Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Con un beso debe ser suficiente por Error404notFound

[Reviews - 7]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola, amigos. 

Empieza a hacer frío donde vivo, y la gente no hace más que hablar de la Navidad, así que eso me hizo pensar en el capítulo de Free! ES donde aparece un lindo y enfermo Rin estornudando en su cama mientras Sousuke mira la calle cubierta de nieve. 

Y así nació este One Shot. Espero que lo disfruten.

 

 

¿Te acuerdas de la Navidad que pasaste en mi casa cuando estábamos en secundaria? La Navidad en la que enfermé y tuve que pasar todo el día en cama porque mamá no me dejó salir a jugar en la nieve con Gou. Recuerdo que ella ni siquiera pareció preocuparse por dejarnos a ambos ahí, solos, y salió corriendo fuera en cuanto mamá le dio la chamarra y los guantes. También recuerdo que te pusiste a observarla a través de la ventana mientras se tiraba al suelo y agitaba los brazos como loca.

—Puedes ir si quieres —dije yo, mirando a otra parte y con la voz ahogada por el tapabocas.

No me gustaba la idea de arrastrarte conmigo hacia mi aburrimiento el día más importante del año, pero tú hiciste como si no te importara y te quedaste de todos modos.

—Hace mucho frío afuera —te encogiste de hombros, fingiendo indiferencia —. Prefiero estar acá adentro.

Pero era obvio que mentías. Mirabas por la ventana como si tu vida se fuese a ir en ello, aferrando los dedos al borde y parpadeando cada vez más maravillado. Querías ir con todas tus fuerzas, lo sé, pero preferiste quedarte conmigo para que no me sintiera solo. La verdad es que eso sólo hizo que me sintiera culpable, y creo que la culpabilidad es diez veces peor que la soledad. Pero gracias, de verdad.

Habías traído tu consola contigo, así que te subiste a mi cama y jugamos juntos un buen rato. Pero los ruidos del juego no eran rival para los gritos de felicidad que nos llegaban desde la ventana. Fingías no oírlos, y lo sé porque yo también lo hacía. Te dije varias veces que quería dormir y que podías marcharte a casa, pero me ignoraste y seguiste jugando. Incluso cuando fingí tumbarme en la cama y dormirme, te quedaste a mi lado. No me queda del todo claro si te diste cuenta de mi farsa o no, pero ahí estuviste.

Y después llegó Gou, gritando y moviendo los brazos en el aire. Parecía que se había divertido de más, pero ni entonces diste señal de querer salir. Te limitaste a sentarte a mi lado, muy cerca de mí, y luego tomaste un libro de mi cómoda y empezaste a leérmelo en voz alta.

Yo me sentía muy mal, sí, pero también inmensamente feliz. Puede que haya empezado a quererte desde entonces, así que el que te quedaras sin diversión en Navidad por mí me hizo sentirme especial. ¿Habrías hecho eso por otra persona? ¿Por alguien que no fuese yo? No me parecía posible, y eso me hacía sonreír como idiota. Gracias a Dios llevaba el tapabocas, así que no te diste cuenta nunca.

Hubo un momento en que me harté de estar tapado hasta la barbilla —tú insististe —, así que alejé las cobijas de un manotazo y me senté, tosiendo.

—Odio estar enfermo —dije, haciendo un puchero invisible para ti —. ¡Encima es Navidad! ¡Ahora mismo podría estar contigo fuera jugando a tirarnos bolas hechas de nieve!

Tú levantaste la mirada del libro con cara de pocos amigos, creo que por haber interrumpido tu lectura.

—Se llama pelea de bolas de nieve, Rin.

—Eso. Ahora mismo el mundo sería nuestro, pero yo no puedo ni pronunciar bien la ede.

Tú reíste a carcajadas, y yo fruncí el ceño.

— ¿La qué?

— ¡La ede! La edpúpida ede!

Tú dejaste el libro a un lado cuando dejaste de reír y me miraste de frente, aun sonriendo.

— ¿Pues qué dirías si te dijera que tengo un hechizo para hacer que te mejores? Un hechizo que mi mamá usa tooodo el tiempo.

Te cruzaste de brazos con suficiencia y sonreíste con orgullo. Yo parpadeé maravillado.

— ¿Hablas en serio? ¿Puedes lanzarme un hechizo? ¿Sabes cómo hacerlo?

— ¿Que si sé, Rin? ¡Venga, que soy un experto! Bueno, aunque nunca lo he hecho antes. Pero mamá siempre lo hace conmigo. Y no parece tan…

Yo me incliné hacia adelante con los ojos brillando de expectación.

— ¿Pues qué esperas? ¡Hazlo, anda!

Tú miraste a todas partes, cauteloso, y luego te inclinaste hacia mí, hablando en voz baja. Como si estuvieras contándome un secreto.

— ¿No has visto cómo tu mamá cura las cortadas que te haces y los golpes que te das? —me susurraste.

Yo parpadeé confundido.

—Ah… ¿con medicina? Ya estoy tomando medicina. Si es eso lo que…

Tú negaste con energía.

— ¡No, tonto! Con un beso.

En ese entonces era tan inocente como tú, así que no me sonrojé. Lo hubiera hecho de saber que lo que sentía por ti era amor y que estabas sugiriendo que debías darme un beso. Pero no lo hice. Sólo parpadeé sin entender gran cosa.

— ¿Un beso? —pregunté —. ¿Y cómo se supone que eso va a ayudarme?

Tú pusiste los ojos en blanco.

—Cuando te cortas el dedo, ¿qué hace tu mamá?

Yo me detuve a pensar un momento. Iba llorando con ella y le pedía consuelo por una pequeñez como esa. Ella se limitaba a sonreírme y a darme un beso en la herida. Y dejaba de doler. De la nada, pero lo hacía.

— ¡Ahh! —exclamé, dándome cuenta —. ¡Ya me acuerdo!

Tú volviste a sonreír.

—Pues ahí lo tienes.

Me quedé pensando un buen rato, sopesando las opciones en mi cabeza de niño de secundaria. De haberme pasado eso ahora te aseguro que ni siquiera lo hubiera pensado.

—Pero… —dije yo después de un momento, dudando —. ¿No es eso de besar… para gente mayor? ¿Entre un chico y una chica? ¿No es…?

Tú te cruzaste de brazos y me dedicaste la mirada reprobatoria que tenías en ese entonces.

— ¿Te da miedo, Rin?

— ¿Qué? ¡No! —casi grité, escandalizado.

—Sólo es un beso.

—Y-ya lo sé. No soy tonto.

Tú revolviste los ojos con una sonrisa y te acercaste a mí. Llevaste tus dedos fríos a los costados de mi cabeza y me quitaste el tapabocas.

—Vas a resfriarte también —te advertí, en voz baja.

—Eso si no funciona. Será mi castigo por intentar curarte.

Y sin más preámbulo, me besaste. Fue un momento, algo efímero, rápido, pero indudablemente genuino. Tus labios estaban casi tan fríos como tus dedos, pero eso no hizo que el beso fuera menos placentero, sino al contrario; me ayudó a despertarme, a darme cuenta de la situación por completo. ¡Estabas besándome! Estaba haciendo lo que veía en las películas de adultos, lo que veía en la preparatoria cada vez que pasaba por allí de camino al colegio, lo que mis padres solían hacer antes de que papá muriera. ¡Y contigo! ¡Contigo de todas las personas!

Esa fue la primera vez que nos besamos, y no sé si tú todavía lo recuerdes, pero ya ves que yo sí. Nos hemos besado innumerables veces después de ello, pero ahora estábamos conscientes de lo que significaba. En ese entonces sólo nos preocupaba curar mi resfriado. Mi refriado que, obviamente, no cedió. No te enfermaste, pero tampoco me curaste. Me hiciste sentir mejor, mucho mejor, pero seguimos sin poder salir a la calle. Mi cabeza ya no daba vueltas y mi fiebre disminuyó, pero mamá no cedió. Valió la pena intentarlo, de verdad que sí.

Valió la pena que me besaras para curarme. Lo hiciste parcialmente, ahora que lo pienso. No por completo, pero me ayudó a creer que me curaría, y la gente dice que cuando tú crees, el cuerpo hace lo que le dices. No es cierto, ya lo comprobamos tú y yo ese día, pero es bonito creer en ello.

Es esa la razón de que ahora mismo siga creyéndolo. Todos estos años lo creí a pesar de ser la prueba viviente de lo contrario.

Soy bastante necio, ¿no? Pero quiero creerlo. Necesito hacerlo.

Y tú también. Necesito que creas que sanará con un beso.

Debe ser por eso que me empeño tanto en besar tu hombro.

 

 

Notas finales:

Es algo... triste, sí XD No sé como terminó tomando ese camino, pero lo hizo XD No me odien, que a mí también me duele recordar el hombro de Sousuke.

En fin, ¿qué les pareció? Me dio diabetes pensando en estos dos, así que tenía que sacarlo de alguna manera x3 Ese Sousuke tan protector asdasdasda XD

Bueno, nos leemos luego. Gracias por pasarse :DD


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).