Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Juntos, pero no revueltos por Shiruko

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Aquí está la compilación de cuentitos que quería hacer hace un tiempo... 

Bueno, quizás se repitan las parejas. No sé cuántos capítulos durará, pero ahí veremos.

 

Disclaimer; Diamond no Ace le pertenece a Terajima Yuuji, no a mí. 

Notas del capitulo:

Uno de los hobbies de Sawamura, en canon, es cazar escarabajos. Mi imaginación voló hacia los confines del MiyuSawa con ese detalle. 

I.

.

.

Ajetreo amistoso, se dice Miyuki, luego de un campamento infernal digno del prestigioso Instituto Seidou, es lo último que quiere ver o ser parte.

Pero allí está él, de todas formas; Kuramochi a su lado —que casi colisionó contra el suelo debido al cansancio junto a él, por lo que terminaron sentándose en el mismo lugar del campo arenoso—, viendo a los regulares y no regulares comer onigiris como si la vida se les fuese en ello. Sobre todo Masuko, que se devora tres en un bocado, y Sawamura, que le sigue de cerca. Sería suertudo de su parte si no se atragantara.

Aunque sería divertido ver eso.

—Oh, senpai… —llama Haruno a otra de las managers—. Se acabó la leche.

—¿Eh?, ¿cómo… si trajimos tanta?

—¡Manager-san! —se escucha bramar tan ruidosamente que Miyuki se obliga a sí mismo a fruncir el ceño. Oír gritar a Sawamura es, corrigiéndose, lo último que quiere ver o ser parte. Pero, allí está—. ¡Yo puedo ir por leche, si me lo permiten!

—Sawamura-kun… —Haruno luce algo así como conmovida dentro de sus aires de confusión e inocencia.

Aunque, en realidad, su actitud se debe a que no confía mucho en que Sawamura sea el indicado para salir a comprar, fuera de los dormitorios, con lo despistado que es.

Quizás y se pierde, el pobre.

Por su parte, Miyuki se hace el vidente y jura que puede leerles la mente a las escépticas managers. Porque él está igual; ¿quién mandaría, solo, a Sawamura Eijun a comprar, siquiera un paquete de galletas?

Él no.

Es que hay documentación previa que acredita la credibilidad de los hechos que sucederán a continuación. Sawamura saldrá; y de manera inevitable se perderá. Fin.

No es como si Miyuki no le tuviese fe, para nada; pero el chico solía perderse de camino al baño.

De camino al baño.

—Sí, déjenlo ir. A ver si así se le agotan las pilas de una buena vez —comenta, masticando fuertemente, Isashiki.

Los otros, aun deleitándose con la comida, se impacientan; piden que alguien la vaya a buscar. Cualquier persona, eso no importa; sólo quieren beber leche.

Las managers continúan arguyendo sobre si dejar ir a Sawamura o no, pues tampoco sería sabio abandonar las bandejas repletas de onigiris a la deriva, puesto que Masuko viste un aura acosadora hacia la humeante comida.

—Ah, ya sé —dice Kuramochi, mirando de reojo a Miyuki con una media sonrisa apareciendo en su rostro—. Que Miyuki lo acompañe.

Al castaño de lentes le da un tic en el ojo derecho.

Ese tipo… Siempre queriendo burlarse de una u otra forma de él… Miyuki ya está lo suficientemente cansado como para querer hacer de chaperón

—Eh, no… Deberían confiar más en Sawamura —dice el castaño, poco convencido de sus palabras.

Nadie parece escucharle, y todos piensan que la propuesta de Kuramochi es oportuna.

—Miyuki-kun, serías de gran ayuda.

—¡Hyahaha! ¡Tú mismo te habías llamado 'chaperón' antes, así que ahora cumple con tu deber!

—Anda, Miyuki. O si no, no te dejarán en paz. —Cuando oye a Tetsu-san alentarle en su típico tono serio y un pelín divertido, Miyuki se decide por acompañar al pitcher zurdo, con una sonrisa tímida poco habitual en él.


—Oye, ¿por qué no te apuras? Nos están esperando... —se queja Sawamura, meneando a sus lados bolsas repletas de cajas del contenido cálcico que todos esperan todavía en el campo, sedientos.

A Miyuki no se le apetece apresurarse, siendo sincero. Ha logrado desligarse del ambiente caluroso que le asfixiaba, después de terminar aquel entrenamiento infernal —al menos por el día de hoy—. Ahora, caminando a través del asfalto que luce un creciente tono verdusco en sus bordes, entregándole vida a su gris pasar, observando cómo el sol se esconde justo a un lado de él, cambiando de amarillo a un bermejo violeta, sintiendo la brisa gentil del viento rozarle los brazos desnudos; piensa que podría alargar su estancia ahí, dando pasos lentos, disfrutando del paisaje.

Pero eso es algo que el denso Sawamura no llegaría a comprender aun si se lo dijese, así que no se molesta en absoluto por explicárselo.

—Adelántate si quieres —sugiere despreocupado, sin dirigirle la vista al moreno.

Lo que es innecesario también, porque Sawamura ya no está con él.

«¿A dónde…?», no concluye la interrogante en su mente, pues halla al que está buscando. Sawamura ha dejado las bolsas en algún lugar del pasto que les rodea, y se ha entretenido con algo —que Miyuki no identifica de buenas a primeras— que está relacionado con el común árbol que, de lejos, parece abrazar.

Miyuki decide aproximarse, curioso por saber qué es lo que ha tomado la atención del pitcher zurdo.

—V-ven… ¡aquí! —Sawamura exclama con dificultad, alzando ambos brazos alrededor del frondoso árbol, y aferrando sus piernas al mismo. Tantea, busca; pero Miyuki sigue sin entender qué, sin importar que ahora esté a unos pocos metros de distancia.

—¿Qué estás haciendo?

—¿Ah? —el zurdo se voltea, distrayéndose. Ha sido un segundo, pero cuando se vuelve a girar hacia el árbol, su rostro muestra una expresión aterrorizada—. ¡Mira lo que has hecho, estúpido Miyuki!

No hace falta decir que Miyuki no tiene idea de qué ha hecho.

—¿Qué cosa? ¿Qué rayos estás haciendo pegado como un koala a ese árbol? Bájate de ahí.

Sawamura le mira como si estuviese gritando a los cuatro vientos que Furuya es mejor pitcher que él.

—Estoy cazando escarabajos, duh.—Miyuki frunce el entrecejo. Se siente de alguna forma ofendido al ser tratado como idiota por el mismísimo Sawamura Eijun.

«¿Cómo demonios iba a saberlo?», quiere decirle, pero se contiene.

—Bueno, ya has tenido suficiente. Vámonos —insta, pero de nuevo Sawamura ha dejado de prestarle atención al mundo exterior para adentrarse en su búsqueda funesta por el insecto que se le escapó momentos antes.

Lo último que Miyuki quiere ver o ser parte, corrigiéndose por tercera vez, es un Sawamura ensimismado en bichitos sucios en vez de dejarle ir de vuelta al Instituto. Pero, nuevamente, allí está. Sintiéndose exhausto demás.

—Sa- —hace ademán de llamarle, pero es interrumpido por el aludido.

—¡Lo pillé! ¡Mira, mira! —Sawamura se suelta del agarre hacia el árbol, con algo que mueve sus múltiples y cafés patas, sosteniéndolo en su mano izquierda. Suena tremendamente feliz y satisfecho; adopta una sonrisa demasiado grande para su cara, mueve su mano con el bicho de forma repetida, y Miyuki se confunde ante la escena. Los tonos bermejos teñidos de violeta oscuro del cielo le dan un toque perfecto al entusiasmo de Sawamura —aunque cree que el amarillo oro sería más conveniente para él—, acompañado del verde y café del árbol, cuna de escarabajos mutantes. Es una personificación de la simplicidad de Sawamura, creada gracias a la naturaleza en la que se halla enjaulado libremente.

Miyuki sale de su ensoñación cuando Sawamura se le acerca sacudiendo vehemente el bicho en su dirección.

—¡Míralo! —dice entre risas ganadas de sí mismas.

¡Hasta crees! —Miyuki se aleja, bruscamente. Quién imaginaría que Miyuki Kazuya le temería a los insectos.

Sonríe, de todos modos; con una diversión pura.

La felicidad de Sawamura es contagiosa, quiere pensar. Y tal vez no sea tan malo ver a un Sawamura feliz con sus bichos raros, o ser parte de sus juegos infantiles con ellos —o escaparse de ellos—.

Notas finales:

Gracias por leer. 

Y recuerden siempre que los reviews son gratis. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).