Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Las aventuras de un asesino. por Yonhyun

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Espero que disfruten de este pequeño Shot (: deseaba hacerlo más largo pero entonces llegaba a ser un fanfic y es lo que menos quiero. Tengo más planes y no podría tener la cabeza en tantas cosas. 

 

Notas del capitulo:

Canciones: 

  • No Mercy - B.A.P
  • How Could You Do This To Me - Ailee 

Las aventuras de un asesino.

ChanSung.

Marzo 16 del 2013.

 

Inicia ese fin de semana en el mismo lugar que siempre, las gaviotas revoloteaban de la misma manera que lo hacían los demás días. Algo en particular que pudo recopilar fue la enorme sonrisa que poseía el joven JunHo. Aquel día que tanto recordara por haber presenciado tan perfecta expresión, no era muy fácil hacerle sonreír de esa manera y pareciese que estaba muy feliz con su papel en mano.

 

La campana del restaurante Choi, castañeo dando el placer de observar su esbelta figura. Mis manos sudaban por la adrenalina que subía y bajaba en mis venas, la sangre que acumulaba en mis dedos al tomar el armar bajo mi chaqueta. El pequeño me descubrió observándolo fijamente desde la última mesa a la derecha, le sonreí por simple cortesía. No se vio muy asustado ni tampoco rechazo mirarme con los ojos bien fijos en mí, continuó su charla con la camarera y cajera del recinto.

 

Mis dientes rechinaron, eche una mirada rápida a mi reloj y con más razón gruñí furibundo. ¿Esté chico qué problema tenía? ¿Acaso el creía que él lo esperaría toda la vida? Tenía un trato que cumplir y no esperaría por tanto solo por querer coquetear con mujeres. ¡¿En que momentos las 7 de la mañana se volvió las 4 de la tarde?! Ese hombrecillo se volvió todo un Don Juan… Pero no por mucho. Agarre el gatillo y eleve la mirada del plato con los mismos huevos revueltos que anteriormente, en la mañana, había pedido. Mis entrañas vibraban y rogaban por oler la sangre correr por su cuerpo, la necesidad de verlo hecho trizas entre las mías. La intensidad que las neuronas me incitaban a hacerlo en ese preciso segundo. El único pensamiento que mi mente conservaba era ese.

 

Matar a Lee JunHo. No había de otra.

 

Torcí mi cuello provocando que mis huesos tensos truenen, en contradicción JunHo lo escucha y se sorprende aún más al saber que el mismo hombre sigue allí, sinónimo de que pronto sentiría desde abajo el miedo que correrá pronto por su frente. Desafortunadamente una de las señoritas se acerca a mí y me indica que el restaurante pronto cerrara y es requerido que abandone el sitio. Sin resistir, entrego el dinero por la comida que nunca probé y me dirijo fuera de allí. Me oculto detrás de un bote y más o menos 5 segundos después, diviso el traje colorido de JunHo salir del restaurante.

 

Camino en paso discreto, dando gracias a mi compañero Nichkhun por haberme dando unos zapatos que no rechinaban como todos los que tenía. JunHo seguía sin sospechar nada. Saco su teléfono, leyó la hora y nuevamente lo guardo en su sudadera. ¿Cuánto tardaría para tomar coraje y dispararle allí mismo? Era tan complicadamente fácil. No había ciencia para lo que él se dedicaba, pero encontrar inducciones justas para matar a alguien al cual nunca llegue a conocer ni entender las posibles razones por las cuales hizo que esta persona, que me mando a asesinarlo; lo odie tanto.

 

Escucho de su propia boca escupir la maldición que en él abarcaba, la desgracia que para su misma vida perjudicaba a terceras y hasta cuartas personas. Respire hondo y finalmente tome el arme entre mis manos sudadas, temblorosas y con la mirada nublada por el coraje que me causaba hacer las cosas sin encontrar nada, ningún sentimiento parecido del que su jefe le había platicado.

 

¡ChanSung no lo hagas! No eres así, no permitas que se apodere de ti.

 

No podía arrepentirse aunque quisiera, aunque lo que más deseara fuera correr y encontrar otra fuente de vida que no fuese el quitársela a otro. Yo continuaba siguiéndolo al paso seguido y apuntado mi arma a su cabeza, pero debido al dolor incesante, dispare en su pierna derecha.

 

Un grito escapo desde sus adentros y cayó en seco.

 

—¡Mierda! Mi pierna, maldición.

 

—Cállate, si alguien te escucha es tu fin, ¿entiendes? —JunHo se giró al locutor de tan profunda voz. Enchino los ojos, absorto por la luz que daba desde el más alto, provocando que su figura imponente sea poco visible para el mayor.

 

—¿Q-quién eres? ¡¿Qué es lo que te pasa?!

 

Sonreí. “Que torpe, ni siquiera sabe cómo sentir miedo” pensé.

 

—Trabajo para alguien que conoces y te odia tanto como para mandarme a mí y asesinarte.

 

Sus ojos se desorbitaron, trato con todas las fuerzas humanas posibles para levantarse. Sin mucha suerte, cayó de nuevo.

 

—¿De qué hablas? ¡¿Quién puede odiarme tanto para hacer una cosa como esa?!

 

—Bueno, mi trabajo es matarte —acaricie mi arma— lo demás no es de mi interés.

 

—¡No lo hagas! Por favor, no me mates…

 

Me eche a reír.

 

—A menudo escucho eso, pero hace tanto que lo hago que tu suplica ya no me importa. ¿Alguna última palabra? —apunte a su cabeza, el estallo en llanto incesante y la baje nuevamente. ¡Que chillón!

 

—¡No!

 

—Yah deja de llorar, enfréntalo como hombre. ¿Tanto miedo te causo?

 

—No tú, el arma.

 

Fruncí el ceño y le dispare en la pierna izquierda. Un grito desgarrador retumbo en mis oídos y él se retorcía en el suelo del dolor. Suspire, me acaricie la barbilla con mi mano libre, la otra sostenía el arma apuntando a la frente de JunHo.

 

—Bastardo sinvergüenza, quería dejarte así pero me estas provocando. ¿Qué edad tienes? —indague.

 

—24…—respondió al hilo de voz. Las gotas de sudor eran notables, su camiseta empapada de ella marcaba sus abdominales. Un calor calo dentro de mí, provocando una atracción hacia los ojos que miraba.

 

Para ser honesto, no era feo.

 

—Eres muy joven.

 

—… Tú… ¿Tú cómo te llamas?

 

—ChanSung —respondí tranquilamente. El me miro de pies a cabeza, luego fui yo quien me acerque hasta su altura, lo tome entre mis brazos y lo cargue hasta el edifico en que me hospedaba.

 

El olor a cigarrillo inundo nuestros pulmones y por su expresión supe que no fumaba. Negué un tanto decepcionado y llegue hasta el elevador que me subió hasta el penúltimo piso en donde se encontraba mi habitación. Lo recosté suavemente en el sillón y me dirigí hasta el baño.

 

Cerré de un portazo, rasque mi nuca y trate de controlar mi mente y las cosas que me llegaban tan rápidamente. No sabía qué hacer, por un lado se encontraba el hombre que tanto me había pedido matar al chico y en este preciso momento no podía arriesgar mi vida por un capricho. Tenía los ojos inyectados en sangre, probablemente por la rabia que corría mis venas. 

 

No lo dejes solo ChanSung.

 

No podía escaparse aunque quisiera, sus piernas estaba muy débiles como para salir corriendo. Tome el bote de primeros auxilios y salí hasta donde el mismo chico permanecía en la misma postura que lo había dejado. Sus ojos me indicaban cuanto dolor acumulado sentía.  Le baje los pantalones, aun sintiendo la mirada del contrario.

 

Saque lo necesario para sacarle las balas de los muslos, vende sus piernas y lo hice tomar un medicamente que podría evitar el dolor. Sin embargo el me miraba, no de una forma que pudiese describir, pero si lo hacía en una forma de agradecimiento, tristeza, decepción y lujuria. Yo estaba hincado a sus pies, resolviendo que hacer con la situación que se me estaba presenciando.

 

De pronto el toque de la puerta me paralizo. JunHo me miro, le hice una seña para que se callara y sigilosamente me acerque con el arma en la mano. Mire por el retrovisor, una bala casi me perfora el ojo y se inició un tiroteo feroz. Cargue a JunHo hasta el baño y allí lo resguarde hasta estar completamente despejado.

 

El seguía nombrándome y rogando porque volviese, pero mis oídos solo escuchaban mi corazón latir con fuerza. Agarre el pomo de la puerta y salte en disparos al contrincante que se había atrevido a buscarme. Su cuerpo descansaba en el suelo, de su cabeza brotaba sangre y su mirada perdida en la nada. Sin previo aviso alguien golpeo mi hombro, caí por un momento y nuevamente sentí sus nudillos en mi rostro. Salte sobre él en busca de apaciguar sus golpes y lograr defenderme. Mi puño se estampo en toda su nariz, provocando que la mía se fracturara al igual que su nariz respingona.

 

Hecho un grito, soltándome de su agarre y tome la oportunidad para patearlo hasta el punto de dejarlo inconsciente. Saque el arma como pude y le perfore el pene y la cabeza.

 

Mi aliento era indeciso, sangraba y más sin embargo el dolor no calaba dentro de mí, no sentía nada. Caí recostado en la pared, cerca de los cuerpos de los ayudantes y guardaespaldas de Jun.K. Sonreí victorioso, no existía nadie que pudiera vencerme menos dos elefantes como aquellos.

 

—¡ChanSung! —grito JunHo. Me levante como pude y caí en la puerta del baño, estaba asustado y lo estuvo más cuando me vio cerca de su cuerpo, cayendo desplomado y sin fuerzas. Sentía como sus lágrimas caían en mi rostro, pero fue menos lo que pude escuchar decir de su boca.

 

***

 

El clima era cálido, me enjuague la frente y tuve que apretar mis ojos por la luz que caía directamente  mis ojos. La habitación estaba intacta y no podía mover ni una fibra de mi cuerpo, me dolía como un demonio.

 

—Despertaste —JunHo me miraba desde la puerta de la cocina. Fruncí el ceño, ¿él que hacía allí? ¿Cuánto tiempo estuvo inconsciente? Hice el esfuerzo posible por levantarme y para cuando lo logre, JunHo se acercó a mí y me obligo a recostarse nuevamente.

 

—¿Por qué no te has ido?

 

—Tú me salvaste —respondió sonriente— te vi muy débil así que me quise quedar para cuidar de ti como agradecimiento.

 

—No hacía falta —gruñí por el dolor punzante en el pecho—, se cuidarme solo.

 

JunHo hizo un puchero y renegó. Está bien, probablemente estaba siendo un poco grosero pero más que cansado se sentía desgraciado por lo que había pasado. Abrió los ojos espantado por no haberse deshecho de los cuerpos.

 

—Un amigo tuyo vino y al descubrir todo, recogió los cuerpos y hace poco dio estrictas instrucciones para tu cuidado, así que hice un poco de ramen… ¿Quieres un poco?

 

Lo mire de reojo, sorprendido y asentí lentamente.

 

Él parecía tan feliz, tenía un aspecto radiante que me hacía confundirme aún más.

 

Después de un rato el volvió con un plato lleno de ramen, lo tome sin negar y lo comí como cerdo. Verdaderamente no me importaba, estaba vacío, el hambre era demasiado y ocultarlo por educación era difícil incluso para mí.

 

Él se acercó, se sentó y desde mi perspectiva pude ver las marcas que las balas dejaron en sus suaves muslos. Sin mucho que pensar, acaricie aquellas cicatrices que también me pertenecían de una forma u otra. Mis manos temblaban atreves del tacto y sus ojos destellaron cuando realice esa acción.

 

—No duele —aclaro.

 

Seguía suspirando, entrando y saliendo de mis pulmones, enredándose junto a la dulce respiración del castaño a mi costado. Estábamos tan diminutamente cerca, a una distancia que era estúpido negar la conexión que reacia dentro de mí.

 

Me acerque más a él, cosa que no negó él así que continúe en mi camino de caricias desde su rodilla, por medio de las cicatrices y pronto llegando a deslizar con agilidad hasta la cremallera de su vaquero.

 

—Pero no por mucho…

 

El tomo mi mano, impidiéndome tocar más de lo que él pensaba. Vi en sus hermosos ojos el temor a lo que se venía, entonces me retire y pareció disgustarle también. Enarque una ceja; ¿qué hay de malo con este chico?

 

—¿Qué?

 

—E-es muy nuevo para mí, ChanSung.

 

Agache la cabeza.

 

—Entiendo, no te obligare a nada.

 

—Sin embargo… —tomo mi mano y la poso sobre su rostro— puedo intentarlo si tú me persuades.

 

Asentí. Lo acune entre mis manos y lo besé, lo besé y fue en las miles de ocasiones que no besaba con tal ternura que me fundí en él tan sencillo como eso. Un beso que abarco todo mi éxtasis y que logro llevarme al cielo, un cielo lleno de consuelo y sentimientos débiles que jamás cruzaron por mi frío corazón. Aquel chico extraño había logrado eso de un día para otro, cosa que no podría ser más que imposible para quienes se cierran ante la posibilidad de recibir de alguien más lo que muchos no ofrecen. El verdadero motivo por el cual me estaba llevando conmigo el hecho de perder mi vida solo por estar junto a él, por salvarle la vida a un joven extraño que por simple capricho me capturo y eso estuvo tan bajo como en botar mi dignidad al caño.

 

JunHo paso la noche en ese único y sucio sillón que tenía a disposición, mientras yo no pude dormir en toda la noche. Mis expectativas están al filo y me desprendí de las posibilidades volviendo a la realidad. Por más que estuviera a gusto a su lado, no permitiría cambiar mi rutina por un capricho. Él era solo eso; un capricho y punto. Lo regresaría a su hogar y se olvidaría de él como a los demás.

 

Trague. No, realmente no podía ser tan despreciable.

 

A excepción de que lo obligara a irse y le pidiera acomedidamente que se olvidara de mi existencia, de todo lo que trate de hacer y los sucesos tan desenfrenados.

Lo observe, lo describí en mi forma morbosa y de pronto me inundo un sentimiento de agonía y tristeza. Su cuerpo completamente desnudo, cubierto por una diminuta frazada y el sudor abarcando gran parte de su espalda, brazos y rostro. No me pude resistir a tan bella figura, pero no permitirá que pasara más de ahí… Era un tipo muy peligroso, arriesgarme a meterlo en problemas podría perjudicar su vida cotidiana y eso era lo que menos quería. Ya me haría cargo del imbécil que me envió y cobraría todas.

 

Me aleje de la ventana, acaricie los muslos desnudos de JunHo y deposite un suave beso en su frente.

 

—Adiós JunHo, fue una linda aventura. Pero nada más que eso…

 

Mis lágrimas se deslizaron por mis mejillas y salí del hotel en el que me encontraba. Deje mi recado con el dueño y le advertí no decir nada más que estuve por unos días y luego me retire a otra residencia por poco espacio.

 

Camine por las calles de Seúl a media noche, seguía cubriéndome con las pocas prendas que tenía pero el insomnio seguía. Sin importar qué, JunHo abundaba en mis pensamientos y me era difícil olvidarlo.

 

Pero continuaría, no regresaría, no podía. Todo fue obra de un capricho y hasta aquí… Hasta aquí llego mi aventura contigo. 

Notas finales:

¡Buenas noches! Nos vemos por ahí<3 ojala lo hayan disfrutado y con ansias esperen por mi nuevamente. Estaré leyendo, por si algo les vuelvo a dejar mi página de facebook y se dan cuenta de mis nuevos proyectos. 

( https://www.facebook.com/pages/YonHyun-Fanfics/615111338601148)

XOXO~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).