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Lolita por Kuran Mikaode

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Notas del capitulo:

Hola nenes~

Se que debí aparecerme ayer, pero, compré un paquete de datos solo para actulizar pero valió madres, no servía incluso lloré, en serio lo hice :'c Pero ahora empezó a servir así que aquí lo tienen.

Me temo que es corto y un poco insipido, creó que el final es lo que lo pone bueno. Pero como dijo FuneralOfTheHumanity cada cap es importante, así que disfrutenlo, el momento que todos esperamos, más que todo yo que ansio desarrollar las siguientes etapas por las que atravesará Sasuke.

Capítulo nueve.

The other face.

—¿Qué harás con la mujer?

—Nada —la pregunta en la mente de Sasuke sonó muy mal—, no es como si fuera a matarla.

—Te has resignado —dijo luego una pequeña pausa—. Tú no eres del tipo que se conforma.

El aire acondicionado estaba bastante bajo, como si dentro de aquella casa el verano con su calor incandescente no pudiera hacer mella. Sasuke agradecía la temperatura, estaba harto de sudar por el sólo hecho de respirar y del azoro y desesperación que le provocaban las altas temperaturas. Estaban acostados uno sobre el otro en el largo sofá de cuero de la sala, Haku estaba arriba dejando claro que obviamente él fue quien decidió invadir el espacio vital de Sasuke. Sus cuerpos se acariciaban en cada ligero movimiento dejando a su paso aquel reconocimiento devenido de la familiaridad; parecía que habían pasado décadas de cuando en posiciones parecidas a aquella se habían besado con fulgor y acariciado sin premura, es más, hubo un par de días en el que el calor en sus cuerpos fue mucho más apremiante que la razón y que, en la confidencia de dos pares de paredes y la resolución de acallar con sus labios sus gemidos, sus manos recorrieron sus pelvis y con afán acariciaron los falos contrarios.

Sasuke se removió incómodo por el rumbo que tomaron sus pensamientos, Haku sin lugar a dudas pecaba por inocente, aunque no se podía decir que él lo había incitado, había sucedido hace tiempo estaban curiosos y ansiosos por sentir en carne lo que los videos para adultos presumían, no habían Minato ni Zabuza que les achacaran sentimientos de culpa.

—Hay guerras que simplemente no deben ser luchadas —respondió luego de un largo silencio.

Haku se levantó sobre sus piernas permaneciendo sentado sobre el vientre de Sasuke mientras apoyaba las manos en sus pechos, Haku tenía por costumbre manosearlo, no con el libido de un amante o la lujuria de quien desea tu cuerpo, pero aún así el muchacho le metía mano todo el tiempo y con mucha naturalidad.

—¿Sabes qué no son reales? —arrojó sin un matiz de fastidio, eran cosas que solamente le podría tolerar a él.

—Lo sé —Haku rio, como siempre lo hacía, de forma tan natural y jovial como sólo lo podría hacer un infante—, pero se siente bien apretujarlos —dio un apretón más antes de dejarlos—, ahora entiendo por qué salías con esa chicha pelirroja.

Sasuke se incorporó un poco, levantando su torso apoyándose en sus codos, por lo que Haku terminó sentado sobre su pelvis.

—No salía con Karin —ya un poco más aplacado su desamor, la férrea convicción que lo llevó a involucrarse con esa mujer se había vuelto confuso ante sus ojos.

—¿Ah no? —Haku volvió a lanzarle esa miradita incrédula— Ella era tu amante —afirmó y de repente Haku comenzó a reír escandalosamente parecía realmente divertido, cuando trataba de cesar sus carcajadas éstas reanudaban de su pecho, sus hombros se sacudían y sus mejillas empezaban a sonrojarse porque seguramente había dejado de respirar—. La amante del amante —dijo en medio de carcajadas cuando comenzaba a serenarse.

—Eres tan tonto —exclamó Sasuke con aburrimiento prolongando en su entonación cada una de las silabas.

—Tienes que aceptar que es algo irónico —Haku ya no reía pero tenía una enorme sonrisa tatuada en el rostro—. Además se parece a la esposa de Namizake-san.

—Sólo porque ambas son pelirrojas y casualmente tienen el mismo apellido —eran meras coincidencias, Sasuke para ese entonces no conocía a Kushina-san y era imposible atar cabos respecto a eso.

—Namizake-san y tú tienen gustos parecidos.

—¿Sabes qué, Haku? —Sasuke lo empujó un poco para que se bajara de su cuerpo pero el chico no hizo mucho caso a eso— Ya no quiero seguir hablando de esto.

—¿Por qué? —Ahora fue Haku quien lo empujó y le encerró poniendo sus manos a cada lado de su cara cuando Sasuke se mostró renuente a contestar— ¿A qué le tienes miedo Sasuke? ¿Por qué huyes?

Sasuke no le miró, giró el rostro como si Haku le estuviera reprendiendo; las palabras de Haku removieron algo dentro de él, las emociones se agolparon en su pecho con la fuerza de un torbellino revelándole que, sin lugar a dudas, era vulnerable. Una caricia en el rostro le irguió la mirada, la dócil impotencia que embargaba se cuerpo se acrecentó con parsimonia; su ira y rencores se drenaron de su mirada dejando que sus temores bullaran indetenibles como una pequeña fuente de agua.

Sasuke abrió la boca para decir algo, seguramente eludiría la respuesta, porque, aunque se jactara de ser una persona elocuente, cuando se trataba incluso del más mínimo atavismo de sentimentalismo su hablar se tornaba lacónico, por no decir insípido y cargado de insuperable hosquedad. Cerró la boca sin ser capaz de emitir un murmullo, no se sentía lo suficiente locuaz para evadir las preguntas tan directas de su amigo y además no quería proferir algo desagradable en el proceso.

La puerta se abrió para su alivio puesto que la inminente figura de Zabuza los despojó de la tensión que acunaban sus cuerpos. Zabuza llegó con el rostro un poco sudado, cigarro en boca, la corbata desanudada, el saco colgando de su antebrazo y la camisa remangadas hasta los codos; su rostro destilaba cansancio, seguramente venía de una agotadora jornada laboral puesto que en su mirada se notaba la molestia de tener que volver a la impávida burocracia con la que se regía el lugar. Zabuza rumió un casi inentendible –aún llevaba el cigarrillo entre sus labios- “Tadaima”, su mirada se paseó por la estancia, aunque la casa no constaba con un espacio abierto, tenía una estructura bastante americana así que al abrir la puerta lo primero con lo que te encontrabas era la sala, los ojos de Zabuza refulgieron de lo que pareció ira pero eran celos.

—¿Qué estás haciendo, Sasuke? —le rugió al aludido, el estrés en su cuerpo se acrecentó. Genial, llegaba a su casa y lo primero que se encontraba era el trasero de su esposo sobre el pene de otro… hombre, o lo que sea que fuese Uchiha.

Por su parte Sasuke le fulminó con la mirada, pero pronto su mirada se apaciguó ¿Siempre sería él el malvado de la historia? A pesar de que era Haku quien claramente estaba sobre acariciándole el rostro, mientras él se mantenía quieto y con sus manos bastante alejadas del desposado de Momochi, aún así lo primero que Zabuza pensó que Sasuke estaba seduciendo a su esposo o estaba tratando de aprovecharse de él.

—Zabuza —en la voz de Haku centelló una advertencia. El hombre relajó su semblante pero en su mirada se notaba que no estaba dispuesto a poner pies en polvorosas—. Okaeri —le devolvió el saludo empleando un tono de voz más suave pero sin las vetas entrañables que endulzaban su voz.

Zabuza bufó visiblemente molesto y se dirigió a las escaleras que conducían al segundo piso sin dedicarle una segunda mirada a Sasuke.

—¿Ya está la comida? —su tono fue bastante hosco, fallando irremisiblemente en pretender que nada pasó.

  —Zabuza —Haku se levantó del regazo de Sasuke permitiendo que éste se irguiera en el sofá—, no me gusta que fumes dentro de la casa. Vete al jardín.

—Si las miradas mataran… —comentó Sasuke luego de que Zabuza azotara la puerta en medio de su cólera.

 

***

 

Respiró profundo percibiendo como su ser se sentía mucho más tranquilo y menos turbado. El almuerzo en casa de Haku había terminado rápido, comió sin apenas hablar y como Zabuza estaba muy ocupado pensando cualquier estupidez que sólo alimentaban los celos que lo consumían, Haku técnicamente había hablado solo.

Dio una sacudida a su celular para que se cambiara la canción, estaba bajando una colina poco empinada decidido a llegar caminando hasta Ikimo, la estación más cercana, la casa de los Momochi estaba ubicada en Hotoni un barrio bastante tranquilo y hogareño cercano a los suburbios.  A Sasuke, todas las casas de Hotoni se le antojaban iguales, sendas edificaciones de dos plantas, amplios y verdes jardines encercados en madera pintada de blanco; lo que diferenciaba a todas las casas, a pesar del hecho de que eran totalmente congruentes, era la fachada, porque cada casa distinguía en personalidad de sus gemelas. Hotoni era sin duda la imagen que acompañaba la definición de: Buen lugar para crecer a los hijos, lo cual le hacía pensar que un arquitecto como Zabuza, con todo aquello de la sensibilidad artística y su gran sentido de la innovación, había escogido un lugar tan inocuo para vivir porque quería darle a su esposo lo que por muchos años no tuvo. Sasuke sonrió a su pesar (aunque sabía que esa mueca no traslucía en su rostro además de la curva en sus labios), con ese tipo de pensamientos no podía enojarse con Zabuza por ser un completo idiota.

Divisó el gran reloj erguido sobre una plana columna de lustroso metal, símbolo de la línea de trenes, y bajó el péndulo leyó los kanjis negros que, de forma soberbia y desafiando lo brillante de la estructura, versaban Ikimo. Pasó su credencial por el lector y atravesó el torniquete para dirigirse a la plataforma para esperar el tren. La estación estaba prácticamente vacía y silenciosa, totalmente diferente de como estaría la estación del centro cercana a su casa. Sólo tuvo que aguardar un par de minutos para abordar el tren, como se lo esperaba el vagón estaba casi vacío, salvo por cinco personas dispersas en los asientos. Paseó su vista por los entes y se sentó en el asiento más próximo a la puerta automática, a pesar de que esto suponía sentarse al lado de un desconocido, sintiéndose incómodo de la inmediatez de la cercanía, Sasuke subió el volumen de la música.

Suspiró, casi que bufó. Ikimo estaba a diez estaciones de Shougo, la estación a tres cuadras de su casa, y no creía que podría aguantar todo ese tiempo con la fría mirada del desconocido fija en su cuerpo. Se removió en su asiento, no sólo era el agujero que se formaba en donde lo miraban, tan poco lo penetrante de la mirada, era lo vulnerado que sentía con el escrutinio, cómo si las personas notaran que hay algo mal en él y con su palustre mirada buscaran qué era lo que no encajaba.

El tren recorría veloz el camino de estación a estación, entraban más que salían personas al vagón llenando el espacio y ahuyentando el silencio, los audífonos laceraban sus oídos con el estruendoso sonido de cada canción y la mirada del chico a su lado no se había despegado de su persona ni un segundo. Sasuke había sopesado el cambiarse de asiento, alejarse lo más que pudiera, pero no lo hizo. No se mostraría débil. Se agarró las manos y las estrujó impaciente.

—Soy un hombre —arrojó de la nada bastante frustrado, encarando a su espectador por primera vez.

Era un hombre joven, quizás tan sólo un par de años mayor que Sasuke, tenía la piel clara, el cabello castaño bastante largo y los ojos de un tenue gris tan claro que escolareaban en un color parecido al blanco perla. Sasuke le dedicó una larga mirada a ese par de ojos, le resultaban familiares, ese tipo de familiaridad que se expandía en la pregunta: ¿Lo he visto en otra parte?

—Ahora me gustas más —le respondió lentamente tratando de sonar casual.

Sasuke volvió a mirarlo y descubrió en el muchacho una sonrisa que no supo ni quiso definir. Algo en el pecho de Sasuke se contrajo, había sido impulsivo e imprudente.

 

***

 

Le había dicho a Minato que no lo llamara, pero no había dicho nada acerca de él llamándolo. Se sentía un tonto y un traidor, pero, él le había dicho a Haku que no lo dejaría por ir con Minato, bueno, en teoría no había faltado a su palabra y por ende no lo había traicionado; por otro lado se sentía ridículamente tonto, había abandonado el tren en medio de un ataque de pánico, no comprendía cual había sido el insensato impulso que lo había orillado a decirle al stalker que era un hombre y, el hecho de que el muchacho pareció tomárselo muy bien y que quizá nunca lo volvería a ver, no lo consolaba.

—¿Sasuke?

Sasuke levantó la mirada, había estado esperando a Minato sentado en la baranda que rodeaba la entrada a la estación. El corazón le retumbó con fiereza y pareció detener un momento su eterno bombeo.

—Hola Minato —se levantó y comenzaron a caminar sin dirigirse a ningún lugar.

—Pensé que no querías verme —Minato sonaba bastante serio—. Ayer parecías bastante enfadado ¿y hoy?

—Basta.

—No, Sasuke —Minato detuvo sus pasos y Sasuke lo notó enojado, ni siquiera se le había acercado a menos de cinco pasos— ¿Qué es lo que pretendes?

—Creó que fue una mala idea llamarte —dijo deteniéndose frente a Minato, sabía que en su rostro no traslucía nada, pero seguro había algo en su voz que lo reveló.

Minato se pasó una mano por la cara tratando de serenarse.

—Sasuke. No, lo siento —le tomó una mano pero no entrelazó sus dedos— ¿Por qué me llamaste?

—No —Sasuke escurrió su mano—. Estoy cansado de que todo entre nosotros sea así.

Minato le tomó la mano de nuevo, pero esta vez lo hizo con fuerza.

—¿Tú estás cansado, Sasuke? Yo estoy cansado de tu actitud, de que siempre me ataques.

—Claro —vociferó ironía mientras retomaba el andar, comenzaban a llamar la atención—, como siempre, todo es mi culpa, lo siento oh buen y perfectible señor Namizake.

—¡Sasuke! —siseó Minato y algo en su voz le dijo a Sasuke que empleaba el mismo tono para regañar a Naruto.

—¡Oh no! —dijo exasperado— No eres mi padre, deja de tratarme como tal.

—Nunca me he comportado como tal, en deferencia tú —le señaló haciendo énfasis en la última palabra— te comportamos con un niño pequeño. Yo no soy tu padre, a mí no me puedes controlar con tus caprichos y esa actitud rebelde.

—¿Qué dices? —estaba realmente indignado.

Eso no era lo que esperaba, él había llamada Minato para que lo consolara, que le dijera que no se preocupara por el acosador del metro que probablemente nunca se volvería a topar con él; Sasuke quería que Minato lo abrazara y le pidiera perdón por todo y que luego de eso todo volviera a ser como en un principio. Pero Minato nunca le pedía perdón y cada vez que se reconciliaban las cosas iban incluso peor que cuando estaban enfadados.

—Lo haces todo el tiempo —Minato suspiró—. Tienes una forma macabra de conseguir lo que quieres.

—¿En serio crees eso? —Sasuke no lo sabía pero su voz sonó completamente desconsolada. Se sentía irreal, como si estuviera en una realidad alterna y todo eso no fuera más que un sueño, llevaba semanas sintiéndose así y la opresión del sentimiento en vez de desaparecer, aumentaba.

Minato negó con la cabeza y le abrazó.

—Ven te invitó un helado.

 

*

 

—¿Y qué cree tu esposa que estás haciendo?

—Sasuke —le advirtió Minato, no estaba de humor para que le saliera con eso de nuevo.

—¿Qué? —se hizo el inocente— A ella le has hablado de mí, pero tú nunca dices nada de ella.

—No le dije nada, ella estaba ocupada con algo de su trabajo.

—Creí que estaba de vacaciones, que por eso había vuelto.

—No en realidad, Kushina siempre está ocupada, estos dos últimos años ha estado viajando por el país para enraizar en las personas su causa, pero como ya tiene un representante en el —hizo una pausa para recordar el número—… ochenta por ciento de las ciudades, ya no necesita viajar tanto.

—De igual forma será una mujer ausente —Sasuke la desdeñó con un ademan— ¿Por eso no dudaste tanto en refugiarte en mis brazos? —Sasuke le sonrió con coquetería y se mordió el labio inferior, Minato no le devolvió el gesto en cambio le hizo una señal de advertencia.

—Yo no me interpondré en sus sueños —por la forma en la que lo dijo Sasuke supo que esas no eran palabras que él mismo había pensado—. Ella siempre me ha apoyado con los míos.

—Sinceramente —Sasuke se apoyó en los respaldos de la silla echándose para adelante— no entiendo, ¿qué es más importante? ¿Qué hay de Naruto? Acaso él no les importa.

—Kushina está tratando de cambiar el mundo con sus ideales…

—Criar un hijo es la forma más infalible de cambiar el mundo —lo interrumpió.

—No hay que ser conformistas. Es fácil influenciar a Naruto, lo difícil es hacer que los hijos de otros adopten tu perspectiva.

Sasuke se tomó la muñeca con su otra mano, Minato lucía diferente cuando hablaba de su esposa, diferente como el día anterior, en el que sus ojos sonreían y cada gesto y movimiento que realizaba desbordaba felicidad.

—La amas mucho ¿no? —Sasuke había sopesado sus palabras en su mente, pero no había forma en la que él dijera eso sin que su voz fuese veteada por los celos.

Minato lo escrutó con su mirada, como buscando sus verdaderas intenciones.

—¿Qué es lo que realmente quieres saber?

—¿Nos amas por igual? —dijo Sasuke tan suavemente que Minato juraría que le pareció ver en sus gestos timidez— O ¿la amas más a ella que a mí?

—¿Qué pretendes? —Sasuke había sobrepasado el límite de la paciencia de Minato, lo tenía harto con sus provocaciones hasta el punto de que se le crispaban los vellos de la nuca cada vez que Sasuke abría la boca en la espera de que sus palabras escurrieran con sorna y veneno.

—Algún día tendrás que escoger —Sasuke removió con la cuchara el helado derretido que quedaba en la copa— y yo sé que no me elegirás a mí —levantó la mirada para clavar sus ojos en los de Minato—. No sé qué hacemos aquí, ambos sabemos que esta relación ni siquiera tiene un futuro inmediato.

Sasuke aguardó a que Minato dijera algo, que le dijera que eso no era cierto, que respondiera a todas las preguntas que él se hacía en silencio y espantara a los fantasma que lo atormentaban. Pero nada de eso sucedió. Sasuke había pensado en eso durante mucho tiempo y aunque las palabras habían salido de su boca sin que su mente las hubiera meditado, no se arrepintió de decirlas.

Apretó sus manos sobre sus muslos, hincando sus dedos y enterrando las uñas en la piel. El silencio de Minato lo lastimaba, le hacía entender que no había pasado en vano meses cuestionándose y dudando sobre esa relación.

—Tienes razón —le concedió. Sasuke levantó el rostro y le miró consternado—, yo estoy casado —señaló lo obvio— y tú eres aún muy joven, te enamoraras de alguien más… —Minato parecía no saber que decir y a Sasuke le alegró que aunque sea le costara continuar con aquel inusual rompimiento, dado que Sasuke se lo imaginaba mucho más agresivo y colérico— Estuve pensando esto durante un tiempo, pero nunca pensé que también opinabas lo mismo.

Sasuke le miró un poco desilusionado ¿Por qué en ese momento es que Minato había decido ser comprensivo, por qué no antes? El corazón se le oprimió y los ojos le escocieron, por su mente pasaron mil maneras de resolver sus problemas, pero en el fondo sabía que pronto volverían a lo mismo.

—… Así que querías terminar conmigo pero yo me adelanté.

—Sasuke —Minato le tomó un mechón de cabello y comenzó a acariciarlo. Sasuke quiso detener la caricia, realmente lo quiso, pero sabía que lo más probable era que nunca más volvería tenerlo tan cerca—, yo no puedo prometerte nada, mis promesas ya han sido juradas a otra persona. Sé que ahora crees que me amas pero pronto encontraras a alguien mejor —la voz de Minato comenzó a ganar entusiasmo—, que siempre esté para ti y seguramente lo amaras más de lo que me amas a mí.

—Como te atreves a dudar de mis sentimientos —le inquirió dolido—. No es justo que seas tú el que me digas todo esto, ¿acaso no importa lo que pienso yo de todo esto? Estoy harto de esta relación.

Sasuke quiso decirle lo mucho que odiaba que sólo le dedicara un par de horas en la semana, que tan sólo lo buscara cuando estaba estresado o triste, odiaba los celos que embargaban su cuerpo cuando él no estaba porque sabía que seguramente estaría con su esposa, lo mucho que odiaba sentirse inseguro y que desde que lo conocía su mundo parecía tambalear convirtiéndose en un lugar en el que él ya no era el protagonista de su propia vida. Pero Sasuke no dijo nada.

—Te amo y sólo quiero lo mejor para ti.

—Exacto —indicó—. Tú fuiste el primero en decirlo. Solamente quieres reivindicarte ahora que tú esposa está —la voz de Sasuke se comenzó a elevar—, porque claro, el perfecto y correcto doctor Namizake siempre hace lo correcto —Sasuke se levantó no pidiendo mantenerse sentando—. Me dijiste que me amabas para no sentirte culpable mientras le eras infiel a tu esposa para sentirte mejor contigo mismo.

En su arrebato de cólera Sasuke se sintió mejor consigo mismo.

—Tranquilízate —le sugirió Minato, todos los miraban y por primera vez a Sasuke no le importó.

—¡No! —le gritó y al instante se convenció de bajar la voz— Eres un traidor y un mentiroso, sólo me estabas usando.

—Claro que no —Minato también se levantó—, yo sí te amo, pero quizás no de la forma que tú quieres.

—¿Y te diste cuenta ahora o anoche después de que te follaste a tu esposa? Que conveniente.

—Sé que ahora estás enojado conmigo —Minato sacó un par de billetes de su billetera e incitó a Sasuke a salir del lugar—, luego me lo agradecerás, si seguimos con esto será peor.

 —¿Peor para quién? —Sasuke dejó escapar una sonrisa sarcástica— Lo que sucede es que tienes miedo de que su esposa se entere y te deje, ya me quedó claro.

 

 

 

Notas finales:

Yo tampoco me esperaba que terminaran así.

Oigan, nunca les pasa que se quedan pensando en que sucederá en alguna historia o quedan deseando que pase algo. Pues sí es así, los invito a que escriban aquellas cosas que les gustaría que sucediera, no sé, se me acaba de ocurrir, me pueden enviar un correo o publiarlo en la pagina, o no.

Digamen si les parece y ya luego organizó todo.

PD: Estoy ansiosa por escribir el siguiente capitulo :D


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