Yo Are My World
- Te quiero. – susurraste abrazándolo.
- Pero yo más. – te dice mientras se acerca a tu rostro y te besa en los labios.
Y mientras ustedes ríen, mi corazón se destroza, se hace añicos y cae en miles de pedazos que tal vez no podrán ser reconstruidos. El dolor es punzante y me traspasa a cada segundo, a cada minuto, a cada beso, a cada abrazo.
No. No lo toques. No lo beses. No SungYeol, no…
Entierro mis uñas en las palmas de mis manos y sin importarme el dolor las mantengo ahí, esperando a que tal vez sangren. Como símbolo de mis lágrimas que en ese momento no puedo soltar. Porque yo no lloraré.
Y ahí quedaron todos los “Te amo” que me decías, todos los “Nunca te dejaré”, todas las sonrisas, todos los besos, todos los abrazos, todos los momentos que compartimos, que ahora pasan por mi cabeza reviviendo cada minutos juntos pero que a cada parpadeo se va a la basura. Nada de eso sirve ahora, porque tu estas ahí con él y yo estoy aquí viendo cómo te pierdo. O tal vez dándome cuenta que ya te perdí hace tiempo.
¿Alguna vez me habrás amado? ¿Alguna vez todo lo que me decías era verdad? ¿Alguna vez llegaste a sentir algo por mí?
Puede que si… Puede que no. Pero por más que sienta esto no puedo odiarte, porque te amo. Te amo más que a nada en el mundo y lo que presencio me duele, me hace sentir muerto. Ni siquiera puedo moverme, no puedo hablar, mis labios apretados solo tiemblan mientras mis ojos te observan feliz con él.
¿Por qué él y yo no? ¿Acaso no fui lo que tú necesitabas? ¿Acaso no fui suficiente?
Me siento infeliz y mi autocontrol se desaparece, mis piernas actúan por si solas mientras mi enojo me maneja a su antojo. Camino directamente hacia ti con la ira apoderándose de mi cuerpo nublando mis sentidos. Quiero verte a los ojos y que veas el dolor en los míos, quiero verte sintiéndote culpable.
Giras tu vista hacia mí y pareces sorprenderte levemente. Veo tu aun poco respeto que me tienes al separarte de él y mirarme expectante.
- Explícame esto. – Te ordeno fríamente. Tu expresión poco a poco se vuelve divertida.
- ¿Explicar? – Preguntas secamente y yo apretó más mis puños tratando de controlarme. No lo entiendo. - ¿Explicar qué?
- ¿Estas bromeando verdad? – Levanto más la voz mientras doy un paso hacia ti y ante mi sorprendida mirada tú te acercas a él y lo abrazas. Siento un nudo en la garganta y trago saliva con dificultad mientras tú vuelves a hablar.
- No te entiendo. – Me sonríes. Y yo solo pienso que aquella sonrisa que tanto amaba nunca me había parecido tan falsa como ahora. - ¿Hay algo de malo con que este con la persona que amo?
- ¿La persona que amas? ¿Y yo qué, SungYeol? ¿Y yo qué? ¿Solo fui un estúpido más en tu lista de conquistas? ¿Solo fui algo pasajero para ti? ¡¿Es así?! – Las palabras salen de mi boca de manera desesperada mientras mi voz tiembla cada vez más.
- ¿Tu? – preguntas. – Tú eres nada para mí Myung… Simplemente me cansé de estar contigo.
Rio fuertemente de manera dolida y siento las lágrimas asomarse por mis ojos amenazando en caer. Suspiro quedadamente y te vuelvo a mirar.
- ¿Alguna vez me amaste? ¿Alguna vez todo lo que me decías era verdad? – Las preguntas salen solas en mi desesperación por saber las respuestas. En este momento ya nada debería de importar pero necesito saberlo…
- No. – Sentencias en un tono frío que me hace temblar. Veo tu rostro titubear un poco pero nada más, luego solo queda tu fría expresión y tu silencio. Un silencio devastador significando que todo ha terminado. Bajo la cabeza totalmente vencido mientras tú susurras tus últimas palabras dirigidas hacia mí. – Adiós Myung…
No.
Aún no.
No lo aceptaré.
- ¡No! ¡¡SungYeol!! – Grito exaltado mientras me incorporo de golpe y siento el frio sudor recorrer mi cuello y mi frente. Mi respiración irregular se tranquiliza de poco a poco y la cobija que antes me tapaba cae al suelo lentamente. Observo mi habitación recobrando mis sentidos y la luz entrando por las ventanas.
- ¿Acaso eso fue…? – Corto mi habla al escuchar pasos apurados y torpes que se acercan desde el pasillo seguido de un estruendoso sonido causado por la puerta al abrirse de manera brusca.
Y ahí estas tú.
Con un delantal rosa de cocina amarrado a tu cuerpo y con una expresión tan asustada como preocupada. Respiras entrecortadamente y sin que pueda moverme corres hacia mí y me abrazas.
- ¡Myung! ¿Sucede algo? ¿Te duele algo? ¡Te escuche gritar! ¡Myung! – Tu chillona y exaltada voz me hace reír y te abrazo con fuerza completamente feliz.
Todo había sido un sueño.
- SungYeol. – Susurro tu nombre y me aferro a ti con desesperación.- Te quiero, te quiero, te quiero.
- ¿Myung? – Preguntas sin entender y te alejas de mí. Tus ojos buscan a los míos y sonríes. – ¿Solo me quieres?
- No, no… ¡Te amo! – grito sin evitar mostrar mi emoción mientras tu sueltas una risa y mueves la cabeza de un lado a otro aún sin comprender. – Nunca me dejes, por favor.
- Nunca te dejaré tonto Myung. – golpeas mi frente con tus dedos y me muestras una vez más tu sonrisa. Tus ojos brillan un poco emocionados y yo no espero más. Te sostengo del rostro y rápidamente uno tus labios con los míos en un beso dulce e inocente que tú correspondes sonriendo. Solo eso es lo que necesito.
Después de unos segundos te separas de mí y me observas conmovido.
- ¿Se puede saber qué tontería soñaste el día de hoy? – Preguntas.
Yo solo sonrió feliz.
- Que me quitaban mi mundo.