Cada trabajador de la propiedad de Kim Youngwoo, mejor conocido como Kangin, estaba esperando lo peor. Desde que el viejo hombre enfermó, todos los ayudantes y trabajadores temían que una vez que él muriera no tendrían un puesto de trabajo. No es como si fueran crueles y descorazonados. De hecho, eran personas honestas y humildes, pero el hombre era cruel. Los trabajadores conocían al hombre mejor que nadie después de haber trabajado para él durante años. El hecho de que él era rico solo probaba que el dinero podía comprar lo que sea. Todo aquel que había trabajado para él, sabía de sus crímenes. Muchas mujeres jóvenes habían sido sus víctimas. Ninguna lo acusó. Tenían mucho miedo de desaparecer como sus primeras víctimas. De cualquier manera, no es como si tuvieran otra opción. Si hablaban, sus familias serian despedidas y morirían de hambre ya que nadie estaría dispuesto a contratarlas después de haber sido despedidas del rancho. Se quedaban calladas, algunas se suicidaron, y otras no pudieron quedarse a trabajar para el hombre que las había violado.
Le costaba respirar. El sacerdote había sido llamado por él para darle su último sacramento. Sabía que esto pasaría pronto, podía sentir su vida escapando. La única queja que él tenía era que vivió una vida llena de actos malvados. Él sabía que el infierno estaba esperándolo y él no iba a poner una pelea. Esperó y se aferró a la poca vida que le quedaba. Él todavía tenía que hacer lo correcto. Toda su vida había vivido solo, nadie había sido parte de su familia, pero él sabía que todo iba a cambiar pronto.
Cuando el padre había entrado a la habitación sabía que Kangin no lo lograría. Después de estar enfermo durante años, el hombre había perdido muchas oportunidades, pero esta fue su última vez. Se acercó a él y se sentó junto a él para darle su último sacramento. Justamente cuando iba a hablar, la puerta fue abierta, haciendo un fuerte ruido cuando el mango golpeó la pared.
“Necesito hablar con él, padre. Por favor déjeme a solas con él.”
“Hija mía, puedes ver su estado. No nos queda mucho tiempo.” Le dijo el padre, pero ella sólo lo miraba disgustada. El padre se puso de pie y salió de la habitación, dejándolos a solas como ella lo había pedido.
Luego de tantos años esperando que el hombre muriera., el señor había escuchado sus plegarias. Años de tener que jugar bonito finalmente había dado frutos. Ella nunca podría lavar sus repugnantes toques y besos, pero hoy, ella iba a ser recompensada. Se acerco a él, y una vez que abrió los ojos sonrió.
“Kangin, ¿Cómo te sientes cariño?” sabía que tenía que portarse bien. Un movimiento en falso podría costarle su plan.
“No te preocupes… sé porque estás aquí…” le costaba horrores el tener que hablar, pero se escuchaba claro. “No te quedarás con nada que sea mío” dijo él y sonrió.
Ella entrecerró los ojos, se acerco a él furiosa. “No tienes a nadie Kangin. Nadie te ama. Nadie te extrañará. Espero que te pudras en el infierno. Todos estos años compartiendo cama contigo, ¿¡no significa nada para ti!?
“No es mi problema que tú esperaras algo a cambio.” Dijo con gran dificultad.
“Te odio.” Dijo antes de caminar encolerizada fuera de la habitación, y una vez que salió fuera del rancho gritó y gritó por lo que acababa de pasar. Su plan había fallado.
«...»
El padre regresó a la habitación una vez que vio que ella se había ido. Había escuchado los gritos, pero por el momento tenia cosas más importantes por las cuales preocuparse. Una vez que estuvo listo para recibir el sacramento. Después de muchos años de escuchar y sospechar acerca de la verdad; finalmente lo escuchó de él. No fueron sólo algunas víctimas, pero el hecho de comprobar que el hombre se había asegurado de que ninguna de ellas tuviera algún hijo bastardo, eso fue lo que dejó sin habla al padre.
Después de estar solo por años, sin familia, le dio la oportunidad a uno de ellos. Dejó uno vivo, pero nunca hizo un intento por reconocerlo como su único hijo. Ahora las cosas eran diferentes, y él había dejado en claro que lo mejor era dejarle todo a la única persona que tenía su sangre corriendo por sus venas, aunque su sangre estuviera sucia. Era mejor para alguien como él dejarle toda su riqueza a su hijo, a que se lo comieran las ratas.
“¿Quieres que llame a tu hijo, Kangin?” preguntó el padre.
“Sí, necesito hablar con él antes de que me muera.”
«...»
Los rayos del sol hacían que se le hiciera difícil trabajar. El clima no lo estaba ayudando tampoco, pero necesitaba terminarlo. Sólo porque el jefe estaba muriendo no significaba que tenían que ponerse flojos. Necesitaban seguir trabajando para asegurarse de sacarle beneficios al rancho. El sudor en su frente había comenzado a ser molesto. Se sacó la camisa, el joven se secó el sudor con su camisa y dejó que al aire lo refrescara. Continúo retirando el saco de heno de la camioneta cuando Sulli llegó corriendo hasta él.
“Al parecer el jefe quiere verte.” Dijo ella, pero sus ojos estaban clavados en el torso desnudo del joven.
“¿Ahora?” preguntó.
“No, mañana.” Dijo juguetonamente empujándolo. “Claro que ahora.”
Corrió todo el camino hasta la gran casa poniéndose la camisa. Una vez dentro, vio al padre esperando por él. Le dio una mirada confusa, pero el padre sólo le dijo que mantuviera su corazón abierto; a escuchar lo que él tenía que decirle sin interrumpirle.
Una vez dentro de la habitación se acercó incómodo a él. Nunca esperó que él lo llamara. Si alguien era llamado, ése era el capataz, no él. Una vez que Kangin lo miró le dijo que se acercara.
“Lamento lo que te hice.” Estaba confundido, pero no lo interrumpió. “Todos estos años te he mirado crecer y convertirte en un hombre. Sé que—“el hombre comenzó a toser fuerte, iba a llamar al doctor pero Kangin lo detuvo. ”Desde hoy tú eres el dueño de todo mi fortuna.” Sus ojos lo miraban confundido. “Tú eres mi hijo, Sehun.”
«...»
Tener que escurrirse por todos lados para estar con el hombre que amaba estaba enfadándolo. El no tenía intenciones de enamorarse de él, solo pasó. No estaba orgulloso de que a pesar de estar comprometido con un hombre maravilloso, su corazón le pertenecía a otro. Si su familia se enterara de su amante, estaba seguro que lo encerrarían hasta que estuviera viejo y arrugado o hasta que su prometido volviera. Nadie podía entender cómo es que él se enamoró. Solo pasó. Era difícil describir la forma en que él lo hacía sentir. No ayudaba el que su padre fuera almirante retirado, podría fácilmente describirle la vida que su amante tenia. La vida a la cual estaría condenado si se casara con él.
Como siempre, estaba listo esperando por él con su ropa de entrenar puesta, pero no importaba como él estuviera vestido, siempre se veía guapo. Una vez que lo vio lo tomó por su delgada cintura para acercarlo a él y besarlo.
Luhan nunca podría cansarse de la forma en que Jongin lo besaba, dejándolo sin aliento y deseando más. Jongin había conseguido robar su corazón, alma y a él completamente. Cada momento en su cabeza estaba ocupado por un solo pensamiento; Jongin. La manera que sonreía, la manera en que lo besaba y más importante, la manera en que lo amaba y le hacía desear gritar y decirle al mundo que Jongin le pertenecía y que era sólo suyo, pero nada iba coordinadamente. Aun tenía que romper el compromiso con su viejo amigo.
Fue tonto aceptar la propuesta, pero Luhan era joven. Luhan apenas tenía dieciséis cuando Siwon pidió su mano en matrimonio. Era joven y pensó que su corazón le pertenecía a Siwon, pero estaba equivocado. Nunca fue así. Estaba destinado a enamorarse de alguien más, especialmente después de que Siwon se fuera por cuatro años, dejándolo solo y sin ninguna comunicación.
Jongin rompió el beso, para besar su cabeza luego de que se separaron. Cada vez era así. Escondiéndose y esperando que nadie supiera sobre su amor. Luhan había tratado de persuadir a Jongin para que hablara con su padre; para hacerle saber que ambos estaban enamorados. Su padre era un hombre justo y sabio, y por su felicidad su padre haría lo que fuera.
Jongin le sonrió y Luhan hizo lo mismo antes de volverse a besar. Inconscientes de que alguien los observaba con mucha rabia. Se acercó y tiró de Luhan apartándolo del hombre que lo abrazaba.
“¿Siwon?” preguntó Luhan como si estuviera en un sueño.
“Esperaba más de ti. ¿Me voy y tú dejas que cualquiera te toque así? ¿Qué clase de valores tienes? ¿Por qué no me lo esperaba? Después de todo, ¿Tu familia tendrá que adaptarse, ha? Vete preparando para ser tan pobre que tendrás que vender tu cuerpo para pagar las deudas de tu madre.” Dijo Siwon.
“No, no, no. Estas equivocado. Te llamé y te envié cartas diciéndote que no quería casarme. Por cuatro años he tratado de contactarme contigo, pero nunca respondiste. No me casaré contigo Siwon. Siento que te hayas enterado de esta manera, pero mi corazón le pertenece a Jongin.” Dijo Luhan tratando de calmar al furioso hombre.
“Púdrete.” Fue todo lo que dijo antes de caminar alejándose de ellos, pero se devolvió. “Quiero el anillo de vuelta o de lo contrario conocerás a mi verdadero yo.”
“Te lo devolveré. No lo tengo conmigo. Deje de usarlo un año después de que te fuiste.” Respondió Luhan mientras lloraba.
Sólo porque no amara a Siwon, no significaba que no le doliera. Siwon había sido un verdadero amigo para él cuando nadie lo comprendía. Se dio vuelta hasta quedar frente a Jongin y lo abrazó mientras que él trataba de consolarlo. Todo estaba arruinado. Su madre seguramente lo culparía de todo. Luhan sabía que la única razón por la cual su madre estaba de acuerdo con el matrimonio era porque Siwon era la respuesta a todos sus problemas. Le había estado mintiendo a su esposo. La deuda era más grande de lo que él pensaba.
“Está bien, bebé. Ahora eres libre de él.” Dijo Jongin besando su cabeza.
“Pero Jongin, mi madre lo sabrá ahora. No quería que las cosas terminaran de esta manera. Ahora todo está arruinado. ¿Qué debo hacer?” dijo Luhan, pero todas sus preocupaciones se desvanecieron una vez que Jongin lo besó de nuevo.
“Ir a casa y hablar con tu madre. Estoy seguro de que ella entenderá que su único hijo no quería casarse con alguien que no amara. Ven a verme aquí a las nueve ¿de acuerdo? Ahora sonríe, te ves mejor cuando lo haces. Recuerda que te amo.” Dijo besándolo en los labios una vez más.
“También te amo Jongin.” Respondió Luhan antes de tomar camino a su casa para enfrentar a su madre y tratar de persuadirla de que hacer lo que creía correcto para su familia, no era lo correcto para él.
Llegando a casa encontró a su madre mirándolo con mucho odio haciendo que Luhan temiera por su vida. Ella se acercó a él y lo abofeteó antes de empezar a insultarlo.
“Te pedí una sola cosa. ¿No pudiste hacerla? Te has convertido en una vergüenza para esta familia. ¿Besando a un chico de clase baja como esa? No te crié par que fueras una puta que se lo da fácilmente a quien se lo solicita. Por tu culpa perderemos nuestra casa, nuestra maldita dignidad. Seremos obligados a vivir como ellos sólo porque tú no pudiste esperar por Siwon.”
“No lo amo mamá. He sido paciente por él, pero el escogió ignorarme por todos estos años. No es mi culpa. Puse de mi parte, ¿Qué hay de él?” pregunto Luhan desesperadamente.
“No me respondas imbécil.” Dijo ella antes de dejar la habitación furiosa por todo lo que había pasado.
Luhan estaba confundido, todo lo que él quería era ser feliz. ¿Qué había de malo en desear eso? Amaba a Jongin con todo su corazón. ¿Su madre no podía entender que casándose con Siwon seria miserable en un matrimonio donde no amara a su esposo?
Luhan limpió su cara y la siguió hasta el comedor. Era un infierno. Su madre lo seguía viendo a él con mucho odio haciendo que Luhan se preguntara si ella en realidad era su madre. ¿Cómo es que una madre podría tratar a su único hijo de esa manera?
Su padre, a pesar de su edad, no era nada parecido a ella. Amaba a Luhan y trataba de darle todo a él; quería que él fuera feliz. Para su padre; Luhan siempre vendría primero. Cuando su madre le dijo sobre que el compromiso había sido cancelado, estaba alegre e hizo que la madre de Luhan le gritara también
“¿Qué es lo que dices? ¿No puedes ver que perderemos nuestra casa?” Sooyoung gritó una vez más.
“Lo que nosotros hemos hecho no tiene nada que ver con Luhan. ¿Cuántas veces más tengo que decirte eso? Nosotros nos metimos en esto. En parte es mi culpa por darte todo lo que querías. Viajes, joyas, ropa de última moda; fue nuestra culpa. ¿Por qué Luhan tiene que pagar?” pregunto Hangeng.
“Porque es nuestro hijo y él también lo necesita.”
“Basta. Estás haciendo sentir incómodo a Kyungsoo y a Luhan. ¿Qué pensara Kyungsoo de nosotros?” dijo Hangeng mirando a su sobrino.
Después de la cena Luhan había estado esperando que el reloj diera las nueve, pero aun era temprano. A pesar de tener a Kyungsoo ahí, nunca había encontrado consuelo en su primo. Era frío y no le gustaba hablar con Luhan. Prefería pasar sus días y noches en la biblioteca y Luhan no lo culpaba. Cualquier lugar era mejor que ese.
Su mejor amigo, el único que lo había ayudado con eso, aparte de Jongin, se había casado y aun no volvía de su luna de miel. Aun después de un mes de la boda, Luhan no podía creer el hecho de que Baekhyun se hubiera casado con un viejo. Bueno, era más viejo que Baekhyun, pero definitivamente no era tanto, pero más viejo que Baekhyun. Simplemente no podría imaginarse como estaría manejando su matrimonio.
Finalmente, después de lo que le pareció una eternidad, el reloj dio las nueve y se escapó de casa. Se aseguró de no hacer ningún ruido al salir de la propiedad. No le tomó mucho tiempo llegar a la playa y mirar la figura de su amante. Despacio se acerco a él y lo rodeó con sus brazos, perdiéndose en el aroma de la espalda de su amante. Solo podría sentirse mejor al estar a su lado.
«...»
Sehun estaba muy confundido luego de que el sacerdote le explicara lo que realmente sucedió, después de que su padre falleciera, estaba enojado y confundido. No podía creer que su padre siempre estuvo cerca de él, lo había tratado como basura cada vez que era posible. Su madre había sido violada y él fue el producto de ese crimen. No sabía que hacer. La casa lo estaba sofocando.
La larga y desierta carretera lo ayudaba a pensar mientras conducía. Su alma estaba tranquila porque a pesar de creer que era su culpa de alguna manera, no lo era. Por mucho que quería culparse a sí mismo por lo que pasó, no era más que otra víctima de Kangin, su padre. Parando en una playa cercana empezó a caminar. El sonido de las olas lo calmó mientras levantaba la cabeza y miraba la luna. Era obvio que su vida no iba a ser lo mismo. Ahora tenía dinero. La única cosa que siempre necesitó. El no iba a rechazarlo. Por lo que él sabia, alguien tenía que hacerse cargo del rancho. Por ahora, él tomaría el dinero y todo lo que su padre dejó porque, al igual que su madre, él era una víctima más.
Se sobre saltó cuando sintió los brazos de alguien resbalarse a su alrededor. Se quedó congelado cuando la persona lo abrazó con fuerza. No sabía por qué, pero se sentía cómodo. Sólo un simple gesto hizo que su corazón se acelerara en cuestión de segundos. Sehun agarró lentamente los brazos del extraño y rompió el abrazo para darse vuelta y ver quién era el responsable de hacer perder el control de su corazón.
El momento en que Sehun fijó sus ojos en él, no pudo hablar, no pudo moverse mucho menos apartar sus ojos de encima. Bello ni siquiera era apropiado para el niño frente a él. El ángel sonrió y Sehun sólo quería que esa sonrisa durara un poco más.
“Lo siento, creí que era alguien más.” Dijo el hermoso chico mientras sus mejillas se volvían de un hermoso color escarlata que contrastaba con su pálida piel.
“Así que, ¿abrazas a extraños?” pregunto Sehun tratando de ser gracioso, pero parecía que el chico no lo encontró tan humorístico como él lo encontró en su cabeza.
“Lo siento. Debería irme.”. dijo el niño y al igual como vino, se fue, dejando a Sehun viendo como el chico desapareció en la noche.