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La custión social por blueous

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Notas del fanfic:

 Me pasó con un fanfic KaiSoo así que explico aquí igual. Si han visto alguna de mims historias en amor-yaoi es porque teía una cuenta done tenía un fanfic llamado "90-Line" donde subía oneshots BangHim, pero no es plagio, es simplemente que tenía una cuenta anterior... y si los han visto fuera de amor-yaoi, puede ser en mi livejournal o en mi dreamwithd (ambos llamados Blueous).

 Sin más claraciones les dejo un BangHim angst o algo así ~

Kim Himchan es muchas cosas, divertido y presumido por ejemplo, se podría decir que rubio también es parte del conjunto de adjetivos hace poco incluido, ¿pero buen samaritano? No, eso no, definitivamente no.

 ¿Entonces qué hace en un proyecto de ayuda a los niños del sur de África? Fácil.

 Recientemente, además del rubio, enamorado es otra cosa que se ha sumado a la lista de “qué es Kim Himchan”. En las esquinas de sus apuntes hay corazones y todo le recuerda solo a una persona, entonces para cuando esta persona dijo que su pasión era la cooperación por causas nobles, que quería renacer como un líder que trascienda culturas y otras estupideces parecidas, como:

—Hay un proyecto, lo está organizando la UNICEF y la embajada, y es interesante, mucho, porque...

 Himchan no escuchó más, por pura pereza, aunque con solo prestar a tención al brillo en los ojos ajenos, supo que tenía que apuntarse a esa red de ayuda de los africanos-que-no-eran-terroristas-y-no-tenían-para-comer (como llamaba a todo el asunto en su mente). Así que allí estaba, en una colecta callejera, con un compañero (que no era ni por casualidad el amor de su vida, sino una tímida peli-roja por la que todos estaban babeando, excepto él).

 Los segundos le parecieron horas, el estómago ya le reclamaba por alimento, pero solo tenía una naranja y un chocolate que debía durar hasta las 4:00PM, así que meterse en la cabeza que esto podría ayudarle a la dieta fue lo que le mantuvo sobreviviendo apenas mientras perseguía a los transeúntes con un “cooperación para los pequeños desvalidos de África”.

 Himchan podría jurar que odia al sol, el calor, el sudor, las miradas de las personas que no donan y las sonrisas idiotas de los que sí. Por todos los dioses, Himchan odia al mundo.

 Aunque para cuando llega el causante de tantas peripecias y le sonríe de la manera más bella que el menor jamás había visto, todo vale tanto la pena.

—¿Cómo va esto?

—¡Oppa! Va mejor de lo que creíamos.

 Yongguk posa la mirada en la chica y de pronto el menor de los chicos se siente algo fuera de lugar, quiere decir algo también, con el mismo entusiasmo de ella, pero es mentira que se siente medianamente bien de estar allí, así que lo único que sale de su garganta es un escueto: —Bang, ya son las 4:00.

—A eso venía precisamente, ya se cumplieron las horas y podemos volver a la oficina.

 Yongguk también es varias cosas; efectivamente buen samaritano si forma parte de las suyas, misterioso también y varonil aún más. Entonces ahí estaba, coqueteando con la pequeña Eungyo que en realidad no parece muy interesada en él y que termina por correr hacia una de sus amigas tan pronto se une otro grupo en el trayecto de vuelta a la sede principal. Algo resignado, Yongguk vuelve su atención al otro chico; le pasa un brazo por los hombros y el rubio siente que el piso se le mueve con fuerza con ese simple y estúpido contacto, su corazón se salta un latido y si llega a la sede es caminando en una nube. Así mismo se va a su casa.

 Es más que consiente que esta relación no va ninguna parte: primero que nada porque no alcanza a ser ni si quiera una relación en el sentido de la palabra, pero simplemente no puede evitar la repentina debilidad de sus rodillas cuando Yongguk está dentro de su radio sensorial, como tampoco puede controlar las ideas que forman su inconsciente con solo recibir una mirada del mayor. Ahora mismo su corazón y estomago parecen ser independientes, responder solo al fresco recuero de Yongguk y no parecen querer dejarlo dormir. Himchan gruñe cuando se da cuenta que no puede dormir, pero se niega a perder una noche de sueño reparador y cree que tal vez hablar con alguien alivie sus nervios, ¿de qué? Ni él sabe, aunque la pregunta real es ¿Con quién hablar a las 2:24AM? Todos deben estar dormidos y su sentido común le dice que despertar personas a estas horas es pésima idea, entonces una gran idea le parte el cerebro en dos. Llamar a alguien que no cumpla con los requisitos de persona, ¿quién más que Jongup? Que más que un humano es como una máquina de sonrisas y preguntas sin respuestas.

 Say Goodbye de Chris Brown alcanza a sonar casi hasta el coro antes de ser reemplazaba por la somnolienta voz del menor.

—¿H-hyung, está bien?

—¿Te desperté? —Es obvio que la pregunta roza con lo estúpido, pero hay que hacer conversación de algo.

—No se preocupe.

—Yah, Moon JongUp. ¿Cuándo dejarás de tratarme como a tu profesor?

—... —Del otro lado de la línea se escucha un murmullo dubitativo que se calma al sentir la silenciosa risa del interlocutor —No creo que me llame…s a esta hora solo para saber si estoy durmiendo.

—Despertarte en horas de sueño te hacen más inteligente y yo necesitaba decirle a alguien que a veces creo que a Yongguk lo criaron demasiado bien por eso de no ser homofóbico pero seguir siendo un chupa-vaginas.

 Jongup ríe desde algún lugar lejano, pero esa melodía relaja los sentido de cualquiera.

—No creo que sea heterosexual porque le atraigan las mujeres —Continua Himchan dejándose caer en la cama mientras sus ojos se pasean por el techo como si fuera una novedad —, me lo dice mi radar, y confirma él que me dijo no haber tenido su primer amor aún.

—¿Enserio ustedes tienen ese radar mágico? —Inquiere Jongup con fingida sorpresa.

—Que sí. Y te digo que Yongguk está muy marcado por la cuestión social, nada más.

—Entonces no puede hacer nada, hyung.

—Tu inocencia hizo que me entrara el sueño Uppie —Dejó escapar un bostezo —¿Nos vemos el lunes?

—Duerma bien, nos vemos.

 Por la rapidez con que Jongup corta la llamada, Himchan sabe que el sueño no le entro solo a él, apaga el celular y sueña con las artimañas que puede usar con su hermoso objetivo; porque si algo sacó de su insomnio nocturno es que al menos tiene que intentarlo.

 Las vacaciones de invierno llegan rápido, y los trucos de Himchan han actuado mejor de lo que él mismo pudo llegar a imaginar, a estas altura Yongguk lo busca sin saber bien porqué y la delgada cintura del rubio se han convertido en el lugar favorito de las grandes manos del mayor, ya son casi mejores amigos; y se cubren en eso mismo para dedicarse algunos 'Te amo', que Himchan aprendió a sacar de contexto (y espera el otro haga lo mismo). La teoría del rubio no hizo más que afirmarse mientras los días pasaron; y es que el mayor no deja de ser varonil en ningún momento, pero cuando están solos, Himchan suele encontrarse atrapado entre un pseudo-coqueteo y agarres más largos de lo que un amigo necesita.

—Channie, ven —Yongguk palmea el espacio vacío de la cama a su lado. Cuando el nombrado hace su aparición una traviesa sonrisa crea sombra en sus labios —¿qué tanto me miras?

—Que cuando te conocí jamás pensé que fueras como un osito.

—No lo soy. Ya ven, que no me gusta rogarle a nadie.

 Himchan obedece y se acurruca en el pecho del mayor, quien mientras le acaricia el pelo comienza a preguntarse por el cosquilleo habitual en el estómago.

—Eres tan lindo, Channie.

—Lo sé —Murmura a la vez que acaricia el pecho ajeno con la nariz tomando su aroma.

 El silencio recae en la habitación hasta que Yongguk comienza a sentir sueño. El bostezo del mayor Himchan lo siente sobre su coronilla y no puede evitar sonreír, sobre todo cuando el dueño de casa extiende la mano buscando el control remoto de la televisión para no tener que llenar la falta de ruidos. No es incómodo, Himchan se dice a sí mismo mientras acomoda para ver también el noticiario de la tarde.

 El primero en hablar es Yongguk, de la nada, mientras deja su mano enredarse con los cabellos de Himchan para llamar su atención. Su voz es pastosa, así que el rubio está seguro que el otro está al borde del sueño.

—Si fueras mujer, créeme que...

 Ambos se tensan casi al mismo tiempo, porque son palabras fuertes dentro de esa amistad y quieren decir que tal vez Yongguk ha pensado en la posibilidad de tener algo más, pero es molesto lo de “si fueras”. El ambiente se hace más espeso y Himchan olvida todas sus artimañas cuando responde levemente enfadado.

—Si así fuera no te hubiera conocido.

—¿Tú crees?

—Las cosas pasan por algo.

—Esa frase es mía.

 Se ríen despacio cuando Himchan se niega a respondes, para aligerar el ambiente tal vez, Yongguk intenta volver a lo de antes acariciando los cabellos de Himchan, sin embargo no es mucho después que el movimiento cesa, entonces Himchan no puede evitar el levantar la mirada para encontrar unos profundos ojos observándolo con detenimiento.

—Bbang...

 Las palabras sobran, es mejor ocupar los labios en otra cosa, y lo hacen. Poco a poco sus labios se rozan, es obvio que ambos saben bien lo que hacen(o más bien cómo lo hacen), pues la lengua de Yongguk se abre paso de forma experta a través de los delgados labios de su compañero, y una vez puede explorar la húmeda cavidad del menor el beso comienza a subir de tono. Himchan decide cerrar los ojos totalmente y disfrutar, no quiere que termine, no puede permitírselo cuando ha esperado tanto, así que tan pronto el beso parece querer terminar muerde el labio inferior del mayor, como si con ello lo atrapara. Siente la ancha sonrisa formarse bajo sus propios labios y luego un temblor en aquella boca que recién empieza a explorar le advierte que quizá esto fue un cabo suelto en sus maquinaciones.

 Cuando sus sentidos vuelven, la posición de sus cuerpos no ha cambiado y sigue enredado entre los brazos del más alto, por inercia aprieta su ropa y las respiraciones ya han menguado lo suficiente para hablar, pero ninguno quiere hacerlo.

—Perdón.

 Los ojos del menor se abren desmesuradamente por un instante y después vuelven a su tamaño normal.

—Fue un impulso, Bbang no hay nada qu...

—No. Fue algo que quería hacer hace mucho —El corazón a Himchan le da un vuelvo, ya no sabe si late muy rápido o se ha detenido, se hunde en el hueco formado en el cuello del mayor sin saber que decir, entonces Yongguk sigue y él se entera que el corazón en realidad le ha dejado de latir —Fue un error. Channie, perdón.

 No quiere salir de allí, sabe que no habrá otro beso así aunque ambos mueran por ello, lo último lo sabe porque siente el corazón ajeno latiendo a gran velocidad contra su estómago, porque la piel contraria está ardiendo y porque el agarre en su cintura no se ha ablandado ni un poco, pero también conoce a la persona de la que se enamoró y sabe que esto que los detiene es solo una cuestión social.

 Una cuestión social que puede más que él y todo el amor que pueda ofrecer.

Notas finales:

 Así que sí, los finales felices no son los mío.


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