El internado para hombres, había sido el lugar de su primer encuentro, ellos compartían habitación desde hace meses. Camas separadas, personas distintas con algo en común.
D.O no era un humano.
Habían pasado siglos desde que dejó de serlo y por un extraño motivo, jamás se camufló delante de JongIn.
Este último en cambio, también guardaba un secreto.
Tampoco era un humano —por desgracia, pensaba él—. Un vampiro se había encargado de destruir su vida, asesinando a su familia y casi a él mismo.
Pero contó con su bendita suerte.
Su sangre era especial.
Era capaz de tener aquel veneno dentro de su sangre, sin transformarlo ni transmitirlo.
Él podía vivir eternamente, sin la necesidad de beber sangre.
Sin embargo, su rencor a los vampiros, aumentaba con el paso de los años.
JongIn se había convertido en un cazador, uno de los más despiadados. Lo hacía simplemente para saciar su sed de venganza.
Al entrar en el internado, contempló de lejos a KyungSoo, se sintió perdido al ver aquellos grandes ojos, esos suaves y rosados labios acorazonados…esa piel nívea.
Se enamoró perdidamente de él, y por otro lado KyungSoo, aceptó corresponder los sentimientos del menor.
Se dejaban llevar, pero nunca atacaban el espacio del otro, a pesar de que compartían habitación.
Pero ese día fue distinto.
Ambos se amaban, y el deseo por poseerse, les quemaba la piel.
Devoraron sus labios sin piedad, dejando recorrer las manos en el cuerpo del otro.
KyungSoo descendió de los labios de Kai, y comenzó a marcar su cuello.
Pero de pronto, algo lo detuvo de golpe.
Las marcas, JongIn tenía marcas de colmillos.
—Eres... —KyungSoo comenzaba a temer, esas cicatrices… si Kai era un vampiro normal —como él—, no debería tener cicatrices, a no ser que este fuera…
Un cazador.
Y recién allí, Kai notó al vampiro que tenía en frente.
Anhelaba sentir asco y repugnancia, pero no pudo.
Ambos se miraban estupefactos. El vampiro y el cazador se habían encontrado, y no hacían nada.
KyungSoo regresó lentamente al dormitorio, esperando que todo se tratara de una broma, de un mal sueño.
JongIn, el hombre que amaba, era un cazador. Le destrozaba el alma solo pensar que su adorado JongIn quisiera lastimarlo.
KyungSoo entró a la habitación, y se recostó en su cama.
El menor no tardó en llegar.
El silencio los rodeaba, absorbía y desesperaba. El mayor cerró los ojos, tratando de ignorar lo inevitable.
Kai se levantó y sacó su preciada daga de su tobillo —arma de emergencia—, avanzó hacia el cuerpo inmóvil de su amado KyungSoo.
Tenía que asesinarlo.
Él era un cazador, no podía tener compasión por un vampiro.
Kai sube sobre el cuerpo del mayor, colocando una pierna en cada extremo. Una vez con la daga en sus manos, comienza a acercarla hacia el cuello de KyungSoo, quien se encuentra aparentemente dormido. El mayor se estremece con el frio de la daga.
—Hazlo —pronunció sin rodeos—, vamos, hazlo.
Eso fue como un balde de agua fría para el menor.
Él esperaba desde el fondo de su corazón, que KyungSoo suplicara por su vida.
Pero este simplemente no lo hizo.
D.O prefería morir a vivir la eternidad sin JongIn.
—¿No te asusta? —ronroneo el menor, presionando ligeramente la daga.
—Todo fallecemos algún día, nada dura para siempre… hoy, mañana, ¿Qué más da?
Y eso hizo sonreír por dentro al menor.
—No te daré ese gusto —suspiró aliviado por haber encontrado una excusa.
Intentó bajarse del cuerpo del mayor, pero esté lo sujetó de las caderas con fuerza, provocando que ambos miembros rozaran. Ambos lo notaron, reprimieron un gemido.
—Tú querías hacerlo, vamos, acaba conmigo…
—Piérdete en tu maldición…
Los papeles se dan vuelta.
KyungSoo enreda sus piernas en las caderas de Kai. Hizo fricción y se movió lentamente, provocando un roce explicito que los hizo suspirar de excitación a ambos.
—¿Qué haces? —Kai cerró fuertemente los ojos.
—Sexo contigo —KyungSoo se levantó, quedando frente al rostro del menor, le dedicó una mirada provocadora, con la que Kai pudo jurar endurecerse.
KyungSoo delineó con su lengua los labios del menor, quien sorprendentemente no se negaba, al contrario, solo intentaba lidiar con el dolor en su parte baja.
—Hazme tuyo Kai —susurró sobre sus labios.
JongIn se posa sobre el cuerpo del mayor, devorando fuertemente esos labios, lo besó fuerte, se aseguró de poder sentir el sabor metálico de su sangre.
No se detuvo en desabrochar los botones de la camisa del mayor uno a uno, simplemente ocupó su fuerza, y desgarró la camisa de D.O.
Se dedico a tocar todo lo que sus manos podían, deleitándose con los gemidos de KyungSoo. El mayor no se quedó atrás. Quitó toda la ropa de la parte superior de Kai, y una vez que ambos estuvieron en las mismas condiciones, se dedicaron una mirada coqueta, devorándose uno al otro con los ojos.
—Voy a follarte KyungSoo —dijo con voz ronca.
—Hazlo —suplicó.
Kai acomodó sus manos en el cabello de KyungSoo, amarro sus dedos y aplicando fuerza, jaló y lo acercó hasta él, quedando frente a frente…respirando sobre los labios del otro.
No aguantaron más y unieron sus labios en un desesperado beso.
Las manos de JongIn estaban sobre el pantalón de KyungSoo. Desabrochó el cinturón rápidamente, y se apresuro en quitar los pantalones del mayor. D.O lo miraba expectante y decidió no quedar en desventaja.
Dejó en las mismas condiciones al cazador, y se lazó con agilidad sobre él, tomando el control.
KyungSoo colocó una pierna en cada extremo, quedando ambos miembros duros rozándose aún sobre sus prendas íntimas.
KyungSoo comenzó a acercarse a los labios del menor, le regaló un pequeño beso casto. Besó su mejilla y siguió con un camino de besos, hasta posicionarse cómodamente en el cuello del menor.
Aspiró aquel delicioso aroma, escuchó la sangre correr y hervir.
Enterró sus colmillos, Kai se paralizó. El mayor bebió solo un sorbo de sangre, fue suficiente para despertar toda la lujuria que jamás creyó que existiera en su interior.
Kai no estaba dispuesto a dejarse domar.
Rápidamente, invirtió posiciones, quedando sobre el cuerpo KyungSoo, devorando sus labios.
Rompió el bóxer de su vampiro, dejando libre su erección.
Con sus dedos, rozó la punta…movió sus dedos en círculos, desesperando a KyungSoo al extremo.
—¡Kai! ¡Ngght!
El menor disfrutaba teniéndolo a su merced. Ese poder, no le podía ser arrebatado.
Amaba ver cómo KyungSoo se retorcía de placer.
—Vaya, vaya KyungSoo —traza lineas alrededor del glande—, con suerte te he tocado, y mira lo húmedo que estas.
KyungSoo lo miro con ganas de matarlo. Kai disfrutaba aquella reacción.
—Kai…deja-ah de jugar…
—¿Qué quieres D.O?
El mayor abrió sus piernas, dándole a Kai una excelente vista…queriendo ahorrarse el tener que decirle a JongIn lo que quería.
—No te entiendo, Vampirito…
Aquella voz ronca, hacia extasiar a KyungSoo.
Olvidó el orgullo y se arrojo a los brazos de Kai.
—Quiero que metas tu pene —tomó las manos del menor y las llevó a su entrada—, aquí.
El miembro de Kai dio un salto de excitación.
De inmediato se quitó el bóxer y sin preparación ni consideración…
Metió su miembro en el culo del mayor.
—¡Ahh!
El mayor se aferró a la espalda del menor, enterrando sus uñas, dejando heridas que Kai ignoró por el placer que sentía en ese momento.
El ano de KyungSoo apretaba deliciosamente el miembro de Kai.
Las embestidas se tornaron agresivas, Kai lo disfrutaba, mientras que KyungSoo, casi se retorcía del dolor.
JongIn vio las lágrimas descender por las mejillas de su vampiro, y notó la sangre manchando las sábanas.
No pudo creer lo que estaba haciendo.
Él estaba lastimando a su amado KyungSoo…
Disminuyo la velocidad de las embestidas, mientras besaba las lágrimas del mayor.
Tomó el miembro olvidado de KyungSoo, y comenzó a masajearlo al ritmo de las estocadas, esta vez, entraba lento y profundo, asegurando un mayor placer para ambos.
—¡Ahí JongIn!
El gemido del mayor lo hizo feliz.
Su vampiro lo estaba disfrutando.
Se encargó de dar en el punto que hacia gritar del placer a KyungSoo.
Unas cuantas embestidas más y ambos llegaron al orgasmo…Kai marcando el cuerpo de su vampiro en lo más profundo y KyungSoo entre ambos abdómenes.
Kai cayó rendido sobre el cuerpo de D.O, aun sin salir de su interior.
Sus respiraciones eran agitadas y confusas.
—¿Kai…? —el mayor rozó sus dedos por la espalda del cazador, este se estremeció silenciosamente.
—Odio a los vampiros.
KyungSoo se paralizó. Las palabras de Kai, fueron peores que un golpe.
—Odio a los vampiros.
Repitió hasta cansarse.
KyungSoo comenzó a llorar. Kai seguía apoyado en su pecho.
—Odio a los vampiros —levantó la mirada, sus ojos se encontraron con los de KyungSoo—, pero, si odio a los vampiros, ¿Por qué te amo, KyungSoo? Si repito mil veces que te odio… ¿Por qué no puedo hacerlo?
Secó las lágrimas de KyungSoo, quien lo miraba sorprendido.
—No llores, Yo…te amo KyungSoo, no sería capaz de lastimarte.
—Quédate conmigo…
KyungSoo se aferro al cuerpo del cazador, Kai se dejó abrazar…aspirando el suave aroma de su vampiro.
—No te dejaré.
Era una promesa, un juramento que se encargaría de cumplir.
El cazador, se había enamorado del vampiro, y no lo dejaría ir jamás.
—Te amo, JongIn.
Y con un tierno beso, comenzaron lo que seguramente seria,
El principio de su eternidad juntos.