Don’t Leave Me
Capítulo 3 KaiSoo
Kyungsoo se encontraba en la sala de espera de un hospital en la agitada ciudad de Seúl, aguardando pacientemente hasta que la hora de su cita con el médico llegara y saliera de dudas de una vez por todas. Su mejor amigo, Baekhyun, había estado insistiendo los últimos días en que debía asistir al doctor, pues su salud había empeorado desde hace algunas semanas y no hallaba remedio para quitar las molestias que lo aquejaban. Tenía una ligera sospecha de lo que le podía estar sucediendo, pero quería confirmarlo antes de sacar conclusiones por sí mismo. Fue sacado de sus pensamientos por la enfermera que le indicó que podía pasar, se levantó de su asiento y caminó hasta el consultorio, donde un doctor lo recibió con una sonrisa.
-Buenos días, soy el doctor Cho Kyuhyun. Tome asiento por favor, señor Do- Kyungsoo obedeció.
-Buenos días, doctor- respondió cortésmente.
-Y bueno, ¿a qué se debe su visita?- preguntó el mayor sacando una hoja para anotar los síntomas del paciente.
-Vine debido a que no me he sentido bien últimamente. Hace unos días comencé a tener mareos constantes, pensé que se debía a la falta de sueño pero intenté dormir las horas necesarias y no pararon. Además últimamente me despierto con náuseas y no puedo ni desayunar- Soo comenzó a relatar.
-Ya veo, ¿ha sentido cansancio excesivo últimamente o muchas ganas de dormir?- añadió el doctor Cho mientras apuntaba todo.
-En realidad sí, pero pienso que es debido a que en la universidad he tenido muchas tareas y no le tomé mucha importancia.
-Señor Do, con todo lo que me acaba de contar la explicación más probable es que usted esté esperando un bebé- Soo abrió los ojos enormemente, sintiendo una calidez en el corazón- Aunque necesito hacerle algunos exámenes de sangre para asegurarnos.
Kyungsoo analizó la situación por unos segundos mientras esperaba los resultados de la prueba de sangre. Sí, era un poco precipitado un bebé ahora ya que aún le faltaban algunos meses para graduarse de la universidad y esto complicaría un poco las cosas. Pero nada le importaría, pues sabía que su bebé sería un hermoso angelito que llegaría a alegrarle la vida. Pensó en su novio y en lo contento que se pondría cuando llegara al departamento que compartían y oyera la gran noticia. Mordió su labio del nerviosismo, podía ser que todo fuera una falsa alarma y sólo se tratara de desnutrición o algo por el estilo en vez de un embarazo. Comenzó a hacer ruido con los pies, se estaba impacientando y fue cuando el doctor se acercó con los resultados. Agradeció y pagó por la consulta, salió del hospital y junto al jardín que estaba en frente se decidió a abrir el sobre, leyéndolo cuidadosamente.
Positivo. Cinco semanas de gestación.
Quiso gritar de la felicidad que sentía, pero en vez de eso llevó automáticamente sus manos a su plano vientre, acariciándolo con todo el amor que ya sentía por el pequeño ser aunque aún no naciera. Tomó el autobús para llegar lo antes posible a su departamento, leía una y otra vez la hoja que decía que su bebé estaba en camino y se llenaba de alegría en cada ocasión. Llamó a Baekhyun para decirle que se trataba de un embarazo a lo que éste le felicitó y comenzó a parlotear acerca de todo lo que haría por su sobrino o sobrina, parecía oírlo brincar. Colgó la llamada cuando llegó el tiempo de bajar del autobús, fue corriendo hasta llegar frente a la puerta de su hogar y la abrió rápidamente.
-Kyungie, ¿eres tú?- dijo un hombre encontrándose con él- ¿has ido ya al médico?
-Sí, soy yo- respondió Soo para luego correr hasta su novio y abrazarlo fuertemente- Y sí, ya fui.
-¿A qué se debe esa hermosa sonrisa? Pareces más feliz hoy- le dijo él tomando con una mano la barbilla de Kyungsoo.
-Pues es que tengo una increíble noticia- los ojos del chico de baja estatura parecían brillar, a lo que su novio le miró curioso- Bueno, sabes que últimamente he tenido mareos y náuseas…
-Espera, no me digas que…- no terminó la frase pues Soo lo abrazó de nuevo.
-¡Sí! ¡Vamos a tener un bebé!- dijo emocionado pero al ver que el chico frente a él, quien era más alto, no mostraba emoción alguna comenzó a preocuparse- ¿Qué no estás feliz?
-¿Feliz?- Se alejó de Kyungsoo y comenzó a reír sarcásticamente- ¡¿Cómo quieres que esté feliz?!- Do se asustó debido al reciente grito- Dios mío, ¡eres un estúpido Do Kyungsoo!
-¿De qué hablas? Yo pensé que…
-¿Pensaste qué? ¿Que me pondría contento por esta tontería? Sabes muy bien que apenas estoy empezando en la compañía donde trabajo, no puedo distraerme con un niño o niña, lo que sea. Eres lindo y bueno en la cama, pero lo arruinaste todo, te dije que te cuidaras y no me hiciste caso- el más alto estaba bastante alterado- Teníamos una buena relación.
-¿Teníamos?- dijo temeroso Kyungsoo.
-Sí, y ni pienses que me atarás con un mocoso- rio fríamente- Tal vez ni siquiera es mío.
Lo siguiente que se escuchó fue un fuerte golpe, había sido la mano de Soo contra la mejilla del que pensó era el amor de su vida.
-No vuelvas a decir eso- esta vez la mirada alterada era la de Kyungsoo, con algunas lágrimas de por medio- Eres la única persona con la que he estado, no ha habido nadie más y podría asegurarlo. Pero no vale la pena ahora.
-Como sea- respondió aquel sujeto y se dirigió a la habitación para guardar todas sus cosas en una maleta- Puedes hacer lo quieras, tener a esa cosa o si prefieres abortarlo entonces me quedaré y todo volverá a ser como antes. Es tu decisión.
-Lárgate- contestó con hilo de voz- ¡Que te largues! No dejaré que te quedes aquí si piensas así de nuestro… No, de mí bebé.
-Como quieras, me largo. Después de todo no me será difícil encontrar a otro para reemplazarte, pero que ni se te ocurra buscarme, ya no tenemos nada que ver y ese mocoso no me hará quedarme- caminó hasta la puerta y se detuvo un segundo- Ya no viviré aquí, así que no pagaré mi parte de la renta, arréglatelas como puedas.
Al oír la puerta cerrarse, Kyungsoo cayó al suelo en llanto. Siempre pensó que todo era perfecto, tenía un novio guapo que siempre lo protegía y lo consentía, era tres años mayor pero nunca le dio importancia pues pensaba que el amor era mutuo. Se habían conocido en un concierto hacía dos años y la atracción entre ambos fue inmediata, no pasó mucho tiempo cuando se mudaron juntos y todo era de ensueño. Soo se sintió como un tonto, ese idiota ni siquiera se preocupó un poco por el bebé y se sintió indignado cuando le dijo que no era suyo, ¡por supuesto que era de él! Pero ya no había marcha atrás, y lo importante ahora era hallar la forma de salir adelante y cuidar de su hijo. Aunque se sentía como si fuera a morirse, engañado, abandonado.
Acudió a sus padres, ya que quería que supieran que serían abuelos y tener a su familia de su lado, pero resultó mal pues su madre se avergonzó de él, pues sólo tenía veinticuatro años y estaba preocupada por lo que diría la gente. Su padre se enfureció al saber que ni siquiera estaba casado y ya estaba embarazado, lo rechazó y lo desconoció como su hijo, ya que pensaba que lo único que Kyungsoo quería era dinero para arreglar su “tontería”, como había llamado al bebé.
Baekhyun sí lo apoyó, fue el único que se alegró por la noticia y quien lo felicitó. Se ofreció a mudarse con él para cuidar de él y del pequeñín, pero Soo se negó pues sería injusto para su amigo teniendo en cuenta que el teatro donde trabajaba se encontraba muy lejos de allí. Además, debía hacerse a la idea de que debía seguir solo, terminar su carrera y trabajar duro para mantener a su bebé. Fue entonces cuando se decidió a trabajar en una cafetería para cubrir sus gastos y poder ahorrar un poco para después del parto.
El dueño de la cafetería, Ryeowook, conocía su situación y también trataba de ayudarlo, pues también era mamá y el padre de su bebé lo había abandonado. Las cosas mejoraban en su vida, ya que el hospital donde trabajaba el doctor Cho tenía un programa que ayudaba a madres solteras ya fueran mujeres u hombres, así que no debía preocuparse por medicinas y chequeos. Trataba de mantenerse ocupado todo el tiempo para evitar pensar en lo que haría una vez que el bebé naciera y le preguntara por su padre, no sabría qué decirle. A veces pasaba delante de las tiendas para bebés y observaba la ropa y los juguetes, aún no tenía suficiente dinero para comprar cosas así que tenía que esperar, además de no saber si sería un niño o una niña.
Un día como todos, entraron dos jóvenes al establecimiento, uno moreno acompañado de un sujeto bastante alto. Kyungsoo se dirigía a atender a los nuevos clientes cuando una llamada de Baekhyun lo obligó a detenerse y a pedirle a otra mesera que lo cubriera unos minutos. La llamada no era en realidad tan importante, sólo se estaba asegurando de que todo fuera bien y que su sobrino estuviera sano. Aprovecharon para hablar un poco, luego de un rato se despidieron y Soo regresó a su puesto. Le agradeció a la chica por suplirlo, iba a dirigirse a la mesa y se dio cuenta de que sólo quedaba el moreno, de la nada sintió un poco de nervios pues el chico en verdad era apuesto.
-¿Puedo ofrecerle algo más?- preguntó al chico moreno, quien observaba la pantalla de su teléfono.
-No gracias, creo que…- se quedó mudo al ver al tierno Kyunsoo parado frente a él-… quisiera la cuenta, por favor.
-Claro, en un momento- Soo caminó un poco más rápido de lo normal al retirarse.
Ok, era atractivo, su voz era condenadamente seductora y la mirada que le dirigió le provocó sensaciones extrañas en el pecho. Debía calmarse, era un cliente que probablemente nunca volvería a ver y extrañamente eso lo puso triste. Por otro lado, el chico moreno no dejaba de pensar en lo lindo que era el mesero, se había sentido atraído a otras personas en el pasado pero era un sentimiento meramente carnal y ahora su corazón palpitaba a un ritmo bastante acelerado, algo hizo click dentro de él.
-Aquí está su cuenta- dijo con una sonrisa Kyungsoo.
-Muchas gracias, eh…- el cliente se quedó dudoso.
-¿Sucede algo malo?- añadió el chico bajito.
-N-no, es sólo que esperaba ver tu tarjeta de identificación en el uniforme pero no está. Aun así, ¿podrías decirme tu nombre, por favor?- dijo correspondiendo la sonrisa anterior.
-Oh, s-sí… eh, me llamo Kyungsoo, Do Kyungsoo- respondió un poco apenado.
-Bueno, Kyungsoo, yo soy Kim Jongin y creo que a partir de hoy seré un cliente frecuente- finalizó con otra sonrisa aún más cautivadora que la otra, si es que eso era posible.
Pagó la cuenta, se despidió y se fue, dejando a Kyungsoo todo agitado. ¿Acaso estaba coqueteando hace un segundo? Kim Jongin, Kim Jongin, Kim Jongin, hasta su nombre sonaba perfecto. Por primera vez en algún tiempo se permitió suspirar por alguien, aunque recordó a su bebé, se puso cabizbajo pues dudaba que Jongin siguiera interesado en él si se enteraba de que estaba embarazado. No importaba, aun si no aceptaba ese aspecto, él seguiría prefiriendo a su pequeñito en camino, tenía miedo de ser rechazado de nuevo.