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Eres mi princesa y yo soy tu príncipe azul. por BlingBligDiva

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Notas del capitulo:

Me costó subirlo porque no me dejaba pero ¡Aquí esta! Gracias a las que comentaron, y gracias por haberl leído este two-shoot tan cursi. ¡Duerman bien y cuidado al cruzar la calle! Los amo a todos <3

 

Se puso los auriculares y espero a que llegara su parada. Recién salía de la escuela y lo único que quería hacer era ir a ver al ciervo. Estaba un poco molesto por el “amiguito” de LuHan, se había acordado de un mensaje tan estúpido como el, bueno no era para tanto mejor olvidar el asunto.

Después de haber ignorado algunas miradas a su persona por parte de algunas chicas, se bajó en su parada y casi corrió a su departamento, o bueno en realidad corrió y no a su departamento, al de LuHan.

Ellos habían cambiado y a la vez no, su cuerpo y su figura si lo había hecho: SeHun medía 1.84 sacándole casi dos cabezas a el ciervo, era un joven atractivo y lo sabía (estaba realmente consiente de eso), su semblante frío y serio que lo caracterizaba que solo cambiaba con sus amigos y con el de carita de bebé; su cuerpo era delgado y musculado y su cabello era multicolor, desordenado dándole un aspecto sexy y rebelde.

Subió las escaleras a lo bruto, como siempre, y entró de golpe al departamento del ciervo que quedaba al lado del suyo.

-¡Ya llegue!- grito lanzando sus cosas al sillón color crema- ¿Dónde estás?

-¡Aquí!- la suave voz que provenía de la cocina, y el delicioso aroma a pastel de chocolate, inundo sus fosas nasales.

-Mmm eso huele delicioso- ahí estaba LuHan con su delantal rosado preparando la crema de chocolate que adornaría el pastel. Y claro, LuHan también había cambiado: su cuerpo era delgado y alto (no tal alto como el de SeHun, claro), con curvas que volvían a SeHun loco, su pequeña cintura tan…apetecible a los ojos del más alto. Su cabello era rubio y su carita de bebé/ciervo jamás se había ido. Sus facciones delicadas, su nariz pequeñita y su boquita con unos apetecibles labios rosas.

Con el tiempo se habían hecho grandes amigos hasta llegar al punto de ser inseparables, no había cambiado los “princesa, príncipe” porque ellos eran así, eso jamás se iría.

-¿Hiciste eso para mí, no princesa?- pregunto el alto mientras rodeaba sus fuertes brazos la delgada cintura del mayor y apoyaba su mentón en el hombro del ciervo.

-Amas el chocolate, así que si- sonrió-¿Cómo te fue en la escuela?- el alto bufó.

-Genial, con el negro tuvimos que hacer una coreografía y mañana nos dirán nuestra calificación, y tengo que practicar para el trabajo final, la coreografía definitiva del año o bueno algo así, tenemos que trabajar duro.

 - Estoy seguro que aprobaras con la mejor calificación - tomo un poco de crema de chocolate del bol con su dedo y lo pico la pequeña nariz del mayor con ella.

-¡Hey! ¡Eso es para el pastel!- rio.

-Tendré que quitártelo- musito el menor. Giró el cuerpo del mayor y besó la punta de la nariz llevándose parte de la crema en sus labios, los lamio suavemente- Delicioso, así como tú- el rubio se sonrojó y lo empujo juguetonamente.

-Cállate y déjame terminar el pastel. Falta poco para que este frío y debo decorarlo- el menor rio y se alejó.

-¿Me preparas una chocolatada? Por favor- puso la misma carita que le hacía a su madre y que tenía el mismo efecto en el mayor.

-Bien, bien. Yo también quiero, ve a ducharte- el menor asintió y corrió a su departamento.

Una vez duchado, se colocó un pantalón de dormir azul (no pensaba salir en todo el día), una remera blanca larga y un par de medias negras. El piso de LuHan siempre estaba limpio e encerado, no había problemas con la suciedad, era un maniático del orden.

Ingreso al departamento del chino con algo de brusquedad, tenía mucha hambre. Las tazas con chocolatada estaban en la mesa mientras el rubio cortaba porciones del perfectamente decorado pastel de chocolate.

LuHan estudiaba repostería y pastelería, desde pequeño amaba preparar cosas dulces y como a SeHun le gustaban, las preparaba seguido. SeHun estaba en la academia de baile junto con su amigo Kai, era su sueño desde que había dejado de decir que quería ser vaquero. Un coreógrafo profesional era una gran meta, el “coreógrafo Oh SeHun”, sonaba muy bien.

-Esto es delicioso- mordió un pedazo de pastel- Agradezco que vivamos al lado.- LuHan rio.

-Uh, estuve viendo un par de locales que están a la venta, ya sabes para mi negocio. Y me gustaría que vinieras a verlos conmigo cuando tengas tiempo. Es una decisión importante para mí y quería que estuvieses ahí.

-¿Un local? ¿Cuánto dinero tienes? Salen bastante caros- menciono mientras tomaba un sorbo de chocolatada.

-Lose, pero pensaba comprar un lugar pequeño y luego podría agrandarlo con el tiempo. Sería perfecto para una pastelería- dijo emocionado.

-Está bien, de todas formas tengo algo de… luego me fijo, pero tengo bastante ahorrado para que puedas pagarlo- el chino suspiro.

-No SeHun, estuve ahorrando gran parte de mi vida y puedo pagármelo yo mismo. De todas formas gracias- dijo agradecido.

-No, no. Es mi trabajo, no dejare que pagues todo princesa, no sería correcto- el mayor rio.

-No, y es mi última palabra- el menor bufó.

………..

-¡Veamos esta! Hay mucha sangre y esas cosas- SeHun grito sosteniendo la película entre sus manos.

-No, no de ninguna manera veré una película de terror- el rubio estaba sentado en su sofá con un tierno pijama de Bambi que el menor le había obsequiado.

-Oh vamos, será divertido. Si tienes mucho miedo dormiré contigo, no es mucho problema- para mi si lo es- pensó el chino.

Y si era un problema, no quería que el menor se dé cuenta de sus latidos acelerados o de sus mejillas rosadas como pasaba casa vez que se acercaba demasiado a él. No podía seguir con algo que había empezado como algo de niños y que jamás había cambiado; sus sentimientos jamás habían cambiado hacia el menor y no estaba en sus planes que el otro se diera cuenta.

-Estás loco, no hay forma de que vaya a verla.

Y claro que sus palabras fueron en vano, porque ambos se encontraban en el sofá viendo dicha película de terror. El rubio tenía su cara en el duro pecho del menor mientras estaba fuertemente sujetado de su brazo.

-¡Pero si ni quiera da miedo!- SeHun se había reído toda la película, con el estúpido dicho de que “es divertido verlos gritar”, según él era más de comedia que otra cosa. Y tal vez lo era pero el chino era un miedoso sin remedio y eso no iba a cambiar.- Tranquila princesa, yo te cuidare.

Al finalizar la maldita película se fue a dormir, y claro que SeHun debía dormir con el rubio, como había dicho.

-LuHan estas temblando, ven vamos- cargó a el mayor entre sus brazos hacia la habitación de este porque este tenía miedo de abandonar el sofá.- Tranquilo, tu príncipe te cuidara de todo ¿Okey?- se acercó a  su mejilla dejando un beso que hizo que el corazón del mayor se acelerara.

-Espero que cumplas tu promesa y me cuides- el de pelo de colores recostó delicadamente al mayor en la cama y luego se lanzó con brusquedad a ella- ¡Deja de ser tan bruto!- lo regaño.

-Tu cama es genial para saltar, déjame- le saco al lengua.

-Muy maduro SeHun- rodo los ojos.

-¡El burro hablando de orejas! Ni querías bajarte del sofá del miedo- el mayor le pego débilmente en el brazo.

-Nadie te pidió opinión, cierra la boca- una vez debajo de las colchas, SeHun acercó el delgado cuerpo del contrario hacia su cuerpo.

-Estas helado- musito, su mano acariciando suavemente la cintura del mayor.

-Abrázame- pidió sintiendo sus pies helados, y eso hizo SeHun; abrazándolo por la cintura y colocando la cabeza del mayor en su pecho se durmieron.

………

Algo extraño había estado pasando últimamente, algo que lo confundía en sobremanera. Había intentado sacar esos pensamientos de su mente pero no podía ¿Era normal? Eso se suponía que tendría que haberlo superado hace años, ahora se sentía más patético que antes.

Se había encontrado a si mismo con la mirada fijada en el movimiento de los labios del mayor en muchas ocasiones, y no solo ahí si no que en… otras partes. Ya saben, su trasero y esas cosas. Estaba dudando de si todavía seguía siendo un adolecente hormonal o que, ya tenía 18 por favor; no podía tener una erección solo con ver al mayor agacharse, eso era patético.

Estaba consciente de que el rubio era bonito, okey era precioso a sus ojos y a los ojos de mucha gente; pero eso no significaba que tenía que ser tan tonto. Estaba en contra de ponerse nervioso cuando el chino lo saludara, ya se estaba comportando como un idiota.

Molesto consigo mismo y con todos, si todos tenían la culpa: ChanYeol por tener a BaekHyun, el negro ese por tener a D.O y todos los demás por tener a sus novios; todos refregándole en la cara que eran felices y alegres.

Pero quería acabar con eso, y tenía un plan. Si, un plan. Un grandioso plan que serviría para comprobar lo que en realidad pasaba. El plan consistía en básicamente actuar como un enamorado, si un enamorado del ciervo; según el esto probaría si en verdad sentía algo o no. Okey si era un plan estúpido y tonto, pero no perdía nada con intentar.

El primer paso era comprar flores, para el de pelo de colores era algo bastante cursi y tonto pero no importaba. Con un ramo de flores rosas en la mano corrió hasta el departamento del mayor y toco la puerta en un intento de parecer educado.

-¿SeHun? Nunca tocas ¿Pasa algo?- el chino abrió la puerta algo confundido observando el ramo de flores.

-No, no pasa nada. Toma, son para ti- murmuró algo avergonzado entregándoselas, el rubio sonrió ampliamente y sus mejillas se tiñeron de un tierno rosado.

-¿Para mí? Muchas gracias SeHunnie- el aludido entro orgulloso al ver la tierna carita del rubio.- ¿Qué bicho te pico? Nunca me has traído flores- punto para SeHun, parecía que le encantaban las flores.

-Nada, solo hice lo que los príncipes hacen, darle flores a sus princesas.

-¿Tienes muchas princesas por ahí?- preguntó con molestia mientras ponía las flores en agua.

-No claro que no, solo tu- rodeo el delgado cuerpo del chino entre sus brazos.

-Mmm no te creo- mustió algo triste, pues el menor era atractivo y eso no hacía a la historia algo divertida.

-¿No me crees? Pero si solo tú eres mi princesa- murmuró en su oído, la piel del mayor se erizo ante el aliento cálido.

-Como digas- se zafó del agarre nervioso- ¿Tienes hambre?

Bien, eso no había salido tan bien pero contaba de alguna manera. Pero le extrañaba la actitud de su ciervo, no es que era un casanova, había salido con muchas chicas pero tampoco para tanto; no las soportaba en cierto modo. Había sonado algo… ¿Celoso? De alguna manera eso lo emocionaba, y eso lograba que se molestara, no debía emocionarse por eso.

……..

Estaba muy cansado, había llegado de una intensa práctica de baile con Kai y lo único que pensaba en ese momento era comer y dormir. Ya se había duchado y el de carita de bebé estaba preparándole algo de comer en la cocina. Se había martillado la cabeza todo el día en cual podía ser su siguiente táctica, no podía simplemente invitarlo a  cenar porque a LuHan no le gustaban las cosas caras, él era más bien sencillo en ese sentido.

Una vez sentado en la silla observando al mayor cocinar algo en su cerebro hizo “clic”. Ya tenía claro que es lo que iba a hacer.

Una duda que había tenido desde hace un tiempo ¿A qué sabrían los labios de LuHan? Claramente era una pregunta importante, tenía miedo de comprobar pero se había decidido y lo iba a hacer.

Levantándose bruscamente de la silla, sobresaltando al mayor se acercó a él; lo giro apoyándolo en la mesada. El rostro del mayor reflejaba sorpresa y confusión pero eso no le importo.

-SeHun ¿Qué haces?- preguntó nervioso.

-Solo déjame probar algo- y sin querer esperar más, choco sus labios con los ajenos y vaya error. El rubio estaba más que sorprendido, sus ojos estaban abiertos con asombro reflejado; las grandes manos del menor recorrían la suave espalda del ciervo mientras este intentaba dificultosamente seguirle el ritmo. El beso se volvió acalorado y necesitado por parte ambos, las manos del mayor revolvían el pelo de colores, querían fundirse uno en el otro. Definitivamente no debió haberlo besado, las sensaciones encontradas en ese beso eran demasiadas. Ahora tenía una visión clara de cómo sabía el mayor: dulce, dulce y delicioso. Sus bocas fundiéndose, mordiendo y succionando, dejándose  oír gemidos y suspiros, sin olvidar los jadeos.

La maldita falta de aire los separo, obligadamente lo hicieron dándose cuenta de lo que habían hecho. LuHan empujó el cuerpo del menor lejos de él, las lágrimas llenaron sus bonitos  ojos y lo miro herido, confundiendo al menor.

-¿Te estas burlando de mí?- el menor frunció el ceño ¿De que hablaba?- ¡Te estas burlando de mí!- lo acuso- Pero que idiota, lo sabía, sabía que no debería haberle contado a nadie. ¿Cuánto tiempo te costó enterarte?

-¿De qué hablas? No te entiendo LuHan- intento  acercarse recibiendo un temblor de parte del chino que lo asusto.

-¡No mientas!- su voz sonaba temblorosa y enojada- ¡Sabía que jugarías conmigo!

-¡No estoy jugando contigo!- grito molesto por la acusación- ¿Por qué piensas eso? Nunca te di motivos para que pensaras eso.

-¡No me importa! Lo sabía, me largo- su huida fue interrumpida por una mano en su muñeca.

-No te vas, explícame. No entiendo nada- pidió triste, no quería que se fuera.

-Por favor no me toques- y ahora si salió corriendo a encerrarse de un portazo.

El alto apagó las hornallas totalmente confundido, mejor dejar que se tranquilice. Con ese pensamiento se fue a acostar sin comer, intentando olvidar todas las sensaciones que había sentido esa noche.

………

-¡LuHan por favor ábreme!- grito por décima vez el de pelo de colores.

-No creo que lo haga, mejor ve con Kai, yo veré que hago- el adorable chico con mejillitas apretables golpeo la puerta mientras un triste SeHun bajaba las escalera cabizbajo.

-LuHan soy yo Xiumin, ábreme- se escucharon unos pasos y luego la llave giró dejando ver a un demacrado chino.

.

-No puedes quedarte aquí por siempre- con una taza de café en sus manos intentaba razonar con el rubio; este tenía un pijama infantil de Bambi, su cara había perdido color y sus ojos ya no tenían ese brillo que lo caracterizaba, rodeado de unas ojeras negras que le hacían competencia a las de Tao.

-Es mejor quedarme aquí, no tengo que salir a ningún lado, es un plan perfecto- murmuro desanimado.

-LuGe, esto te hace mal. Además tienes que trabajar, no van a darte dos semanas libres para que te recuperes de “tu gripe”- hizo comillas con los dedos.

-No me interesa, iré a trabajar pero no me siento con el humor como para hacerlo, de todos modos no quiero ir.

-Lu…- suspiró el mayor.

-¿Cómo se enteró?- pregunto de repente con el ceño fruncido- ¿Cómo mierda se enteró?

-¿De qué hablas?

-Alguien tuvo que haberle contado de mis sentimientos a SeHun… Estoy seguro que no fuiste tú… ¿Quién fue?- los dos se sumergieron en una burbuja con posibles personas que podrían haber delatado al chino.

-No creo que alguien le haya dicho algo, simplemente… le nació; un  impulso que no pudo controlar- el menor bufó.

-Si claro, de las miles de chicas que podría besar me besaría justo a mí. Eso es totalmente improbable y estúpido.

-Te tiras abajo a ti mismo, tal vez si quería besarte- el rubio rio con sorna.

-Hablando de cosas que nunca pasaron y nunca van a pasar, el punto es que de alguna forma se enteró que me gusta y solo quiso burlarse de mí- su tono de voz se apagó al recordar el beso, estaba seguro que era todo una mentira. El mayor se dio cuenta de que iba a ser complicado razonar con el chino. Le esperaba una larga tarde.

.

-¡¿Qué hiciste?!- gritó con su profunda voz el gigante.

-¡Deja de ser tan escandaloso! No entiendo cómo diablos BaekHyun te soporta- replico el de pelo de colores.

-¿Besaste a LuHan?- preguntó todavía sin poder creérselo.

-Si ya te quedo claro, no tienes que repetirlo- bufó avergonzado, no había sido tan buena idea contarle al mayor.

-¿Pero… te gusto?- y esa era la pregunta que había intentado evitar todo el día, porque no, no le había gustado. Le había encantado.

-Mmm no voy a responder a eso- el mayor aplaudió con un grito fuerte.

-¡Lo sabía! ¡Lo amaste! ¡Estoy seguro de que quieres repetirlo!- SeHun chisto a el mayor por ser tan escandaloso, como siempre.

-No, no me gusto solo que tampoco me desagrado. Solo eso- murmuró sin creérselo el mismo.

-Bueno de todos modos sabíamos que pasaría eso, es decir era obvio- dijo con ironía.

-Así que besando ciervos ¿Eh?- Chen salió de su escondite detrás de la puerta del salón de clases, ya lo demandarían por ser una vieja chusma.

-¿Qué haces aquí? Ni siquiera estas en la academia de baile- pregunto SeHun.

-ChanYeol tampoco lo está- replico el de facciones gatunas.

-Te recuerdo que estoy en la facultad de música y ¡Es la misma que la de baile! Además Chen también está en la parte de música, no te sorprendas al vernos merodeando por aquí- ChanYeol rio.

-Okey eso no resuelve mi problema- no lo estaban ayudando en nada.

-¿Sabes que creo yo? Deberías intentarlo, ya sabes darle una oportunidad a un amor entre ustedes. Y no me digas nada sobre que son cosas de niños, tal vez esa llama nunca se apagó.

-Que profundo- se burló el gigante.

-Lo sé, una de las cualidades que mantienen a mi baozi conmigo- se alago el mismo.

-Chen deja de dar pena ajena- rio el de pelo de colores- ¿Creen que debo darle una oportunidad? ¿Y si no funciona?

-Quita tu miedo, olvídalo. Debes afrontar todas esas cosas, así nunca conseguirás lo que quieres y LuHan ha estado en tu mira desde que tenías 6- replico el de rizos castaños.

-Okey- si lo pensaba bien tampoco era mala idea, es decir ¿No se había sentido raro cuando lo beso? Y claro, no en el sentido de “malo”, se había sentido realmente bien. Tal vez solo podía probar y ver qué pasaba, de todos modos su amistad ya no iba a ser igual que antes.

-Bien, ya que esta todo aclarado, iré a comprar más delineador para mi diva, ya se le acabo y va a ponerse en pose de diva histérica- rieron. Ya que el gigante había aprendido que no era un marcador lo que se pasaba su novio por los ojos, había costado darse cuenta de la diferencia.

Pero todavía no estaba totalmente seguro de que hacer, mejor preguntarle a alguien que había tardado un par de años y duros intentos para que esa persona se diera cuenta de que los piropos eran dirigidos a él. Exacto.

SuHo.

Él era la clave de todo, bueno no tanto pero lo ayudaría bastante; cabe recalcar que SuHo siempre había sido como su padre, el padre de todos al igual que Kris. Era una buena idea consultarle a él.

Aunque ahora se sentía algo nervioso en frente del hobbit que esperaba que hiciera su pregunta o lo que sea que tenía para decir. Porque SeHun no era un chico con problemas amorosos, él era del tipo: no me gustas y adiós, para ser sinceros nunca había consultado como impresionar a alguien y esa persona no era precisamente alguien, era LuHan.

-Mmm si… Quería preguntarte algo…- sí que estaba avergonzado. SuHo notó las mejillas levemente sonrojadas del menor y su notorio nerviosismo ¿Qué le pasaba?

-¿Estas bien?

-¡Si!- exclamo bruscamente- Digo, si- más calmado musito- De hecho quería pedirte un consejo- se masajeo la nuca.

-¿Un consejo económico? Puedo ayudarte en eso- menciono orgulloso de sus dotes en administración de dinero.

-¡No!- negó rápidamente- ¿Cómo conquistaste a Lay?- pregunto con miedo de que el mayor riera, sin embargo, recibió una mirada algo confundida seguido de una sonrisa.

-¿LuHan, cierto?- el menor abrió los ojos en demasía.

-¿Qué? ¿Quién diablos te dijo eso? ¿Fue Kai cierto? Ese negro, voy a hablar con D.O sobre esto- murmuró acusándolo.

-No, lo supuse. Ya sabes, nunca habías pedido consejos de ese tipo y supuse que es para una persona importante. Como LuHan lo es para ti- el menor se sonrojo aún más.

-No sé de qué hablas- se las arregló para que su voz no sonara temblorosa, no quería parecer un marica- Solo dime que hiciste- pidió exasperado por tantas vueltas.

-Bien, pero luego me dirás a quien quieres enamorar- el menor asintió rendido- Bueno… La verdad es que siempre pensé que a Lay le gustaría saber que tengo mucho dinero. Que le gustaría que lo sacara a cenar a restaurantes caros y esas cosas. Pensé que comprándole joyas y cosas muy costosas le gustaría o sentiría algo por mí, pero no fue así. La primera vez que le llevé una cadena de oro, la aceptó a regañadientes y diciendo que podía alimentar a los niños de África con ella-rio recordando- También lo lleve a un restaurante caro, en los que solo puedes entrar con traje de etiqueta, ya sabes por el protocolo; la comida sabía rara pero Lay no parecía muy cómodo en ese lugar, yo lo note pero no le di mucha importancia y claro que eso fue un gran error.

-A Lay no le gustan esas cosas- menciono el menor.

-No, no le gustan las cosas caras, es más bien sencillo y créeme que esa cualidad de ser tan…Lay- rio- Me enamoro de él. Simplemente por ser tan generoso con todos, tan dulce con los niños, con la naturaleza. Por sonreír realmente feliz cuando lo llevo a comer una hamburguesa vegetariana a un McDonald- rio – Esas cosas son las que le gustan, no tienes que ser una persona superficial o presumir lo que tienes, tienes que ser tú mismo. Y probablemente es el consejo más estúpido que te han dado pero es cierto, solo se tú mismo pequeño. – luego de haber tenido esa reflexiva charla y luego de haber visto a un Lay emocionado por ver a SuHo probar su nueva receta de pastel, no pudo evitar sonreír enternecido ante la imagen de la pareja. Lo había dejado pensando, pensando en su ciervo con carita de bebé; ¿Le gustaría estar así con el rubio? Le encantaría, y no le costaba admitirlo. ¿Por qué no probar? Podría ser solo el mismo, disculparse por lo que sea que había pasado con el mayor y empezar de nuevo. No quería ser su amigo, eso estaba claro, imaginando una bella tarde con el rubio tomado de la mano mirando a sus hijos correteando por ahí… Okey tal vez se estaba yendo de tema pero el concepto estaba.

Y si, si se imaginaba una vida de besos, caricias  y risas con el mayor; por más cursi que sonara no le importaba.

Renovado de alguna manera, salto de la banca en la que estaba sentado y corrió a comprar una docena de muffins de chocolate, eran necesarios para completar una tarde dulce, sin contar que estaba de buen humor y un asomo de sonrisa (si, eso era una amplia sonrisa para él. Oh bueno, al menos con la sociedad) que más bien parecía una mueca rara.

Corrió al departamento del mayor con la caja rosa llena de muffins, tropezándose con baldosas fuera del lugar, con gente, sin importarle los insultos de los demás. Porque era un bruto, para todo, hasta hacia competencia con ChanYeol en ese sentido.

Subió las escaleras con una valentía que desapareció al llegar a la puerta del mayor, ¿Ahora qué? Con miedo golpeo la puerta esperando ser atendido, un sudor frio bajaba por su espalda y las manos le temblaban; esperaba no arruinarlo todo, ni siquiera había planeado que diría, todo era culpa de el por ser tan impulsivo.

-Xiumin ya te dije que estoy bi…- se interrumpió a sí mismo al ver al menor, tan atractivo como siempre, te odio SeHun, pensó.

-Por favor déjame pasar- murmuro con casi suplica. El rubio se apartó de la puerta con inseguridad, dudando al principio, pero como había dicho el pelirrojo: era mejor hablar sobre lo sucedido.

Sin decir nada se sentó en el sofá con su pijama de ositos azules.

“Adorable”, pensó SeHun- Yo mmm… - el rubio lo interrumpió.

-¿Quién te lo dijo?- el menor frunció el ceño confundido.

-No hagas como si no supieras de que hablo, dime quien te lo dijo. Sé que Xiumin no fue, Henry jamás lo haría y… Simplemente dime quien te lo dijo- el menor lo miró intentando descifrar que quería decir.

-¿Quién me dijo, que? Te juro que no sé de qué me estás hablando- el rubio rio con ironía, sin creerle.

-¿Enserio pretendes que te crea? SeHun no soy idiota, sigo sin poder creer que hayas hecho eso solo para burlarte de mí- ahora si el menor estaba más que confundido ¿De qué rayos hablaba? El chino se había molestado con él por algo que ni el mismo sabía que había hecho.

-LuHan, créeme, por favor, no tengo nada que ver con lo que sea que estés pensando. Mira, traje estos para ti- de la bolsa que llevaba saco la caja con muffins- No espero que me perdones, por lo que sea que haya hecho pero… Solo los compre para ti- abrió la caja y la dejo en la mesa. Bajo la cabeza sin saber qué hacer, no era un plan muy bien planeado, ni siquiera parecía un plan, porque no lo era. Ya no.

-¿Por qué me besaste?- murmuro el rubio.

-Porque… Simplemente quería saber que se sentía besarte… El sabor de tus labios…Yo, lamento si no te gusto y te desagrado en todos los sentidos, no puedo revertirlo pero…- el mayor se limpió un par de lágrimas que habían caído por sus ojos.

-¿Estás diciendo la verdad? Yo pensé que estabas jugando conmigo….- el más alto levanto al mirada, los ojitos del mayor estaban rojos y lagrimosos.

-¿Por qué jugaría contigo?- se acercó.

-Por… no importa ahora- sonrió triste- Creo que todo esto fue un estúpido malentendido… Lo lamento yo creí que… bueno eso- el menor limpio las lágrimas con sus pulgares.

-LuHan yo jamás haría algo para lastimarte, no fue mi intención- el chino levanto la mirada.

-¿Entonces solo fue un impulso? ¿Querías saber cómo se sentía y ya?

-Yo… No lo sé, es todo tan raro… No voy a mentirte, porque bueno, estoy cansado de hacerlo, de mentirme a mí mismo. Ya no creo que sea necesario- se pasó una mano por la cara- Tal vez este mal pero… Me gustaría volver a repetirlo y repetirlo siempre… Yo… nunca me había sentido completo con un beso LuHan- el mayor abrió sus ojos en sorpresa- Y tal vez suene repentino y sin un toque romántico o algo parecido pero estoy seguro de lo que siento. O al menos me gustaría que ambos lo descubriéramos, así como… juntos- el mayor se sonrojó tiernamente.

-¿A qué te refieres?

-Yo no quiero que te olvides del beso, no, odiaría que te olvidaras del beso. Me siento patético confesando algo que tal vez solo es de parte mía y no de la tuya y me siento un idiota, no tienes que responder o algo parecido solo…- fue interrumpido por los labios del chino sobre los suyos. Definitivamente eso no estaba en el plan, y no estaba dispuesto a separarse. Solo fue un beso de algunos segundos, dulce.

-Tampoco quiero que te olvides de ese beso- murmuro avergonzado mirándolo a los ojos, el brillo había vuelto a estos.

-Solo si me prometes dejarme ser tu príncipe. Quiero ser tu príncipe – el rubio sonrió y salió corriendo en dirección a la cocina, dejando a un confundido SeHun ¿Había huido? Y no, no lo había hecho, el chino volvió con una manga llena de crema de color azul, que el mismo había preparado, tomo un muffin y dibujo algo ¿Enserio? ¿Iba a ponerse a decorar ahora? Al terminar, dejo la manga en la mesa y acercó el muffin para que este pudiera verlo:

Si”.

Sí. Sí. ¿Si, que?

-Si quiero que seas mi príncipe, solo si yo soy tu única princesa- el menor sonrió y mordió el muffin, saboreando el rico sabor de este.

-Mi princesa ciervo- ambos rieron después de compartir un beso dulce y casto, como una promesa de amor. Había sido una manera rara de responder, pero así le gustaba hacer las cosas a la carita de bebé.

Y pasaron la tarde comiendo muffins, compartiendo besos, caricias y algunas cosas que será mejor no aclarar porque todos sabemos que paso esa noche en la habitación del chino.

-Te quiero princesa- dejo un beso en su frente.

-También te quiero príncipe, mi príncipe- rodeo su cuello con sus brazos y lo beso, apasionadamente.

Una historia así, era mucho mejor que la que SeHun imaginaba, lo mismo iba para LuHan.

Mucho mejor, como un cuento de hadas, su cuento de hadas.


*FIN*

Notas finales:

Besos <3 : O))


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