodeada de muerte y soledad.


Tras media hora en metro y diez minutos a pie la escena en la que se encontraba inmerso ahora Chanyeol no podía ser más desalentadora para su integridad física. Y no podía ser una escena más desternillante para el castaño, quien se encontraba disfrutando de ella a una más que prudente distancia. Rodeado de perros de todos los tamaños y colores, parecían ansiosos por la inesperada visita. Olía a nuevo. Cosa que los perros adoraban, y desde luego no dudaron en hacérselo saber al recién llegado. Lametones, patas por todos lados y ladridos de bienvenida le absorbieron nada más poner un pie en el albergue.


-¡Maldito seas! ¿Piensas ayudarme o vas a dejar qué estas bestias acaben conmigo?-se quejaba el moreno mientras intentaba en vano huir de la marabunta perruna.


-Oh, venga, si son unos dulces angelitos. Llamarlos bestias, eso está muy feo Alec-le reprendió Baekhyun, fingiendo enfado mientras intentaba disimular una sonrisa.


-¿Vas a ayudarme o qué? Que sepas que la venganza es un plato que se sirve frío. Y en mi caso será helado, Byun Baekhyun-contestó Chanyeol, mientras se quitaba de encima a un perro extremadamente baboso.


Con un “qué exagerado eres” el castaño se acercó y le ayudó a quitarse los animales de encima, logrando así que el moreno recobrara la compostura y rigidez que le caracterizaba. Chanyeol le fulminó con la mirada, pero Baekhyun se limitó a esbozar una inocente sonrisa.


-En el fondo estabas disfrutando y lo sabes-comentó mientras se dirigían a una sala contigua, lejos de los animales, para alivio de Chanyeol.


-Sí, ser devorado por perros asesinos siempre ha sido mi mayor sueño-ironizó Chanyeol intentando quitarse todos los pelos de la ropa.


-Eres el rey del melodrama. Anda, toma, tu premio por haber aguantado como un campeón- el castaño le lanzó un refresco que había sacado de la máquina mientras se espatarraba en uno de los sofás que había en la habitación y daba un gran sorbo al suyo propio. Dio unos cuantos golpecitos a su lado en el sofá para que un enfurruñado moreno con las gafas medio caídas por la nariz dejara de intentar quitarse (inútilmente sabía Baekhyun) los pelos de sus vaqueros.


-¡Y los acababa de estrenar hoy!-exclamó cuando desistió en su intento de quitárselos-¡Mierda!-acababa de descubrir más marcas de patas en la parte de atrás, y emitió un chasquido de frustración con la lengua mientras se sentaba al lado de Baekhyun y bebía un buen trago del refresco.


-Tranquilo, aún hay salvación, yo te pagaré la tintorería-se burló su amigo dándole pequeñas palmadas en la espalda. El aludido le fulminó con la mirada reprimiendo el impulso de sacarle la lengua. Se sonrojó levemente pensando en lo que casi iba a hacer, demasiado infantil.


Demasiado vulnerable.


Y eso es algo que, aún siendo un gesto inocente, sabía que no se podía permitir. No cuestionas. No sientes. No existes. “No sientes” pensó mirando de reojo a Baekhyun, que se encontraba muy concentrado jugando a un nuevo juego de marcianitos en el móvil, que había intentado inútilmente que Chanyeol se instalara. Exhaló un leve suspiro, casi imperceptible mientras desviaba la mirada del castaño.


-¿Podemos pasar a ver a Albóndiga antes de irnos o has tenido suficiente amor perruno por hoy?-comentó tras unos minutos en silencio Baekhyun, sin levantar la vista del móvil, demasiado cerca del nivel cien como para dejarlo ahora. Chanyeol rió ante el nombre que había mencionado el castaño.


 -Eso depende de si vas a dormir hoy conmigo o no-se mofó divertido, notando como el rostro de su amigo adquiría el color de un tomate maduro. Antes de darle tiempo a contestar, añadió-Además, ¿Albóndiga? ¿Qué clase de nombre ridículo es ese?


-¡Toma ya! ¡Nivel cien, al fin eres mío!-dijo, levantando al fin los ojos del juego, enviando una dura mirada a Chanyeol-Sí, ¿qué pasa con él? ¡Bien bonito qué es!


-¿Se lo pusiste tú, verdad que sí?-esbozó una sonrisa de lado mientras se subía las gafas distraídamente, que se le habían vuelto a deslizar ligeramente por la nariz. Baekhyun tragó saliva ante la escena, aparentemente inocente y extrañamente sensual para él. Definitivamente empezaba a tener un problema. Y serio además.


-Bueno… Lo elegí yo sí… Pero fue algo totalmente democrático-aclaró, y viendo que Chanyeol abría la boca para burlarse de nuevo, prosiguió-Pusimos los nombres en un papel y una mano inocente…


-Tú-sonrió, dando un sorbo a su refresco y pasándose la lengua lentamente por los labios después.


-Sí, yo-dijo un tanto frustrado Baekhyun. Pero no por la pulla de su amigo, si no porque le había costado toda su fuerza de voluntad no abalanzarse hacia esa lengua que escondía tantos secretos. Y él se moría por descubrirlos todos-Bueno, que salió ese nombre. Y fin de la historia-se levantó un tanto bruscamente alejándose prudentemente del moreno, que le miró un tanto extrañado ante su cambio de actitud mientras se levantaba también.


-Va, llévame ante esa tal Albóndiga-comentó mientras le pasaba el brazo por detrás de la espalda a Baekhyun y tirando su refresco a la papelera le quitó al castaño el suyo y lo apuró de un trago antes de tirarlo también.


-¡Te va a encantar!-exclamó ilusionado al tener por fin otra cosa en la que pensar que no fuera la lengua del moreno o su propia entrepierna-Un hombre la encontró tirada en el arcén de la carretera, estaba bastante grave, pero al final conseguimos salvarla. Además estaba preñada cuando nos la trajeron. Hace casi un mes dio a luz, pero aún no había podido venir a verla y tenía muchas ganas de saber cómo estaba.


-Vaya-contestó serio Chanyeol, sin saber muy bien qué más decir. Apretó levemente los puños, deseando que al hijo o la hija de puta que abandonó al pobre animal el karma se lo devolviera.


Entraron en una pequeña estancia situada al final del albergue, pintada de azul claro y provista de un pequeño calefactor. Una pastora alemán descansaba tranquilamente sobre una gruesa manta color verde esmeralda en el centro de la habitación mientras once cachorros correteaban a su alrededor entusiasmados. Cuando la perra se percató de la presencia de los dos chicos abrió los ojos con preocupación pero se calmó de inmediato al ver a Baekhyun, quien se acercó a acariciarle suavemente la cabeza y el lomo.


-Enhorabuena, mamá-le dijo sonriendo, recibiendo un pequeño lametón en la mejilla como respuesta, mientras movía animosamente el rabo-Sí, yo también te he echado de menos. Prometo no tardar tanto en venir la próxima vez, ¿de acuerdo? Prometido-cogió la pata de la perra y la estrechó mientras seguía acariciándola con la otra mano.


-Es preciosa-comentó Chanyeol acuclillándose al lado de Baekhyun y alargando la mano un poco temerosa ante el animal, que le sacó los dientes gruñendo levemente, pero el castaño le sonrió y asintió con la cabeza, así que la perra dejó de gruñir y dejó que Chanyeol la acariciara.


-Sabía que te gustaría-giró la cabeza esbozando una amplia sonrisa, provocando que el estómago del moreno diera un vuelco y el corazón le empezara a latir con fuerza, pero no dejó que su amigo lo notara. Le devolvió una fugaz sonrisa antes de volver su atención de nuevo al animal.


Los cachorros se habían acercado con curiosidad y ambos chicos acabaron sentados en el suelo con los pequeños animales entre los brazos y las piernas, algunos les mordisqueaban y otros les lamían mostrando su agrado hacia ellos. Todos menos uno. Había uno apartado del resto que no se había atrevido a acercarse, era un poco más oscuro que los demás y de tamaño algo más pequeño. Chanyeol se levantó y se acuclilló frente a él. Intentó alargar la mano hacia el animalillo pero éste se pegó más a la pared, lloriqueando en voz baja.


Le recordaba un poco a sí mismo. Asustado. Acorralado.


-No tengas miedo-dijo en voz baja, no sabía si a sí mismo o al cachorro. Éste le miró con algo de recelo, pero le olisqueó la mano y finalmente se acercó a él, dejando que lo alzara y lo acariciara con especial suavidad-¿Ves? El mundo no es tan malo ni tan cruel-le dio un pequeño beso en la cabeza, recibiendo un lametón en la mejilla por parte del pequeño pastor alemán. Miró de reojo a Baekhyun, quien se encontraba en su salsa entre tantos perros, riendo como un niño pequeño.


El mundo no es tan malo ni tan cruel, pensó con amargura Chanyeol.


-Se hace tarde-comentó depositando de nuevo el cachorro en el suelo, quien lloriqueó otra vez pero ahora porque su nuevo amigo le hubiera dejado-No te preocupes, volveré a visitarte pronto. Lo prometo-sonrió mientras el cachorro emitía un débil ladrido, como queriendo decir que lo había entendido.


-¿Eso significa qué volverás a venir conmigo? ¿A pesar de esos… cómo habías dicho? ¡Ah, sí! Perros asesinos era ¿verdad?-rió levantándose también.


-Oh, cállate-le espetó el moreno-¿Nos vamos ya? Me muero de hambre-un leve ruido proveniente de su estómago corroboró sus palabras, provocando una risita por parte de su amigo.


-Como usted ordene, Rey de los Perros-rió antes de despedirse de Albóndiga y volver a prometerle que volvería cuanto antes a visitarla y que traería al estirado de su amigo consigo. Chanyeol bufó ante esto último y esbozando una última sonrisa en dirección al cachorro salieron de la habitación.


Se despidieron de todos los voluntarios antes de encararse con el maldito frío que había decidido instalarse esa noche en Seúl. Caminaron hasta la estación de metro y esperaron en silencio a que llegara. Estaba casi desierto, hacía el suficiente frío como para que la gente hubiera decidido no salir de sus casas o volver cuanto antes. Y eso que tan solo eran las siete y media.


-Joder, qué frío hace-comentó Baekhyun frotándose las manos con avidez mientras se movía de un lado a otro, impaciente.


-Quejica-susurró Chanyeol mientras se acercaba por detrás del castaño y lo abrazaba abarcando casi todo su pequeño y delgado cuerpo. Se sentía un gigante a su lado. Un gigante que debía aplastarle y destrozar su vida-¿Mejor?-preguntó, muy cerca de la oreja de Baekhyun, que notó como una ráfaga eléctrica invadía todo su cuerpo, impidiéndole por unos segundos pensar siquiera. Ahora temblaba, pero no de frío, si no de nerviosismo y deseo. Si giraba la cara se toparía con los labios de su amigo. Sus labios. Aquellos labios que deseaba poseer hasta hacerlos solamente de su propiedad. Que nadie jamás pudiera reclamarlos ya que tendrían su nombre grabado en ellos para siempre.


Pero eso jamás sucedería. Un chico como él jamás posaría sus ojos en Baekhyun. Y esa certeza dolía. Dolía desde el día que le conoció. Nunca antes había creído en el amor a primera vista, de hecho nunca antes había creído que pudiera llegar a sentir algo remotamente parecido a lo que él tantas veces había visto en las películas o había leído en los libros. Y ahora ahí estaba, el objeto de su deseo y su anhelo. Ahí estaba él. Sabía que estaba perdido. Estúpida e irremediablemente perdido.


-S…Sí, gracias-pero los temblores no cesaban, y notar el aliento del moreno en su oreja no ayudaba en absoluto.


-Pero si ahora estás temblando más que antes-dijo, de forma aparentemente tranquila, mientras su corazón amenazaba con salírsele del pecho en cualquier momento. Temía que Baekhyun lo escuchara, temía quedar expuesto ante él. Temía parecer vulnerable-Mira, ahí viene-comentó entre aliviado por poder recuperar algo de su compostura y triste por tener que alejarse de él.


Entraron y se sentaron uno al lado del otro en un incómodo silencio, cada uno sumido en sus propios pensamientos. Chanyeol llegó a la conclusión de que debía acabar con la misión cuanto antes. Mataría al padre de Baekhyun y desaparecería durante un tiempo, y si a la Agencia no le gustaba que le dieran. Que le dieran a la Agencia, a su jefe, al padre de Baekhyun y a Baekhyun.


En seguida se arrepintió de este último pensamiento. Baekhyun era el único ser humano al que se había aferrado, como un naufrago que se topaba con una isla paradisiaca. Como un hombre muerto de sed en medio del desierto que encontraba un oasis. Eso era Baekhyun para él. Le había devuelto las ganas de vivir, de sonreír, de intentar buscarle algún tipo de sentido a la vida. Aunque fuera solo humo que se le escurría entre los dedos. Aunque fuera una mentira, era mucho mejor que lo que había tenido hasta ahora.


Echaba la vista atrás y en los últimos cuatro años (y los únicos que recordaba) todo estaba teñido de color rojo y olía a muerte y a dolor. Y, la suerte, la casualidad, el destino, o lo que coño fuera había hecho que alguien tan idiota, infantil, caprichoso, cabezota y joder, maravillosamente humano se cruzara en su camino.


Baekhyun era vida. Vida en su más pura esencia. Sin límites, sin excusas, sin condiciones.


Había logrado que se cuestionara si el camino que había tomado realmente había valido la pena. Le había dado la oportunidad de sentir. Algo que para él estaba vetado. Había sabido que, sin preguntas ni órdenes, existía. Existía más allá de su yo asesino. Existía como ser humano. Y eso era algo maravilloso y horriblemente doloroso.


Notó como una pequeña mano se abría paso entre sus dedos, entrelazándola con la suya suavemente pero con autoridad mientras una cabeza caía sobre su hombro. Parecía decir estoy aquí, no estás solo.


No estás solo.


Y Chanyeol decidió aferrarse a ese sentimiento con todas sus fuerzas. Al menos mientras durara el trayecto. Ahora tan solo eran ellos dos. Dos chicos sin nombre. Dos chicos aferrándose el uno al otro. Dos personas que existían para la otra. Porque sabía que, cuando el trayecto acabara, cuando volvieran a la realidad en el que él era Park Chanyeol, un asesino que debía matar a su padre, y él Byun Baekhyun, una simple víctima más, todo eso quedaría en un insignificante y precioso sueño.


Pero, mientras tanto, decidió Chanyeol, se quedarían aquí, en su pequeño universo.

Notas finales:

¡Gracias de nuevo y espero vuestros reviews aunque sea para reñirme! -3-

 

¡Y no os olvidéis de los gatitos!

 

R.


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