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Lolita por Kuran Mikaode

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Notas del capitulo:

Hola.

Lamento la tardanza, tuve problemas personales y la vida social en cúspide. Pasaron muchas cosas en estas dos semanas. Ya llegue a mi casa, bueno, a casa de papá y tengo internet. No tuve mucho tiempo para estar en la laptop así que empecé el capitulo ayer en la noche. No tengo una opinión repecto a él pero espero que les guste, es algo así como un cappitulo de trensición... Estoy emocionada por el escribir el siguiente, pero no se pueden forzar las cosas.

No respondí los reviwes porque no tenía internet.

Les agradecerían que me dieran sus sinceras opiniones y si me equivoco digan: Joder, esto apesta. Pero con amor soy demasiado sensible.

 

PD: Me gusta el kakasasu.

Capítulo diez.

The same love

La habitación de Itachi estaba en penumbras, aunque el Sol aún brillaba en el exterior, Sasuke había cerrado las cortinas. No había nadie en casa y Sasuke no se había molestado en encender ninguna de las luces y había aprovechado la ausencia de su hermano para bajar la temperatura del aire acondicionado; le gustaba la oscuridad y le agradaba el frío, era extraño porque a pesar de ello no le gustaba mucho el invierno. Se acomodó en la cama de su hermano con los pies hacia la cabecera de la cama, sin importarle cuan desagradable resultara para su hermano, puso sobre la cama un plato con un sándwich, un refresco en lata y un empaque de pudín de chocolate sobre la cama; repasó los objetos con la mirada y se levantó para tomar la laptop de Itachi, iba a ir por la propia pero prefirió no levantarse.

Encendió la laptop. Había mandado un mensaje a Haku mientras iba camino a su casa –había ido en taxi puesto que se había negado rotundamente a que Minato y le daba miedo irse en metro y encontrarse de nuevo con el chico acosador o con otra persona que le despertara el mismo impulso de idiotez que lo había llevado a revelarle a un desconocido que era un hombre- y Haku había insistido en que tuvieran una video llamada. La contraseña de Itachi era bastante simple, así que no le resultó difícil recordarla. La pantalla se encendió y el rostro amable de Haku le sonrió. Podía ver a Zabuza espiándolos al otro lado de la habitación, seguramente Haku ya lo había notado, pero Sasuke decidió saludarlo a él también.

—¿Qué te respondió a aquello? —le preguntó su amigo con el ceño fruncido.

—Se quedó en silencio —Sasuke buscó una posición más cómoda— y cuando yo ya me había decidido a irme me dijo: “Te amo y espero que te enamores de alguien mejor”.

—Capullo.

—Yo le dije que no me importaba porque ahora lo amaba a él —Sasuke se levantó para sentarse, frunció el ceño y los labios; al otro lado de la pantalla Haku parecía expectante—. Se enojó conmigo, en serio, puedes creerlo, él que debería estar indignado soy yo. Dijo —Sasuke irguió la espalda y pausó su voz para adoptar la actitud rígida con la que le había hablado Minato—: “Siempre haces lo mismo,” bufó “tergiversas las cosas para hacerme parecer de la peor calaña” —la cólera de Sasuke se reavivó tras esas palabras, “Tú siempre quieres quedar bien, que es diferente.” le dijo “Y te enojas conmigo porque te digo la verdad”. Minato le dedicó una dura mirada y le dijo “Como quieras.” No queriendo continuar la discusión.

—Debe estar disfrutando de su cumpleaños con su esposa —rumió Haku bastante enojado, aunque muy a su manera—, ojala no se le pare.

—Hoy no es su cumpleaños —Sasuke pareció indignado.

Haku lo miro escéptico y luego rio.

—Pareces más enojado por eso —Sasuke hizo un gesto con la mano—. Sasuke me preocupas, creo que tienes un serio problema en la cabeza; ayer estabas resuelto a no terminar tu relación con Minato, te enojaste con Hashirama y tu abuelo por eso, discutiste con Naruto y a mí me dijiste que no te darías por vencido —Haku hizo una pausa—. Y hoy. Resulta que casi de la nada le terminaste… Necesitas ayuda amigo.

—El hoy es diferente que el ayer y aún más diferente que el mañana —resolvió salirse por la tangente.

—Acéptalo —Haku golpeó la mesa con las palmas de sus manos para acentuar sus palabras—, estás mal de la cabeza —Sasuke frunció los labios y se negó a decir algo. Haku suspiró prolongadamente— ¿Estás bien? —preguntó al fin— La verdad Sasuke, que siento que estamos hablando de algo irreal.

—Yo también me siento disperso —volvió a acostarse sobre la cama.

Luego de unos minutos de conversación trivial, Sasuke apagó el computador y se envolvió entre las sabanas de la cama de su hermano sin molestarse en recoger los empaques vacíos, el plato y la laptop de encima de la cama. Sentía el cuerpo pesado y débil por lo que no se movía más de lo estrictamente necesario; su mente era un cumulo de pensamientos que pasaban lentamente y se sobreponían el uno con el otro mezclándose de forma indescifrable enlazándose con los sentimientos lacónicos que encabezaban aquella vorágine. Las imágenes en su cabeza se presentaban en escenas superfluas que incluso él no les encontraba relevancia en ese momento. Minato era un idiota, pero más idiota era él, dado que en esos momentos el amor que le profesaba superaba la ira que sentía… Simplemente estúpido.

No quería pensar en nada, pero las manecillas del reloj se movían demasiado lentas para su mente ociosa. Las cosas en su cabeza se hicieron tan subjetivas que casi le dio risa, los meses que estuvo con Minato le parecieron tan pocos que podía repasarlos en un suspiro, en cambio las dos últimas horas se le habían hecho tan lánguidos y tediosos como la eternidad.

Al final había tenido razón. Él tan sólo había sido un pasatiempo, el cuerpo cálido que utilizaba para alejar la soledad de sus frías sabanas. Entonces Sasuke pensó, Minato no lo amaba a él, amaba lo que Sasuke representaba.

La puerta de la habitación se abrió y casi de inmediato se encendieron las luces, Itachi había llegado. Sasuke, habiendo acostumbrado sus pupilas a la oscuridad, ocultó su rostro en la almohada, su cuerpo acongojado no se movió más que eso, ni siquiera tuvo ánimos para percatarse de si su hermano estaba solo, se quedó quieto, muy quieto, en excepción del involuntario movimiento de su vientre al respirar. Y, en medio de lo adrede de su silencio y lo autoimpuesto de su quietud, Sasuke notó que todo aquello podía definirse como tristeza.

 —¡Sasuke! —le regañó su hermano, pero él ni siquiera se movió— ¿Por qué dejaste todas esas cosas sobre mi cama? —podía escuchar los pasos de su hermano haciendo eco en el silencio de la habitación— No comas sobre mi cama —dijo aunque ya era demasiado tarde, la voz de Itachi está vez sonó exasperada—. Oye, Sasuke —Sasuke sintió como Itachi recogía las cosas de la cama y las acomodaba en la mesa del escritorio que estaba al lado de la cabecera de la cama— Te estoy hablando, Sasuke —Sasuke enterró más la cabeza en la almohada sintiendo inmediatamente como se le comenzaba a cortar la respiración. Itachi lo haló de la cintura para encararlo— ¿Hay algo que quieras decirme? —preguntó metiéndose también dentro de la cama.

Sasuke le miró el rostro lánguidamente, lo primero que captaron sus ojos fueron los colores, el ligero bronceado de la piel de su hermano, como si hubiera salpicado su pálida piel con miel, luego las variaciones en la intensidad del color en negro en sus cabellos y por último el sutil color durazno en sus labios. Luego de la primera mirada, Sasuke detalló los largos mechones de cabello no tan negro cayendo a ambos lados de su cara, lo oscuro y largo de sus pestañas, sus rasgados ojos negros tan idénticos a los suyos propios, su delgada y altiva nariz y la forma en la que sus labios parecían sonreír en su presciencia. Sasuke observó a su hermano y en cada latido proferido por su corazón, supo lo mucho que lo amaba.

—¿Es diferente la forma en la que se ama un amante a la forma en la que se ama a un hermano?

—Haber… —empezó Itachi sin dar señas de que su pregunta le había sorprendido— Claramente es diferente —Itachi levantó su dedo índice y utilizó aquel tono catedrático que empeñan los profesores al dar una lección— empezando por el hecho de que el primero se llama amor pasional y el segundo amor fraternal, en ambos puede haber atavismos de romanticismo, pero, por ejemplo, tú no quieres acostarte conmigo.

—¿Y qué tal si sí quiero?

—Pongámoslo así, por ejemplo la amistad entre Haku y tú es bastante romántica y, aunque te acuestes con él puede que al final no puedan manejar una relación de esa forma.

—¿Por qué no lo haríamos? —todo aquello le parecía demasiado confuso.

—Porque no lo quieres de esa forma —le respondió Itachi con obviedad.

—En síntesis…

—El amor pasional y el fraternal son diferentes —terminó Itachi la oración—. Es más no se puede amar a dos personas de la misma forma, así que a cada persona que amamos la amamos de una manera diferente y sinigual.

—Entiendo —asintió Sasuke saliendo un poco del revoltijo de cobijas.

—¿Por qué la pregunta? Tú eres la persona que más amo, no lo dudes —Itachi le guiñó un ojo.

—No es por eso —Sasuke volvió a enredarse en las sabanas—. Yo también te amo a ti —Itachi le sonrió.

—¿Qué sucede, Sasuke? —inquirió acariciándole el cabello y, con su mano libre, tratando de apartar las sabanas para acercarse más a su hermano.

—Al parecer estoy triste.

Itachi suspiró.

—Eso ya lo noté —le abrazó—, ¿por qué estás triste? —Sasuke rehuyó de sus brazos y hundió nuevamente su rostro en la almohada— ¿No me lo puedes decir? ¿Es un secreto?

—Te enojaras conmigo —respondió con voz suave y templada, empezaba a notar lo estúpido que había sido al sostener una relación con Minato.

—¿Por qué? —Itachi no parecía muy preocupado— ¿Te peleaste con papá? —Sasuke negó— ¿Con Haku? —negó nuevamente e Itachi siguió intentando— ¿El chico que te gusta sale con otra persona? —Sasuke iba a responder: “Algo así” hasta que Itachi dijo:— No sé muy bien cuál es el que te gusta, si es chico de cabello naranja o el primo de Kisame.

Sasuke le miró de mala manera.

—Ninguno de los dos —aseveró rotundo.    

—¿Me lo dirás algún día? —Sasuke asintió— ¿Por qué no ahora?

Sasuke suspiró se abrazó a su hermano aprentando su espalda en el pecho de Itachi.

—Te vas a enojar conmigo —le advirtió de nuevo y volvió a suspirar “¿Cómo decirlo sin que suene tan mal?”—. Podría decirse que… terminé con mi novio o algo así.

Itachi se quedó expectante pero Sasuke no parecía querer decir algo más.

—¿Por qué me enojaría? Aunque, me inquita el hecho de que no sabía que tenías un novio —Itachi haló a Sasuke dándole vuelta para encararlo.

—Es que… —Sasuke hizo una pauso, sabía que podía confiar en Itachi pero era difícil confesar algo que prefería guardar en secreto— No era realmente mi novio, éramos amantes.

—¿Amantes? —Itachi se veía confundido.

Sasuke trató de huir de la mirada de su hermano pero él no se lo permitió.

—Sí es que, mi “amante” estaba casado —Itachi iba a decir algo más pero él rápidamente agregó:—. Es un hombre mayor.

—¿Cuánto mayor?

—Mucho mayor, como papá —confesó.

—Sasuke —le amonestó pero el regaño no pasó de llamarlo por su nombre— ¿Por qué terminaron?

—Estaba cansado de esa relación —Sasuke frunció los labios—. Es complicado, fueron muchas cosas.

Itachi asintió y Sasuke se sintió más relajado, no había sido tan difícil como había pensado, Itachi no lo interrumpía mientras hablaba y tampoco parecía enojado.

—¿Me dirás quién es ese hombre? O es un secreto.

—No ahora, te lo diré luego.

—¿Cuándo? —a veces Sasuke olvidaba que su hermano era bastante impaciente.

—Cuando todo esto esté totalmente superado.

—¿Crees qué demoraras mucho en superarlo? Quiero golpear un poco a ese degenerado —dijo y muy a su pesar Sasuke sonrió.

—Él no me incitó como tú crees; a decir verdad, yo lo seduje… Pero eso ya es cosa del pasado.

—El tiempo pasa demasiado rápido —Itachi atrajo a Sasuke más hacía su pecho y enterró su rostro en sus cabellos—, mi pequeño Sasuke sufriendo el mal de amores.

Sasuke se dejó empañar por la calidez del cuerpo de su hermano, se sentía reconfortado entre los brazos de su hermano y la congoja en su ser parecía aplacarse un poco. Se dejó hacer por unos minutos, sopesando la posibilidad de quedarse ahí, por siempre. Desde la sorpresiva llegada de su abuela no habían vuelto a dormir juntos, pero Sasuke sabía que más tarde querría y necesitaría estar sólo. Se despidió de Itachi y salió para ir a su habitación a dos puertas de la de su hermano.

Los sentimientos bullían de su cuerpo aunque por fin su mente se había quedado en blanco. Ya no sentía calor, ni tan poco sentía frío. La ansiedad en su cuerpo comenzó a aplacarse y su estado de ánimo dejó de titubear, en efecto, estaba triste, pero no ese tipo de tristeza desgarrarte que entrañaba el alma, tampoco aquella desesperante que laceraba el cuerpo, simplemente estaba triste, de la forma que solamente se puede sentir si te quedas quieto y en silencio escuchando lo que tu cuerpo tenuemente clamaba. No iba a llorar, ni tampoco se lamentaría, solamente se dejaría embargar por el apacible sentimiento.

Se quitó la ropa y se acercó al closet a buscar su pijama, un pantalón holgado de color negro y una camiseta vieja de Itachi con el logo de Nirvana. Fue al baño a cepillarse los dientes y a limpiarse la cara, el tiempo se sentía lento pero corría rápidamente, cuando bajó a la sala de estar, su padre estaba ahí viendo las noticias.

—¿Dónde estabas? —le inquirió su padre cuando se sentó a su lado. Sasuke sabía que esas palabras valían como un “Hoy no te había vuelto a ver, hijo”— ¿Ya cenaste?

—Sí… —Sasuke ladeó la cabeza y dejó caer su cuerpo sobre el de su padre— ¿Qué hay para cenar?

—Tú abuela está haciendo no sé qué cosa con carne, ¿hoy puedes comer carne? —Fugaku no parecía muy interesado en ello. Sasuke se acurrucó en su pecho y le rodeó el abdomen con un brazo— Nada que hagas me hará cambiar me parecer con tu castigo.

—¿Estoy castigado? —Fugaku le correspondió.

—Tú que esperabas —dijo con obviedad. Sasuke bufó y gruñó algo inteligible pero no dijo nada más. Fugaku suspiró destensando sus hombros, cuando Sasuke tenía catorce empezó con toda esa etapa de la rebeldía, la verdad, al principio, no lo había cogido tan desprevenido hacía cinco años que Itachi había pasado por aquello, pero, con Sasuke fue diferente, las cosas se tornaron más difíciles y complejas; ya no sólo se trataba de que lo desobedeciera, pronto Sasuke comenzó a retarlo y llevarle la contra en cualquier cosa que le dijera o hiciera.

—No puedes castigarme —le respondió con voz suave. Y ahí estaba, Fugaku ya se lo esperaba. Sabía que su hijo lo hacía de forma mecánica e inconsciente, era algo inherente en él pero no por eso lo dejaría pasar. En el pasado había intentado controlar la actitud de su hijo siendo más rígido e inflexible pero no funcionó, sólo consiguió que su hijo pera incluso más terrible de lo que era, por eso había decidido cambiar de táctica y tratar de entenderlo y tomárselo con filosofía.

—Eso ya lo veremos.

—No, no puede castigarme —Sasuke se sentó sobre el regazo de su padre y puso su cabeza sobre su pecho escuchando el sonido de su corazón, cuando era pequeño le gustaba mucho hacer eso y la nostalgia lo embargó, el corazón de su padre latía tranquilo a compasado.

—¿Por qué? —La voz de Fugaku retumbó con potencia en su pecho repiqueteando sobre el cuerpo de Sasuke —Estás muy raro —Sasuke se sentó al lado de su padre nuevamente.

—Terminé con mi novio —dijo antes de que su padre comenzara a hacer preguntas y es que Sasuke sabía que no podía mentirle porque se daría cuenta y las cosas serían más complicadas en ese caso.

—¿Qué? —Fugaku se levantó del sofá como un resorte, se llevó una mano a la frente y le miró mal tranzando en su cara un rostro severo— ¿Cuál novio?

—Oh vamos, papá. Tengo dieciséis, usted se casó con una mujer de dieciséis —una mujer que por cierto había embarazado.

—Eso no tiene nada que ver, aún eres un niño.

—No lo soy —Sasuke frunció el ceño, le parecía hilarante  y no le encontraba ningún sentido al rumbo que estaba tomando esa conversación.

—¿Y por qué yo no sabía de ese novio tuyo? —Fugaku trató de serenarse pero no pudo. Sasuke le había mentido, o por lo menos él lo veía así, le había ocultado información importante. Entonces comenzó a preguntarse sí Sasuke habría estado con ese novio en todas ocasiones en las que desaparecía sin decir nada a nadie.

—Recuerdas a Shin —no era una pregunta.

Shin había sido el primer “novio” de Sasuke y su único amigo en el middle school, era el tipo de chico que todo padre adora: listo, agradable y respetuoso, aunque Fugaku no se había tomado muy bien su relación. Shin tenía el cabello rubio un poco largo y los ojos oscuros. Tenían trece años cuando, en el medio tiempo de un partido de futbol interescolar, Shin, desde la mitad de la cancha y frente a toda la escuela con una sonrisa tonta en el rostro, le gritó: “¡Sasuke, ¿quieres ser mi novia?!” Y Sasuke fiel a su forma de ser le miró estoico y en silencio un par de segundos notando como la sonrisa en el rostro del chico flaqueaba –en realidad Sasuke tenía mucha vergüenza, todos le estaban mirando expectantes mientras esperaban su respuesta-, hasta que finalmente medio gritó un “Okay”.

Era una relación bastante inocente, su noviazgo estaba definido por el hecho de tomarse de las manos y hacer más cosas juntos, Sasuke ya no se iba a leer sólo en el segundo descanso, permitía que Shin lo acompañara o se sentaba a leer en el patio mientras lo observaba jugar al futbol con sus amigos. Empero, Sasuke juró nunca olvidar el embrollo que se formó cuando un día, Shin, en calidad de novio, había acompañado a Sasuke hasta su casa y, armándose de valor –Sasuke recordaba especialmente su expresión nerviosa acentuado por el sonrojo y lo sudorosa que estaba su mano y cuando lo recordaba se sentía estúpido por no haber previsto las intenciones del chico-, lo besó en el porche de su casa. Casualmente, Fugaku acababa de llegar a casa y al bajar del auto los vio…

—Tienes que aceptar que en ese entonces sí que eras un niño.

—No, tampoco lo era —Sasuke dobló las piernas a ambos lados de su cadera—. No soy un niño papá.

Fugaku resopló y volvió a sentarse, se le notaba tenso y parecía que en cualquier momento se perdería en sus pensamientos, posó una de sus manos sobre la cabeza de su hijo y volvió a levantarse, esta vez con intenciones de retirase.

—Sólo procura no casarte tan pronto, aún eres un niño.

 

***

 

Se sentó en la isla al lado de Itachi, desde ahí podía ver el comedor, una pieza de madera oscura impecable debido al desuso. Nunca comían en el comedor y tampoco solían usarlo, cuando Itachi iba a la universidad lo utilizaba para hacer los trabajos grupales y ahora fungía como mesa de juntas en las reuniones informales de su padre. A veces Sasuke se preguntaba porque simplemente no se deshacían de él y utilizaban el espacio para algo más interesante, pero el comedor siempre había estado ahí junto a la gran puerta francesa que daba al patio trasero y no había nada lo suficientemente adecuado para reemplazarlo.

—¿Y papá? —Preguntó al aire. Itachi estaba más dormido que despierto con la cabeza apoyada sobre la encimera y su abuela le había dejado en claro que estaba enojada con él.

—Algo sobre —Itachi arrastró la última silaba mientras levantaba la cabeza por sobre sus brazos— El sospechoso apareció muerto en Osaka. Vuelvo el lunes. Sasuke castigada. Estás a cargo.

—Hump —a Sasuke eso le sonaba a que no estaría castigado si no hasta el lunes.

—La hija de Sakurai tuvo un bebé anoche —su abuela puso dos vasos de jugo de naranja frente a ellos—, estaré allá todo el día —se devolvió a revolver algo en la cocina y les puso dos platos de huevos con jamón y bacón y acompañados de pan tostado—. Les dejaré dinero para que compren el almuerzo.

—Pero yo hoy voy a trabajar —Itachi sacó los cubiertos del cajón—, Sasuke no se puede quedar sola en la casa.

—Llévatela contigo —Sasuke frunció el ceño su abuela puso una taza de café para Itachi y en cambio a él le dio una  taza de chocolate—. Fugaku no me dio ningún detalle de su castigo y en todo caso no podemos encerrarla aquí —su abuela pareció olvidar su enfado porque le abrazó el rostro estrujando sus mejillas entre su vientre y su mano—. Mi pobre niña sufriendo por amor —se lamentó con un tono melodramático y a Sasuke no le extrañó que su abuela lo supiera.

 

*

 

El sonido estridente de su tono de llamada lo distrajo de lo que hacía. Era Suigetsu. Puso el altavoz.

¡Princesa! —Suigetsu sonó más eufórico de lo que normalmente lo haría, parecía excitado.

—Tiburoncin —la voz de Sasuke no sonó burlesca ni encantada, simplemente utilizó el mote que Zabuza y Kisame le habían dado.

Ja-ja —resopló y pronto recobró el brío— Es viernes.

—¿Y?

Pronto será de noche —se escuchó un fuerte sorbido. Sasuke no dijo nada, realmente dudaba del coeficiente intelectual de su amigo y prefería que él le dejara bien en claro sus intenciones antes de pronunciar palabra—. Será viernes por la noche —la voz de Suigetsu sonó expectante y Sasuke se hizo quien no sabía por dónde iba la cosa—. Jo-der Sasuke ¿en serio tienes dieciséis? No te hagas la puritana, hay que irnos de madres ¡Imagínate! Beber, fumar, ligar, tal vez follar, suena genial ¿eh?

No lo escuches, Sasuke —la voz de Juugo sonó indignada. La voz del muchacho no lo sorprendió, supuso que ese par estarían juntos.

—Hey Juugo.

¿Qué dices Sasuke? ¿Iremos de putas hoy o tu papá no te deja?

—No puedo —respondió y Suigetsu blasfemó. Tranquilamente podría simplemente escabullírsele a su hermano, pero no tenía muchos ánimos para causar problemas—, acompañaré a mi hermano a su trabajo.

Eso es aburrido ¿A dónde iras? —seguramente Suigetsu quería colarse.

—Al Big Boy, mi hermano trabaja allá.

Owww… Owww ¡Tenemos que ir juntos, capullo! —Suigetsu silbó largamente— ¿Crees qué el buen Itachi nos consiga un par de tragos gratis?

—Quizá —Sasuke escuchó un jaleo pero no le dio importancia, a veces creía que Juugo y Suigetsu deberían ser pareja, pasaban más tiempo juntos del que era saludable.

Hola Sasuke —la voz tranquila de Juugo lo hizo detener sus acciones— ¿Qué haces?

—Unto rebanadas de pan con mermelada.

Suena bien —Juugo calló y Sasuke también lo hizo— ¿Crees qué podríamos vernos en el trabajo de tu hermano? Ya sabes, Suigetsu, tú y yo.

—Okay.

Cool —la llamada se cortó y Sasuke reuntó el pan.

Juntó los panes en parejas y se preparó para encarar a su hermano. Había sentido la mirada penetrante de Itachi mientras hablaba e incluso pudo intuir el gesto divertido que evocó su rostro mientras escuchaba. Tomó el plato en una mano e hizo su mejor cara de circunstancias preparándose para encarar a su hermano.

—Tus novios están desesperados por verte —arrojó Itachi mordaz.

—Que te den, Itachi. Que-te-den.

—Ya te gustaría a ti eso —Itachi bajó la mirada a su celular y rio solo un minuto para volver a ver a su hermano— ¿Y cómo se la arreglan los tres? ¿Se turnan o es que te van los tríos?

—No digas guarradas —profirió Sasuke irritado y le abofeteó con el pan.

—¿Qué? —se hizo el inocente— No te hagas el puritano Sasuke, al parecer hoy beberás, fumaras, ligaras y tal vez follaras… Pero te insulta que tu querido hermano mayor te pregunte sobre tu vida sexual.

—¿Estás celoso? —Sasuke curvó los labios en una sonrisa maliciosa— Porque ya sabes, siempre puedes tener a Kisame para que te caliente la polla.

—Sasuke —chilló.

—¿Qué? —está vez fue su turno de hacerse el inocente— Todos sabemos que el lleva años cacheteando las banquetas por ti y, además, a tus conquistas les falta un algo de pene.

—De todas maneras —Itachi mordió el pan.

—No seas remilgado, intenta ser gay. Te aseguro que lo disfrutaras —le guiñó un ojo y rio.

—No me importa que sea hombre.

—¿Entonces? —Sasuke se inclinó hacía su hermano— Dale una oportunidad, prueba algo nuevo —Sasuke esperó que Itachi dijera algo, pero él se mantuvo en silencio con la mirada fija en su celular aunque sabía que desde su posición Sasuke ya había notado que la pantalla estaba bloqueada— ¿Itachi? —su hermano le rehuyó aún más— ¿Te acostaste con él? —preguntó suavemente. Itachi no dijo nada pero en la forma tan significativa en la que lo miró, Sasuke supo que la respuesta era sí— ¿Y quién estaba arriba?

—¿Acaso importa? —Itachi mordió el supuesto sándwich.

—Eso me suena a que fue Kisame —estrechó los ojos con malicia y recorrió con la vista el cuerpo de su hermano.

Itachi le sonrió jovial y dejó el pan en el plato.

—¿Qué quieres almorzar?

 

*

 

Sasuke había dicho expresamente que quería comer comida china, pero de alguna manera terminó con hamburguesa, papas y Coca Cola en el Big Boy. Con voz baja y medio susurrada le comentó a su hermano el altercado con el stalker del metro, fue bastante descriptivo con la escena y no dudo en comentarle a Itachi todos los temores que se habían instaurado en su ser a partir de ese episodio. Itachi había reído y luego con su característica voz templada le había dicho que no se preocupara, que las probabilidades de volverlo a ver en una ciudad tan grande y habita como Tokio eran una en un millón. Además, le había dicho, “Él no tiene forma alguna de demostrar que eres un hombre.”

Era muy temprano para que el lugar diera muestras de estar abierto, los empleados habían empezado a limpiar y organizar el lugar. Nadie había pedido a Sasuke que colaborara y él no se ofrecería, así que aprovechó la tranquilidad del momento para retomar su línea de pensamientos en donde la dejó la noche anterior. Sentado con las piernas cruzadas sobre una mesa, mientras fingía mirar a Kisame acomodar el bar, la mente de Sasuke conjuró el nombre que se había tatuado durante los últimos seis meses, pero esta vez con la intención de borrarlo o por lo menos esclarecer la marca. Recordando que el día anterior él había llamado a Minato justamente para hablarle de sus preocupaciones sobre su delis de estupidez, notó en sus acciones un patrón. Su interés sexual por Minato se había acrecentado cuando su hermano decidió irse a Italia y el sentimentalismo vapuleó  su relación cuando empezó a ver en Minato un amigo incondicional, alguien que lo escuchaba y que nunca lo juzgaba ni criticaba. Era una relación perfecta, pero Sasuke no quería sólo un amigo.

Un mes después, tras insipientes juegos de palabras, provocaciones y caricias accidentales, Sasuke, dueño de sí mismo y consciente de lo que iba a ser y lo que implicaba se acostó con el hombre. Esa tarde Minato lo besó y le dijo que lo amaba.

Tenía tantas preguntas en su cabeza y por más que le daba vueltas y vueltas al asunto, en su mente no había cabida para ninguna respuesta. ¿Minato lo amaba? O, como él creía ¿sus palabras de amor no eran más que un mantra que evocaba para clamar los demonios de la inmoral culpa? Sasuke no sabía que creer, una cosa era lo que él pensaba, siempre tan sinuoso y desconfiado, y otra cosa era lo que realmente sentía Minato.

Suspiró y enfocó realmente su mirada en Kisame. El chico tarareaba una extraña canción que reproducían en la radio mientras sacudía y acomodaba algunas cosas sobre el mesón. Sasuke lo miró perpetuo. Kisame era un hombre grande y fornido, era tres años mayor que Itachi y no se podía considerar como alguien guapo pero tampoco desagradable, era hosco en sus maneras y compartía con los miembros de su familia esa forma turbadora y fastidiada de ser. Se levantó de la mesa sorteando a un par de camareros que iban y venían por el lugar y se sentó en la barra.

—Pequeña Sasuke —Kisame le estaba dando la espalda pero no dudaba que hubiese presentido su llegada teniendo en cuenta que lo había estado mirando fijamente.

—Kisame —Sasuke sonrió pero al instante recompuso el rostro en una expresión serena e imperturbable. Estaba cansado de pensar en Minato, la mente se le embotaba de pregunta tras pregunta y terminaba incluso más confuso de lo que ya estaba— ¿Qué hay entre mi hermano y tú?

—Somos amigos Sasuke —Kisame se dispuso a limpiar la barra de madera evitando mirar directamente a Sasuke.

—Desde aquí —señaló Sasuke—, no parecen simplemente amigos.

—¿Qué? —en la voz de Kisame exaltó el pánico.

—Lo que escuchaste —Sasuke apoyó las manos en la barra impulsándose hacia arriba—. Sé que te acostaste con Itachi.

—¡Sasuke! —las mejillas de Kisame se sonrojaron y su voz bramó con histeria deleitando a Sasuke con la imagen— No digas ese tipo de cosas.

—¿Por qué? —los ojos de Sasuke desbordaron fingida inocencia— Te acostaste con mi hermano y ahora fingirás que eso nunca pasó.

—Tú no lo entiendes —Kisame pareció recobrar el temple cosa que desilusionó a Sasuke, tenía pensado crisparle los nervios—, aún eres una niña inocente.

—No soy una niña —el gesto de Sasuke se endureció en el acto— y no tengo nada de inocente.

—No digas eso, pequeña —Kisame retomó sus oficios—. Para nosotros siempre serás una niña.

—Para mí Itachi era hetero…

—¿Qué es lo que realmente quieres saber?

Sasuke frunció los labios y resopló, ese no era lo que él esperaba, pero prefirió dejarlo ser, siempre podría causar un poco de estragos con Suigetsu.

—¿Quieres detallarme el cómo copulabas con mi hermano? —fingió un gesto de vergüenza que hizo que Kisame se abochornara y empezara a balbucear— ¿Quién estaba arriba?

—Itachi —dijo, pero sus labios se tornaron una filada y ruin sonrisa que le dejó a Sasuke muy claro quien penetró a quien.

Sasuke no puedo imaginarse al remilgado de su hermano sonrojado y sudoroso moviéndose sobre el miembro de Kisame, con el cabello suelto vaporeándose en donde no lo tenía pegado a su ardiente piel, los ojos cerrados, la boca abierta y su lengua chasqueándose en cada gemido. Bueno, si puedo. Y maldijo a Kisame por la imagen mental.

—¡Itachi! —gritó— ¡Nii-san! ¡Nii-san!

—¿Qué sucede, Sasuke? —Yahiko le haló del brazo y lo encaró— ¿El pervertido de Kisame te hizo algo?

—No —Sasuke juntó sus manos encantado—, algo mucho mejor.

Kisame bufó y rumió una que otra maldición.

—No tengo ningún pervertido interés con una niñita.

—No —aceptó Yahiko—, pero si con sus hermanos —Sasuke ya lo había dicho, Kisame no fue muy bueno disimulando su interés por Itachi.

—Como quieras —bufó Kisame y les dio la espalda.

—No le hagas caso —le dijo Yahiko apartándolo del bar—, es menos intimidante cuando lo conoces.

Sasuke asintió.

—Lo sé —así mismo eran Zabuza y Suigetsu—, como un caramelo relleno.

—Si. Exacto —Yahiko lo condujo afuera del Big Boy y una vez en la acera se detuvo—. ¿Te gusta el Jazz?

—Podría decirse.

—¿Has oído a Ray Charles? —y Sasuke intuyó por donde iba la cosa.

—No acompañaré a Deidara en Hit the roud Jack.

—No tenía eso en mente —Yahiko pareció divertido. La relación entre Sasuke y Deidara podría definirse como algo parecido al odio a primera vista—. El jazz suena mejor cuando es cantado por mujeres. Sensuales mujeres. Sensuales mujeres de voz grave.

—Ya entendí —Sasuke se dio la vuelta sugiriendo que volvieran a entrar—, esta vez no será gratis.

—Está bien —Yahiko suspiró—, te llevaré a comer crepas aquí al lado.

Sasuke frunció el ceño e hizo un mohín de no entender.

—¿Cuántos años crees que tengo? —le reprochó. Todos se habían empeñado en tratarle como a un niño.

—Yo quiero que seis, pero sé que no es cierto —Yahiko le pasó un brazo por los hombros y lo condujo al local de al lado—. Siempre quise tener una hermanita —confesó—, me gustaría, como Kisame, haberte conocido desde que eras una chiquilla.

—No me gusta que me trates como tal —dijo mirándolo por el rabillo del ojo—. Dejé de ser una niña hace mucho tiempo.

—Genial, me arruinaste el encanto —Yahiko se llevó una mano al pecho—. Quería pensar que llegarías virgen al matrimonio.

Sasuke le dio un codazo y resopló batiéndose el cabello. Ese había sido su límite, estaba harto. Harto y cansado. No quería que lo siguieran tratando como un niño, no eran tan sólo las últimas veinte horas en las que había sido tratado con la deferencia de un infante. Sasuke sabía que todos lo veían como un chiquillo, vulnerable, inocente y maleable; pero no era así. No entendía la razón por la que todos se empeñaban en ensalzar su escasa edad e igualarlo con un ser pueril, empero, supuso que había algo en su comportamiento, en su forma de actuar y presentarse así mismo que inspiraba en los demás aquel proceder.

—No —estaba azarado—. Basta.

Debía cambiar. No sabía cómo, pero si comenzaba a jactarse de los beneficios propios de un adulto, tal vez, tan sólo quizás, las personas comenzarían a verlo como tal, y, para ello, debía deshacer de aquellos remilgos de inocencia que los demás apreciaban en él.

—¿Qué sucede? —Yahiko frunció el ceño antes de volverse a la empleada de la caja y pedir dos crepas de avellanas y fresas sin consultárselo— ¿Cuál es el problema de querer consentirte?

—Exacto —Sasuke se cruzó de brazos—, no entiendes el problema.

Yahiko le quedó mirando frustrado mientras fruncía los labios, naturalmente Sasuke comenzaba a impacientarlo y con pesar Sasuke tuvo que aceptar que tal vez ese sería su mejor talento.

—Las mujeres son demasiado complejas. No escatiman en resaltar problemas, pero nunca sugieren soluciones —Yahiko le tendió la crepa indicándole que retomaran su rumbo.

—No me gustan las cosas dulces.

—Estás siendo desagradable —bufó realmente exasperado.

—No me disculparé por ser quien soy.

Yahiko suspiró y destensó los hombros, encantando a Sasuke con su actitud despreocupada y sencilla.

—Te dejo —anunció sin moverse ni intentar superarse—. Supongo que tuviste un mal día —le tomó la mano con una sonrisa y le puso el paquete donde se envolvía la crepa en ella y, con su otra mano, le acarició el cabello—. Compórtate —le dijo cuándo se fue.

Apretó el dulce en su mano bastante frustrado. Él no era un niño o por lo menos no quería serlo y aunque pretendería ser un adulto, tampoco llegaría a serlo. Era un sentimiento ambiguo y malogrado, evocado por su mente que no podía diferir quien era ni se hacía una imagen de quien quería ser. Él era Uchiha Sasuke, pero… ¿Quién es Sasuke?

Se encaminó a la parte trasera en busca de su hermano. ¿Quién era él? ¿Quién había sido? Y ¿Quién quería ser? Sasuke se reconocía diferente en cada una de las etapas de su vida, un niño alegre e inquieto, un preadolescente tranquilo, un adolescente rebelde y problemático e incluso el mártir amante del doctor Namizake Minato.

Suspiró.

Minato, clamó su mente con el anhelo de quién lleva mucho tiempo implorando algo. Entonces, Sasuke supo casi un segundo después, que él siempre lo había implorado y nunca había dejado de hacerlo, porque a la final, nunca lo había tenido. Minato nunca fue suyo, pero Sasuke aún se sentía de él.

 

 

***

 

—Es-to —Suigetsu señaló con sus ojos su derredor—. Me encanta Sasuke, has vuelto en ti pero con más potencia —dio otra calada y dejó salir el humo en una carcajada extasiada—. Me alegra saber que no eres una mojigata.

Sasuke le miró mal pero no dijo nada simplemente se dejó caer sobre la pared y alzó la vista a la nada. Suigetsu había cumplido lo prometido, Sasuke ya había consumido un poco de alcohol pero no lo suficiente, habían salido a hacer un alto mientras se ambientaban o esa fue su excusa, habían salido un momento porque Suigetsu había insistido en presenciar lo que él llamó “un pequeño milagro”.

—Eres un imbécil, Suigetsu —Sasuke sonrió ante eso. Le gustaba aquel lado oscuro y hostil que habitaba en Juugo.

—Nada de eso —Suigetsu hizo un brusco ademán con las manos—. Hoy Sasuke se reivindicara en el lado oscuro.

—Tranquilízate Dark Vader —Sasuke rompió el mutismo en el que se había instaurado—. No es para tanto.

—Tú no lo entiendes —exclamó un poco menos eufórico. Así era Suigetsu y Sasuke reconocía que aquello era justamente lo que le gustaba de él, además de su indetenible espíritu rebelde, para Suigetsu era mucho más importantes aquellas cosas que para todos resultaban insignificantes y se hacían sin siquiera premeditarlo.

Juugo se recostó en la pared junto a Sasuke disimulando en cada mirada que le regalaba y suspirando en densas exhalaciones de humo.

—No tiene nada de especial —agregó Juugo—, sólo está inhalado cáncer en pequeñas porciones de tranquilidad.

Suigetsu frunció el ceño disgustado.

—No es la acción, se trata del significado figurativo.

—No consigo entenderte.

—No necesito que me entiendas —Suigetsu apagó el cigarrillo contra la pared e instantáneamente encendió otro—, basta con que yo me entienda.

—Eso no tiene sentido —esta vez refutó Sasuke— ¿Cuál es el sentido de comunicarse si nadie entenderá el mensaje que quieres hacer llagar.

—Si las personas no me entiende ese es su problema.

—No, en realidad, es el tuyo.

 

*

 

El lugar estaba atiborrado de gente. El sonido de la música y las fuertes charlas entre amigos, y, el olor de la comida y del alcohol, se atropellaban en sus lánguidos sentidos. Había bebido de más, pero eso no le importaba porque en el sentido marginal de cada trago se sentía menos como un niño, como si en el ardor del licor incendiando su cuerpo incinerara aquella parte de él, la más pueril e inocente, de la cual se quería deshacer. Juugo volvió a la mesa y, gracias a su identificación falsa y al hecho de que nadie dudaría que tuviera veinte años, les entregó la siguiente ronda, tres estilizadas copas, de brillante y colorido contenido con sus bordes adornados con algunas frutas. Sasuke supuso que eran cócteles de frutas, tomó su copa y le dio una mirada extrañada, aquello distaba mucho a lo que anteriormente habían estado tomando.

Legalmente hablando, no vendían licor a menores de edad, pero siempre se podía tener una id falsa o pedirle a un adulto que lo comprara por ti, era muy sencillo, según le había contado Juugo y Sasuke no pudo evitar preguntarse por qué no lo había hecho antes. Probó la bebida y su lengua entumecida se embargó del sabor palpando cada uno de los ingredientes, eso no tenía alcohol.

—Kisame —empezó a explicar Juugo luego de que Suigetsu prácticamente escupiera su jugo— dijo que ya habíamos bebido mucho y que en este lugar no se le daba alcohol a menores de edad.

Sasuke sabía que eso no iba a funcionar, aunque se sorprendía cada vez que Juugo llegaba a la mesa con una ligera sonrisa y las copas en las manos. Suigetsu había insistido en que fuera Juugo quien comprara el licor temiendo, que al ser su primo el barman, al verlo le contara a su padre. No era que Suigetsu temiera a su padre, sino no sería como era; Suigetsu, en realidad, no quería que su padre creyera que tenían algo en común, puesto que luego de la muerte de su madre, Mangetsu, el honorable teniente de las fuerzas armadas de Japón, sucumbió a la bebida.

—Ustedes siempre están juntos ¿cómo creíste que vería a Juugo y no pensaría que tú estás con él?

—¡Haz algo, Sasuke! —chilló Suigetsu bastante borracho.

—¿Y qué podría hacer ella? —En cambio Juugo se veía bastante fresco y sereno, como si no hubiera consumido ni una gota y se hubiese dedicado a emborracharlos.

Sasuke se lo tomó como un reto; era algo ingénito, si alguien se atrevía a insinuar que no podría hacer algo él inmediatamente buscaría la forma de demostrarle lo contrario. Se levantó un poco tambaleante y caminó hacia la barra.

—Hola —le dijo a Kisame sentándose.

Kisame bufó y le regaló su mejor cara de circunstancias.

—¿Qué se supone que estás haciendo, Sasuke? —Sasuke giró su mano de forma circular en la muñeca— No deberías juntarte con Suigetsu, a la larga él no es buena compañía.

—¿Y acaso tú si lo eres para Itachi?

—Eso no está a coalición.

—Esto tampoco —bufó.

Kisame dio la vuelta para atender a un hombre y luego poso su mirada cansada nuevamente en Sasuke.

—Puede que ahora te parezca divertido —le advirtió dejándole una copa de extraño liquido ámbar al frente—, pero en unos años te arrepentirás.

Sasuke no dijo nada, ni siquiera tomó en cuenta sus palabras, mientras fuera joven y no tuviera responsabilidades él haría lo que quisiera. Tomó la pequeña copa y la bebió de un tajo.

—Capullo —siseó aquello era un concentrado de frambuesas.

—Niña —un hombre joven de cabello alocado y gris a dos butacas de él lo llamó. Sasuke frunció, estaba harto de que todos lo trataran de esa forma, iba a proferir algo cuando el hombre desplazó hasta él un vaso con hielo y un líquido café que parecía ser wisky.

Sasuke le dedicó una mirada recelosa y frunció los labios.

—Tienes cara de también necesitarlo —el hombre se encogió de hombros.

Un tanto menos desconfiado recibió el trago que le ofrecía, bebió de la copa y se deleitó con el ardor áspero que bajaba por su garganta. Tosió un poco y volvió a beber, este segundo trago lo bebió con los ojos fijos en el hombre quien tal vez lo drogó o quizás esperaba algo a cambio del wisky, o eso pensó, hacia horas que a su mente había perdido la razón y la claridad.

—No soy una niña —su lengua entumida hizo torpes aquellas palabras.

—Que bueno —le sonrió el hombro bebiendo el también. Sasuke se sintió extraño y fuera de sí. Creía que luego de terminar su relación con Minato él volvería a ser como siempre y por fin retomaría el control de su vida, pero se equivocó, nuevamente estaba ante un Sasuke que no conocía, porque de si de algo estaba seguro, era de que no era él mismo Sasuke que odiaba el olor del cigarrillo y le parecía algo supremamente estúpido consumir alcohol para perder la razón de ti mismo—. ¿Y qué haces aquí? Es muy tarde y no se supone que una joven como tú esté a estas horas en la calle… a menos que busques cosas que puedan avergonzar a tus padres.

Sasuke le miró extrañado. No entendía de qué iban sus palabras, más que nada, porque no las encontró como una insinuación.

—¿Acaso importa? —Sasuke dejó que una sonrisa lánguida floreciera en sus labios.

 

*

 

El aire entraba frío por sus fosas nasales y salía candente por su boca. Exhalaciones, gemidos, suspiros. Arqueó la espalda y crispó los dedos dejando se embargar por aquella sensación electrizante que a ratos lo sofocaba y en otros lo hacía sentir libre. No habían palabras de amor ni tiernos besos, los susurros en su oído le revelaban palabras obscenas o aturdidos gemidos y tuvo que aceptar que él cambio le agradaba e incluso se permitió pensar que no le gustaban los compromisos.

Sasuke despertó en la mañana y, al contrario de lo que muchos afirman, al recorrer con su mirada el lugar donde se encontraba, no se sintió perdido ni confundido ni desorientado, es más, estaba bastante consiente de donde estaba. Se levantó de su cama y buscó su ropa, se sentía bastante incómodo al tener que usar la misma ropa de ayer pero no podía simplemente tomar una ducha y cambiarse. Entró a lo que identificó como el baño de la habitación, se lavó la cara y utilizó el enjuague bucal. Suspiró y salió de la habitación con la cabeza un tanto aturdida.

—¿Eres un hombre, cierto? —apenas abrió la puerta se encontró con Kakashi en la cocina, no recordaba que el lugar fuera tan pequeño. Sasuke asintió y se sentó en una de las sillas del pequeño comedor— Estaba tan borracho que creí que lo había imaginado y no creí que fuera bueno que lo comprobara mientras dormías.

—¿No te molesta? —Sasuke lo miró servir lo que parecía desde su lugar huevos revueltos.

—No —dijo simple—, me gusta mucho tu cuerpo —le tendió un par de pastillas y un vaso de agua—. Lo bueno de ser tan joven es que no amaneces con resaca.

Sasuke aceptó lo que le ofrecía y tomó las pastillas, se sentía un poco intimidado por actitud despreocupa con la que lo trataba por lo que prefirió no decir nada. Kakashi se movía con confianza por la cocina moviendo eso y aquello y calentando alguna que otra cosa.

—No sabía que te gustaba —le dijo mientras comenzaba a poner muchos platos sobre la mesa, los huevos que había visto antes, bacon y tocino, waffles con frutas y una trozo de torta de chocolate— ¿Leche o jugo de naranja? —preguntó levantando en una mano cada una de las opciones.

Sasuke repasó la comida frente a él y luego a Kakashi. Era absurdo. Tan absurdo que le causo gracia.

—¿Acaso quieres engordarme? —expresó divertido señalando con la cabeza el empaque de jugo de naranja.

—Me has descubierto —rio sentándose a su lado—. Hago esto todo el tiempo, seduzco chicos inocentes para llevarlos a mi casa, les doy buena comida hasta engordarlos y luego los meto al horno y hago un rico pastel de chocolate. Esta chica de aquí —le señaló la porción de torta—, se llamaba Rin, era buena —le sonrió—, pero no tanto como tú. No podía hacer esa cosa con las piernas.

Sasuke le sonrió coqueto y se mordió el labio inferior.

—Lo sé, ya me lo han dicho —apartó el plato de bacón y tocino tendiéndoselo a Kakshi—. Hoy no puedo comer carne.

—No se lo diré a nadie —Kakashi le devolvió el plato y lo alentó a comer mientras el hacía lo mismo— Oye Sasuke —le llamó— ¿cuántos años tienes? A la luz del día luces como uno de mis estudiantes —si Kakashi había pasado todo la mañana pensando en eso no lo había demostrado.

—¿Eres profesor?

—Sí, de preparatoria. Pero ese no es punto.

—Tengo dieciséis —Sasuke revolvió un poco sus huevos—. Estoy lo suficientemente grande para que no seas catalogado como pedófilo.

—No sé por qué no te pregunté eso antes de traerte acá.

—¿Te sientes culpable? —Sasuke lo miró de reojo.

—Por supuesto que sí —dijo esta vez con algo de brío—, eres un niño pequeño.

—Pues anoche no parecías molesto por eso.

—¿Cómo iba a estarlo? Estaba borracho y con mi pene caliente estaba erguido entre tus piernas —Kakashi hizo una pausa—. No me malinterpretes, Sasuke. No me arrepiento, la pasé bien, pero estando en mis cinco sentidos comienzo a parecerme que estuvo mal.

—Si te sirve de consuelo, no te aprovechaste de mí.

—La pasamos bien anoche —asintió Kakashi.

Notas finales:

Repasando el capitulo lo encuentro poco emocionante, no sé y falto de sentimiento, pero en fin.

¿Creen que debería hacer todas las advertencias del fanfic? O prefieren quedarse a la expectativa.


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