Esta historia se trata de dos chicos, ellos eran dos amigos, pero no dos amigos normales, no. Los que les hacían diferentes a los demás, era que ellos dos se querían, se querían mucho más que amigos. Se querían como hermanos. Es que para ellos dos, eso eran, hermanos. Se conocían desde que tenían memoria, y su amistad se volvió muy fuerte en esos largos años.
Ellos estaban destinados a estar juntos. Siempre lo supieron. Desde la primera vez que hablaron, hasta el día de hoy. Pasaron por muchas cosas en estos años, pero nada hizo que se separaran, todo lo contario, los unió mucho más.
Algunos se burlaban de ellos, por tener esa forma de divertirse tan rara, que nadie o casi nadie entendía. Pero a estos dos chicos no le importaban, ellos eran felices cuando estaban juntos, nunca les importó lo que los demás decían, ni lo que los demás dirán con cada cosa que se les ocurría hacer.
¿Nunca les pasó que tienes a la persona que tanto buscabas frente a tus ojos, pero no te diste cuenta? Bueno, pues eso es lo que les estaba pasando a estos dos hermosos chicos. Ambos decían quererse solo como hermanos, como amigos y ya está, pero lo que ellos no sabían era que con esas bromas, esos chistes tan… Gays… Por decirlo así, ambos se estaban enamorando.
Un día Styles no pudo aguantar más, le dijo a Scott lo que sentía. Él sabía que eso no iba a terminar bien, pero es que no podía seguir callando ese sentimiento que lo tenía loco por dentro, no podía decirle BASTA. Es que no hay un silenciador para el amor. No existe.
Ese día la vida de ambos iba a cambiar, aunque ellos no lo supieran en ese momento. Scott, al escuchar aquellas palabras salir de la boca tan tartamuda del castaño, no sabía que contestar, el nunca se había puesto a pensar eso, a pesar de que sabía que esa amistad que tenían les iba a llevar a algo parecido a esto.
Es que en una amistad tan fuerte como la de ellos, donde con tan solo una mirada ambos sabían lo que tenían que hacer o decir en ese momento, alguien puede salir lastimado… O enamorado, que yo en lo personal no le encuentro diferencia.
Scott, no sabía que responder a tan grande declaración del menor, se quedó callado, pensando en que decir. Es que las palabras no salían por su boca, se quedaban estancadas en la garganta. Como un nudo que no quería salir de ahí. Quería decirle que él también sentía lo mismo, quería decirle lo que sentía en el pecho cuando ambos estaban juntos. Pero no podía, ese nudo en su garganta no le dejaba hablar. Styles volvió a hablar otra vez, preguntándole si lo quería, si él podía esperar algún día una respuesta sincera que salga de sus labios. Scott, sin poder decir algo más asintió con la cabeza, con los ojos llorosos, y se acercó lentamente a Styles… Y lo besó.
Pero ese beso no fue un beso normal, fue un beso lleno de desesperación, como si hubieran pasado años sin verse, como si tocar los labios del otro era algo que siempre hubiesen deseado. A los minutos se separaron para tomar aire y se miraron a los ojos para luego juntar sus frentes. El castaño cerró fuerte los ojos y una sonrisa curva se presentó en sus labios. Scott, en cambio, aún seguía sin poder comprender lo que acababa de pasar.
– Te quiero –. Dijo el moreno, para volver a besar Styles como si esa fuera la primera vez, pero esta vez con más pasión, pero no por ello con menos ternura.
– Yo también te quiero – contestó este al separar un poco sus labios –, mi amor.
Y así, seguía una historia de amor, porque aunque ellos no se dieron cuenta, la historia había comenzado el día que se conocieron. Y terminará, el día que ambos no estén en este mundo.
Fin.