El sol comenzaba a salir, inundando todo el bosque con una tenue luz matinal, y proporcionando calor a todos los habitantes de Konoha.
Un rubio ansioso se encontraba tumbado en su cama, no había dormido en toda la noche, los sucesos de esa misma noche lo tenían confundido, pero también muy emocionado, realmente nunca se imaginó que algo como esto pudiera pasar, estaba en una situación bastante extraña, y de hecho absurda, hasta hace unos meses ni siquiera cruzaba palabra con el azabache, pero ahora era ¿Su novio?, sin duda alguna las cosas cambiaban de forma aterradoramente rápida, pero lo único que si sabía era que mientras pudiera estar al lado de ese atractivo chico nada más le importaba. Se levantó perezosamente de su cama para poder darse un baño, se dirigió a la ducha y abrió la llave del agua fría, quería refrescarse y aclarar su mente.
Mientras tanto, en medio del bosque se encontraba el Uchiha, entrenando, siempre lo hacía cuando quería despejar su mente, quería estar con el rubio, pero no podía dejar de pensar en todas las consecuencias que eso les acarrearía a ambos, aunque bien sabía que darle vueltas a ese asunto en ese momento no arreglaría nada, por lo que decidió que quería disfrutar cada segundo con su amado, así que se apresuró en terminar con su entrenamiento para volver a la cabaña, y así poder estar cerca de Deidara.
---------------Narración Deidara----------------
Cuando salí de la ducha me encaminé hacia la estancia de la casa, cuando entré no vi a Itachi, de hecho todo estaba en un silencio total, por lo cual supuse que había ido al bosque a entrenar, el siempre tan obsesionado con mejorar. Pensé que sería un buen gesto preparar el desayuno, aunque en el fondo esa idea me molestaba, me hacía sentirme como el ama de casa.
-Buenos días.- me dijo mi querido moreno mientas entraba a la casa.
-Hola.- Le contesté algo molesto.
-¿Te pasa algo?- Dijo acercándose a mí.
-No, nada.- no quería decirle que estaba molesto por mis absurdos pensamientos.
-Te quiero.- Fue lo único que me dijo antes de sentarse a la mesa. Me irrita la forma en la que quiere arreglar todo solo diciendo esa frase.
-Te odio.- Le dije muy irritado, ciertamente ni yo mismo me entiendo, soy muy absurdo y me enojo por cualquier estupidez, pero así es mi carácter, y sé que esto nos traerá un montón de discusiones.
-Desde luego que no.- me dijo mientras se acercaba a mí peligrosamente, tomando mi cara con ambas manos y acercándose lentamente. Sin más me dio un suave beso, apenas rozó mis labios.
-Sí, te odio.- dije tomando el cuello de su camisa y atrayéndolo hacia mí, fundiendo mis labios con los suyos, esto pareció sorprenderlo en un principio, pero rápidamente reaccionó y tomó el control del beso, volviéndolo más apasionado, pasó su cálida mano por mi espalada, de una forma muy suave, lo cual hizo que un escalofrío recorriera mi espina dorsal, ante esto solté un leve gemido, el cual él aprovechó para colar su lengua hacia adentro de mi boca, y así comenzó a pasearla por toda mi cavidad bucal, y luego a jugar hábilmente con mi lengua. Al final nos separamos por la falta de aire, yo estaba rojo como un tomate, realmente estaba un poco avergonzado, ya que yo había desencadenado todo esto.
Es más que obvio que él tiene mucha más experiencia que yo, de hecho, y aunque me avergüence decirlo, él me dio mi primer beso, aunque obviamente eso es algo que no le diré nunca.
-¿Puedes volver a decir que me odias?- Me dijo con un leve tono de burla.
-Cállate.- Es lo único que atiné a decir, mientras volvía a acercarme a la estufa, Itachi me siguió y entre los dos empezamos a preparar el desayuno. Comimos, ya más relajados y sin hablar mucho, pero no era un silencio incómodo, de hecho, el sentir la presencia de mi moreno, el escuchar su respiración me hacía muy feliz.
-Me gusta mucho estar contigo, nunca me aburriré de estar junto a ti.- Me dijo, casi leyendo mis pensamientos.
-Odio que hagas eso.
-¿Hacer qué?- Me contestó bastante intrigado el Uchiha.
-Leer mis pensamientos.- Le dije agachando la cabeza, como cada vez que le decía algo cursi.
-¿Eso quiere decir que también te gusta estar conmigo?- Dijo utilizando un falso tono de inocencia, cuando era muy obvio que solo quería molestarme y avergonzarme aún más, eso hizo que me molestara de sobremanera en un segundo, así terminé arrojándole un tenedor, el cual iba dirigido a su cara, pero el muy maldito logró esquivarlo, como el buen ninja que es.- Me gusta hacerte enojar.- Dijo finalmente esbozando una pequeña sonrisa. En serio, amo su sonrisa.
Salimos, como de costumbre a acosar al niño rubio, al tal Naruto, en momentos como este realmente odio a Pain, puede que estamos muy cortos de personal, ¿pero enviarnos a nosotros a esta estúpida misión?, es bastante irritante, lo único que quiero es volar esta maldita aldea y largarme muy lejos, podríamos haberlo hecho como la última vez, cuando capturé al Kazekage, eso era lo más práctico, pero al parecer este chico era un poco más difícil.
Cuando terminamos de observar a ese mocoso regresamos a la cabaña, y cuál fue mi maldita sorpresa al encontrarme con que alguien estaba ahí adentro. ¿Es que acaso todo Akatsuki tenía la mala costumbre de llegar de visita sin nuestra autorización?, aunque bueno, al menos Sasori había tenido la delicadeza de enviarnos un mensaje, pero este maldito llegaba como si nada.
-¿Qué demonio haces aquí?- Le dije a punto de explotar.
-Buaaaaaaaa, que malo eres senpai, ¿Ni siquiera vas a saludarme?- Lloriqueó con su molesta voz.
-No seas ridículo, ¿Qué es lo que quieres?- Contesté sus reproches, aún más molesto.
-¿Te ha enviado Pain?- Dijo finalmente Itachi, el cual estaba detrás de mí.
-Si.- Contestó finalmente. Esto no me agrada, su “visita” no pude significar nada bueno.