Capítulo 2
Primer Encuentro
Sonrió intentando parecer lo más relajado posible, intentando no demostrar su gran enojo y desprecio por ese hombre turbio y deshonesto.
La sonrisa que alguna vez le había gustado le pareció, ahora, sumamente desagradable y un irrefrenable deseo por borrársela a golpes hizo que sus puños se cerraran con fuerza.
-Byron, tiempo sin vernos. –Pronunció lentamente.
-En verdad, sí. Tres años, tres largos años.-Dijo esto tan lentamente que le molesto.- He sabido de tu éxito en Estados Unidos. Es realmente sorprendente que hayas ocultado ese gran talento por tantos años.
-Sí bueno, no me gusta presumir de los logros que he obtenido. Y dime, ¿ya has pensado que hacer de ahora en adelante?
-Oh, seguir actuando claro. La actuación sigue siendo lo primero para mí.
-Pero no he escuchado muy buenas críticas de ti. Es una lástima ya que tu talento nos puede dejar a todos boquiabiertos.-Ironizó claramente. Y el otro lo percibió rápidamente. Lo cual lo molesto en demasía.
-Claramente esto lo decidirá Ticiano.
-¡Oh, Claro! ¡Esperaré a escuchar esas grandes noticias! Bueno, nos vemos luego.
Camino lento y tranquilo por el pasillo que daba a la oficina de Ticiano. La secretaria lo reconoció al instante y con una gran sonrisa le hizo una seña para que pasara simplemente.
Ticiano estaba en su escritorio revolviendo unos papeles, se le veía nervioso, sin embargo lo conocía lo bastante bien para saber que se debía a un gran enojo.
Sus ojos verdes, igual que los suyos, lo miraron por unos segundos sin reaccionar y de pronto se achicaron por una gran sonrisa que cruzó su rostro.
-Ya te he dicho que ciertas visitas desagradables son innecesarias atenderlas.
***
El anochecer llegó más rápido de lo que sospechaban. Sin embargo el chofer los llevó velozmente al lugar donde se celebraría el vigésimo séptimo aniversario de la Compañía y Editoriales ALFA, con habilidad tan solo demoró veinte minutos en recorrer el trayecto que los separaba. Para satisfacción de Zelai llegarían a tiempo. Personalmente se sentía agradecido, su misión esa tarde era llegar como mínimo con Joan Wreight, y como máximo puntual y con Joan Wreight. Siempre se exigía el doble. Mucho más teniendo a Wreight como su cliente principal.
“Ella sentada sensualmente sobre la cama, realizo un movimiento sugerente con sus largas y estilizadas piernas, invitándolo.”
La garganta se le secó, y no pudo evitar tragar con fuerza, claro, sin dejar de leer aquellas palabras.
“Sonrió de medio lado satisfecho. Ella se recostó sobre la cama extendiendo toda su anatomía. El diminuto vestido se redujo aún más casi siendo innecesario la exploración”
Selecciono ese extracto del texto en su Tablet subrayándolo con rojo, guardo los cambios como lo hizo las pasadas veces.
-Estás muy entusiasmado Zelai.- Comentó su amiga y compañera de edición, Florencia Lexardi, en frente suyo. La miró brevemente sin quitar la seriedad que llevaba desde la tarde.
-Ahí va el trabajo de toda una semana…-Aunque lamento el comentario de Joan por ser una realidad, aquella labor era necesaria. Tanto que tan solo un párrafo podía arruinar o potenciar un capítulo completo. Como ese. Volvió a seleccionar y marcar con rojo.-Que frustrante…-Suspiró Joan perdiendo la mirada por la ventana a un lado de Florencia.
-Dímelo a mí…-Susurró sin querer respondiendo a Joan. La suerte no lo ayudo, y la mirada que le dedico este le decía que sí había escuchado su comentario y que para nada le había encantado.
En fin, su relación era así. Joan no lo soportaba y solo por el hecho de ser hombre.
En cambio, con Floh, eran casi confidentes y además de ser la única amiga con la que no mantenía relaciones sexuales. Lo cual agradecía a Dios infinitamente. Floh también era su confidente y amiga.
Esa relación algunas veces la envidiaba pero otras se sentía afortunado de no ser participe.
Florencia, se veía aún más hermosa esa tarde. Vestía un simple vestido negro con algunas lentejuelas, bastante ajustado y corto algo que ella no habituaba a usar. Su gran cabellera rojiza lucía amarrada en un tomate alto haciendo lucir su largo cuello, sus ojos verdes delineados en negro y labios con un rosa pálido. Se notaba su esmero.
Joan en cambio, tan solo le bastaba un fino y elegante traje gris de Hugo Boss para quedar tentadoramente atractivo. Ni la falta de corbata y la camisa abierta perjudicaba su imagen.
Como cada año, la celebración se haría en la azotea del edifico corporativo Alfa, teniendo los invitados más importantes y famosos de todo ámbito. Por lo que no fue de extrañar a los más de treinta periodistas agolpados en sus puertas queriendo primeros planos de los invitados.
El automóvil se detuvo frente la alfombra roja y uno de los asistentes abrió la puerta del automóvil.
Primero bajo Wreight recibiendo de lleno los destellos de las cámaras. Dedicó primero su atención a ayudar a Florencia a bajar del automóvil y caminar con ella del brazo, luego a lucir bien frente las cámaras, sonreía fácilmente y saludaba amable. Pero sin emitir ningún comentario.
En su caso, siempre bajaba de los últimos y solo los periodistas se le acercaban.
Tres, solo tres preguntas era su regla a contestar. Y Wreight y Florencia lo sabían por lo que siempre lo esperaban en algún lugar fuera de la exposición.
Zelai, como toda persona que se maneje en ese ambiente, tenía a unos cuantos periodistas privilegiados a los que les dedicaba más atención. Esta vez no los vio entre esas personas por lo que tuvo que experimentar con otros profesionales.
Sonrió al despedirse.
-Manejas como quieres a los periodistas.-Dijo Floh con una sonrisa al llegar a su lado.- Yo ya los hubiera golpeado.
-Si no fuera por ellos nosotros no estaríamos donde estamos ahora. ¿Vamos?
Wreight asintió con el ceño fruncido, ya estaría enojado, y sí lo estaba Zelai no entendía porque.
El trayecto del ascensor fue una tortura para Zelai, no le acomodaba utilizar lugares tan reducido y menos con Wreight.
-¿Estás bien Zelai? Será solo un rato.
-Lo sé.-Respondió con media sonrisa, sosteniéndose de la baranda del costado. Respiró tranquilizando sus latidos.- Solo será un momento.
Pasó por alto el bufido burlesco emitido por Joan. …l era la única persona que podía descomponer tan rápidamente su buen ánimo.
La celebración se haría dentro de un domo de vidrio que el excéntrico director de la editora había mandado a levantar hace más de cinco años, era espectacular, en ese lugar se realizaban todo evento de la compañía incluyendo algunos matrimonios de ciertos artistas. Y ese día parecía rebosar de invitados.
Respiró tranquilo al llegar y observo todo muy atentamente sin emitir comentario alguno ni fruncir el ceño. Miro a Floh brevemente y ella hizo lo mismo.
Encontrar al Director de ALFA era su segunda misión. Esto podía ser fácil, pero lo ideal era que el director encontrara a Wreight con un humor decente, amigable.
En teoría, una tarea sencilla, pero Wreight era el escritor más famoso en la actualidad, y pese a estar en una fiesta tan importante y de invitados tan famosos, siempre sucedía lo mismo. Todos querían acercársele, hablar con él, ligar con él, autógrafos, comentarios, besos, abrazos, fotos. Y eso Wreight lo detestaba tanto o más que la propia fobia que padece de hace años.
-Qué pesadilla…-Dijo de pronto Wreight no con muy buena cara, pero sin ninguna alternativa.-Vamos, terminemos con esto…- Agradeció no tener que ser él que diera la mala noticia, no siempre le gustaba ser el malo.
Wreight entro primero, parecía estar entusiasta o solo quería terminar con ese trámite lo más pronto posible. De seguro era lo último.
La conmoción fue la esperada, las personas rápidamente comenzaron agolparse alrededor de Joan, “cacareando” como solía llamarlo Joan, alabando y chillando el éxito de su carrera.
Y Zelai, sintiéndose de repente en una dimensión totalmente desconocida, observó como el rostro de Joan deslumbró en galantería y caballerosidad. El atractivo rostro lució aún más apuesto por la masculina mirada amigable y su perfecta sonrisa.
Frunciendo el ceño Zelai se sintió totalmente desplazado por la gente, y pequeño por la inesperada reacción de Joan. En su interior, muy adentro de su corazón aquel sentimiento tan traicionero y desinteresado surgió nuevamente. Opacando toda cordura. La envidia. La tan venenosa envidia.
Se odio. Odio su inmadurez. Odio su vida. Por no ser él quien gozara de esa exitosa carrera. Pero odio a Joan también.
Retrocedió sin apartar su mirada de la sonrisa de Joan.
Un sudor helado corrió por su espalda, la respiración se le hizo dificultosa, y la mirada se le nublo.
Creyó controlarlo, pero fue imposible cuando vio renacer de entre las personas a aquella mujer, Dara Ferguson, que dichosa y con una sonrisa de catálogo se le acercó a Joan para captar toda su atención.
A Dara Ferguson no se le podía describir de otra manera cómo una zorra de las más baratas.
***
Continuará…
Konstantine