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Lolita por Kuran Mikaode

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Notas del capitulo:

Hola~

No he querido que pase más de un año así que me he apurado a traer el capítulo, trataré de tener el capitulo para el próximo fin de semana.

Quiero agradecerle a Cotechan, a quien no le he respondido su hermoso review porque me prometí hacerlo con el próximo capítulo y a FuneralOfTheHumanity por sus porras cuando, hace qué ¿casi un mes? perdí este capítulo por una tonteria. Aunque siento que me ha quedado flojo.

Capítulo trece.

Algo más que amigos 

Sasuke se levantó esa mañana de mal genio. Cada vez que recordaba que Neji Hyuuga osó a besarlo en el porche de su casa, sus cejas sentían la repentina necesidad de unirse en su frente. Mientras se cepillaba los dientes continuó enfadado. Hyuuga le había tomado por sorpresa, no le había dado tiempo de prever sus movimientos y mucho menos de detenerlo. Durante el desayuno, el comentario de su abuela no hizo más que acrecentar su disgusto.

—Ese chico de ayer —dijo con tono cómplice regalándole una larga mirada— me gusta para ti.

Sasuke se limitó a mirar a su abuela sin decir nada. Estuvo a punto de lanzar un ácido comentario, pero no se atrevió a acabar con la serenidad que reinaba el ambiente.

—Yo no lo encuentro excepcional —añadió su padre sin bajar su taza de café de la altura de sus labios. Sus palabras sonaron mesuradas, quizás temiendo que Sasuke reaccionara de igual forma que cuando mencionaba a Shin—. Es muy mayor.

Su abuela sonrió entre divertida y enternecida.

—Sólo son un par de años —rio. Parecía encantada con la idea de agregar a Hyuuga a la familia—. Es todo un caballero galante —su abuela miró a su padre y a su hermano para luego centrar sus ojos en él, estaba un poco sonrojada y podía leer el azoro en su mirada—. Anoche… No fue mi intención has de saber —su Umiko aclaró rápidamente—; pero me gustó mucho la forma tan dulce y romántica con la que se despidió de ti.

Y ahí estaba, lo único que le faltaba, su abuela recordándole aquel maldito beso justo cuando había decido ser una persona medianamente madura. Sasuke frunció los labios y dejó caer su cuerpo hacia atrás sofocado. Quería que Umiko-obasan le agradase, pero ella muchas veces no le colaboraba.

Su padre frunció el ceño y apuró su tasa de café. No parecía a gusto con el rumbo que estaba tomando aquella conversación y, ni siquiera, se esmeró en ocultarlo. Se levantó de la mesa y le regaló una segunda mirada que consiguió apabullarlo y avergonzarlo en igual medida. Bajó la mirada y se concentró en observar su sándwich mientras escuchaba ausentemente como su abuela e Itachi se levantaban de la mesa y se despedían con un vago «¡Hasta luego! Pórtate bien». Que se jodieran todos, él se portaría como le diera la gana. Con ese agrío pensamiento, Sasuke se levantó de la mesa abandonando su desayuno y se encerró en su habitación.

—Recuerda que aún estás castigado —le advirtió su padre desde el genkan mientras subía las escaleras.

Entró a su cuarto y cerró la puerta con pestillo aun cuando sabía que se encontraba solo en casa. Se lanzó con poca gracia sobre la cama y se quedó mirando el espejo de cuerpo completo que había en su habitación. Sasuke solía verse en el espejo con la esperanza de que algún día en la imagen que reflejará aquel cristal pudiese encontrarse a sí mismo. Se sentía escondido, replegado, su alma no bullía sobre su cuerpo. Como si simplemente estuviese siguiendo el guion de una película en la que, definitivamente, no se narraba su vida.

Maldijo a Uchiha Mikoto una y mil veces por haber muerto endilgándole su vida, condenándolo a una vida de inseguridades y el inevitable pensar del hubiera. Se sentía, simple y llanamente, como su remplazo, eso y nada más. Un mediocre actor secundario en la espera del momento preciso para robarse el protagonismo.

Lloró de ira y frustración como hacía mucho no lo hacía. Ni siquiera él mismo sabía lo que realmente quería. No lograba comprenderse. No podía ponerse en sintonía con su mente y sus sentimientos. El sentirse diferente le hacía vulnerable, paranoico, e inseguro por el temor al rechazo.

No se sentía suficiente.

Era un ser a medias migajas, sin nada que ofrecer. No sabía de donde sacaba el coraje y la fuerza para mostrarse implacable, rebelde e indomable. La mayoría del tiempo lo único que quería era esconderse bajo sus sabanas y dejar el tiempo correr, que el mundo siguiera su curso ignorando su existencia.

—Ya entiendo por qué mi papá me puso un psicólogo —se dijo en medio de una carcajada irónica. Era simplemente lamentable.

Se levantó de la cama con la intención de no darle a sus permanentes y lúgubres pensamientos más importancia de la que realmente tenían. Tomó su celular para encender el reproductor de música y no pudo evitar pensar en el destino cuando en aquel preciso instante le llegó un mensaje de Naruto “cabeza de piña” Uzumaki.

[Naruto, 08:45]

«No puedo dejar de pensar esos cortos shorts de encaje negro

PD: Estoy en la entrada»

Sasuke no puedo evitar mirar su insulso vestido negro y sonreír. Se recogió el cabello y bajó las escaleras para dirigirse a la puerta, tomó un momento antes de abrir y nada más tuvo aquella alborotada cabellera rubia frente a sí, comenzó a cantar:

—Well you only need the light when it´s burning low… Only miss the sun when stars to snow… Only know you love her when you let her go. Only know you’ve been high you´re felling low… Only hate the road when you´re missing home… Only know you love her when you let her go… And you let her go~

—Maldita traidora. Yo que venía todo ilusionado, ni creas que eso lo va a compensar —profirió Naruto frunciendo los labios.

—No puedo creer que en serio creíste que me iba a vestir de esa forma sólo porque tú me lo pediste.

Naruto rodó los ojos y bufó.

—Te he visto usar ropa incluso más impropia. Acéptalo no tienes un cortísimo short de encaje negro.

—Está bien, me has atrapado —dijo con una sonrisa. Naruto era tan natural y espontaneo.

—Nada de eso Uchiha —berreó Naruto señalándole de forma acusadora—, a mí me gusta que me cumplan las promesas.

Sasuke se encogió de hombros restándole importancia mientras daba un par de pasos hacia atrás permitiéndole a Naruto entrar a la casa. Le miró fijamente mientras esperaba a que el chico se quitara los zapatos. Se sintió irreal, estaba en el genkan de su casa de una u otra forma contento por ver ahí a Naruto, la persona que hace tan sólo un par de semanas decía odiar, o, por lo menos, aborrecía tremendamente su presencia. Con sus dedos, peinó sus cabellos hacia atrás tratando de alejar la ansiedad que comenzaba a bullir en su cuerpo. No quería ver a Naruto como el reemplazo de Minato; y es que era cierto lo que le dijo a Haku aquella vez: Minato y Naruto eran total y absolutamente diferente. Además de los rubios cabellos y aquel par de ojos azules, no tenían nada más en común. Así de simple.

Pero si realmente pensaba aquello, ¿por qué ahora se sentía tan confundido?

—¡Sasuke!

Sasuke fijó su vista nuevamente en Naruto agradeciéndole que le salvara del rumbo que estaban tomando sus pensamientos.

—¿Qué haces aquí tan temprano? —su voz sonó mucho más apática de lo que quería. Pero aun cuando sabía que se encontraba ahí, comenzaba a sentirse lejano.

Agarró sus manos tratando de canalizar su ansiedad notando, por la forma en la que Naruto frunció el ceño, que comenzaba a picar su mal genio.

—¿Siempre eres así de hospitalario? —le espetó Naruto mirando derredor, concentrándose en la decoración de la casa y no en lo insufrible que Sasuke era el 99% del tiempo.

Levantando se podía ver el gran espacio abierto que abarcaba el salón, el comedor y la cocina. Parecían salidos de una de las revistas de diseño de interior que su mamá quisquillosamente guardaba en la repisa de la sala. No había fotos ni detalles muy personales. Aun así, invitándose a sí mismo, decidió seguir explorando el lugar. La cocina aun cuando pareciese de revista, tenía un montón de accesorios e implementos que le daban un aire cándido y hogareño.

—Tienes una linda casa —dijo sintiendo a Sasuke a sus espaldas.

Sasuke le rosó coquetamente un hombro y apretándolo un poco susurró en su oído:

—Y eso que aún no conoces mi habitación.

Y era justamente eso lo que a Naruto le atraía de Sasuke, le era sumamente impredecible y, sin lugar a dudas, extremadamente encantador en sus etapas. Le gustaba la forma coqueta y atrevida que tenía para conducirse; sus imprevistos ataques de mal genio; sus extraños momentos amables; y sobre todo, esos momentos donde era simplemente impasible. Entonces Naruto comprendió que Sasuke le resultaba increíble por el simple hecho de ser Sasuke, por nada más, era justo eso lo que le cautivaba de él.

Se giró para observar a Sasuke y con el ímpetu de un puberto acunó sus mejillas entre sus manos y le besó. Le besó porque eso era lo que quería, era justamente eso lo que estaba esperando y porque era algo que constantemente deseaba desde que lo hizo por primera vez.

Le besó suavemente al principio, pretendiendo ocultar su ansiedad, mientras le acercaba cada vez un poco más a su cuerpo, concentrándose en sentir su calor y en acariciar sus labios. Descendió sus manos de su rostro acariciándole cuello y los hombros dejando que la abrumadora excitación que le provocaba estar con Sasuke de esa forma desplazara la ansiedad. Haló del labio inferior de Sasuke mordisqueándolo un poco, para luego introducir su lengua en su boca acariciando lentamente todo a su paso.

Sasuke se estrechó a su cuerpo estremeciéndose un poco y dejando que su lengua jugueteara con la de Naruto, al principio con cierto grado de timidez que únicamente consiguió que la excitación del otro aumentara.

Naruto acaricio su cintura con vehemencia desplazando sus manos lentamente –y no, sin algo de recelo- hacia sus caderas. Temía que Sasuke lo detuviera en cualquier momento. Empero, Sasuke afianzó sus manos sobre sus hombres y le rodeo las caderas con las piernas. Naruto rio con sorpresa y Sasuke le correspondió con una suave sonrisa. Volvieron a besarse, esta vez con un sentimiento extraño embargando su cuerpo.

—Vamos a mi habitación —murmuró Sasuke besando el lóbulo de su oreja.

Naruto asintió y permitió que Sasuke desabrazara sus piernas y le tomará de la mano para conducirlo a su habitación. La mano de Sasuke era fría, pero por alguna razón le dejaba un tacto caliente. Subieron las escaleras que daban a la segunda planta. El ambiente era totalmente diferente. Lo primero que les recibió fue un ancho pasillo cuyas paredes estaban adornadas con fotos y retratos y, además, habían dos mesas con algunos adornos y un motón de portarretratos. Naruto se sintió extrañado y confundido en un principio, pero el sentimiento fue remplazado en un parpadeo por la curiosidad.

Detalló fotos de Sasuke con su padre y hermano, con su abuelo, del hermano de Sasuke con el chico del supermercado. Tal vez eran familiares. Distrajo su recorrido por los retratos sobre la mesa para subir su vista y toparse con un gran cuadro, en el que se podía ver a Sasuke imitando la pose del pequeño gato negro a su lado, vistiendo un diminuto y ajustado vestido negro, sobrepuesto por una chaqueta de cuero negra; llevaba las piernas completamente desnudas. Su cabello -unos centímetros más corto que ahora-, lucía un corte destilado y algo desordenado en comparación con el estilo perfectamente lacio que llevaba ahora, adornado con un diadema de metal plateado en forma de orejas de gato que centellaba ante la cámara.

—La tomaron hace un año, en mi cumpleaños número quince —dijo Sasuke detrás de él.

Naruto asintió.

—Lucías arrebatadora —no se aguantó en decirle.

—Gracias Naruto —dijo Sasuke con un retintín en la voz que le hizo arrepentirse de haberlo dicho—, ya sabía yo que te hago babear.

—Si tú no te esforzaras en seducirme todo el tiempo… —Naruto le devolvió la pulla algo divertido.

Sasuke le golpeó suavemente con sus caderas y Naruto volvió a bajar la vista a los porta retratos. Habían una foto de Sasuke en secundaria con él que Sasuke le dijo fue su primer novio. En medio de las fotos, una en especial captó su atención, ubicada en la esquina solamente la detalló cuando iba a pasar a la siguiente mesa. Era una foto de Sasuke con su padre.

Su padre sonreía ampliamente mientras abrazaba a Sasuke frente él rodeando su cintura con un brazo. Vestía ropas casuales, parecía que acababa de salir del hospital. Sasuke lucía tan frágil y pequeño sobre su pecho. Le llamó muchísimo la atención su cabello teñido de un escandaloso azul celeste y la forma tan cándida en que sus labios pintados de negro regalaban a la cámara una suave sonrisa.

Naruto se quedó muy quieto y silencioso mientras observaba la foto con más detalle. La mano de Sasuke sobre la que su padre descansaba sobre su vientre y la forma en la que los ojos de ambos brillaban. Sintió un hueco en su estómago cuando sus ojos se posaron en el dije del collar que Sasuke llevaba. Una cruz de plata con incrustaciones de zafiros, su padre tenía un buen puesto en el hospital, por supuesto que podía permitirse dar regalos como ese; lo que le perturbó fue que él mismo había visto ese mismo dije elaborado en diferentes materiales por lo menos unas miles de veces. Su madre suele llevar una pulsera con cinco dijes de aquel mismo diseño.

Se giró a observar a Sasuke quien le miraba con curiosidad, quizás tratando de adivinar la línea de sus pensamientos. De repente esa historia se le antojo más bien de víctimas y no de culpables como siempre la había concebido. Tanto Sasuke como su madre eran víctimas de su padre, quien a su vez era víctima de su propio amor.

Inverosímil, la verdad. Pero ya no tenía otra forma de verlo.

—Te veías genial con el cabello celeste —le dijo con sinceridad y le acarició un mechón de cabello.

Sasuke intentó sonreírle pero no pudo, tal vez estaba preocupado.

Naruto continuó su camino hacia la otra mesa donde las fotos eran algo más antiguas, el hermano de Sasuke cuando era un bebé o montando bicicleta por primera vez e incluso sosteniendo una bebé. El padre de Sasuke sosteniendo un bulto rosado. La bebé dando sus primeros pasos o disfrazada de bailarina de ballet entre los brazos de su padre. Una niña y un niño jugando en un parque o con luciendo sus uniformes.

No habían fotos de la madre, cosa que le extrañó. En principio se extrañó de que no hubieran fotos de Sasuke, siempre quiso saber cómo lucía vistiendo como niño; por un momento pasó por su cabeza el hecho de que Sasuke fuera adoptado, pero la niña era tan innegablemente parecida a Sasuke y Sasuke tan parecido a su padre y su hermano, que desechó toda esa teoría nada más pensarla. Estaba bastante abrumado, ¿qué era lo que estaba pasando?

Giró torpemente sobre sus talones, con tanta vigorosidad que sus pies se enredaron y le hicieron trastabillar. Observó a Sasuke dirigirse hacia una puerta cercana y girar el pomo para entrar. Naruto le siguió tratando de hilar una pregunta bastante coherente para salir al fin de sus dudas cuando el retrato al lado de la puerta le distrajo. Nuevamente estaba la bebé riendo alegremente con sus mejillas sonrojadas y sus brazos, aparentemente, agitándose hacia arriba. Llevaba un vestido rosa palo y zapaticos blancos, era una bebé preciosa.

—¿Esta bebé es…? —Naruto le iba a preguntar que si aquella bebé era su hermana porque aún su mente se negaba a relacionar a Sasuke directamente con aquellas fotografías.

—Soy yo.

Naruto se quedó petrificado, patidifuso frente a la foto de Sasuke. Aún le costaba creer todo lo que aquello significaba. De una u otra forma, Sasuke siempre conseguía destruir la imagen que Naruto lograba hacerse de él. Sintió a Sasuke halarlo del antebrazo para guiarlo a su habitación, Naruto ni siquiera presto atención al lugar a su alrededor, simplemente se sentó sobre la cama y se llevó la mano a sus cabellos despeinándolos. Tenía tantas cosas en su cabeza que no podía decir algo. No conseguía hilar sus pensamientos con palabras.

Sasuke se quedó de pie en medio de su habitación observando a Naruto. El corazón le latía tan rápido que sentía que se le iba a escapar por la boca en cualquier momento. Parecía que la noticia le había dejado perplejo y no era para menos. Sasuke nunca creyó que ese momento llegaría tan rápido, siempre creyó que cuándo sucediera Naruto habría averiguando tanto sobre él mediante terceros y que su relación sería tan estrecha que no le daría mucha importancia. También creía  –y era lo opción que a Sasuke le parecía más factible-, que la empatía que se tenían el uno al otro sería tan fugaz sin ningún aviso cada uno continuaría su vida por su lado.

Quería que Naruto le dijera algo, cualquier cosa, pero él simplemente permanecía callado sin siquiera mirarlo. Le preocupaba lo que Naruto pudiese pensar de él y su silencio le intimidaba de una forma que jamás se hubiera imaginado. Nunca antes había pasado por una situación semejante. Aún cuando Naruto no le mirase podía sentirle juzgándolo.

Cuando el pánico hizo de su respiración un doloroso pasatiempo, Sasuke dejó escapar todo el aire que retenían sus pulmones en forma de un suspiro y se sentó en la silla frente el tocador de su habitación. Estaba tan preocupado que sintió sus pestañas humedecerse, se sintió increíblemente estúpido por el drama que él mismo estaba armando. Tomó el cepillo que estaba sobre la mesa y, mientras peinaba sus cabellos, se decidió a ignorar a Naruto hasta que este se decidiera a decir algo. Se peinó el cabello con insistencia y cuando lo tuvo tan lacio que el peine se deslizaba nada más meterlo en sus cabellos, buscó una lima entre sus cajones.

—Sasuke —el aludido miró a Naruto hablarle a través del espejo, esperando a que le dijera algo más. Notó sus ojos insistentes, como si su lengua no consiguiera hilar una oración de los muchos pensamientos que concurrían por su mente.

Siguió limándose las uñas cuando Naruto bajo la mirada, parecía que al final no diría nada. Trató de mantener la calma mientras observaba algunos esmaltes encima del tocador; no le gustaba pintarse las uñas, consideraba que sus manos se tornaban incluso más blancas cuando lo hacía. Era una sensación que aborrecía, al igual que cuando observaba sus venas traslucir muy azules en su piel. «La palidez es para los muertos», pensaba y aquellas palabras le recordaban lo lúgubre que había sido su llegada a este mundo y como su futuro se vio sentenciado. A veces creía que él debió haber muerto ese día y tal vez la vida de sus familiares no sería tan tormentosas. Tal vez luego, su padre tendría otra hija (Sasuke creía fervientemente que su padre anhelaba una niña, sino porque le habría hecho todo esto) con la que no tendría que padecer que su niña fuese una pequeña ramera fascinada con el hecho de causar problemas.

Estaba tan concentrado en sus pensamientos que no sintió a Naruto acercarse. El chico parecía molesto, tomó la silla del tocador y le giró para que le diera el frente. El movimiento fue tan sorpresivo que su cabeza chocó contra el respaldo y la lima salió volando de sus manos.

Miró a Naruto a los ojos mientras su corazón se regulaba, había conseguido asustarlo.

—¡¿Qué acaso no vez que esto es una locura?! —le bramó— Yo siempre creí que tú… —la voz de Naruto sonó menos agresiva aunque mantenía un tono bastante alto. Sasuke agradeció que estuvieran solos en la casa— que tú querías esto —Naruto le miró fijamente, y al ver tan poco reacción en Sasuke, su furia consiguió reavivarse— ¡Dime algo, joder! ¡Dime algo! ¿Acaso alguien te está obligando? ¡Alguien tiene que estarte obligando!

Sasuke en ningún momento bajó la mirada, Naruto parecía más desesperado que enojado. Por un momento creyó que sus ojos se llenarían de lágrimas, Naruto estaba tocando una fibra bastante sensible en su ser. Apretó sus manos en puños sintiendo sus uñas incrustándose en sus palmas y dejó escapar todo el aire que había en sus pulmones en un intento de mantenerse sereno. Naruto se alejó de él y volvió a sentarse sobre la cama, Sasuke se levantó y a paso un poco lento se acercó a él, se sentó sobre su regazo y lo abrazó con fingida ternura, como si pretendiera consolarlo.

—No pienses tanto —le dijo con voz suave al oído—, te va a doler la cabeza —Naruto le miró a los ojos y correspondió al abrazo—. No quiero hablar ahora de eso… por favor.

Naruto asintió y apretó a Sasuke entre sus brazos como si en realidad necesitase el consuelo.

—Pero…

—Te he traído a mi habitación para otra cosa —le interrumpió Sasuke en un susurro, regalándole pequeños besos en el lóbulo de la oreja.

Naruto le miró con duda pero Sasuke le besó en los labios antes de que pudiera poner alguna objeción. Le besó lentamente mientras Naruto se animaba a corresponderle, succionó sus labios y los mordió suavemente. Naruto le siguió el ritmo con un poco más de ansias halándole el labio entre suaves mordiscos antes de aventurar su lengua en su boca. Sasuke posó sus manos en sus mejillas y rompió el beso mientras recogía sus piernas para sentarse sobre sus pantorrillas, apretó su pecho contra el de Naruto y ondeó sus caderas sutilmente ansiando un poco más de contacto. Sintió la piel afiebra y la mente nublándose, comenzaba a excitarse.

Naruto le tomó de la cintura y le acercó un poco más correspondiendo al movimiento de sus caderas. Sasuke le puso una mano sobre el hombro para incitarlo a recostarse sobre la cama. Separó sus labios y comenzó a regalar besos a lo largo de su cuello, a medida que se acercaba a la clavícula los besos fueron haciendo cada vez y más más fogosos, hasta el punto en el que no pudo contenerse, posando sus labios en la unión de su cuello y hombro, mordió y succionó hasta que se sintió conforme con la marca. Naruto arqueo una ceja ante su mirada satisfecha y reclamó nuevamente sus labios.

Las manos frías de Sasuke se introdujeron dentro de su camisa acariciando suave y ligeramente asemejando el tacto de un fantasma. Llevó sus manos hacia el trasero de Sasuke y con ansiedad comenzó a estrujarlo, ansiaba un contacto más íntimo, más candente y entre sus pantalones su miembro comenzaba a sentirse incómodo. No quería apresurarse con Sasuke sabiéndolo tan impredecible como era, pero los jadeos de Sasuke comenzaban a enloquecerle. Con sutileza le levantó el vestido, excitándose aún más al sentir el contraste de su piel con el bordado de su ropa interior, los glúteos de Sasuke eran tibios con una suavidad que le resultó acogedora.

Sasuke sacó las manos de su camisa, descendiendo con sus dedos a desabrocharle los pantalones, acariciando tenuemente sobre su bóxer su miembro semierecto. Valiéndose de su trasero, Naruto haló las caderas de Sasuke hacia su cuerpo friccionando sus miembros. Naruto nunca en su vida había tenido contacto alguno con el miembro de otro hombre, la fricción le resultó tan placentera que en un ágil movimiento invirtió las posiciones y comenzó a refregar su miembro contra el de Sasuke.

—Se siente tan bien… —murmuró contra su oído sintiéndose un poco perdido en aquella nueva sensación. No era igual a estar con una chica, podía sentir el miembro de Sasuke endurecerse con cada movimiento proporcionándole aún más placer.

Le besó un momento los labios mientras le acariciaba las mejillas. No sabía si aquello le convertía en un mal hombre, pero en ese momento se dio cuenta que siempre había deseado todo esto. Se separó de Sasuke deleitándose con el fuerte sonrojo que embarga su rostro y su cuello, desvió sus ojos a su entrepierna y le levantó un poco más el vestido. Naruto levantó la mirada y le regaló una sonrisa coqueta mientras acariciaba el miembro de Sasuke, lo sintió ardiente bajo su tacto, contrastando con la tibieza de sus glúteos y muslo y lo frío de sus manos.

—No puedo negarlo —Naruto sonrió nuevamente—, siempre consigues sorprenderme —dijo y bajó nuevamente la mirada a las braguitas de encaje negro que Sasuke llevaba puestas.

—¿Te gusta? —Sasuke se mordió el labio en una expresión coqueta. Tenía los labios rojos, el rostro y el cuello de color rosa y el cabello despeinado, aun así, Naruto nunca le había visto más bello.

—Me encanta —dijo mientras acercaba su rostro a la entrepierna de Sasuke y comenzó a repartir pequeños besos como aleteos de mariposa sobre su pene aún cubierto.

La novedad en la situación le hacía sentirse incluso más excitado. Lentamente comenzó a bajarle la ropa interior disfrutando de la forma en la que Sasuke se agitaba negándose a emitir algún sonido. Le acarició la punta del glande con su dedo índice y volvió a reclamar sus labios.

—Me encantas —le confesó en un susurro deleitándose de tener a Sasuke tan dócil y dispuesto bajo él.

Sasuke le miraba expectante, esperando su próximo movimiento y Naruto tuvo que reconocer que nunca esperó llegar tan lejos. Con un brazo Sasuke lo atrajo hacia su cuerpo y con suavidad extrajo el miembro de Naruto de sus bóxer moviendo sus caderas para que pudieran tocarse. Sintió a Sasuke juntar sus miembros en su mano para comenzar a acariciarlos y por fin dignarse a gemir. El contacto le resultó devastadoramente placentero, el miembro ardiente de Sasuke y su mano fría que en ese momento se le antojó demasiado pequeña. Su cuello se tensó y dejó ir su cabeza hacia adelante, no pudiendo controlar que su cuerpo temblara de ansiedad preguntándose cómo se sentiría follar con Sasuke. Sintió la mano libre de Sasuke aferrarse a su hombro, Naruto en respuesta junto sus frentes y se aferró a su cintura. Los gemidos de Sasuke y su aliento cálido chocaba contra sus labios le estaban enloqueciendo; dejándose llevar por sus instintos comenzó a empujar sus caderas fantaseando con moverse en el interior de Sasuke imaginándolo como un lugar cálido y húmedo como ningún otro.

Los gemidos de Sasuke fueron subiendo de tono mezclándose con pequeños quejidos. Los movimientos de Naruto eran tan impetuosos que le hicieron sentirse como un primerizo. Sintió su miembro gotear y el tacto de la mano de Sasuke hacerse viscoso. Sus brazos se tensaban con cada movimiento sintiendo poco a poco como iba perdiendo el control, en lo único que podía de estar dentro de Sasuke lo deseaba con tantas ganas que sabía que lo único que podría devolverle la cordura era aquel tentador orgasmo que casi que podía tocar con las manos.

Llevó una de sus manos hacia sus miembros y comenzó a colaborar en la masturbación sin percatarse de lo erráticas y bruscas que estaban siendo sus caricias. Aquello pareció gustarle a Sasuke, que con gemidos lastimeros lo sintió agitarse bajo su cuerpo y enterrarle las uñas en el hombro. El orgasmo estaba tan cerca que ni siquiera pudo notar cuando la voz de Sasuke se ahogó y su respiración dejó de chocar cálida sobre sus labios. La mano sobre la cintura contraría lo sintió tensarse y sintió sus piernas chocar contra su cuerpo en un brusco movimiento. Los brazos de Sasuke se aferraron a su cuerpo arqueando su cuerpo hacia adelante y sus piernas apretaron fuertemente su cadera mientras se corría en entre su mano y sus vientres. Naruto observó el rostro de Sasuke compungirse por placer e imaginó como se sentiría correrse entre las tersas piernas de Sasuke cuando su miembro por fin estalló.

Sus brazos cedieron a su peso dejándole caer suavemente sobre el cuerpo de Sasuke. Naruto lo sintió ido y su respiración era tan errática y agitada que consiguió preocuparle. Se abstuvo de tocarle, no queriendo ensuciarle el rostro con los restos de semen que había en su mano así que se contentó con acariciar su mejilla con su nariz.

Naruto se sentía increíblemente feliz y satisfecho. Hubiera querido llegar hasta el final, pero en ese momento debía aceptar que aún con lo mucho que deseaba unir su cuerpo con el de Sasuke, no sabía cómo hacerlo y aquello le frustraba. Repartió pequeños besos por el rostro de Sasuke notando como su sonrojo cedía y su respiración comenzaba a regularse. En esos momentos sintió que adoraba a Sasuke y que podría hacer cualquier cosa por él, le daría el cielo, la luna, el sol y las estrellas sí él así lo quisiera. Era tonto sentirse de aquella manera, no era un muchachito virginal y a sus diecisiete años tenía una buena experiencia en el sexo.

—Apártate que pesas —protestó Sasuke. Naruto le dio un besito en los labios y se levantó consiente de que le estaba aplastando las costillas.

—Por supuesto que peso —le dijo de muy buen humor—, soy pura fibra y musculo.

—Si claro como digas —exclamó Sasuke sentándose en la cama con los muslos cerrados y las pantorrillas a los lados de su trasero. A Naruto aquello le pareció divertido, no había nada entre sus piernas que Naruto no hubiese visto o tocado.

Le tomó las mejillas con las muñecas y esta vez le dio un beso más prolongado.

—Ha sido genial.

—Ha sido genial —le repitió Sasuke apartándose para buscar algo entre los cajones. Pronto se volvió hacia él entregándole un paquete de pañitos húmedos con la que Naruto se limpió las manos y trató de limpiar su camisa pingada de semen.

Sasuke le sacó la camisa diciéndole que le prestaría una de su hermano. Aquella aura de intimidad entre ellos no se había desvanecido ni un poco, Naruto se sintió sofocado y le sacó el vestido. Sasuke llevaba un bra negro de encaje a conjunto de sus panty. Naruto observó el cuerpo de Sasuke, recordando a la niña de las fotografías, no era muy diferente al cuerpo de las mujeres con las que había estado. Llevó sus manos hacía el pecho de Sasuke y comenzó a tocarlo sin intenciones sexuales, solamente por curiosidad.

—No son reales —le dijo Sasuke cuando comenzó sentir ciertas irregularidades.

Naruto asintió.

—Sé que vas a burlarte —le dijo con un tono un poco bajo—, pero después de todo esto siento la necesidad de invitarte a salir.

Sasuke se rio de la espontaneidad de Naruto y se levantó para ir a ducharse. Naruto lo retuvo del brazo y se quedó azorado mirando su cuerpo, acariciando su cintura estrecha y bajando su mano hacia sus caderas notando el patrón que sobresalía bajo el encaje negro. “¿Tiene un tatuaje?”, se preguntó asombrado de no haber reparado en él. Acarició tenuemente el tatuaje y se abrazó al vientre de Sasuke negándose a separarse de él, tenía miedo de que sí lo hacía se rompería todo aquello en lo que recientemente habían conseguido sumergirse.

Naruto se sintió extraño al tener a Sasuke tan tranquilo y callado y no pudo evitar preguntarse cómo sería su relación de ahora en adelante. Él tenía novia y  no quería hacerle a Sasuke lo mismo que su padre le había hecho, pero justo en ese momento se encontraba en una encrucijada.

—Ya, mucho amor —le dijo Sasuke removiéndose para que Naruto lo soltara.

Naruto bufó y dejó que Sasuke se separara. Le observó caminar hacia el baño disfrutando de aquel conjunto de lencería cuándo por fin lo notó.

—¡Tú, ramera! tenías planeado que nos liáramos desde el principio —le reclamó con fingida indignación.

Sasuke le regaló una miradita sarcástica y se giró a mirarle.

—Que lento eres, rubio —dijo, aunque la miradita que le regaló le hizo saber que nunca sabría si esas habían sido sus intenciones o si había sido mera coincidencia.

Notas finales:

Sé que la relación de Naru y Sasu no avanza muy rapido (trece caps y apenas se liaron) pero, para mí sí, tienen que pasar ´por muchas cosas antes de empezar una relación, una de verdad. No sé, ya iran viendo pero si quiero aumentar un poco el ritmo así que tengo que replantearme algunas cosas.

Por otro lado, si os parece "vomitivo" (cito literalmente) que Sasuke vista como chica, les pido que dejen el fic, lo puse justo debajo del resumen y me temo que el cross-dressing durará hasta creo que el penultimo o último capítulo.

No suelo escribir lemon, así que seguro quedó horrible y no me atrevo a releerlo porque me da pena XD pero mejoraré, lo prometo.


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