Especial
___Narración de Sol___
Crecer es un proceso arduo y consta de muchos factores, en especial cuando se trata de crecer emocionalmente o madurar, como le dicen por ahí, los años influyen mucho en nosotros de maneras que jamás entenderemos, muchos sabremos lo que significa recordar nuestra mentalidad de hace un par de años y saber que no la entendemos ya, que es como si fuésemos personas distintas, pues los seres humanos estamos programados para creer que siempre tenemos la razón en un momento determinado.
Aun así las fantasías de historias de amor que nos rodean, nos dicen que con los años pueden cambiar muchas cosas, excepto el amor, el amor verdadero al menos, yo digo que lo que en realidad no cambia o es muy difícil de olvidar son nuestros caprichos, al menos lo que en realidad nos importan, podemos arrástralos por años si es necesario, solamente un gran desengaño podría sacarlos de nosotros, también dejarnos algo vacíos y deprimidos de paso.
Durante dos meses aproximadamente tras la partida sin retorno de Edric fue la que se encargó de consolar al castaño que se quedó atrás, recuerdo que en la tarde, minutos después de que terminaran, vino a mi casa inmediatamente, no tenía ni reverenda idea de lo que había pasado, pero las lágrimas fluyendo en torrente por sus mejillas y el llanto incontrolable que se extendió por horas eran más que un resumen, la historia para mí siempre quedaría difusa… como desearía poder volver a meter mis cámaras en el juego, realmente las extrañaba.
Durante las semanas y hasta dos meses después el durante el día parecía normal, pero luego iba a mi casa o nos reuníamos fuera y se hallaba muy deprimido, lloraba de vez en cuando, luego ya no pudo estar triste por más tiempo y la cosa volvió a la normalidad, aunque a ambos nos constaba el hecho de que lo extrañaba, mucho, un día su hermano le dio un par de noticias que le dieron una idea. Edric había estado asistiendo a una universidad que repartía las carreras de humanidades, sociología y psicología, además de que luego a los mejores estudiantes les daban un puesto de docentes de medio tiempo para empezar con un sueldo moderado, Edric había ingresado al programa y parecía que le iba muy bien, de esa manera yo no pude evitar dar la idea de que sería muy interesante que Ardiett sacara una beca para esa universidad, de manera que sus padres le dejaran viajar solo para que estudiara, tal vez se encontraría con el peliblanco repartiendo clases o al menos seguiría viviendo en esa ciudad, como es de esperarse el acepto mi idea de inmediato, no creí que se lo tomara enserio, pero me equivoque.
Los años siguientes fui testigo en primera fila de como el castaño se desvelaba haciendo los deberes con perfección irreconocible, como estudiaba hasta el hastió y recitaba los libros al derecho y al revés, como nunca sacaba menos de un cien serrado y como los profesores lo reconocían incansablemente por su trabajo impecable, estuvo en muchos clubes donde también resalto como el mejor de todos, se volvió no solo un ejemplo sino que hasta me asusto, ponía todo debajo de los estudios, yo al principio le ayudaba pero luego el me ayudo a mí a mejorar mis notas, jamás conocí a alguien quien de verdad se sacrificara tanto por una idea que estaba a seis años de distancia, más los frutos de tanto trabajo cansador salieron a la luz con cada año que pasaba.
Las becas de distintas universidades se hacían ver, pero el solo buscaba una, la cual al enterarse de que tan brillante alumno deseaba ingresar en su institución no tardo en aceptarlo con todos los gastos pagos cuando entramos en la pre promoción, una año más y no solo perdería un amigo como Edric, una aventura como mis cámaras espía, sino también a mi mejor amigo de la infancia, a menos que también me esforzaba para seguirlo.´
El último año yo también me esforcé mucho por sacarme las mejores notas posibles, de manera que no saque una beca, pero como fue la única universidad a la que postule y me aceptaron mis padres me apoyarían, tras la ceremonia de graduación Ardiett no se esperó ni un día hizo maletas y se fue como un niño que espera el mejor viaje de su vida, la despedida fue corta, nos encontraríamos dentro de tres meses cuando inicien las clases.
___narración Ardiett___
El avión se tardó las dos horas más estúpidamente largas de mi vida entera, seis años como agua se fueron para no volver, pero estas horas parecían piedras estancadas que no podría mover por mucho que me esforzará y yo solo podía pensar la persona responsable de tanto tiempo en el que tuve que partirme la espalda estudiando como si no hubiese un mañana, sabía dónde encontrarlo, gracias al cielo mi hermano mantenía contacto con el peliblanco, yo no por supuesto, puesto que mi hermano se mudó hace un tiempo de casa y pues tampoco hablaba mucho con él, había aprendido a ser independiente, también más optimista y mucho más confiado.
Cuando el bendito avión aterrizo tome un taxi para llegar a la dirección donde supuestamente lo hallaría, pero al no tener ni mínimo conocimiento de esa ciudad me perdí en muy poco tiempo, cansado de vagar por las calles intentando orientarme y negándome a rendirme y tomar un taxi hasta mi universidad, me encontré con un parque rodeado por un montón de edificios no muy altos, todos ellos residenciales, al ver una banca a lo lejos me senté, las maletas pesaban mucho y ya no tenía fuerzas para seguir con mi búsqueda, pero la palabra rendirse aún no surcaba mi mente ni de lejos.
___narración autora___
Era una mañana sombría para un peliblanco que no despertaba de muy buen humor, generalmente estaba indiferente ante los sentimientos, desde que empezaba el día hasta que terminaba podría decirse que no sentía nada en especial, pero esa vez el mal humor no le dejaba en paz, quería golpear cosas y gritar, pero no podía, no sin una razón, la cual no tenía.
Faltaba poco para que inicien las clases en la universidad donde tenía su trabajo, también trabajaba en una institución gubernamental de medio tiempo, pero eso de poco podía servir, se fue a dar un corto paseo por la zona donde vivía, eran un par de calles llenas de edificios residenciales que rodeaba un parque, al regresar a casa, aun con los humos negros, se apoyó en el alfeizar de la ventana, notándose algo aburrido para variar.
Una figura abajo en el parque que estaba a su vista desde el quinto piso en el que vivía llamo su atención, era un joven con un cabello castaño muy bonito, brillaba con la luz baja que el sol brindaba, parecía chocolate derretido, de repente el joven mira hacia el cielo, echando la cabeza hacia atrás, a pesar de la distancia se ve que sus ojos son de un morado bellísimo, que recordaba a las noche de verano iluminadas por la luna creciente tras un horizonte oscuro, más lo que más llamo la atención del peliblanco no fue del todo el color de los ojos del “extraño” sino fueron sus delicados rasgos encantadores, muy masculinos, delicados, pero sobre todo eso, familiares.
Los años efectivamente no habían hecho merma en el cincelado rostro de Edric, quien con sus 24 aun rebosaba de los frescos aires de la juventud y vitalidad, además del encanto de su adolescencia que jamás se desprendió de su piel, pero en un niño de 12 años si que se notaban, el que estaba ahí abajo era no menos que esa persona que aún se presentaba en sus más atesorados sueños, Ardiett, puede que al recordar sus encuentros con un niño tan chico le hagan sonrojar, más nada borraría el cariño que siempre le tuvo, que siempre le tendrá.
Una parálisis momentánea generada por el shock lo detuvo ahí de pie en la ventana con una cara sin emoción, pero luego sus ojos se humedecieron y una corta sonrisa tímida nació entre las comisuras de su boca, camino con paciencia de espaldas a la puerta del apartamento, cogió la llave del mismo y cuando estuvo en los pasillos frio y grises del edificio corrió como nunca lo había hecho antes, era muy integrante la sensación la sensación de correr para alcanzar algo que deseas con desesperación, bajo las escaleras casi saltando y al llegar a la planta baja camino con paciencia al parque, Ardiett no se había movido ni quitado los ojos del cielo cuando él se detuvo frente al mismo con la respiración agitada y llorando un poco por la alegría y nostalgia, cuando el muchacho se percató de la presencia del mayor se puso de pie de inmediato, sonrió ampliamente, la felicidad se colaba por sus venas, todo lo que había perdido regresaba a él, todo lo que quería era suyo ahora, unas lágrimas escaparon igualmente, salto a abrasarlo, el peliblanco aun le llevaba unos centímetros escasos de altura, eso lo divirtió un poco, ¿estaba condenado a ser el uke para siempre? Edric respondió ese abrazo, no decían palabras, pero no había nada que decir, no en ese momento, hasta que el silencio se rompió.
“hola Ardiett” dijo el mayor, sonaba exactamente igual a aquellas veces en que recibía al menor en casa, igual que antes.
“hola, Edric” dijo el menor, rememorando ese tiempo, cuando los problemas no existían, sabiendo que de ahora en adelante serían mucho más fáciles de afrontar.
(En una habitación oscura en alguna parte de este mundo)
“jijijiji, que kawaiii, es hermoso” reía una voz femenina en la oscuridad del cuarto, frente a la única luz de una pantalla de computadora, en la pantalla de la misma estaba una ventana que mostraba la imagen en vivo y en directo de una grabación, la grabación de Ardiett y Edric reencontrándose tras seis años de estar separados, abrazados en un parque, rodeados de edificios residenciales no muy altos.