Cap. 1# Fye
La vida es una obra de teatro que no permite ensayos…
Por eso, canta, ríe, baila, llora
Y vive intensamente cada momento de tu vida,
Antes que el telón baje…
Sonríe!!
Más no te escondas detrás de esa sonrisa,
Muestra aquello que eres, sin miedo.
Existen personas que como yo,
Sueñan con tu sonrisa.
¡cree! ¡espera!
Siempre habrá una salida,
Siempre brilla una estrella.
¡llora! ¡lucha!
Siente que hay dentro de ti
Y sobre todo… ama…
(Charles Chaplin)
La nieve lo cubría todo, lo cual hacia una pésima conducción, tenía que ir despacio para no patinar ya que había comenzado a nevar “de nuevo”, suspire con pesadez, el celular había comenzado a sonar, seguramente eran mis padres para desearme una “feliz navidad”, si como no, intente contestar con una mano pero se me zafo.
-¡rayos!- me incline para intentar alcanzarlo, había caído al piso -¡ahg!- lo alcance, forme una sonrisa pero -¡¡…!!- se vio borrada cuando gracias a mis reflejos frene antes de arroyar a alguien, asustado baje para ver cómo estaba, el auto había quedado a centímetros de él.
-¿estás bien?- pregunte alarmado, era un chico de unos 16-17 años, esbelto, rubio, tez blanca y por la forma en la que respira y no parpadea para nada creo que lo deje en shock, me acerqué -¿estás bien?- volví preguntar con cautela, me miró y luego tuve que tomarlo antes de que se estampara contra el pavimento, había quedado inconsciente.
-oye, despierta- de prisa lo lleve al auto, estaba demasiado frio, trate de buscar alguna identificación pero no traía cartera siquiera -¿ahora qué hago?
Decidí llevarlo a mi casa, no sé por qué, tal vez porque al llevarlo al hospital me abrumarían con preguntas toda la noche y ya estoy muy harto, además de que el chico podría demandarme, no necesito eso.
Lo acomode a un costado en mi cama, espero que este bien, me deje caer con pesadez y en pocos minutos me quede dormido, vaya navidad…
Abrí los ojos, bostece buscando la posición más cómoda en la cama, no lo conseguí así que gire, mis ojos se dilataron, asustado di un respingo, pero luego las imágenes llegaron a mi mente, recordé por quéese chico estaba ahí al lado de mí, respire aliviado, me hubiera quedado más tiempo en la cama pero era incómodo con él inconsciente, me dirigí a la cocina para prepararme un café, prendí el televisor pero al ver únicamente programas melosos navideños lo apague…
-¿d-dónde estoy?- di un leve respingo, me voltee para verle de reojo al tiempo que comenzaba a servirme café en una tasa
-estas en mi casa, ayer creo que no debiste cruzar la calle sin voltear a ambos lados- dije dando un sorbo
-lo siento- tenía una voz fina
-¿dónde vives?- pregunte secamente con la esperanza de que haciéndolo parecer culpable no me demandaría
-…
-¿dónde vives?- volví a preguntar mirándolo fijamente, negó con la cabeza -¿no tienes casa?
-… no- dijo dudoso
-escapaste de casa- asegure
-…- apretó los labios –algo así
-genial- dije sarcástico -¿a dónde ibas? No, espera, no necesito saberlo ¿estás bien?- apenas asintió yo continúe –entonces puedes irte- no fue una sugerencia
-yo… no sé a dónde ir- dijo levemente, realmente parecía preocupado
-pues, tu casa me parece buena idea- dije en tono grosero, de verdad quiero que se vaya AHORA
-no puedo volver
-genial ¿sabes? NO ME IMPORTA ¿puedes irte ya de mi casa?
-que grosero- susurró dando media vuelta –eh… ¿p-por dónde salgo?- preguntó avergonzado.
Suspire, lo guie hasta la salida, era de verdad un alivio que se fuera.
Me di una ducha, tenía que ir a visitar a mis padres, ayer no pude estar con ellos a causa de mi trabajo, mi jefa es un monstruo. Salí de la casa ya arreglado, había vuelto a nevar… me sorprendió verlo ahí, estaba sentado en la acera abrazado a sí mismo, me había decidido a ignorarlo así que lo pase de largo y subí al auto, pero justo cuando metí la llave mi mente se debatió, ¿¡por qué tengo que ser así!? Suspire molesto conmigo mismo por lo que iba hacer, baje del auto dando fuertes zancadas, me senté a su lado.
-¿qué piensas hacer?- pregunte, al instante abrazo sus rodillas y ocultó ahí su rostro, ¿por qué tiene que hacerlo de esta manera? Ni un perro herido me causaría más lastima.
–entra- dije en tono de molestia, me miró dudoso, entonces pude ver sus mejillas mojadas a causa del llanto –entra, te resfriaras- me levante dirigiéndome a la casa para abrirla, él continuo mirándome desde su lugar –no lo voy a volver a repetir- dije exasperado, de inmediato me siguió.
Lo lleve hasta la cocina -¿cuál es tu nombre?- pregunte mientras le servía café
-…Yu-Fye
-Fye- repetí para comprobarlo al tiempo que le pasaba la tasa de café, la tomó dando un sorbo
-¡esta amargo!- hizo un gesto alejando la tasa
-no suelo comer azúcar, por la salud
-¿cuál es su nombre?
-Kurogane- dije simplemente, el silencio nos invadió, era incomodo
-… ¿no… podría conseguir… algo de… azúcar? Si no es mucha molestia- terminó con un hilo de voz al tiempo que jugaba nerviosamente con sus dedos
-de hecho lo es
-¡ha! Entonces lo tomare así, gracias- dijo nerviosamente, tomando de nuevo el café y haciendo gestos hasta que por fin termino su bebida, su vista se volvió hacia mí, no había notado ese detestable color de ojos, azules como el zafiro, iguales a los de Yen, entrecerré los ojos arrepentido de haberlo metido de vuelta a mi casa.
-deja de mirarme- dije, no note el tono enfadado de mi voz en ese momento
-lo siento- dijo bajando la mirada nerviosamente, respire hondo -… ¿vive sólo?
-sí- Dije amargamente, el recuerdo de la persona con la que habite esta casa volvía con tan solo una pregunta
-…- abrió la boca para seguramente decir algo pero la volvió a cerrar casi al instante apretando los labios.
-escucha, únicamente te dejare pasar esta vez en mi casa, mañana a primera hora ya debiste haber pensado a dónde iras ¿entendiste?- dije en tono frio, sin mirarme asintió, el teléfono comenzó a sonar, me dirigí a la sala a contestar de inmediato, sabía que debían ser mis padres.
Hable con ellos un gran rato, me felicitaron, regañaron y advirtieron que si no pasaba año nuevo con la familia me atendría a las consecuencias. Suspire después de colgar, me dirigí a la cocina, increíblemente el chico seguía ahí en el mismo lugar donde lo había dejado, inspeccionaba con la mirada todo alrededor, quizá para no aburrirse, entre encendiendo el televisor para que tuviera algo en que entretenerse mientras yo buscaba entre mis escasos víveres algo para comer…
Al final prepare algo que encontré en algunas latas, no sabía con certeza que era, normalmente no como en casa. Serví mi especie de mezcla en dos platos, bueno tampoco me preocupa el aspecto de lo que como siempre y cuando sea comida basta, le deje su plato enfrente y me senté a un lado suyo, comencé a comer, le mire de reojo, veía su comida con extremo cuidado.
-sí, es comestible- dije indignado y molesto
-¡eh!...- me miró disculpándose con la mirada pero eso solo me hizo enfadar más, de nuevo me recordaba a ella, tomó una cuchara y probó por fin su comida –no sabe cómo se ve- dijo con una sonrisa, alce una ceja
-¿se supone es un alago?- pregunte sarcástico, él ladeo sus ojos un poco para después terminar de nuevo en los míos
-sí…- dijo dudoso
-sólo, come- por un rato seguimos así, en silencio
-sabe, note que no tiene ningún arreglo navideño
-…
-¿no le gusta la navidad? A todos les gusta la navidad
-pues a mí no
-pero si es preciosa, luces, escarcha, esferas, amor, paz, las calles con ese tono de alegría y las hermosas noches con pequeñas luces que transmiten ese sentimiento que no sabes que es pero te hace sentir muy feliz- hablaba tan apasionadamente que por un momento su charla me atrapo… también a ella, también amaba la navidad, recuerdo como pasábamos horas arreglando la casa, parecíamos tan, felices.
-es MI casa después de todo
-no debería ser tan…- musito pero alcance a escucharlo
-¿amargado?
-… ciego- eso me desconcertó… ¿ciego, yo? ¿a qué se refiere?
Termine mi comida, el mocoso solo comió la mitad, suspire, ¿por qué rayos le metí a mi casa?