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La Puerta Del Frente por tomateconlechuga

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Notas del capitulo:

Hola! :3 aquí estoy recostada en mi cama, feliz de la vida B) 

-Bueno… para empezar, espero que hayan pasado unas buenas vacaciones -Sí, claro- Haberla pasado bien con sus familias -Sí, claro- Con sus amigos -Sí, claro- y desearles un buen año escolar.

 

  ¡¡Sí, claro!!

 

  Apoyo mi mentón en el pupitre, cansada, en el último asiento… Desolado, escuro y… ¿¡un tanto mohoso!? Voy a llorar. No hay mayor sordo que el que no quieres escuchar, es por esto que, mientras el profesor habla y habla y habla, lo único que capto es que se llama Esteban y es profesor de matemática… y eso es lo único que quiero saber.

  Así que me desconecto completamente del salón, de la voz tan aburrida del profesor, de mis compañeras que lo observan embelesadas… ni que fuera tanto.

  Cierro los ojos y me pierdo en el rostro de Katherine dibujándose lentamente, sonriéndome, mostrándome sus margaritas, perdiéndome en lo oscuro de sus ojos, sus hermosos ojos…

  Me saca de mis fantasías un pequeño golpe en mi hombro, haciéndome ver a mi compañera de asiento, la cual no me había importado hasta ahora. Tiene unos anteojos de marco gigante, de esos (sin ofender) nerds… Okey, sí… tiene toda la pinta de nerd; la blusa hasta el primer botón, la corbata bien ajustada, falda muy larga, calcetas hasta la pantorrilla, zapatos lustrados… Ay Dios… Y me sonríe, mostrando frenillos, argh… ¿es en serio? Y me pasa un papelito doblado, indicándome que lo tomara y lo abriera.

  La desconfianza y confusión acompañan mi mirada y gestos mientras acepto el papelito y lo abro, mostrando una simple y única palabra en una caligrafía aterradoramente perfecta y redonda.

 

  “Hola!”

 

  Me quedo mirando esa cosa, incrédula… ¿En serio? ¿Ho-hola? Vuelvo a mirarla con una ceja arqueada y ella me sonríe, pasándome un lápiz para que escribiera de nuevo.

 

  ¿Tengo algo que perder?

 

  “Hey! :)” Escribo con mi no tan buena caligrafía. Devolviéndoselo mientras ella se notaba feliz. Whaaaaat?

  Lo abre y sonríe, aw… qué nerd. Le devuelvo el lápiz y se concentra escribiendo.

 

“Me llamo Melisa, puedes decirme Meli n.n y tú te llamas Gabriela n.n”

“Hhmm… I’ll try my best, Meli ;)” (“Hhmm… Lo intentaré”)

 

  Sí, eso es mentira, no llamo a las personas por diminutivos. Me vuelve a entregar el papelito, mientras ese profesor habla sobre los profesores que nos darán clases este año y los horarios que tenemos y, lo único que me importa, que hoy salimos  a las dos de la tarde y estará todo el día con nosotras ¡Aaaaagh! ¡Voy a morir!

 

“Por qué escribes en inglés?”

“I’m used to it… does it bother you?”  (“Estoy acostumbrada… ¿Te molesta?)

“Nop n.n eres de Estados Unidos?”

“I’m from England, London… I came here with mi sister and my father… Why can’t we talk? Instead of writing little message…” (“De Inglaterra, me mudé con mi Hermana y mi padre… ¿Por qué no podemos hablar? En vez de mandarnos mensajes”)

“El profesor se enoja si hablan en su clase u.u”      

“Argh, l don’t like him >:c” (“Argh, no me agrada >:c”)

 

  Y así seguimos mandándonos mensajitos mientras ese aburrido profesor comienza a anotar nuestro horario en el pizarrón. Genial, lunes: matemática, física, biología, química, matemática otra vez.

  ¡¿Es en serio?! ¡¿De verdad?! Suspiro cansada mientras veo el horario escrito en el pizarrón. El pequeño bicho de la curiosidad me picó y en el papelito escribí: “What kind of classmate do we have?” (“¿Cómo son nuestras compañeras?”)

  Observó el mensajito con una mueca y escribió: “No son muy buenas… Siempre están juntándose con niños de otros colegios, en el parque de acá… y también están las que persiguen a otras niñas”

  Rápidamente, al leer ese mensaje, pensé en la niña de la que me habló Katherine, con un tono molesto, como si le molestara siquiera mencionarla…

  “I was wondering… do you know someone called Melanie?” (“Me estaba preguntando… ¿Conoces a alguien llamada Melanie?”) Le entregué el papelito con una expresión de expectación. Después de todo, estaba en nuestro grado.

  Observó el mensaje con una expresión de infinito desprecio… similar al meme, después de garabatear algo me entregó el papelito.

 

  “Está en nuestra clase 7-7”

 

-¿¡Que ella qué!?

 

  ¿Conoces ese momento incómodo en que todo el jodido mundo está callado y tú gritas a los cuatro vientos? Bueno, agrégale a eso que estás junto a muchas niñas, al profesor que no le caes bien y al cuál, además, no le gusta que hablen en su clase.

 

-Señorita Wotton…

 

  Ah, y aparte, pronuncia tu apellido como si escupiera aquella palabra ¿Qué tenemos entonces?

 

-Fuera del salón…

 

  ¿Cómo adivinaron?

   

   Y pues… aquí estoy, en el pasillo al lado de la puerta mientras me siento la más tonta en todo el mundo, escuchando a ese jodido profesor hablar sobre las ecuaciones exponenciales ¡Bueno, prefiero estar aquí afuera!

  O pensaba eso hasta que vino la viejita decrépita caminando con esos tacones de aguja, a lo largo del pasillo, escuchando el rebote de sus pisadas contra las paredes ¡Puta madre, ¿es en serio?!

 

-Wotton… ¿Qué haces fuera del salón?-Pregunta con esa voz igual de decrépita que su apariencia.

-Eeeh… Sí… déjeme pensar en una excusa-Mierda, sarcasmo, no salgas-Agh, sabe, he tenido demasiados inconvenientes para un solo primer día y que luego aparezca Matusa- digo, usted…

-¡Wotton!-Dios, qué voz más decrepita por todos los santos.

-¿Gabriela?

 

  ¡Voz celestial, proveniente del lugar más hermoso del paraíso! ¡Música para mis oídos y deleite de mi vista!

 

-Hola… Katherine-Saludo con un gesto incómodo.

-¿Qué sucede?-Pregunta, dirigiéndose a la viejita esa.

-Nada que te importe-¡Hey, no la trates así vieja del demonio! La observa de pies a cabeza, escudriñándola-¿Qué haces aquí? Tu clase está en el otro pabellón.

-Voy a buscar unos libros a la biblioteca… Gabriela, ¿por qué no me acompañas?

-¿Qué? ¿Por…?-Aaaaaah, ya entiendo-Eh, seguro…

 

  Antes de que la viejita del demonio/decrépita/Matusalén pudiese comenzar a gritarme otra vez, Katherine me tomó de la mano y me guio hacia la escalera, comenzando a subir los peldaños como si nuestra vida dependiese de eso. Aw, me recuerda al primer día en que la vi, se veía tan linda con sus pantalones verdes y su pequeña figura bajando la escalera como niña de seis años.

  Y ahora mientras la sube, tomando mi mano, puedo observar su espalda y su cabello rebotando. Agh, tan linda. De verdad tiene una contextura demasiado delgada y demasiado pequeña… Si no le hubiese hablado antes pensaría seriamente que tiene seis años… estoy segura de que muchos pensarían lo mismo.

  ¡Pero aaaaargh! No sé qué tiene, no sé qué es lo que le veo pero Dios… es tan, tan, tan, tan, tan, tan, tan-

 

-¡Capitana, está teniendo un cortocircuito!

-¡Oh, no importa! De todas formas, ¿a que es linda?

-Permiso para apagar los motores-Ignora su comentario.

-Denegado.

-Púdrase.  

 

 

  Siento que hemos subido una cantidad increíble de escalones, y aun así, no quiero que se acaben, o que ella deje de sostener mi mano. Es curioso; tanto ella como yo sabemos que ya puede soltarla, pero no lo hace y yo tampoco,  ¿por qué?

  Porque te gusta.

 

  Sí, pero, ¿y ella?

 

  Con calma, debo tomar las cosas con calma, no adelantarme o asustarla. Puede ser hetero pero yo también lo fui en algún momento, ¿no? Eso puede cambiar… cambió en mí, ¿qué hace la diferencia?

  Ya, pero no fue la niña  que me cambió, no fue el amor de mi vida lo que me hizo ser lesbiana, sólo fue una sucesión de hechos, de cambios, fue sólo un cambio. No fue esa persona.

  No quiero que exista esa persona.

 

  Me gusta, sí, lo hace. Es tan estúpido, pero es creíble. La cosa es gustarle yo a ella. Eso es estúpido. Pero, ¿es posible? Maldita incertidumbre, no quiero llevarme ideas equivocadas, no quiero equivocarme.

 

-Si no te arriesgas, no ganas-Dice la voz lesbiana, apareciendo en mi hombro izquierdo  en una versión en miniatura de mí, vestida de rojo y con cachitos de diabla.

-Sí, pero equivocarse en este asunto puede costar caro-Dice mi consciencia. Genial, y ahora tengo una mino-yo en mi hombro derecho, vestida de blanco y con una urna sobre la cabeza.

-¿Qué más da? Cariño, puedes enamorar a esa niñita con una sola mano-Ay, qué linda-Ya sabes, entre sus piernas-Me giña un ojo.

-¿¡Qué!?¡No! Gabriela, no la escuches-Dice con firmeza-Piensa un poco las cosas antes de pensar que a ella-

-¡Oh, que aburrida eres! Cariño, es cosa de invitarla a tu casa a ver una película cuando no haya nadie y mientras estén en el sofá, acercarte lentamente-Comienza a deslizarse por mi hombro hasta acercarse a mi cuello-Rodearla con el brazo así-Con su brazo en miniatura hace el ademán de rodearla y lo apoya en mi cuello- Después tienes qu-

-¡Oh, por Dios!-La interrumpe mi consciencia-No hagas nada de lo que esta loca te dice y escúchame: si quieres tratar de que le gustes, no vayas rápido, conócela mejor, las cosas que le gustan y haz algo bonito.

-Oh puedes violarla de una vez…

 

-Eeeeh… ¿Gabriela?

 

-¡Ups! Nos vemos-Dice la voz lesbiana.

-Buena suerte-Dice mi consciencia y ambas desaparecen con un ¡puf! Dejando una estela de humo.

 

  ¿Cuándo, exactamente, en el nombre de Satán, llegamos a la biblioteca? No, mejor aún, ¿por qué nos tardamos tanto en subir apenas tres pisos? Pero no importa, el increíble tacto entre nuestras manos es todo lo que necesito, ¡a la mierda con respirar! ¡Tócame!

 

-¿Qué sucede?-Le pregunto, soné demasiado inocente para todo lo que está pasando por mi imaginación ahora mismo.

-Eh… hablaba en serio cuando te decía que me acompañaras, son muchos libros.

-¡Ah, sí! Por supuesto…-¡Ah, sí! Eres tan linda…

 

 Entramos en silencio, de puntillas, como se suele hacer cuando sabemos que no se debe hacer mucho ruido, sobre todo con la viejita que estaba en el mostrador de la biblioteca ¿Acaso contratan a más de esa especie, o qué? Mientras Katherine le pedía permiso para sacer los libros de texto de lenguaje le di una mirada a la gran biblioteca que tenían, llena de estantes y estantes con categoría de teatro, poesía, narrativa, filosofía, biología, química, física, matemática, religión, etc., etc., etc.    

  Después de que me jalara del brazo y me mostrara el estante con los libros escolares, nos dirigimos allá.

 

-Exactamente… ¿cuántos necesitas?-Digo mientras los voy sacando ¡Agh, qué gruesos!

-Hhmm… Veinte… Diez cada una, ¿de acuerdo?

-De acuerdo…

-¿Y… por qué estabas afuera del salón?

-Pues…

 

  Sólo porque descubrí que la niñita de la que me hablaste, de no muy buena manera, está en mi clase y pues ¡adivina! Se me ocurrió preguntarlo en voz alta con ese profesor que escupe mi apellido como si se tratase de un pedazo de comida entre los dientes ¿Ya me gané el derecho a saber por qué te molesta ella en específico?

 

-Nada…  

 

  Nivel de celos subiendo por la escotilla hasta lo más profundo de mi consciencia. Mientras una voz me dice: “contrólate”; y la otra me dice: “aplástale la puta cabeza”

  ¡Agh! ¿Quién es ella y por qué le afecta tanto? Es increíble mi nivel de celos, ¡lo peor es que no tengo el derecho a estarlo! ¡No somos nada!

 

  *corazón rompiéndose en dos mitades*

 

-Claro, ya en serio, ¿por qué?-Me entrega diez pesado y gruesos libros de una vez, haciéndome tropezar un poco hacia adelante por el peso.

-Suspiro-Verás… Llegué tarde y el profesor no es muy simpático y me senté en el último pupitre y una niña comenzó a escribirme mensajitos en un papel y… y… Verás… Laaaaa-¿Por qué alargo tanto la letra? Rayos, es contagioso-La niña de la que me hablaste… Melanie… e-está e-en mi clase.

 

  La gravedad, es la fuerza que atrae los objetos a la tierra. La gravedad, es aquella que ayudó a que todos los libros que Katherine estaba sosteniendo cayeran con un ruido estrepitoso hacia el suelo, mientras ella se quedaba completamente paralizada, aún con los brazos en la posición en la que se le cayeron los libros, con la boca abierta, perdiendo la vista en los libros de la estantería que tenía en frente. 

  Mala, muy mala cosa.

 

-Eeeeh… Tierra llamando a Katherine-Agito mi mano frente a su rostro. Nada-Heeeeey… ¿hay alguien?

-No-no-no-no-no-no-no-no-Tartamudea con la mirada perdida-No-no-no-no ¡No hables con ella! ¡No puedes hacerlo! ¡De verdad, no lo hagas o-!

 

  Antes de que la viejita esa viniera acá para sacarnos de su biblioteca, dejé los libros y le tapé la boca, haciendo un exagerado “ssssssssssshhhh” arrastrándola hasta el final de la estantería, un lugar un tanto mal iluminado, pero seguro.

  Sigue tratando de hablar, aunque sus palabras son apagadas por mi mano, que comienza a llenarse de su saliva… voy a lamer esta puta mano. Mueve sus brazos efusivamente, los cuales atrapo con la otra mano, al sentir los pasos de la viejita y un “¿¡Quién gritó así!?”

  Trata de que la suelte, aún un tanto (sólo un poco) muuuuy molesta. Agh, rayos, la señora se acerca lentamente hacia acá, lo que menos necesito es que me repriman otra vez.

  La tomó y la arrastro al otro lado de la estantería, procurando hacerlo con cuidado. Apego mi espalda a los libros, rodeando a Katherine con mi brazo, atrapando los suyos mientras que con la otra cubro su boca con fuerza. Quieta, quieta… no te muevas…

  Sentí a la viejita detenerse al otro lado del estante, eché un vistazo entre los libros y casi me da un paro cardiaco al verla ahí de pie, con expresión como si acabara de chupar un limón. Dejé de respirar y Katherine dejó de oponer resistencia. La viejita volvió sobre sus pasos y solté lentamente a Katherine, quien se dio vuelta.

 

-¿Estás loca?-La reprimí en un susurro.

-Se limpia la boca, molesta-Ella no me agrada…

-¡Joder, no lo había notado!-Susurro moviendo los brazos exageradamente.

-Da igual, voy por los libros-Da vuelta a la estantería.

-Eh, no hemos terminado esta discusión, señorita.

 

  Me doy media vuelta para verla recoger los malditos veinte libros y caminar hacia la puerta. Me quedé ahí de pie viendo su hermosa espalda ¡Vamos, muévete! Mis piernas no reaccionan, ¡muévanse!

 

-¡Muévete!-Me dice mi consciencia.

-¡¿Qué?! ¡Decídete!-Le digo.

-¡Sólo hazlo!

 

  ¡Waaaaa! Y ahora estoy corriendo en dirección a ella, definitivamente se parece mucho al primer día en que la conocí, bajando las escaleras como si mi vida dependiese de ello, observándola bajar con su pequeño cuerpecillo bajando de escalón en escalón.

  Otra vez, salto todos los escalones, cortándole el paso.

 

-Sonrío, ay qué nostalgia-Ajá… Hola…

-Su rostro estaba serio, pero al verme cortarle el paso, agitada, respirando por la boca con grandes bocanadas de aire, me regala una sonrisa-Eh… hola.

-Sus ojos, ta lindos ojos, tan oscuros-¿todo perdonado?

-Hhhmm…-Sonrisa y gesto juguetón, me encanta esta niña-Nop, aún nooooo-Me rodea y sigue bajando las escaleras.

 

  La sigo instintivamente, soy como ese perrito al que le das un pedazo de pan y te sigue hasta el fin del mundo. Observando su expresión divertido y juguetona. Qué cruel, sabe que haría lo que sea. Pero ¡agh! ¡No puedo dejar de pensar en esa niña! ¿¡Qué es lo que no me quieres decir!?

 

-¿Qué tengo que hacer para que esté todo perdonado?-Digo divertida detrás de ella. Saca una correa y paséame ahora.

-Hhhmm… Verás…-Nuevamente alarga la “a” y se da media vuelta, cortándome el paso de golpe, quedando a menos de medio metro mío-A principio de año, hacen una especie de recorrido nocturno por la escuela, decorando las paredes, los pasillos y toda la escuela. Y pues… siempre he querido ir, pero papá dice que no puedo ir sola; mis amigas no quieren ir y Cata tampoco…

-¿Y… quieres que te acompañe?-Pregunté esperanzada ¡Primera cita, aquí vamos! ¿Se considera una cita… no?

-¡Sí!-Dice emocionada. Caminando y sentándose en una de las bancas, obligándome a hacerlo a su lado-¡Será genial! ¡Me han dicho que de verdad da mucho miedo!

-Me imagino… de por sí este lugar parece un reformatorio, de noche debe ser aterrador…

-Bueno… Si quieres podemos ir a algún lado antes…-Me toma de las manos emocionada-¡Como una cita!     

 

Reacción de Gabriela al escuchar eso:

 

._.

 

 

-¡Alerta, alerta, diríjanse a la compuerta inferior y evacuen la instalación. Repito: evacuen la instalación!

-¡Capitana, debemos salir! ¡El nivel de felicidad en el submarino es demasiado alto! ¡¡Vamos a morir!!

-Un capitán siempre se hunde con su nave-Dice secamente.

-Somos un submarino.

-Bueno, ¿ves? Ya lo hice…

 

 

  ¿Cita? ¿Lo dijo bien? ¿No se equivocó? ¿Seguros? ¡Cita! ¡De verdad dijo eso! Es ahora cuando ni mi consciencia ni la voz lesbiana entran en peleas, no discuten, no me dan consejos, creo que ambas están con la boca abierta, al igual que yo, de forma mental. Cita, cita, cita…

 

 

-¿Cita?

-Sip

-¿Tú y yo?

-Ajá.

-¿Solas?

-Yes.

-¿en plan… tú y yo solas pasándola bien antes de ir a un recorrido del terror en la escuela?

-En resumen… sí-Me regala una hermosísima sonrisa.

-Ejem, Katherine…-¿Por qué aún sostiene mis manos?-Tú… eh, me refiero a que… ¿sabes lo que es una cita?

-Sip

 

 

  No sé por qué no te creo…

 

-¿Y quieres tener una cita… conmigo? –Reitero, aún más confundida, mientras ella asiente, emocionada-¿Por qué?

 

  Alguien tan hermosa y perfecta como ella, proveniente del monte olimpo, hija de la diosa Afrodita, nacida en cuna de oro, parecida a narciso-

 

-Eres el personaje ficticio más exagerado de todos los fanfics-Dice la voz lesbiana apareciendo en mi hombro-¡Sí, joder, te está invitando a una cita!

-¡Waaaaaa! ¿Qué hago, qué hago?-Digo desesperada.

-¡dile que sí, por Dios!

-¡Pero ni siquiera sabe lo que es una cita!

-¡Por mayor razón, tú sólo di que sí!

 

 

  Sus ojitos me miran de forma curiosa, observando mi debate mental que simplemente se detiene al perderme en la oscuridad de su iris, del reflejo de todo. Acaba de decirme que será una cita, acaba de pedirme de forma indirecta que quiere una cita, ¿de verdad sabe lo que es una cita? No importa, me lo está pidiendo, ella, ¡ella lo está haciendo!

 

-Ah… claro, por supuesto… me encantaría… ¿Qué día es?-Me atraganto con cada sílaba que sale de mi boca.

-El sábado de la próxima semana, a las nueve.

-De acuerdo…

 

  Bien, piensen: estamos en el siglo XXI, los medios de comunicación son completamente avanzados, teléfonos, redes sociales, mensajes, llamadas y… whatsApp.

  Sip, ese pequeño gran gigante de la comunicación que elimina distancias para comunicarte con una persona, esa gran gama de emoticones para distintos usos, la posibilidad de enviar música, fotos, videos, audios y demás. La posibilidad de comentar tu estado de ánimo, tus pensamientos y- agh, a la mierda ¡la posibilidad de hablar con ella!

 

-Oye…-Me acerco lentamente a ella, arrastrando mi trasero por la banca-Sé que… vivimos literalmente al frente, pero no crees que deberíamos, eeeh… tener el número de la otra.

-¿Quieres que hablamos por WhatsApp? Okey, dame tu número.

 

 

  Mis ojos se convierten en dos corazones al escuchar esas palabras Because i’m  happy! Puedo escuchar la canción en mi cabeza mientras le doy mi número, que pone en su celular. Tiene uno de esos gigantes que apenas te caben en la mano.

 

-Because i’m happy!-Tarareo mientras nos ponemos de pie. De verdad estoy demasiado feliz.

-Se ríe, qué risa tan maravillosa-¿Me ayudas a llevarlos?

-Okey…

 

 

 

 Así hice, tuve que subir dos pisos del otro pabellón con diez libros gruesos de lenguaje para pensar en volver a mi salón. Pero, ¿tenía sentido? El demonio ése me había dejado fuera del salón, si iba al pasillo posiblemente tendría que lidiar con Matusalén, miré mi reloj y todavía quedaba media para que sonara la campana del primer receso.

  La escuela era grande, no había muchas inspectoras por la cancha y podría hacer un tour yo misma, pero, pensándolo mejor: ¿recorrería yo misma la escuela mientras que Katherine me había ofrecido, ella me había ofrecido, hacerme un tour? No, claro que no recorrería la escuela sola, no cuando tenía la gran oportunidad de recordárselo.

  Fui y me recosté en una de las bancas. Tapando mis ojos a causa de la luz que se filtraba a través de las ramas de un árbol que me daba un poco de sombra. Seguía repitiendo en mi mente la palabra “cita” con una sonrisa tonta en el rostro. Es que ¡agh! ¡Una cita! ¡Con ella! ¡Y ella me la había pedido! Bueno no, realmente no me la pidió, no directamente.

  ¡¿Qué importa?!El mundo no es tan literal, las cosas buenas nunca están de manera explícita. Estaba emocionada, muy emocionada, como cuando no puedes esperar lo suficiente para algo ¡Una semana! ¡Una semana es demasiado tiempo! Mi gran problema, pienso, es que no conozco muy bien la ciudad, no conozco restaurantes, no conozco cines, no conozco centro comerciales, parques de diversiones…

  De acuerdo, lo primero que debería hacer es conocer un poco la cuidad, tengo una semana para mí, para el subterráneo, para los buses, para perderme por toda la ciudad hasta la noche y no tenga puta idea de cómo volver.

  Siendo sincera, no tengo idea de cómo hacer esto. ¿Cómo me visto? ¿Qué debo decir? Exactamente, ¿qué es una cita…?

 

 

-Gabriela…-Me dice la voz lesbiana en mi cabeza.

-¿Sí…?  

-Nunca has tenido una cita con alguien, ¿verdad?

-No, nunca…

-…-

 

  Okey, de acuerdo…no, nunca he tenido una cita ¡Pero no significa que no sepa lo que es! ¡Al menos lo sé, ella no! ¿Debería aprovecharme de esa increíble inocencia suya? ¡Ya en serio, ¿cómo diablos no sabe lo que es una cita?! ¡Agh, da igual! Debería pensar primero en dónde ir…

 

-¿Un restaurant?

-Muy elegante.

-¿Una piscina?

-Muy público.

-¿Cine?

-Demasiadas palomitas.

-¿Parque de diversiones?

-Demasiado ruido.

-¿Tu cama?

-¡Perfecto!

 

 Ajá… ya en serio, ¿tal vez un restaurant de comida rápida? Agh, qué vulgar ¿Mitad y mitad? ¿Existirá un restaurant lo suficientemente elegante pero simple? ¿Algún café? Sí, un café ¡eureka! ¡Ja, me merezco un premio a la inteligencia!

  No conozco ningún café.

 

  Hubiese seguido, pero me sacó de mis cavilaciones el sonido de la campana, dejándome liberar un verdadero suspiro de cansancio; siendo sincera, no tenía nada que hacer durante todo el día.

  Me levanté con pereza y me dirigí a mi salón, entrando no de muy buena gana cuando, en medio segundo, recibí un fuerte golpe en mi cabeza ¡Duele, joder, duele! Y vi a Anais ahí, frente a mí, cruzada de brazos y con chispas saliéndole de los ojos.

 

-¿Qué es lo que pretendes?-Preguntó enojada.

-Ah, perdón… entrar en el salón sin que mi gemela me golpee en el intento, ¿que no lo notas?-Digo recomponiéndome.

-Primero llegas tarde, haces en numerito frente al profesor, después se te ocurre gritar y ¡voilá! Te sacan del salón, ¿qué-pre-ten-des?

-¡Nada! Es sólo que ha sido un asco de día… ¿Puedo ir a mi asiento sin sufrir atentados de gemelas enojadas?

-Bufó molesta-Escucha: en el instituto, en Inglaterra…

-No quiero hablar de eso.

 

  Corto. Seco. Simple. Un único movimiento para girar mi cuerpo y dirigirme a mi pupitre. No quiero hablar  de eso, es algo que pasó y no volverá a pasar, este será un buen año. Un excelente año… Dios, ella me gusta tanto…

  Estaba a mitad de camino cuando una niña alta, rubia, ojos azules (alemana cof, cof), con una falda muy corta y su blusa lo suficientemente abierta para ver su escote… se me paró en frente, con una sonrisa pepsodent.

  Y mi mente sufrió un serio cortocircuito; no tenía claro si mirar a esos ojos azules, muy lindos… o a su escote. Y fue entonces cuando mi vista subía y bajaba con una leve sonrisa. Ojos, escote… ojos, escote… ojos, escote… ojos, escote… escote… Dios, ese escote…

  Me quedé mirando como una idiota, siendo demasiado obvio que estaba observando su escote, sus pechos… Estoy babeando, estoy bastante segura de que estoy babeando… Es que… Wow, ¡mira esos pechos, mamá!

 

-Cariño… mis ojos están arriba-Qué voz más profunda, pro Dios santo…

-Levanté la vista un poco avergonzada, ¿quién no lo estaría después de verle descaradamente los pechos a alguien?-Eh… Perdón, es que… eh… hola.

-Carraspea-Hola… Bueno, ya es el primer día y has causado… sensación.

 

  ¿Sen… sa… qué? What?

 

-Ah… ¿lo hice?

-Al menos en mí… sí-¿Qué… mierda con esa voz que tiene?-Tú te llamas Gabriela-¿Qué acaso lo sabe todo el puto grado?-Me llamo Melanie, un gusto.

 

  Melanie, la tipa que está de pie frente a mí, la tipa con el escote, con los ojos azules y la voz profunda… Es la misma tipa que Katherine quiere que evite. Pero, viéndola en persona… ¿qué justificación hay para hacer eso? Dios, sí que es linda… sí que es sexy… Parece alguien simpática… ¿por qué he de evitarla?

  O eso pensaba hasta que recordé, no con cierta amargura, la muy mala forma en que me hablaba de ella, que creía tener el derecho de hacer cualquier cosa con cualquier chica. Algo de sentido común aún me queda, el suficiente para tener cuidado con esta tipa… Mucho cuidado.

  Aunque es más fácil decirlo que hacerlo; es difícil imaginarse a esa niña haciendo algo malo… No porque tuviese pinta de niña buena e inocente… Sino simplemente por su apariencia, hay algo… Algo que no te hace creerte el cuento.

 

-Oye… ¿estás ahí?-Me dice pasando su mano frente a mis ojos.

-¿Eh? Ah, sí… Melanie, el gusto es mío y… Me-me gustan tus ojos-No tanto como los de Katherine, pero lo hacen-Son de un azul un tanto extraño… Me gusta lo extraño-Me gusta Katherine.

-Sonríe, qué linda sonrisa. Lo hace mientras comienza a jugar con un mechón rubio, siendo sincera, no me gustan las rubias-¿Sí? ¿Conoces a Oscar Wilde…?

-Eh… sí, ¿por?-Sus sonrisa se ensanchaba, a la par que su pose juguetona tomaba más fluidez. Algo curioso, eso significa que está acostumbrada a estas cosas.

-Bueno, me gusta decir que mis ojos son de color nomeolvides…

-Ah… Claro… qué romántica.

 

  Pero la tipa me asustaba. Demasiado cerca, estaba demasiado cerca. Invadiendo mi espacio personal ¡Mi puto espacio personal estaba siendo violado por una rubia de ojos azules! ¿Cada cuánto ustedes tienen esa oportunidad? ¡Su envidia me da fuerza!

  Retrocedí un paso, un tanto incómoda, demasiado incómoda. Pero aún no me calzaba en todo esto el porqué de que Katherine le tuviese tanta antipatía a esta tipa que a primera vista no se veía para nada mala. Preguntárselo directamente sería demasiado obvio, así que no lo haría.

 

-¿Conoces a una niña de octavo grado, Katherine Castillo?

 

  ¡¿Es que nunca te escuchas?!

 

  Puso mala cara, las dos ponían mala cara al mencionar a la otra. Cada vez este asuntito me gustaba menos…

 

-Sí… la conozco, ¿por?-Escupió esa palabra, como el profesor escupió mi apellido ¡Aw, tantos recuerdos!

 

-Fue hace menos de hora y media-Dice mi consciencia.

-no, cállate.

 

-Ñe, por nada… Mera curiosidad…

-Hhmm…-Eso sonó como un ronroneo, el ronroneo de un gato que se te acerca de manera interesada-Me pregunto de dónde puede surgir esa curiosidad… Ya que para preguntármelo, debes conocerla de algún lado… Y lo suficiente para que te hablara sobre mí.

-¿Qué? ¿Conocerla? No, no… es que…-¡Mierda, cerebro, inventa una excusa!-Es que es la amiga de una conocida que me habló de eso…-Río incómoda, soy tan mala mintiendo.

-Cariño… Eres tan mala mintiendo, que lo compensas siendo linda-Ah… puso sus manos en mis hombros, acercándose. No, ¿qué? Esperen… ¿Me dijo linda?

-Ñeeeeee…-Me alejo otra vez de ella-Sí, la conozco… Es mi vecina en el apartamento de al frente.

 

 ¿Conocen la sonrisa del gato de Alicia en el País de las Maravillas? Bueno, hizo una expresión parecida. Lo cual, fácilmente, me dio un escalofrío en la columna vertebral. Estaba diciendo más de lo que debía, más de lo que Katherine quería que dijera ¡Qué va! Estaba haciendo precisamente lo que ella me dijo que no hiciera. Pero, ¿quién es ella para darme órdenes?

  Si quiero alejarme de ella… es meramente porque el susto que me da, me lo daría con o sin advertencia previa. Es linda sí, muy linda, sus ojos me encantan pero ¡agh! ¡Hay algo! ¡Algo tiene! Algo que aún no logro ver…

 

-Que…-Se puso el dedo en la barbilla, a modo pensativo-Interesante…

 

  ¿Interesante, en serio? ¿Eso es todo? ¿Qué soy, una sustancia en un tubo de ensayo? Ahora lo único que quiero es sentarme en mi pupitre y descansar, ¡descansar, joder! ¡Sólo un poco, me lo merezco!

 

-Eh, sí, genial… Voy  a… mi pupitre ahora…

-No, no-Me frena, poniendo un dedo en mi barbilla. Whaaaaat?-No hemos terminado nuestra conversación acerca de esa ratoncita.

-¿Raton… Qué? Ah, como sea, que sea después-Cansada, ignorándola, caminé a través del pasillo y me senté con pesadez en mi pupitre.

 

 

  Descansé la cabeza en la fría madera, cerrando los ojos con fuerza pensando: ¿Cuántas cosas pueden ocurrir en el trayecto de estar con la niña que te gusta, a hablar con su némesis? ¿Remordimiento? Sí, un poco. Pero insisto, no tiene derecho a decirme con quién puedo hablar y con quien no; ni a decirme lo que debo hacer y lo que no… Tengo 16 años, soy mayor que ella y más madura, no puede decirme qué hacer.

 

-Eh… Gabriela…

-¡Oh, ¿y ahora qué?! ¿¡Godzilla ataca la puta ciudad!?-Pregunto cabreada, levantando la cabeza para encontrarme a Melisa de pie junto a mí-Ah… lo siento, he tenido unos cuantos-muchos- problemas.

-Sí, lo siento por los papelitos, no debí mandártelos…

-Siendo sincera, si estuviera de mejor ánimo, le explicaría que me tiene sin cuidado y que no estoy enojada. Pero, ¡sí lo estoy! ¡Mucho! ¡Pero no con ella! Pero como ella es el ser viviente que tengo a la mano, es naturaleza de las personas desquitarse con aquellos que estén cerca-Como sea, me da igual. Estamos bien y… Quiero descansar un poco… si me permites.

 

  No esperé respuesta (ay, pero qué puta soy c:) y simplemente eché mi cabeza en la madera, cerrando los ojos con fuerza tratando de conciliar un poco el sueño.

  ¡Es jodidamente difícil! Okey, ya, ya… cálmate, respira. Uno, dos… uno, dos… uno ¡muéranse todos!

 

 

 

  El toque de la campana de salida fue como escuchar a los Arctic Monkeys… Un sonido que simplemente me encantaba. Me levanté con ánimo de mi pupitre, ignoré al tipo ése de mi profesor, sintiéndome imponente al toque de la campana y que ya no pudiese hacerme nada y salí del salón, queriendo salir a cualquier parte… a cualquier parte en que pudiese encontrar a Katherine y esa era la salida.

  No había muchas niñas en la puerta, pero incluso si las hubiera, podría ver a Katherine entre todas ellas: linda, pequeña, tierna… con una mochila que le quedaba un poco grande… Sonreí, tanto para mis adentro como para afuera y es que verla de verdad me haceg sonreír sin razón aparente.

  Me acerqué lentamente, estaba de espaldas a mí, sola… supongo que estaba esperando a Catalina para irse juntas, a eso tampoco le encontraba mucho sentido, de todas formas viven en el mismo apartamento, ¿tenía sentido irse juntas?

 

-Le tapé los ojos por detrás-¡Buuuuu!

-Se río, qué risa tan encantadora-¿Gabriela?-¿Reconoce mi voz?

-Oye, si te ríes cuando se supone que tienes que estar asustada, no pienso acompañarte a ningún recorrido del terror-Me di media vuelta y le destapé los ojos.

-Infló los cachetes, ¡agh, voy a explotar!-Entonces voy a seguir enojada contigo.

-¡Muy bien, será divertido, siempre he querido ir a uno!-Prefiero mil veces eso antes de que esté enojada conmigo.  

 

  Nos quedamos hablando, conversando sobre cualquier cosa. Aunque de un momento para otro, frunció el ceño, claramente irritada, observando un punto en específico. Dirigí mi mirada a donde apuntaba la suya, ahí estaba Melanie de pie, observándola socarronamente.

  Me molesté. Una cosa era que le tuviese antipatía y otra muy distinta es que le diera razones para tenerla. Observé a Melanie con el ceño fruncido, claramente molesta, a lo que ella simplemente siguió observando en nuestra dirección mientras sus amigas conversaban.

 

-Rodeé a Katherine por detrás, por su cintura-¿Sucede algo?-Tuve que inclinarme un poco para alcanzar su oreja y decírselo.

-¡Ah!-Se sobresaltó, ¡oh yeah! Se dio media vuelta, a lo que tuve que inclinarme hacia atrás para no terminar con su rostro cerca del mío. Hay dos cosas que me encantan: ser más alta que ella y abrazarla por la cintura, haciendo que quede muy cerca de mí-No, nada…-Recostó su cabeza en parte de mi pecho, rodeándome a su vez en un abrazo.

 

  Sonreí, su presencia era tan cálida. Traté de mirar a Melanie, pero sólo la vi caminando con su grupo de amigas a la salida, aunque seguía viéndome de manera que seguía molestándome. Fruncí el ceño, mientras apretaba con más fuerza a Katherine, siguiendo con la mirada a su némesis, que me sonreía con una especie de mueca.   

Notas finales:

Hi n.n Esa niña no me simpatiza >:c -Melanie no tkm 


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