---------Narración Deidara-----------
Los días, las semanas y los meses transcurrieron con total normalidad, el mundo no dejó de girar, y las personas no dejaron de realizar sus labores, a pesar de que para mí todo el universo había colapsado, sé bien que es absurdo derrumbarte por una traición, pero es lógico si viene de quien menos lo esperas; a pesar de todo yo he mantenido mi comportamiento habitual frente a todos, fingiendo que la partida de Itachi me es indiferente y realizando todas mis misiones con la mayor eficiencia y lo mejor posible, tan solo Sasoro-dana, quien últimamente se había hecho muy cercano a mí sabe mi verdadero sentir y me apoya para evitar que me sienta aún peor, pero a pesar de eso sigo extrañando al Uchiha con todas mis fuerzas, debo ser muy masoquista, pero creo que aún no estoy listo para renunciar a él, simplemente no quiero y no puedo dejarlo ir.
Desde hace días me encuentro solo con él en la guarida, al parecer el mundo está en guerra y el líder quiere que la organización se mantenga al margen del asunto, así que nos dijo que podíamos ocupar nuestro tiempo en lo que quisiéramos, algunos se fueron a entrenar para hacerse más fuertes, otros, como Kakuzu fueron a saquear las aldeas que están deshabitadas, realmente desconozco el paradero de todos, y tampoco es algo que me importe. La compañía de mi amigo es lo único que tengo y lo único que me interesa.
-Come, se te está enfriando.- La voz de mi compañero de equipo me sacó de mis pensamientos.
-No tengo hambre.- Contesté con sinceridad, casi no me da hambre, y eso se ha notado en mi cuerpo, estoy más delgado, y un poco decaído.
-Por favor, solo un poco.- Puntualiza con una tierna sonrisa, él me ha estado cuidando y me tiene mucha paciencia, de no ser por él probablemente ya habría muerto, así que termino por hacerle caso y doy una gran mordida a mi onigiri, es delicioso, Sasori ha mejorado mucho en la cocina.
-Ya comí, ¿Me puedo ir?
-Por favor Dei, te comportas como un niño malcriado.
-Yo no te pedí que cuidaras por mí, ni que te preocuparas, así que no tienes por qué soportarme, solo vete y déjame en paz.- A pesar de que no siento nada de lo que digo continúo diciéndole una sarta de tonterías, no quiero que se aleje de mí, pero tampoco quiero que me vea de esta forma tan miserable y patética.
-No me iré Deidara, me quedaré a tu lado a esperar que quieras hablar de lo que pasó, y que vuelvas a ser el mismo niño impulsivo y explosivo que solías ser.-Me dice con un tono severo que camuflajea su preocupación.
-No quiero hablar de eso, ni siquiera me importa.
-Sé que te importa, y también sé que no quieres demostrarlo, pero no tienes que hacerte el fuerte, no conmigo.
Las palabras de mi amigo me hacen sentirme reconfortado, y aunque no quiera mis emociones comienzan a desbordarse, me siento triste y dolido por la traición de mi único amor, pero también me siento preciado y comprendido por mi único amigo, lo cual me da la suficiente confianza para sincerarme con él.
-Lo extraño.- Digo en un susurro que Sasori logra escuchar.
-Debes olvidarte de él, ¿Qué no ves que te estás destruyendo?, eres joven y hermoso y tienes toda una vida por vivir, por favor Dei.- Me dice Sasori con un tono suplicante.
-No quiero olvidarlo, no puedo, yo lo amo.- Comienzo a sollozar.- Aunque quiera él está siempre en mi mente, creo que me aferro a su recuerdo porque él es la única persona que me ha hecho sentir vivo.
-Por favor ya no sufras por él, olvídalo, deja de amarlo, ya no quiero verte así, es muy doloroso verte llorar por alguien más, porque te amo, y tú lo sabes muy bien, déjame estar a tu lado para hacer que lo olvides.
Realmente no puedo creer todo lo que me está diciendo, su rostro muestra mucha desesperación y dolor, se ve tan frustrado. Es verdad que yo estaba al tanto de sus sentimientos, aunque creía que ya se había olvidado de ello, que había dejado de verme de esa manera, no sé qué debo hacer, estoy tan confundido, no puedo decir que sí a su petición, pero no quiero que se vaya, no quiero que él también me deje, le tengo un profundo cariño y perderlo ahora sería el golpe de gracia.
-Y-yo no sé qué decir…perdón, pero no puedo decirte que sí.
-¿Por qué? ¿Por Itachi?, abre los ojos Deidara, él se fue con una chica, te abandonó sin contemplación, no entiendo por qué quieres desperdiciar tu vida llorando por él.-Dice furioso golpeando la mesa con el puño.- Perdóname, pero no me quedaré aquí a ver como sufres por él, como te destruyes, durante todo este tiempo he hecho hasta lo imposible para que lo olvides, para que te sientas mejor, pero tú no me dejas ayudarte, solo quieres seguir sufriendo por que es la única forma en la que puedes recordarlo. Cuando quieras recuperar tu vida estaré aquí, esperando por ti.
Cruzó la habitación rápidamente y antes de salir, se detuvo en el umbral de la puerta y me dedicó una mirada llena de tristeza que me hizo sentirme mal.
Estuve otro rato en la cocina repasando sus palabras en mi mente, por mucho que me doliera él tenía razón, el amor de mi vida no había hecho más que jugar conmigo para después desecharme, debió divertirse al ver cómo me creía cada una de esas palabras, como correspondía al falso amor que me profesaba, me siento tan estúpido. En cierta forma no me arrepiento de haber creído en sus palabras, y mucho menos de haberlo querido, de quererlo como lo hago, porque gracias a él conocí el más hermoso sentimiento que he tenido, y eso es algo que debo agradecerle, aunque para él solo fuera una broma.
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Pasaron tres días desde que Sasori me dio un ultimátum, realmente lo he estado pensando y creo que finalmente puedo darle una resolución, no sé si me arrepentiré más tarde pero ya no tengo miedo a equivocarme.
-¿Qué es lo que necesitas Deidara? ¿Para qué me hiciste venir?- Me cuestiona Sasori dubitativo.
-Me siento solo sin ti.- Me sinceré con él.
-¿Así que solo quieres que esté contigo porque te sientes solo?-Dice molesto.
-No, eso no es lo que quiero decir, en estos días he pensado en lo que me dijiste, y me he dado cuenta de que no quiero desperdiciar mi vida, te quiero y lo sé porque ya no puedo estar lejos de ti… Así que por favor, ayúdame a olvidar.