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Lolita por Kuran Mikaode

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Notas del capitulo:

Hola.

No tengo disculpas, incluso yo me siento mal.

La verda verdadera y de la buena, es que 3 días depués de actualizar ya tenía listo el capitulo. ¿Entonces que sucedio? Lo estaba editando ya que los dos últimos caps no los edité, entonces odie el capitulo, lo odie con todas mis fuerzas, eran más de quince mil palabras las que borré en medio de mi sosiego y decidí volver a comenzar, tenía tiempo y así lo hice. ¿El problema? Semana santa acabó y con aquello aumentaron mis obligaciones, más y más haciendome dificultosa la tarea de escribir, además los examenes parciales que joden a cualquiera. Pero me las arregle pora traerle estas escas casi diez mil palabras.

Estube ocupado y espero y sepan disculparme y aún lo estpy. Quiero avanzar rápido la historia, tengo tantas ideas que ya quiero desarrollar.

Este capitulo es muy importante, es lo más que he avanzado con esta historia y más o menos así quedamos la primera vez.

Alena, quería responder tu rev por aquí pero estoy super cansada XD

Ni he tenido tiempo de leer sus fics. Gomene.

Últiamente dudo de la calida de los capitulos, pero es que cuando los escribo estoy pensando en otras cosas, cosas que sucederan despues, cosas que para mi son muy interesantes .-. Espero no olvidar esa pasión cuando llegue el momento de escribirlas.

Capitulo siete.

Irremediable.

 

Cuando llegó a su casa el cielo ya había oscurecido en su totalidad, le era intrigante como el verano parecía alargar los días provocando una sensación longeva en el tiempo. Se había ido caminando para despejar un poco su mente, había sido un día bastante raro, no sólo por Naruto sino también la actitud de Minato cuando tuvieron sexo, no quería pensar que Minato lo estuviera utilizando o que estuviera confundido como decía Naruto. No lo concebía, aunque su mente insensata diera vueltas en ello, Sasuke estaba medianamente convencido de que no era así. No podía ser. Subió las escaleras del porche, su casa estaba ubicada en un barrio a ocho minutos del centro de Tokio, no tenía un aspecto muy tradicional, el porche estaba hecho de madera oscura, al igual que las barandas que le rodeaban, mientras que la fachada exterior era de madera más clara, aunque en el interior las paredes eran de concreto. Se encaminó a abrir la puerta, la idea de quedarse un rato sentado en las escaleras se le hizo tentadora, total, gracias a Itachi y sus ocurrencias adentro hacía el mismo calor que afuera. Estaba rebuscando en sus bolsillos la llave de la entrada, cuando la puerta se abrió dejando la imponente figura de Minato ante sus ojos. Metro ochenta, rubio, ojos azules, piel clara. Tal como le había dejado en la tarde antes de ir al centro comercial con Haku.

—Hola. —Le saludó suavemente.

—Hola —Le respondió. Sasuke no podía evitar parecer enamorado, su vientre se remolinaba en hormigueos y sus manos se volvían hiperactivas. Era vergonzoso. Sumamente vergonzoso—. ¿Qué haces aquí?

Minato avanzó y cerró la puerta tras de sí con cautela. Le hizo un gesto a Sasuke y ambos procedieron a sentarse en  las escaleras del porche un poco lejos el uno del otro con sus cuerpos ansiando estar más y más cerca. Sasuke buscó el auto de Minato con la mirada, preguntándose porque no lo había notado, él no era una persona distraída ni descuidada, se le hacía muy extraño, aún más porque Minato habría tenido que estacionarse frente a su casa o en la entrada . No lo halló.

—Hoy no te dije lo mucho que te amo. —Sasuke le sonrió y montó su mano sobre la de Minato. Era un hombre cursi, jodidamente cursi y con aires de romántico.

—No seas tonto, no creo que hayas venido hasta acá sólo por eso.

—Tenía que hablar con tu padre —Le confesó—, pero tenía la esperanza de encontrarte y decírtelo.

—Pues eres un rubio con suerte. —Sasuke movió sus caderas y se acercó aún más a él, no pudo contenerse, más que contacto carnal, Sasuke ansiaba afecto. Minato le rodeó con un brazo y le besó la cien no atreviéndose a ir más lejos, sabiendo que podían descubrirlos en una situación que no podrían explicar.

—¿Qué hiciste hoy? —Le preguntó apretándolo más contra su cuerpo, y Sasuke le abrazó también en reflejo y, aunque instantáneamente se avergonzó por eso y se lo reprochó, prefirió no soltarlo, porque en esos momentos Minato no se sentía tan lejano como horas antes. De esa forma, abrazados con sus caderas tocándose, Sasuke lo sentía a su alcance.

—Nada en especial. Haku me arrastró al cumpleaños de una de sus amigas. —No era una mentira en su totalidad, o bueno, contenía parte de la verdad.

—Oh —Respondió Minato, las palabras de Sasuke no dejaban mucho tema de conversación— ¿Y qué hay de tus amigos? ¿Has vuelto a salir con ellos?

—Desde que me hiciste una escena de celos —Le miró con la misma malicia y burla que contenían sus palabras—, no. Pero hoy vi a Suigetsu.

—No estaba celoso, sólo me enoje muy ligeramente porque te estaba tocando mucho. —Se defendió, pero no le miró de frente. Minato y Naruto no se parecían realmente, no más allá del físico.

Sasuke enarcó una ceja, él tenía un concepto de ligeramente enojado muy diferente al de Minato.

—Es sólo el idiota de Suigetsu. —Medio le consoló. Era Suigetsu, simplemente Suigetsu, Minato no debería sentirse celoso de él.

—¿No has vuelto a beber ni a fumar, no es cierto? —Sasuke recordó la noche que conoció a Naruto, pero seguro su papá ya había puesto a Minato al tanto, así que negó con la cabeza— Sé que eres joven, Sasuke y que a tu edad todos cometemos errores y seguimos haciendo estupideces hasta cierto punto. Pero, de por sí el cigarrillo es dañino, para ti lo es más, tus pulmones no se terminaron de desarrollar y aún presentan secuelas…

Sasuke hizo un gesto con la mano restándole importancia, sabía que eso enojaba a Minato, pero no era que no tuviera sus palabras en cuenta, simplemente él ya sabía que sus pulmones eran un asco.

—Lo sé, lo sé —Se inclinó para darle un beso a Minato muy cerca de la comisura de sus labios, no era un persona muy afectuosa, es más era bastante hermético, pero siempre estaba en él aquella imperiosa y hostigante necesidad de afecto y, como hoy no lo había recibido, incitaría a ser correspondido—. Tranquilízate, sólo fue una vez, un solo cigarrillo.

—No te estoy prohibiendo nada, sólo tenlo presente —Minato se levantó de la escalatina y se sacudió un poco el pantalón, Sasuke bajó un instante la mirada, sabía de qué iba—. Ya me tengo que ir, tal vez siga teniendo suerte y alcance a hacerle una cena decente a Naruto.

Sasuke se abstuvo de decirla que quizás Naruto había vuelto al cumpleaños de su novia, no le era conveniente. Estiró su mano y Minato le correspondió el apretón. Se sentía horrible, estar tan cerca pero sin estar juntos, como sí una gruesa pared de vidrio los separara. Dejaron sus manos juntas por unos segundos hasta que decidieron soltarse resignados, aquello no calmaba sus ansias, más bien le desesperaba. Sasuke rodeó uno de los barrotes de madera y Minato se dio la vuelta dispuesto a irse.

—¿Sólo eso? ¿Ni una moneda para lanzar al pozo? —Le dijo Sasuke un tanto abnegado a dejarlo ir, se sentía más cerca de él de lo que se sintió en la tarde.

Minato giró y, con una sonrisa, le hizo a Sasuke un gesto para que se acercara. Bajó las escaleras de dos en dos y caminaron uno junto al otro, de vez en cuando Minato rozaba con sus dedos dulcemente la mano de Sasuke.

—Eres tan cursi. —Dijo recogiéndose su mano al apresarla entre la otra, sí Minato pasara más tiempo con Sasuke sabría que él siempre se agarraba las manos cuando sentía cierto grado de timidez. Uchiha Sasuke no era una niña que se sonrojaba.

—No es cierto, sólo soy más abierto que tú —Sasuke iba a refutar eso pero Minato le puso la mano en la boca—. Piensas demasiado —Le acarició el cabello y le dio dos ligeros golpes en la cabeza—, incluso tu cabeza está muy dura.

Sasuke apartó las manos que seguían sobre su cabeza y le miró mal.

—Si siempre me dejara llevar como tú dices, haría muchas estupideces.

—Cuando se trata de ti siempre me dejo llevar —Le recordó—. Sí te punes en mi lugar esto es una gran insensatez —Minato se apresuró a besar los labios de Sasuke para restarle peso a sus palabras, sabía que Sasuke no se las tomaría con buena filosofía. Estiró su brazo y esperó que el taxi parara a su lado—. Tengamos una cita, tú y yo, el jueves.

Sasuke asintió mientras sentía que las comisuras de sus labios cosquilleaban mientras ascendían lentamente. Minato entró al taxi, Sasuke dio media vuelta y recorrió el camino hacía su casa, vivía en un barrio que aunque estaba lleno de casas resultaba ser muy comercial, a menudo solía distraerse con los letreros de los locales que alumbraban su camino con nítidas luces de colores vibrantes. Hacía mucho que no tenía una cita con Minato, cuando se conocieron solían salir una vez a la semana para hablar de trivialidades mientras se tomaban confianza. En cambio cuando comenzaron a tener sexo el apartamento de Minato les bastaba, allá podían follar, hablar y comer en el orden en el que les resultase, así que esas salidas que mantenían fines inocentes se fueron distanciando cada vez más y más hasta desaparecer.

Se encontraba nuevamente frente a la puerta de su casa, pero esta vez sí tuvo la oportunidad de abrir la puerta. Dejó sus llaves en bol de cristal que estaba sobre la mesa del gekan, se quitó los zapatos y los metió al armario.

—¡Nii-san! —Gritó desde la entrada, pero en vez de buscar a su hermano caminó directo hacía la cocina, donde se encontró a su padre sentado en la isla comiendo lo que parecía ser pie de manzana, entrecerró los ojos, aquello era sospechoso— Hola ¿Qué hace?

Fugaku levantó la mirada del plato y le llamó con un gesto de mano.

—Hola —Sacó otra cuchara de la gaveta y se la tendió a Sasuke que le miró con un poco de disgusto hasta que la cambió por un tenedor—. Tú abuela está aquí.

Sasuke asintió, eso lo explicaba. La nueva empleada, sólo se limitaba a arreglar la casa y dejar los bentos y la cena en el refrigerador, nada más. A Sasuke ella ni siquiera le agradaba, era una mujer horriblemente amargada que solía rezongarle cada vez que sin querer desacomodaba algo y no es que Sasuke fuera desordenado, sólo que andaba muy distraído. Además, por su “boca santa” como le decía su abuela -madre de su padre- terminaba soltando cosas desagradables contra la mujer.

—Pero sí aún el abuelo aún no se va. —Sasuke frunció los labios, su abuela no le agradaba mucho y no era por el hecho de que fuera la mamá de la mujer que le dio a nacer, él quería a su abuela todo lo que se puede querer una abuela que no te agrada del todo. Sus personalidades a menudo chocaban. Umiko-obasan era una mujer muy recatada y medida en todo lo que hacía y decía, de carácter blando aunque no dejaba de alterarse cada vez que Sasuke, siendo tan Sasuke como sólo él pude ser, decía algo que ella encontraba poco decoroso.

Fugaku se encogió de hombros, dándole a entender que él tampoco sabía qué hacía la mujer ahí.

—Estoy muy cansado, trata de no disgustarte con ella hoy.

—¿Está bien? —Inquirió dubitativo mientras tomaba un poco de pie.

Su padre le miró y le besó la frente.

—Sí estoy bien —Le acarició un poco un mechón de cabello y Sasuke recordó que debía cortárselo—. Mikoto tenía tu edad con Itachi nació —Sasuke se quedó en silencio no sabiendo que decir, dudaba que Umiko-obasan le hubiese puesto nostálgico, puesto que la difunta esposa de su padre se parecía más a su abuelo y a su parecer no se parecía en nada a su abuela. Él no se parecía para nada a su abuela—. Me preguntó si ella se los imaginaría como son o sí ella estuviera… —Se interrumpió de repente y enfocó su vista más fijamente en Sasuke— Voy a acostarme, descansa.

—Buenas noches. —Le respondió Sasuke algo confundido.

Él no era muy entusiasta de los dulces así que guardo lo que quedó del pie en la nevera. Se preparó un sándwich y lo comió silenciosamente mientras revisaba su celular, no quería encontrarse con su abuela en ese momento, la sensación cándida que le había dejado Minato aún no desaparecía de su pecho.

[Haku, 19:05]

«Arreglaste las cosas con Naru? OnO»

Sasuke dudó antes de responder, no habían llegado a ningún acuerdo, pero se podía decir que no volverían a discutir sobre el tema.

[Sasuke, 20:48]

«Limamos hostilidades»

[Haku, 20:48]

«No puedes decirme tan sólo eso ¬o¬»

[Sasuke, 20:49]

«No hay muchas cosas relevantes, si me invitas a comer te diré eso y algo más»

[Haku, 20:49]

«Ven a almorzar mañana :3

Te haré onigiris~ Pero más te vale que me cuentes TODO Uchiha»

Sasuke suspiró, desde que se peleó con Minato pasaba mucho tiempo con Haku y desde aquella vez en la playa le arrastraba con sus amigos cada vez que tenía la oportunidad, porque según él con seguridad su padre le inscribiría en su colegio y tenía que empezar a conocer a sus futuros compañeros.

[Suigetsu, 18:23]

«Por que te fuiste con ese tipo!? ¬¬

Estoy celoso!!!!»

Sasuke se planteó el simplemente ignorarle, pero Suigetsu le seguiría insistiendo sí lo hacía.

[Sasuke, 20:51]

«Idiota»

Siguió revisando encontrándose con mensajes de conocidos y familiares que le mandaban cadenas o le preguntaban cómo estaban. No le gustaba ser muy sociable, mantenía un mínimo de relaciones sociales, pretender tener un millar de amigos no era más que una falacia, es más, Sasuke consideraba que tenía los suficientes. Haku, Suigetsu y Juugo que contaban como uno, Hashirama y… ¿Naruto?

[Sasuke, 20:55]

«¿Itachi, dónde carajos estás?»

No tuvo que esperar nada, la respuesta llegó instantáneamente.

[Itachi, 20:55]

«Llevó más de cinco minutos detrás de ti.»

Sasuke giró lentamente su rostro esperando que no fuera más que una broma, pero cuando se encontró con la mirada fija de Itachi sobre su persona, su cuerpo no pudo contener un respingo.

—¡Jajajajajaja! —Itachi rio con euforia— Hubieras visto tu cara.

—¡Eres un idiota! —Le bramó.

Itachi se acercó a él con los hombros aún sacudiéndosele y las comisuras de los labios dolorosamente elevadas. Le abrazó el pecho a Sasuke con un brazo y, tratando de no ser evidente, con su mano libre le hurtó el sándwich.

—Tranquilo hermanito, yo no te haré daño. —Le dijo como si le hablara a un niño pequeño, se llevó el sándwich de Sasuke a la boca y le palmeó la cabeza como si fuera un perro.

—Hijo de puta —Le siseó—. Me debes un sándwich, no lo volveré a tomar luego de que ya paso por tus impúdicos gérmenes. —Agregó cuando Itachi se lo tendió de vuelta.

—Te he alimentado ya muchos años —Se encogió de hombros— ¿O quién crees que te daba el biberón, obeso?

—Estas hecho toda una madre. —Acotó con sarcasmos. Últimamente Shisui no dejaba de mencionar lo gordo que era cuando bebe, así que no le extrañaba cuando Itachi o su primo, le llamaban obeso o hablaban de su inexistente gordura.

«—Yo le decía a Itachi que te pusiera a dieta de agua o que aunque sea ejercitara tus gordas extremidades.»

Sasuke sabía que lo hacía sólo para molestarle ya que para nadie era un secreto lo obseso que se ponía con su presentación personal, además, solía decirse Sasuke así mismo, todos los bebes eran gordos.

—Solías ser toda una monada —Itachi se sentó sobre la isla—, tus mejillas siempre estaban sonrojadas, te gustaba mucho mover tus gordas manitas, ¡lo único que hacías era llorar y comer! —Sasuke le fulminó con la mirada e Itachi rio con ganas— También me mirabas de esa forma cuando te emberrinchabas —De sus labios escapó un suspiro y dejó que su cuerpo se echara un poco hacia atrás—. No me puedo creer ya no seas un bebe.

—Así es la vida —Dijo quitándole hierro al asuntó. Itachi había tomado por costumbre preguntarle si le gustaba la vida que llevaba y eso siempre iba después de pequeñas nostalgias como esa—. Naces, eres un bebe obeso, luego un niño irritante, preadolescente, y por consiguiente adolescente, veinteañero irresponsable, adulto, cincuentero, adulto mayor, anciano y mueres.

Itachi le sonrió.

—¿Sería egoísta de mi parte el quererte encerrar en un mundo perfecto de cristal?

—Sí, serías demasiado egoísta si no me dejas vivir mi vida.

Itachi asintió y, sin que Sasuke se lo esperara, le golpeó la frente con los dedos índice y corazón.

—Tienes razón, lo único que puedo hacer es apoyarte —Bajó de la isla, rodeó a Sasuke hasta llegar al refrigerador— ¿Por qué hay pie en la nevera? —Le preguntó aún con medio cuerpo adentro del aparato.

—Umiko-obasan está de visita. —Respondió con simpleza, pero no sin dejar de aludir su desagrado.

—Es tu abuela, Sasuke. —Itachi salió con el mismo plato en el que su padre y el estuvieron comiendo pie.

—Pero que puedo decir, me agrada más cuando sólo la veo en Navidad, año nuevo y algún cumpleaños.

—Eres demasiado cruel para sólo medir 168 centímetros. —Comentó jocoso.

Sasuke frunció el ceño y se acercó el también al refrigerador.

—Metete en tus asuntos. —Sasuke sacó un envase de pudín de chocolate y golpeó a Itachi cuando se acercó por una cuchara.

—Eres muy agresivo, tu cuerpo necesita secretar más serotonina.

Sasuke entornó los ojos, se acercó a su hermano y posando suavemente una mano en su pecho le dijo:

—Es una ofrecimiento lo que escucho —Dejó salir una risita coqueta—. Que atrevido, el incesto es algo indebido, her-ma-no.

—Deberías masturbarte más a menudo. —Sasuke barrió los ojos, Itachi lo había dicho tan natural como si hablara del clima. Algún día lo lograría perturbarlo.

—Como sea, ya no tienes que preocuparte por la serotonina en mi cuerpo. —Secundó sugestivo. Abrió el envase de pudín y pasó la lámina que lo recubría por la boca de Itachi.

—No sé cómo te gusta esta cosa tan amarga —Dijo limpiándose los labios con la lengua y desagrado—. Pero bueno, hablemos de cosas importantes, retomé mi viejo empleo.

Sasuke rodó los ojos, no comprendía como alguien como Itachi podía andarse tan feliz con un empleo de camarero en un bar de segunda categoría. Técnicamente era una esperanza para él país, todos estaban anhelantes en la espera de que Itachi comenzara a ejercer.

—No sé qué tiene de importante eso.

—Retomaremos nuestra vieja banda. Hoy estuvimos practicando y se nos da genial, deberías ir a vernos.

—¿Cómo tu novia o una simple amiga? —Fingió inocencia.

—Sabes Sasuke, tú lo que tienes es mucho morro.

—Ni que lo digas.

Siguieron comiendo con pocas palabras de por medio. Ninguno era muy expresivo que digamos, pero cuando se trataba del uno o del otro, encontraba una extraña forma de compaginar.

—Juguemos a algo. —Le dijo Itachi, al minuto y medio ya habían terminado.

—No. —Se negó rotundo ya sabía eso de que iba, ya habían jugado a “Sasuke vuelve a ser un bebe obseso” o SVASUBO –la abreviación propuesta por Itachi era mucho más aceptada y menos vergonzosa en el acto- toda la mañana aun cuando él se había resistido todo el tiempo.

—Ni siquiera sabes que te iba a decir —Sasuke enarcó una ceja—. Tienes que aceptar que SVASUBO es un juego muy didáctico.

—Lo que ustedes quieren es ponerse a jugar al papá y la mamá, degenerados.

—Sasuke, amor —Itachi imitó una mueca de desconcierto—, Shisui es sólo mi primo —Se le acercó un poco y le beso la mejilla melodramáticamente, le estaba devolviendo con la misma moneda—, tú sabes que a mí me gusta el incesto más agraviado.

—Capullo.

Sasuke dio media vuelta, definitivamente Itachi no era una persona normal. O era irremediablemente serio e imperturbable o era un completo idiota, una de dos, no había un punto medio. Atravesó el pasillo del comedor y la sala, podía sentir a Itachi siguiéndolo manteniéndose a una distancia prudente, seguro se estaba burlando de él. Mientras subía las escaleras hacia el segundo piso se le paso el disgusto. Se sintió como un completo idiota, no se creía que una cita con Minato le hiciera mucha ilusión, pero era que el jueves era el cumpleaños de Minato y teniendo en cuenta el fracaso, en cuento a su relación se refiere, que había sido el suyo, tal vez Minato estaba pensando compensárselo. O tal vez ese rubio idiota había olvidado que cumplía años el jueves y había escogido ese día porque era uno de los días en los que no tenía que operar.

Cuando sintió la alfombra del pasillo superior bajó sus calcetines, detuvo su andar y giró sobre sus pies para mirar a Itachi.

—Dormimos en tu cama o en la mía.

Itachi le dio alcance y siguieron caminando. Sasuke podía escuchar a su abuela moviéndose, pero aún no precisaba por dónde.

—En la tuya. —Sasuke chasqueó la lengua.

—Todos estos días has estado metiéndote en mi cama, Uchiha. —Y ambos se detuvieron, Itachi le miró raro y Sasuke también se incomodó un poco, el mensaje había sido entendible, pero el hecho de que él también fuera Uchiha, al igual que su padre, su abuelo, Shisui y otra tanda de personas más, le daba cierta sensación de incordio.

—¡Sasuke, Itachi! —Umiko acabó de tajo la incomodidad del momento. Itachi le besó la mejilla y Sasuke solamente se limitó a dejarse abrazar— Les he escuchado llegar y empezaba a preocuparme de que no supieran de mi estancia.

—Papá nos comentó un poco de eso. —Le dijo Itachi, tan amable y correcto como siempre.

—Oh, pero bueno —La mujer les sonrió y les comentó alguna que otra trivialidad, Sasuke la observaba fijamente y era Itachi quien hacía uno que otro comentario en la plática. A su parecer, Umiko-obasan era más vieja que su abuelo, pero la cantidad exuberante te potajes y cremas que utilizaba hacían que su cara no diera reflejo de lo que sus manos y cuello si hacían, sus ojos eran muy rasgados haciéndolos parecer por momentos totalmente negros, tenía el cabello corto hasta los hombros tinturado de un rubio platinado, era una mujer delgada y muy bajita, diez centímetros menos que Sasuke. Quizás en su juventud había sido muy guapa—. Estás muy distraída, Sasuke —Su abuela le sonrió—, te has pasado de la puerta de tu habitación.

Sasuke asintió sin muchos ánimos.

—Voy a dormir con Itachi.

—No, no, no. Nada de eso —Acotó su abuela con un tono amable tomándole de los hombros—. Las muchachitas decentes como tú no se van a dormir con hombres.

Sasuke la miró desconcertado e Itachi apretó suavemente el cuello de Sasuke para que no fuera imprudente. ¿No había sido su hija la que se embarazó a los 16? Con qué moral le decía ella eso.

—Itachi no es cualquier hombre, es mi hermano. —Le respondió un poco irritado.

—De igual forma, ya no son unos niños —Umiko bajó un poco la voz como si le diera timidez la presencia de Itachi—. Tú cuerpo se está desarrollando, no es apropiado que lo hagan. Además sea tú hermano o no, está mal visto.

Sasuke estuvo a punto de soltar un: «Si yo quiero dormir con Itachi, lo hago. Y si me lo quiero follar también.» Pero recordó las palabras de su padre y la expresión que tenía en el rostro y logró contenerse.

—Hasta mañana Umika-obasan —Se volteó hacia Itachi y sólo por molestar a su abuela se le tiró a los brazos e insistiendo con sus piernas se abrazó a él— ¿Me darás las buenas noches?

—Buen chico —Le musitó muy suavemente—. Hasta mañana Umiko-obasan. —Itachi dejó que su abuela se inclinara a besarle la mejilla y de pasó beso la cabeza de Sasuke.

—Les costara mucho separarse cuando Sasuke se casé —Dijo la mujer en tono resignado, negando suavemente con la cabeza—. También le he dicho a Fugaku-kun que debe despegarse un poco más de Sasuke, todos ustedes la están malcriando.

—Falta mucho para que Sasuke se case. —Le respondió Itachi comenzando a caminar, su cuarto estaba a tan sólo unos pasos.

—Los jóvenes de ahora esperan que les salgan canas para casarse. Yo me casé con Madara a los veinticinco y me he quedado quedada.

—Son otros tiempos.

—Tus padres se casaron jóvenes, Mikoto tenía 16 y Fugaku 19. —Les insistió.

Sasuke golpeó a Itachi con su pie que colgaba a sus laterales, era estúpida aquella conversación y aún más insulsa teniendo lugar a medio pasillo.

—Pero eso fue porque yo me salí de sus planes —Le dijo Itachi cortésmente—. Descansa abuela. —Se despidió, avanzó unos tres pasos e intentó abrir la puerta.

—No voy a bajarme. —Apretó las piernas, podía escuchar como Itachi insistía, no estaba en una posición muy cómoda. Sasuke había enredado sus piernas sobre uno de sus brazos y con el otro le sostenía el cuerpo para que no se le callera.

Itachi unos intentos más y logró girar la perilla correctamente. Caminó hasta la cama y lo dejó caer con brusquedad.

—Hijo de puta.

—No hables mal de personas muertas. —Itachi estaba serio.

“Maldito rarito.” Barrió los ojos.

—¿La extrañas mucho? —Le preguntó con suavidad, estirando el brazo tratando de acariciarle el cabello. Sasuke sabía que en su cumpleaños, muy temprano, Itachi y su padre iban al cementerio a visitarla—. Tenía mi edad cuando naciste y la tuya cuando murió.

—Cuando tú naciste —Le recordó Itachi—. No sé porque no le tienes aprecio.

Sasuke le miró lánguido.

—El amor hacía los padres, los hijos, los hermanos, el incesto —Dijo esto último algo sugestivo—, no son cosas biológicas —Se piqueteó la frente—, están aquí.

—Eso ya lo sé. Ella te quiso mucho… Papá me dijo que los médicos le dijeron que lo mejor era que abortara, pero siempre te puso a ti primero. No se merece tu desdén.

—Como me pides querer a alguien que no conozco. Acaso tú quieres a todas las personas de este planeta, claro que no.

—Nuestra madre no es cualquier persona —Itachi irguió el cuerpo—. Grábatelo.

Itachi salió de la habitación, dejándole a Sasuke una sensación de vacío y otro tanto de soledad. Y es que era cierto, Mikoto no tenía la culpa de haberse muerto, pero la mente de Sasuke daba muchas vueltas, se enredaba en sus pensamientos y a la final sólo terminaba dirigiendo su odio hacia sí mismo. Llevó sus manos a sus caderas, justo sobre el hueso que entallaba su piel y enterró sus uñas, con fuerza, sintiendo como poco a poco el dolor conseguía relajarle. Levantó un poco la cadera, buscando donde más encajar sus uñas… negó con la cabeza, él se había prometido no volverlo hacer, por eso se hizo ese tatuaje justo ahí, donde siempre laceraba su piel buscando un poco de serotonina que apaciguara su ansiedad.

Se quitó la ropa sin levantarse de la cama y se envolvió en sus cobijas. Quería que Itachi volviera, que le dijera que él no había matado a la esposa de su padre, la hija de su abuelo, la madre de su hermano.

Cerró los ojos con fuerza, no quería seguir pensando en eso. Siempre que lo hacía terminaba doliéndole la cabeza y con la angustia formándole un hueco en el pecho.

Tratando de desviar sus pensamientos, en su mente resonó imponente «Minato» y es que simplemente, Sasuke era un idiota enamorado. Minato debió haber tenido una infancia difícil. Jiraya-sensei y Tsunade-sensei, se casaron cuando Tsunade era nada más que una residente en el hospital de su –en ese entonces- abuelo. Habían perdido su primer hijo y, tratando de superar la depresión, Jiraya desbocó todo el amor paternal que se acumulaba en su pecho sobre Minato. Minato nunca le ha hablado sobre su vida en el orfanato, Sasuke sabe que lo adoptaron los esposos Namizake cuando tenía doce, quienes seguían siendo no más que unos jóvenes a más de media veintena,  y aunque aún sentían la necesidad de un bebe, la insistencia de Jiraya y el hecho de que era muy poco probable que Tsunade pudiera volver a embarazarse, les hizo conformarse con un casi preadolescente con una personalidad ya formada. Y, no fue hasta que Minato se partió la pierna en tres al ser atropellado por un auto a los 15, que Tsunade le permitió que le dijera mamá. Nada más eso, no le había dado muchos detalles y Sasuke no los exigió porque no quería que a su historia también se los pidieran. Ahora se preguntaba si la esposa de Minato, la otra señora Namikaze, cuánto sabría de todo eso, seguro y estaba más informada.

Giró sobre su cuerpo y se obligó a divagar un poco más. No había visto a su abuelo desde su cumpleaños y eso fue hace ya dos semanas, debería ir a desayunar con él, además que pronto sería su partida y le vería nada más en las fiestas de fin de año. Sonrió pícaramente sin pensárselo. Su abuelo cumpliría en diciembre 60 y Hashirama le llevaba un par de años nada más, había escuchado que a los hombres se les paraba hasta los 80, así que, seguramente ese par de viejos pervertidos, estaban aprovechando fructuosamente que su abuela estaba de visita en su casa. Rio descaradamente, le había sacado a punta de irritantes preguntas a Hashirama, que su abuelo era el que casi siempre se abría de piernas.

Ese par vivían la historia de trágico amor más larga que él se pudiera imaginar. Y aunque sonará sumamente inhumano, aquello a Sasuke le reconfortaba, no era el único que la tenía mal, incluso algunos la tenían peor. Y no era sólo lo de su abuelo y su mejor amigo, sino también: Haku –su otro mejor amigo-, a su padre no le importaba su existencia, es más Haku ni siquiera lo conocía y, aunque Haku no quisiera recordar su madre se había suicidado. La madre de Suigetsu había sido víctima de una bala perdida hace poco más de un año. Juugo no tenía padres, sólo a su hermano. Minato había tenido una infancia difícil. A su padre su padre le había abandonado cuando era un adolescente. Y a  Hashirama su única hija no le dirigía la palabra a menos de que fuera necesario. Solía pensar que lo hacía adrede, que sólo se rodeaba con personas que también sufrieran, que tuvieran el dolor a carne viva como él, porque, como había dicho anteriormente, le hacía sentir que su vida no daba tanto asco y que incluso valía la pena. Se giró sobre su cuerpo y sacó la cabeza de la sabana. ¿No había sido hasta que se dio cuenta que Naruto sufría que empezó a tener remilgos de simpatía hacia él? Porque antes no era nada más que deseo y no tanto del tipo carnal, sino más bien deseo de olvidar todo eso que aquejaba su atareada mente entre los brazos o en medio de las piernas de alguien más. Aunque nunca había llegado a pasar de primera base con alguien que no fuera Minato.

Soltó una bocanada de aire, si seguía pensando tanto no conseguiría dormir. Tomó su celular buscando algo con lo cual distraerse.

[Naruto, 22:31]

«Puedo hacerte una pregunta??»

 Sasuke frunció un poco los labios. Era la primera vez que Naruto le escribía, es más casi ni era consciente de que era uno de los contactos de su celular.

[Sasuke, 23:00]

«Recuerdo ya haber respondido a tus preguntas.»

[Naruto, 23:00]

«Aun sigo sin entender nada»

[Naruto, 23:01]

«Lo amas?»

Sasuke se sonrió sarcásticamente y se permitió el decidir si responder o no.

[Sasuke, 23:02]

«¿Crees que estaría en esta situación tan problemática si no?»

Y aunque la pregunta había sido retorica confiaba que Naruto comprendiera todo lo que implicaba.

[Naruto, 23:05]

«Y el a ti?»

[Sasuke, 23:05]

«Te devuelvo la respuesta anterior.»

[Naruto, 23:07]

Gracias Sasuke.

Ten buena noche

[Sasuke, 23:08]

«Duérmete y deja de estar pensando pendejadas.»

[Naruto, 23:09]

«Que linda -.-

Un descansa Naruto hubiera estado bien»

[Sasuke, 23:09]

«Recordé que no debo hablar con rubios idiotas. Adiós.»

[Naruto, 23:10]

«Jajaja .i. Hoy estás muy chistosito»

Aunque Sasuke sabía que Naruto se daría cuenta, prefirió ignorar esto último. Cerró la aplicación y abrió alguno de los libros que tenía guardado en su celular en espera de que el sueño decidiera acunarlo entre sus brazos.

 

*

 

Despertó a las 8:30 y estaba seguro que fue por el fuerte murmullo que venía del piso inferior. Decidió tomar una ducha y vestirse antes de bajar, a esa hora la empleada estaba en la casa y además contaban con la visita de Umiko-obasan, en otras condiciones, Sasuke hubiera bajado con una camiseta sin importarle que su padre y hermano pudieran ver la mitad de su trasero.

Se atavió con un vestido azul marino, manga sisa, de falda redonda a medio muslo, para evitar los comentarios de su abuela y, aunque estaba a medio verano, se calzó medias de nailon negras por encima de las rosillas. Se recogió el cabello mientras bajaba las escaleras y se volvió a decir que debía cortárselo. Una vez abajo pudo distinguir diferentes matices de voces. Tenían más visitas. Con curiosidad Sasuke se apresuró a entrar a la cocina, siempre había alguien en la cocina.

Ni siquiera merecía la pena que se sorprendiera. Los dueños de la algarabía eran la manada de raros –para Sasuke, notaremos que todo el mundo lo es- de los amigos que Itachi se había hecho en su corta estancia en la universidad. En medio del desorden su padre estaba sentado en el comedor, desayunando y a la vez intentando leer el periódico. Sasuke decidió mejor acercarse a él.

—Buenos días. —Le saludó.

—Buen día Sasuke. —Le respondió su padre. Fugaku tenía el ceño ligeramente fruncido, mostrando el desagrado que le causaba que estuvieran incordiando lo tranquilo que solía ser su desayuno.

—¡Sasuke! —Sasuke volteó, Sasori, uno de los “mejores amigos de Itachi” –entre comillas, porque aunque a Sasuke le pareciera obsesivo que Itachi se anduviera en una manada de diez personas, aún le era más que aunque a todos les consideraba sus amigos, más de la mitad le eran bastante cercanos y un terció eran “sus mejores amigos” y eso se le sumaba su primo Shisui- le había llamado. A Sasuke Sasori le agradaba sólo un poco más de lo que le desagradaba— Ven acá preciosa. —Sasuke rodó los ojos, Fugaku frunció más el ceño y se levantó de la mesa para llevar los platos al lavado, resignándose a no poder desayunar en paz.

—Ella no es tu preciosa. —Agregó Itachi serio mientras se acercaba.

—¿Qué quieres? —Y no le importó toda la mala leche con la que se escurrieron sus palabras. Sasori no era más que un mujeriego y desde que lo conocía buscaba la forma de conquistarlo.

—Te ves muy bien hoy —Le acarició la cola de caballo y Sasuke inmediatamente puso distancia, podía sentir los celos de su hermano y de su padre condensar el aire que respiraba. Ellos odiaban especialmente a Sasori cuando se le acercaba—. Me gusta tu cabello recogido.

—¿Ah sí? —Sasuke se desató el cabello— Es una lástima, no crees.

—Eres encantadora —Sasori le sonrió galante y Sasuke aceptó que el tío era bastante atractivo—. Me gustaría que te quedaras a inspirarme en el ensayo.

Sasuke enarcó una ceja y miró a su hermano.

—¿Van a practicar aquí? —Itachi le asintió con una rebanada de pan en la boca y Sasuke por fin se percató de que habían casi veinte manos preparando sándwiches— ¿Estás bien con eso? —Ahora le hablaba a su padre.

—Trabajaré hoy en mi oficina. Así que mientras no destruyan la casa… —Dejó la frase en el aire.

—Yo desayunaré con el abuelo y almorzaré con Haku. —Era como un pacto silencioso, Sasuke decía para donde iba y contestaba su celular y Fugaku no le daría más lata al asunto.

—Que lastima —Se aludió Sasori quien se había mantenido al margen—. Deberías abrir para nosotros. —Dijo de repente.

—Es una buena idea. —Secundó Itachi antes de que él pudiera decir algo. Su padre, como ambos hermanos, poco expresivo, hizo un reverencia hacía todos y se marchó.

—Todos los buenos actos tienen una apertura. —Siguió comentado emocionado, como si Sasuke hubiera aceptado.

—Ustedes no tienen talento. —Sasuke bufó. Ahora veinte ojos le miraban mal.

—Retráctate. —Hidan le apuntó con un trozo de jamón. Sabía que se llamaba Hidan porque Hana se había liado una semana con él y nunca dejó de presumirlo. Además conocía a todos los amigos de su hermano aunque le diera mala leche admitirlo.

—No tengo cinco años —Le refutó—. Nos vemos en la noche Itachi

 

***

 

Como se había esperado su abuelo y Hashirama estaban juntos. Aún tenía la egoísta sensación de que Hashirama le estaba abandonando, como lo hizo Itachi seis meses atrás. Habían ido a un restaurante. Su abuelo no se había ido de la casa de sus padres sino para vivir con su esposa y Hashirama había embarazado a una fulana cuando estaba en la universidad y tuvo que casarse bastante joven, en síntesis, ambos eran unos inútiles que no podían ni hacerse un café; Sasuke no entendía como pretendían irse a otro país a vivir solos.

—Seguro que Kimimaro hasta te acomoda la ropa interior. —Le reprochó Sasuke, aunque también guardaba malas intenciones en su comentario, Hashirama solía comentarle que Madara se ponía muy celoso del pobre muchacho, aunque era entendible, Kimimaro era joven, guapo y técnicamente era la sombra de Hashirama, pasaban demasiado tiempo juntos. Quizás la novia de Kimimaro siente lo mismo.

—No es cierto —Se defendió—, he aprendido a hacer muchas cosas por mí mismo desde que me divorcié.

—Ajá —Agregó Madara— ¿Cómo qué?

—Eso deberías ya saberlo, cariño. —Hashirama le guiño un ojo coqueto y aunque su abuelo le fulminó con la mirada, sus mejillas pálidas se sonrojaron de a poco. Sasuke no pudo evitar preguntarse qué haría que un hombre de su edad se sonrojara de forma violenta.

—Son unos pervertidos. —Se resignó enterrando el tenedor en su plato.

Sasuke siguió comiendo tranquilamente mientras observaba a la pareja. ¿Minato y él llegarían tan lejos? Claro que Minato siendo 30 años mayor que él envejecería más rápido, pero no era algo que a Sasuke le desagradase. Minato joven o anciano seguiría siendo Minato y eso era lo importante.

Siguió con su mirada las pulcras manos de su abuelo, eran bastante uniformes pero Hashirama aseguraba que Madara tenía pecas en los hombros. Su abuelo desató el lazo rojo que unía las flores del centro de mesa. Era un restaurante muy agradable, no tenía aquel calor familiar que solían tener los lugares donde se servían desayunos, más bien era muy estético y elegante, las paredes eran completamente de cristal alejando toda clase de privacidad, al igual que las mesas, las cuales no vestían con ningún mantel; las baldosas eran de cerámica blanca, el alto cielorraso también era blanco; las mesas se distanciaban bastante las unas de las otras y rodeaban de forma circular la cocina que era un gran circunferencia cuya mitad inferior era de cuarzo negro y la superior obviamente de cristal. A Sasuke le gustaba como la luz de la mañana se reflejaba en el cristal y se desintegraba en colores, quitándole la monocromía al lugar.

Madara dejó de jugar con el lazo de satín, se levantó de su silla y se lo anudó a Sasuke en el cabello.

—Sabías que me conociste cuando tenías tres años— Le comentó tratando de adecentar el nudo—. No quería conocerte porque me daba miedo que al verte no viera más que el rostro de mi hija recordándome mi perdida —Madara se sentó y Hashirama le acarició dulcemente el dorso de la mano—. No te pareces en nada a Mikoto. Tú eres Sasuke, mi nieto. Y así es como te quiero y así es como te veo.

Siendo consciente de lo mucho que le debió de costar a su abuelo abrirse de esa manera, Sasuke se levantó de su lugar y abrazó a su abuelo. De verdad agradecía esas palabras. Las necesitaba, Buda sabía cómo las necesitaba.

—Yo también te quiero abuelo —Y aprovechando el momento—, a ti también Hashirama.

—U-hu. Yo también quiero uno de esos. —Le sonrió con los brazos extendidos.

—Sigue soñando. —Le respondió Sasuke.

—Mikoto era cortes, dulce y amable —Agregó Hashirama—. ¿Ves como no se parecen en nada?

—¿Cuándo se van? —Sasuke decidió ignorar ese comentario, Hashirama era bastante infantil.

—El jueves en la mañana. —Le dijo su abuelo.

—¿Ya tienen todo listo?

—Sí, sólo falta visitar a amigos y familiares y de paso despedirnos. —Se turnó Hashirama.

—¿Por qué no hacen una reunión y lo hacen todo de una vez?

—Es una buena idea —Madara miró a Hashirama—. Así tendrás más tiempo para arreglar todo el asunto del hospital.

—Es muy presuroso, hoy ya es lunes —Hashirama hizo una pequeña pausa—. Si se lo delegamos a Mimi seguro que sí resultara. —Mimi era el apodo de su abuela Umiko, todos la llamaban así, menos Fugaku y por consiguiente su prole.

Sasuke hizo un gesto de desagrado. Parecían un matrimonio de tres, donde su abuela era la tercera rueda que sobraba en la bicicleta. No es que ella no supiera que Madara y Hashirama eran amantes, Umiko lo supo incluso antes de que Mikoto muriera, no se divorciaron porque Madara no quería que su hija lo odiara como hacía Tsunade con Hashirama y a Umiko le pareció bien, no quería quedarse soltera y con una hija, además se vería muy mal que la dejaran por un hombre. Después de la muerte de Mikoto, apeló a Madara con el hecho de que no quería estar sola, que no soportaría que él la dejara también. Por esa razón, pensaba Sasuke, era que su abuela le desagradaba tanto, ella no era más que un mártir para los demás. Por ella, su abuelo y Hashirama no podían respirar en paz aún después de tantas décadas.

Sasuke asociaba a su abuela con la esposa de Minato.

—¿Dejaras que Tsunade-sensei lo administre? —Se interesó Sasuke.

Hashirama rio con ganas.

—Quiero molestarla un poco, pero Kimimaro está más calificado aunque sea joven —Sasuke asintió, literalmente Kimimaro era la sombra de Hashirama, como su asistente no sólo le ayudaba en la consulta, sino que estaba inmiscuido en todos los asuntos que trataba Hashirama—. ¿O es que pensabas que me lo llevaría a Inglaterra?

—No me extrañaría. —Él también quiso decirlo, pero su abuelo le había ganado las palabras.

 

***

 

Haku le había cancelado. El muy tonto había olvidado que esa tarde comería con la familia de sus suegros, esa comida sería más bien una guerra, bastante fría y diplomática.

Los días siguientes fueron largos y pesados. Había tenido que retomar su agilidad en el piano y aprender un par de canciones que le recordaban un poco a su abuelo y Hashirama. Aunque nunca había accedido a abrir para la banda de su hermano, tampoco se negó y a la final decidió hacerlo, era eso o ayudarle a la maniática de su abuela que decir que estaba feliz con su encargo era muy poco. Yahiko le ayudaba, cinco horas de las nueve horas al día que Sasuke practicaba, lo había dejado poco después de que conoció a Suigetsu y Juugo. Los dedos se le encalambraban cuando tenía que forzarlos mucho y cada noche se acostaba con la garganta hirviendo.

Desplazó con destreza sus dedos sobre cada nota complaciéndose con el sonido que emergía, tomó una bocanada de aire y cuando iba a entonar la melodía con sus labios, justo cuando su lengua comenzaba aquel recorrido cosquilloso dentro de su boca para pronunciar la primera silaba, Yahiko le tapó la boca con su mano y sin delicadeza.

—Tu voz es más gruesa que el sonido del piano —Pasó sus brazos por encima de los de Sasuke y tomó sus manos para moverlas. Sasuke contuvo el aliento mientras su vientre bajo, muy bajo, casi que su pelvis hormigueaba. Yahiko, el chico rudo de pircings en el rostro, ropa siempre oscura, cabello alborotada y uñas rojas cuya personalidad dispar no encajaba con su imagen, había sido el primer chico que a Sasuke le gustó, el primero que hizo que su vientre se contrajera y que su pelvis pululara. Tenía trece años cuando sintió la necesidad de recorrerle con la mirada por primera vez. Y aunque amaba a Minato, el vértigo que sacudía su cuerpo cada vez que el hombre se le acercaba no cesaba y en esos días, al estar tanto tiempo juntos más bien aumentaba—. Tienes que tocar dos escalas más abajo para que el sonido se acople a tu voz.

Yahiko se alejó un poco de Sasuke y por instinto el rostro de Sasuke se giró para seguirle con la mirada.

—¿Ya tienes que ensayar? —Sasuke podía escuchar el sonido del bajo de Sasori retumbar, ya era miércoles y Akatsuki –el nombre estúpido de la banda- ensayarían en el jardín para probar las instalaciones.

—Sólo han pasado tres horas —Yahiko hizo un gesto con la mano—, me quedaré contigo.

Sasuke giró su cuerpo, Yahiko siempre caminaba en círculos haciéndole correcciones y acercándose de vez en cuando mientras practicaba.

—¿Por qué una banda tan grande?

—¿Por qué no quieres practicar? —Sasuke chasqueó la lengua con disgusto— Te compré un helado, cuando terminemos te lo doy. —Sasuke solía decepcionarse porque Yahiko siempre le trataba como un niño pequeño, Sasuke era 10 años menor que casi todos los amigos de Itachi y la actitud de Yahiko le hacía pensar que nunca se acostaría con él.

—Aún no respondes mi pregunta. —Refutó Sasuke, él no quería otro hermano mayor y se temía que el hombre le estaba tomando cariño.

—No todos van a tocar —Resopló—, Kakuzu es nuestro manager… —Sasuke alzó una ceja con ironía— Nos consiguió el contrato con tu abuela. —Le defendió.

—Umiko-obasan es fácil de convencer, además ustedes podaron el césped, montarían su indumentaria y le ayudarían con algunas cosas más. —Le desmeritó.

—Igual, nos pagara 10.000 yenes a cada uno. Como te decía, Konan —Sasuke frunció los labios, era un maldito por sentirse celoso de la novia de un hombre que sólo le atraía sexualmente sabiendo que se suponía que él tenía una pareja a la que amaba y sus celos debían de ser exclusivos para la señora Namizake— escribe las canciones y hace de corista, Itachi y Nagato tocan la guitarra, Kisame en la batería, Sasori y yo con el bajo…

—¿Y Hidan?

—No todos pueden tener algún talento musical, Sasuke —A cualquiera le sentaría mal ver a todos sus cercanos juntos en algo y que le dejaran afuera—. Él se encargará de las mezclas electrónicas y será el que ayudara a Kakuzu. Y tú nos abres. Somos como una gran familia.

—Sácame del paquete. —Respondió de tajo.

Yahiko rio.

—Eres muy tierna.

Sasuke le miró fijo a los ojos y se preguntó qué podría haber de tierno en alguien como él.

 

***

 

Le encantaría pasar toda su vida bajo la ducha. El agua caía sobre su cabeza y bajaba por su cuerpo hasta desaparecer por el caño, llevándose consigo sus tormentos. Le gustaba el agua fría y el agua caliente, pero hallaba gran sosiego en el agua tibia, la temperatura era óptima para que mus músculos se destensaran. Sasuke pensaba que las cosas en su vida volvían a ser estables. Ya nada estaría mal, bueno nada fuera de lo común estaría mal. Nada más.

Salió de la ducha y se envolvió la toalla en el torso mientras caminaba hacia su habitación, sabía que estaba solo, pero aún así no se atrevía a andar desnudo en su totalidad. Sasuke había se ensanchado en un optimismo, cuando después de practicar con Yahiko fue a la peluquería con su abuela y se cortó el cabello, y, cuando se vio en el espejo, se sintió como el Sasuke de siempre, el Sasuke que es feliz con Minato, que se lleva bien con su hermano, que no discute con su padre y que no piensa en tener sexo con otras personas. Tal como debía ser.

Se puso la ropa interior y recorrió su cuerpo con sus manos mientras se humectaba la piel, ya ansiaba tener sexo con Minato. Quizás esa noche, ellos podrían…

Se puso un vestido que se le ceñía hasta la cintura en una especie de corsé negro y luego salía voluminoso en tul blanco hasta solo una palma más debajo de su trasero. Yahiko dijo que debían vestir de blanco y negro, sin excepción. Ese vestido se lo había comprado su abuelo cuando Sasuke medía cinco centímetros menos. Se sentó sobre la cama y luego dejó su cuerpo caer sin tacto alguno sobre el mullido colchón, revotando un par de veces en el proceso. Se sentía nuevamente como un farsante, un vil y descarado mentiroso. El cabello aquella ropa, todo ¿Qué había en él que fuera realmente él?

¿Cómo se sentía mejor? ¿Ahora siendo como siempre había sido o el Sasuke de cabello celeste que se tatuó la cadera, se acostaba con un hombre casado y había dormido en una atiborrada celda dos veces por las ansias de sentirse libre?

“¿Libertad? No hay libertad si siempre tendremos límites.”

Los límites te los pones tú mismo, Sasuke. Le responde la voz serena y profunda de su cabeza. Esa voz que le hacía dudar de su existencia y que le recordaba que había nacido bañado en sangre. La voz suave que le llenaba de temores, que le alimentaba sus rencores. Esa voz trémula que nunca le daba respuesta, sólo le generaba preguntas.

Sasuke odiaba aquella voz, pero esa voz era él mismo, Sasuke.

Uchiha Sasuke se odiaba a sí mismo.

Se levantó de su cama, la cabeza comenzaba a darle vueltas. Minato tenía razón, pensaba demasiado. Se echó un poco de perfume, tomó sus zapatos y bajó por las escaleras. La reunión sería en el jardín, así las personas no tendrían que quitarse y ponerse constantemente los zapatos. Una vez estuvo en el gekan se puso sus zapatos, tacones altos de plataforma a petición de su abuela, no le molestaba en realidad, no era la primera vez que los usaba. En cambio, Sasuke no llevaba nada más aquella noche,ni anillos, pulseras o hebillas para el cabello que le adornaran; sólo un par de pequeños aretes que se ocultaban en sus cabellos y el collar que le había obsequiado Minato oculto en su pecho. No le gustaban ese tipo de cosas, Sasuke decía que eran muy de niña y él, no era una niña.

Abrió la puerta de la entrada y bajó las escaleras del porche. Umiko-obasan les había pedido, a Itachi y a él, que recibieran a los invitados y los dirigieran al jardín. Itachi no estaba ahí, así que supuso que tendría que hacerlo sólo.

—Cámbiate de ropa —Escuchó Sasuke a sus espaldas— ¿Cómo pretendes recibir a nuestros invitados pareciendo un delincuente?

—Soy el guitarrista de una banda de rock.

—¿Ves a tu hermana? Sasuke no parece un criminal.

Itachi bufó. Y Sasuke tuvo que voltear a ver, porque Itachi nunca haría algo como eso, no a su abuela, por más fastidiosa que fuese.

—Sasuke no está en la banda.

—¿Entonces por qué hicisteis que practicara todos estos días? —Sasuke encontraba algo gracioso que una mujer tan pequeña reprendiera a un hombre tan grande como su hermano.

—No lo entenderías. —Itachi comenzó a alejarse con el ceño fruncido, seguro que la discusión llevaba más tiempo del que Sasuke había escuchado.

—¡No me des la espalda, Itachi!

Pero Itachi le ignoro. Su hermano no era alguien paciente. Las personas se dejaban llevar mucho por las experiencias, en realidad la única persona paciente en esa casa era su padre, aunque pareciera ser el que más hostias se cargaba.

—No tenías que ser tan desagradable. —Terminó diciendo Umiko, para después marcharse con toda la grandeza que puede caber en 155 centímetros y un cuerpo tan delgado.

—Bienvenido al club. —Le recibió Sasuke a su lado.

—Es una mujer demasiado caprichosa. —Itachi suspiró.

Llevaba media hora recibiendo lo más cortes que podía a los conocidos y no tan conocidos invitados. Comenzaba a desesperarse, incluso Madara-ojisan y Hashirama ya habían llegado, es más se habían quedado a hacerle compañía puesto que Itachi se había retirado alegando que tenía otros asuntos que atender; pero Minato no llegaba. Tsunade-sensei y Jiraya-sensei también habían llegado, pero su hijo no. Y Sasuke empezaba a impacientarse más de lo necesario.

—¿No estás cansado con esos zapatos? —Le preguntó amable Hashirama luego de minutos viéndolo repiquetear con su pie en el asfalto de la acera.

—No.

—Sasuke —Ahora le hablaba su abuelo—, estoy cansado de que lo primero que vean las personas sea lo corto de tu falda. Ve a hacerle compañía a tu padre. —Y claro está, Madara no es del tipo de personas que hace sugerencias o da concejos, él simplemente demanda y da órdenes.

Sasuke miró a Hashirama que se encogió de hombros, luego, instintivamente, miró mal a su abuelo y cuando se iba a dar la vuelta para adentrarse al atiborrado jardín. Si tenía suerte encontraría a Haku antes de que todas esas molestas señoras iniciaran a hablarle de Mikoto y de cómo ella parecía haber encarnado en él. Pamplinas, si esas pobres supieran. Caminaba mirando hacía a todos lados, su abuelo tenía razón, muchos de esos viejos ineréctiles se quedaban viendo los movimientos de la falda del vestido sobre sus piernas mientras caminaba.

—Sasuke. —Una voz grave le llamó a sus espaldas. Era Yahiko— ¿Nervioso?

—No —Respondió con simpleza, él no era una persona tímida—. Tú pareces estarlo. —Le señaló, Yahiko tenía una sonrisa tonta en el rostro e inconscientemente se protegía la mano derecha, tal como solían hacer los músicos en caso de riesgo.

—No estoy nervioso —Le sonrió con ganas—. Estoy ansioso, acaba de ver al director del conservatorio en el que estudiaba.

—¿Y qué hay con eso?

—Ese estúpido senil me expulsó la primera oportunidad que tuvo. Para nadie era un secreto que me odiaba.

Sasuke le miró con interés.

—Algo tuviste que hacer.

—¡No fue mi culpa! —Yahiko se puso a la defensiva— Su hija es una ofrecida, yo sólo hice lo que todos.

—Pero a ti si te descubrieron. —Agregó un tanto mordaz. Yahiko y él comenzaron a caminar buscando un lugar donde sentarse.

—Ajá. Aunque debí suponerlo, casi puedo jurar que él la incitó.

Sasuke estrechó los ojos y sus labios se curvaron un tanto divertido un tanto malicioso.

—No me digas que te la follaste en su oficina.

Yahiko calló por unos segundos sin parar de caminar y sin mirar a Sasuke.

—El que calla otorga, ¿no?

—Serás idiota.

—Sonaba bastante tentador la verdad. —Se encogió de hombros.

—¿Y él los vio?

—La verdad follamos durante semanas en la oficina del viejo y él nunca nos descubrió.

—¿Entonces?

—Sasuke —Yahiko se detuvo y le tomó del hombro—, nunca te acuestes con un hombre que ya está con alguien más. ¿Crees que dejaría a Konan por una tía que me ofrecía sexo durante mi encierro?

—¿Por qué no lo harías? —La boca le sabía a hiel y su temple parecía quererse ir al caño.

—Por alguna razón sólo me acostaba con ella —Le acarició el cabello suavemente en un gesto fraternal— ¿Quieres que te acompañe en el piano?

—Si tanto quieres lucirte, ¿por qué tocas el bajo?

—¿Y quién dice que un bajista es un artista de segundo plano?

Sin lugar a dudas Yahiko era un hombre interesante con una vida llena de peculiaridades, pero recordó que él estaba buscando a Haku, se disculpó con Yahiko y se levantó de la mesa para continuar con su búsqueda. Había caminado poco cuando lo vio entrar. Su corazón latía estúpidamente apresurado cuando se dio cuenta de aquel detalle. Colgada del brazo de Minato venía una mujer, una mujer alta, de larguísimos cabellos rojo sangre, con un largo vestido veraniego que se ajustaba en ciertas partes a su generoso cuerpo y sin duda un rostro hermoso. No tuvo que pensarlo para sacar sus conclusiones, aquella mujer era perfecta para Minato.

Se les quedó mirando por un largo rato, la señora Namizake parecía ser bastante enérgica y sonriente, Minato parecía muy feliz a su lado no la había soltado ni un segundo. La mujer reía con gracia y contoneaba sus caderas al caminar rozándose constantemente con Minato. Su Minato. El de ella.

Una vez le habían dicho que Dios le había dado aquellos ojos tan oscuros para ocultar sus sentimientos y esperaba que fuera cierto, porque luego de tanto tiempo mirándolos intensamente, Minato le había mirado con sus ojos azules sonrientes que fueron perdiendo poco a poco el brillo que su esposa les había otorgado. Quería bajar la mirada pero no lo hizo, no podía. El pecho le hormigueaba dolorosamente y sus ojos le escocían, se sentía débil y expuesto como un niño en un mundo de gigantes, atrapado como una mariposa que discierne el cristal que impide su huida. Sasuke sintió todo ese cumulo de sensaciones que siempre abordaban su cuerpo cuando pensaba justamente en esa mujer, que resultaba tan distinta y la vez tan parecida a como la imaginaba. Podía sentir claramente como la serpiente que anteriormente siseaba suavemente sobre su corazón proporcionándole una sensación cálida y afable, ahora estrangulaba con fuerza aquel musculo como si hubiera aprendido realmente su propósito en el mundo.

Dio un paso hacia atrás y chocó con alguien y cuando se iba a apresurar a pedir disculpas, unos brazos rodearon su cuerpo tratando de confortarlo.

—Creí que cuando propusiste esta fiesta ya habías caído en cuenta. Lo pensé largo tiempo y luego me dije que era lo mejor, tienes que dejar de engañarte y decidir si quieres seguir con esto —Era obvio que había chocado con el pecho de Hashirama—. Tu padre te está llamando.

Sasuke maldijo su padre le hacía señas junto a su abuelo, pero el problema era que Minato y la perfecta señora Namizake se acercaban a ellos. Sasuke se conformaba solo con mirarla, no quería conocerla, no quería saber su nombre, no quería ver de cerca lo feliz que Minato era con ella. Desvió la mirada buscando a Haku nuevamente, lo encontró, estaba bastante lejos, cerca de la tarima hablando con Naruto. Tomó una bocanada de aire y se acercó al pequeño grupo de cuatro que se había conformado entre su padre, su abuelo y los señores Namizake.

—Ella es mi hija Sasuke. —Lo presentó su padre una vez se unieron al grupo. Sabía que lo presentaba a aquella mujer, era obvio que Minato y él se conocían.

Lo primero que reparo Sasuke, antes que la sortija en su anular izquierdo, fueron los colgantes en su populosa manilla, Minato le había dado uno igual, pero a su mujer le había dado cinco.

—Mucho gusto, Sasuke-chan —La mujer le sonrió cálidamente, pero de un momento a otro le abrazó superficialmente—. Yo soy Uzumaki Kushina, mi esposo me ha hablado mucho de ti.

Notas finales:

Sonara cursi pero les quiero.

Cada escritor escoje sus lectores. Ustedes y yo estamos unidos a través de este tumulto de palabras que cada vez pierden más y más su sentido. Especialmente las tías que me dejan revs, hay tanto de ustedes en mi y tanto de mí en ustedes.

¿Podré sentirme tan bien cómo cuando publique el primer cap?

Creo que le falta sentimentalismo a mis capitulos.

Espero recuperar el toque. No duden en decirme los que les parecio.

Ultimamente siento que escribo por mero deber moral con ustedes.

¿Me consederían un break para reacomodar mi camino, para planear la historia, para recobrar mi confianza y mi estilo?

Les pido permiso, porque anteriormente no lo hice y estoy feliz de seguir teniendo tanto apoyo. No se cuanto me tomaré pero sin duda no dejaré de escibir. Quizás sea un mes como está vez, mientras termino el semestre, quizás sea mucho menos.

¿Sera que es por que ultimamente no leo?

Leer siempre me daba la motivacion de escirbir, porque quería que mis palabras tuvieran un efecto como las de aquel libro tenían conmigo.


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