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Sensei por Aomame

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Sensei

En el bosque.

Sensei me presentó a su mejor amigo.

Las clases comenzaron de nuevo, y sensei, como era de esperarse, se convirtió en un hombre ocupado, con poco tiempo libre. Debería decir que lo mismo me pasó a mí en cuanto volví a la universidad. Pero la universidad nunca ha sido motivo para perder vida social. Me alegra vivir del gobierno, me dan una beca bastante buena y suficiente. Pero aún si quería y tenía tiempo para ver a sensei, él siempre estaba ocupado.  Así fueron los primeros dos meses, y pasaron lentos, muy lentos como una tortura.

El segundo sábado del tercer mes, sensei me llamó. Como estaba en clase, recibí más bien el aviso de su llamada. Sensei odia  dejar mensajes de voz, dice que siempre olvida lo que quiere decir en cuanto terminan los tonos  correspondientes,  y que acaba diciendo tonterías atropelladas. Así que nunca tenía mensajes de voz suyos en mi buzón. Lo cual, seguramente, contrastaba con su buzón. Yo siempre le dejaba mensajes de los más estúpidos. Y es que a veces tenía muchas ganas de hablar con él, pero sabía que no podía, así que me conformaba con decirle que vi una mosca pasar a la hora del almuerzo.

En fin. En cuanto vi la notificación de la llamada perdida, le devolví la llamada. Esperaba que me contestara, después de todo, tal vez, estaba ocupado. Pero no. Al segundo tono me contestó.

-Kiryuu kun-me dijo su voz del otro lado de la bocina- te llamé hace un par de horas.

-Sí, lo sé, sensei, por eso le llamé.

-Ah, qué bien, estaba a punto de marcarte.  Ammh, quería invitarte. Un amigo mío y yo iremos a la montaña, será sólo el fin de semana, ¿te gustaría venir con nosotros?

-¿Este fin de semana?

-Sí, sé que es algo precipitado. No te preocupes, si no puedes.

-No, sensei, sí que puedo.

Como me explicaría más tarde, se trataba de ir a una zona apartada de la ciudad. Su amigo disfrutaba de ello, pero no le gustaba ir sólo. Así que el sábado  me levanté muy temprano, me vestí rápidamente y lo más cómodo posible para ir a un bosque, y esperé a que sensei pasara por mí.

Era la primera vez que veía a sensei informal. No se veía nada mal. Subí a su auto y me paralice un poco. No nos habíamos visto en bastante tiempo y de alguna manera no sabía cómo hablarle, después de los besos, quiero decir. No sabía cómo tenía que saludarlo, si besarlo o un simple “hola”. Vamos, no sabía si teníamos una relación.

Sin embargo, la tensión disminuyó pronto y comenzamos a hablar de cualquier cosa. Como siempre. Temas comunes y corrientes, como la escuela, la suya y la mía. Vimos a su amigo en el cruce de una calle, frente al edificio dónde vivía. Llevaba varias cosas, que subimos a al auto. Sensei y yo sólo llevábamos una mochila con algo de ropa, comida y un saco de dormir. Pero aquel chico parecía que iba a mudarse.

-Takuma Ichijou-me dijo cuándo cerramos la cajuela por fin, y me tendió la mano- Mucho gusto.

-Kiryuu Zero-contesté estrechando aquella mano.

Takuma Ichijou es el mejor amigo de sensei, era maestro de ciencias en otra universidad diferente a la mía. Era bastante alegre y se pasó el camino de ida contando anécdotas de sus salidas de campo con sus alumnos.

-Deberían verlos-dijo desde el asiento de atrás- Es como si nunca hubieran salido de su casa. Siempre hay uno que se cae de nalgas y rueda por la colina. No negaré que es muy divertido, pero los jóvenes de ahora se la pasan echados con la laptop, tablet o lo que sea. Creo que saben lo que es correr nada más porque lo ven en los video- juegos.

-Takuma suenas como un anciano-le dijo sensei sin apartar la vista del camino.

-Pero es verdad. Puedes creer que a una chica se le ocurrió llevar la secadora…íbamos a acampar, no hay corriente eléctrica, carajo, y todavía me preguntó que dónde estaba la toma corriente. Le dije que un árbol de los que había ahí. Evidentemente le tomaba el pelo, Kaname, pero la muy inteligente fue a buscarlo y me reclamó cuando no lo vio. Me reí mucho, si te soy honesto.

Yo también me reí cuando lo contó. Y entonces,  Takuma san me prestó atención.

-Espero que no seas como ellos, Kiryuu kun- me dijo- ¿has subido una montaña alguna vez en tu vida?

Me giré un poco en el asiento para verlo y asentí- cuando era niño, solía ir con mi padre.

-¿Y acampaban?

-Sí, nos quedábamos varios días, hasta semanas.  Incluso cazabamos. Claro, dónde podíamos y en temporada.

-Oh ¿entonces sabes disparar?

Asentí.

-Vaya.  No eres un niño mimado como este- dijo y palmeó el hombro de sensei con una mano.  Sensei, sólo gruñó. Y yo reí por lo bajo.

 

En cuanto llegamos al pie de la montaña,  cargamos todo sobre nuestras espaldas, nos repartimos las cosas de Takuma san. E iniciamos el acenso. El suelo era algo accidentado, había estado lloviendo, la tierra estaba lodosa y suelta. Subimos en silencio, bueno, sensei y yo, Takuma  san parecía dictarnos una clase mientras avanzábamos. Que si tal planta era no sé qué, qué si ese sonido de era de tal bicho, que si ese bicho era comido por otro bicho, que el clima, que los árboles, etc. Debo decir que era entretenido, de haber tenido un maestro así, tal vez hubiera estudiado otra cosa. Era bastante entusiasta y a veces parecía dar saltos de emoción aunque sólo encontrara una piña de pino.

Al llegar a un claro, Takuma san exclamó que era el lugar perfecto y nos hizo descargar todo.

-Ven Kiryuu kun, ayúdame a poner la tienda de campaña, ese de allá sólo se clavará los dedos sólo.

Sensei se rió y negó con la cabeza. No reclamó, se sentó en un árbol caído y comenzó a sacar cosas de las maletas, específicamente, comida.  Takuma  san desenrolló la tienda de campaña y le ayude a ponerla. Estaba bastante amplia como para cinco personas y tardamos un poco en tensarla adecuadamente, y luego de poner el cielo.

Como era de esperarse, mientras trabajábamos, Takuma san siguió hablando. Claro que ahora el tema resultó más interesante. Sensei estaba algo lejos, y mientras sufríamos, él leía tranquilamente. El tema era él.  Takuma san me platicó sobre su época de estudiantes.

-Kaname era el niño mimado de papá y mamá-dijo al tiempo que clavaba una estaca para segurar la tienda- Un niño rico, aún lo es. Pero no le gusta tomar nada de su familia. Excepto su casa. ¿Has ido a su casa?

-Sí- desde la primera vez que pisé esa casa noté lo inmensa que era, ningún profesor podría costear al cosa

-Se la dieron sus padres como regalo de boda.

Oh, claro. Sensei había estado casado. Voltee a verlo lo más disimuladamente que pude, él seguía leyendo ajeno a nuestra conversación.

-Takuma san ¿conoció a la esposa de sensei?- era su mejor amigo, la respuesta era obvia, pero no encontré otra manera de abordar el tema, sensei nunca quiere hablar de ello.

-See- lo dijo casi con disgusto, al menos, con desdén- Kaname  no se hubiera casado si no hubiera quedado embarazada. Y también, de no haberse casado, tal vez no habría sido maestro de instituto.

Lo miré interrogante. Me pasó una cuerda y la até con fuerza a la estaca que acababa de enterrar en la  tierra.

-Kaname es buen escritor, ¿sabes? Un día pídele  que te muestre algún cuento o poema. Es realmente bueno. Sólo que se quedó sin tiempo para cultivar su talento. Con una familia, y el orgullo por las nubes, decidió trabajar- Takuma san se rió por lo bajo- yo en su caso habría vivido de mi familia.

Reí con él brevemente. Había muchas cosas de sensei que yo no sabía, y ni siquiera alcanzaba a imaginar.

-Por lo mismo, tal vez habría estudiado una maestría-continuó Takuma san-   tal vez daría clases en la universidad. No sé. ¿No crees que habría sido mejor para él?

-Probablemente-dije y até la última cuerda. Luego me levante y estiré-Pero de esa manera, tal vez, no lo habría conocido.

Takuma san se limpió el sudor de la  frente con el dorso de la mano y me sonrió.

-Eso es cierto-suspiró como sí pensara algo al respecto de lo que yo había dicho. Chasqueó la lengua como si intentará despejar esa idea de su mente- Kaname ya me había dicho, que tienes muy buenas respuestas, Kiryuu kun.

 

Terminamos hambrientos cuando la tienda estuvo erecta sobre la tierra. Nos sentamos  en círculo a comer lo que llevábamos y la conversación giró un poco. Evidentemente, porque estaba sensei ahí.

-Así que fuiste alumno de Kaname- dijo Takuma san, y miró de reojo a su amigo- ¿Cómo lo aguantabas?

-Sensei era buen maestro.

-Te lo dije Takuma. Aunque, Kiryuu kun nunca quería  hacer mis tareas-dijo sensei.

-¿No te gusta leer, Kiryuu kun?

-No es eso. Me gusta, pero no que me digan qué leer. No sé.

-Ja, ja, ja niño rebelde.

-Bien, Takuma, - sensei  no quería hablar de sus clases, lo cual era comprensible-¿para qué nos trajiste?

Takuma san entonces, se puso de pie. Se acercó a una de las tantas cosas que llevaba y sacó un estuche de cuero. Lo deposito en la tierra con cuidado y lo abrió para nosotros. Era un telescopio.

-Cuando anochezca, verán las estrellas más geniales. Y tal vez les muestre Saturno o Jupiter o Marte.

-¿Tanto así?

-Sí, es una buena época del año para ello. Además que no hay luces de ciudad que estorben. Así que ahora… ayúdenme a montar esto.

-Sólo querías ayudantes ¿verdad?

-No molestes, Kaname y ayúdame.

 

Justo antes de que el sol se ocultara por completo, el telescopio estaba montado, firme en la tierra. Y horas más tarde, nos apiñábamos en su entorno para ver lo que Takuma san enfocaba.

-¿Te gustan las estrellas, Kiryuu kun?

-Sí

-¿y los planetas?

-También… aunque es un poco deprimente.

-¿Por qué?- Takuma san apartó la vista del cielo. En ese momento, sensei era el dueño del telescopio.

-Cuando pienso en planetas, pienso en lo grandes que son, y que ellos están en algo más grande, que a su vez está en algo más grande. Me siento pequeño. Y mucho más ignorante de lo normal.

-Ja, ja, ja que lindo-yo no le veía lo lindo- Me agradas, Kiryuu kun. ¿De casualidad no tienes un gemelo?

-¿Eh? No.

- ¡Qué lástima!

-Takuma, cierra la boca- sensei tiró de la chaqueta de su amigo y lo  hizo cambiar de lugar con él- deja de molestar a Kiryuu kun

-Pero si no lo hago ¿te molesto?-yo negué con la cabeza. Takuma san rió para después regresar a su pasatiempo.

-Está un poco chiflado-me dijo sensei.

-A mí me hace gracia.

Sensei me miró y esbozó una sonrisa.

-¿Tienes frío?- me preguntó.

-No, ¿por qué?

-Tienes las mejillas rojas- al decirlo acunó con sus manos mi rostro. Él si estaba frío, sus manos lo estaban, me hizo dar un respingo. Sensei se rió por un breve momento y luego ladeo el rostro, iba a besarme y cerré los ojos anticipadamente. Pude sentir su respiración tibia sobre mi nariz. Pero antes de que pudiera concretarse, Takuma san se paró a nuestro lado y  puso su mano entre nuestros rostros.

-¡Hey! No se pongan pegajosos, que voy a dormir con ustedes en esa tienda no lo olviden-. Dijo  y antes de regresar al telescopio nos señaló con un dedo acusador- Es más, dormirán separados.

En ese momento, sensei y yo nos reímos. Pero, Takuma san, cumplió su amenaza. Puso su bolsa de dormir entre la mía y la de sensei. Y se acostó ahí, muy cómodo  y quitado de la pena.

Cuando la lámpara se apagó y nos quedamos en silencio, me di cuenta de que no podía dormir. Escuchaba la respiración de Takuma san a mi lado, y del otro lado, la de sensei. No habría sido la primera vez que dormíamos en el mismo lugar y alejados. Sin embargo, era extraño. Parecía antinatural.

Siendo honesto, yo quería acampar por la esperanza de dormir junto a él, y olvidarme del frío. Ese frío que siempre tenía en mis pies durante la noche, y que sólo se iba con el calor humano. Y en esa bolsa de dormir no podía hacerme bolita. Me costaría trabajo dormir así…

Me puse a divagar. Cualquier pensamiento era bueno, mientras me distrajera de tal manera que terminara durmiéndome. Pensé en las palabras de Takuma san, y también en su comportamiento. Él sabía que sensei y yo teníamos algo ¿no? De otra manera no se habría acostado ahí entre nosotros. Me daba risa, porque a pesar de ello, no parecía estar molesto o descolocado por la situación.

Entonces vi una sombra que se levantaba del otro lado de Takuma san. Sensei se levantó, saltó a su amigo lo más silencioso que pudo y se acercó a mi bolsa de dormir.

-Hazme espacio-me dijo en un susurro, al tiempo que abría el cierre de mi bolsa de dormir.

-Sensei, no vamos a caber-le dije en el mismo tono de voz. Pero sensei no estaba escuchándome. Me empujó todo lo que pudo al otro lado de la bolsa de dormir y se embutió en ella conmigo.

-Shh, no hagas ruido, tiene el sueño ligero- No hace falta decir que estábamos demasiado juntos, abrazados en ese pequeño espacio-Tienes los pies helados.

Reí por lo bajo y asentí. No le dije nada, tampoco me dio tiempo de hacerlo. Me besó, está vez, si fue cosa suya, ya que yo no lo esperaba. Fue un beso breve y un tanto apretado.

Pensé que Takuma san nos reñiría al día siguiente. No me equivoque. Pero gracias a sensei, pude conciliar el sueño esa noche. 

Notas finales:

Wola! Espero que les haya gustado :3

Ahí van...Amo a Takuma...le haré su fic un día jaja

Hasta la próxima!

                                            continuará...


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