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Celebremos con la luz de la Navidad por HeartBreakerGirl

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Notas del capitulo:

Hola!

 

Sigo actualizado mis fics. Esta vez me tocó la serie. Espero que les guste <333

Disfrutenlo!!

 

P.D: Te lo dedico a ti Tzy <3

 

"Honraré la Navidad en mi corazón y trataré de mantenerlo todo el año" 

-Charles Dickens

 

La Navidad es una época especial del año en mi familia y no solo por el hecho de la propia festividad, si no debido a la manera que lo celebramos. Soy católico, no seré un devoto creyente, pero si cumplo con ir a misa, rezar antes de irme a dormir y tengo fé. Para mi es suficiente. A pesar que aquí en Corea no se celebra la Nochebuena y forme parte de la minoría de los católicos que existen, no dejamos de lado esta fecha especial.

Desde muy pequeño he mantenido una tradición cada año y no, no se trata de regalos. Mi abuela me lo inculcó al principio, aun ahora que está en el cielo no he dejado de ejercerla. No lo veo como una obligación o lo hago por ella. Lo sigo habiendo porque me gusta. Adoro hacerlo en estas fechas. Es mi actividad favorita del año. Me da paz y alegría.

¡¡Y eso debería estar sintiendo ahora!!

Estoy muy nervioso, mis neuronas están siendo atacadas sin piedad y no sé como calmarlas. Odio reconocerlo, pero es la verdad. De nada sirve mentirme a mi mismo y tampoco puedo hacerlo. ¡Estoy en la iglesia! Lo último que necesito es cometer un pecado aunque fuera en mi mente y el cura anda ocupado terminando el sermón en la sacristía, así que confesarme? ¡Mejor lo voy olvidando!

He intentado de todo desde rezarle a Jesús, contar las lucecitas del techo y morderme las uñas. ¡Nada funciona! Es la primera vez que me siento así y sé que todo tiene que ver con mi hyung. En alguna banca de la iglesia él está sentando con su familia y la mía, esperando a que yo salga. Nunca había invitado a un amigo a verme y este año resultó ser diferente. No lo pongo una queja, no obstante la inquietud que arremolinaba mi ser no era agradable.

Cerré los ojos e imploré en mi mente, en un intento de tranquilizarme.

Ji Yong recuerda empezar con la derecha, debes estar alegre, tú eres el primero. ¡Piensa en todos los ensayos de cada tarde! ¡Piensa en la magia de la Navidad! En el chocolate caliente, el panetón, el arbolito y las lucecitas, son tan bonitas.

Inspiré y exhalé muchas veces. Terminé perdiendo la cuenta del número de veces que lo hice. No resultó.

¡Perfecto! ¡Mal...!

Interrumpí mi intento de maldecir. ¡Me olvidé en donde estaba! Cubrí mis manos y respiré profundo. Solo espero que mis compañeros no me estén viendo raro. Los últimos quince minutos estuve haciendo todo tipo de muecas, digno de un repertorio cómico.

Mordí mis labios, lleno de vergüenza y descorrí mis manos de mi rostro lentamente. Pude ver que unos cuantos se habían dado cuenta. La diversión destilaba en sus rostros.

¡Genial!

Bueno es mejor eso a que piensen que soy un alien. Ese honor le corresponde a Seunghyunnie. Mi consuelo duró muy poco. ¡A la hora que pensé en él!

Comencé a mover impacientemente frustrado hasta que oí la voz del padre.

A continuación se presentará nuestro grupo especial que se reúne para estas fechas. ¡Elevemos nuestro espíritu navideño!

-¡Oh, Dios!- murmuré un tanto alterado.

Es mi hora.

Frenéticamente revisé mis ropas. Tenía que estar perfecto. Siempre daba lo mejor de mí.

¿Zapatos de charol? ¡Listos y brillantes! ¿Camisa blanca manga larga? Sin ni una mancha. ¿Chaleco y pantalones negros? Correctamente puestos. ¿La larga cinta verde? Bien ajustada a mi cintura. No se me caerá. ¿Pañuelo? En mi bolsillo y lo saqué.

-Todo bien- me animé a mi mismo.

-Ji Yong, ¿te encuentras bien?- mi compañero Daesung me preguntó preocupado.

Él tenía una aura de paz. Su presencia me afectó positivamente.

-Sí. No te preocupes. Solo un poco de nervios- hice un intento de sonrisa ajustando bien mi sombrero negro.

-Es raro en ti.

-Lo sé. Ya se me pasará.

-Lo harás bien. Lo haremos bien- me animó.

-Gracias.

Nos dimos ánimos con la mirada y él corrió a su posición.

1...2....3

Salimos por el cuarto trasero de la iglesia. Estábamos en la puerta. El público de esa zona empezó a cuchichear. Éramos ocho parejas y formábamos una fila de a dos. No hicimos caso a la gente ya estábamos acostumbrados y esperamos a que sonara la música.

Estar adelante es una ventaja y desventaja. Podías ver a todo el mundo, pero tenías que aguantar todos los ojos puestos en ti. A mi no me afectaban, sin embargo con la mirada busqué a mi hyung.

No tardé en ubicarlo, estaba en la tercera fila. Él era el único que se giró a verme. Me dio ánimos con los pulgares, su mirada era tranquila y le sonreí en respuesta por un segundo.

¡Estaba listo! ¡Hoy sería un buen pastor!

Nuestro objetivo era pasar por el pasillo hasta llegar al estrado. Ahí aparecerían los niños que representarían al nacimiento y nosotros hacíamos el resto.

Los acordes de la melodía empezaron.

¡Hora de cantar y bailar!

 

Con su permiso señores, con su permiso señores.

Para pasar pasar para dentro. Para pasar para adentro.

A saludar a María. A saludar a María y al niño en su nacimiento. Y al niño en su nacimiento.

¡Que viva, que viva mi niño Dios! ¡Que viva, que viva que ya nació!

¡Que viva, que viva mi niño Dios! ¡Que viva, que viva, que ya nació!

 

Me olvidé del mundo en ese momento y solo me concentré en la canción. Me sentía muy feliz y una sonrisa adornaba mi rostro mientras coordinaba mis pasos. El pañuelo y el sombrero se agitaban con elegancia al hacer las reverencias y giros en las partes mas alegres.

 

No se rían caballeros, de estos pobres pastorcitos.

No se rían caballeros, de estos pobres pastorcitos.

Que vienen desde muy lejos, que vienen desde muy lejos.

En busca de Manuelito, en busca de Manuelito.

 

¡Que viva, que viva mi niño Dios! ¡Que viva, que viva que ya nació!

¡Que viva, que viva mi niño Dios! ¡Que viva, que viva, que ya nació!

 

No se aplaude en una iglesia, pero esta era una excepción para este momento unos cuantos aplausos acompañban nuestro cantar.

 

Veinticinco de Diciembre, veinticinco de Diciembre

Fecha de su nacimiento, fecha de su nacimiento.

Lo celebran los pastores, lo celebran los pastores.

Llenos de gusto y contentos.

Llenos de gustos y contentos.

 

¡Que viva, que viva mi niño Dios! ¡Que viva, que viva que ya nació!

¡Que viva, que viva mi niño Dios! ¡Que viva, que viva, que ya nació!

 

Está san José y la Virgen. Está san José y la Virgen.

De rodillas a su lado, de rodillas a su lado.

Y los ángeles del cielo, y los ángeles del cielo

Para adorar han bajado. Para adorar han bajado.

 

¡Que viva, que viva mi niño Dios! ¡Que viva, que viva que ya nació!

¡Que viva, que viva mi niño Dios! ¡Que viva, que viva, que ya nació!

 

Podía ver los rostros emocionados de la gente y una espuma de energía subió por mi cuerpo. Habíamos acabado la primera canción y ahora empezaríamos la segunda.

 

Lalalalalalala Uy!

Lalalalalalala Uy!

Lala la Lala la

Lala lala

 

Al niño Dios le llevamos

un ponchito de color,

un chullito muy serrano,

zapatitos de algodón.

 

Sí. Definitivamente hoy sería una bellísima Navidad, la sonrisa de Seunghyunnie me lo hacía saber.

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Los villancicos se oían desde las afueras de casa, sabía que Seung se hallaba en el jardín. Faltaba una hora para Navidad. No me sorprendía que estuviera ahí. Debí suponer que un montón de gente y Seung Hyun en una misma habitación no se llevaban bien.

Mi madre había invitado a mi tía y sus dos pequeñas hijas a la cena navideña. Esas mocosas eran unos torbellinos andantes. Hacían mucho ruido y no sanía hasta ahora como no desfallecían de sueño. También vinieron un par de amigos de papá. Los conocía desde la secundaria. Seguían solteros, decían que nunca se casarían. Amaban mucho su libertad. Ellos eran buenos tipos, pero ellos tenían una habilidad innata para socializar y manejar a la gente increíble. ¿Resultado de sus maneras de actuar? Convencieron a todos los adultos en una competencia de karaoke navideño. Incluso Dami y Hye Yoon resultaron arrastrada. Ellas se divertían de lo lindo. A veces solía pensar que ellas fueron siamesas separadas al nacer. Se llevaban muy bien que juntas me daban miedo. Siempre buscaban como molestarnos o avergonzarnos.

Desde aquí podía escuchar el canto de mamá. A ella le encantaban los villancicos y estaba claro que estaba muy a gusto con todos. Riendo y cantando. El ambiente era muy alegre, lo reconozco. Sin embargo no dejaba de ser ruidoso.

Meneé cabeza divertido y apretando mas mi regalo entre mis manos seguí caminando. Encontré a Seunghyunnie sentado en la terraza con aire pensativo. La nieve cubría el jardín. Los finos copos no dejaban de caer. La terraza era techada, no había rastros de nieve en esa parte.

-¿Qué tanto reflexionas, hyung?

Me senté a su lado, tomándolo por sorpresa. Había sido sigiloso a propósito.

-¡Por los clavos de Cristo, Jiyongie!- Seung Hyun me amonestó tocando su pecho.

-¿Cuáles clavos, Seunghyunnie?- pregunté inocentemente. Me sentí orgulloso de actuar bien- Jesús recién nace hoy.

-¿Te crees muy astuto, no?- él entrecerró sus ojos.

-No. Como crees- continúe con mi actuación- Solo soy lógico.

-Mira como me río- sardónico respondió- ¡Oh, la risa se me acabó! Lo siento. No, no lo siento.

Reí divertido ante su ocurrencia. Él, inevitablemente también terminó por hacerlo.

-Un poco de risa es resfrescante- dije.

-Lo es.

-¿Me dirás en qué pensabas?

-No era nada especial. Solo sé que esta Navidad me gusta mucho. Aunque menudo ruido hay adentro- rió entre dientes- Hasta ahora lo mejor ha sido tu actuación, Jiyongie.

-Gracias, hyung- me sonrrojé un poco. Él fue el primero en felicitarme cuando fui a sentarme con ellos al terminar mi acto- Pero creo que te equivocas.

-¿Por qué?- Seung Hyun enarcó una ceja curioso.

-Mi regalo lo será- mostré una confianza absoluta y saqué de mi escondite, mi espalda.

-¡Oh!

-Pensé que nos podíamos dar los regalos antes- comenté- Así evitamos que Dammi noona y Hye Yoon noona nos molestan.

-¡Brillante!- Seung Hyun divertido removió mis cabellos.

Esta vez no lo regañé. ¡Hey, era Navidad! ¿Época de amor y paz?

-De hecho, he tenido el regalo conmigo este par de horas. Espera- Seung Hyun se paró y caminó hacia las macetas. Sacó una bolsa pequeña- Que estén distraídos es lo mejor.

-Exacto- sonreí en complicidad con él.

Siempre hemos estado conectados y esta vez no iba a ser la excepción. Evidentemente, cogimos los regalos del árbol aprovechando que los demás estaban en su mundo.

-¿Quién empieza primero?- pregunté dudoso.

-Yo.

Me sorprendió su iniciativa, pero asentí conforme.

-Espero que te guste. Es sencillo. Hice lo que pude- admitió rascandose los cabellos y entregándome la bolsa.

Con suspicacia lo miré a él. Lo mas probable era que Seung Hyun estaba siendo muy humilde. Algo me decía que este regalo era especial.

Saqué regalo del bolso. Un bonita caja cuadrada con un enorme moño rojo recibió mi vista. Alcé la mirada y enarqué mi ceja inquisitivamente.

-¡Que elegante, hyung!

-¡Eish! ¡Ábrelo!- apremió. Hacía gestos con sus manos, no dándole importancia.

Hice lo que me pedía y el sorprendido esta vez fui yo. Un hermoso gorro de lana con un pompón de color rojo sostenían mis manos. Una letra J dorada se distinguía en él. Se notaba que estaba hecho a mano y era perfecto.

-Es personalizado. Lo mandaste hacer, ¿no? -susurré extasiado.

Ni quería imaginar cuanto le había costado.

-Bueno...

-Seunghyunnie...

-Aish! Mientras en las tardes estabas ensayando para la actuación- comenzó a contar- Estuve trabajando en pequeñas cosas y esto es lo que salió.

Escucharlo me conmovió. Él miraba sus pies, se veían tan avergonzado, una ternura invadió mis sentidos y colocando regalo sobre la mesa, tomé sus manos.

-Gracias, Seunghyunnie. Eres el mejor hyung que puedo tener. Me gusta un montón.

Oficialmente ese presente se había convertido en algo precioso para toda mi vida. Definitivamente no estaba a la altura de mi regalo.

-¿En serio?- preguntó mirándome a los ojos. Asentí- Bien. Utilízalo este invierno. Así no te enfermarás.

-Lo haré. Gracias, hyung- acepté la sugerencia. Lo noté mas tranquilo- Es hora del mío. No es la gran cosa comparado con el tuyo- admití afligido.

-Tonterías. ¡Dámelo!- Seung Hyun extendió su mano- Todo lo que me des no puede ser malo.

Le extendí el regalo. Lo tomó. Envuelto en un papel blanco con un moño verde y de aspecto rectangular. Seung Hyun tomó su tiempo para abrirlo con cuidado. Entendí porqué me dio la caja. Soy tan impaciente que siempre termino rasgando los regalos y Seung Hyun debió preverlo. De verdad, me conocía muy bien.

Una perfecta o formaron sus labios. Sus ojos brillaron con fuerza. Supe desde ese momento que el regalo fue perfecto para él.

-Es para que puedas escribir las historias que surjan de tu mente en el futuro o desde ahora- reforcé lo que él estaba pensando. Las letras en la esquina diciendo, escritor Choi Seung Hyun, debió darle la pista- Dices que quieres escribir libreros de musicales. Deseo de corazón que vueles muy alto.

-No sé como pudiste pensar que valía tan poco- Seung Hyun reprochó con una gigante sonrisa en el rostro- Esto es muy valioso. Muchas gracias, Jiyongie.

-De nada, hyung.

-Espera...¿la cubierta es papel reciclado?

-Sí. Decidí hacerte algo con mis propias manos. Reciclé papel para las cubiertas y bueno lo mandé a anillar junto con el papel bond que compré. Además estoy haciendo un bien al ambiente.

-Ya lo creo- Seung Hyun rió.

Él sabía lo medioambientalista que soy. Le hice ver un documental del foi gras, creo que lo traumé. Aun así no dejó de ser mi amigo. Soy raro, lo sé y agradecía que siguiera conmigo.

-¡¡Hey, ustedes dos!!- Dami noona apareció en escena con Hye Yoon. Estaban paradas en la puerta de la cocina que daba la vista al jardín- Mamá dice que vengan a cenar. Falta media hora para Navidad.

-No nos hagan arrastrarlos- Hye Yoong amenazó y entraron.

Rodamos los ojos y nos paramos. Seung Hyun cogió su cuaderno y yo guardé el gorro en la caja.

-Los estamos esperando!- otra vez salió la voz de Dami noona.

Estábamos entrando en la cocina cuando tuvimos que detenernos, ambas nos miraban con ojos fulminantes.

-¿Qué?

-Abrieron sus regalos antes de tiempo- Dami pronunció.

-Y yo que pensaba animarlos después de la cena- dijo Hye Yoon devastada aparentemente.

-¿En serio, noona?- pregunté.

-No te preocupes, Hye Yoon. Ya veremos sonrojado a mi hermanito- le consoló Dami y miró arriba de donde estábamos.

Alzamos la vista y yo juro que rogué que no sucediera lo que estaba pensando, no dio efecto. El muérdago estaba en la puerta de la cocina. ¿Cuando lo habían puesto? No recordaba haberlo visto antes en la cocina. Aunque yo estaba concentrado buscando a hyung y la cocina estaba a oscuras, no le presté mucha atención que digamos.

-Tienes razón- Hye Yoon aplaudió entusiasmada.

Eso fue suficiente. Eso y la mirada de Dami. ¡¡Ellas lo habían puesto hace poco y nosotros caímos en la trampa!!

-No. No lo haremos- anuncié.

-Estoy de acuerdo con Ji.

-Las tradiciones no se rompen hermanito- Dami con voz cantarina habló.

-¿Ah, sí? Hay una primera vez para todo- le di una mirada de muerte mientras mi voz sonaba a sarcasmo.

-Al menos que deseen un publico mas amplio...- Dami dejó caer la oración- Todos estarían encantados.

-¡No es justo!- Seung Hyun mostró su disgusto avergonzado.

-Estamos esperando- Hye Yoon se miró las uñas.

-Las odio- anuncié. Luego me dirigí a Seunghyunnie.

-¿Qué pasó con el espíritu navideño, hermanito?

Dami no se mostró afectada. Ellas se estaban divirtiendo. No lo hacian de malas, mas bien amaban molestamos.

Solo bastó una mirada a Seung Hyun para saber que teníamos que hacer. Estábamos frente a frente. El muérdago encima de nosotros. All want for Christmas is you de Mariah Carey sonaba en el salón. Sabía que si Seung Hyun me besaba el estaría completamente rojo, mucho más que yo. En cambio si yo lo hacía, su piel se teñiría de rosado. Yo era más racional y tenía mas dominio de mis emociones, entonces controlar mi sonrojo no seria tan difícil. De todas formas, si resultaba como una manzana roja no me importaba.

Decidido a terminar con este teatro que nos obligaron a montar me acerqué a Seung Hyun. Él no cerró los ojos en ningún momento. Dejando atrás mi borchorno, mis labios se posaron suavemente en su mejilla.

 

Todo lo que quiero esta Navidad eres tú. Tú. Tú. Tú y tú.

 

Mariah Carey seguía en el reproductor y sonaba el coro. Tal como lo pronostiqué Seung Hyun tenía sus mejillas sonrosadas ¿Y yo? Al menos no las sentía tan calientes.

-¿Felices?- murmuré enojado a ellas.

-Sí!- gritaron emocionadas y chocando las palmas.

Yep. Esas eran nuestras adorables hermanas. Los que se casen con ellas serian unos pobres desgraciados. Me apiadaba de mi futuro cuñado. Ni siquiera tenía un rostro y nombre, pero lo hacía.

-Tengo hambre- Seung Hyun habló- Vamos a comer pavo.

Dignamente él salió de la cocina y yo lo seguí. Dejando a nuestras hermanas dando saltos en la cocina.

-No digas lo siento, Jiyongie.

-No lo haré.

Estaba por hacerlo. Mejor me mordí la lengua.

-Disfrutemos el resto de la Nochebuena.

-Me parece bien- hablé con normalidad.

-¿Jiyongie?

-Hmmm.

-Feliz Navidad.

-Feliz Navidad, Seunghyunnie- respondí suavemente. No necesitábamos abrazos. Esto era suficiente- ¡Hemos hecho muchas cosas antes de tiempo, eh!- bromeé.

-Es porque se trata de nosotros.

Él tenía toda la razón del mundo. Somos diferentes entre nosotros y nosotros mismos también lo éramos. Somos diferentes y nuestra amistad se mantiene inquebrantable. Quizá mi verdadero regalo de Navidad no era el gorro que recibí o los regalos que recibiré, quizá me dieron por adelantado a Seunghynnie hace cuatro meses.

 

Notas finales:

Lo escribí hoy. Espero que les guste como a mi. Ha sido relajante escribirlo <3

Las leo en los reviews!

P.D: La inspiración de este capitulo fue Feliz Navidad de Michael Buble ft Thalía. Adorable version <3


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