-Cuando me tengo que bañar ñé, pero cuando amo me la avienta sí.- fruncí el entrecejo con extrañes.
-¿Por qué te la lanzaría?- dejé que se sentara en el borde de la bañera. –Desvístete y metete con cuidado, iré por algo de ropa pequeña para ti.- salí pero regresé al instante. –¿No te ahogas?-
-Ñé.- ¿ahora es un no? ¿O es un sí? –No me ahogo.- oh, eso está mejor.
Salí del cuarto de baño para marcarle a ChangMin y pedirle que vinera, lo invitaría a desayunar para disculparme de nuevo y hablar sobre el caso de ayer, además claro de que tengo que contarle acerca del mapache.
Entré a mi habitación y busqué ropa pequeña pero terminé llamándole a Kibum, el psicólogo que a veces trabaja para Red Dress. Le encargué que comprara ropa para niño de diez años y zapatos, le dije que pidiera factura para pagárselo cuando me la entregara.
Me gritó, se quejó y terminó cediendo.
Regresé al baño para ver qué tal le iba al mapache, estaba sentado en el centro de la bañera, jugando con el agua.
-¿Todo bien?- vi mi abrigo en el suelo… en el suelo. El carísimo abrigo que me regaló Yuri estaba en el suelo. –Lo puedes usar de alfombra también.-
-Ñé.- asintió.
-Ese abrigo me lo regaló una abogada porque le ayudé favorablemente a que su caso se resolviera a su beneficio.- lo levanté para sacudirlo.
-¿Todos tus amigos matan gente?- comencé a ponerle jabón en su cabello hasta que topé con las orejas.
-No, a veces ellos se mueren solos.- me voy a ir al infierno por decir eso. Pero como en el caso de los médicos a veces no está en ellos la muerte del paciente, sobre todo en los mayores de edad, sólo mueren, pese a que se haya hecho todo lo posible por salvarlos.
-Mis amigos ayudan a que se castiguen a las personas que hacen actos ilícitos. Como las fotos que ya viste.- creo que ese caso se lo cederé a ChangMin y Suho, no puedo arriesgarme a que el mapachito siga mirando eso.
-¿Qué es un acto ilícito?- la espuma de su cabello cayó hacia el agua, entonces la tomó para jugar con ella.
-Actos que están en contra de la ley.- contesté tallando sus orejas como lo hacía con los perros que llegué a tener.
-¿Contra qué ley?-
-Puede ser contra la salud, contra el patrimonio, hay muchas leyes.- tomé la barra de jabón para pasarla por sus hombros.
-¿Qué es un patrimonio?-
-Un bien inmueble.- el jabón lo pasé también por sus brazos hasta llegar a sus manos.
-¿Qué es un inmueble?-
-Algo que no puedes mover.- enjaboné sus manos también para que las metiera bajo el agua.
-¿Como una casa?- asentí.
-Como las casas.- afirmé. –O los locales de venta.-
-¡Entonces tus amigos también son buenos!-
-Levántate para asear tu vientre.- lo hizo al instante que su pequeño aparato reproductor quedó frente a mí. –¿Puedes girarte?- noté lo hermoso que es mi techo hasta que se giró. –No hagas eso de nuevo.- su espalda estaba un poco lesionada, supongo que era por los días en los que durmió a la intemperie, se ha de haber recostado sobre el suelo sin importar las piedras que habían.
-Pero amo me lo pidió.-
-Sí pero yo no puedo mirar tus partes íntimas. Ni yo ni nadie más debe de hacerlo, son tuyas, sólo tú las puedes ver y tocar.- enjaboné su espalda hasta que la suciedad se terminó. –Toma el jabón y limpia tus piernas.- se lo di pero justo cerró su mano el jabón salió directo hacia la bañera. –No te muevas, puedes pisarlo y lastimarte.-
-Ñé.- asintió quedándose quieto. Metí el brazo a la bañera buscándolo, toqué sus pies, la punta de su colita y todo pero el jabón no apareció.
-Tendré que ir por otro, no te muevas.- lo apunté con el índice y él asintió, me levanté de enfrente de la bañera para caminar hacia el botiquín y sacar una barra más, la abrí y tiré la envoltura a la basura, luego me giré para ir con el mapache. –Levántate.- lo hizo volviendo a mostrarme sus genitales.
Sólo suspiré ligeramente molesto pero bueno, si quiero bañarlo tendré que hacer este tipo de sacrificios.
-Préstame tu pierna.- se sujetó de mi hombro y de la pared para estirar su pierna, sentí su piel cálida y suave, pero igual tenía algunos rasguños y costras. –La otra.- la espuma se cortó al contacto con el agua. –Tienes que cuidar de esas costras, no te las arranques o quedará cicatriz.- dejé que bajara la pierna. –Siéntate en la bañera para que se corté todo el jabón.-
-¡Ñééé!- gritó dolorido. –Mi colita.-
-¿Qué tiene?- pregunté extrañado.
-Me senté sobre ella.- comprimí los ojos porque cuando salió de entre el agua sólo era una tira de huesos, su esponjosidad se había perdido. –¡Waaah! ¡Está no es mi colita!-
-Está mojada por eso no se parece a la que tenías hace rato.- la movió como los gatos hasta que la acercó lento hacia él, luego la tomó entre las manos.
-Ñé, sí es mi colita.- sonrió para abrazarla.
-Voy a destapar la bañera para que el agua sucia se vaya, luego le voy a abrir para que se llene de nuevo en lo que llega Key con ropa para ti.- saqué el tapón y el agua comenzó a irse, él se asustó pero comenzó a reír, intentaba mantener agua en sus brazos para no dejarla ir. –Es inevitable, luego se llenará con agua limpia.- escuché los gritos de Key y como intentaba tirar mi puerta. –Espera, ya regreso.- me levanté para salir corriendo hacia la puerta principal.
-¿A qué familia le peleaste el niño?- entró empujándome con las bolsas de ropa. –¿Y por qué el Estado pensó que serías buen tutor?-
-Nadie perdió a su hijo contra mí.- dejé la puerta abierta para que ChangMin también entre cuando llegue. –Yo no me dedico a juicios civiles.- Key iba caminando hacia mi habitación, supongo que piensa que ahí está.
-¿Te lo robaste?- me miró sorprendido.
-No.- tomé sus hombros para girarlo en dirección al baño. –Lo encontré en la carretera.-
-¿Qué dijiste qué?- me miró bajando sus gafas fabulosas para mirarme directo a los ojos. –¿Un niño en la carretera?- seguramente está pensando en los complejos psicológicos que pudo tener o los de la familia para dejarlo.
-Es que tampoco es un niño.- susurré asustado. –Es como un híbrido.-
-¿Un experimento fallido de la NASA?- le apunté hacia el cuarto de baño. –¿Lo duchaste? ¿No es contra la ley?-
-Es en contra de la ley si lo toco de manera obscena y o pasional- dejé que entrara al cuarto de baño, Key soltó las bolsas sorprendido al ver al mapache. –¿Guardarás el secreto?- Ñé dejó de jugar con agua para mirarme. Su colita se sumergió rápido y las orejitas las bajó.
-Es…- tragué saliva asustado. -¡Es mejor que un experimento de la NASA!- se acercó hacia la bañera para sacarlo del agua tomándolo de las axilas. –¡Tiene las orejas y la cola! ¿se esconden? - se las lastimó porque susurró su “ñé” y me miró con carita lastimera.
-Lo lastimaste.- susurré para alejarlo. –Es para él la ropa.- tomé una toalla para secar su cuerpo.
-Entonces hay que modificarlas para que no lastime su colita.- salió con las bolsas en sus manos mientras secaba a Ñé. –Compré gorros también, te servirán cuando lo quieras sacar a pasear.-
-¡Hey!- me quejé por eso. Estoy seguro de que es más humano que animal, no debe de tratarlo así.
-Pasear como padre e hijo.- me detuve por un microsegundo por lo que dijo, pero reanudé mi camino hacia mi habitación. –Déjame hablar con él.-
-Oh, eso sí que no. Seguramente querrás saber de él y ah ah. Yo sé que ya está un poco marcado.- más por las fotos de en la mañana. –Primero deja que se sienta cómodo, si le preguntas algo se podría sentir atacado y no obtendrás nada.- lo dejé en la cama para comenzar a secarle el cuerpo.
-Ñé.- asintió mientras le secaba el cabello.
-¿Cómo está Jonghyun?- pregunté cuando vi a Key a mi costado. –Ponle la ropa por favor.- acomodé su cabello y le sonreí. –Él te va a vestir, puedes confiar en él.- me acerqué hacia su orejita derecha. –También es mi amigo.- susurré.
-Trabajando, ¿cómo quieres que esté?- Key se acercó con un pants ya con el agujerito correspondiente, pero cuando el mapachito miró las tijeras bajó sus orejas y se escondió tras de mí.
-Ammm Kibum.- lo tomé de los hombros para llevarlo al marco de mi puerta. –Tengo clientes de un caso de un intento de homicidio, el arma fue blanca.- apunté a sus grandes tijeras. –Las fotografías él las miró.- presioné los ojos.
-¡Dejaste que las mirara!-
-¡Ñééé!-
-¡Baja las tijeras!-
-Lo haré pero no por ti, sino por él.- dejó las tijeras en el suelo luego me mostró las palmas de sus manos como si fuera una revisión policial. –Aunque eso no quita que esté molesto porque las miró.- me amenazó con su mirada por lo que asentí.
-Sólo no te exaltes, si te tiene miedo se cerrará contigo y no obtendrás nada.- susurré saliendo de la habitación.
-¿A dónde vas?- escuché a Key.
-A preparar el desayuno.- contesté. –¿Jonghyun viene también?- entré a la cocina, puse agua a calentar para hacer café, caminé hacia el refrigerador para sacar leche, alcé una ceja porque no tengo. Tendré que ir a comprar más tarde, me pregunto si a Ñé le gustará la de sabor.
-No, está trabajando te lo dije.-
-¿Haciendo canciones?- reí leve mientras regresaba hacia la habitación.
-Está en el CeFeReSo, siempre sí lo convencí de que se cambiara de departamento.- alcé las cejas al ver a Ñé, sin duda se ve mejor que ayer, con su cabello limpio igual que su cara y manos. –¿Te gusta?- asentí sonriendo. –Pedófilo.-
-¡No!- me apresuré a decir. –Creí que hablabas de la ropa.-
-Y fue gratis.- me sonrió superior mientras bajaba a Taemin de la cama. –No es cierto, fueron más de tres mil won, sí que págame.- caminó hacia mí mientras sacaba su billetera y me dio la factura.
-Sólo tú puedes gastar tanto dinero en ropa.- con el caso de la vaca tendré que cubrirlo. –Por eso Jonghyun tiene que trabajar más.- doblé la factura para meterla a mi billetera y sacar un par de billetes. –El resto te lo doy cuando me paguen.- los tomó de mi mano y sonrió.
-Es un placer hacer negocios contigo.- suspiré mientras asentía. –Jonghyun no dobla turno por falta de dinero.- tienes que admitir que sí. –Bueno sí, pero no tiene nada qué ver con mi manía a la ropa.- miré a Ñé que estaba mirándose en el espejo, movía su colita mientras él mismo modelaba.
-Yo sé que es mal pagado el trabajo que él hace.- caminé hacia Ñé para tocarle el cabello. –¿Puedes meterlas?- tomé sus orejitas puntiagudas para jugar con ellas.
-Ñé.- ahora puede ser un sí o un no. –Puedo retraerlas.- asintió sonriéndome.
-Me alegro.- deslicé mi mano por su cabello hasta que… tomé su cabello para levantarlo. –¿Tienes otro par de oídos?- ¡tiene orejas humanas! –¿Cómo es posible? ¿Por cuáles escuchas?-
-Por las dos, ñé.- alcé una ceja sorprendido. –Por unas escucho ultrasonidos y por las otras ñé.- bien, ahora es un no.
-¿Ñé?- preguntó Key acercándose a nosotros. –¿Qué es Ñé?-
-No lo sé.- contesté tomando la mano de Taemin para salir de la habitación. –A veces es sí otras es no.- entramos a la cocina, lo que me recuerda que no fui por leche.
-¡Ñééé!- se asustó por el sonido del teléfono.
-Cálmate. Es una llamada.- lo dejé a cargo de Key para ir corriendo hacia la sala de estar en donde contesté. Era ChangMin que parece me perdonó, también aceptó la invitación a comer lo que me alegró, ya que venía a mi casa le pedí amablemente que pasara a comprar un poco de leche y leche de sabor.
-Comida de gato.- susurré para ir por sus latas, ahí estaba el expediente de ayer y las fotografías. Tomé la carpeta para llevarla a la oficina, después caminé hacia la cocina para dejar la bolsa con latas en la mesa.
-¡Ñé! ¡Comida!- el mapachito corrió hacia la bolsa y sacó una lata morada. –¿Me la puedes abrir?- me miró.
-Yo te la abro.- dijo Key acercándose a Taemin. –¿Te gusta la comida de gato?-
-Ñé.- asintió. –Es lo que comía cuando estaba con mi antiguo amo.- noté que Key dejó de moverse por un segundo, luego suspiró y la terminó de abrir. –¡Gracias!-
-Minho.- susurró, entonces me acerqué a él. –¿Qué cosa dijo?-