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La Bella y la Bestia por Cinnamon

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Notas del fanfic:

Todos los personajes le pertenecen a Masashi Kishimoto.

Inspirado en el cuento con el mismo nombre n.ñ

Notas del capitulo:

¡Hola! En busca de alegrarme por un error angstoso que hice, decidí publicar una parte de mi fic de humor que estaba haciendo ^3^

¡Espero les guste!

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La Bella y la Bestia

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Parte I

 

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Cuando su padre le dijo que su padrino Jiraiya tenía una Agencia de Investigación y Defensa Paranormal, Naruto creyó que era algo extraño pero asombroso; después de todo, Tokio es una ciudad inmensa y donde todo puede pasar. Pese a eso, él no quería saber nada al respecto. No, no era como si le temiera a los fantasmas o situaciones paranormales, para nada; era que tenía otras cosas que hacer. Sí, era eso. Ah-ha.

Así que cuando su mamá y papá decidieron viajar a América y mandarlo a él con su padrino y este le ofreció una buena mesada a cambio de su ayuda con algunos casos, Naruto se negó.

Naruto se negó, no porque tuviera miedo, nada que ver, sino porque no necesitaba el dinero, era eso. Pero de alguna u otra manera terminó firmando un contrato, llevando un collar con un cristal mágico y saliendo a un lugar desconocido a ver al nuevo cliente. Las únicas indicaciones que le dieron el trío de inconsiderados que se hacían llamar los poderosos Sanin, fue que usara sus instintos y su gran determinación. El que parecía un reptil solo disfrutó su miseria.

Así que ahora aquí estaba, viendo la puerta del departamento en el cual estaba el problema. Su padrino solo le dijo que este tenía un simple hechizo y que a Naruto no le tomaría ni unos minutos disolver. Naruto no estaba nada seguro de eso, las caras que vio al entrar no fueron de muy buen augurio, las palabras del portero, ¨se fuerte valiente guerrero¨,  mucho menos; pero como valiente guerrero que era, decidió tocar la puerta.

Él no esperaba que su cristal mágico brillara de azul y que esta puerta se abriera sola. Ohh-key, pensó sin entrar en pánico. Quizá fue una reflexión de la luz y la puerta ya estaba abierta. Naruto solo alzó los hombros y le restó importancia.

—¿Hola? —Empujó la puerta y la cerró detrás de él. Ignoró por completo el brillo de su cristal y revisó sus alrededores. Era un lindo departamento, ordenado, limpio, una escalera que le hacía saber que era dúplex, bastante lujoso y con buena vista al mar…—¡¿Pero qué?! — Corrió hasta el ventanal. Sí, ese parecía ser el mar.

Tomó aire. Cerró los ojos. Contó hasta tres… y corrió hacia la puerta. ¡Tenía que salir de aquí!

¡Estaba en medio de la ciudad, no podía haber una vista al mar en medio de Tokio!

—Ábrete, cosa- tonta- inútil- ¡Ah! — La puerta no abría. Jaló y jaló y jaló el pomo de la puerta pero nada. Estaba encerrado.

No. No. Nonononono. No podía quedarse encerrado en este lugar, no podía, tenía que salir, pedir ayuda, ¡sí, eso! Sacó su celular y estaba por llamar a su padrino cuando el sonido de una puerta azotándose llamó su atención.

—¿Quién eres? — Una voz grave salió de debajo de una capucha, la persona estaba mirándolo desde el segundo piso, tenía puesta una sudadera y unos pantalones sueltos. Toda la apariencia de alguien que se acababa de levantar.

Naruto relamió sus labios, ¿cómo explicarle a alguien que se había quedado encerrado en su departamento?

—Bueno, yo-

—¿Cómo entraste? — Interrumpió con un tono serio y exigente. Qué pocos modales.

—Por la puerta—dijo lentamente y Naruto, que sí tenía modales, no dijo el duh. ¿Acaso no era obvio?

Pero antes de que pudiera decir algo más o si quiera ver bien al recién llegado, vio cómo este corrió por la escaleras y cómo, en casi de un salto, ya estaba en el primer piso y acercándose a Naruto. Él al notar el aura amenazante que tenía el desarreglado habitante del lugar, giró y volvió a intentar abrir la puerta. Porque pese a que no le temía al extraño, su mamá siempre le recordó que no se acercara a desconocidos.

—Cerraste la puerta—la voz estaba cerca a su oído. Esto lo hizo estremecer.

—Um…— ¡Espacio personal! ¡Espacio personal! ¡¿Acaso no le habían enseñado a este tipo lo que era espacio personal?!

—Tú. Cerraste. La. Puerta—. Naruto giró, pegándose casi imposiblemente a la madera blanca de la puerta y tratando de que haya el mayor espacio posible entre los dos.

—Sí… bueno…

—¿Quién eres? — Él podía jurar que esos ojos de un intenso negro, habían brillado en un rojo escarlata por un par de segundos. Tragó duro.

—Yo…—el desconocido azotó la palma de su mano contra la puerta, justo a un lado de su rostro— ¡Ten más cuidado idio-

—¿Quién. Eres? —Naruto se estaba molestando e irritando por la actitud de este sujeto.

—Vengo de parte de la Agencia de Investigación y Defensa Para-

—¿Y te mandaron a ti? —el muy idiota bufó en burla.

—Sí, me mandaron a mí. ¿Tienes algún problema?

—¡Sí! — Exclamó, esta vez alejándose un poco y alzando sus brazos en exasperación—. ¡Sí! ¡Porque no pudiste cumplir una tarea tan simple como era dejar la puerta ABIERTA! — Naruto volvió a tragar saliva y quizá junto a ella la desesperación que comenzaba a inundarlo.

—¿Q-qué?

—¡Eso mismo! ¡Eres un inútil! —el sujeto gritó alejándose y, al parecer, volviendo desde donde vino.

—¿A-a dónde vas?

—¡¿A dónde?! —el chico gritó, porque ahora que Naruto lo veía mejor, sí, era un simple chico. Aún tenía la capucha puesta pero podía ver a un rostro pálido y joven debajo de la sombra de esta—. ¡A mi cuarto! ¡A seguir encerrado y alejarme de un inútil como tú que no puede mantener una maldita puerta abierta!

—¡No me digas idiota! ¡Tú eres el idiota! — Gritó en su defensa, realmente molesto con este sujeto. El chico giró desde donde estaba en medio de la escalera.

—¿Yo, el idiota? ¡Ja! Yo no fui el que nos dejó encerrados aquí. Idiota— fue lo último que dijo antes de entrar a su cuarto y azotar la puerta de este.

Naruto volvió a quedarse solo. La sensación de ansiedad y miedo aumentando con cada segundo que pasaba.

¿Qué quiso decir con encerrados?

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—¡¿Qué estoy atrapado aquí?! — Gritó al teléfono, al otro lado de la línea, su padrino no parecía ni lo más remotamente preocupado.

Sí, bueno. Es un simple hechizo, Tsunade y yo buscaremos otra manera de romperlo, descuida.

—¡¿Descuida?! ¡Estoy atrapado en un departamento con un tipo que lo único que hace es gritar e insultarme! — Gritó molesto y agarrando el pomo con fuerza. Naruto no se había movido ni un paso desde su santuario junto a la blanca puerta. No se atrevía a aceptar su situación.

Oh, Sasuke es algo renegón, pero es un buen chico—pudo escuchar la voz de Tsunade. Seguro estaba en altavoz.

Es cierto, Sasuke-kun, es muy inteligente y un muy buen, buen, chico—Naruto se estremeció ante las palabras de la otra tercera parte del trío. Estaba seguro que el tipo era un pervertido.

—Pero hay algo que puedo hacer, ¿verdad? ¿verdad? Díganme que hay algo que puedo hacer—Naruto estaba dispuesto a rogar, a destruir la puerta si era necesario, a hacer un sacrificio o llamar a los espíritus, ¡lo que sea! Con tal de salir de este encierro.

Bueno, dicen que el beso del verdadero amor a la medianoche rompe cualquier hechizo…

—Uh… Ok. Esperaré a que consigan un modo de sacarme de aquí. Chao— terminó la llamada y suspiró.

Esto no podía ser tan malo como pensaba, ¿cierto?

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Era malo, muy, muy, muy malo. Mucho más de lo que pensaba.

—¡Miren! ¡Parece que va a llorar! ¡¿Acaso el rubio oxigenado tiene algún problema con aceptar la verdad?!

—¡Cállate! ¡Lo estas lastimando! ¡¿Acaso siempre tienes que ser tan cruel con todos?! ¡Es por eso que Sasuke no baja a vernos!

—N-no pelen, por favor- no-

—¡Yo solo le dije que era un cobarde y que gritaba como una niña! ¡Y tú cállate que nadie preguntó tu opinión!

—¡Es un mundo libre! ¡Puedo opinar si quiero! ¡Tú eres un imbécil! ¡Insensible!

—¡¿Qué?! ¡¿Ahora tú también vas a llorar?!

Naruto salió de ahí corriendo y se golpeó la cabeza contra la puerta. Los gritos aún eran escuchados desde donde estaba y no podía pensar otra cosa más que el desear salir de este lugar de inmediato. Porque ahora no solo había un imbécil que le gritaba e insultaba, en el segundo piso; ahora también había un refrigerador cascarrabias, una estufa sensible y una pobre tetera tímida. Y estaba seguro que escuchó al horno reír y a las ollas cuchichear.

Esto se estaba convirtiendo en un odioso cuento de hadas.

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Al parecer todos los electrodomésticos y algunos utensilios tienen vida. Esto incluye al televisor, DVD, radio, el sillón, la ducha… ok, prácticamente todo. Y todos y cada uno tienen una personalidad única y desesperante, especialmente el refrigerador. Nota mental: Alejarse de él.

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Naruto, después de haber revisado todo el primer piso, se dio cuenta que prácticamente tenía todo lo necesario. Podría comer o prepararse algo en la cocina. Podía dormir en el sillón, que era realmente cómodo y tenía una muy melodiosa voz. Podía ir al baño que estaba felizmente en el primer piso y tenía todo lo necesario. Incluso podía entretenerse viendo alguna película o serie.

Sobreviviría.

Así que, estaba en una intensa discusión con el televisor para que lo dejara ver One Piece, mientras este le decía que la novela de las ocho ya estaba empezando y que él no se perdía ni un capitulo, cuando Sasuke bajó. Este solo bufó ante su miseria y sin decir más entró a la cocina; minutos después salió con una bolsa de algo en su mano y una botella de agua. Naruto lo siguió con la mirada hasta que desapareció en su cuarto nuevamente.

—Sasuke-kun debería comer más sano—escuchó a su costado. Era una de las lámparas, que acompañó lo que dijo con un suspiro.

—Si quiere alimentarse con solo chatarra déjalo, es su vida, ¡es libre de elegir lo que quiera! —exclamó el DVD, que parecía defender la decisión de quien sea con fervor.

—Ohh, Margarita Graciela de la Costa Brava al fin encontró a su hija perdida, ¿ves Naru-chan? ¡Esto es una buena trama! ¡Mira, mira! — Él ignoró a la televisión que parecía haber ganado y había puesto su novela. Giró hacia la lámpara.

—¿Qué quieres decir?

—Es que Sasuke solo come lo que encuentra y la mayoría son cosas embolsadas—informó el librero—. Yo tengo muchos libros de cocina, no entiendo por qué no viene a consultar alguno—este parecía ofendido por eso.

—Quizá es porque la cocina es algo grosera e insociable—dijo aún algo resentido por lo cruel que fueron con él.

—Ese solo es el refri, Naru. La olla arrocera es un amor—comentó el control remoto que estaba sobre una de las mesitas.

—Es cierto, la estufa también es alguien fácil de tratar y la tetera es muy tierna—agregó la lámpara.

—¡Naru-chan! ¡¿Estás mirando?! ¡¿Estas mirando?! ¡Llegó su gemela malvada y quiere quitarle a su hija! ¡¿Puedes creerlo?!

—Entonces quizá es porque no hay ingredientes—volvió a ignorar al televisor.

—Oh no, querido. Todas las noches, todo se vuelve a rellenar. Las alacenas, el refrigerador, los suministros de todo—interrumpió la mesita que entre todos parecía la mayor.

—¿En serio? ¿Cómo sucede eso? — Preguntó, ignorando los gritos de emoción del televisor, al parecer algo había pasado en su novela.

—Es por el hechizo que mantiene a Sasuke aquí—dijo el librero—, creo que tengo el libro por aquí.

Naruto se levantó del sillón y caminó hasta donde el librero se agitaba e intentaba que uno de los libros saliera de la fila de estos que tenía.

—Sí, nuestro pobre Sasuke está aquí por más de un mes. Es por eso que actuó tan grosero contigo, no creo que haya querido serlo—dijo la mesita sonando como una madre arrepentida del comportamiento de su hijo—. Ahora debe sentirse mal por ello.

—Hmm, no estoy seguro de eso—dijo nervioso. La mesita no le caía mal, era como su maestro Iruka, así que no quería hacerla sentir mal—, pero entiendo que los días encerrado aquí lo hayan puesto de malas.

—Aquí esta, este es—Naruto volvió a girar hacia el librero que tiró algo al suelo.

Se agachó y recogió algo que no era un libro, algo más como una hoja, una carta realmente.

—¿Esto es una carta? —preguntó.

—¡Oh, sí! ¡Fue esa bruja malvada, Naru-chan! ¡Esa bruja malvada quien maldijo a nuestro querido Sasu-chan! — Exclamó la televisión, su pantalla en comerciales.

—Esa carta llegó el día que la maldición se puso en marcha—explicó la mesita—, puedo recordarlo porque fue el día que todos cobramos vida—el tono de voz de la mesita sonaba serio pero triste al mismo tiempo.

—Es solo una frase—comentó viendo el papel que sacó del sobre por un lado y el otro.

—Eso fue lo que bastó para que ella pusiera una maldición sobre Sasu-chan—la televisión sonaba triste, todo lo contrario a lo emocionada y animada que parecía ser su personalidad.

Naruto leyó las palabras en esa carta y se mordió el labio.

“Entonces vivirás solo y alejado de todos, tal como querías”.

-

 

Al día siguiente se levantó con un ¨Naru-chan, Naru-chan, despierta dormilón¨, él no pudo hacer otra cosa más que saltar del sillón al sentir la voz tan cerca a su oído. El sillón rió divertido ante su caída, el librero, la televisión y el resto lo siguieron. La mesita fue la única que le preguntó si estaba bien.

Refunfuñando se fue al baño e ignoró las palabras insinuantes y lascivas del lavadero. Su voz grave y juguetona solo lo hacía sentir incómodo, nervioso y muy avergonzado. No esperaba quedarse lo suficiente como para necesitar un baño.

Al salir, se sorprendió al ver a Sasuke en mitad de su bajada por las escaleras.

—Hola, uh… ¿qué tal dormiste? —Sasuke bufó y siguió su camino ignorándolo por completo. Naruto apretó los dientes con cólera. Él estaba intentando ser amable y este solo lo menospreciaba una y otra vez.

Sin pensarlo mucho lo siguió a la cocina, quizá al menos con Sasuke ahí quizá podría coger algo para él también, ayer no se había atrevido a entrar de nuevo. El refrigerador era aterrador.

—¡Sasuke-kun! —Escuchó el chillido de la estufa a penas la puerta se abrió.

—¡Miren a quién tenemos aquí! ¡El gran Sasuke Uchiha! —Quizá Naruto se equivocó, pero Sasuke pareció pasar por completo del odioso electrodoméstico y caminar hacia la alacena.

—¡Cállate, tonto! No le hagas caso, Sasuke-kun, estamos felices de que vengas—trataba de decir la estufa, mientras el refrigerador reía. Naruto aprovechó a que no había sido notado para abrir otra de las alacenas, esta chilló de la sorpresa.

—¡Oh! ¡Es el rubio oxigenado! ¿Qué? ¡¿No pudiste venir solo y trajiste refuerzos?!

—¡Cállate! ¡Y ya te dije que es natural!

—¡Sí, cómo no!

—¡Lo es! —Sasuke abrió la puerta del refrigerador como si nada, ignorando el grito de este, sacó una botella de agua y volvió a cerrarla. Segundos después Sasuke estaba de regreso fuera de la cocina, la estufa gritando su despedida. Naruto aprovechó esto para imitar a Sasuke y poder sacar algo de la odiosa refri.

—¡Hey! ¡¿Qué crees que haces?! —gritó indignado.

—¡Yo también quiero agua!

—¡No! ¡Aléjate! ¡Ni te atrevas a tocarme, rubio oxigenado! No me vayas a contagiar tu inteligencia, o mejor dicho, ¡la falta de esta!

—¡¿Qué cosa?!

—¡Escuchaste bien! ¡¿O acaso también eres sordo?!

—¡Ah! —Gritó frustrado, Naruto solo abrió la puerta de este y tomó una de las botellas de jugo de naranja que vio, estaba a punto de azotar la puerta cuando-

—¡Ni te atrevas! ¿O quieres que todo lo que hay adentro se eche a perder? —Apretando los dientes, Naruto cerró la puerta con delicadeza.

—Como desee, su majestad—dijo con sarcasmo.

—Bien hecho, inútil plebeyo—recibió de respuesta. Naruto parpadeó sorprendido, quizá no era lo más amable del mundo, pero al menos no había gritado. Quizá solo había que seguirle la corriente y no dejar que sus palabras lo afectaran.

Caminó hasta la alacena y mientras esta reía porque decía que él le hacía cosquillas, Naruto sacó una bolsa de lo que parecían eran galletas de chocolate. ¿Acaso Sasuke estaba sobreviviendo de solo esto?

Revisó el resto de bolsas, papas fritas, canchita, caramelos, más galletas de otros sabores, toda comida chatarra.

Quizá Sasuke podía sobrevivir de esto, él ni hablar.

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Después de convencer al extinguidor que no era necesario que echara su espuma cada vez que prendía un fosforo, Naruto logró encender la estufa. Esta solo se exaltó por un momento sorprendida para luego preguntarle lo que quería hacer o dándole opciones de distintos platos. Naruto solo había puesto la sartén que comenzó a gemir por lo caliente que la ponía Naruto. Él ignoró los comentarios.

—Sasuke-kun no suele quedarse con nosotros—suspiró la estufa.

—¿A sí? ¿Por qué? —Preguntó mientras buscaba los huevos, sabía que había visto carne en la refri, pero no estaba listo para otro encuentro.

—Oh, es que nuestro Sasuke no sabe cocinar—respondió la olla arrocera—, usualmente eran las novias que tenía las que le cocinaban.

—Itachi-san, también lo hacía—reclamó la estufa—. Extraño a Itachi-san, era tan simpático—esta suspiró.

—¿Novias? —Preguntó sin prestar mucha atención, había encontrado los huevos y el aceite.

—Sí, sí. Sasuke-kun es muy popular con las chicas—comentó la estufa saliendo de su diatriba sobre lo apuesto que era un Itachi-san.

—¡Ja! ¿Popular? Es un mujeriego que persigue todo con dos piernas—al parecer, el refrigerador no se quedaría sin opinar. Naruto agradecía que al menos ya no gritara o hablara mal sobre él.

—¡No hables así de Sasuke-kun!

—Por favor, no peleen—pidió una tímida voz. La tetera sí era una ternurita, su voz era infantil y de vez en cuando temblaba por los gritos del odioso refrigerador.

Naruto solo suspiró ignorando el nuevo griterío entre la estufa y el refrigerador. Caminó hasta la sartén que ya estaba caliente y echó el aceite, esta solo siguió exclamando en placer y pidiendo más y más, si no recordaba cada segundo que era una simple sartén se sonrojaría más de lo que estaba.

Tomó una espátula que gritó de la sorpresa.

—¿Q-qué haces?

—Te necesito para freír los huevos—le explicó, estaba seguro que luego, cuando saliera de este lugar necesitaría un psiquiatra.

—¡¿Para hacer qué?!

—Freír huevos—repitió, mostrándole los huevos que había puesto a un lado.

—¡No puedes hacer eso! — Naruto suspiró, ¿por qué le estaba costando tanto el simple hecho de hacer huevos fritos?

—¿Por qué no?

—¡Porque ellos también sufren! —Naruto volvió a suspirar. Tomó uno de los huevos lo golpeó ligeramente contra una de las esquinas de la estufa y lo echó a la sartén—. ¡Noooo! ¡Eres un salvaje! ¡Un inhumano! ¡Alguien sin corazón!

—Por favor—pidió sintiéndose algo culpable por escuchar lo que le decía—solo-

—¡Noooo, mira lo que me haces hacer! ¡Eres muy cruel! ¡Muy cruel!— Trató de ignorar a la espátula mientras movía los huevos para hacer huevos revueltos. La espátula seguía gritando en agonía.

Al final terminó usando un tenedor y aún así la espátula seguía gritándole que era un salvaje que disfrutaba ver a la comida sufrir. Al menos algo bueno salió de eso, aparentemente al tenedor le gustan sus parejas ardientes y la sartén se emocionó mucho mientras Naruto rascaba esta para sacar los huevos de ella. Una nueva relación se formó. La estufa se alegró, el refrigerador dijo que no durarían ni un par de días.

Naruto, salió de ahí y decidió comer en la sala. Al menos la televisión el contaría qué pasó con la hija de Margarita Graciela de la Costa Brava.

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La tarde pasó, esta vez peleó por el derecho de sacar un pedazo de carne del refrigerador, llegando a un acuerdo en que Naruto sería su humilde sirviente y que él era el rey supremo de todos en este lugar. Naruto ya se había resignado a seguirle la corriente y escuchar cómo lo llamaba rubio oxigenado, tenía hambre y él no viviría de huevos y jugo de naranja. O comida chatarra como el monstruo come galletas que vivía en el segundo piso.

Llamó a su padrino para saber cómo iba la búsqueda de una forma para sacarlo de ahí, este le aseguró que en un par de días conseguiría otro cristal mágico; solo necesitaba negociar con algunos trolls y hacer un trueque con un par de hadas. Naruto esperaba que eso significara que lo tenía todo bajo control.

Tsunade le preguntó cómo estaba y él tuvo que responder que el lavadero comenzó a coquetear con él y que tenía el presentimiento de que el sillón se aprovechó de él en la noche, ciertos comentarios no eran muy sutiles… Tsunade solo se quedó en silencio y le prometió que lo sacaría de ahí.

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Otro día pasó y la hermana gemela malvada de Margarita Graciela de la Costa Brava había conseguido la custodia de la pobre y traumada niña. Además Sasuke, como el perfecto idiota que era solo ignoró a Naruto y se rio de él cuando lo vio gritando junto a la televisión que ese hombre no la merecía.

Al menos él podía comer carne frita o huevos revueltos. Jum.

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Al cuarto día se había cansado de la carne frita y huevos revueltos. Así que tomando la ferviente sugerencia del librero de coger uno de sus libros de cocina, Naruto decidió que era hora de intentar algo nuevo.

Después de que Sasuke saliera de la cocina, Naruto entró, saludó a todos y les dijo lo que quería hacer. El ramen era su plato favorito, así que lo haría sí o sí. Les preguntó si tenían todos los ingredientes, mientras él los decía en voz alta para que ellos respondieran sí o no. Las alacenas gritaban que sí a las especias y algunas verduras, mientras que el refrigerador solo le dijo que podía ser que sí tenía todo el resto. Naruto lo tomó como un simple sí.

Sacando una olla y explicándole la receta, esta aceptó quedarse quieta y ayudarlo. La estufa se puso a conversar con ella como viejas amigas, así que Naruto no tuvo ninguna molestia mientras leía la receta y echaba los ingredientes. Ignoró todos los comentarios del refrigerador con un ¨sí, su alteza¨ o un ¨tiene razón, mucha razón, su majestad¨, el refrigerador parecía calmarse con eso.

Probó la sopa y pese a que no era perfecta, sabía bien para su primera vez. Así que feliz y satisfecho buscó un tazón y se sirvió.

—Sería lindo si Sasuke-kun comiera sano como tú Naruto-kun—exclamó la estufa.

—Eso es ramen, no es exactamente un ejemplo de la pirámide alimenticia—bufó el refrigerador.

—Lo sé, su alteza—respondió automáticamente, este se calló. Giró a ver a la estufa. Ella podía tener razón, quizá debía invitarle algo a Sasuke, galletas y comida chatarra no era bueno para el cuerpo. Ignorando todo lo que le decía su mente que Sasuke no lo iba a agradecer, Naruto sacó otro tazón y sirvió un segundo plato de ramen.

—¡Suerte Naruto! —gritó la olla arrocera. La estufa gritaba emocionada y el resto de utensilios lo animaron y despidieron como si estuviera yendo a la guerra.

Al salir con el tazón en mano, el librero lo felicitó, la mesita le preguntó a dónde iba y la televisión chilló emocionada por Sasu-chan que comería algo hecho con amor por Naru-chan, el sillón rió y la lámpara lo resondró.

Naruto ignoró el bullicio y siguió caminando hasta las escaleras antes de que perdiera el valor. Subió y caminó hasta la puerta que sabía era la del cuarto de Sasuke. Tocó una, dos veces y esperó.

Desde afuera pudo escuchar el grito femenino de alguien y a un Sasuke gruñendo que se calle. Naruto podía apostar que en el cuarto de Sasuke todo estaba con vida también. Al menos ahora sabía que este no estaba completamente solo ahí dentro.

La puerta se abrió.

—¿Qué quieres? — Gruñó molesto, Sasuke seguía cubriéndose el rostro pero Naruto pudo notar cómo sus ojos fueron directo al plato que tenía Naruto. Además se dio cuenta que olfateó un poco como un animal que olía algo que le gustaba.

—Bueno… hice esto—dijo mostrando el tazón—. Me preguntaba si querías.

Vio cómo Sasuke se relamió los labios pero giró hacia otro lado y volvió a bufar, al parecer era algo que hacía mucho en signo de molestia. Naruto no sabía si tomar eso como algo bueno o malo.

—No es como si te lo hubiera pedido—dijo en un gruñido. Naruto estaba perdiendo la paciencia.

—Pues si no quieres- —Comenzó, pero no terminó porque Sasuke le quitó el tazón de la mano.

—No desperdicies comida, no seas tonto—fue lo único que dijo antes de azotar la puerta y cerrársela en la cara.

Naruto apretó los dientes con fuerza y cerró sus puños conteniendo la irritación.

—¡Idiota desagradecido! — Gritó a la puerta cerrada, para luego irse de regreso a la cocina y su plato de ramen. Se aseguró de estampar sus zapatillas contra cada uno de los escalones solo por el mero gusto de pensar que eso molestaría a Sasuke.

Pasó de largo por la sala, abrió la puerta de la cocina e ignoró a todos los que le preguntaron qué tal le fue.

Naruto solo se sumergió en su plato de ramen y en la noche, en cómo la televisión le contaba lo que había pasado en todos los capítulos que Naruto se había perdido de su novela favorita por ver One Piece. Sabía que tenía que agradecer a la mesita que ninguno le preguntara nada al respecto de lo que pasó.

-

 

Al día siguiente, cuando se levantó, se dio cuenta que tenía una manta sobre él. En la cocina, dos tazones estaban limpios en el lavadero.

Cuando regresó con su plato de huevos revueltos y su jugo de naranja al sillón y la mesita le preguntó cómo había dormido, Naruto estaba seguro que si tuviera rostro ella estaría sonriendo misteriosamente.

Quizá Sasuke no era tan malo después de todo…

 

 

Notas finales:

El lunes 01 o Martes 02 les traigo la Parte II :D

(El martes porque no terminé de estudira QwQ)


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