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La Puerta Del Frente por tomateconlechuga

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Notas del capitulo:

Hello from the other side! Creo que este capítulo es un poco latero ._. Pero puede satisfacer su apetito un poco jejeje...

 

Las clases siguieron monótonamente durante la semana de forma tranquila e ingenua. Matemática seguía igual de insuperable, historia seguía siendo igual de aburrida, y física seguía siendo igual de mediocre.

  Como esta ciudad fue maldecida por la Bruja Blanca, estamos condenados a recibir fuertes ráfagas de viento, nubes, frío en general… y al parecer: lluvia. Pero no, no lluvia bonita e inocente en la que uno se puede poner a bailar y cantar como si estuviese en un musical. Claro que no: las gotas te caían en la cabeza como si fueran mísiles rusos. Cada vez que Melissa salía al patio, volvía con las gafas empapadas y llenas de pequeñas gotitas que tenía que limpiar.

 

-Problema #78 de usar gafas-Le comenté una vez, volviendo del baño, empapada hasta las bragas.

-Ni lo menciones.

 

 

  Las clases de educación física se hacían en el gimnasio, donde nos moríamos de frío. Teníamos que ir al casino para almorzar, junto con gran parte de la escuela. Parecíamos pingüinos con nuestro uniforme monocromático intentando darnos calor unas a otras.

  A parte de que la hinchazón en mi ojo iba disminuyendo. Y para mi mala suerte, la de Melanie también, la buena noticia era que al menos ya había dejado de hablarme o de burlarse cada vez que Katherine y yo estábamos juntas. La mala noticia: no paraba de darse vuelta durante las clases, mirándome con malicia, era como si supiese un gran secreto vergonzoso sobre mí y pudiese amenazarme con él. Era un poco tétrico, yo sólo esperaba que cuando se diera vuelta y me mirara, caería un rayo y luego se escucharía el trueno y las luces se cortarían y yo acabaría con un cuchillo en el pecho. A veces me miraba con odio y creo que pude entenderlo.

  Hace un par de días llegaron sus padres; Melanie, tan alta e imponente, al lado de su rubia madre y su rubio padre, ambos de ojos azules y piel clara y también del porte de una jirafa, llegaron y se plantaron frente al despacho de la directora con cara de pocos amigos. Tuve la mala suerte de pasar por ahí tomada de la mano de Katherine y tuve la sensación de que ellos también me golpearían hasta perder el conocimiento. Pero no, sólo se dedicaron a mirarnos con desprecio y frunciendo el ceño… era menos de lo que esperaba.

 

-Te lo digo, está tramando algo en contra de nosotras-Le dije a Katherine durante el almuerzo de un día jueves, antes de mi clase de educación física. El casino estaba extrañamente mucho más vacío de lo esperado… tal vez porque la lluvia caía tan fuerte y el casino estaba tan lejos de las salas de clases, que sólo Katherine, Alicia, Melissa, Anais, Catalina y yo… nos animábamos a ir-Cada vez que me mira siento que uno de esos rayos me cae en la cabeza y me transformo en Flash…

-O te estás volviendo paranoica-Me respondió robando unos fideos de mi pote de comida y tomando de su juguito en caja de manzana.

-¿Tú crees? Todas sabemos cómo es, tal vez intenta vengarse…-la lluvia chocaba contra las ventanas furiosamente.

-Sí, pero… ¿con qué?-Preguntó Anais-Con cómo la retó la directora, dudo que se atreva a hacer algo especialmente peligroso…

-Tal vez lo haga parecer un accidente, con este clima…-Comentó Alicia.

-¡Ja! ¿Ven? Ella me apoya.-Digo triunfal, sorbiendo del juguito de Katherine.

-Si tienes tantas sospechas, ve donde la directora Hannah y ya-Dijo Catalina. Grrr…

-¿Estás loca? No quiero que todo el mundo crea que Melanie me asusta.

-Melanie te asusta.-Me dijeron todas al unísono.

-Bueno, pero yo no quiero que se enteren, además…

-Hola Gabriela…-Me dijo nerviosa, una chica que yo no conocía.

-Oh, aquí van otra vez…-Murmuró Katherine.

 

  Desde que al parecer Alicia se encargó de que toda la escuela se enterara que Melanie y yo nos peleamos, grupos de niñas que no conozco me han guiñado el ojo, saludado, o soltado risitas de colegial cada vez que pasan junto a mí en los pasillos o a la salida. Miradas de soslayo, cartitas de amor llenas de corazones. De la nada pasé de ser la tipa rara a la heroína de toda la escuela, la ídola de todas las niñas de séptimo y octavo grado, y como estoy ya en doceavo grado, prácticamente el último curso, soy como el modelo a seguir de las de noveno en adelante. Soy Waripolo, el superhéroe favorito de todos los niños.

  Y como se podrán imaginar, con lo celosa que es Katherine, no le es especialmente divertido. Cada vez que pasan esas cosas cuando estoy con ella, siento que intenta asfixiar mi mano cuando la aprieta, o que quiere asesinarme como el basilisco cuando me mira. Al parecer, yo no hago lo suficiente para que dejen de hacerlo, y al parecer es mi culpa.

 

 

-Ah… hola…-Miré nerviosa a Katherine, que se concentraba en hablar con Catalina al lado suyo, ¡no me dejes!

-Soy… Soy Marina, estoy en la clase C… de octavo grado-Miró de soslayo a Katherine-Hola, Kathy…

-Hola Marina.-le dijo sin mirarla y hablando con la melliza esa.

-Eeh… ¿Puedo ayudarte…? Estamos en medio de un conversación…-Eso, sé esquiva, ¡esquiva!

-Oh, te hablo luego entonces…-Salió corriendo en dirección a un grupo de niñas que estaban dos mesas a nuestra izquierda.

-Ya es la quinta esta semana…-Me reprocha Katherine-¿No puedes hacerlas parar?

-¿Qué quieres que haga? ¿Decirle a toda la escuela que tengo novia?

-Sería una buena idea.

-Me puse de pie sobre la silla y puse mis manos alrededor de mi boca para que sonara más fuerte, pero Anais me bajó en último minuto-Kathy, por favor no le des ideas…

 

 

  De pronto cayó un rayo, y luego se escuchó el sonido del trueno a la distancia, mezclado con las gotas de agua, cayendo furiosamente contra todo lo que se veía. Alicia pegó un salto a mi derecha, un poco nerviosa… Oh, ¿miedo a los rayos? No me lo esperaba.

 

-¿Deberíamos volver a nuestro salón?-Preguntó disimulando su nerviosismo-Puede ocurrirnos un accidente.

-¿Le tienes miedo a las tormentas eléctricas, verdad?-Le pregunto, lista para molestarla.

-¡Claro que no!

-Claro que sí-Repone Katherine-Cuando estaba en séptimo grado, casi me rompe el brazo cuando nos íbamos juntas y cayó un rayo.

-¡Sssssshhh!-La chita-¡Kathy, me pones en vergüenza!

-Pero es que es raro viniendo de ti-Y ahí estaba Melissa-¿No que te gustaban las cosas de terror? ¿Por qué te dan miedo?

-¡A mí no me dan miedo!

 

  Pero justo como si al universo le hubiese dado un paro cardiaco, en un instante las luces del casino se apagaron de golpe. Hubo un par de murmullos a lo largo de las mesas y luego un silencio infernal, esperando que las luces volvieran. Excepto, obviamente, que no lo hicieron. Me acerqué a las ventanas y vi que también estaban sin luz en los salones y, hacia fuera de la escuela, la situación era similar, ¿corte de luz, aquí, ahora?

 

-Bueno Alicia, creo que hiciste enojar a Zeus y decidió castigarnos-Le dije cuando volví a sentarme.

-¿Qué ocurrió?-Preguntó temblando de los nervios.

-Un corte de luz, seguramente…

 

  El casino parecía haber cambiado de ánimo rápidamente. El cielo estaba muy gris, casi parecía de noche, y ahora que las luces se habían apagado… daba una atmósfera de terror, casi salida de una película de los 60’. Los grupos de niñas a nuestro alrededor susurraban y se acercaban cada vez más entre sí, como si creyeran que había un asesino suelto. Y muchas de ellas soltaron gritos cuando un rayo iluminó todo con luz metálica y luego retumbó el trueno amenazadoramente.

 

-Vaya, si parece el recorrido del terror al que fuimos el año pasado, ¿recuerdas, chica francesa?-Dije animadamente.

-¿No estás nerviosa?-Me preguntó, daba la sensación de que quería sentarse junto a mí.

-En Inglaterra pasa esto seguido…-Les explico Anais-Una vez, en el Instituto, tuvimos que quedarnos todo el día atrapadas en nuestro salón, dijeron que era muy peligroso salir…

-¿Por qué?

-Pues porque los cables eléctricos solían cortarse-Les explique.

-Y había agua por todas partes, así que preferían asegurar la zona antes de dejarnos salir-Siguió Anais.

-Aunque una vez ocurrió en nuestro antiguo edificio…-Le guiñé el ojo a Anais.

-Debimos tener unos 9 años, durante esa fuerte tormenta…-Continuó ella.

-Mamá nos dijo que fuéramos al sótano del edificio a buscar un par de velas, porque a ella se le habían acabado.

-Era un edificio antiguo…

-Muy oscuro…

-Los escalones crujían mientras bajábamos ahí.

-Todo estaba tan oscuro…

-Húmedo…

-Una filtración de agua caía y caía, gota a gota…

-Las ratas corrían a través de las cajas…

-Encendimos la linterna…

-Buscamos las velas…

-Y entonces…

-Ahí…

-En las sombras…

-Podíamos reconocerlo fácilmente…-Todas se habían inclinado sobre la mesa, expectantes.

-¿Entonces…?-Preguntaron al unísono.

-¡Buuu!-Anais pegó fuertemente a la mesa y todas se echaron para atrás sobresaltadas-¡Aaaah, 8 años y aún no me canso de esto!-Dijo quitándose las lágrimas de risa de los ojos.

-Era un maniquí-Les explique riendo-Nos pegó un buen susto y subimos las escaleras corriendo. Mamá nos acompañó la segunda vez y nos lo mostró, creo que antes de mudarnos, volvimos ahí muchas veces, ¿cómo era que lo llamábamos?

-Arthur-Me recordó-Nuestro buen amigo Arthur…

-¡Eso no fue gracioso!-Nos gritó Alicia-¡Para nada gracioso!

-¡Oh, vamos!-Las animé-Está lloviendo y está oscuro, es el clima perfecto para contar anécdotas de terror, ¿quién sigue?

-Pero si la suya ni siquiera fue una anécdota de terror-Nos dijo Catalina-Lo único que asusta es que ustedes le hayan puesto nombre a un maniquí en un sótano.

-Bueno, hubo una vez en que sí tuvimos una experiencia paranormal…-Dije intentando recordar-Aunque fue hace mushos añohs, creo que apenas debíamos tener unos… cinco, seis años…

-¡Oh, sí! ¡Fue en la casa de la tía Elizabeth!-Dijo Anais-Tía Elizabeth es la hermana de papá, y una vez fuimos a visitarla. Ella tenía un jardín trasero enorme, y nos gustaba jugar en él.

-Pero justo ése día estaba lloviendo, así que nos tuvimos que quedar en la sala de estar.

-La verdad no era una casa muy linda-Comentó Anais-Y olía a repollo…-Arrugó la nariz-La verdad es que nos daba miedo, nuestro bisabuelo había vivido ahí, y murió un par de años de terminada la guerra, estaba viejo para ése entonces, lo habíamos visto en fotos y creo que participó en ambas guerras, de hecho…

-El punto es que nos aburrimos de la sala de estar y comenzamos a recorrer la casa, porque era enorme, era de esas casas de finales del siglo XlX, casi al límite de Yorkshire.

-Había un… cobertizo en el jardín de atrás, bajo tierra, nos habían dicho que era del abuelo George, nuestro bisabuelo.

-Que lo había ocupado por si estallaba otra guerra, por los alemanes y esas cosas de veteranos.

-Encendimos una pequeña lucecita que había en el techo…

-y entonces lo vimos…-Susurré. Rayos, hace mucho que no rememoraba ese episodio.

-¿El qué?-Al parecer, Alicia había recuperado el interés por el terror.

-A nuestro bisabuelo.

-¿Cómo?-Preguntó anonadada Katherine-Pero si dijeron…

-Créeme, nosotras sabíamos que estaba bien muerto-Le expliqué-Pero nos paralizamos, además… no parecía como nosotras lo habíamos visto en las fotos.

-Bueno, su rostro es inconfundible…

-Pero tenía más pelo.

-Y era de color negro.

-Y tenía menos arrugas.

-Y vestía como militar.

-Tenía un fusil al hombro.

-Y sus botas llenas de barro.

-Nos miró y nos preguntó si los alemanes habían detenido el bombardeo… Creo que él antes solía vivir en Londres, porque no recuerdo que hayan bombardeado más condados o ciudades.

-Nosotras salimos corriendo, teníamos sudor por todas partes y llegamos llenas de barro. Papá nos regañó y el perro de tía Elizabeth no dejaba de ladrar a través del ventanal hacia el cobertizo.

-Tuvimos pesadillas por meses-Les expliqué-Ahí está… nuestra anécdota de terror.

-Es broma-Nos dijo Catalina.

-Sí, esas cosas no pasan-Aseguró Katherine.

-Tal vez se lo hayan imaginado-Nos dijo Melissa.

-¡Qué genial!-Dijo emocionada Alicia, con un brillo en los ojos-¡Realmente genial, increíble, soberbio, la mejor historia que he escuchado hasta ahora!

 

  Pero su emoción se apagó cuando retumbó un trueno tan cerca de nosotras, que hasta yo pegué un salto, no había visto el rayo. Las niñas volvieron a gritar y todas se asustaron otra vez. Aaaah… pobres ingenuas.

 

-Saben, voy a ir afuera a ver qué sucede…-Les sugerí, poniéndome de pie.

-Ten cuidado, quieres… Creo que hay viento-me dijo Anais, mirando por la ventana.

-¿Crees?-Le dije escéptica mirando por la ventana también. El árbol que estaba plantado cerca de la entrada de la escuela estaba intentando con todas sus fuerzas no caer por el viento que agitaba sus hojas, ramas y tronco.

 

  Bajé  rápidamente y observé por los ventanales el mudo viento y las gotas cayendo pesadamente, había más niñas abajo, asustadas y lanzando miradas de terror a todas partes, sobre todo a mí, ¿tengo cara de asesina? Abrí una de las puertas pequeñas de salida y sentí que me echaban una cubeta de agua helada con hielo encima. También sentía que alguien intentaba sacarme volando con un ventilador gigante… en el momento en que cerré la puerta y me quedé a la intemperie de esta escuela, desprotegida y a punto de salir volando. Así que me afirmé de un poste e intenté caminar hacia los pabellones, en busca de, oh no sé… Hulk, para que me ayudara.

  El viento me azotaba en el rostro y el agua se calaba por mis ojos y mi ropa, mi abrigo quería salir volando… al igual que todo lo que tenía puesto, ¿pero qué rayos le sucede a esta ciudad?

 

-¡Wotton, en nombre de Dios, ¿qué crees que estás haciendo?!-Me llamó una voz a lo lejos.

-Intenté abrir los ojos y distinguí a la directora a lo lejos-Ah, ¡buenas tardes directora! Quería saber si tiene…

-¡Vuelve al casino inmediatamente!-Me dijo, parecía que el viento la iba a llevar muy lejos de este mundo.

-Pero directora…

-¡Ya me has oído!

 

 

-¿Te bañaron con una cubeta?-Me preguntó burlesca Alicia cuando volví.

-Graciosísima…

 

  Tal vez tenía razón para decirlo: mi cabello, mi rostro, mi abrigo y mi polera escolar goteaban dejando un charco de agua a mi alrededor; mi cabello estaba totalmente empapado, al igual que toda mi ropa, mi rostro estaba húmedo y francamente, sentía un frío enorme. Guardé mis manos en los bolsillos del abrigo y noté lo muy húmedos que estaban.

 

-Te dije que tuvieras cuidado, ¿qué estuviste haciendo?

-Oh, ya sabes Anais, me di un par de vueltas por el patio, dejando que el viento y la lluvia me llevaran…-Me senté junto a Katherine, tiritando y ella me prestó su pequeño abrigo para ponérmelo encima en vez del mojado-La directora envía sus cordiales saludos y sonrisas a todas nosotras e informa que debemos quedarnos aquí hasta que el corte de luz pase.

-El Subterráneo no funciona-Me informó Anais-Papá llamó, dijo que en poco tiempo iban a cortar las líneas telefónicas, para seguridad. La ciudad va a quedar completamente apagada, en todo, está atrapado en el hospital, ayudando a las enfermeras con los pacientes de Urgencias.

-Papá también-Dijo Catalina volviendo de, supongo, hablar por teléfono-Está atrapado en la oficina, dijo algo así como: “¡Puedo ver a todos salir volando desde aquí!” y colgó… Debería enviarle una carta a su jefe diciendo que si lo sigue teniendo en el piso 15 del edificio se volverá un peligro para sus colegas…

-¡Excelente!-Dije temblando-Entonces podemos seguir con las historias paranormales, ¿quién sigue?-Pero nadie contestó-¡Vamos! ¿Qué creen que va a pasar? ¿Invocar a Jack el destripador o algo?

-Bueno…-Dijo Katherine a mi lado, acercando su silla a la mía y dándome un abrazo, incluso cuando estoy toda mojada. Aaaaay, me encantas-Hay algo, ¿verdad, Cata?

-Pero juramos nunca hablar de ello…-Dijo ella lentamente.

-Cuenten, cuenten, cuenten, cuenten…-Las animamos todas.

-Oh, no lo sé…-Dijo Catalina haciéndose del rogar.

-Oh, no importa, Gabriela y yo tenemos un par más…-Dijo Anais.

-El año era 2007…-Dijo Catalina lentamente-Kathy y yo estábamos en nuestros tiernos cinco años, dulces, inocentes, llenas de vida y felicidad…

-¿Exagera un poco las cosas, eh?-Le susurré a Katherine.

-Un poco…-Me susurró ella.

-Papá y… mamá… iban a celebrar su aniversario, invitándola a una cena romántica en un restaurant de cinco estrellas francés, como a mamá le gustaba. Como querían estar solos, pero no sabían con quién dejarnos, le pidieron a la dueña del 408 que nos cuidara por esa noche…-Guardó silencio, esperando que nosotras exclamaramos: “¡oooooh! ¡Woooow!”

-Bueno, antes de que ustedes se mudaran aquí…-Explicó Katherine, dirigiéndose más a mí que a las demás, perras-Vivía una anciana… bueno, no muy en sus cabales.

-Estaba loca.-Puntualizó Catalina-Se la pasaba escuchando piezas de piano en su gramófono antiguo, tenía cuadros de grupos de personas vestidas con túnicas negras por toda la casa, fotografías en blanco y negro…

-Oh, wow-la interrumpí-En blanco y negro, ¡buuu!

-Cállate. Ejem, como iba diciendo… Además, tenía una alfombra con diseños egipcios que estaba llena de manchitas rojas, nosotras creíamos que era sangre…

-Pero eso no era lo peor…

-Oh, claro que no lo era…-Ambas miraban a un punto fijo a lo lejos como rememorando.

-Me están asustando…-Les dije-¿Qué era lo peor?

-Creo que… creo que debía ser la pieza en la que ahora duerme tu papá-Murmuró Catalina-Ella nos dijo que no podíamos entrar ahí, pero ya ven que lo hicimos…

-Nunca debimos haberlo hecho…

-Sólo estábamos jugando, éramos pequeñas, además, la puerta estaba sin seguro.

-A veces pienso que en realidad sí quería dejarnos entrar…

-Porque adentro había… había…

-Velas.

-Libros.

-La calavera de una vaca.

-Plumas negras esparcidas por el suelo.

-Y lo peor de todo eso…

-En el suelo.

-Un círculo.

-Una estrella inscrita en él.

-Era rojo.

-Tan rojo…

-Y entonces.

-Un grito horrendo.

-La señora estaba detrás nuestro.

-Corrimos.

-Bajamos las escaleras.

-Y nos quedamos con el conserje hasta que papá y mamá volvieron…

-No les contamos nada…

-Pero no pudimos dormir…

-Durante mucho, mucho tiempo…

-Aún me da miedo escuchar el sonido de un piano…

 

 

  Surgió un silencio entre nosotras, mientras Katherine y Catalina se quedaban ensimismadas en sus propios pensamientos. Katherine me acariciaba el hombro casi por inercia y sin notar lo que hacía.

 

-Bueno, Anais, tendrás que decirle a nuestro padre para que llame a un exorcista…-Intenté bromear.

-No.

-Ella se fue después de eso-Nos aclaró Katherine.

-El apartamento se quedó todos esos años sin usar… Hasta que llegaron ustedes.

-Bueno, gracias, creo que no volveré a dormir tranquila-Se quejó Anais.

-Sí, creo que de hoy en adelante dormiré contigo, Katherine-La atraje hacia mí y le di un pequeño besito en los labios.

-Ella me sonrió, creo que el miedo ya se le había ido instantáneamente-¿Y qué hay de ustedes?

-Sí, ¿por qué tienen tantas historias de terror?-Nos preguntó interesada Alicia.

-Ah…-Anais y yo intercambiamos sonrisas-Las demás historias no son nuestras, son de nuestros antepasados.

-Los Wotton son una familia muy antigua.

-Algo así como una familia de sangre pura en Harry Potter.

-Nos remontamos casi desde la Edad Media, me metí a los archivos de la biblioteca una vez, para ver cuándo comenzó.

-¿Bromean?-Preguntó incrédula Catalina.

-Nop.-Le dije-Comenzamos siendo pequeños comerciantes…

-Hasta convertirnos en refinados burgueses…

-Desde el inicio de la peste…

-Hasta las rivalidades con Francia…

-La Inglaterra de Túdor…

-Hasta la era victoriana…

-Pasando por las guerras mundiales…

-Hasta hoy.

-Los Wotton aparecemos de vez en cuando a lo largo de la historia. Es por eso que tenemos tantas propiedades-Les expliqué-La casa de tía Elizabeth fue heredada por nuestro bisabuelo.

-Y como tía Elizabeth no tiene hijos…

-Y el tío Edward no está interesado en dejársela a nuestro primo…

-Decidió dejárnosla a nosotras.

-¿Bromean?-Preguntó esta vez Melissa.

-Nop. Es nuestra. Cuando nuestro padre muera, todas las propiedades de la ancestral familia Wotton quedarán a nuestro nombre… Así que lo mataremos, ¡muajajaja!

-Pero, ¿y su primo?

-Nuestro primo ya es un adulto-Les expliqué-Y no se molestó en heredárnosla, él es el primo genial que tenemos, además, él hará sobrevivir nuestro apellido-Les guiñé un ojo-Creo que hasta tenemos un mayordomo.

-¿Hablas en serio?-Alicia no podía creerlo-¡¿Cuántas historias de fantasmas tienes debajo de la manga, eh, Gaby!?-Preguntó emocionada.

-Millones-Le dije sonriente-Generación tras generación, se han ido contando las más locas historias.

-Muerte.

-Asesinatos.

-Traición.

-Magia.

-Ponnys.

-Hogwarts.

-Y mucho, mucho más…

-Historias de amor… Hasta está la historia de nuestra… tataratataratataratataratatara…-Lo pensé un poco-Tátara abuela, que sufrió rechazo y fue desheredada por haberse enamorado perdidamente de su prima, después de tener a su hijo con su primo, un Lord. Quién sabe, tal vez es de familia, ella también tenía una gemela.

-Sí, nuestra teoría es que es un gen que viene después de dos siglos de generaciones…-Dijo Anais-Si en 200 años más, nacen gemelas Wotton, nuestros cuerpos bailarán en nuestras tumbas.

 

 

  Nos reímos animadamente mientras el clima no mejoraba para nada. Las dejé un poco y fui a la ventana, viendo cómo la lluvia caía fuertemente, el viento tenía ganas de destruir todo, y de cuando en cuando caían rayos y sonaban truenos. Qué clima medianamente parecido al de Londres, cuando pequeñas, volviendo a casa tomadas de la mano, esperando chocolate caliente hecho por mamá… Oh, qué buenos tiempos. Ahora tengo el ojo morado, dolor en las costillas  e hinchazón y ardor en el 85% de mi cuerpo.

  Sentí un bracito alrededor mío y sentí a Katherine apoyar su cabeza en mi brazo, mirando por la ventana conmigo.

 

-Interesante lo de tu familia, ¿por qué nunca me lo contaste?

-Porque sólo me gusta hablar de ellos cuando llueve, ¡es el clima perfecto! ¿Por qué nadie me cree?

-Alicia dijo que iba a escribir sobre ustedes-Dijo riendo-Que un día iba a anotar cada historia que ustedes le contaran y ganaría millones.

-Bueno, no me molestaría. Tenemos literalmente de todo; sabes, creo que un tipo… creo que se llamaba Luis, era un brujo… o eso decía la historia, dicen que con eso consiguió ser un Lord de la Cámara Alta del Parlamento. Pero creo esa es falsa, no quedaban muchos brujos reales para ése entonces…

-Hay algo que no entiendo, ¿tú papá no se llama Andrés?

-Andrew-Le corregí-Andrew Wotton.            Pero como aquí no se habla inglés, prefirió decir que se llamaba Andrés.

-Y Anais…

-Es que no se pronuncia “Anaís”, es “Anáis”, pero a ella ya no le molesta que se equivoquen, es más fácil…

-¿Y tu…?

-Gabrielle-Le sonreí-Hace muchos años, el francés era el idioma en gran parte de Inglaterra, así que, ¿por qué no? Gabrielle Wotton... Así se llamaba mi tátara… bueno, ya entendiste el punto.

-Nunca me dijiste…

-Es que me gusta como tú lo dices, “Gabriela…” Nunca me había gustado la forma española hasta que tú la dijiste-Ella se sonrojó-Aaaaw, ¿te hice sonrojar? ¡Eres un encanto!-Y la agarré a besos y cosquillas.

-¡Oigan, ustedes!-Me di vuelta y una de las cocineras me apuntó-Tú, ¿por qué no vas a buscar un par de velas en el cobertizo de atrás?

-Aaah…-Le dije acercándome-Porque acabamos de contar historias de terror, y en los cobertizos jamás pasan cosas buenas, señorita…

-Si tanto miedo te da, puedes llevar a alguna de tus amigas-Dijo burlona. Muera.

-¡Yo te acompaño!-Se ofreció Alicia-Tranquila mi dulce damisela, yo os protegeré-Pero justo en ése momento cayó un rayo y sonó un trueno-¡Ay!-Y Alicia saltó a mis brazos, tal como una damisela.

-Oh, por favor, mi valiente caballero, no os preocupéis tanto por vuestra damisela…-Digo irónica soltándola y dirigiéndome a Katherine-¿Os gustaría acompañarme, joven guerrero?

-Eso creo…

-Oh vamos, ¡sigue el juego!

-¡Os acompañaré, noble… damisela!

 

 

  Bajamos rápidamente hacia el supuesto cobertizo detrás del casino y cerré con cuidado. Adentro, había cajas y cajas de papas, zanahorias, lechugas sueltas, latas de comida en conserva y mucha, mucha humedad. Buscábamos algún paquete de velas entre las cajas, debajo de las estanterías, maté a una araña por accidente, pero no encontré ninguna por ningún rincón.

 

-Bueno, esto sí fue bastante inútil-Dije frustrada-Vamos…

-Sí, siento como si estuviese atrapada.

-Fui hacia la puerta e intenté abrirla, pero ésta no cedió-¿Okey… te gustaría escuchar algo irónico?-dije riendo, nerviosa.

-Por favor… por favor dime que la puerta sí se abre y estás sólo jugando-Dijo cerrando los ojos, esperando que sólo fuese un pesadillas.

-Te gustaría…-Pero me miró enojada-Perdona…-Y miré alrededor-Bueno, al menos no moriremos de hambre aquí, hay mucha comida, ¿quieres sopa de papas?

-No es gracioso.

-Relájate, llegará un momento en que nos extrañarán y vendrán a por nosotras… o extrañarán las velas, es más probable-Me senté en una cubeta dada vuelta-Mientras, ¿quieres jugar a adivina adivinador?-Le pregunté divertida, pero ella seguí mirando con aprensión la puerta-Calma, no nos quedaremos aquí por siempre… espero…-Murmuré.

-¿No podrías… derribar la puerta?

-Eso sólo fue una vez, y estaba en pánico-Le aclaré-Y esta puerta es de metal, lo último que necesito es un pie roto.

-Aaaah…-Tomó otra cubeta y se sentó a mi lado-Hace frío aquí…

-Vengashe pa acá coshita…-la rodeo por el hombro y le doy un abrazo-Hoy andas de suerte-Me saqué de debajo de la polera una cadena-Porque tengo el amuleto de los Wotton olvidados, ¡je!

-¿De verdad?-Dice emocionada, tomándolo-Pero… si sólo es un frasco pequeño.

-Nop.-Me aclaro la garganta-Hace mucho, mucho tiempo, en una tierra muy, muy lejana, una hermosa joven, que tenía que sufrir las penurias de un amor imposible, debió casarse con un hombre al que no amaba, y engendrar con él a un hijo. Sufrió de este amor escondida, viéndose en secreto, lleno de peligros, pues sabía que tarde o temprano los descubrirían… así que su dulce y sensual amante le regaló este frasquito, que antaño contenían un par de cabellos suyos, para que nunca la olvidara…

-¿“La…”?-Preguntó atónita-¿Es de tu… tátara…?

-Gabrielle Wotton… primera en su nombre-Le guiñé el ojo mientras ella observaba embelesada el frasco adornado con el antiguo emblema de la familia-El amor lo puede todo, cariño. Su prima, por parte paterna, le regaló esto con cabellos de su roja cabellera.

-¿Era pelirroja?

-Ya sabes que las pelirrojas son unas loquillas, jijiji… aunque se acabaron en mi familia hace unos 60 años. En fin…. Gabrielle y ella se juntaban a escondidas durante las fiestas o durante la noche para consumar su amor de forma salvaje y excitante… de preferencia en una cama. O en cenas con sociedad, hablando entre sí, sin parecer extraño. Sabes, antaño, las familias para no extinguir el apellido solían casarse entre primos, así que… casi hubiese resultado.

-Pero las descubrieron.

-In fraganti… en el acto, justo ahí, de forma salvaje y apasionada. Su prima huyó, Gabrielle fue negada y desheredada y… murió-dije tristemente, guardando el amuleto-Luego, tal vez un siglo después, alguno de los Wotton debió escuchar la historia y desenterrar el cadáver y sacárselo… de esa persona pasó a mi abuela y de mi abuela a tu humilde servidora, Gabriela Wotton…

-Gabrielle…-Murmura, mirándome fijamente-Hace frío aquí…

-¿Cómo está tu dedo?-Desvío la vista de sus ojos a su mano.

-Dijeron que podía quitarme la estructura en una semana…

-Bueno, con el dedo anular así, no podrá haber mucha acción de tu parte, jejeje…-Digo divertida y lujuriosa.

 

  Nos quedamos viendo durante un par de segundos, quizá qué pasaba por su cabeza, pero a mí me daba igual, sobre todo cuando me di cuenta de que ella se volvía a sentar sobre mis piernas mientras acariciaba mi frío y aún húmedo rostro y yo recorría su espalda por sobre su blusa, y nos besábamos como si el aire no significara mucho ahorita mismo.

  Sé que mi piel debía estar fría como la de un cadáver, mi cabello húmedo y la ropa aún se me pegaba al cuerpo, pero presiento que a ella eso sólo le gustaba más, no paraba de acariciarme por sobre toda la ropa ¡por todos lados! Y su piel, presentía que era tan suave y tibia que no me di cuenta de cuándo empecé a acariciar de arriba a abajo por toda su espalda con una mano, mientras que con la otra la acercaba más a mí, deslizándola suave y lentamente por mi regazo hasta hacerla chocar con mi estómago y ella me mordía los labios. Con una mano le aparté un poco el cabello de su oreja derecha, roja, pequeña, mordible… y me acerqué lentamente, causándole un sonrojo que rara vez había visto antes, ¿continuar o detenerme? E ahí el dilema…

  Me acerqué con cuidado y respiré largamente sobre ella mientras su cuerpo se tensaba y sus manos se apretaban contra mi espalda mojada. La acaricié con mis labios y después la mordí un poco y, adivinando dónde estaban sus labios, los acaricié con el pulgar para notar que se los estaba mordiendo con ganas, y solté una risita sobre su oreja, acariciando sus labios, que se fruncían aún más.

 

-Alguien no quiere hacer ruido, ¿eh?

-Podrían escucharnos…

-Y abrirían la puerta y yo perdería este hermoso momento, pero tú serías libres, ¿no quieres hacer un poco de ruido para mí?

-Me alejé para ver su rostro y ella tenía una mirada de determinación que en cierto sentido… me asustó bastante-No me tientes…

-No me detengas…

 

 

  Y antes de que pudiera continuar, yo ya había bajado hasta el inicio de su corbata, sujetándola con mis dientes y mirándola inocente, use mis manos para desatar el nudo. No podría explicar la irresistible imagen de Katherine con la corbata desanudada, sobre mí, roja como un tomate y respirando agitada. Tomé un extremo con la boca y comencé a deslizarlo lentamente por el cuello de su blusa. Al parecer eso le gustó, cerró los ojos y miró a otro lado. Rawr… al sacarle la corbata y que ésta callera al suelo, me acerqué al primer botón de su blusa, lo desabroché con los dientes, y mis manos desabrocharon su último botón, y así fui alternándolo, hasta dejar justo el del pecho, mirándolo, divertida.

 

-¿Y bien?

-¿Y bien qué…?

-Pues necesito tu permiso.

-Mmmhh…

-Sería divertido escucharte pedírmelo…

-Ya deja de jugar…

-Jejeje…

 

 

  Volví a besarla con lentitud, una voz en mi cabeza repetía: “la lentitud aumenta la excitación en las mujeres” y con cuidado desabroché ése último botón, y con ambas manos, comencé a sacarle ésa blusa tan linda y pequeña, deslizándosela por ambos brazos, al mismo tiempo, haciéndola inflar su pecho, su sostén de color… ¿negro?

 

 

-¿Es que quieres provocarme?-Le digo con la vista pegada en él.

-Aaaah…-Y eso, señoras y señores… es Katherine suspirando de forma excitada.

 

  Ocupada en besarle los labios, mis manos se entretuvieron un poco en su espalda, hasta deslizarse al broche de su sostén, y ahora… el momento que todos estábamos esperando…

 

Toc, toc, toc.

 

-Abrimos los ojos de golpe, aunque sin separar propiamente los labios-Oh…-Dije  en un susurro-Por favor, dime que eso no fue real y sólo fue un ruido en mi cabeza.

-¡¿Hay alguien ahí dentro?!-Esa era la voz de Alicia.

-¡AGH!-Grité frustrada, en todos los sentidos posibles, mientras Katherine recogía su blusa y se la abotonaba-¡Dentro de un par de segundos habrá alguien!-Le grité molesta.

-Abrió la puerta y me encontró ahí sentada-¿qué hacían acá?-Luego miró a Katherine y vio cómo intentaba anudarse la corbata-Oh…-Pareció que entendió-Ooooh…

-Estábamos contando las cajas de papas, como ves… No encontramos velas-Me gustaría matarte con una.

-Ah, no importa, la cuidad se encendió: luz, teléfonos, el Subterráneo, todo… la directora dijo que podíamos salir e ir a casa-Se dio media vuelta rápidamente, como si supiera que tenía ganas de matarla.

-Tan cerca… estuve tan cerca…

-Me dio un beso veloz-Ya habrá otras oportunidades… ¡Oye!-Saltó de repente-¿Quieren tú y Anais cenar hoy en mi apartamento?

-¿Esa es una propuesta para otra oportunidad?-Pregunté esperanzada.

-Eh… no.-Casi-A papá le encantará escuchar un poco de sus historias, tal vez hasta la del fantasma de tu bisabuelo-Dijo sonriente y saltando de emoción, tomándome de las manos.

-Le sonreí: como me encanta esta niña-Claro, sería un placer…

 

 

 -Déjenme ver si entendí… ¿su bisabuelo?

-Ajá-Corroboré.

-¿En el cobertizo?

-Exactamentou-Dijo Anais.

-¿Y les preguntó por lo alemanes?

-Sipiti sip-Le afirmé.

-Qué historia más increíble…-Dijo echándose para atrás.

 

  Nos habíamos acabado la cena, rico espagueti como sólo este hombre sabe hacerlo. Todos estábamos llenos y creo que esta es la primera vez en que no me asusta la sobremesa con mi archirecontra enemigo justo al frente de mí, sorprendido por la anécdota de cuando éramos pequeñas. Katherine, Catalina, Anais y yo, nos mirábamos sonriendo y satisfechas. Mientras él murmura cosas para sí, con los ojos bien abiertos y mirando el horizonte a través de la ventana que daba a la parte de atrás de los terrenos del edificio.

 

-¿Y dicen que su familia es muy antigua?

-El registro más antiguo que encontramos fue de la Edad Media-Le explicó Anais-Aunque la gran mayoría de historias y leyendas nos las ha contado nuestro abuelo paterno, muchas también las hemos encontrado en los registros, le sorprendería lo que uno puede hallar si busca bien…

-Había muchas historias. Además, como la gran mayoría de las familias antiguas, nos habíamos relacionado con otras aún más cercanas al parlamento. Creo que uno de nuestros tátara muchos abuelos pudo ver personalmente a la reina Victoria cuando era pequeña.

-Luis Wotton tercero-Agregó Anais, emocionada-Viajó a Egipto cuando Inglaterra la tomó como colonia, y luego se internó por el resto de África con un grupo de expedición. Dicen que dejó un diario, pero creen que se perdió en el trayecto devuelta, pero la expedición desapareció con él.

-Henry segundo, su hermano menor, después de su muerte viajó a Egipto también-Le expliqué-Pero después, por razones desconocidas, viajó a China. Fue un viaje importante, creo que fue uno de los primeros ingleses en tener tanta interacción con el medio oriente.

-A gran parte de la familia se le pegó eso de que nuestra sangre era especial, durante el siglo lV

-Era por lo de la peste, que arrasaba por primera o segunda vez… En ése entonces, las personas buscaban cualquier excusa para creer que no les afectaría.

-Así que intentaron mantenerla como tal, su sangre, desde Wotton’s hasta Wotton’s… por ambas partes.

-Había matrimonios entre primos…

-En secreto también entre hermanos…

-Fueron tiempos difíciles…

-Y lo siguen siendo…

-Sí, ti Elizabeth estaba furiosa cuando se enteró que papá quería casarse con mamá…

-¿Furiosa?-Preguntó confundido-¿Por qué?

-Porque nuestro abuelo siempre les había contado sobre nuestros antepasados y nuestra historia-Le comenté-Entonces tía Elizabeth se lo tomó muy en serio, decía que mamá no valía la pena, y que estaba deshonrando a la familia. Pero nuestro padre no la escuchó, y la verdad el abuelo tampoco. Le agradaba mamá. Y con el tiempo le agradó a tía Elizabeth también.

-Aunque se asustaron un poco cuando nacimos nosotras.

-Sí, tía Elizabeth no tenía hijos, y todos sabían que no iba a tenerlos, así que el apellido recaía apenas en nuestro primo…Pero creo que conoció a una chica, así que aún hay esperanzas.

-No queremos que muera nuestra familia.

-¿Alguna vez han intentado hacer un árbol genealógico?-Preguntó Catalina interesada.

-Lo intentamos el año pasado, pero teníamos que mudarnos aquí.

-No encontraremos nada que nos sea útil…

-Pero-Dijo pensativo su padre-¿Por qué se mudaron en primer lugar?

-Ah… creo que al parecer tenemos familiares lejanos en esta región.

-Sospechamos que fue ya en siglo XlX, aunque tal vez pudo ser antes… algún Wotton excéntrico (y hay varios en nuestra familia) debió venir a conocer y se casó con alguien nativo de aquí, supongo que decidió quedarse…

-Pero entonces-Dijo Katherine, emocionada-¡Pueden encontrar algo aquí, en los registros! Una parte de la historia familiar debe estar acá.

-Pero no la nuestra-Dije apenada, y Anais meneó la cabeza-Quien sea que se haya ido, nunca regresó, así que sospechamos que no volvió a influir en el apellido allá en Inglaterra, que siguió su curso.

-¿Y quién sabe? Tal vez el abuelo Henry dejó un par de descendientes Wotton en China.

-Las posibilidades son infinitas, pero cuando Anais se gradúe en historiografía haremos lo imposible para completar nuestro árbol genealógico, lo pondremos en un tapiz y lo pegaremos en una de las paredes de la casa en la ciudad.

-¿Qué ciudad?

-Oxford, o tal vez Londres… también pensamos en la casa cerca de Canterbury, porque es una de las propiedades más antiguas que tenemos…

-¡Vaya!-Dijo sorprendido-¡Pero si tienen una enorme herencia!

-Sí… pero propiedades es una de las pocas cosas que sobrevivieron…

-¿A qué se refieren?

-Alexander Wotton…

-Era un maldito pirata…

-Robó gran parte de las riquezas que teníamos por todo el sur de la Isla.

-Incluidas las de Escocia, Gales e Irlanda.

-Zarpó como el sucio pirata que era.

-Y el muy idiota perdió todo contra esos holandeses…

-Lo poco que sobrevivió está oculto.

-Joyas, retratos, un poco de oro…

-Nos dirán dónde está cuando heredemos las propiedades.

-Pero no será hasta que papá fallezca.

-Sí, por eso hemos decidido asesinarlo mientras duerme, parecerá un accidente…

-Aaah…-Y todos se rieron, ¿quién dijo que era broma?-Es una lástima, aun así… no veo a muchas mujeres famosas dentro de su historia.

-Para mí, sólo importa una-Le guiñé un ojo a Katherine, mientras sentía el amuleto colgando del cuello.

-Bueno, ha sido una velada muy interesante… pueden ir con Cata y Kathy a alguno de sus cuartos.

-Gracias papi.

 

 

  Volví a entrar en el colorido cuarto de Catalina, con sus estantes llenos de libros, su cama repleta de libros, en el suelo libros amontonados y… bueno, libros. Seguimos hablando de nuestra familia durante largas horas, hasta que la lluvia comenzó a sonar a través de su ventana otra vez. Gabriela, la gata malévola se unió a nosotras y se echó a dormir en el regazo de Katherine, que le hacía nanay detrás de la oreja. Hablamos de piratas y comerciantes, excéntricos, militares, científicos locos, profesores, aventureros, viajeros, ponnys… y la gran gama de personas que ocupan toda nuestra larga familia, les hablamos de cuando uno de nuestros familiares había viajada a Paris, siglos antes de que ellas lo hicieran.

 

-La torre Eiffel estaba apenas por la mitad-Les narré-Stephen Wotton apenas tenía tres libras esterlinas en su bolsillo, y ropa vieja en su baúl de viaje.

-Quién sabe qué pretendía en Francia-Comentó Anais-Pero se quedó viviendo como un vago por sus calles.

-Y la verdad es que eso a los franceses no les hace gracia.

-Se puso a trabajar como ayudante de un zapatero.

-Stephen Wotton, ¡el zapatero!

-En Inglaterra sentían vergüenza de él.

-Pero a nosotras nos cae bien-Dije abrazando a Anais-Hizo que una chica se enamorara de él.

-Le robó todas las joyas que encontró al día siguiente.

-Los del motel dijeron que maldijo nuestro apellido todo el día.

-Y lo siguió maldiciendo hasta el final de sus días, según su familia.

-Aaaah… tal vez me quede algo del viejo Stephen…-Pero Katherine me fulminó con su mirada-O tal vez no… Tal vez tengo rastros de Sarah Wotton, que murió junto a su marido hasta los 89 años…

-Más te vale…-Murmuró jugando con Gabriela. Sí, sácame pica…

-Creo que es hora de volver al apartamento endemoniado, Gabriela-Me dijo Anais mirando la hora en su celular.

-¡Pero mamá!-Me quejé haciendo un puchero.

-¿Puede quedarse, señora Wotton? ¿Puede, puede?-Imploró Katherine.

-¡Vamos, señora Wotton!

-¡Oh, está bien!-Se puso de pie-Pero no vuelvas tarde, el viernes nos entregan el nuevo horario para el treceavo grado y no quiero estar persiguiéndote para entregarlo ¡Nos vemos!

-¡Adiós!

 

 

  Así que regresé junto con Katherine a su acogedora habitación, con su cómoda cama en la que me recosté junto a ella, observando el techo. Las cosas estaban mejorando, todo iba a mejorar de hoy en adelante. Definitivamente, el apellido Wotton vivía, yo estaba con Katherine recostada en su habitación, me gané el corazón de su padre con historias de fantasmas y mi familia y todas las cosas iban a volver a una armonía como nunca antes la había tenido. De hoy en adelante, todo nos saldría bien…

 

-Aaaah… qué alivio, hoy fue un día interesante-Le dije sacándome el amuleto de los Wotton olvidados-¿No crees?

-Mmmh…-Se desperezó y ella se quedó mirando el emblema-¿Por qué no me cuentas la historia de Gabrielle Wotton otra vez…? 

Notas finales:

Sé que quieren matarme, lo sé, lo sé, hasta yo quise, pero todo a su tiempo c: A mal tiempo, Soda Stereo, saludos!


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