Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Azul y Carmesí por Tsuki Nightray

[Reviews - 70]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Muy feliz año!!!!

Este capítulo se suponía estaría ayer pero fui constantemente interrumpida

 

Advierto que es un capítulo largo y continene un poco de violencia

Quiero agradecer por todos sus hermosos reviews

Porque gracias a ellos está historia sigue en marcha

También quiero hacerles saber que sólo quedan dos capítulos más y realmente espero que les guste

 

Sin más a leer

 

 

 

 

 

Capitulo 9: Fuego

La tarde comenzaba a caer, los sirvientes corrían de aquí para allá llevando manteles, cubiertos y las rosas frescas que había pedido el señor de la casa, todo en elegantes tonos pasteles. Tanaka lideraba los preparativos y la decoración mientras Marie y otras muchachas mas se encargaban de preparar los postres que aún faltaban.
El duque estaba sentando en el sofá de su despacho mirando con extrañeza su tan desordenado lugar de trabajo, todos sus papeles apilados uno tras otro, en un orden pulcro pero él no solía enlistar así sus cartas, paso la vista por el vaso que yacía tirado en el piso para luego fijarse en las dos botellas, una de ellas completamente vacía mientras la otra con suerte podría llenar otra copa- Que desastre- se dijo reprobatoriamente – levanto una mano y la llevo directamente a su cabeza, el dolor que sentía era insoportable – ¿Qué demonios hice ayer?- era la pregunta que no le dejaba de rondar en la mente, constantemente cerraba los ojos para intentar recordar algo, pero por mas esfuerzo que hacia lo único que recordaba era haber esperado a que Ciel se durmiera y después todo lo demás era borroso.
Tenga- le ofreció su recién aparecido mayordomo de la nada- le quitara su malestar – comento con un deje de burla en la voz, después de todo no era normal ver a su señor aquejarse de una resaca en plena semana y menos cuando tendría invitados.
Gracias Tanaka- No le preguntaría que clases de insectos o animales descompuestos llevaba aquel brebaje, confiaba en su mayordomo tanto o más que en el mismo y si le estaba dando ese vaso purpureo de lo que fuera él se lo bebería.
Vamos, deje de mirarlo así – le ordeno y Sebastian de mala gana se apuro a tragar el contenido de un solo golpe- Eso es, buen chico – le dijo ante la mirada de molestia que le otorgo el duque.
No te aproveches viejo, no soy un jodido niño para que te burles de mí- se quejo y Tanaka asintió como quien escucha el sonido del viento al pasar- además no creas que es gracioso no pod….espera, Tanaka – se puso de pie y lo miro entre divertido y sorprendido.
¿Ya se encuentra mejor? – pregunto con una sonrisa y Sebastian asintió sin podérselo creer.
¡Eres el mejor viejo!- le alabo y comenzó de buena cuenta a reír mientras se dirigía a la puerta- iré a despertar a Ciel – le comento sin quitar el asombro en su semblante.
El joven está en la biblioteca, ha pedido que nadie lo moleste – Tanaka lo vio detenerse y levantar una ceja- Incluyéndolo- termino.
Creo que no entendí, ¿Ciel ha pedido que no ingrese a mi propia biblioteca?- Consulto extrañamente divertido por la idea de tener al joven prohibiéndole cosas.

En efecto – respondió cortésmente- Y si me permite darle un consejo, lo mejor sería que no lo interrumpiera; Estaba realmente molesto- termino.
¿Y se supone que debo obedecerlo?- Pregunto y el mayordomo asintió.
Una pequeña chispa de enojo se formo en Sebastian al sentirse por primera recibiendo una orden por parte de Ciel y encima con el apoyo de su propio mayordomo. Eso era más de lo que podía tolerar, salio rumbo a la biblioteca a aclararle un par de cosas al peligris.
Tanaka negó con la cabeza, su señor a veces podía ser un completo tonto. Había visto a Ciel no solo molesto sino también preocupado y cuando le pidió que no lo interrumpieran fue debido a que necesitaba pensar en algo que según dijo era importante. Recordaba que mientras fue a entregar el desayuno se encontró al joven Ciel mirando fijamente una nota que había encontrado bajo la puerta hace tan solo unos minutos. No se molesto en preguntar qué hacia el joven en la habitación del señor tan temprano puesto que desde hace semanas conocía la verdadera naturaleza de la relación que mantenían ellos dos y si, le había sorprendido verlos besándose tan apasionadamente aquella vez y las que siguieron a esa, pero pensó que era de esperarse que en algún momento pasaran a otro nivel. No, no le sorprendía aquello, en su larga vida había visto muchas cosas, unas más increíbles que otras. Y si su señor y Ciel eran felices él les guardaría el secreto.
Ciel se encontraba recostado en el sofá más amplio de la biblioteca, su espalda apoyada firmemente en el respaldar del brazo izquierdo y sus piernas ligeramente estiradas sobre los cojines. Todo su cuerpo dolía y esa era la única manera de aliviar un poco las secuelas de la noche con Sebastian, había sido un bruto tomándolo sin consideraciones y tantas veces, ahora sus piernas casi no aguantaban su propio peso. Encima estaba la dichosa fiesta -¿Es que además de bruto eres idiota Sebastian? – Pregunto al aire mientras sostenía entre sus manos la extraña tarjeta con la frase “La suerte no dura por siempre, hoy desearas haber caído del precipicio” – Que amenaza más vulgar- murmuro – Dando una fiesta cuando hay alguien intentando matarte. Idiota.
La puerta se abrió de golpe sobresaltando a Ciel y a sus pensamientos, alcanzo a ocultar la tarjeta dentro del libro que mantenía en la otra mano, antes de que Sebastian se percatara y cerró el libro para dedicarle una mirada inquisidora.
¿Que se te ofrece? – Pregunto con obvia intención de molestarlo - ¿No te dijo Tanaka que estaba ocupado?- añadió.
Si, lo hizo- Respondió algo aturdido al verlo en tan posición, medio recostado con sus delgadas piernas sobre los cojines. Tan bello que lo único que deseo fue lanzarse sobre él y besarlo intensamente.
Ciel al ver la mirada que le estaba dedicando el mayor cambio lo más rápido que pudo su postura y se sentó- ¿Entonces que haces aquí? – pregunto.
Te recuerdo que esta es mi mansión, puedo ir y venir donde me dé la gana- recordó porque era que había ido a la biblioteca y se sentó frente al menor – No tienes porque darle ordenes a nadie aquí- continuo- ¿Necesito recordártelo?- Sabia que eso había sonado más rudo de lo que pretendía, después de todo a nadie le haría daño que se encerrara unos minutos a leer.
No, eso lo sé perfectamente esta es tu mansión ellos son tus sirvientes y yo soy tu esclavo- le miro con sus profundos ojos azules cargados de ira– lo sé muy bien, lo que te pertenece puedes usarlo a tu voluntad y como te de la gana, ayer fuiste muy claro – comento con rabia descolocando a Sebastian que no entendía lo que le estaba queriendo decir - No necesitas recordarme nada de eso, solo necesitaba un par de minutos a solas- quería levantarse pero su cuerpo no reaccionaba a su voluntad ese día así que solo abrió el libro y enfoco su vista en el. Era preferible a intentar pararse y caerse como había hecho por la mañana al levantarse de la cama.
¿Por qué dices esas cosas?- cuestiono - ¿de qué estás hablando Ciel?
Sabes perfectamente de que hablo Sebastian – Ciel no estaba ese día para estupideces tenía muchas cosas en que pensar, no conocía la lista de enemigos que pudiera tener el mayor pero era evidente que alguien intentaría lastimarlo esa misma noche. Necesitaban estar alerta e idear un plan con Tanaka y los demás sirvientes.
No, no lo sé por eso te pregunto – Su voz ya no contenía ningún matiz de enojo o algo parecido solo era curiosidad ante las palabras agrias que le dirigió el menor y por un instante se arrepintió de no haber hecho caso a Tanaka – Ayer, ¿ayer te hice algo?, dime Ciel ¿te lastime de algún modo?- ahora su voz era suplicante y Ciel no supo cómo interpretar aquello.
Toc toc toc- tres golpecitos en la puerta que permanecía abierta – Disculpe señor, los invitados comenzaran a llegar en menos treinta minutos, necesitamos que se aliste para recibirlos- dijo con cordialidad.
Enseguida voy-
Ve ahora, eso no puede esperar y yo no tengo ganas de seguir hablando contigo- Dijo y cambio de página.
Bien, lamento haber interrumpido su lectura-Fue sarcástico pero de alguna manera le había dolido el trato que le estaba dando Ciel, le intrigaba y le molestaba al mismo tiempo. Habían amanecido juntos entonces ¿por qué le trataba de esa forma tan fría?, no era como si esperara un beso o una sonrisa por parte del jovencito orgulloso pero nunca antes había sido tan cortante con el - Mas tarde responderás mis preguntas- le informo y salio como alma que lleva el diablo.
Tanaka puedes acercarte un momento – pidió Ciel y el aludido ingreso en la estancia- Alguien intentara lastimar a Sebastian esta noche- le comento tomando la nota y pasándosela al mayordomo- Al parecer ya lo intento antes y falló, ¿Sebastian te comento algo al respecto? – pregunto.
Nada en lo absoluto, sería mejor cancelar esta cena e informarle – propuso
No- Dijo y Tanaka se quedo atento, esperando una explicación- Mi tía solía decir que el mejor momento para atacar a tus enemigos es cuando ellos te están atacando, esa persona vendrá sin falta e intentara matar al duque y nosotros estaremos esperándola pacientemente, esperando a que venga e intente hacerle algo - Tanaka sonrió al comprender – Necesito que me ayudes con el plan- comenzó a explicarle los detalles uno a uno, mientras el mayordomo aun asombrado como estaba iba tomando nota de todas las ideas que le iba dando aquel pequeño con tal de proteger a su amo , cada una más brillante que la otra.
Sebastian por su parte tenía bien planeada la estrategia que utilizaría para acabar con los cinco nobles sin arruinar su misión, la cual consistía en recuperar los archivos del caso de asesinato en que se vieron implicados Warren, Carrington y Roger junto a todo el dinero proveniente del banco central, dinero desaparecido mágicamente de la corona; Pero lo más importante era que pondría fin a todos los que habían lastimado a su amante, una vez muertos podría respirar tranquilo, no dejaría vivo a nadie que le hubiera hecho daño a Ciel. Esa noche acabaría con todo.
Al cabo de una hora los invitados ya se encontraban dentro del espléndido salón todos ataviados con sus mejores trajes y siendo atendidos por el grupo de servicio contratado por Tanaka.
Sebastian lucía un traje confeccionado para la ocasión, un elegante esmoquin gris oscuro ceñido a su bien formado cuerpo que hacia suspirar a las hijas de los grandes señores y porque no decir que a sus madres también. Era sin dudar el hombre más guapo y sexy en toda aquella región.
Nueve familias de nobles, cada una con alrededor de cuatro integrantes y sus ayudas de cámara e institutrices, aquella era toda una oportunidad no solo para cerrar negocios sino que también para buscar compromisos o tener affaires con algún aristócrata. Toda una reunión.
Ciel estaba en el despacho de Sebastian buscando todos los papeles que pudiera reunir, todo cuanto le ayudara a dar con el nombre de esa persona y estaba tan concentrado leyendo viejos documentos que no noto cuando el duque se quedó mirándolo fijamente desde la puerta.
¿Que buscas entre mis papeles?- la voz grave de Sebastian lo asusto y dio un pequeño salto al soltar los papeles.
¿Qué haces aquí?- pregunto y se arrepintió al notar lo ridículo de la pregunta- Digo, la fiesta es abajo.
¿No me digas?- ironizo el mayor – Como sea, tendrás que darme muchas explicaciones cuando esto termine- le amenazo- Ahora vete a tu cuarto, no quiero que te aparezcas por el salón ni andes por ahí – Ordeno.
Quiero ir a la reunión – expreso aunque odiaba las fiestas.
Olvídalo- Respondió secamente y sin ánimos de dar explicaciones .
¿Por qué?- pregunto, necesitaba estar presente para encontrar a quien amenazaba la vida de su Sebastian.
Porque no quiero- dijo pero le supo a poco, conociendo a Ciel continuaría hasta que este cediera cosa que no podía en ese momento- Porque solo los nobles y los sirvientes pueden asistir a fiestas como esas - pensó en lo que diría a continuación pero eso sería lo único que haría a Ciel desistir en sus intentos- No un esclavo como tú, aquí tú no eres nada y ante ellos eres incluso menos que eso- No recordaba haber dicho nunca algo que le resultara tan doloroso como aquello, el ver la expresión dolida de Ciel le hizo querer golpearse contra las paredes; Pero todo aquello era por su bien, para protegerlo de todos esos bastardos. No quería verlo como ese día otra vez y después de esa noche se encargaría de recompensarlo, le daría su libertad y le pediría que se quedara junto a él.
Comprendo- le respondió- No se preocupe señor no le importunare con sus amigos, ni con nadie de su nivel, me mantendré aquí.
Bien- termino Sebastian y salió de su despacho con un nudo en la garganta.
Pero aquí no ha venido ningún amigo tuyo, y ninguno de los invitados está a tu nivel excepto yo duque Michaelis – murmuro Ciel con una sonrisa de satisfacción. Sebastian se tragó su actuación.- Necesitas más que un montón de insultos para hacerme sentir mal- dijo en voz baja y se escabucho con lentitud a la escalera del servicio.
En medio del salón Tanaka recibía a los demás invitados mientras el duque charlaba amenamente con el barón McPherson y su esposa, uniéndose a la conversación otros aristócratas.
Psss- un leve sonido llamo la atención del mayordomo que giro la cabeza buscando el origen de aquel ruido, y ahí estaba Ciel en medio de dos pasillos vestido totalmente de negro.
Joven Ciel, ¿qué hace aquí?- pregunto tratando de no llamar la atención y empujando al peligris directamente a las cocinas.
Tu señor es un imbécil- le comento con hastío- Valery y Marie están interrogando a siete hombres, ¡¡¡ Siete!!!Tanaka. Maldición. Es que ¿cuánta gente lo odia?, ¿Les habrá dado invitación a cada uno?- el sarcasmo divirtió a Tanaka.
No se preocupe joven Ciel, es normal que al señor Sebastian intenten asesinarlo, así ocurre con la familia Michaelis desde siempre, él se mantendrá alerta de algún modo aunque siete en una sola velada es bastante- admitió preocupado- ¿Qué sugiere?- le consulto.
Matarlo y ahorrarnos a todos el trabajo - contesto mirando a Sebastian que continuaba platicando con McPherson, un escalofrío lo recorrió al mirar más detenidamente a todos los hombres de familia. Por lo menos seis de ellos habían comprado un tiempo en su celda.
¿Se encuentra bien? – pregunto Tanaka al ver a Ciel tan pálido.
Si, descuida Tanaka – le dijo – Ahora no es momento de pensar en esos bastardos Ciel- se dijo mentalmente tratando de concentrarse en otra cosa, cuando justamente un individuo completamente extraño para el hizo aparición. Un hombre tan alto como Sebastian, de apariencia severa y ojos negros como la noche misma, con el cabello rubio y pulcramente atado a una cinta. Ciertamente era atrayente pero en Ciel causo un efecto diferente. Todo en ese hombre le hacía querer salir corriendo, le aterro con solo aparecer. Pero entonces este le dio un fraternal abrazo a Sebastian y algo hizo clic en el pecho del menor.
Es el- dijo Ciel de forma automática.
¿El? no, imposible joven, aquel hombre es Lord Gregson, quien le entrega las misiones al señor Sebastian- le explico- ellos trabajan en conjunto desde hace años, desde que el señor llego a Londres- termino.
Con mayor razón, tiene un motivo aún más grande para querer desaparecerlo. Sebastian puede hundirlo con solo entregar ese montón de cartas y archivos a Scotland Yard- comento recordando todos los papeles que enfilo durante la ausencia de Sebastian.
Tanaka lo miro de reojo para luego mirar al lord.
Confía en mi Tanaka, nunca me equivoco cuando conozco a alguien – rememoro el sentimiento que lo agobiaba cada que Bill le presentaba a alguien y esta vez esa sensación se había multiplicado por cien.
El mayordomo asintió, después de todo no era una idea tan descabellada se mantendría alerta.
Al pasar unos minutos llenos de ansias para Ciel, este pudo ver desde las sombras de aquel olvidado pasillo como el tal Lord Gregson susurraba algo al oído de la esposa de McPherson y esta le llevaba el mensaje a su marido.
¡Eso es!- se dijo y se acercó con cuidado y hubiera continuado en su intento por llegar a él pero sus ojos se detuvieron en las manos de Gregson que sostenía en su mano enguantada una pequeña pistola plateada que cubría con su saco y esta apuntaba directamente a Sebastian. Se olvidó de ir tras la mujer esa y también de mantenerse en la oscuridad; Con una rapidez que el mismo se extrañó de poseer tomo el violín de uno de los músicos contratados y se abalanzó sobre el hombre provocando que este cayera” accidentalmente”.
Lo siento mucho señor, ¿se encuentra bien?- pregunto con fingida preocupación y le dio la mano en señal de apoyo.
¡¡¡Quítate mocoso!!! ¿No ves por dónde caminas?- le grito llamando la atención de todos incluyendo a Sebatian que en cuanto vio de quien se trataba se acercó hasta ambos para evitar un bochorno mayor.
Disculpa Marcus no fue intención del muchacho – Dijo al ofrecerle la mano y que este la aceptara.
¿Quién es este inepto? espero que lo despidas hoy mismo- comento en voz alta como para dejarle claro que no tenía más opción.
He venido con los músicos para interpretar un solo – se apuró a decir Ciel antes de que Sebastian lo enviara fuera del salón- Por favor permítame tocar – les pidió haciendo una pequeña reverencia.
Adelante- dijeron los dos hombres luego de mirarse, después de todo la música era uno de los únicos deleites que ambos compartían.
Ciel les sonrió con inocencia, y Sebastian dudo de aquella careta. Ciel podía ser muchas cosas, pero un muchacho inocente y dulce….jamás.
Subió al escenario no sin antes pasar cerca del mayordomo que también termino alrededor por el escándalo recién formado y le susurró al oído – En la izquierda bajo el saco, deshazte de ella- Y acto seguido se hizo silencio en la sala. Todos los presentes expectantes ante ese pequeño joven, tan hermoso que atraía las miradas de quien estuviera a su alrededor.
Y Ciel desde el escenario improvisado tomo con delicadeza su violín, dio dos pequeños golpes al arco y respiro lentamente antes de comenzar.
La música flujo mientras pequeñas gotas chocaban contra los cristales, el eco de ese primer vibrato sumió a la totalidad de los presentes en una candidez única, para ser reemplazada al instante por el estridente trino de aquellas notas, la pasión desbordante unida a un sentimiento de ira azotó las almas de los presentes. El elegante movimiento de los cabellos grises en contraste a la serenidad de su rostro sumado a la rabia contenida que poseía cada nota. Resultaba en éxtasis para quienes lo escucharan. Los Larghetto intensos cortaban la respiración de Sebastian que de entre todos los presentes no despegaba la mirada del joven intérprete. Un matiz Andante se produjo al instante en que Ciel abrió sus ojos y colisionó con la mirada del duque. Azul y Carmesí fundidos en la pasión que otorgo el Allegro assai que siguió y Ciel continuaba sin detenerse, sin respirar entre el torbellino de emociones que atormentaba a su ser, odio, rabia, ira, dolor, pasión y tal vez amor en cada nota de aquella romántica y estridente melodía que en ese instante le dejo enseñar a todos y a nadie lo que él era. Detuvo el arco, bajo el violín y con una delicada reverencia se inclinó ante su muda audiencia.
Los presentes respiraban entrecortadamente y las damas agitaban sus abanicos con ahínco para no dejar en evidencia su estado de excitación y a la vez angustia. Los aplausos llenaron el salón, incluso los sirvientes y mozos se habían detenido a escuchar y ahora aplaudían como posesos.
La siniestra risa de Lord Gregson llamo la atención de Sebastian que hasta hace poco solo miraba a Ciel como si no le conociera, como si fuera la primera vez que lo viera en toda su vida. Volteo y su cuerpo se tensó, los oscuros ojos de ese hombre estaban fijos en la silueta de su Ciel, en un obvio escrutinio de todo su delicado y pequeño cuerpo. Sebastian no lo permitiría, no lo dejaría realizar los horrendos pensamientos que estaba leyendo en ese hombre.
Muchas gracias a todos, espero que la interpretación del joven fuera de su agrado, ahora si son tan amables pasen por favor al comedor- les indico Sebastian con una sonrisa encantadora mientras tomaba a Ciel del brazo derecho con mucha más fuerza de la que debería.
Auch- se quejó el peligris al ser jalado con tal violencia- Sebastian me lastimas- le dijo.
Señor Sebastian- le acallo y a trastabillones lo llevo escales arriba empujándolo en la que era su habitación sin consideración alguna- !Te dije que no bajaras¡ ¿era demasiado pedir que dejaras de entrometerte donde no te llaman?, no tienes idea de lo que acabas de hacer- le grito con rabia – Ahora no saldrás de aquí hasta que yo lo diga- fue cortante y antes de que Ciel pudiera replicar Sebastian cerró la puerta y paso llave.
No, eso no…¡¡¡ Sebastian!!! Abre la maldita puerta – le grito pero eso no asusto a Sebastian que haciendo caso omiso a sus llamados bajo la escalera con su acostumbrada tranquilidad- ¡¡¡Maldición!!!
Ciel se quedó unos minutos observando todo a su alrededor, necesitaba salir y verificar que ese desgraciado no intentara matarlo otra vez. Sus ojos azules dieron con la ventana, pero desecho la idea en cuanto noto lo alto que estaba. Repaso todo una vez más y la silla fue lo único que noto razonable, por eso sin importarle los daños al hermoso tapizado la levanto con esfuerzo y la estrello contra la puerta. Una vez no fue suficiente, dio tres pasos atrás y nuevamente embistió, una más y otra, hasta que el cerrojo mostro signos de dañarse.
Sebastian llego al comedor y grande fue sorpresa al encontrarse solo a los jefes de familia, ni una sola de las esposas, hijas ni acompañantes; Solo él y esos bastardos, y a la cabeza de la mesa, en su lugar estaba Lord Gregson.
Sabes Sebastian, esta noche vinieron una cantidad considerable de hombres con un solo objetivo en mente – bebió de una copa de vino- pero por alguna razón tus sirvientes les dieron caza a todos y cada uno de ellos- negó con la cabeza ante la mirada fría del duque- Por lo que decidimos entre todos que deberíamos encargarnos del asunto personalmente, no te lo tomes personal pero es lo único que nos queda por hacer, contigo nada parece funcionar- se levantó y los demás presentes hicieron lo mismo.
Sebastian no dijo nada, no era de extrañar que a veces las cosas cambiaran radicalmente, pero no podía menos que sentir lastima por esos desgraciados, mira que venir a su propia mansión para matarlo- Je, ya veo- les sonrió placenteramente sin siquiera dar un paso, esperando sigilosamente a que lo atacaran, cosa que no tardo. Amberley y Roger fueron los primeros, con rapidez trataron de llegar a sus manos y mantenerlo sujeto. Sebastian se dejó mientras miraba a los presentes. A la derecha McPherson, a la izquierda Carrington y un par de oficiales más que no le significaban mucho. Debía comenzar por los estorbos pero no quería matar a ninguno, no todavía. Quería tortúralos primero.
Una extraña aura parcia provenir de Sebastian, que en menos de lo que tarda un respiro corto las sogas que habían puesto en sus muñecas y les sonrió macabramente antes de usarla misma y enredarla en el cuello de Amberley que retorciéndose cayo flácidamente en el suelo. Continúo de inmediato con Roger dándole un certero golpe en su rostro, tirándolo contra la mesa del comedor. Sin necesidad de usar un revolver Sebastian parecía bailar mientras enterraba los cuchillos puestos sobre la masa en las extremidades de sus invitados, la sangre le salpicaba y el parecía estar disfrutando de mojarse en escarlata. Los oficiales se lanzaron al ataque pero bastaron un par de golpes para dejarlos inconscientes. Ante los ojos del Lord, el duque ataba a los presentes en las sillas.
Para matarme hace falta más que estos imbéciles Marcus – le dijo de forma casual mientras ataba a sus heridos invitados a sus respectivas sillas- Les vendría bien calentarse un poco, hace frio- comento y con cuidado extrajo un carbón de la chimenea y con deliberada calma lo introdujo a la fuerza en la boca de Carrington – No te lo tomes personal es solo que no me apetece oírte suplicar- le susurró al oído mientras este intentaba en vano gritar. Miro el rostro aterrado de Amberley y sin contenerse en lo más mínimo clavo el artefacto en la espalda del aristócrata que grito intensamente.
Tanaka ya había escuchado los extraños ruidos y supuso que su señor estaba ocupado no quiso interrumpir y se dispuso a ir a la cocina.

Te crees muy poderoso Sebastian pero sabes, si, lo admito eres fuerte pero ese jovencito tan hermoso que tienes, según los muchachos – les apunto a los cadáveres - Te encaprichaste con el esclavo ese- Sebastian le presto toda su atención, necesitaba ver qué otras cosas diría antes de degollarlo - Es interesante porque hasta donde sé, era la entretención de todos ellos. Dime ¿te gustan los juguetes de otros? –Le pregunto con saña - ¿sabes que hay quienes prefieren romperlos antes de compartirlos?
¿De qué estás hablando?- sabía que esa última pregunta traía un doble sentido en ella, y por alguna razón lo puso en alerta.
¿No te falta alguien?- su voz era tan segura que era obvio que estaba acostumbrado a ver muertos a diario- Uno aquí en particular que podría ser capaz de romper tu juguete nuevo.
Sebastian capto la indirecta y olvidándose de que Marcus estaba aún libre y sentado en el comedor salió como una bala escaleras arriba. Se encontró a Ciel en medio del pasillo, con su ropa rasgada y sangre goteando desde su mano, con una herida punzante en su cabeza.
¡¡¡Ciel!!!- le grito y corrió para ponerse de rodillas y examinar que no tuviera nada grave.
Sebastian, ¿estás bien?- pregunto con miedo al verlo cubierto de sangre.
¿Eh?- no entendió hasta que bajo la vista y observo sus ropas – Descuida no es mía, ¿dime te encuentras bien, que paso?- su voz estaba cargada de preocupación.
Estoy bien – respondió seguro- Mate a Warren- confeso sin dudar y Sebastian dejo cuanto hacía para mirar los ojos azules de Ciel- me lo encontré cuando te estaba buscando, él se lo busco además era lo que se merecía y use tu revolver.
Sebastian lo escuchaba atentamente, no temblaba no parecía asustado simplemente le estaba informando lo que había hecho con una frialdad absoluta. Y le encanto. No es que le gustase que Ciel se manchara las manos, el bien podría haberse ocupado de ese desgraciado, pero la actitud de ese chico ante las cosas no podía menos que fascinarle.
¡¡¡Señor Sebastian la mansión!!!- El llamado a gritos de Tanaka llamo la atención de ambos que se giraron para encontrar la fuente del sonido.
¿Tanaka que ocurre?- Grito Sebastian desde el segundo piso.
¡¡¡Baje pronto señor, la mansión se está incendiando!!!- esa simple frase lo hizo tomar a Ciel nuevamente del brazo y correr escaleras abajo.
¡¡¡Ciel corre más rápido!!!- le urgió el mayor.
No puedo imbécil – se quejó Ciel tratando de mantener los pasos del duque que se detuvo a media escalera y lo miro fijamente – Con suerte puedo caminar y todo por tu culpa- le recrimino y Sebastian antes de responder tal acusación se agacho y lo cargo en brazos para continuar corriendo.
¿Mi culpa?- se animó a preguntar.
Ciel se escondió en el cuello del mayor y contesto bajito- Anoche, anoche fuiste muy
¿Fui muy qué?- preguntó mientras salía hasta el jardín y dejaba al joven delicadamente en el suelo. Ambos giraron y vieron con horror la forma en que se quemaba la mansión y el fuego consumía todo, hacia tanto calor y el rojo danzante iluminaba todo.
¿Creíste que solo venia por tu cabeza?- la voz de Lord Gregson los hizo dar un respingo- ¿Ahí manejabas todas los documentos no es así? Qué pena, ya no hay nada- se burló y ante la mirada de desprecio que le regalo Sebastian le apunto con su arma- Solo para que lo sepas, pienso quedarme al chico- le dijo desviando la pistola hasta Ciel – Me encantara obligarlo a tocar para mí.
En ese momento Ciel comprendió lo que había dicho Sebastian al encerrarlo, no sabía lo que había provocado- Maldición- se regañó internamente, mientras que Sebastian se ponía sobre el para cubrirlo. Y ante ese gesto una duda surgió en su interior – ¿Por qué me estas protegiendo?, si para ti soy solo una venganza.
Sobre mi cadáver- le reto Sebastian y Marcus sonrió quedamente.
Hecho- dijo y desde las sombras una mano enguantada jalo el gatillo, la bala impacto de lleno en el brazo izquierdo de Sebastian que como pudo retiro a Ciel para ponerlo a salvo pero sus planes se vieron interrumpidos cuando otra bala proveniente esta vez del arma de Marcus impactó en su espalda, sin poder evitarlo cayó sobre Ciel que horrorizado trataba de sostenerlo.
NO ¡¡¡Sebastian!!!- Grito al ver como este casi se desploma y al mismo tiempo otra bala daba en su pierna-¡¡¡ Paren deténganse!!!- Suplico mientras gruesas lágrimas brotaban de sus ojos – ¡¡¡Sebastian!!!- Lo vio sonreírle y sintió como una nueva bala era disparada. Ciel temblaba, temblaba al sentir como su Sebastian lentamente perdía el conocimiento en sus brazos que no eran capaces de mantenerlo en pie.
La macabra risa se vio opacada por los gritos y los sollozos de los sirvientes que permanecían atados por los hombres de Lord Gregson.
Con nada de elegancia se acercó a Sebastian y lo jalo del cabello tirándolo con fuerza sobre el pasto, Ciel se levantó y sin pensarlo ni un momento levanto la pistola que aún mantenía entre sus ropas y disparo contra él, hiriendo su hombro derecho ya que este se movió para esquivarlo.
Esa me las vas a pagar mocoso – le amenazo y lo golpeo con toda su fuerza.

Los días habían transcurrido, Tanaka se encargaba de cuidar con esmero a su señor que aún no despertaba tras la excesiva pérdida de sangre. Estuvo muy cerca de la muerte pero con la ayuda de los demás sirvientes y unos parientes lejanos de su propia familia logro llevarlo a las afueras de Londres, esperando a que este se restableciera. Habían perdido la mansión en su totalidad nada quedo en pie después de esa noche.
Mi señor, despierte pronto por favor- le solía pedir cada tarde, mientras admiraba el rostro pacifico de Sebastian, su cabello había crecido un par de centímetros mientras que su piel había tomado un tono incluso más blanco.
Hghm- un ligero quejido escapo de sus labios y Tanaka se reclino a la espera de verlo abrir sus ojos. Un gran alivio pudo sentir el viejo mayordomo cuando su señor despertó.
No se mueva señor, bienvenido de nuevo, no sabe el susto que nos dio- le dijo sonriente y acto seguido llamo al doctor que estaba a su cargo.
Tanaka… tengo sed- menciono y el mayordomo le ayudo a medio sentarse para beber del vaso que este le ofrecía – Gra..gracias.
Ahora debe descansar señor Michaelis, estuvo extremadamente grave, ha sido un milagro que abriera usted nuevamente sus ojos- le dijo el doctor que seguía a su derecha examinando el cuerpo vendado del duque.
Tanaka, puedes… ¿llamar a Ciel?- pidió tratando de hallar una posición más cómoda entre la pequeña cama en que se encontraba.
Señor Sebastian- Le nombro Tanaka intentando buscar las palabras adecuadas aunque no lograría encontrarlas eso lo sabía.
Tanaka ¿por qué…pones esa cara?- atisbo que algo le estaba ocultando y se impacientó
El joven Ciel, no está con nosotros –
¡¿Qué?!- se sobresaltó y dio un brinco en la cama – Aggghh- se retorció antes de que el medico lo forzara a recostarse.
¿Dónde se encuentra?- poco le importaba lo que dijera ese doctor, él no tenía tiempo de quedarse descansando si su Ciel no estaba ahí.
En Londres. Señor tranquilo, prometo decirle si me promete descansar por hoy – condiciono y el duque aunque molesto accedió con un asentimiento de cabeza.
Esa noche Lord Gregson después de dispararle- se detuvo previendo la reacción que tendría su señor- Golpeo al joven y se lo llevo con el- admitió avergonzado por no haber podido evitarlo- ellos creyeron que usted había muerto. Le pido perdón por tan terrible fallo como su mayordomo, no pude hacer nada por usted ni por el joven Ciel- admitió tristemente.
No es tu culpa, esto es mi responsabilidad- intento tranquilizar al viejo ya que si estaba aún junto a él era obvio que le debía su vida- Por cierto ¿en dónde estamos?- quiso saber.
En casa de mi sobrino Arthur, es el médico que lo ha estado atendiendo – respondió
Ya veo, muchas gracias a ambos- Realmente les debía mucho, pero en ese momento solo podía pensar en Ciel, quería verlo y saber que estaba con ese desgraciado le hacía querer correr a buscarlo-¿Cuantas horas he dormido?- les pregunto a ambos que lo miraron con nerviosismo.
Catorce días mi señor- le informo.

Próximo capitulo: Hielo





























Notas finales:

Me había olvidado dos cosas importantes 

La primera, sí, con el dolor de mi alma admito que este capítulo no tiene lemmon / Trama 

Cuanto lo siento 

Y segundo, la melodía al violín que interpreta Ciel durante el capítulo es: Devils trill de Tartini 

Realmente es una pieza musical increíble, les recomiendo oírla con los ojos cerrados 

Muchas gracias por leer

PD: Saciare sus ansias de lemmon/ Trama en el siguiente capítulo 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).