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Sensei por Aomame

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Notas del capitulo:

Bajo el árbol de navidad, un regalo blanco y anticipado se abre. 

Sensei

En Víspera de Año Nuevo

Encontré a sensei una vez más en el bar, antes de año nuevo.

Hacía mucho frío ese día. La noche anterior no había parado ni un solo instante de nevar y las calles estaban cubiertas de blanco. Sin embargo, el bar estaba caliente, era acogedor estar ahí. Yo tomaba un poco de sake tibio.

–¿Entonces, vamos? –Kaito me miró de reojo al tiempo que preparaba un coctel que le habían solicitado.

–No lo sé, no tengo muchas ganas.

–Oh, vamos. Aunque sea un rato.

Uno de nuestros amigos haría una fiesta por fin de año, una fiesta al estilo occidental. Sonaba divertido y había estado insistiendo por casi un mes para que fuéramos. Al principio le había dicho que sí, pero ahora, de pronto, no tenía ganas.

–En serio, no lo sé.

–Aguafiestas– sirvió la copa y se la tendió al mesero. Luego, se inclinó en la barra, su frente casi tocó la mía. –Oye, te distraerás un poco. Te hará bien.

–Pero…

–Además, es un buen momento para pasar tiempo juntos.

Levanté la vista y Kaito me sonrió. Habían pasado tres semanas desde esa confesión suya. No había vuelto a insinuar nada, pero las cosas han cambiado un poco. Nos vemos más seguido, salimos a comer, al cine, a veces se queda a dormir en mi departamento o yo en el suyo. No hacemos más que lo de siempre: hablar, bromear y  jugar como los amigos que siempre hemos sido.

A pesar de que ahora nuestros sentimientos pasados y presentes están expuestos, no hemos tocado el tema de nuevo. Y se lo agradezco. Me ha dado cierta calma, espacio para pensar las cosas. Yo sé que lo quiero. Él es mi primer amor y fue el único por mucho tiempo. Sé que aún hay mucho de ese cariño en mis manos. A veces, me sorprendo a mí mismo mirándolo en silencio, sonriendo como idiota. Pero otras veces, me sorprendo a mí mismo pensado mucho en sensei, riendo ante los recuerdos agradables y llorando ante los tristes.  Me doy cuenta que mi corazón es un lío. Si Kaito hubiera insistido con el tema, seguramente habría escapado de él. Sin duda, mi amigo es muy inteligente; o mejor dicho, me conoce bastante bien.

– Sólo un par de horas. Y dijo que habría piñata.

–Ja, ja, ja ¿piñata? ¿En serio?

–Sí, anda. Vamos o te llevo a cuestas.

–Sería bueno ver eso.

–Sería bueno hacer eso.

–Idiota –negué y no pude evitar esbozar una sonrisa. –Está bien, vamos. Pero sólo un momento.

–Perfecto. Mi turno está por terminar, voy a cambiarme y nos vamos.

–De acuerdo.

Fue cuando Kaito se perdió en trastienda, que sensei apareció. Llevaba puesto un abrigo negro perlado de copos de nieve, al igual que su cabello. Se frotó las manos nada más entrar y cuando levantó el rostro, vi que sus mejillas estaban rojas por el frío. Nuestras miradas se cruzaron y él sonrió. Sin más, se acercó a la barra.

–Buenas noches, Kiryuu kun –se quitó el abrigo y lo sacudió, antes de sentarse en el banco contiguo al mío.

–Buenas noches, sensei. ¿Está mejor del resfriado?

–Como nuevo –volvió a sonreírme.

Yo no supe que hacer, así que devolví la sonrisa parcialmente y fingí concentrarme en lo último que quedaba de mi orden de sake. Pero no podía beberlo, sentía un extraño nudo en mi estómago, me sentía nervioso.

–¿Vas a festejar aquí año nuevo, Kiryuu kun?

–N…no, yo…iré a una fiesta.

–Ya veo. Hay bastante gente aquí, pensé que todo mundo lo pasaba con su familia.

–¿Usted lo hará, sensei? –en cuanto formulé la pregunta, me arrepentí. Me di cuenta que no lo quería saber. Y no quería, porque sabía que la respuesta me deprimiría.

Sensei no contestó, rió nerviosamente y pidió al otro barman una copa de whisky. Luego, volvió a mirarme, yo mantuve la mirada en mi bebida. Sentía su mirada, era como si me dijera “mírame”, pero no quería hacerlo.

– Tiene mucho tiempo que no hablamos –dijo –, he tenido mucho trabajo este fin de año, pero al fin son vacaciones.

–¿Saldrá a algún lugar…? –quise decir “con su familia” pero no pude decirlo, así que la pregunta quedó así.

–No, me quedaré aquí. Mi casa es un lugar agradable para pasar las vacaciones.

Sensei hablaba con normalidad, como si nada hubiera pasado, como si fuéramos amigos. Era extraño, me hacía sentir como si nada de lo compartido con él hubiera pasado. Nada de abrazos ni besos, nada. Y eso, provocó otro retortijón en mi estómago. Dolía y me enfadaba.

–Hice lo que me dijo –solté de pronto. Sensei guardó silencio y me miró confundido.

–¿Qué cosa?

–Le dije a mi amor no correspondido lo que sentía.

Él aguardó un poco antes de volver a hablar.

–¿Y?

–Tenía razón, sensei –entonces, sí, levanté la vista. Le miré a los ojos cuando conteste –, era mutuo.

–… ya veo.

Asentí y bebí un trago de sake. El silencio se prolongó hasta que le llevaron el vino y decidió darle un sorbo antes de hablar.

–Entonces… ¿están juntos ahora?

–No, no aún. Yo… estoy confundido.

–Ya… –sabía que él entendía lo que le decía. Y lo confirmé con su respuesta –. No te preocupes, Kiryuu kun, eres un chico inteligente elegirás el camino correcto. Un camino que te haga feliz, un camino que no te lastime ni te haga sentir inseguro. El camino correcto.

Dijo lo último casi en un susurro. Yo desvié la vista y suspiré.

–Y supongo que…ese camino no es usted ¿verdad?

Sentí la mirada de sensei sobre mí de nuevo, había algo de nerviosismo en ella.

–Lo siento, Kiryuu kun.

–Entiendo, no se preocupe. Usted tiene que ver por su familia, eso lo sé, pero… –me calle, era mejor que no dijera nada más, tampoco creí ser capaz de seguir hablando sin que se quebrara mi voz.

Sensei levantó el brazo, su mano se dirigía a mí, como si quisiera consolarme. Pero no llegó a tocarme. En ese momento, llegó Kaito.

–¿Nos vamos? –me dijo, miró a sensei y le saludó con una cabeceada –. ¿Eh, Zero?

Giré el rostro hacía él y asentí. Me levanté del banco y me puse la chamarra.

–Adiós, sensei. Feliz año nuevo.

–Feliz año nuevo, Kiryuu kun.

Esas fueron las últimas palabras que cruce con él ese año.

+++

–¿Qué te dijo? –Kaito me interrogó justo cuando salimos del bar.

–Ah, creo que va a nevar más fuerte está noche –dije mirando al cielo nublado.

–No me cambies el tema ¿qué te dijo? –lo miré, tenía el ceño fruncido. Y me reí.

–¿Qué? ¿Celoso?

–Absolutamente –dijo sin chistar y detuvo mi risa –. ¿Volviste con él?

–No –le sonreí lacónicamente –, sólo nos despedimos. Sensei debe de estar con su esposa e hija ahora. Tal vez, sólo salió por un momento mientras ella prepara la cena. Y volverá, brindará  y pasará una buena noche.

–Mmh –Kaito encendió un cigarrillo y después de la primera calada, me miró de una manera que no logré descifrar –. ¿Estás triste?

Torcí la boca pensativamente. Miré hacia la calle cubierta de nieve (debíamos tomar un taxi para ir a casa de nuestro amigo) y luego, asentí con la cabeza.

–Un poco –confesé –. Pero estaré bien.

–¿Puedo hacerte sentir mejor?

–Sí, dame – le quité el cigarro y le di una calada. Sentí que se me calentaban los dedos de los pies que estaban helados –. Será mejor que pidamos un taxi.

Le tendí el cigarrillo, pero él no lo sujetó. Sujetó mi muñeca en su lugar.

–Zero, ¿te quedarías conmigo? Sé que quizá no es un buen momento, pero… quédate conmigo. Yo nunca te dejaré solo.

Ante sus palabras, poco a poco dibujé una sonrisa en mi rostro y con mi mano libre le pellizque una mejilla.

–Lo sé.

Kaito sonrió también, tiró de mi brazo para acercarme un poco más y me besó.

–Será mejor que pidamos un taxi  –me dijo después sobre los labios, sin separarse del todo.

Asentí y alejándome un poco de su cuerpo, estiré el brazo para detener un auto.

Fin de año, año nuevo. Un viejo amor que renace, un nuevo amor que se marchita. O al menos, así debía ser. Eso pensé esa noche. Pero muy pocas cosas funcionan como uno piensa que deberían ser.

+++

Extra

20…-Diciembre- 31

Querido Kiryuu kun:

Esta es una carta más que, supongo, no llegará al buzón.

 Desde que nos reencontramos en el bar, hace ya unos meses, te he escrito varias cartas. Había muchas cosas que decirte, como, por ejemplo, lo mucho que me había alegrado verte; lo mucho que me había gustado ver tu sonrisa, tu mirada... Eso era cada vez que nos encontrábamos. Probablemente lo que más me gustaba de esos encuentros, a parte de los juegos de ajedrez, era hablar contigo. Sin importar el tema, tus palabras siempre eran las justas. Disfrutaba mucho de esas charlas. Y es por eso que, hoy que te vi sentado en la barra del bar, decidí llamarte.

Creo que no esperaba respuesta de tu parte. La última vez que nos vimos, mis palabras fueron poco menos que desagradables. Pero, tú, como siempre, respondiste amablemente. Te lo agradezco, aunque no lo merezca.

Sé lo que he hecho. Sé que lleve nuestra relación de maestro-alumno a algo más allá. No lo hice inconscientemente. Era lo que deseaba. Sí, quise besarte en todas esas ocasiones y abrazarte también. Deseaba más, no te lo negaré. Pero tenía que frenarme lo antes posible o no me lo perdonaría jamás. Sé que te lastimé y lo siento. Pero sé que estarás bien.

No pensé que tu amor no correspondido fuera Takamiya, pero de alguna manera, no me sorprende. ¿Quién no podría amarte?  Así que cuando me dijiste que era mutuo, pensé que estaba bien, y me sentí aliviado de que pudieras dar forma a tus sentimientos. Que seas feliz es suficiente para mí.

Sin embargo, a pesar de estar seguro de lo que he dicho, de pensar lo que pienso, mi querido Zero, no puede evitar sentir mi estómago revuelto, cuando él te besó. Lo siento, espíe detrás de la seguridad de la gran ventana del bar. Ambos de pie en la acera, el vapor blanco de sus respiraciones. Tenías la nariz ligeramente roja, y en tu cabello se confundían los copos de nieve. Luego el cigarrillo. Ahí vino mi primera punzada de celos, cuando le diste una calada y compartiste con él el humo del tabaco. A eso le siguió ese beso, que no pude mirar. Aparte la vista con la esperanza de que no estaba pasando. Y finalmente, te fuiste con él, tras pedir un taxi. Habría llorado de tener lágrimas, habría ido por ti de tener valor. Pero me quedé en mi lugar y pedí otra copa de vino, porque el remordimiento es lo único que tengo.

Es año nuevo, y empezaras otra vida. Serás feliz, pienso eso con todo mi corazón, tienes que serlo o me sentiré perdido. Yo seguiré escribiéndote, como lo he hecho desde el instante en el que te vi. Es una manera de mantenerte cerca.

Seguiré pensando en ti. Deseándote eterna felicidad.

Con amor.

Kuran Kaname

Notas finales:

Wola! Espero que les haya gustado.

Revisé la inmensa cantidad de fics que tengo en espera de ser actualizados. Conté 12 que quiero y puedo actualizar (porque por milagro del "espitiru" de la navidad (?) aún recuerdo exactamente de que van!) y me hice el proposito de actualizarlos todos en tres fechas que creo son muy de esta epoca: Navidad, Año nuevo y Día de Reyes (puede ser entre la vispera y el mero día). Para cada fecha, actualizaré cuatro. 4 x 3= 12! Yey!

La mayoría de los fics son Kaname x Zero, hay otros que no, pero espero que encuentren entre estos 12 fics, aquellos que más les gustan. Es mi regalo para tod@s ustedes, por su paciencia y apoyo. No saben como les quiero!

¡¡¡FELICES FIESTAS!!!

Continuará...


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