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Una Navidad en el 221B por Xenophilica

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Notas del fanfic:

Xeno, por aca!

Notas del capitulo:

Ok, este es el primer FanFic de esta pareja que escribo, es algo ligero y es en One-shot.

Despues de que varias imagenes me causaran curiosodad fue que me anime a ver la serie con una pregunta rondando mi mente.

"¿Porque siempre emparejan a Sherlock con John?"

y despues de ver la serie me pregunte

"¿Como no emparejarlos?" con un monton de referencias hacia ellos es imposible no verlos como pareja... laboral. Ay aja xD

 

en fin, este fic salio de eso, y de el momento en el que Sherlock hecha a Molly de cabeza en la noche de Navidad, solo que con una enorme variacion xD (Vasado en el capitulo 2X01)

 

Siin mas... Enjoy! :D

 

 

La navidad se acercaba, solo unas horas para que aquella fecha importante –aunque no verdaderamente importante para cierto detective consultor- llegara. La señora Hudson había hecho acto de presencia desde muy temprano, más que nada para preparar la cena y arreglar un poco le departamento de Sherlock, el cual se encontraba encerrado en su habitación por pedido de la anciana mujer, aunque aquel pedido hecho era para evitar que su pared sufriera los incontrolables disparos de un arma 9mm que Sherlock había tomado prestada, seguramente, del escritorio de John.

En cuanto John, el médico rubio se encontraba haciendo las compras de una lista que la señora Hudson le había entregado desde el momento en que había tocado la puerta del departamento. Todo parecía tranquilo –aunque solo en apariencia- pues las tiendas estaban totalmente abarrotadas con las compras hechas a último minuto.

Una vez acabado la titánica tarea de cumplir con cada uno de los pasos en la lista de la adorable señora Hudson, camino de regreso al 221B, no tenía ganas de tomar un taxi, además ¿Dónde encontraría uno a plena víspera de navidad?, era obvio que los vehículos no abundaban demasiado en esas fechas. Entonces recordó las antiguas navidades, con una familia no tan unida como la suya, con una hermana alcohólica y con una madre que solo se la pasaría criticando su modo de vida, él no estaba para esas cosas.

Así que supuso que su primera navidad junto con la señora Hudson y con los oficiales de Scotland Yard y con…Sherlock, sería una buena experiencia, pues era de las pocas veces que se permitía celebrar con amigos y no encerrado en su habitación fingiendo que no todo es felicidad afuera.

Hecho un pequeño vistazo al montón de bolsas que llevaba consigo, en una iban todas las cosas que la señora Hudson mando comprar y en otra había pequeños regalos, todos y cada para un dueño en especial, inclusive Mycroft recibiría un pequeño presente ese día, aunque bien el hombre del gobernó podría terminar encontrándole defecto alguno al obsequio y terminantemente conservándolo más por lástima que por verdadero gusto, soltó un pequeño suspiro al recordad que aun no compraba algo para Sherlock y es que en verdad lo desanimaba bastante que su “amigo” le encontrara algún defecto a su obsequio y terminara por hacerlo sentir mal –justo como a Molly cuando la forense trataba de hacerse notar para el detective-, se detuvo en una luz roja dos cuadras antes de llegar a Baker Street, paseo su mirada por el lugar, tratando de encontrar un verdadero regalo para el detective.

Entonces se topo de frente con una extraña tienda de antigüedades, algo llamo su atención de inmediato, eran unas extrañas figuritas talladas en madera junto con un tablero de ajedrez, John se lo pensó por un momento, era obvio que a una persona como a Sherlock se le haría interesante jugar al ajedrez, podría retarse a sí mismo en alguna partida, pero viéndolo bien, no creía que Sherlock sería de esos tipos listos que dejan de estar aburridos solamente retándose a sí mismo.

Así que soltó un suspiro derrotado, a final de cuentas volvía a estar en ceros para encontrar algo que le gustase al detective, estaba a punto de retomar su camino al 221B, pero otra cosa más había capturado su atención, era un estuche, elegantemente tallado en madera, en el se encontraba reposando una elegante pipa hecha de una fina caoba en colores obscuros, tan obscuros como el cabello de Sherlock, a John no le tomo mucho pensar en encontrar algo mas para su amigo, ese obsequio sería perfecto, tenia escrito “SHERLOCK” por todas partes, y con una sonrisa se adentro en la tienda.

— ¿Puedo ayudarle en algo?—. Pregunto el encargado de la tienda, un jovencillo de algunos dieciocho años, del que seguramente su padre o abuelo seria dueño de aquella tienda.

—Sí, ¿Podrías mostrarme la pipa que tienen en exhibición?—. El joven sonrió y se encamino a donde el rubio señalaba.

—Tiene muy buen gusto, señor. Esta pipa está hecha de la mejor caoba que hay, estupenda para un regalo de navidad—. El joven se la tendió a John para que la mirase mejor. —Además podemos gravarle las iniciales que desee en el estuche y en la pipa—.

—Me la llevo—. Dijo el rubio bastante seguro, regresando el objeto a su estuche para poder ser envuelto.

—Perfecto, ¿Cuáles son las iniciales que se grabaran?—. Pregunto el joven.

—S. H.—. Contesto John.

Una vez envuelto el estuche en un adorable papel azul metálico con un pequeño moño en una esquina y una discreta tarjeta, John salió de aquel local con el regalo de Sherlock en las manos listo para regresar a Baker Street sin pendiente alguno. Justo estaba a punto de cruzar una calle cuando una joven mujer choco de frente con él, haciéndole tirar algunas bolsas.

—Oh, ¡Lo siento en verdad!—. Contesto la chica con verdadera vergüenza.

— ¡Molly!—. Saludo John al reconocer la voz de la forense de Bart’s, la chica sonrió al reconocer al doctor, y aun con las cosas que le había tirado en mano.

—John, que gusto verte—. Contesto con una sonrisa. —Perdona por esto—. Señalo las bolsas que sostenía.

—No hay problema—. Contesto el doctor tomando las bolsas de manos de la joven. — ¿Vendrás esta noche al departamento?—. Molly no pudo evitar sonreír.

— ¡Claro!—. Contesto. —Sabes que no me perdería por nada los conciertos que Sherlock hace por la señora Hudson—.

—Bien, entonces nos vemos ahí—. Dijo el doctor a manera de despedida, la chica asintió. John se apresuro a cruzar la calle antes de que el semáforo volviera a cambiar, Molly lo vio partir y antes de que ella siguiera su propio camino algo llamo su atención, un paquete envuelto en un llamativo papel azul eléctrico.

—Ay no—. Dijo la joven antes de elevar la mirada en busca del doctor, pero ya no había rastros de él, Molly soltó un suspiro. —Se lo devolveré esta noche—. Dijo para guardar el regalo en su bolso.

 

***

 

Las ventanas estaban adorablemente decoradas con noche buenas, el árbol de navidad yacía en una esquina, ya decorado por la señora Hudson y por un aburrido Sherlock al que habían amenazado con quitarle los casos hasta el próximo año y quitarle a su fiel calavera.

Mycroft y Lestrade se encontraban envueltos en una plática sin sentido para los demás, mientras que Sherlock apenas salía de su habitación ya vestido para la ocasión, al ver al detective inspector hablando con su hermano, frunció el ceño y apunto acusatoriamente al mayor de los Holmes.

— ¿Qué haces aquí?, yo no te invite, ¡Fuera de mi casa!—. El mayor de los hermanos sonrió de medio lado ante la actitud infantil de Sherlock.

—Tú no, pero Watson si y te aguantas—. Le contesto con una sonrisa que hizo enojar al menor.

— ¡John!—. Grito Sherlock, el rubio iba bajando las escaleras que conducían a su habitación cuando escucho el llamado del detective.

—Sherlock, deja el drama por una noche—. Le contesto el rubio antes de ir al árbol y comenzar a colocar los obsequios al pie de él, Sherlock, al ver que comenzaba a poner las cajas de regalos junto al árbol, se quiso acercar para deducir que contenía cada uno de ellos. — ¡Para atrás!—. Dijo el rubio al ver las intenciones de moreno. —Esta navidad no lo harás, no le dirás a los demás que hay en las cajas—.

— ¡Aburrido!—. Dijo el detective mientras se alejaba del árbol con los brazos cruzados. — ¿A quién hay que dispararle aquí para obtener un caso?—. Pregunto sentándose en su sillón.

—No le dispararas a nadie, si no quieres a un grupo de oficiales confiscando el montón de partes humanas que tienes en el refrigerador—. Contesto Lestrade. —Sabes que a Anderson le encanta eso—. Sherlock bufo molesto, levantándose de su sofá para tomar su violín y comenzar con las canciones navideñas que tocaba amablemente para la señora Hudson.

—Que bien, llego a tiempo—. La voz de la joven forense se hizo escuchar en el piso, pero Sherlock no dejo de tocar, los demás la recibieron con un abrazo, a excepción de Mycroft, para cuando Lestrade se aparto de ella para seguir hablando de temas políticos y oficiales con el mayor de los Holmes, Sherlock ya había terminado de tocar y se había acercado a la joven para saludarla. —John te…—.

—Hola Molly, ¿Tienes cita esta noche?—. Pregunto el moreno al ver el elegante vestido-casualmente azul eléctrico- que traía la joven forense, pero antes de que la chica contestara, él había comenzado a hablar de nuevo. —Bonita caja—. Le quito el regalo que se le había caído a John y la principal causa de que ella lo llevara en la mano. —Algo ligera lo que dice que no es algo muy ostentoso, tal vez algún prendedor de corbata, aunque la caja es demasiado grande para eso, o puede que si sea ostentoso pero es algo bastante pequeño, ¿Puros, tal vez? Aunque por el papel escogido para envolver el obsequio combina perfectamente con el de tu vestido podría decir que esperas una relación a largo plazo, aunque por la tarjeta podría decir que la persona destinada para este obsequio no sabe de tus intenciones, dejándote con un obvio corazón roto ya que… —. Sherlock se vio interrumpido al abrir la tarjeta que traía la pequeña caja envuelta en un papel azul eléctrico con un moño rojo decorando una esquina.

“Feliz Navidad: No sabía que regalarte y aunque recordé tarde que estabas dejando de fumar-o bien, es difícil sostener el vicio en una ciudad como Londres- no pude evitar comprar esto para ti. Espero te guste, Sherlock

John H. Watson”

— ¿Paraste de humillar?—. Le dijo la joven de manera molesta y con los brazos cruzados. —Señora Hudson, yo le ayudo con eso—. Dijo la mujer al ver a la anciana caminar a la sala con una bandeja de galletas recién horneadas.  Sherlock desvió la mirada hacia John que se encontraba de rodillas moviendo las brazas para que el fuego de la chimenea no se apagara.

—No sabes cuándo parar de alardear ¿Verdad?—. Le dijo Lestrade en manera de represión y una sonrisa ahogada se escucho por parte de Mycroft, haciendo que Sherlock frunciera el ceño

— ¿De qué te ríes?, ¡No te rías!, no es gracioso, ¿No te dije que te fueras de mi casa?—. Dijo de manera molesta Sherlock, pero no tomándole tanta importancia. El moreno se acerco al doctor que aun seguía de rodillas cerca de la chimenea, entonces noto que el suéter que vestía John era del mismo color que el papel que envolvía el regalo, solo que más apagado y entonces se sintió mal. —John…—.

—No digas nada ¿Si?—. Dijo el rubio mientras se ponía de pie y encaraba la detective. —No espero ninguna relación a largo plazo, tampoco el que te dieras cuenta de na…—. John fue repentinamente silenciado un fuerte y sorpresivo abrazo del detective consultor.

La señora Hudson sonrió ante la escena y comenzó a indicarles a los demás que debían dejar a la “pareja” a solas para que arreglaran dicho asunto, en cuestión de minutos Sherlock y John quedaron solos en el piso.

—En verdad lo siento, John—. Se disculpo el detective con honestidad. —Solo quería molestar a Molly, no sabía que el regalo era para mí y que tú lo habías comprado—.

— ¿Pero es que no puedes cerrar la boca por cinco minutos?—. Le dijo el rubio con una sonrisa mientras correspondía el abrazo. —Olvídalo ¿Quieres?—.

— ¿Puedo abrirlo?—. John se alejo de Sherlock para poder verlo a los ojos.

— ¿Qué?—.

—El regalo, ¿Puedo abrirlo? —. El rubio solo asintió mientras el moreno comenzaba a romper la envoltura del obsequio.

—No sabía que regalarte, y eso fue lo único que llamo mi atención—. Sherlock saco la pipa de la caja en donde venia, apreciando los detalles como el que llevara sus iniciales gradabas o el simple hecho de que era un regalo de John, el detective sonrió y no dudo en volver a envolver al soldado con sus brazos.

—Gracias—. Susurro el detective en su oído, John sonrió al ver que el moreno ya no había dicho nada ofensivo a su regalo, cuando se separaron inesperadamente Sherlock planto un beso rápido en los labios del doctor. — ¿Crees que ya va siendo hora de decirles?—. Pregunto el moreno sin dejar de abrazar al doctor, solo hundiendo su rostro en el cuello del más bajo y respirando ese dulce aroma que la piel del John tenia.

—Hoy no, es navidad—. Le dijo el doctor para volver a reclamar los labios del detective. 

 

 

Notas finales:

Se acepta de todo tipo de comentarios, necesito que me digan si puedo adentrarme en es fandom o de plano regreso de donde vine xD...

 agradecere sus leidos y sus Rw, unque no los meresca ¡Gracias por leer! :D

 

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