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¿Me quieres? por RinkatakuChibbiSan

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Notas del fanfic:

Hola ^^ He andado muy desaparecida ultimamente D: Espero poder actualizar lo demás pronto :'3

Por ahora, les traigo esto~

Notas del capitulo: Espero que lo disfruten, aunque me haya quedado simple...
No pudo dormir, sus ansias por querer volver a verlo no le dejaban. No veía la necesidad tampoco de "sufrirlo" de esa forma, puesto que solo tenían un vínculo amistoso. De hecho, no tenía razones para estar perdiendo la conciencia por él, por pensar en sus breves conversaciones, no tenía derecho a conciderarlo suyo.

Dio incontables vueltas en su cama. No podía, no debía, no quería estar tan obsecionado por una sola persona, y sin embargo allí estaba, retorciéndose en su propio sentimiento no correspondido. Era más que obvio que él no lo quería, apenas le agradaba por ser demasiado amable con él.

Sus esfuerzos serían en vano, a El Cid no le interesaría nunca tocarle un pelo. Fuera en el sentido que fuera.

Cierto día, en que su curiosidad lo llevó a espíarlo entrenar solo, se ocultó detrás de un pilar para verlo. Tal fue su sigilo, que ni las aves se asustaban por su presencia, posándose alguna en el hombro u otra cantando cerca.

Le miraba de arriba a abajo y de un lado al otro. Observaba tanto su cuerpo que podía notar a la distancia el sudor deslizándose por sus pectorales y brazos; se concentraba tanto en sus movimientos que parecía saber o adivinar cuál sería el próximo. Ciertamente, Capricornio le volvía loco con su mirada imperturbable y su caracter estricto.

Se relamió, casi hipnotizado, cuando el joven de cabellos azabache dio un último revéz de su Excálibur, apuntando al pilar donde se encontraba escondido, ya que parecía que sus miradas se habían encontrado apenas un instante. Casi sin utilizar su cosmos, con ese último movimiento de su brazo lanzó una pequeña ráfaga de viento punzo-cortante que dejó marcas en dicho pilar y por poco lo derrumbaba.

Asombrado, el joven castaño se reacomodó detrás del pilar ya medio destrozado y siguió expectante a las acciones de su compañero. Sin embargo, el muchacho ya había acabado su entrenamiento y le dio la espalda al pilar para inclinarse a por su toalla -- ¡Terminó el show, Sísifo! --Exclamó con cierta molestia antes de retomar su camino hacia la Décima Casa del Zodiaco.

Al arquero por poco le daba un infarto, no creía lo que oía de él. Le recorrió un escalofrío en todo el cuerpo y cerró sus ojos con fuerza, queriendo desaparecer. Más ello no pasó, y al instante de hacer lo anterior se decidió por enfrentar las concecuencias.

-- ¡Oye, espera! --Le llamó al saltar lo que quedaba del pilar para que el otro le viera y agitó los brazos. No estaba tan lejos, y sin embargo parecía querer irse con prisa.

-- ¡¿Ahora qué?! --Se dio vuelta solo por no quedar tan mal y se encontró frente a frente y naríz a naríz con él.

Se había acercado utilizando su velocidad de Santo --E-El Cid... --Tenerlo a tal cercanía hacía que su corazón latiera desbocado y se fijó en sus ojos, oscuros ventanales del alma que no fíaban ningún sentimiento en especial.

-- ¿Q-Qué...? Uhf... ¿Qué quieres? --Balbuceó nervioso y con su ceño fruncido. Parecía estar aún ofendido por la osadía del otro.

Ya no se aguantaba, ya no quería reprimirse. En cuanto el silencio se hizo insoportable, lo atrajo casi con brusquedad hacia él y le plantó un largo y forzado beso en los labios. Durante aquello, el pelinergo no había reaccionado, por lo que Sísifo creyó que podía proseguir.

Cuando separó apenas sus labios en el intento de profundizar el beso, El Cid lo apartó -- ¡¿Qué acabas de hacer?! --Sus ojos desorientados por el enojo eran escalofríantes.

--Es que yo... --Comenzado a excusarse o aclarar sus sentimientos, se detuvo. Capricornio estaba volviendo a irse.

Totalmente desilusionado dejó caerse de rrodillas. La opresión en el pecho era dolorosa por su solo significado. Lo perdió. Su amigo. O quizá, solo perdió el poco aprecio que tanto le costó conseguir, quizá para el otro solo eran meros compañeros de armas.

Pero estaba seguro que nada había ganado con eso.

El punto era hacía rato que no lo veía ni daba con él para disculparse al menos. Siguió retorciéndose, buscando el descanso o tal vez una posición mínimamente cómoda en la cama. Ya ni seguía pensando en aquello, porque su mente divagaba tanto por el cansancio que no esclarecía nada.

Fue entonces que oyó el leve rechinar de la puerta al abrirse y un par de sordos pasos acallados con cautela. Se incorporó de inmediato en el colchón, el individuo ocultaba su cosmos y fue por ello que supo que era un compañero. Antes de que pudiera decir algo, el desconocido cerró la puerta.

Al hablar, el castaño lo reconoció y observó incrédulo al acercársele el otro --No puedo dormir. Sísifo, debemos aclarar algunas cuestiones.
Notas finales: Gracias por leer :3 Nos vemos en la próxima~~

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