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Azul y Carmesí por Tsuki Nightray

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Notas del capitulo:

Hola!!!

 

Aquí les dejo un nuevo capítulo, espero que les guste 

Responderé a sus lindos reviews mañana por la mañana

Muchas gracias por su apoyo

Ahora a leer!!


Abrió los ojos, aun no amanecía y el cielo tenía un color azul profundo muy bello tan intenso que le recordó a la mirada de Ciel, sus profundos y brillantes ojos azules. Sonrió al verlo dormido a su derecha, con la respiración acompasada -Que pestañas más largas- pensó y siguió admirándolo, repasando cada detalle de su rostro y su cuerpo. Ahora Ciel realmente le pertenecía. Lo había hecho suyo, no por un absurdo contrato de compra y venta de esclavos, lo había marcado como propio con su cuerpo, con sus besos y sus manos. Pensar en cada minuto compartido la noche anterior lo hacían desearlo otra vez. Deseaba volver a escucharlo gemir y sentirlo temblar de placer. Levanto su mano para tocar sus elegantes cabellos grises pero antes de llegar a acariciarlo recordó los eventos de la noche anterior, todo cuanto lo había enfurecido y también a esa persona a quien no logro distinguir de entre las sombras. Todo con sumo detalle….
Nunca el whiskey le había parecido tan amargo como esa noche, y aunque fuera una de las botellas más finas del mercado le pareció imbebible; Pero no era culpa del licor claro que no, eran los bastardos con los que lo estaba compartiendo.
Supe por Bill que vendieron a nuestro pequeño- comento en voz alta Amberley un oficial de Scotland Yard retirado que ahora poseía el ostentoso titulo de Duque de Sussex.
Sebastian se removía incomodo en el sillón de cuero negro, desde que el tipo menciono a Bill junto a la palabra “pequeño” supo que nada bueno podía significar.
¡¿Cómo es posible?!- Profirió Roger, miembro elite de la actual sociedad de caballeros a la que pertenecía Sebastian – Con lo que me divertía yo con él, es que acaso el muy infeliz no pudo ofrecérmelo, hubiera triplicado el precio por ese jovencito.
El pelinegro estaba contando desde cien y pretendía llegar a uno, sin cortarle la cabeza a ninguno.
Cualquiera hubiera pagado cuanto fuera por aquel muchachito, que noches más maravillosas pase yo con el- afirmo Lord Carrington- nunca quería cooperar pero amarrarlo y escucharlo suplicar me excitaba demasiado, realmente era una fierecilla indomable jejeje una gran pérdida- Se lamento con fingida tristeza y bebió de su copa de coñac.
Sebastian se mordió el labio y apretó el vaso en su mano con más fuerza de la que debía.
Yo prefería ponerlo de rodillas – rio Warren- es tan orgulloso como su asqueroso padre, por eso lo mejor era que se arrastrara y usara la boca para algo bueno en lugar de pedir que me detuviera.
¡Crack!, y el vaso de whiskey se quebró en el suelo, Sebastian olvido en que numero iba contando y se levanto de golpe.
Por dios Michaelis, ¿Qué te ocurre?- se acerco Carrington y Sebastian procuro no darle un puñetazo.
¡¡¡Dejen eso de una vez!!! – Respondió cortante- No sé de quién están hablando pero no creo que eso tenga mucho que ver con el trabajo que se nos ha encomendado- agrego el pelinegro.
No, no lo tiene pero es que si te hubieras dignado a acompañarnos en nuestras salidas entenderías nuestra pérdida- le dijo Roger y se gano una mirada de repulsión por parte del duque- No me veas así, en cualquier caso también tu hubieras disfrutado de darte un buen revolcón con el mocoso, es realmente hermoso- termino.
Me largo, si no van a hablar sobre nada que nos interese solo estoy perdiendo mi tiempo aquí –les dijo molesto e hizo ademan de salir.
Escuche del médico de mi hija que ha comprado usted a un esclavo – le comento como si nada el barón McPherson – Dijo que le había dado un severo castigo, jejeje que divertido ha de haber sido, debió usted invitarnos –le reclamo con su cara deformada por el exceso de alcohol debido a las incontables copas que bebió.
Sebastian se volteo y enarco una ceja- Y eso ¿por qué?, ¿desde cuando le interesa a usted los castigos que pueda darle a mi servidumbre?- El ambiente en el salón de juegos se volvía cada vez más pesado y en gran medida porque a todos les asustaba hacer enfadar al duque Michaelis, y por lo que veían estaba más que molesto.
Cof cof – se atraganto el barón- disculpe my lord solo lo decía porque según el médico ese jovencito que adquirió era muy bello, cabello gris y piel blanca como la porcelana- dijo con saña, todos los miraban atentos. Bien conocían los rasgos delicados del joven Phantomhive.
Si, así es. Compre un esclavo muy agradable a la vista –admitió- pero no lo compre para los mismos fines que ustedes.
¿Y cuales serian sus fines?- preguntaron en conjunto todos los presentes.
El esclavo que adquirí es hijo de los Phantomhive y como tal debe pagar la deuda que dejaron sin saldar sus padres. Está trabajando en mi mansión y si, le di un buen castigo para que aprendiera a comportarse frente a mí. ¿Necesitan saber algo más?- Estaba que sacaba su arma del saco y les hacia agujeros en sus asquerosas cabezas a todos.
Así que el duque lo compro, que afortunado – Hablo Amberley que hasta ahora permanecía en silencio – ¿Y le ha dado más uso que el de mano de obra?, porque el jovencito es muy bueno en la cama, sobre todo cuando lo obligan.
Sebastian ya casi no resistía pero debía fingir por el bien de la misión- No, aun no lo uso de ese modo. Quizá por la noche me interese ver que tan bueno es en la cama.
Me alegro, y si se aburre de el por favor no dude en ofrecérnoslo. Estaríamos dispuestos a pagarle mucho más de lo que gasto en comprarlo.
Gracias por la oferta-
Le doy 200 monedas de oro para comenzar- agrego Warren.
Sebastian respiro lentamente- Una vez que me harte de él se los hare saber, muchas gracias buenas noches – Les dijo y con paso rápido salio de ese lugar.
Bastardos- pensó- Hablan de él como si fuese un objeto, como si les fuera a permitir acercárseles siquiera, antes se mueren – estaba furioso, tanto que ni siquiera sintió la presencia de aquella persona que lo seguía sigilosa observando cada uno de sus pasos. Esperando el momento justo para atacar.
En el salón todos en silencio, miraban con celos la figura que se alejaba.
Demasiado afortunado, demasiado – comento Warren- no debería viajar tan solo- rio quedamente y los demás sonrieron de soslayo. Lo odiaban.
El carruaje había emprendido su regreso pero el pelinegro no podía dejar de pensar en aquellas palabras, recordaba que Ciel le menciono que los despreciaba. Y ahora lo entendía. Con lo dicho en el salón le quedo más que claro el porqué. Ahora sus planes acababan de cambiar, no podía evitarlo conociendo a esos sujetos irían muy pronto a hacerle una visita. Con el único propósito de ver a Ciel. Los mataría; Y necesitaba idear un plan, al diablo la misión, al diablo Gregson al diablo todo. El solo quería proteger a Ciel.
Pensaba en cómo no levantar sospechas cuándo sintió al cochero emitir un sonido y cuando abrió la ventanilla lo vio caer por el empinado precipicio. Se alerto.
¡¡¡Demonios!!!, mira que distraerte tanto como para bajar la guardia Sebastian – se regaño a si mismo y tomo la pistola escondida en su ropa, agazapándose en silencio.
Un fuerte estruendo resonó en los oídos de Sebastian cuando el carruaje se precipito al vacio. No alcanzo a ver más que una capa negra escondida entre los arboles antes de tener que sujetarse a la puerta y saltar en contra para no caer hasta el fondo. Vio desde lejos alejarse aquel sujeto de capa y sombrero; Aguardo lo suficiente para no ser visto por nadie y se encamino a su mansión a pie, la tormenta lo encontró a varias hectáreas de la propiedad, no le importo ya que su mente estaba en otra parte, dividida entre la misión otorgada por Gregson y las palabras de su grupo de “compañeros”. Habían dicho cosas realmente repugnantes, le había quedado demasiado claro que todos ellos habían forzado a Ciel y le asqueaba el imaginarse al joven con alguno pero una pequeña parte de su ser quiso saber que se sentiría estar con él, poder poseerlo. Le gustaba, no lo negaría sentía una atracción muy intensa desde que le conoció pero no podría forzarlo a nada, el no podría hacer nada que su joven no deseara.
Suspiro y permitió que su mano siguiera su camino hasta esos brillantes cabellos, pasó los dedos por sus mejillas y volvió a sonreír- ¿Aburrirme de ti?, ¿entregarte a uno de ellos?, No. Eres mío Ciel no voy a permitir que nadie más te toque, que nadie más te lastime – pensó y lo abrazo. Deseaba haber podido defenderlo en el pasado, pero eso era imposible. Ahora solo podía mantenerlo seguro y a salvo junto a él.
Sentía cosquillas en su cuello y entre risas involuntarias abrió los ojos buscando la causa.
¿Qué haces?- le pregunto al encontrarse a Sebastian besando su cuello.
Te veías tan lindo dormido que no he podido resistir con solo mirarte-Admitió y se volvió a mirarle.
Tengo sueño déjame dormir – reclamo pero Sebastian lo callo con un beso, el peligris se molesto pero no pudo contra la caricia tan suave que le regalaban y ya mas despierto subió su mano derecha hasta tocar los cabellos de Sebastian- Que suaves- pensó.
Te deseo- le confesó- y llevo mucho tiempo esperando a que despiertes.
Ciel se sobresalto al oír semejante frase –¡¡¡¡ Pero si acaba de amanecer!!! No puedes estar pensando en esas cosas tan temprano- le regaño y trato de hacerlo a un lado.
Mi inocente Ciel, esto también puede hacerse por la mañana- dijo y deslizo una mano por la pierna del joven recorriendo hasta llegar a su muslo por debajo de las sabanas.
Ahmm- Una corriente eléctrica lo recorrió y Sebastian aprovecho para quedar nuevamente sobre el- No…Sebastian…hhnm Tanaka podría entrar y…- Decía el joven pero lentamente iba sucumbiendo ante las expertas manos de Sebastian que ahora se deslizaban por su cadera y con su lengua recorría el abdomen blanco del chico dando delicadas mordidas.
¿Y qué?, que entre y nos deje el desayuno – bromeo y Ciel le pateo en respuesta.
Pero qué joven amo más agresivo – se separo un centímetro para mirarlo divertido, había escuchado los pasos de Tanaka y quería ver que haría su Ciel para que no lo oyeran gritar.
Toc Toc Toc- tres golpecitos en la puerta tensionaron a Ciel que no sabía cómo quitarse a Sebastian de encima – ¿Qui..Quien?- pregunto tratando que su voz sonara lo más normal posible, cosa muy difícil ya que sentía que no llegaba aire a sus pulmones.
¿Joven Ciel, desea algo de desayunar?- pregunto la inconfundible voz de Tanaka.
Ahhhhhhgg- Grito bajito y mordió a Sebastian tan fuerte como pudo para tratar de calmar el dolor que le provocó aquella estocada tan profunda que le dio su amante sin avisar – N no…bajare a desayunar en un rato- Tomo aire ante un divertido Sebastian que se retiro muy lentamente. Apretó las sabanas con fuerza – Gracias… Tanaka – pudo articular y se relajo al sentir como el mayor se alejaba de la estancia- Maldito – le gruño y Sebastian lo embistió en respuesta- mmmmm…
Cuide sus modales joven amo- le dijo y volvió a su boca más salvaje que antes, entrando sin permiso mientras embestía con mayor precisión a Ciel que luchaba por no gritar de placer.
Mmmm….aghhh….Sebastian quiero…mmm – comenzó a pedir de repente y el pelinegro sonrió deteniendo el ritmo, ganándose una mirada de furia por parte del menor.
Pero joven amo, ¿usted no aseguro que estas cosas no podían hacerse tan temprano?- se burlo y cuando Ciel iba a responder lo penetro con fuerza haciendo que este arqueara la espalda y le diera una esplendida vista de su níveo cuello junto a un maravilloso gemido. Lo mordió y lamio posesivamente antes de correrse en su interior. ¡¡¡Sebastian!!!- grito Ciel lo más bajito que pudo mientras ocultaba su cara en el cuello del mayor y trataba de regular su propia respiración.
No muy lejos de la mansión se acercaba un bellísimo carruaje de cuatro caballos, dentro un elegante hombre acompañado de un inspector de policía. Aquella era una visita planeada de supuesta cortesía, tenían la urgencia de presentarse ante el duque Michaelis y ver su nueva adquisición.
¿Qué harás cuando veas al chiquillo, lo violaras delante de Sebastian? – se burló Amberley
Ni loco que estuviera- se rio – Este solo es nuestro primer movimiento, debemos ver como lo trata el duque y buscar la mejor forma de sacarle la información al mocoso, de haber sabido que él conocía los detalles le hubiera sacado la información mucho antes.
¿Y después?- Avivo el actual duque.

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¿Estás enfadado?- pregunto Sebastian con aires de inocencia.
Vete al diablo- le respondió Ciel con la mirada fría.
No es mi culpa que camines tan gracioso, no puedes pedirme que no me ría- se defendió y dejo la taza de café sobre la mesa.
¡¿Qué no es tu culpa?! – Le grito - Desde anoche que no me dejas ni bañarme sin….tch imbécil- No termino lo que pensaba decirle, le avergonzaba recordar lo que acaban de hacer al amanecer y luego en la bañera. Lo detestaba en ese momento, ni siquiera podía sentarse sin quejarse, por eso prefería estar de pie y miraría el jardín antes de posar sus ojos en esa bestia salvaje. Entonces vio las rosas blancas, estas habían crecido mucho desde que las había plantado. Sonrió sin darse cuenta.
Creo que debería disculparme apropiadamente - Insinuó con la voz cargada mientras abrazaba por detrás el cuerpo de Ciel.
Ya déjame- trato de empujarlo pero no tenía ni la altura suficiente ni la fuerza necesaria.
Me pide demasiado, dejarlo me es imposible- admitió y con cierta picardía dejo que su traviesa mano derecha se deslizara hasta la pierna de Ciel y comenzó a ascender lentamente en busca del miembro del menor.
Sebastian… no... no hagas eso hmm- Respiro pesadamente y se recargo en el pecho de Sebastian tras él.
Pero si te gusta, mírate – le dijo y le dio un ligero apretón sobre la ropa, Ciel gimió y volteo el rostro quedando a escasos centímetros del blanco cuello de Sebastian ahora ataviado con esa fina camisa. Sin contenerse deposito un beso y lamio con parsimonia provocando que el mayor presionara más fuerte y Ciel se estremeciera.
Señor Sebastian- La voz de Valery los hizo dar un brinco. Sebastian se alejó rápidamente de Ciel y cogió el periódico mientras que el peligris ocultaba su sonrojado rostro al mirar directamente a la ventana.
Dime Valery- pidió con formalidad
Señor el Sr. Warren ha venido a visitarlo junto el duque Amberley- informo
Diles que iré enseguida- ordeno y Valery se retiró sin comentario alguno, tuvo la ligera sensación de que había interrumpido algo.
Bastardos- dijo en voz baja pero Ciel lo escucho claramente y dio la vuelta con curiosidad.
¿Quiénes son ellos?-
Ciel - le nombro, había olvidado por un segundo lo que descubrió anoche- Quiero que te quedes aquí y no salgas por ningún motivo- ordeno y el menor se intrigo aún más.
¿Por qué?- pregunto irritado- ¿Quiénes son esos sujetos?, ¿Acaso el gran Sebastian Michaelis le teme a unos simples hombres que vienen de visita a su propia casa? – El sarcasmo en esa última pregunta le pareció divertido al mayor, pero no era momento de bromear no quería que su Ciel tuviera que toparse con ninguno.
No es asunto tuyo- le respondió secamente y Ciel no pudo evitar sentirse herido por aquella respuesta tan indiferente. Él quería saber quiénes eran y porque Sebastian parecía tan molesto al tener que recibirlos.
Veo que su esclavo no tiene buenos modales- hablo Amberley desde la puerta donde ingresaba en compañía de Warren que sonriendo agrego – Debería enseñarlo a comportarse, conozco un par de buenos métodos para lograrlo- termino.
Ciel palideció al oír esas voces y giro lentamente la cabeza solo para confirmar que esos sujetos eran quienes recordaba. Sebastian lo noto pero no podía mostrar preocupación, debía comportarse frente a esos hombres. Maldita misión - pensó y con una sonrisa fingida se acercó hasta ellos y les dio la mano frente a Ciel que permanecía de pie.
¿Por qué no me esperaron en la sala?- soltó en son de broma- creí decirle a Valery que les dijera que los recibiría en unos minutos.
Así lo hizo pero hombre, conocemos tu casa muy bien como para solo esperar ahí jejeje- le dio unas palmaditas en la espalda, Ciel sentía que le faltaba el aire.
¿Así que este es tu esclavo? – Pregunto Warren mientras se acercaba lentamente al peligris que retrocedió instintivamente – ¿está muy bien vestido no crees?, es algodón muy fino- comento al tocar el cuello de la camisa que vestía Ciel.
Si, ese es y claro ninguno de mis sirvientes se puede vestir mal – respondió tratando de llegar hasta ellos.
Pero un esclavo no es un sirviente, es mucho menos que eso Michaelis- comento Amberley.
No creo que hayan venido a discutir cómo visto a mis sirvientes-
No, pero creo que eres muy bueno como para vestirlo así, al fin y al cabo no es más que basura; Un gasto innecesario- respondió Amberley y la mirada de Sebastian se ensombreció.
Tú eres un bastardo repugnante y aun así te vistes de cachemir – dijo Ciel de manera despectiva y una sonrisa altanera. Sebastian se mordió la lengua para no reírse en voz alta.
Mocoso insolente- Levanto la mano para abofetearlo pero antes de llegar a tocarlo Sebastian le sujeto con fuerza.
Ni lo intente-
¡¿Vas a permitir que esta basura me hable así?!- le grito con furia y atino a soltarse de forma brusca.
Su nombre es Ciel y tú comenzaste- acoto el pelinegro. Estaba impresionado de Ciel, pensó que al tener frente suyo a esas personas tendría miedo pero por el contrario parecía tan seguro e incluso se atrevió a insultarlo.
No es más que un esclavo, enséñalo a estarse callado- agrego Warren que miraba lascivamente al joven de ojos azules – O préstamelo para que lo aleccione – comento y tomo a Ciel del mentón- puedo dejarlo muy obediente. ¿No es así precioso?, te gustara volver a aprender como guardar silencio - dijo con saña y Ciel lo alejo de un manotazo. No lo admitiría pero eso basto para asustarlo, no quería que Sebastian lo dejara en manos de ese sujeto.
Salgan de mi casa ahora mismo- Ordeno y los dos aludidos lo miraron extrañados- Ninguno de ustedes le pondrá un dedo encima- dijo y alejo a Ciel lo suficiente de los dos hombres, acercándolo hasta sí mismo.
Amberley rio a carcajadas- Así que te encaprichaste con el mocoso Sebastian, está bien está bien nos iremos por hoy-se aclaró la garganta – para que lo disfrutes un rato, el muy astuto sabe hacerse desear- continuo pero Sebastian no lo dejo continuar
¡Dije fuera! – se estaba impacientando y podía sentir el cuerpo de Ciel temblar ligeramente.
Bien nos vamos- dijo Warren visiblemente contrariado y salió del lugar, Amberley lo siguió.
Una vez solos Ciel camino rápidamente al baño y se encerró ante los ojos preocupados de Sebastian que se quedó parado esperando a que saliera, llevaba un rato vomitando lo podía oír desde la puerta.
Ciel- le llamaba preocupado.
La puerta se abrió minutos después, Ciel lucia más pálido que antes y aun temblaba.
Gracias – le dijo con una sonrisa sincera - Gracias por hacer que se fueran, lamento mucho haber arruinado… lo que sea que hubieran querido – Ciel hablaba muy bajito, cansado de cada palabra dicha y Sebastian temía que fuera a desmayarse en cualquier momento, lo levanto entre sus brazos y se encamino con él a la habitación escaleras arriba.
Señor Sebastian los señores acaban de irse- Le comento Valery pero al verlo con Ciel en sus brazos se preocupó- ¿Qué le ocurre al joven Ciel?, pregunto y se acercó.
No se siente bien, por favor ve por algo de hierbas al invernadero, lavanda y manzanilla, dáselos a Marie y que haga una infusión para Ciel- pidió y la sirvienta corrió a buscar lo que pidió su señor, además le había tomado mucho aprecio al joven Ciel, le preocupaba que estuviera enfermo.
No exageres no es nada- dijo una vez lo dejo sentado en la cama.
No exagero- le dijo mientras desabrochaba su camisa y retiraba sus zapatos con delicadeza- Vomitaste por mucho tiempo, estas pálido y parece que vas a colapsar en cualquier momento - prosiguió a ponerle el pijama y a correr las mantas para cubrirlo. Te beberás esa infusión y dormirás el tiempo que necesites. Quería evitar a toda costa que los vieras pero…
Toc Toc la puerta cedió y Valery ingreso con una delicada tacita- Aquí está la infusión, ¿Cómo se encuentra el joven Ciel?- pregunto mirándolo con curiosidad.
Estoy bien Valery, Sebastian es un exagerado – rio ante la cara que hizo el mayor.
Valery sonrió con ternura, ellos dos juntos se veían tan hermosos a sus ojos. Nunca había visto a su señor tan contento como cuando estaba en compañía del joven Ciel y podía decirse que Ciel aunque solía molestarlo disfrutaba muchísimo el tenerlo cerca; Se notaba aquella complicidad entre los dos, bien podían ser imaginaciones suyas pero advertía que ellos compartían más que una amistad. Estaba feliz, sin importar nada estaba feliz de verlos así.
De eso nada, bébete eso y a dormir – le mando acercando la taza, que Ciel recibió con cuidado, aun le temblaba el pulso y no demoro en terminarse el contenido, la manzanilla y le gustaba.
La lavanda y la manzanilla son relajantes, podrás dormir sin problemas- le comento.
Me retiro, con permiso- dijo y salió silenciosa dejando a los dos solos.
Sebastian aprovecho para besar a su Ciel con dulzura- Duerme, me quedare hasta que lo hagas- le aseguro al tiempo en que acariciaba sus cabellos.
Con respecto a esos sujetos…- decía el peligris mientras luchaba por no cerrar sus ojos.
Lo dejaremos para cuando despiertes, te hablare de mis asuntos con ellos y de todo cuanto quieras saber- Era cierto, estaba muy seguro de que debía contarle sobre sus trabajos y la relación que había mantenido hasta ahora con ellos.
Sebastian… gracias por defenderme… esta tar… - no termino, se había quedado dormido y Sebastian lo miraba embelesado, adoraba a ese joven, desde que lo había conocido lo había cautivado y sentía unos deseos tan grandes de protegerlo.
Te amo mi Ciel- se atrevió a susurrar para luego levantarse y salir de la habitación.











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