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Sensei por Aomame

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Sensei

En el otoño

Cerré la puerta y dejé a sensei solo.

No me había dado cuenta, hasta ese momento, que las estaciones no sólo influyen en los ciclos de la naturaleza. No sólo determinan cuando sembrar o cosechar, o sí debes llevar impermeable o una chamarra de doble forro o mejor casi no llevar nada.  Al parecer, las estaciones también determinan el flujo de los sentimientos. Me parecía que era una cursilería cuando decían que en primavera nacía el amor. Y aunque no sea algo exacto, sin duda la metáfora se entiende.

En mi caso, mis sentimientos por sensei a veces se volvían ensordecedores como la lluvia del verano. Y sensei cada día se volvía más cálido, era como si el calor de esa estación viviera en sus brazos. Se sentía bien, me gustaba. Dejaba de pensar en otras cosas, de sentir otros amores. Era como envolverse suavemente en una manta y aislarse del mundo. Era agradable.

En el piso de mi corazón, había un rastro que no había podido dejar atrás. Permanecía ahí impregnándolo todo. Ese algo que no había dejado de sentir en mucho, mucho tiempo. Pero de pronto, había hojas con el nombre de sensei, cayendo y ocultándolo todo, como las hojas que caen de los árboles en otoño. Un paisaje dorado y carmesí se iba coloreando poco a poco. Pensé que para sensei era igual o al menos parecido.

Pero con la llegada del otoño, bajan las temperaturas poco a poco. Y eso fue lo que paso. Sensei, se fue enfriando sin que pudiera detener ese descenso.

Estábamos a principios de noviembre y se acercaba el invierno vertiginosamente. Hacía mucho viento; todas las tardes se hacían remolinos en la calle o en el parque y las hojas se levantaban brevemente para después desperdigarse de nuevo.  Me gusta el otoño, pero ese otoño en particular estaba pinceleado de nostalgia.

Fui al bar de Takamiya, y fue él quien me lo dijo.

-¿No has visto a tu profesor?-me preguntó poco antes de darme el vino caliente que había pedido.

-¿eh? No, iré a verlo después de tomarme esto.

-Tal vez no esté en condiciones de abrirte la puerta.

Fruncí el ceño y le miré extrañado. No entendía a qué se refería, pero antes de que pudiera preguntárselo Takamiya me dio la respuesta.

-Estuvo aquí anoche- explicó-. Cuando mi turno terminó, él iba llegando.  Cuando llegué esta mañana se estaba yendo.

Eso significaba que sensei había estado tomando toda la noche. De nuevo. Eso era raro, había pasado meses enteros sin probar una sola gota.

-Creo que tu profesor tiene un problema-puntualizó mi amigo y dejó escapar un suspiro- tal vez, no deberías involucrarte tanto con él.

Aquello no me gustó. Takamiya no tenía por qué darme ese tipo de advertencias. Era mi problema en todo caso, pero no le dije nada. Apuré mi vaso de vino caliente y me despedí. Evidentemente, fui a ver a sensei.

Me abrió la puerta, y noté de inmediato la pesadez de su cuerpo, el ligero desequilibrio que conlleva exagerar en la ingesta de alcohol. Me dejó pasar, aunque no parecía estar muy contento con mi visita.

En las sala de estar, justo en la mesa de centro dónde solíamos jugar ajedrez, había un vaso de vidrió con un líquido ambarino hasta la mitad. Dudé un poco pero al final, le dije a sensei que ya había tomado demasiado.

-Yo sabré cuando es demasiado-me dijo y se sentó en el piso frente a la mesa. A pesar de lo dicho, apartó el vaso, empujándolo  hacía el centro del mueble.

-¿Le preparo un té, sensei?- no se me ocurría otra cosa. Una ducha tampoco habría estado mal.

-Si eres tan amable…

Asentí y me dirigí a su cocina. Cuando regresé con el té en la mano sensei dormitaba acodado en la mesa. Dejé la taza a su lado, y él abrió los ojos. Me miró brevemente antes de tomar la taza entre sus manos y beber.

-¿Sucede algo, sensei?-estaba algo preocupado, ya que parecía haber regresado a su comportamiento previo.

-Lo de siempre-dijo. Así que supuse que tenía que ver con su esposa e hija, se lo pregunté y asintió- Siempre tiene que ver con eso.

No sabía que decirle, nunca sé dar palabras de consuelo a las personas, soy bastante torpe en eso. Así que sólo atine a poner mi mano en su hombro. Sensei me miró cuando lo hice y luego, se apartó de mi toque.

-No deberías estar aquí-me dijo.

-Me preocupa, sensei.

-Soy un adulto, sé lo que hago. Seguramente te fue con el chisme tu amiguito.

El tono de su voz era irreconocible, había amargura en sus palabras, sensei, no solía hablar así.

-Él sólo estaba preocupado también.

-No por mí.

-Pero yo si lo estoy por usted.

-Vamos Kiryuu, no me sermonees. No lo aceptaré de alguien menor que yo.

-Sensei siempre dice que tengo un alma vieja.

-Entonces, deberías saber cuándo dejar a alguien en paz.

Me quedé callado. Sin duda, sensei no se sentía nada bien. No era el mismo. Tuve el impulso de levantarme e irme, pero no me pude mover.

-Lo siento-me disculpe. Tal vez si estaba siendo bastante molesto.

-Olvídalo-dijo y como el vaso anterior, hizo a un lado el té.

 Guardamos silencio un momento, fue bastante incómodo. Dentro de mi algo me gritaba que me largara, pero otra parte de mi me decía que aguardara. Finalmente, sensei abrió la boca.

-¿Sabes por qué me dejo?

Su esposa, sin duda. Negué con la cabeza sin pronunciar palabra.

-Porque me enamoré de alguien más-dijo lúgubremente. No me miró, fijó la vista al frente como si pudiera ver ahí sus recuerdos- era un amor no correspondido desde el principio. Yo no buscaba nada. Pero no podía contener esos sentimientos, así que los escribía para poder manifestarlos. Escribí muchas cartas que nunca le envié, algunos cuentos que le describían. Estaba bien así.

Calló y luego chasqueó la lengua; dejó que un largo suspiro le  vaciara los pulmones.

-Ella encontró las cartas. Se dio cuenta… y se fue- concluyó.

Me mordí en labio inferior, la pregunta que quería hacer, en realidad, no quería hacerla. Y no me dio tiempo de hacerla, se removió en su asiento y pareció molesto conmigo de nuevo.

-Así que ¿qué haces aquí?

-Sólo quería verlo.

-Esa es una excusa tonta.

-Es la única que tengo.

Frunció el ceño. Ese cambio repentino de humor, de alguna manera, me estaba asustando.

-Pues es tonta, mejor vete-dijo ásperamente y atrajo de nuevo el vaso con, lo que imagine, era whisky.

-Sensei, en serio, no debería tomar más.

-¡Es mi maldita vida, yo decido que hago con ella!-gritó y me sacó de orbita. Nunca había gritado antes. Ya no era un borracho melancólico, era un borracho agresivo.

-Bien-molesto también, conmigo mismo y con él, me puse de pie.

 No tenía por qué estar ahí y soportar su mal genio. Yo no le había hecho nada, y si era porque había tenido algún encuentro con su ex esposa, uno desafortunado probablemente, no tenía que cargarla conmigo o el mundo entero. Se lo dije, y me di la vuelta para marcharme. Y justo en ese momento sujeto mi muñeca. Giré un poco para verle, tenía la cabeza gacha, no me miraba, pero su agarré era férreo.

-Lo siento-murmuró-lo siento, Kiryuu kun. No sé…que estoy haciendo.

 Me acuclillé frente a él, aún no me había soltado. Si me hubiera querido ir, habría tenido que forcejear para ello.

-Sensei, yo sólo quiero ayudarlo.

-Lo sé- entonces, si me soltó. Pero sólo la muñeca porque se aferró a mí en un abrazo-. Perdóname, tú no tienes la culpa. Tú no.

Quise preguntar que quién entonces, pero no dije nada. Me limité a abrazarle también. Creí en ese momento que sensei tenía asuntos pendientes que resolver, o no le dejarían estar en paz. No lo dejarían ser feliz. No se lo dije, tal vez aquello lo habría enfurecido de nuevo.

Después de un momento así, y cuando mis piernas comenzaban a dormirse por la mala posición, sensei se apartó de mí lo suficiente para a cunar mi rostro y besarme. Su boca sabía a whisky, vodka y tequila; su lengua estaba fría y sus labios ansiosos.

Ya no se tomó el resto del whisky del vaso. Se dejó llevar a su habitación y recostarse. Entonces, cuando lo vi más tranquilo, cerré la puerta y le deje solo. Me deshice del alcohol del vaso, y la botella que encontré en la cocina.  Tal vez había más por ahí, pero no me puse a averiguarlo, no quería que sintiera que lo estaba fiscalizando.

Me fui a mi casa a dormir un sueño inquieto. 

Notas finales:

Wola! Espero que les haya gustado. Un poco raro ¿verdad? tenemos que exorcizar a Kuran XD

Hasta la proxima!

                                        continuará...

 


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