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Entre leyes y colas peludas por 5kn_akatsuki

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Notas del capitulo:

Llegamos a la parte del fic que se pone un poco egoísta. 

Hice este capítulo hace dos años esperando el momento pefecto para meterlo al fic, y parece ue llegó así que espero lo puedan disfrutar. Digo "egoísta" porque aquí será lo que quiero leer. Tuve un conflicto de intereses, de nuevo, proque en sus rw la mitad me dicen que les gusta que el fic no sea sólo 2Min y que se involucren a otras personas, y la otra mitad, dice que no le gusta que haya otras personas y que prefieren que sólo sea 2Min. 

Llegué a esta conclusión: los siguientes dos capitulos o proximas 20 hojas será para dedicarle a la apreja secudnaria y aclarar qué pasó con el JongKey. Los cinco capitulos finales serán 2Min, pero sólo los ulitmos tres se veran en plenitud. Ahora, revelado el secreto, espero que todos podamos disfrutar de lo ultimo de este fic. 

:D

A leer!

-No, menos ahora que sé que Rockhyun está bien.- le sonreí despeinándole el cabello. –Pero no salgas a ningún lado, por favor.-

-Te molestaste, ¿ñé?- tomó mi mano antes de que la retirara de su cabello.

-Luego hablamos.- susurré tomando su mano. –Pero ahora has lo que te pido, por favor.-

-Ñé.- susurró soltándome.

-No te preocupes, no estoy molesto.- susurré sonriéndole, luego me giré sobre mis talones para ir a la oficina y tomar mis cosas, el celular y la… alcé las cejas por la cantidad de llamadas perdidas que tiene, asentí lentamente al reconocer el número.

Lo marqué y llevé mi celular al oído.

-¡Doctor~!- retiré un poco la bocina de mi oído. –¿En dónde estaba? Desde ayer le estoy marcando y no me contesta.- creí que mi resaca ya había pasado pero su chillido me la ha regresado.

-En todos lados.- contesté. –¿Tienes a Rockhyun?-

-Ayer Yifan lo encontró en sus rondines, lo llevó a la Comandancia de policías y cuando fui por él lo reconocí y traje a mi casa.-

-Gracias, también a Yifan.- contesté.

-Bueno, Rockhyun ya se duchó, cenó, durmió, despertó, desayunó, se volvió a duchar, comimos y Yifan pidió el día para estar con él. Están en casa por si quieres ir a verlo.-

-Por supuesto que quiero.- contesté buscando una libretita y una lapicera. –¿Qué dirección es?-

-Jogabi 721.- lo anoté en la libretita. –Estoy trabajando pero Yifan te atenderá.-

-Sí, muchas gracias, voy para allá.- finalicé la llamada y arranqué el papelito para guardarlo en mi billetera.

Salí de la oficina, noté que Taemin no estaba en el comedor así que fui hacia su habitación, abrí la cortina para encontrarlo en la cama.

-Oye Taem.- susurré haciendo que me mirara, como estaba recostado bocabajo sólo levantó su cabeza. –Iré por Rockhyun.-

-Ñé.- susurró asintiendo. –Me dormiré, ¿cuando llegues me puedes despertar?-

-Claro.- susurré asintiendo, entrando a su habitación. –¿Te gustaría tener tu puerta de regreso? La podemos poner antes de la cena.- hice que se girara sobre la cama para tomar la cobija y cubrirlo con ella.

-El papá de KwangMin se enojó cuando él perdió su chaqueta de cuero, ñé. Le quitó el celular y le dejó sin salir un mes… yo casi pierdo a Rockhyun y en lugar de gritarme sólo sonreíste además me propones darme la puerta… ¿cómo debería de sentirme?-

-Yo… no me puedo, enojar.- susurré indeciso porque la mirada de Taemin era muy penetrante. –Pero ya hablaremos de eso. Ahora iré por Rocky.-

-Minho.- me detuve antes de salir de su habitación, con la cortina en mis manos.

-Dime.-

-Me gusta más cuando estamos sólo los dos. Sin Rockhyun.- su mirada fue tan, tan no sé cómo interpretarla que sentí mis rodillas temblar. –Pero yo no lo saqué de casa.-

-Ya hablaremos de eso.- susurré asintiendo lentamente, girándome de nuevo para terminar de salir.

Suspiré soltando su cortina y me tallé los ojos.

¿Qué fue eso?

Negué efusivamente, tomé las llaves del auto y salí de casa.

-Jogabi 721.- susurré mirando el papelito, luego la casa marcada con ese número. Asentí abriendo la puerta del auto para salir, le puse alarma y caminé directo hacia la casa del Fiscal.

Llamé a la puerta y esperé alguna respuesta, a los segundos se abrió.

Le sonreí a Rockhyun porque ahí estaba él.

-¡Minho!- asentí sonriéndole, salió de la casa para abrazarme. –¡Kevin! Vino Minho, ñé.- me tomó de la mano haciendo que lo siguiera al interior de la casa del Fiscal. –Ya comí, ñé, también me bañé yo solito.-

-Muy bien Rocky, te felicito.- tomé sus mejillas para estrujarlas haciendo que su colita de zorro se moviera de un lado a otro.

-Oh, Crimi, buen día.- volteé hacia el pasillo principal creo, en donde venía el policía secando sus manos con una pequeña toalla. –Encontramos a alguien que le pertenece.-

-Sí, ya lo veo, muchas gracias.- caminé hacia él para estrechar su mano con la mía. –Hablé con Daniel y me dijo que estaba trabajando pero que podría pasar por Rockhyun.-

-Sobre eso.- susurró caminando hacia el niño, alcé las cejas por ese sentimiento de protección. –Daniel y yo conversamos al respecto y nos gustaría que Rockhyun se quedara aquí.-

-¿Qué?-

-Lo estuve investigando y sé lo que hay detrás de él pero aun así me gustaría asumir el riesgo… ayer fue la noche más divertida en los últimos tres años que he tenido con Daniel… yo sé que usted estará pensando y analizando mi manera de actuar pero también creo que este es el último salvavidas que lanzo para salvar mi relación con él.- asentí lento mirándolo. –Y no se lo voy a dar.-

Pasé saliva un poco incómodo.

-Investigué un poco y descubrí que sobornaron a la jueza para que no te otorgara ni la custodia de él ni la patria potestad.-

-¿La patria potestad?- ¿ahora de qué me está hablando? –¿Tú quieres quedarte con Rockhyun? Estamos hablando de un niño.-

-Sí lo sé, creemos que podrá ser bueno para ambos.-

-No.- dije negando incluso con mi cabeza. –Las cosas no funcionan así.-

-Ya sé cómo funcionan, lo hablé con Niel, vendrás a verlo diario, luego cada dos días, cada tercer día, una vez a la semana, cada dos semanas, una vez al mes, eventualmente dejarás de venir.-

-No.- dije serio.

“Me gusta más cuando estamos sólo los dos.”

-Taemin.- susurré abriendo la cortina para mirarlo, asentí levemente porque se quedó dormido. –Minnie, despiértate.- comencé a mover su hombro para que se despierte. –Tengo noticias.-

-Ñé~- sólo se giró tomando la cobija para cubrirse con ella.

-Descansa, luego te la diré.-

End Pov’s Minho

Jueves.

Pov’s Taemin

-¿Ya despertaste?- entreabrí los ojos al escuchar a YoonGi, pero negué lentamente para volver a abrazar la cobija.

-Ñé.- susurré.

-Te quiero mostrar algo.- abrí los ojos y me senté en la cama, pero sin soltar la cobija.

-¿Qué cosa?- pregunté tallándome los ojos para abrirlos mejor.

-Felicidades, graduado.- alcé las cejas por la caja que sostenía en sus manos. –Espero que te guste.- me sonrió.

-¿Qué es?- tomé la caja aun sentado en la cama. –Tiene que ser grande.-

-Ábrelo para que veas.- quité la envoltura y abrí la caja. –También te dije que te compraría el traje para la recepción.-

-Es… ¡es grandioso!- tomé el saco tinto, parece de piel aunque pensándolo bien tiene que ser imitación, ¡oh! Tiene tela en el cuello así que dará una mejor impresión cuando lo tenga puesto.

-No sabía si te gustaría completamente.- volví a mirar el interior de la caja encontrando una corbata animal print de leopardo.

-La camisa es negra.- susurré tomándola en mis manos.

-¿No te gusta?- lo oí nervioso así que bajé las prendas a la cama para mirar a YoonGi.

-Me encanta.- susurré sonriéndole. –Para la graduación tiene que ser azul forzosamente pero para la recepción…- Minho me compró uno también. –Ñé…- no, no me lo compró, se lo regalaron. –Me pondré este.-

-Por un momento pensé que no te gustaría.- susurró abrazándome.

-Me encantó, gracias por comprarlo.- susurré soltándolo. –Además, estuve buscando en internet cómo esconder mi colita, ¿no lo has notado?- me giré sobre la cama para que mirara que no está donde normalmente está. –Podré ser como todos, ñé.- sentí la mano de YoonGi sobre mi espalda baja.

-No sé si “como todos” esté bien.- susurró retirándola. –Creo que está bien ser diferente.- alcé las cejas volteándolo a ver por encima de mi hombro. –Aunque hay tantas personas “diferentes” que todas son iguales.- tomó el borde de mi playera para bajarlo hasta cubrirme la espalda.

-Jung dice que es por el inconsciente colectivo, que todos creemos que somos diferentes pero todos compartimos la misma sombra.- me giré para sentarme en la cama.

YoonGi tenía una ceja alzada.

-Digo, ñé.- sonreí nervioso.

-No creo que hayas tomado una mala decisión respecto a tu carrera universitaria.- dijo sonriéndome, tomando la caja para quitarla de la cama y acostarse.

-Minho todavía no lo sabe.- susurré acostándome con él.

-Deberías de decirle, seguro te apoya.- me acurruqué contra su pecho para volver a dormir. –Tampoco tienes las orejas de mapache.-

-Sí hice mi tarea.- susurré sonriendo. –Las orejas tienen muchos años que sé cómo ocultarlas, Minho ya me ha visto sin ellas pero la cola no, eso recién lo supe.-

-¿Te acuerdas de lo que me habías dicho? Sobre conseguir un trabajo.-

-Sí.- susurré separándome de él para mirarlo. –¿Conseguiste uno para mí?-

-En el Ministerio de Estrategia y Finanzas.-

-¡Eso suena…! ¿Importante?- susurré.

-Están buscando personal para poner al día a los contribuyentes, no es necesario tener licenciatura así que te anoté en los interesados. Si quieres el empleo es tuyo.-

-¿Cuánto me van a pagar?- para comenzar a ayudar a Minho, si gano dinero también, él tendrá que estar menos presionado.

-No lo sé.- susurró. –¿Quieres que pregunte cuanto podrías ganar?-

-No, está bien cuanto gane, sólo quiero trabajar.- susurré.

-¿Qué cree Minho que estás haciendo ahora?-

Sentí las manos de YoonGi presionar lento mi miembro, suspiré mientras me echaba hacia atrás, sintiendo su pecho en mi espalda.

-Le dije que estaría leyendo en la biblioteca.- susurré contrayendo levemente mis piernas porque me gustó esa sensación.

-¿Y te creyó?- recargué mi cabeza contra su pecho para mirarlo al rostro.

-¿Por qué no debería?- pregunté sonriéndole, estirando mis manos para tomar sus mejillas y presionarlas haciendo que sus labios resaltaran.

-¿Por qué ir a la biblioteca a leer? Pudiste decirle otra cosa.-

-Porque sí he ido a la biblioteca a leer, ñé.- susurré. –La primera vez Minho me preguntó por qué y le dije que había un silencio cómodo, el de la casa es perturbador.- es como que escucho pasos y cosas moverse.

-¿Entonces no es una excusa?- suspiré sintiendo que presionaba su manos en mi miembro para deslizarla hasta mis testículos. –Él cree que verdaderamente estoy en la biblioteca leyendo.-

-Hasta la tercera vez fue a la biblioteca y me encontró ahí.- pasé saliva y me aferré a las cobijas. –YoonGi~ ya por favor.-

-Un poquito más, Taemin.- susurró cerca de mi oído que asentí efusivamente pero presioné las cobijas en mis manos  elevé un poco mi pelvis.

-No, no puedo.- mi respiración comenzó a entrecortarse, sentía el sudor recorrer mi frente y sus manos seguían estimulándome. –¡YoonGi~!-

-Tranquilo.- susurró besando mi cabello, retirando su mano de mi zona íntima.

-Eso… eso fue delicioso.- susurré cerrando los ojos y pasando saliva.

-Aun puedes sentir mejor.- me senté en la cama para mirarlo mejor.

-Todavía me da miedo, ñé.- susurré mirándolo a los ojos. –Siento que me va a doler mucho.-

-Tranquilo, está bien. Vamos a ducharnos para que regreses a casa ante de las cinco de la tarde.- asentí efusivamente. –¿A esa hora le dijiste a Minho que terminarías?-

-No le dije que terminaría pero que regresaría a casa a esa hora.- aún faltan noventa minutos para eso.

-¿Qué libro cree que estás leyendo?-

-Tomé uno de su estante, ñé.- me senté en la cama para salir de ella y subir mi pantalón. –No es de Derecho ni de Criminología, es más una novela.- pero no sé si de él o se lo hayan regalado.

-¿Cómo se llama?- YoonGi estiró su mano para que la tomara, al hacerlo tiró un poco de mí para estar a su lado y abrazarme.

-Amor en tiempos de influenza.- contesté abrazándolo también. –Ya lo terminé pero eso Minho no lo sabe.-

-¿Qué está haciendo Minho ahora?- ambos entramos al cuarto de baño. –¿Trabajando?-

-Dijo que le habían llamado para que tomara un caso pero se reuniría con el cliente para charlar acerca de eso, que si le convencía lo tomaba sino, lo canalizaba con otro.-

End Pov’s Taemin

Pov’s Minho

-Bien, no se preocupes, haremos eso.- limpié mis comisuras con una servilleta de papel, luego me levanté de la silla para ir a pagar.

Abrí mi billetera y los vellitos de mi cuerpo se erizaron, me sentía incómodo, asustado y paralizado, sentía alguien detrás de mí, pasé saliva y escuché el sonido de un arma siendo cargada.

-Hey chicos.- cerré los ojos tranquilizándome, el dueño del lugar de Kimchi me miró. –Por favor, cálmense, no es necesario todo esto.- escuché que sonido del disparados y como el dueño caía contra la pared, tocándose el pecho en donde brotaba sangre. Presioné los ojos y me encogí de hombros asustado.

-¡Minho!- escuché el grito de una mujer, luego de casi todos.

-Estoy bien.- susurré cerrando mi billetera.

-¡Al suelo todos!- gritaron así que me agaché lentamente pero sentí la boquilla del arma caliente en mi espalda. –Tú no, tú nos acompañas.- asentí levantándome.

Mientras caminaba hacia la salida del local escuché más armas cargándose. Al salir me condujeron hacia un auto con los cristales polarizados, ellos bajaron sus armas y yo mis brazos, fingimos haber sido conocidos y haber coincidido porque los transeúntes comenzaron a mirarnos extrañados.

-Ya te digo, el partido estuvo muy emocionante.- dijo quién me abrió la puerta, no miré hacia el interior del local, estaban todos asustados, extrañados y aturdidos, pero noté que mi billetera estaba en el suelo.

Entonces sonreí.

Entré al auto, un sujeto estaba a mi derecha y otro a la izquierda, el piloto y también un copiloto. Así que si hago algo estúpido, moriré.

Ellos no dijeron nada, yo tampoco así que sólo condujeron hacia no sé dónde, hasta que llegamos hacia alguna carretera en donde desviaron hacia el exterior. Pasé saliva cuando ellos bajaron y me obligaron a bajar del auto también.

-Así que eres el de Red Dress.- dijeron mirándome, sólo asentí lento. –Tienes un caso de uno de los nuestros.- me apuntaron con cuatro armas, alcé las cejas al ver que eran diferentes calibres.

-Tengo muchos casos.- susurré y presioné los ojos cuando cargaron sus armas.

-Vas a ayudarnos.- dijo el más pequeño anatómicamente hablando. –Dirás que él no mató a nadie y saldrá libre.- negué lento, ellos acercaron más sus armas a mi cara.

-No puedo hacer eso.- contesté mirándolos.

-Él no mato a nadie, dirás que fue otra persona, que fue Oh KwangSuk. ¿Estás con nosotros o no?- uno de ellos se acercó a mí, colocando el revolver en mi barbilla, levantando mi rostro.

-No.- susurré mirándolo.

-Hijo del Entrenador Choi y de una famosa fotógrafa.- ¡mis padres! –Con unos tiernos abuelos que se fueron a vivir a Jeju por cuestiones de salud.- mis manos comenzaron a temblar. No deberían de saber eso sobre mí. –Y con un hermoso niño adolescente.-

-El mercado negro pagaría muy bien por un par de corneas.- susurró otro acercándose a mí por detrás. –O por un corazón.- sentí el revolver en mi espalda y cerré los ojos.

-¿Aun sigues pensando en no ayudarnos?-

-Incluso, si tomamos a tus amigos, cuatro de ellos podrían donar “voluntariamente” sus órganos, a la florecilla la podremos prostituir en el mercado junto con tu hijo ya sin ojos.- diablos, mis amigos también están en todo esto. –A los ancianos les gusta mucho jugar con los niños.- sentí la boca d otra arma en mi sien derecha.

-Si no nos ayudas, si haces tu trabajo y YooHwan se queda en prisión, ya sabes qué es lo que pasaría.-

-Sólo me están asustando.- contesté, sentí que mi voz temblaba pero mi porte seguía firme, aunque tenía varias boquillas en mi cuerpo.

-Tus padres viven en Gangnam, en una modesta casa, tus abuelos en Jeju viven en un hogar para ancianos cerca de la costa norte, tus amigos, un psicólogo, un policía, un abogado, un criminólogo y otro psicólogo.- no puede ser. –Sería una lástima que tu hijo no se graduara... mañana-

-¿Qué es lo que quieren que diga el informe?- susurré.

-¡OH! ¿Así que Red Dress se presta a sobornos?- sí, si toda mi familia está bajo mirada criminal. –Me pregunto a cuantos más les has hecho un favor.-

-Sólo dime qué quieres que diga y a quien quieres en prisión, saben que puedo hacerlo.- suspiré tranquilo cuando quitaron sólo un revolver de mi cuerpo. Poco a poco.

-Queremos que él esté en prisión.- metieron un sobre en la bolsa de mi pantalón. –Si él no está en prisión y nuestro amigo con nosotros, los ojos de tu hijo estarán camino a un trasplante.-

-Haré todo lo que quieran.- contesté mirando a los ojos del primero que me apuntó, quien aún mantenía su revólver contra mi barbilla. –Pero no lastimen a mi familia.-

-Veremos.- susurraron.

-O pensándolo bien, cualquier abogaducho podrá hacer lo que queremos.- contestó retirando el revolver de mi mentón. Le sacó el revólver y vi que tenía las ocho balas, retiró siete de ellas y dejó sólo una, con el arma me apuntó.

-Di tus últimos siete deseos.- sonrió, yo pasé saliva.

-No lastimen a mi hijo.- presioné los ojos al oír que ese tiro estaba vacío. –No lo lastimen, por favor.-

Escuché un disparo.

Pero no vi toda mi vida frente a mis ojos, sólo como caía al suelo el sujeto que me apuntaba, escurría sangre por su boca y de su pecho también salía.

Un auto más se detuvo y otro más pasó disparando hacia nosotros.

-¡Al suelo todos!- esa voz yo la conozco.

Sentí un ardor fuerte en mi brazo, me lo toqué para detener la sangre. Volteé a ver qué está sucediendo, sólo vi a quienes me trajeron accionar sus armas contra quienes llegaron. Terminé tirándome al suelo y fingiendo mi muerte.

El profesor de balística dijo que si nos veíamos en una situación así, lo que tendríamos que hacer era fingir que ya hemos muerto, después de todo, no todos, muy difícil, casi, casi nadie, dispara de nuevo a un cadáver.

Intenté no asustarme mientras escuchaba los disparos, mientras caían los cuerpos. Noté que mis manos estaban temblando cuando escuché los pasos que se cercaban.

Dos autos arrancaron, dejándonos solos.

Pero no sé si sea bueno levantarme ahora o esperar a que lleguen los forenses y sólo decir que tuve un síndrome de estrés post traumático y que por eso me desmayé.

-¿Estás bien?- presioné los ojos pesado, y suspiré profundo para levantarme.

-Gracias.- susurré abrazándola. La apreté tan fuerte que se quejó pero no por ello disminuí la fuerza.

-Tranquilo, sé que estás asustado.- sentí sus manos en mi espalda dándome tranquilidad. –Pero ya pasó.- me separé lento de ella.

-No tienes que hacer esto.- susurré, noté que m voz se quebró.

-Lo hago porque le prometí cuidarlos.- me miró sonriendo, también noté que yo estaba llorando.

-No tienes que hacer esas promesas tan riesgosas.- contesté secando mis ojos. –Tenía miedo.-

-Lo sé.- contestó. –En cuando supe que tomaste ese caso, sabía que algo iba a pasarte así que sólo comencé a seguirte.- volteé a ver a quienes me trajeron, estaba sangrando y probablemente muertos.

-No respiran.- dije mirándolos aun.

-No lo harán.- contestó acercándose a ellos para tomarles el pulso.

-Puedes ir a prisión por esto.- contesté.

Hyorin se levantó el suelo y caminó hacia mí, me miró a los ojos mientras ponía en mis manos su arma.

-Mátame.-

-¿Qué? ¡No! ¿Estás loca?- solté el arma y esta cayó al suelo.

-¿No puede ser legítima defensa?- preguntó levantándola.

-No.- esto es más que legítima defensa. –Puede ser homicidio y como nos seguiste califica como premeditado. No estoy pensando con claridad pero puede tener alevosía y ventaja.- hiperventilé para tranquilizarme y volver a tallar mis ojos.

-Tradúcelo.- se sentó dentro del auto de los tipos.

-Puedes estar en prisión al menos…- voltee a ver cuántos eran. –Doscientos cincuenta años.- contesté riendo. –Y si te portas bien saldrás a los ciento ocho.-

Ella suspiró desganada.

-Tu abogado podrá promover el beneficio de libertad anticipada cuando cumplas los noventa y ocho.- me acerqué a ella para volverle a abrazar.

-Estoy feliz.- contestó cuando la solté, luego abrazó sus piernas mirando a los tipos. –Iré a prisión, pero tú estás vivo.- sentí que mis ojos se llenaron de lágrimas y bajé la mirada.

-No puedo defenderte.- negué lento. –Pero le diré a ChangMin, seré testigo y tendrás que salir libre.-

-Está bien Minho.- susurró sonriendo. –Estoy bien y tú también.-

-Y todos.- contesté.

Escuché las sirenas policiacas venir hacia nosotros, así que la miré asustado.

-Está bien, encontrarán en mis manos pólvora.- supongo que todavía existen esas personas que sí cumplen sus promesas, pero al grado de salir perjudicados. –¡Tu brazo!- apuntó asustada.

-Es solo un roce.- contesté, no me penetró la bala así que viviré un día más.

-¡Policía! ¡Baje del auto!- separé los dedos de mis manos mientras salía del auto, luego lo hizo ella. –¡Entreguen el arma!- Hyorin la dejó en el suelo, luego se levantó con cautela para seguir teniendo los brazos alzados.

Noté que Jonghyun estaba entre ellos, ¿qué no se supone que ya no era policía?

-¡Quedan arrestados!- no me sorprende.

 Ellos llegaron con Hyorin y conmigo, nos pusieron las esposas y condujeron a que entráramos a la patrulla. Escuché que otro auto se acercaba del que saltó el Fiscal pese a que el vehículo no se había detenido completamente.

-¿¡Qué está pasando aquí?!- preguntó corriendo hacia la escena del crimen.

-Se reportan las pérdidas de cuatro personas y tenemos dos detenidos.- voltee a ver a Hyorin, ella sólo miraba sus uñas. Moví las esposas para hacer ruido y que me mirara, cuando lo hizo le sonreí.

-Déjenme ver.- vi por el espejo central que Daniel venía hacia acá.

Vi la cara del Fiscal asomarse por la ventana, lo saludé sonriendo. El Fiscal se irguió y golpeó con su mano su frente.

-Creemos que fue un homicidio.- llegó el Oficial de Jonghyun, noté que él estaba poniendo las cintas amarillas.

Daniel le quitó la libreta en la que anotaba para golpearle con ella en la cabeza.

-¡Esto fue privación de la libertad!- le gritó, Hyorin me volteó a ver, sólo negué rindo. –¡A quién esposaste es la victima!- Hyorin se recargó contra mí y me punzó el brazo. –Esos de ahí las “víctimas” son una célula delictiva ¡que han sido buscados por las últimas dos semanas!-

-¿Lo conoces?- susurró Hyorin. –Tú nunca te llevas bien con los fiscales.-

-Ñé, él es diferente.- contesté riendo.

-¿Cómo se llama?- me preguntó Hyorin, los dos estábamos mirando al Fiscal regañar al Oficial.

-Si son amigos debería de protegerte más.- negué lento, mirando hacia el frente de la patrulla.

-Soy privado, él es público, nuestro amor es imposible.- contesté riendo. –¿Qué hora es?- tal vez Taemin ya esté en casa esperándome.

-Pueden salir.- la puerta de mi lado se abrió, era la pareja del Fiscal.

-Gracias.- susurré saliendo y dándole espacio a Hyorin para que también lo hiciera. –¿Qué hora es? ¿Disculpe?-

-Más de las cinco.- contestó mirando su reloj de muñeca.

-¿Cuánto es “más de las cinco”?- se supone que Taemin estaría en casa  las cinco y que le ayudaría a preparar sus trajes para mañana.

-Las cinco cuarenta.-

-Gracias.- ahora tengo que buscar cómo ir por él. 

Notas finales:

Patria Potestad: Es la regulacion juridica que se hace de los deberes y derechos que se reconocen a los padres en la legislación civil o familias sobre sus hijos y bienes.

Custodia:Es la tnencia o control físico que tienen los padres sobre sus hijos.

Jung: Carl Gustav Jung. 

Inconsciente colectivo: Es un sustrato común en los seres humanos de todos los tiempos y lugares del mundo, es decir, lo que piensas tú lo pensé yo también porque estamos conectado por la psique. 

Sombra: Es la parte inferior de la personalidad, la suma de todas las disposiciones psíquicas personales y colectivas que no son asumidas por la consciencia por su incompatibilidad con la personalidad que predomina en nuestra psique, es decir, aquello de nosotros que creemos que nos hace unicos pero que todos hemos pensado. 

Síndrome de estrés post traumatico: Es un tipo de trastorno de ansiedad que puede ocurrir después de que uno ha observado o experimentado un hecho traumático que involucra una amenaza de lesión de muerte. 

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Creo que esas fueron las unicas palabras que se tendrían que aclarar. Recuerden que tengo todo friamnete clculado. 

Cuando una persona está en riesgo de morir, cambía, cambía completamente porque se da cuenta de todo lo que pudo haber perdido o estaba perdiendo. 

 


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