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Sensei por Aomame

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Sensei

En el sillón

Cierta noche de invierno, me encontré a sensei rondando los bares de  la zona roja.

Yo salía de una celebración de fin de clases con mis compañeros. Como éramos todos hombres decidimos ir a recrearnos la pupila en un bar donde voluptuosas chicas bailaban para nosotros con ropa chiquitita.

Pasadas las tres de la madrugada, y  ya que  tenía trabajo al día siguiente, me retiré y emprendí el camino a casa. Esa noche no  bebí demasiado, pero si lo suficiente para sentirme un poco mareado.

Pero quién estaba realmente mareado y caminaba tambaleándose por la acera por la que yo transitaba, era sensei. Ver gente ebria caminando de esa manera, ahí y a esa hora, para nada es raro. Pero sensei destacaba del resto, su traje bien planchado, su rostro limpio y cabello arreglado, eso, no es normal en un borracho. Estoy seguro que a pesar de que él, esa noche había bebido más que yo, lucía mil veces más decente.

Sensei caminaba en la dirección contraria a la mía, lo reconocí al tenerlo a un par de metros de distancia. Sensei se detuvo en el aparador de una tienda de licores, se  tambaleó aún detenido y apoyó una mano en el vidrio. Llevaba un traje café oscuro, y su maletín bajo el brazo. Me acerqué a él, y  hasta que lo llamé, se percató de mí.

-Ehh, Kiryuu-dijo poco después de enfocar su vista en mí-¿qué…haces…aquí?

-¿qué hace usted, sensei?

Él miró el aparador de nuevo y pegó la punta del dedo contra el vidrio.

-pensaba comprar uno de esos- dijo arrastrando las palabras.

Miré hacia donde señalaba su dedo, era una botella de whisky. Negué con la cabeza y apoyé una de mis manos en su hombro.

-Sensei, me parece que ya tomó demasiado por hoy-él me miró y golpeó el vidrio con la punta del dedo insistentemente.

-quiero uno de esos.

-No se ponga necio, sensei. Vamos, lo acompaño a casa.

Sensei bajó los brazos y me miró. En su mirada vi aquello que había visto en su departamento semanas atrás: soledad.  Pero además, lucía triste, como si hubiera perdido una especie de larga batalla.

-No quiero ir a mi casa- me dijo y su mirada triste regresó a la botella de whisky.

Fruncí el ceño y apreté mi agarré en su hombro.

-Entonces, vamos a la mía, allá le daré una copa.

Así fue como sensei fue a parar a mi casa.

En cuanto se sentó en el sillón, sensei, resbaló lentamente por él, como un bebé que no puede quedarse erguido. Desde ahí me vio quitarme los zapatos y la chaqueta.

-Kiryuu, ven- levantó un brazo ligeramente y me llamó con la mano, y yo como si aun me encontrara en el instituto me acerque a él.

-¿Necesita algo, sensei?-pregunté de pie ante él sillón- ¿un vaso de agua, un baño…?

-La copa que me prometiste.

Suspiré y me senté en el borde del sillón-. Sensei, creo que le mentí-le dije, aunque si tenía alcohol embotellado para beber.

-¿me mentiste?

-ajá

-¿no hay whisky?

-No

Sensei me miró un par de segundos, muy fijamente.

-Kiryuu, eso es jugar sucio.

Le sonreí y asentí con la cabeza- Efectivamente, sensei. Pero en todo caso, ¿qué hacía usted ahí?-lo miré como todo un adulto que tiene el privilegio de reprender a quién en antaño le corrigió conductas-Ahí sólo hay alcohol, drogas, mujeres y hombres de alquiler si sabe dónde buscar, etc. En resumen, no es un lugar para un profesor.

Él giró el cuerpo y fijó la vista, esta vez, en la lámpara adosada al techo.

-Buscando-. Dijo simplemente.

-¿Buscando?-repetí- Sensei, ahí no se encuentra, ahí se pierde.

-ja, ja, ja- Sensei me miró y esbozó una sonrisa-Kiryuu, hablas como un anciano.

-Y usted se comporta como un adolescente.

La sonrisa de mi ex profesor se borró poco a poco.

-Hey, Kiryuu, ¿alguna vez lo has perdido todo?

La pregunta tan repentina y fuera de contexto, me sacó de orbita, así que no contesté de inmediato. Es más, no contesté. Me puse de pie y saqué una botella de whisky a medio camino ya; serví una copa y se la tendí. Él se incorporó y la apretó con una mano.

-Es todo lo que le daré-le dije y volví a sentarme en el borde del sillón-para que no pierda su borrachera…  de menos.

Sensei se rió y bebió de un tirón la copa-Eres cruel, Kiryuu-volvió a recostarse-, pero gracias-. Suspiró y  cerró los ojos, de inmediato dejo de hablar.

Extrañado, me incliné hacía él para comprobar si respiraba, no fuera a ser que el alcohol que le había dado fuera la gota que provocara una congestión. Respiraba, y lo hacía tranquila y acompasadamente. Suspiré, sin querer, contra su rostro. Y tal vez, no debí hacerlo porque sensei se movió cual sonámbulo, y me abrazó. Levantó sus brazos y me estrujó contra su pecho. Al principio lo hizo tan fuerte que no podía respirar.

-Sen…-me removí pero él simplemente no quería soltarme. Y la cosa se puso peor cuando, aunque dejo de apretarme, sus manos trazaron un camino tan extraño por mi espalda, que me enchinó la piel.

 Me empujé apoyando mis manos en su pecho, pero parecía tener brazos hierro y sólo logre girar un poco, quedé con medio cuerpo fuera del sillón, pero con la espalda pegada a su torso.

-Eres muy  delgado-murmuró sobre mi oído, y sus manos se deslizaron debajo de mi playera.

No necesito decir que entre en pánico, me gire de nuevo y caí casi de boca contra el piso de mi departamento; sensei cayó encima de mí y, por la inercia, rebotó y salió disparado un metro más o menos lejos, boca arriba.

Yo me incorporé y a gatas me acerqué a él. Sensei, estaba dormido, ni siquiera se había inmutado por el golpe. En cambio yo, tenía el corazón latiéndome a mil. Suspiré y me puse de pie.

Fui a mi habitación y busque una manta que posteriormente le tiré encima.

-Sensei, borracho y pervertido-murmuré antes de irme a encerrar a dormir a mi habitación.

Notas finales:

Wola! Espero que les haya gustado. Mi Kaname esta depre, jeje hay que animarlo XD

Hasta pronto!!

                                                        Continuará...


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