Tae(narración)~ Has sentido alguna vez que nada vale la maldita pena como para seguir preocupándote? Que absolutamente todo es muy poca cosa para desperdiciar tiempo y atención? Pues.. Bienvenido a mi mundo cada día. baah.. todo me frustra, todo me importa una mierda, ya me he cansado de luchar.. Qué me queda? mi maldito orgullo y sarcasmo, al menos mantengo a las personas alejadas de mí.. bueno, a casi todas..
Y bien, aquí estoy yo, el típico chico acorralado sobre un locker y con el gordo puño de un deportista sobre la cara. Sin decir nada, absolutamente nada hasta que mi maldita boca se abre llena de sarcasmo, cagándola completamente y ganándome un nuevo golpe...
~Acaso eres un maldito puto!? defiéndete zorra! -escucho que me grita mi agresor mientras trato de levantarme con una sonrisa ladina en el maldito rostro y bufando un poco, atreviéndome incluso a reírme en su asquerosa cara-
Tae~ tal vez sea un puto, pero te apuesto tu maldita virginidad a que soy
lo más cercano a lo que estarás de una mujer en tu miserable vida..
-respondí burlona mente mirándolo y riendo con el rostro adolorido, grave error, pues al instante recibí otro golpe en mi rostro, haciéndome caer nuevamente al suelo. Mas todo el dolor valió la pena al mirar su cara de preocupación y miedo frente a mí, agrediéndome aún más por temor a que su secreto fuera revelado. Virgen, rechazado, un fraude...-
~Maldita zorra, voy a matarte! -le escuchaba gritar mientras preparaba una buena patada hacia mis costillas, dolía, pero ya que? estaba tan acostumbrado a los golpes que ya me valía un cacahuate lo que pasara conmigo. En aquel momento en que quedaría inconsciente por el golpe, alguien detuvo su patada empujando con fuerza al agresor lejos de mí, comenzando a pelearse entre ellos. Me levanté algo adolorido por los golpes y con una ladina sonrisa miraba un poco aquella pelea, no miraba el rostro de mi repentino defensor, pero sin duda tenía un muy buen trasero, un par de segundos más mirando aquel torneado cuerpo de espaldas a mí y simplemente me di la media vuelta comenzando a caminar hacia la salida, mas al pasar por los baños sentí como me jalaban de la muñeca adentrándome a aquel lugar acorralándome contra la pared-
Kibum~ Por dios, mi bebé!! donde te has metido? mírate el rostro te han dejado más feo que daesung! -aah, era mi rubio sensual, mi diva, mi omma como se hacía llamar. Había sido mi mejor amigo con derechos desde la secundaria, confiaba con mi vida en él y era la única persona por la cual valía la pena despertar al día siguiente. por ahora revisaba mis golpes y moretones mientras me regañaba y hacía reír con sus comentarios, debía darle crédito por tanta originalidad, pero sus palabras estaban mareándome. Le miré y mordiéndome el labio inferior le tomé de las caderas pegándolo a mi cuerpo, haciendo que por fin dejara de hablar.-
Tae~ estoy bien, perfectamente bien, mi rubio sensual.. por qué no me relajas un poco? alguien pide a gritos tus atenciones.. -susurré ladinamente antes de colocarle la diestra sobre mi miembro, él sonrió lascivo y apretó un poco haciéndome jadear. Era bien sabido que él estaba saliendo con el capitán de atletismo en la escuela, pero yo soy su amigo desde antes, y una pareja no iba a impedirnos disfrutar de nuestros perfectos privilegios.-
Kibum~ Taeminnie.. tú siempre tan fogoso. No te cansas de castigar a omma? -susurró mientras se arrodillaba ante mí, abriendo mis pantalones y comenzando a acariciar con suavidad sobre la tela, soplando un poco de aire tibio sobre este.-
Tae~ tú que crees? no puedo dejarle a él toda la diversión, o sí?
-susurré en un jadeo suave, solo me dedicaba a disfrutar acariciando sus cabellos. este rubio lograba poner mi temperatura a los 40°C en un maldito segundo, pero siempre hay un aguafiestas en todo, y justo antes de que pudiera sacar mi miembro del bóxer y comenzar a hacer uno de sus gloriosos orales alguien entró al baño, haciendo que mi rubio se levantara rápidamente y al reconocer al extraño de espaldas saliera corriendo antes de ser reconocido, dejándome solo con aquel inoportuno y una adolorida y frustrada erección, la cual acomodé nuevamente en mis pantalones y miraba a aquel chico que enjuagaba su rostro, parecía tener sangre en la camisa pero qué más daba? no iba a preocuparme por un desconocido, sin embargo miré su trasero un momento, no había duda, reconocería ese trasero en cualquier momento y donde fuera, reí un poco y simplemente me dispuse a salir del baño.-