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Beating heart (One shot) por mumu16

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Notas del fanfic:

Es un Oneshot Kaisoo de 4 capítulos.


Ya lo había subído con otra cuenta, pero quiero subirlo aquí. Por favor leánlo. 

Notas del capitulo:

Espero que les agrade y no olviden comentar y compartir. Gracias c:

 

 

–Ok.  –así se despidió de su padre para irse, en un camión de cerdos. Pero no era un camión de cerdos, sólo que él lo llamaba así, era un bus muy lujoso, grande, cómodo y con buen olor. Uno que sólo lo contenía a él y al conductor. Sin embargo, para él seguía siendo un camión de cerdos al no ser un medio de transporte que lleva el logo de Lamborghini hasta en los tapetes o llantas con rines de oro. Estúpido, pensarían las demás personas, pero para este chico, ya hombre, el lujo y el dinero era lo más importante. A pesar de eso, esta vez el dinero no lo llevaría al aeropuerto para unas vacaciones a Jamaica en un avión enmarcado con Lamborghini, lo llevaría, más bien, a una casa de cerdos en un camión de cerdos, porque así le llamó al lugar al que se dirigía.

 

 

Casa de cerdos

 

 

– ¿Cuánto quieres para que me dejes en algún bar o playa tropical?

–Señor, no aceptaré su dinero. Como dijo su padre, quiero que aprenda a valorar lo que tiene. –El chico lo miró tan despreciable, como si el conductor fuese una rata de alcantarilla. –Bájese ya. Vendré a las 8 de la noche por usted.

Protestó y protestó pero no podía hacer nada, ya tenía que bajarse con su maleta Louis Vuitton con botones de oro y su caro abrigo que tenía un poco de piel por dentro. Se veía ridículamente millonario en un lugar tan sencillo y humilde, era como ver El sueño por Pablo Picasso colgado en una pared callejera llena de grafiti mal hecho y gomas de mascar asquerosas. Sin embargo, el lugar no era feo, ni ‘’pobre’’ ni asqueroso, era normal, limpio y acogedor pero él lo veía como lo primero. Entró a la casa, olía a pintura de pared recién puesta y a pan viejo. Los pisos eran de baldosas brillantes color hueso, las paredes blancas y sin decoración. Tenía pocas ventanas pequeñas, todas eran grandes y estaban entre abiertas. Cuando subió al segundo piso, notó que era de madera y olía a navidad, a esas navidades en familia que nunca tuvo, dónde todos toman chocolate caliente y comen dulces y se dan regalos inesperados y ríen y ven la nieve caer. Él nunca tomó chocolate caliente ni comió dulces, tampoco le dieron ni dio regalos inesperados, y tampoco rió.  Por eso, sintió ganas de llorar y de esconderse en las maderas, sin embargo, bajó a la primera planta para encontrarse con el dueño del lugar.

–La verdad creí que no vendrías –Dijo un hombre alto y delgado. –Te debieron haber regañado muy fuerte como para tenerte aquí.

–Pues ya ves. Estoy aquí. –Miró los alrededores –Bonita… ¿casa?

–Lo sé. ¿Recuerdas el día antes de graduarnos cuando te conté acerca de mi proyecto?

–El día en que nos emborrachamos y lanzamos dinero a un par de chicas y luego besaste a un hombre –Rió –, claro que me acuerdo. 

–Bien, aquí está el inicio.

Se rascó la frente con frustración graciosa y una sonrisa de desaprobación –Oh Sehun. ¿Por qué un proyecto tan… como este? Podías haberte largado a Alemania, haber estudiado más y conseguir una modelo, o un modelo, bien parecido para besar.

–Deja de molestarme. Esto es lo que he soñado desde que escribí en mi cuaderno la definición de célula. Soy un médico, amo ayudar a los demás, no como tú, nunca fuiste uno.

Sintió eso como si se clavase en lo más profundo de su corazón y rompiese todas las válvulas que lo componen. –Igual hago lo que quiero y así vivo feliz.

–Si fumar y follar fueran la felicidad, hasta un vago sería el más afortunado. –Se miraron, fuertemente, pero se querían mucho, eran amigos desde la infancia. –En fin, viniste a aprender acerca de la vida. Vamos al segundo piso, te presentaré a unos amigos.

Y subieron al piso de madera. Había varios niños y chicos, algunos presentaban malformaciones, otros estaban muy enfermos, y otros no tenían alguna extremidad o no podían moverse. Había uno que estaba mirando al suelo y sonriendo, supo que era ciego y otro que no se despegó ni un momento de sus colores a pesar de que Sehun estuviese hablando, era sordo. Este millonario grosero se sentó en una de las camas a jugar Angry Birds en su celular que, claramente, era más grande que la cabeza del propio dueño.

Había varios enfermeros, y muchos niños, empezaron a llegar demasiados y la casa era bastante grande ahora. Sehun era tan amable y caritativo con todos y por eso todos lo amaban.

–Él es Jongin. Trabajará un tiempo con nosotros.

– ¿Por qué está sentado en mi cama, Sehun? –Le preguntó una pequeña niña con ojos grandes y cabello corto, en silla de ruedas –Está dañándola. – y todos se rieron.

Jongin apagó su celular y fingió la sonrisa más falsa del universo. –Hola –Todos, incluyendo a los enfermeros, Sehun y a los más grandes lo observaron sin decir palabra –Soy Kim Jongin. Vengo a… a conocerlos a todos y… es un gusto.

Todos rieron y Jongin intentó de integrarse, se sentía bastante aburrido e incómodo.

A la hora del almuerzo fueron al comedor, era gigante, la casa era gigante y se podía ver la inmensa cantidad de personas que estaban en el centro. A Jongin le dieron leche, jugo de mora, puré de papa, zanahorias, una manzana y una pata de pollo. Su cara fue de desagrado, tanto que Sehun se le acercó.

– ¿Ves a todos? Todos, incluso nosotros y los enfermeros estamos comiendo lo mismo. No hagas esa cara de asco, es comida y está rica.

Jongin se metió a la boca un pedazo de puré de mala gana y diablos, ¡Estaba fantástico! Y el pollo era suave y perfectamente cocido. Las frutas y verduras también sabían fresco y el jugo de mora era maravilloso. Pidió cuatro raciones más y a la quinta, notó que la comida era preparada por un chef, con razón le había gustado tanto. Cuando todos desaparecieron del comedor, él, por fin, iba a dejar su bandeja e irse, sin embargo vio a un chico sentado, con las manos en la cabeza y los ojos mirando el plato. Se quedó observando, notó que caían pequeñas gotas de agua, lágrimas. Tomó el tenedor y lo llevó a la boca pero tuvo que devolverlo, así estaba todo su plato, revuelto de devoluciones de alimentos. Sus ojos volvieron a expulsar algunas lágrimas para luego golpear la mesa.

–Deja de observarme con lástima. –Jongin volteó a su alrededor para saber a quién le hablaba –Te hablo a ti.

– ¿A mí? –levantó su ceja izquierda.

–Sí, deja de observarme. ¿Crees que no te siento? –Jongin volvió a echar un ojo alrededor para sentarse al frente del chico.

– ¿Por qué no comes?

– ¿Por qué debería?

–Para vivir –dudó en su respuesta – ¿no?

– ¿Para qué vivir? –Levantó su rostro. Jongin se asustó al ver a un chico tan bonito. Era blanco enfermizamente pálido, delgado, sus ojos eran grandes y sus labios abultados. Tenía un poco de vitalidad en la mirada a pesar de estar llorando. Era muy lindo para los ojos de Jongin. –Igual me voy a morir, igual que tú, también te vas a morir. Entonces ¿Para qué usas ropas tan costosas?

Se quedó sin argumentos para refutar, ese chico no parecía estar enfermo, sólo triste. –Pues, deberías dejar de estar triste. –y empezó juguetear moviéndose en la silla, sólo para parecer más ‘’Amable’’.

Rió y luego lo miró con franqueza – ¿Cómo se deja de estar triste?

–Pues puedes, no sé, comprar un celular, comprar un perro, comprar un auto, ir de viaje a una is –

–Sin dinero.

–Pues –Jongin lo pensó bastante antes de hablar –, con amigos, o familia, y con risas.

–No tengo nada de eso. ¿Cómo pretendes que deje de estar triste? Nunca rio ni nada de esas cosas.

–Yo no sé, yo sólo p –Y cayó de la silla provocando una carcajada del chico.

– ¡Qué idiota!

Jongin odiaba la palabra ‘’idiota’’ pero dejó pasar el enojo al verlo reír tan libremente, su sonrisa era real. – ¿Ves? ¡Ya te hice reír!

–Suficiente –su sonrisa desapareció en un abrir y cerrar de ojos, se levantó y botó el resto de su comida. No había comido nada y seguía triste, más bien parecía enfadado e incómodo. Jongin se sintió extraño porque quería acercarse al joven, pero no sabía ni su nombre. Y cuando se dignó a preguntarle, ya eran las 8 de la noche, él no estaba y Jongin ya debía irse.

No mencionó ni una palabra en todo el camino a casa, al llegar, las criadas le llevaron la bata, las pantuflas y una tasa de chocolate. Sus padres no estaban, como lo esperaba, y él estaba sintiéndose algo decaído. Era una sensación nueva,  ¿o era tan conocida que ya no la distinguía? En todo caso se sentía miserable y triste porque nunca estaba contento con todo lo que tenía pero a la vez no tenía nada. Nadie lo quería, lo llamaban a invitarlo a fiestas sólo para que él pagara todas las bebidas, comidas, cigarrillos y mujeres, nadie le preguntaba cómo estaba, que quería hacer ese día o cosas por el estilo. Su vida era tristemente fría y superficial.

Al día siguiente y al que le seguía, el chico que Jongin vio llorando lindamente en el comedor sobre su plato revuelto y asqueroso de tanto jugar con la comida, no apareció y Jongin se preocupó pero tuvo que soportarlo cuidando a otros niños.

Jongin quería cuidar de aquel chico, quería conocerlo y preguntarle todo, el no parecía estar enfermo de una ‘’Enfermedad’’ sino del corazón y de la soledad. Estaban en la misma situación.

 

 

 

La primavera estaba llegando a su fin y el verano atacaba con suavidad. Las flores de hermosos colores estaban empezando a secarse debido a los cortantes rayos solares que se metían hasta en la ranura más pequeña de un trozo de madera mal hecho. Había muchas ancianas con sombrilla porque querían protegerse del sol, mientras que los jóvenes iban con ropas holgadas y cortas, comiendo, tomando bebidas refrescantes o helados. Muchos iban con sus amigos, algunos con sus parejas, otros con sus padres o hermanos y todos parecían tan iguales, sin embargo todos eran y son diferentes. Cada persona en su propio mundo, defendiéndose, tratando de sobrellevar la carga, como hormigas. Jongin era el típico hombre que en verano seguía usando ropa muy cara, de esa ropa cara que pesa y pica pero después de todo, es cara, es ‘’buena ropa’’ y los niños lo observaban como si estuviese vestido con una bolsa de basura, tal vez no era por lo que usaba, sino por la hostilidad o poca amabilidad que poseía su mirada y las pocas sonrisas que lanzaba. Su misión era comprar limones, dos costales de limones frescos, para hacer limonada a los chicos de la fundación. Sin embargo, Jongin era un tipo torpe, muy torpe. Cuando iba de camino a la fundación, una de sus agujetas mal amarradas se enredó con un hilo grueso que salía del costal y lo hizo caer sobre de la acera. Su pantalón costoso se rompió en la parte de las rodillas, se le pegó una goma de mascar asquerosa a la camisa de lana, y el costal se rompió totalmente. Por eso cuando llegó a la fundación con la cara sucia, la ropa dañada y 105 limones reunidos entre sus brazos y el otro costal, todos estallaron a carcajadas y él se sintió humillado, tiró los limones al suelo y se quitó la camisa cuando Sehun le ofreció una barata y sencilla. Tuvo que volver a recoger los limones y pedir perdón, pero eso le costó unos diez minutos, Jongin era muy mimado, agacharse a recoger algo y pedir perdón no era su estilo.

Todos los enfermeros y Sehun estaban ocupados con todos los chicos, por eso Jongin fue puesto en la tarea de cortar los 210 limones en mitades y luego exprimirlos. En medio de su tarea pensó que el chico pálido no había vuelto a aparecer hace semanas, tal vez no era de venir todos los días, o tal vez era un enfermo que ya había muerto o estaba alucinando por estar pasándola tan mal. Se cortó 7 veces, los dedos le ardían y más los que estaban lastimados. Hizo de todo, se echó agua, se mordió y lamió cada herida, se limpió con varios trapos y nada funcionó.

–Te ves adolorido. –Jongin volteó de inmediato chupándose una de las heridas y vio al chico quien había estado en su cabeza hace unos instantes atrás –Déjame ayudarte. –Y se fue corriendo y volvió agitado con 7 pedazos de algodón, alcohol etílico y 7 banditas. Se sentó en una banca que estaba contra la pared, al lado de la nevera, e hizo que Jongin se sentase frente a él en el suelo. A cada herida le aplicó alcohol y lo limpió con algodón para finalmente ponerle una bandita, era blanca con unos círculos que parecían burbujas. Eran adorables.

–Gra… gracias –Jongin estaba bastante apenado. El pálido lo miró y sonrió un poco.

–La comida de aquí no es buena. Mamá hacía mejor –Jongin recordó y razonó porque el chico no había comido nada ese día y porque lloraba. Tal vez extrañaba a su mamá –Mamá amaba hacer puré y pollo. El chef aprendió la receta de ella. –Correcto, estaba triste porque extrañaba a su mamá. Ya sabía una cosa de él, una cosa muy personal, pero aún no sabía su nombre.

– ¡Kyungsoo! ¿Qué haces aquí? –Preguntó uno de los enfermeros – ¿No deberías estar arriba?

–Ya tendí cinco camas y ayudé a la nueva a sacarse un zapato. La pobre no tiene un ojo y no puede enfocar bien con el otro, por eso la ayudé.

–Bien, pero sube ya, debes ayudar a Sehun. Deja que Jongin termine su tarea.

–Ya subo –Respondió mientras el enfermero subía rápidamente y cuando Kyungsoo volteó a mirar, vio a Jongin con cara estúpida observándolo detalladamente. – ¿Qué? ¿Se te perdió uno igualito?

Jongin se ruborizó y endureció la mirada –Te llamas Kyungsoo. –el nombrado lo miró con falso asombro y sarcasmo. –Yo soy Jongin.

–Ya me di cuenta.

– ¿Por qué actúas tan grosero? Hace un momento me ayudaste con mis dedos y ahora me respondes y me miras mal.

–Exacto, hace un momento te ayudé con tus dedos de idiota, eso no quiere decir que me agrades. Sólo te ayudé, como buena acción del día para ganarme un lugar en el cielo, parecido a ti, ¿no? –Retó a Jongin con la mirada –Sólo vienes aquí porque seguramente quieres sentirte bueno y asegurar un milímetro de cielo ayudando a niñitos que se van a morir en años o en algunas horas o se están muriendo en este instante. Porque ayer, en mi residencia, murió mi compañero de habitación, sufría de migrañas y fiebre alta. En la madrugada, cuando yo no podía dormir, me dedicaba a observarlo. Se veía tan tranquilo y a veces hablaba dormido y me contaba secretos y cosas interesantes, y justo en la madrugada de ayer no me desperté y el sufrió una fiebre alta de repente y nadie lo supo, hasta que iba despertarlo –Su voz se achicaba y sus ojos se engrandecían –, y noté que no estaba respirando y supe que nunca más iba a escuchar sus historias, sus risas nocturnas, sus ronquidos, su voz grabe, su guitarra, sus burlas, sus constantes quejas acerca de hacer camas más grandes porque él era demasiado grande para una cama de mi tamaño, y nunca más iba a ver su sonrisa grande y burlona y escalofriante, y nunca más iba a oler sus asquerosas pastillas y remedios y –Una de sus mejillas ahora tenía una lágrima espesa recorriendo con precisión –nunca más voy a volver a tener a Chanyeol, nunca jamás. –Jongin guardó silencio y tomó un algodón que no había usado y le limpió las lágrimas con torpeza. Kyungsoo se rió un poco pero seguía llorando y Jongin le rogó que se calmase porque no quería que nadie lo viese así.

–Te llevaré a tomar un helado. Ya, no llores más. –Y Kyungsoo se fue corriendo, arriba y Jongin tuvo que volver a hacer la limonada, esta vez con rabia. ¿Por qué era tan torpe y descuidado y grosero y duro e insensible? Realmente parecía un ogro o algo por el estilo, incluso cuando trataba de ser amable.

 

 

Días después se le ocurrió preguntar a Sehun acerca de la residencia de la que habló Kyungsoo. Le explicó que había mandado a construir varias residencias para las personas que acogía la fundación. Cada residencia estaba clasificada por la enfermedad y amoblada con lo necesario y con todas las aplicaciones sanitarias. Vivían dos ayudantes en cada una y se rotaban. Tal vez Kyungsoo trabajaba en eso y por eso no se había aparecido por vario tiempo. Sehun notaba ligeros cambios en la actitud de Jongin, ahora sonreía más naturalmente cuando jugaba y ayudaba a los niños y llegaba temprano a barrer los pisos. Jongin supo que las residencias estaban a un kilómetro del centro.

Tiempo después decidió tratar de ir a los tales lugares y fue fácil llegar con ayuda del conductor. Fue a la primera residencia que vio, preguntó por Kyungsoo y el mismo le abrió. Realmente quería ir a tomar helado con él y conocerlo. Sus palabras y gestos eran demasiado interesantes para Jongin y lo hacía sentirse de cierto modo acompañado y ¿…Feliz?

A pesar de todo, Kyungsoo no se veía como todos los días. Usaba un hoodie negro, una gorra negra la cual estaba cubierta por la capota del hoodie, usaba también una sudadera holgada y unos zapatos deportivos, su piel lucía más pálida de lo normal y sus labios estaban partidos y secos, sin embargo, salió. Se fue con Jongin a tomar un helado porque él no probaba un helado hace siglos.

– ¿Podemos ir a la playa? –Preguntó Kyungsoo mientras lamía su helado. –Es justo a unos pocos metros de aquí.

–Bien, vamos. –Ambos caminaron rápido y Jongin se sentó en la arena mientras que Kyungsoo fue a mojarse los pies con las olas espumosas que llegaban a la orilla. En ese preciso momento Jongin se sentía feliz y Kyungsoo también. Ambos se sentían bien y en libertad y reían y Jongin grabó todo en su celular, sin importar cuanto se quejase Kyungsoo. En un punto sus miradas se chocaron, ahí notaron que cada uno estaba ojeando constantemente al otro. Sus corazones iban rápido y Kyungsoo se rió y se cubrió la boca porque se había avergonzado. Se sentó al lado de Jongin y suspiró.

–Gracias. –agradeció quitándose la gorra para acomodarse el cabello. Tenía las mangas subidas hasta arriba y podían verse diversos moretones, sobre todo en la zona del codo, donde a todos les extraen sangre, sus moretones eran oscuros y algunos eran verdes, otros morados, otros negros y otros azules.

– ¿Por qué? –Preguntó sin dejar de ver sus brazos.

–Porque al fin salí en verano, no fui el único que se quedó en cama. –Se encogió de brazos y tuvo un escalofrío. Jongin notó que se bajó las mangas y que tenía frío, por eso sacó un suéter que tenía en el bolso, siempre cargaba uno, y se lo dio a Kyungsoo. –No pensé que fueses bueno o agradable. Tampoco pensé que durarías tanto ayudando a chicos enfermos. ¿No te cansan?

–Estoy acostumbrado a ese ambiente. Me gradué en medicina y mis prácticas fueron en hospital con muchos enfermos.

– ¿Entonces tú también eres cómo Sehun? ¿Quieres hacer cosas como él? –tosió.

–No. Lamentablemente no lo soy –Bajó la mirada –Yo soy el peor en lo que me consideraba lo mejor. Igualmente nunca me gustó la medicina. Siempre quise ser bailarín pero a mi papá le daba pena decir que su único hijo era un bailarín. Sus amigos, con hijos con carreras reales, iban a burlarse de él y de mí.

–Es genialmente triste oír eso. –Kyungsoo rió –Con esto compruebo mi teoría. Cada persona que ves en la calle, se ve tan feliz y tranquila, que piensas ‘’Joder, ¿Por qué soy tan miserable?’’ pero ahí es donde me pongo a pensar que todos los seres humanos aparentamos estar bien y felices todo el tiempo. Con nuestras sonrisotas enfermizas y nuestros hipócritas ‘’Buenos días. Estoy bien’’ pero cada uno es una burbuja débil, fingiendo ser fuerte, volando sin explotarse incluso entre agujas extremadamente filosas. Y cuando vuelves a ver a esas personas sabes que cada una es un mundo diferente, con problemas diferentes, situaciones diferentes y notas que no son tan felices como aparentan. Ahí está la esencia del ser humano, siempre fuerte hacia los demás sin importar que tu carne se esté pudriendo al igual que tu alma. –Kyungsoo miró a Jongin –Tú eres de esos. Yo también. Por eso nos llevamos bien.

–Kyungsoo, pero, ¿Tú no eres feliz trabajando con Sehun? –Kyungsoo soltó una de las carcajadas más grandes, de esas que están cargadas de llanto y dolor.

–Yo no trabajo para él. Yo soy uno de los enfermos de su fundación. – Jongin sintió la presión más grande en su pecho, casi como cuando su padre y media clase se burló de su sueño de bailarín. –Soy un enfermo más ¡Sorpresa!

–Pero parecías una persona normal…

–No soy normal ahora, ok –Asintió con un aspecto agrio y ofendido –No soy Do Kyungsoo humano, mucho gusto; soy Do Kyungsoo Leucémico mielógeno agudo, mucho gusto. –Extendió su mano – ¿Tu eres Jongin doctor bailarín sin futuro.es? Tener una enfermedad no te quita lo normal, no te quita lo humano.

Jongin sólo lo miró reteniendo lágrimas, las mismas que ya habían derrotado a Kyungsoo mientras revelaba su enfermedad. Kyungsoo abrazó a Jongin y gritó tan fuerte porque no había nadie en la playa a esa hora, Kyungsoo sólo quería olvidar que estaba enfermo y que no era un humano normal, pero no, era imposible, ya estaba condenado. 


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