Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Baby Pornograph por jotaceh

[Reviews - 432]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

HOLA A TODOS!!!

Espero que se encuentren bien y que todos sus sueños se estén realizando....

Bueno.... quiero pedirles disculpa por no haber actualizado la semana pasada u.u Resulta ser que tenía que estudiar mucho... durante esas fechas estaba inmerso en mis primeras pruebas... todas en la misma semana y tenía que estudiar un montón... Iba a terminar el viernes y querís subir un capítulo ese día... peeeero u.u me resfríe nuevamente y ahora me siento fatal... pero de todos modos, acostadito y tosiendo como perrito callejero u.u escribí este capítulo.... espero que puedan disculparme u.u 

 

Y a quienes han dicho.... ANCIANITO ¬¬ pues u.u en realidad también me caí el otro día en la mañana u.u me dolió mucho y mis rodillas quedaron heridas u.u JUE HORRIBLE!!!

en fin.... u.u no han sido mis días u.u solo espero haber sacado buenas notas u_____U

CAPITULO XXV: Una gran sorpresa.

Nada ha cambiado a mi alrededor, pareciera como si el tiempo se hubiese detenido y es que, precisamente es eso lo que tanto anhelo. Ya no la tendré nunca más a mi lado, extraño su voz, sus abrazos y aquellos consejos que hicieron más fácil mi vida. Algo en mi interior se ha esfumado, gran parte de mi alma se ha ido con ella, aquella esencia jamás la recuperaré, aquel vacío jamás sanará. Tengo miedo de convertir lo que Cata creo en mí en una pesadilla, mandar a la mierda todos sus sacrificios y provocar que su muerte haya sido en vano. No, eso jamás va a suceder y es que hizo tan bien su labor, que una parte de su espíritu estará por siempre dentro de mí. Hubiese asesinado a Arturo en las montañas, habría descargado todo mi dolor en él, sin embargo no pude, el amor de mi madre no me lo permitió y en vez de sacrificarle, le comprendí, supe que todo lo que ha hecho no es más que consecuencias de su debilidad.

Hace dos semanas que aquel muchacho se entregó a la justicia, liberado de todas aquellas cadenas que le ahogaban antaño. Su hermano fue encontrado días después, maltrecho y desnutrido, abandonado en sus delirios cerca de las faldas de aquellos terribles cerros, de aquel lugar que me trajo de vuelta la gracia de la mujer más hermosa del mundo. ¿Por qué la gente cree que la maldad se propaga más rápido que la bondad? Todos cometemos errores y podemos dañar a los demás, no obstante, cuando buscas resolver el problema y hacer de este mundo uno mejor, cuando tu alma es pura y libre de pesares, propagas sin querer una llama mucho más potente que el odio, mucho más duradera y brillante. No somos vasijas de barro que contienen podredumbre, sino que un recipiente de la más pura de las aguas, de aquella que al beber por primera vez, no podrás dejar de desear.

Todo este tiempo he estado encerrado en mi cuarto, recordando cada momento vivido al lado de Cata, rememorando cada una de sus risas y aquellas miradas cómplices que me regalaba al imaginar alguna locura. He buscado una respuesta a cómo seguir adelante sin ella y aún no he podido encontrarla, por lo menos no de la manera que lo imaginé. Simplemente no hay camino para ello, no hay solución a un problema que no existe. Ella me salvó, me enseñó lo que significa la vida y gracias a ello ahora tengo las herramientas para seguir con mi destino, aun cuando ella me haga falta. Te agradezco tanto Cata, que intentaré pagarte de la mejor manera, de aquella que solo tú pudiste enseñarme, siendo feliz.

Ya no quiero estar más preso de mis temores, deseo escapar de esta cárcel que yo mismo he creado. Me levanto de mi cama y me dirijo hasta la ventana, aquella que ha estado cerrada por tanto tiempo. Corro las cortinas con vehemencia, impaciente por volver a sentir el calor del sol quemando mi piel. Lamentablemente mis deseos no se cumplen y solo me encuentro con un cielo gris, oscuro de tal manera que parece que en cualquier momento se desencadenará una potente lluvia. Abro la ventana y la fuerza del gélido viento invade tempestuosamente mi habitación, el ambiente está húmedo, mi rostro se enfría de inmediato  y sin embargo, una poderosa energía me irradia de pronto, haciéndome olvidar todo frío a mi alrededor. Aquella mirada me descontrola, rompe todas las corazas que había fabricado y como un poderoso embrujo, me incita a buscarle, a desear fervorosamente tenerle en frente.

Desquiciado, desprovisto de toda cordura, enceguecido por aquel par de brillantes fuentes, corro desesperado por las escaleras. He dejado atrás el rostro perplejo de mi hermana, y de todos aquellos reunidos en la sala de nuestro departamento. Mis pies se han entumecido y es que voy descalzo, cubierto tan solo por la ligereza de mi pijama. Los tres pisos se me hacen eternos y al llegar a la calle le busco con el corazón agitado. ¿Desde hace cuánto estás aquí? ¿Acaso has venido todos los días a cuidar de mi malgastada alma? Percibo cierto temor en sus facciones, miedo a tenerme cerca, arrepentimiento de quien ha obrado mal. Diego no logra levantar la mirada, siente que algo me ha hecho, que me ha dañado y no puedo comprender por qué se encuentra en aquel estado. ¿Cuándo ha obrado en mi contra? Si lo único que ha hecho es amarme.

No soporto más aquel interminable vacío que yo mismo he creado, aquella distancia producto del resquemor que me produjo el saber que podría perjudicarle, que el estar a mi lado era igual a perder sus anhelos. Ahora comprendo que nada que nazca de un sentimiento tan puro puede ser fatal, que nuestro amor no puede herirnos, solo la soledad es la que puede hacernos desfallecer. Llego frente a su cuerpo cálido y acogedor, le abrazo como por arte de magia, necesitando de aquel aroma delicioso, de aquel cuerpo que tanto he añorado. –Esto no puede ser… He sido uno de los causantes de tu dolor y jamás podrás perdonarme…- Aunque aquellas palabras me parezcan sonsas, me deleito con el sonido de su voz. Me aferro cada vez más a su recuerdo, no quisiera despegarme jamás de su regazo. Sin embargo, es él mismo quien me aleja, manteniendo sus dolosas facciones que me hacen estremecer. –Soy débil, soy un hombre a quien dejan y no lucha por su amor, aquel que acató tu sentencia y simplemente se apartó… Podría haber sido tu sostén en este momento tan horrendo, pero aquí me tienes, temeroso siquiera de tocar a tu puerta… Necesitas a alguien que sea realmente fuerte, que te merezca y apoye…- Hace un silencio, toma saliva intentando contenerse y no comenzar a llorar en aquel preciso momento.

Detrás de aquella barba descuidada veo los ojos de un niño asustado, frágil como una hoja de papel. –Nunca pude imaginar que Arturo estuviese enamorado de mí… mucho menos que pudiera crear tal odiosidad hacía ti… En parte soy culpable de lo que te ha hecho, y eso jamás me lo perdonaré…- Sigue con sus lamentos mientras agacha la mirada para impedir que vea lo que sucede. Sin más obstáculos, las lágrimas se escapan de sus ojos recorriendo su rostro, liberándose después de tanto tiempo retenidas. –Arturo…- Es todo lo que mi labios pronuncian antes de aquel golpe. Veo como su mirada se posa en mis ojos y sin más, le abofeteo con toda la ira que un corazón humillado puede contener. El impacto fue tal, que Diego debe llevar su mano a su mejillas para paliar el dolor. –Te dejé pensando que estar a mi lado te haría daño y ahora… te veo humillado creyendo lo mismo que nos separó. Jamás tuve que rendirme, dejarte fue mi peor error y ahora, en el momento más desgarrador de mi existencia, me doy cuenta que deseo morir en tus brazos… Soy tan débil como tú, pero estoy seguro que nada me dañará si me quedo contigo, que seré poderoso si me cobijo en tu regazo… No vuelvas a creer que me harás daño, porque yo ya me he dado cuenta que nunca podremos ser infelices si nos amamos…- Le digo mientras me observa perplejo, no pudiendo dar crédito a lo que escucha.

Toda desconfianza se esfuma de su cara y sin más, me toma por la cintura, me acerca nuevamente al calor placentero de su cuerpo, une sus labios a los míos, acabando con aquella sequía que tanto me había atosigado. Nos encontramos ambos sumergidos en aquel sueño anhelado, en aquella unión que nunca tuve que destruir, pero qué estúpido fui. Me concentro en el palpitar de su corazón, luego de aquel ósculo, no hacemos más que sumergirnos en las carnes del otro, impregnándonos del dulce aroma del amor. No nos damos cuenta cuando la lluvia hace su aparición. Las gotas caen presurosas desde el firmamento y nos mojan sin compasión, inundando nuestros cabellos y conquistando nuestras pieles. El sonido de los tejados abarrotados por la tormenta nos despierta de nuestro transe y sonriendo nos refugiamos en el portal de mi edificio. Hace tanto que no escuchaba aquella hermosa carcajada, que no contemplaba esos ojos de ensueño y que no acaricia su lozana piel. ¡Santa Cachucha! No puedo creer que desde hace más de un mes que no tengo sexo, ¿me dejará violarle detrás de las escaleras?

Su pecho caliente, sus grandes manos acariciando mi espalda, sus piernas vigorosas soportando el peso de mi cuerpo endeble, su trasero altanero, el mismo que siento a unos cuantos centímetros de mis dedos, pero por sobre todo, aquella carne suculenta, debajo de su ropa interior, esa que hace mucho no contemplo y a la misma que ahora busco despertar. El candor de mi mirada culmina en su rostro, aquel que se ruboriza al comprender mis intenciones. Mis manos se aferran a su cinturón y cual cadena, le obligo a caminar hacia aquel espacio olvidado, aquel triángulo oscuro debajo de las escaleras, el mismo que quiero utilizar como refugio. ¡Ay Cata! Sé que estés donde estés, llorarás de orgullo ante las hazañas de tu aprendiz. Si existe el cielo, y estás rodeada de ángeles ¿podrás satisfacer tus pasiones con la santísima carne que esconden bajo sus sotanas? Aunque si es el paraíso, ¿no deberían ir todos desnudos? Tal parece que no es tan malo morir, no por lo menos si lo ves desde aquella perspectiva.

Ya sumergidos en la complicidad de aquel lugar, busco despojarle de todo índice de ropa, anhelo acariciar aquella piel bondadosa que tantos placeres me ha propiciado. -¿Estás bien? ¿Seguro que quieres hacer esto? No quiero obligarte a nada…- Me susurra al oído como si fuese él quien guiase la travesía. ¿Acaso no se da cuenta que soy yo quien arde de pasión? No, si guapo es, ahora lo que es inteligente… pues a veces dudo de sus capacidades. Omito aquellas palabras, esas que más parecen alegatos. ¿Se habrá desentrenado? ¿Será que ya no se le para? ¡Oh por Buda! Eso sí que sería una tragedia. Primero mi madre y luego mi juguetito, ¿cómo puede vivir un ser humano de aquella manera? Es imposible, ¡prefiero la muerte!

-¡Renato! ¿Dónde estás?- Lo que me faltaba, justo en el momento que mis ansiosas manos comenzaban a deleitarse con el candor de aquel falo, soy interrumpido por la voz de Natalia. ¡Pero si a ella la dejo follar tranquila! ¿Por qué me hace esto? Finalmente debo desistir de mi travesía, prometo que la seguiré en un futuro cercano, no dejaré que la mejor parte de Diego sea desperdiciada, ¡Eso sí que no! -¿Qué sucede?- Es la forma en que me hago notar ante aquellas miradas inquietadas. Recién en este momento me entero que mi hermana estaba junto a Adriana y Matías. –Saliste corriendo de casa, ¿cómo no quieres que nos preocupemos?... ¿Te ha sucedido algo?- Me increpa el chico de los ojos celestes. Solo he estado un par de días encerrado, y ya me parecen sus figuras sacadas del espacio más recóndito de mis memorias. Estuve sumergido en la penumbra y al ascender a la luz, me encuentro renovado, como si hubiese nacido nuevamente. Ya no seré el mismo, eso es seguro, pero la pureza que sembró en mi Catalina, la mantendré por siempre.

Luego de arreglar sus ropas, Diego aparece ante los ojos inquisidores de quienes me buscaban. Logro identificar cierta alegría en las pupilas de las chicas, aunque es ira la que reconozco en Della Rovere. Tanto Recabarren como este muchacho se observan con recelo, de la misma manera que lo hacían en aquellos días cuando peleaban por mi amor. –Ya veo que estás bien acompañado… será mejor que me retire…-Dice fingiendo humildad, cuando en realidad solo desea llamar mi atención, hacerme sentir miserable de hacerle aquella bajeza a quien parece, se ha quedado a resguardar mis pesadillas. –Como quieras… que estés bien…- Es todo lo que le puedo responder y es que no he podido nunca tolerar las falsedades, aquellos actos tendientes a congraciarte con el resto, a hacer sentir culpable a otros por el solo gusto de parecer importante. Si quieres llorar, pues llora… Si quieres reír, pues ríe… Si eres feo, contrata a un prostituto… La vida es demasiado fácil para enredarla tanto.

Matías ya no solo contempla con furia a Diego, sino que también a mí. Le agradezco si ha acompañado a mi hermana en este mal proceso, si ha sido compañía de mi familia cuando me he ausentado, pero no puedo permitir que se sienta con el derecho de recalcarme algo que nunca le he pedido. Al finalizar mi relación, él reapareció en mi vida para luchar por un amor inexistente, dejó atrás a Kevin por una empresa que no tiene viabilidad. Nunca le he ofrecido algo, ahora no puede cobrarme aquello que no le prometí. –No seas así con el pobre muchacho… Matías, no te vayas… ya sabes cuan testarudo es este chico… Te pido disculpas por el desaire…- Intercede Natalia, haciendo uso de aquella maternidad tan innata en ella. –Renato está enamorado de Diego y este cretino está sobrando… Si hasta nos haría un favor al retirarse…- Aparece de pronto la voz relajada de Adriana, como si no estuviera insultando a quien tiene a su lado. Se crea por unos segundos un silencio incómodo, tal como si estuviéramos esperando que la mujer se riera, símbolo inequívoco de una broma, cuando en realidad, ni siquiera se inmuta en disimular aquella frialdad tan común en su rostro.

Subo las escaleras con la llama de la pasión escondida entre mis prendas mojadas, teniendo a un lado al chico a quien amo y detrás, al guapo de ojos celestes que no nos dejará tranquilos, eso es seguro. Mientras todos se sientan en la sala, para beber un poco de té preparado por Natalia, yo me dirijo al baño con la intención de quitarme toda esta mugre acumulada en mi piel. No es que sea la persona más pulcra de este mundo, mas nunca había estado más de dos días sin bañarme. ¡Parezco un indigente! Finalmente mi piel termina roja luego de tanto fregarla. Secándome con aquellas abrigadoras toallas blancas, me percato que hubiera sido una atrocidad el tener sexo oliendo de aquella manera. Está bien que Recabarren me ame, sin embargo no hay sentimiento que pueda contra aquel hedor.

Con mi trasero reluciente, oliendo a piel de bebé, salgo del cuarto de baño vestido impecablemente, siendo nuevamente aquel pervertido que era antes de tanto sufrimiento. Al principio no logro identificar aquel sonido, paso a paso que doy se hace más poderoso y al llegar a la sala, me encuentro con un llanto penoso, con un rostro sumergido en las lágrimas. Su cuerpo se encuentra encogido en el suelo, reducido a la miseria, a la caridad de quien le pueda ayudar. Todos le contemplan sin saber qué hacer, sin entender cómo ayudarle. Mi presencia les paraliza aún más y en especial a quien se deshace en sollozos. –Yo soy el culpable… soy un monstruo… nunca me lo perdonaré…. Solo quería que te dieran un susto, nunca imaginé que… que… todo terminaría así… Lo siento… Lo siento…- Se arrastra como el peor de los malhechores, busca mis pies para llorar en ellos, arrepentido realmente, muriéndose por la culpa.

No puedo dar crédito de lo que sucede, Kevin me suplica perdón, destruido por una razón que aún no puedo comprender. Mi corazón se contrae fuertemente ante su presencia, verle en aquel estado me desconcierta. Nunca hemos sido buenos amigos, su personalidad nunca me agradó, sin embargo jamás me hubiese gustado verle así. –Levántate… no hagas esto más penoso…- Es la forma como su padre busca levantarle, terminar con aquel acto que su hijo está realizando tan melancólicamente. Sé que don Benjamín se debe sentir humillado al saber que el rubio se está arrastrando frente a aquel que le impidió saciar sus instintos con Natalia.

El pobre logra ponerse en pie gracias a aquel hombre, no obstante, las penurias no acaban allí y es que pronto sería Matías quien le atacase. –Estás enfermo… ¿Cómo pudiste pedirle ayuda a Arturo para que golpeasen a Renato? ¿No escuchaste lo que le hicieron a Dieter?... Esta vez te sobrepasaste… ¿Acaso lo hiciste porque te dejé?- ¿Qué? Como una avalancha me entero lo que ha sucedido allí. Siento sobre mis hombros nuevamente la penuria de haber perdido a Catalina, la desesperación por saber que ya no la tendré. ¿Entonces no fue idea de Arturo? ¿Kevin también estuvo detrás de todo ello? No puedo creer que el rubio pudo llegar a cometer tamaña calamidad… Si tan solo no le hubiera pedido a aquel grupo que me golpearan, tal vez ahora mi madre seguiría a mi lado.

-¡¡¿Cómo pudiste?!!... ¡¡Destruiste mi vida!!... Era la persona a quien más amaba, la mujer que me enseñó todo lo que soy ahora y tú… me la quitaste por tu egoísmo… ¡¡¿Cómo pudiste?!!- De pronto no logro controlar mis movimientos, ni mis palabras. Es tanta la ira que poseo, que me abalanzo contra Kevin buscando saciar con su sangre todas mis penas. Grito y pataleo en los brazos de Diego, el único que pudo detenerme antes de cometer una locura. Sus brazos poderosos me protegen de aquella bestia que se ha apoderado de mi cuerpo. ¿Será que nunca podré recuperarme? ¿Qué siempre aparecerá alguien para decirme que dañó también a mi amada? No puedo soportarlo, no puedo respirar el mismo aire que aquel sujeto.

La ira se termina desvaneciendo, dando llegada al sufrimiento. Mis piernas se debilitan, toda energía me abandona y caigo rendido al suelo, protegido solo por el calor de Diego, quien en ningún momento me suelta. Arrodillados ante el dolor, besa mi cabello sin decir palabra alguna, solo entregándome su presencia, lo único que necesito mientras sigo desvaneciéndome por dentro. A lo lejos veo como Adriana se lleva a la cocina a Kevin, alejándolo de mí, intentando calmarlo ya que todavía se encuentra descolocado.

-No lo hagas… No es el momento… Detente…- Escucho la voz de Natalia a lo lejos, como si se encontrara a cientos de kilómetros de distancia. Al levantar la mirada me encuentro con don Benjamín siendo detenido por mi hermana. La muchacha busca frenarle, que no siga su rumbo hacia mí. Finalmente no logra su cometido, y veo como el hombre se hinca delante de mis ojos. Ya no parece repudiar mi presencia, incluso logro ver cierto dejo de comprensión. Me observa por un par de segundos sin decir palabra alguna, piensa detenidamente cómo hablarme. Le cuesta y la preocupación aflora en sus pupilas. Sin entender la razón, le veo tomar mis manos. Las acaricia justo antes de ver cómo las primeras lágrimas comienzan a aflorar de sus ojos, raudas invaden sus mejillas y mueren en su mentón. Me encuentro perplejo, y es que no entiendo por qué este hombre está actuando de dicha manera. –Perdóname porque te he destruido la vida… porque he sido yo quien siempre tuvo que defenderte durante todos estos años… Jamás podré pagarte por todo el daño que te he hecho y es que he sido débil… De todos los mortales, he sido el peor…- Dice sumergido en una pena cada vez mayor. Entre su desesperación besa mis manos, tal como si fuesen sagradas, bendecidas por el mismo Dios.

-No lo hagas… Calla… No es el momento…- Natalia toma el brazo de Benjamín para obligarle a abandonar aquella labor, para que se levante y deje de decir palabras tan extrañas. Nuevamente sus intentos son en vano y el hombre prosigue con sus declaraciones. –Tu madre jamás me perdonará por esto, ella nunca te hubiese abandonado… Me enceguecí por la tristeza y te culpé por haberle perdido… Ahora al verte sufrir de esta manera, logro percatarme que has pasado por lo mismo, que te han arrebatado a la mujer que más amabas y solo ahora… en este momento… entendí cuán equivocado he estado… Hijo mío… era yo quien debía protegerte, porque… soy tu padre…- Esa palabra, esa abominable expresión que por tantos años he detestado ahora aparece frente a mí, en los labios de aquel hombre. No, él no puede ser aquel sujeto. Aunque hace mucho me enteré que nuestro padre no había muerto, intenté siempre creerlo así y es que nunca lo he necesitado… Entonces… ¿por qué se le ocurre aparecer justamente ahora? ¿No ve que no quiero su presencia? No a él, no le quiero… solo deseo a mi Catalina. 

Notas finales:

Bueno... sé que algunos intuían que esto pasaría... que Benjamín era el padre de Renato y para quienes no tenían ni idea.... jajajajjaja LOS SORPRENDI!!!!! :P más explicaciones.... durante la próxima actualización... que espero sea el jueves :D siempre que no muera antes u.u

 

Adiosin!!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).