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It is you (I have loved) por Patytow

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Notas del capitulo:

Aquí esta la otra parte :D 

Las luces estaban apagadas, el menor se encontraba en su habitación. Estaba sentado en su cama, cubría parte de su rostro con sus rodillas, a un lado de él tenía su celular y, frente de sí… simplemente observaba atento. 

Aún no terminaba de comprender esa sensación que sintió al observar ese objeto de la cocina, ahora lo tenía en frente suyo: un cuchillo.

Lo tomó entre sus manos - que comenzaron a temblar -, sabía lo que estaba haciendo, no había perdido la razón. Era justo, pensaba el joven. Otras lágrimas más resbalaron por su fina mejilla, quería estar a lado de su amado, de su Atem. No era su culpa y sabía que el mayor lo recibiría con los brazos abiertos. Apretó con fuerzas el utensilio, la hoja de ésta parecía brillar, dispuesta a cumplir su labor. Alzó los brazos para tomar impulso y…

 

 

 - ¡Baja eso en este instante! 

Los señores Atemu estaban horrorizados ¡su hijo se había vuelto loco!


 - ¿¡Qué hicieron con Yugi!?

De un momento a otro se había puesto furioso, tenía que saber a dónde habían ido o qué fue lo que hicieron con su adorada pareja. 

Aunque su semblante pareciera fuerte, Yami Atemu sudaba y temblaba. Se estaba arriesgando al poner su dedo sobre el gatillo del arma. No pudo controlarlo, su cara se plasmó de uno seguro a uno nervioso, eso lo notaron sus padres. 

 

 - Sólo hice lo que tenía que hacer - rugió su madre, estaba más que aterrada por el revólver que sostenía su hijo, pero no iba a dejar que eso le impidiera doblegar su orgullo y arrogancia.

 

 - ¿Qué cosa? no me obliguen a jalar del gatillo.      

 

Cada palabra que decía le atormentaba, estaba amenazando a sus superiores. Era una situación que sobrepasaba de la relación padre o madre-hijo. No quería hacerlo, pero sus propios instintos le estaban obligando. 


- ¡Niño descarriado! no lo harías, te verás en grandes líos por eso. Además, el mocoso por el que estás preocupado no vale la pena, ya no - habló su padre 

 

Su cara se tornó confusa ¿a qué se refería con aquello? Un pequeño temblor pasó por su cuerpo, la tensión aumentaba. 

 

- Sólo fuimos a la empresa, ahí estaban los señores Motou… - comentó su madre con el afán de calmar a su hijo.

 

De repente, sin aviso alguno, su padre se lanzó abruptamente hacía él con el objetivo de arrebatarle el arma, creyéndolo distraído. 

 

Mal paso   

        

Eso sólo hizo que reaccionara, antes de que llegara su progenitor hasta él cerró los ojos y apretó con excesiva fuerza la pistola… 

 

El sonido de la bala se escuchó, disparó hacia sus progenitores, haciendo que Atem se fuera hacia atrás por la fuerza en que salió disparada la bala // Se apuñaló con el cuchillo haciendo un corte profundo, gritó por el insoportable dolor, alargó un poco más la cortada. Quería que eso fuera rápido. 

 

 

Lo que Atem sólo pudo sentir fue cómo era empujado por su padre hacia la ventana, todo había pasado en cosa de segundos. No le dio tiempo a reaccionar e instintivamente soltó un grito de dolor por el súbito golpe de la caída. Se levantó como pudo, le dolía todo el cuerpo, pero aún así hizo sus esfuerzos por levantarse. Dio un rápido vistazo al segundo piso, justamente en la zona de la ventana por la cual había sido arrojado. No le importó más lo que hubiera pasado ahí, si había herido a su madre o padre… no importó, huyó corriendo de ese lugar, tenía algo mucho más importante que hacer. 

Guardó el revólver en la bolsa trasera de su pantalón y se dirigió a una parada de autobús. Subió y se sentó, su respiración era agitada, seguía sin creer lo que había pasado en casa y cómo habían resultado las cosas. 

Revisó su teléfono celular, vio registrada  una llamada a las 8:40, se sorprendió un poco ¡Esa había sido su altiva madre! 

Algo apresurado comenzó a escribir un mensaje de texto, tenía que decirle a Yugi que iría a verlo y que tenía un plan, y ese era escapar e irse lejos para poder estar juntos al fin, pues ya no era seguro quedarse. 

 

 

**ENVIADO**  

 

Perfecto, ahora sólo tenía que llegar a la casa de su pequeño. 

 

 

 

Se encontraba ahora acostado, le dolía mucho esa espantosa herida que se había hecho. La sangre no había cesado, pasa ese entonces ya había perdido demasiada. Aún así sintió que el incontrolable dolor era lo que estaba sufriendo por la pérdida Atem. 

Su respiración se volvió entrecortada, se le dificultaba moverse. Era agonizante. 

 

Eran las 11:36 p.m cuando su celular vibró, con la poca fuerza que le quedaba giró su rostro hacia su aparato, lo que vio en la pantalla le desconcertó. 

 

 

*ATEM* 

 

¿Qué? ¿A qué venía eso? Con un lastimero esfuerzo abrió el mensaje como pudo, no contenió soltar un grito, ese pequeño movimiento le había costado. Manchó un poco la pantalla con su sangre, pero a fin de cuentas logró abrir el mensaje:

 

= Yugi, mi pequeño. Soy yo, Atem. 

Voy en camino a tu casa, tengo un plan. Estaré ahí lo más pronto posible.

Te quiero= 

 

Estaba incrédulo, era muy posible que le estuvieran jugando una mala broma, seguramente era la madre de Yami… O tal vez… 

¡No! Un escrúpulo y zozobra comenzaron a desarrollarse en su mente. Involuntariamente tembló y sintió miedo. Se preguntó una vez más: ¿qué estaba estaba pasando?

¿Y si ese mensaje realmente provenía de Atem? fue lo que pensó segundos después. Dios, hasta pensar ahora le dolía, se sentía cada vez más ido. No podía más. 

Derramó unas últimas lágrimas, no sabría decir si por tristeza o una rara alegría. Pronunció una vez más el nombre de la persona que le hizo vivir los momentos más alegres y encantadores de su vida. Al final sólo pudo atinar a decir lo que nunca antes había dicho.

 

 - Te amo. 

 

 

Había pasado media hora desde que envió el mensaje, 12:06, estaba cada vez más impaciente por llegar. ¡Por qué tenía que quedar lejos la casa de Yugi! seguía culpando la enemistad que los padres de ambos habían forjado en este último año. 

12:15 a.m y finalmente llegó a su parada, bajó y corrió apresurado la avenida. Sabía que los padres del menor no se encontrarían, siempre llegaban demasiado tarde, agradecía eso ya que si no fuera así, no tendrían esta oportunidad para escapar. 

 

Llegó a la casa, vio una que otra luz prendida y por eso mismo se dirigió a la parte trasera y saltó la barda que protegía la casa. Se encaminó a una ventana y la abrió, al estar dentro observó que la luz de la cocina estaba encendida, con cuidado se asomó por si acaso, pero no había nadie.

 

- ¡Yugi! 

 

Llamó una vez cerciorado de que no estaban los señores Motou. No recibió contestación alguna, se dirigió a las escaleras ya que el cuarto del menor se encontraba arriba, pero antes de comenzar a subir sintió un poco de frío. Allá arriba no parecía haber luz alguna. 


 - ¿Yugi? 

 

Llamó temeroso, comenzó a subir las escaleras y conforme subía, el ambiente parecía tornarse más tenso. Apresuró el paso. 

 

 - ¡Yugi, soy yo! 

 

Llegó hasta la puerta del menor, estaba cerrada y por debajo de la misma no había un filtro de luz, indicando que posiblemente no había nadie allí dentro o que simplemente el menor ya se encontraba durmiendo.  Iba a abrir, pero algo lo estaba deteniendo, no sabía que era  y eso no le gustaba. 

 

”Ya verá ese inútil, iré primero por él… por el que estás preocupado no vale la pena, ya no”  

 

Recordó esas palabras…no, no quería tomarle importancia. Tomó su teléfono y marcó al celular de su novio, quería creer que tal vez se encontraba en otro lugar. Esperó a que la llamada entrara, pero lo siguiente que escuchó lo dejó helado. 

 

** Ring, ring, ring **

 

Ese sonido provenía del otro lado de la puerta, dentro de la habitación. Dejó caer su celular y abrió con total desesperación la puerta haciendo que ésta se golpeara con la pared… 

Su corazón se detuvo, sus ojos se abrieron irradiando espanto, sus piernas temblaron y sus manos se entumecieron. Quedó pálido, lo que estaba viendo…

 

- ¡Yugi! 

 

Corrió hacia el cuerpo que veía tendido sobre la cama, habia sangre. Se lanzó y no pudo - y ni siquiera intentó - evadir sus gruesas lágrimas que estaban empezando a surcar por su macilento rostro.


- ¡No! ¡No! ¡No! …

 

Lo tomó entre sus brazos  lo abrazó con ingente ímpetu. Sintió el cuerpo totalmente frío.

 

 - ¡Yugi! !No! …¡No! ¡Yugi! 

 

Su voz se quebró y comenzó a llorar amargamente, acariciaba sus cabellos y lo mecía sin soltarlo, no le importaba mancharse de sangre. 

 

- ¡¡¡NO!!! 

 

Sus fuertes y lastimeros gritos no cesaban, su desdicha se desplegaba por toda la habitación. ¡No podía ser¡ ¡A su pequeño no! dolía demasiado. 

 

 - Es mi culpa, Yugi … es mi culpa. 

 

Se aferró más a su cuerpo para descargar su incomparable llanto. Su pena era mucha, su corazón se rompió en mil pedazos. No lo aceptaba, no quería. La persona que siempre estuvo ahí para él y que le profesó un cariño profundo y a quien le entregó su frágil corazón…ya no estaba. 

¡Cómo dolía! ¡Dolía, dolía, dolía en abundancia! sus orbes estaban más que hinchadas, se sintió vacío y solo…

Después de su deplorable llanto, volvió a recostar el cuerpo de Yugi, claramente vio que se quitó la vida. La prueba era el cuchillo que estaba reposando a un lado. Si tan sólo hubiera podido evitar eso, no lo culpaba, sabía que Yugi no haría eso sin ninguna razón. Algo debió pasar…era notable que él estaba involucrado en todo eso ¡cómo maldecía a sus padres! 

No lo soportaba, no se imaginaba un futuro sin maravilloso ser. Sus instintos sucumbían, su mano actuó sola y tomó la pistola que aún llevaba consigo en la bolsa trasera de su pantalón. No tenía miedo de lo que iba a hacer,  más bien lo necesitaba. 

Dejó caer un par de lágrimas más, sólo unas cuantas más. Respiró profundamente cerrando y abriendo los ojos al momento, le tomó de una mano para entrelazarla, como se lo había prometido desde hace tiempo. No sabía la razón de las palabras que diría a continuación, serían las últimas que su voz le permitirían, mas sin embargo no necesitaba que alguien las entendiera. Eso era sólo entre él y su pequeño.

 

- Yo también te amo. 

 

Acto seguido le dio un beso, uno muy especial y lo suficiente para acabar con todo. Se separó sin soltarle de la mano y apuntó el revólver sobre su cabeza, cerró de nueva cuenta los ojos, no se iba a quedar solo. Lo único que hizo fue jalar del gatillo como lo había hecho antes.

 

…  

El sonido pudo haber alertado a las casas vecinas, pero lo importante es que ahora yacía a su lado, de su cabeza emanaban chorros de sangre. Imagen aterradora, algo trágico. 

Pero estaban juntos.

Parecía que dormían abrazados, estaban juntos en un sueño del cual nadie más les iba a privar, se les concedió el privilegio de eterna libertad sólo para su amor. 

 

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Verás entonces la prueba, algo que te demostrará lo que el amor y el odio pueden lograr.

Ellos te lo van a demostrar, si llegas a ver una pareja, en un parque, curiosamente parecida pero sin ser dos gotas de agua idénticas - uno de ojos amatistas y otros carmesí -

No te asustes y aprueba su amor, sabrás entonces que te encuentras en su parque especial, donde ellos solían estar. 

Notas finales:

Les hago saber que tuve otro rayo de inspiración. Días después de terminar con este escrito, dí con otra versión de la canción de Dana Glover, ésta era cantada por Becky Taylor.

El tono sentimental con que la cantaba me produjo tal sensación que comencé a idear lo que pudo haber pasado antes de la trama de este fic. 

Ya llevo algunos capitulos ¿Qué opinan? 

Gracias por tomarse el tiempo en leer. 

Nos vemos. ~


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