El cielo se veía tan inmenso e inalcanzable como siempre, con pocas nubes merodeando en su inmensidad, el sol tan brillante despidiendo un agradable calor, debía hacerlo pues el invierno ha terminado y la estación en la que nos encontramos era primavera, mi estación favorita. En las calles las personas iban y venían, niños divirtiéndose jugando, sus padres felices al ver a sus hijos compartir y divirtiéndose con los demás niños, las casas rodeadas en sus jardines de las primeras flores en botón y de otras que ya habían florecido mostrando cuan bellas son. También se podía ver una que otra mascota correteando frente a su amo, todos estaban felices y disfrutando del buen clima que había, ignorando cualquier mal que pueda irrumpir con esa armonía, olvidándose de sus problemas…solo viviendo su presente.
Al menos es lo que lograba deducir y escuchar gracias al bullicio que había en la calle y que entraba a través de la venta de mi habitación… “¿Por qué no estoy allá afuera divirtiéndome con mi familia al igual que esas personas?” y es entonces cuando recuerdo el porqué de estar encerrado en mi habitación, envuelto en sábanas con un trapo húmedo sobre mi frente, un termómetro en mi boca y sin poder mover un solo músculo por una gran fiebre y dolor de cuerpo, con alguien más a mi lado revolviéndose entre las sábanas, es entonces cuando un recuerdo llega de golpe a mi mente.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*Flashback*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
Era de noche, me encontraba en mi casa con Akira Suzuki mi mejor amigo, que de hecho es más que sólo eso, él es mi novio desde hace 1 año, año que hasta ahora ha sido de los mejores, como decía nos encontrábamos solo los dos, muriendo de hambre ya que ninguno sabe cocinar y si lo intentamos somos capaces de incendiar la casa así que pensamos ‘más vale prevenir que lamentar’, no teníamos ganas ni de mover un dedo menos de salir de casa a comprar comida entonces aprovechando que mi mamá y la mamá de Akira no estaban en casa, ya que salieron de viaje con el resto de sus amigas desde hace tres días y volverían hasta mañana (días que aprovechamos muuuuuy bien), nuestros padres trabajan para la misma empresa, en diferentes puestos por supuesto, estaban en un viaje de negocios.
Se nos ocurrió pedir una pizza a domicilio, comprar unas bebidas y ver películas hasta que nos aburriéramos o que el sueño nos venciera, lo que ocurriera primero… ganó el aburrimiento, las películas no estaban tan buenas como creíamos y nos aburrimos rápido de ellas. No se nos ocurría qué hacer, pero entonces escuché a mi novio soltar un suspiro, volteé hacia mi derecha que era donde se encontraba sentado a mi lado en el sofá, lo vi levantarse dirigiéndose hacia la cocina, yo solo me quedé tirado en el sofá no me pensaba levantar y si él quería que lo hiciera tendría que usar una grúa para lograrlo.
Escuchaba ruidos raros provenientes de la cocina pero no les presté atención, a los minutos vi que Akira venía hacía mi con una sonrisa plantada en su rostro yo solo levanté una ceja en forma de interrogación a su extraña actitud y entonces sucedió… lo que salió de mi garganta fue un grito tan agudo para nada masculino casi como el de una chica, y lo único que se escuchaba era su estruendosa risa retumbar en toda la casa gracias al silencio de la noche y lo que se podía ver era a mi tirado en el sofá con la ropa hecha un desastre, procesando lo que había pasado y empapado hasta mi ropa interior…
¡El muy maldito me había lanzado agua! y no agua calentita con temperatura agradable, NO! ¡Era agua helada, fría, tan fría que parecía que la hubiese ido a traer desde la Antártida!
El idiota que tengo por novio lo único que hacía era reírse de mí y de mi cara de desconcierto total por haber vivido tal suceso y tomarme desprevenido, para él era gracioso ver todo mi cuerpo temblando por el endemoniado frío que hacía esa noche, que aunque era primavera la temperatura estaba muy baja; luego de un minuto de procesar lo sucedido salí de mi desconcierto, lo miraba con cara de odio total con el ceño tan fruncido que se dibujaba una sola línea, recuperé mis movimientos y me levanté molesto a perseguirlo por toda la casa gritando como loco hecho una furia detrás de él.
Él al darse cuenta de la forma en que lo miraba dejó de reír, puso cara de pánico y empezó a correr en todo el primer piso y luego en dirección al segundo piso de la casa creyendo que si llegaba a cualquier habitación y cerrar por dentro lograría salvarse de mí y mi furia, logré alcanzar a tomar su brazo antes de que terminara de subir las escaleras y lo arrastré, literalmente, hacia la cocina para vengarme de él haciéndole lo mismo pero en todo el camino no dejaba de moverse, patalear y gritar que lo soltara, yo sabía que se hacía la niñita porque él tiene más fuerza que yo y se estaba dejando llevar por mí, creía que no sería capaz de vengarme, iba pidiéndome disculpas, decía que solo estaba jugando, que era para divertirnos y espantar el aburrimiento… Ja! si claro, no lo perdonaría, no al menos hasta que logrará vengarme, soy un poquito rencoroso y que sea mi novio no lo salvaría, aprendería que nadie que le juegue una broma a Takashima Kouyou sale ileso. Llegamos a cocina y salimos por una puerta que conecta con el jardín trasero de la casa, “Aquí le espantaré el aburrimiento”, pensé con malicia. Lo dejé en medio del jardín, di media vuelta comenzando a caminar de vuelta hacia la puerta pero mi propósito no era entrar a la casa sino otro. Akira quedó en el suelo confundido preguntando…
-¿Qué harás? ¿Solo me dejarás aquí tirado en medio del jardín? Vaya! ¿Esta es tu súper venganza Shima? Realmente creí que tendrías más creatividad para vengarte de mí, pero ya veo que equivoqué –negó con la cabeza- creí que habías aprendido algo de mí, amor-suspiró fingiéndose decepcionado-
-No te preocupes, cariño –le guiñe un ojo- tengo la suficiente creatividad como para formular una venganza bastante rápido, he aprendido mucho de ti, no te decepcionaré ya lo verás-sonreí con superioridad empezando a caminar.
-¿Eh?-me miraba con una mueca interrogante-
Con una sonrisa burlesca llegué hasta cerca de la puerta por la que salimos al jardín al lado de la cual se encontraba un dispositivo el cual activa los aspersores ubicados estratégicamente en distintos lugares del jardín para que riegue las flores de mamá automáticamte, Akira no lo sabía pero en ese momento se daría cuenta. Vi el pequeño reloj en el dispositivo y solo faltaban 10 segundos para que los aspersores se activasen, y entonces la cuenta regresiva inició.
-Shima ¿Qué pasa?-se levantó del césped-
10…
-¿Tu gran y creativa venganza es…
9…
quedarte como idiota
8…
a un lado de la puerta…
7…
dándome la espalda…
6…
e ignorándome?-decía con burla-
5…
-Ya la verás Aki-chan…-canturreé de forma inocente-
4…
Solo espera-le dije volteándome hacía él con la sonrisa más burlesca de mi repertorio-
3…
-¿Ah sí? Esto es estúpido…-frunció el ceño-
2…
No me quedaré aquí congelándome, me voy! –iba a empezar a caminar hacia la casa cuando…
1…
AAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHH MALDITO!!!!!!!!!
0…
Antes de que siquiera diera un paso los aspersores se activaron mojando todo lo que estuviera a su alcance sin piedad, empapando a Akira que se movía de un lado a otro tratando, desesperada e inútilmente, de evitar terminar aún más mojado de lo que ya estaba…
Yo solo me descojonaba de la risa, era tan gracioso verlo haciendo tantos movimientos inútiles y maldiciendo a diestra y siniestra tanto a los aspersores como a mí. Un momento fue lo que dejé de verlo, levanté la cabeza hacía el cielo aun riéndome cuando de repente sentí que tomaban y me arrastraban del brazo izquierdo con tanta fuerza que, si no ha sido porque tengo buen equilibrio, casi caigo del cara contra suelo, dejé de reír.
-Suéltame animal! -le grité molesto y un poco adolorido- Adónde…? –mi pregunta quedó inconclusa cuando logré estabilizarme y sentí como si un millón de agujas fuesen clavadas en mi piel, pero en realidad lo que sucedía era que el tonto de mi novio, Akira, en un intento de vengarse también, me había arrastrado hasta el centro del jardín para empaparme junto con él, ya que el tiempo de duración de los aspersores de aproximadamente de 10 minutos; mi enfado se esfumó al momento en que Akira me regaló una amplia y juguetona sonrisa, entonces yo le devolví una igual.
Luego él se acercó lentamente hacía mí, ya estaba relativamente cerca, nos mirábamos directamente a los ojos, nuestros labios se rozaron superficialmente, podía sentir cómo nuestros alientos se entremezclaban, Akira me tomó de la cintura mientras yo ponía mis brazos alrededor de su cuello y de un momento a otro nuestros ojos se cerraron al iniciar un beso apasionado pero lleno de cariño, dulzura y especialmente amor.
Estuvimos bajo el agua el tiempo que duraron activados los aspersores, jugueteamos, nos volvíamos a besar, a veces me manoseaba tocándome el trasero o metía sus manos dentro de mi camisa y yo hacía lo mismo; correteamos riendo por todo el jardín olvidando que era de madrugada y nuestras madres llegarían en unas horas, nos divertimos y espantamos el aburrimiento. En ese momento realmente creíamos que había sido una genial idea, ya después de un tiempo, a eso de las 3 am, decidimos que era hora de ir a cambiarnos de ropa y a dormir.
Fuimos a mi habitación y no precisamente a dormir, el poco tiempo que restaba para que el sol se asomara lo gastamos haciendo el amor, sentía como si me derritiera en los brazos de Akira cada vez que me embestía, llenaba mi rostro, mi cuello, mi pecho de besos, tocaba esos lugares tan sensibles en mi cuerpo y que me volvían loco de tan bien que se sentía, podía sentir su miembro abriéndose paso en mi interior y tocar ese punto erógeno que hacía que mis gemidos pasaran a ser gritos de placer que retumbaban en las paredes de la habitación y en los oídos de Akira excitándolo cada vez más haciendo que sus embestidas aumentaran de velocidad y fuerza, haciéndome pedir cada vez por más y más hasta que no soportábamos tanto placer llegando al clímax, corriéndome entre nuestros abdómenes, rasguñando su espalda dejando caminitos rojos causándole un poco de dolor, dolor que le gustaba y al sentir como mi interior al contraerse ejercía presión en su miembro Akira terminó por correrse dentro de mí, se dejó caer sobre mi sin aplastarme y nos abrazamos esperando que nuestras respiraciones se normalizaran.
Salió de mi interior con cuidado para no lastimarme, se acostó a mi lado atrayéndome hacía él en un abrazo protector, me abracé a su torso recostando mi cabeza en su pecho escuchando los latidos acompasados de su corazón, Akira tomó las sabanas y nos cubrió con ellas.
-Te amo, Shima –levantó un poco mi rostro y me dio un tierno beso en los labios-
-Te amo, Akira –respondí para luego caer dormido entre sus brazos que tan bien me hacían sentir.-
Nos dormimos olvidando que unas horas luego del amanecer nuestras madres regresarían enterándose de nuestro jueguito con el agua, y molestándose porque ni siquiera tuvimos la decencia de arreglar o de ocultar la “escena del crimen”.
¡Que tontos!
Mamá se dio cuenta de lo que hicimos y al despertar lo primero que escuchamos fueron los reclamos de mamá por haber casi destruido el primer piso y su adorado jardín.
Luego de escuchar los gritos de mi mamá intentamos vestimos tan rápido como pudimos, pero quedó en un intento ya que cuando nos levantamos sentimos un dolor en el cuerpo terrible, de mi parte supuse que el dolor se debía a lo que hicimos luego de jugar, no entendía por qué Akira se quejaba hasta que me acerqué a él y me di cuenta que tenía fiebre, yo también.
Nuestras madres subieron hasta mi habitación, golpearon la puerta unas cuantas veces; nuestros padres ya tenían conocimiento sobre nuestra relación y si no querían encontrarse con la escena de sus hijos desnudos sobre una cama y llenos de fluidos corporales entremezclados tendrían que dar aviso antes de siquiera pensar en entrar; luego de lograr vestirnos regresamos a mi cama y dimos pase a nuestras madres, recibiendo ambos un regaño por haber estado jugando en plena noche con agua tan helada que casi salía hecha cubitos y encima usando ambos como vestimenta solo una sencilla y delgada camisa sin mangas con un unos pants y además descalzos (se dieron cuenta por la ropa regada en el piso), por el desastre que estaban hechos la sala de estar y el jardín.
Después de recibir el regaño Akira y yo terminamos quejándonos como niñitos pequeños y llorándole a nuestras mamis.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*Fin-Flashback*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-
Dejé escapar un suspiro, eso fue lo que sucedió, será mejor que deje de divagar. Me acomodo mejor entre las sábanas, ya que por dentro siento como si me estuviese congelado cuando la realidad es que estoy ardiendo en fiebre.
Y así pasamos ese día… Akira se quedó en mi habitación por decisión de nuestras madres, según ellas para que no contaminemos con nuestros gérmenes ningún otro lugar y que no contagiemos a nadie especialmente al hermanito menor de Akira, Taka-chan una cosita pequeñita y linda de 4 añitos que cada que le llamamos de esa forma nos grita diciendo que no es nada de eso, que él es más “ruder” que Akira y yo juntos cuando en realidad es la cosita más tierna y linda que te puedas encontrar; ayer se quedó a dormir en la casa de su amiguito Yuta-kun quien es otra cosita hermosa, por eso pudimos hacer muchas cosas durante el día.
Akira y yo nos sentíamos morir con una pequeña gripecita, como dijo su mamá, pero que para nosotros solo mover un dedo o pestañear era un suplicio, suena exagerado y dramático pero así somos y así nos aman nuestras madres o eso dicen ellas.
Sí, nos aman… pero ese amor no impide que se harten de escuchar nuestros quejidos y lloriqueos además de tener que atendernos a ambos, estar hiendo y viniendo de mi habitación a la cocina o cualquier otra parte de la casa y además estar pendientes de que Taka-chan no se acerque a mi habitación ni se lastime jugando por ahí, al parecer el último lloriqueo de Akira fue el detonante para que su mamá empezará a gritar desde el baño donde había llevado a Akira a hacer sus necesidades hace unos momentos.
-¡Me harté! Son unos irresponsables! Si es que solo a ustedes niños tontos se les ocurre ponerse a jugar con agua de madrugada en el jardín para ahora estarse quejando peor que una mujer con dolores menstruales! Incluso tú Akira gritas peor que mujer embarazada en trabajo de parto cada vez que mueves tan solo un dedo!- le escuché gritar en el pasillo. Viene en dirección a mi habitación porque puedo escuchar el sonido de sus pisadas cerca y al parecer Akira sufre cada vez más ya que sus quejidos de dolor se escuchan más claros.
A los pocos segundos escuché como se abrió la puerta de mi habitación asustándome ya que la había abierto de golpe y creí que también me gritaría por ser un llorica al igual que mi novio, terminó por entrar a la habitación arrastrando tan fácil a Akira, lo cual me hizo preguntarme “¿De dónde ha sacado tanta fuerza si Akira es un chico más alto y con más masa muscular que ella?” aunque no debería sorprenderme tanto viendo el estado tan deplorable en el que se encuentraba mi novio, si hasta pareciese que Taka-chan siendo tan pequeño podría dejarlo tendido en el suelo con solo tocarlo con su diminuto dedito, sé que suena exagerado pero Akira es…
-Muy dramático- pienso en vos alta.
-Disculpa?-dice la mamá de Akira alzando su delineada y fina ceja mientras se acerca con un moribundo Akira dejándolo caer en el lado que él ocupa en mi cama quejándose este del dolor que le produce la caída, me muevo hacia un lado dejando el espacio suficiente para que lo ocupe mi novio, él se acuesta bien, nos cubrimos ambos con las sábanas y nos acomodamos, ya que mi cama es lo suficientemente grande como para que quepan como máximo tres personas.
-Digo que…-antes de que pase cubro mi boca con un pañuelo y estornudo-Akira es muy dramático, debilucho, llorica, quejica…
-Oye!-me interrumpe-yo no soy nada de eso-dice molesto, también cubre su boca y estornuda.
-Entonces explícame “señor no soy dramático” ¿Por qué cuando tu mamá te traía hacia acá parecía que estaban matando a un cerdo?-le dije alzando una ceja y con mueca burlona.
-Jajajajaja regreso en un momento iré a ver a mi Taka-chan- sale su mamá de la habitación riendo por la comparación de los gritos de Akira con los de un cerdo y yo también río, ahora que lo recuerdo mi mamá estaba en el jardín entreteniendo a Taka-chan.
-ja ja muy gracioso-dijo con sarcasmo-¿y qué me dices de tus gritos de “nenita”? si yo soy dramático tu eres peor.
-¿Ah sí? A ver, mencióname algo que haya dicho para que me llames dramático-le dije con el ceño levemente fruncido- y si nos ponemos a hablar de gritos de niñita ni tú te salvas.
-Bien! Te daré un ejemplo de tu dramatismo -con el ceño levemente fruncido también- Cito: “Mami! Mami! ven, por favor! me duele mucho, mami! ouch! me duele mi cabecita, me duele mi cuerpecito mami! no puede ser! ya veo la luz! es tan brillante!”-citando mi palabras con una voz aguda y chillona, en la última frase estirando su brazo hacia arriba haciendo como si quisiera agarrar algo-
-Bien, soy dramático! pero al menos yo lo acepto!-sonrojado y avergonzado porque me haya escuchado decir eso- además ¿Cómo sabes eso? creí que solo mamá lo había escuchado, se supone que estabas dormido cuando lo dije y ¡Oye! mi voz no suena así! mi voz es grave no aguda!-reclamé.
-Pues ya sabes que no lo estaba, sólo tenía los ojos cerrados y cuando te escuché decir aquello, no me aguanté la risa y dije “pues síguela! que no se te vaya!”- estalló en carcajadas.
-Asique fuiste tú!-dije con tono acusador-¡Creí que estaba alucinando! ¡Que era una voz del más allá! Oye! se supone que eres mi novio y no deberías reírte de mí.
-Pero que tonto! Tú también te burlas de mi.-continuó riendo revolviendo las sábanas-Ay! Ay! mi cabeza!-dijo con dolor pero no para de reí aunque se escuchaba menos estridente-duele, duele!-y yo terminé riendo de su dolor y causando el propio ya que me comencé a remover entre las sábanas también, terminamos enredados en las sábanas, quejándonos de dolor y estornudando, deseando recuperarnos pronto de esta estúpida gripe y prometiendo jamás volver a cometer la estupidez de mojarnos de madrugada.
Logramos desenredarnos de las sábanas con dificultad, fue casi una tortura hacerlo pero al final fue posible, quedamos sentado en la cama.
-Oye, Patito…-no pudo continuar lo que me diría porque lo interrumpí.-
-Suzuki Akira! ¿Cuántas veces te he dicho que no me llames “Patito”?! Sabes que detesto que me digas así! Después mi mamá, tu mamá hasta Taka-chan y Yuta-chan me llaman igual! Iguana fea!- le digo con un tono molesto por cómo me llamó pero divertido por su reacción.-
-¡Oye! ¡No me digas iguana, pato!-me dice frunciendo el ceño.
-¿Qué? ¿Solo escuchaste que te llamé Iguana? ¿Eso quiere decir que aceptas que eres feo?-río a carcajadas por su expresión, es que se ve tan gracioso, seguramente recordando mis palabras antes dichas para asegurarse si es cierto que le llamé feo y lo pasó por alto. -
-¡Hey! Yo no soy feo! Yo soy un galán que atrae miradas en cualquier lugar donde esté, las chicas e incluso los chicos se sienten atraídos hacia mí, además soy tan guapo y sexy que me amas tanto que sin mí no podrías vivir- sé que él lo dice en juego pero para mí eso es tan cierto como que la sonrisa de Yuta-kun emboba a cualquiera- y hoy he venido del cielo haciendo acto de presencia frente a ti para que admires mi gran belleza y sensualidad –haciendo poses de modelo masculino de pasarela, según él, pero para mí se ve tan ridículo porque el dolor en los músculos no le permite hacerlo bien y sus poses se ven tontas -
-Si claro iguana… ¿Has venido del cielo y has caído de cara contra el suelo? Porque estas todo deforme-dije intentando retener la risa, se lo digo bromeando porque para mí Akira es guapo, galante, con mucho estilo y sexy, si Yuu llegase a escucharme diciendo eso me diría que necesito comprarme lentes y un gusto mejor por los chicos, pero lo que en realidad me atrae de Akira, más que su físico, es su personalidad a veces tan infantil otras tan madura como cuando nos protege a Taka-chan y a mí de cualquiera y su manera de tratar conmigo-
-Si claro pato, lo que tú digas… acepta que estoy hecho un dios griego y soy un deleite para la vista de cualquiera especialmente tu vista -mostrando, según él, sus músculos, como si fuese un fisicoculturista.-
-Ajá- digo girando los ojos dando a entender que lo que dijo es una gran ridiculez- entonces si tú eres un dios griego… yo soy un hada artesana usando un mini-vestido que a penas y cubre lo necesario, agitando mis alitas para mantenerme flotando y que está aquí para construirte un castillo para que lleves a todas la chicas y chicos que según tú te aman- le dije mofándome y siguiéndole la corriente-
-No –niega con la cabeza- al único que llevaría a un castillo sería a ti y lo construiría con mis propias manos para ti –dice acercándose a mí- el único que sé y estoy seguro que en verdad me ama eres tú –más cerca y tomando mis manos entre las suyas- el único que sé en verdad amo y amaré eres tú. –Podía sentir su aliento sobre mis labios.-
-Akira… -no me dejó continuar, ya que, sin importar que estábamos enfermos, unió nuestros labios en un beso demandante, apasionado, excitante en el cual me demostraba todo lo que sentía por mí, mi corazón latía tan rápido que creí se saldría de mi pecho, soltó una de mis manos y llevó la suya a mi mejilla acariciándola lentamente, me sentía tan bien, con mi mano libre sujeté con fuerza su camisa y no lo solté aún incluso cuando me recostó con él sobre el mullido colchón, lamió mis labios al terminar el beso y nos quedamos viendo fijamente a los ojos sin decir nada, dejamos que nuestras miradas expresaran lo que sentíamos el uno por el otro.
Estos momentos son los que más me gustan, los momentos en los que las palabras no son necesarias. Tomó mi mano que sujetaba su camisa firmemente, logró hacer que liberara su camisa de mi agarre dejándola un poco arrugada y entrelazo nuestros dedos.
-Eres lo mejor que me ha pasado, me has hecho tan feliz desde que nos conocimos hasta ahora. Me has hecho feliz con tus bromas, tus estupideces, tus locuras, tus enojos y aún más con tu amor. Cuando me acurruco entre tus brazos siento que no hay más que nosotros, que el mundo desaparece.-le dije con una mirada brillante y enternecida-
Los rayos del sol iluminando el atardecer, infiltrándose en mi habitación coloreándola de un tono naranja dándole un toque mágico.
-También eres lo mejor, me has regalado tantos momentos llenos de tantos sentimientos, momentos buenos y malos pero que hemos compartido juntos, no los cambiaría por nada…Gracias por tenerle paciencia a mis defectos, por ver lo malo en mí y aun así estar a mi lado, por comprenderme… No te cambiaría por nada ni nadie y espero que esto dure por muchos años, no, estoy seguro que durará por muchos años más… Te amo, Patito –sus palabras, su sonrisa y su mirada amorosa hacen que mi pecho se rebose de alegría y mis ojos brillen por las lágrimas retenidas, cada que Akira me dedica palabras de este tipo nuestra reacción siempre es la misma, me lanzo a sus brazos sonriendo de oreja a oreja tan feliz, mis lágrimas salen sin mi permiso escondiendo mi rostro entre la curvatura de su cuello y hombros, él me atrapa entre sus brazos, acaricia mi cabello de forma tierna, besa mi frente y nos dedicamos más palabras de amor al oído hasta caer abrazados y dormidos en los brazos de Morfeo.
Mientras el sol cubre el cielo azul y susurra suavemente, la roja luz del sol nos abrazó, cerré los ojos mientras te abrazaba como si nunca nos fuésemos a separar; al atardecer, vi contigo, el sol naranja reflejado en nuestros ojos.